Guadalupe, negraza infartante... con marido inc.
Luego de mucho desearla, logro tener algo con mi compañera mas deseada, pero con la condición de que su esposo también participe de nuestra faena.
Cuando conocí a Guadalupe, sentí en el acto como un fuego correr por mis venas, tuve el placer de que me la presentaran en una fiesta de la empresa, ella trabajaba en la misma compañía pero en una sucursal en otra ciudad, ahora venía a vivir a la capital y por lo tanto había solicitado y conseguido un traslado a la central, es decir, donde yo trabajaba.
En ese momento, yo contaba 26 años, ella, como luego me dijeron, era una mujer de 32, casada y sin hijos, allí mismo supe, desde ese primer instante en que la vi, que removería cielo y tierra para tratar de estar con ella, de adueñarme de su cuerpo.
Iba yo recorriendo plácidamente el salón en que se desarrollaba la fiesta empresarial, con una copa en la mano e intercambiando saludos con los compañeros o conocidos que había allí, hasta que al llegar a uno de los rincones de aquel local ( era un boliche bailable que la empresa había alquilado ) la vi allí parada, también con una copa en su mano, un vestido largo y blanco que resaltaba todos los notables atributos de su cuerpo y que contrastaba notoriamente con el dulce y suave ébano de su delicada piel negra, estaba muy enfrascada en una charla con su esposo y con Juan Pablo, mi jefe de ese entonces.
Me acerqué sutilmente con la excusa de una pregunta laboral para mi jefe, a lo que el respondió presentándome a la pareja, allí saludé con un beso en la mano a la impactante Guadalupe y luego a su marido Jorge con un apretón de manos, el también era negro, aunque de un tono mucho más claro que su hermosa esposa, por lo que me contaron, eran uruguayos pero radicados desde hacía cinco años en Argentina, ella tenía una gracia de movimientos que lograba embobarme con total facilidad, ni que decir de la articulación de sus carnosos labios al pronunciar lenta y claramente cada palabra, era un deleite observarla enfundada en ese vestido blanco, súper ajustado, con sus movimientos felinos plenamente calculados, yo sentía que me estaba seduciendo directamente a mí durante esa charla, pero con el correr de la conversación comencé a creer que era su forma de ser, sensual y provocativa seductora por naturaleza.
Nos caímos tan bien que nuestra charla se extendió por un largo rato, su marido también me cayó bien, un tipo muy sociable y simpático que enseguida encontraba nuevos temas de conversación, así nos enteramos que Guadalupe y yo seríamos casi compañeros, ya que nuestras respectivas secciones de la empresa estaban casi pegadas, quedamos en vernos y continuar con la amena charla en otro momento, hasta ahí mi contacto directo de esa noche con ellos, luego seguí disfrutando la velada bailando y tomando con mis compañeras y compañeros laborales, pero en ningún momento pude sacarme de la cabeza la belleza de esa oscura piel, la turgencia embelesante y exultante de esos maravillosos y firmes pechos, el cuerpo tallado en una única y escultural pieza que denotaba una saludable delgadez pero no por ello ausente de carne en los lugares mas indicados, toda esta hermosura, rematada por un trasero divino, robusto y parado, una delicia que se me presentaba con unos movimientos de caderas muy femeninos y sensuales cuando ella se alejaba de nosotros en busca del toilette
Esa noche, cuando volví a mi casa, juro que soñé con ella, era para mí, la mujer más hermosa, provocativa y sexy que yo hubiera conocido, en mis sueños ella era mía sin explicaciones ni excusas, sólo se entregaba a mí sin restricciones y yo disfrutaba de ese cuerpazo saciando mi sed en esa embriagante piel negra, era un sueño perfecto, pero sueño al fin
El lunes, la jornada laboral transcurrió con total normalidad, salvo que nos cruzamos con Guadalupe un par de veces en el pasillo que dividía nuestros sectores y en una de esas ocasiones nos quedamos hablando cinco minutos pero sólo de temas relacionados con nuestras labores en la empresa, cada vez que nos cruzabamos nos sonreíamos pero era por pura cortesía, yo no podía suponer otra cosa, cada vez que la veía, mi corazón comenzaba a palpitar al doble de su velocidad normal, apenas habían pasado unos minutos de haberla visto, cuando me buscaba cualquier excusa para ir a su sector y verla unos segundos y aunque más no fuera, desde lejos.
De esta manera, transcurrieron casi dos meses de lo mismo, nos veíamos todos los días, pero solo de a ratitos, y en alguna de esas ocasiones nos quedábamos un rato charlando de nuestras cosas, sobre todo temas de trabajo, pero no me importaba, al menos podía estar con ella esos momentos y disfrutar observando su delicadeza, femineidad y belleza con detenimiento.
Recuerdo que un día jueves, faltando mas o menos una hora para dejar el trabajo, me crucé con ella en una de mis excursiones por la empresa, como siempre, estaba radiante, llevaba un trajecito sastre color caqui, muy entallado a su espléndido cuerpo, sus curvas se remarcaban en forma increíble, la línea de sus senos se abría paso notoriamente entre la abertura de su camisa, llevaba el cabello negro azabache suelto, por lo que le llegaba casi hasta su cola, para mí era inevitable tener una fuertísima erección al verla, no podía ser otra cosa que una terrible hembra increíble estando desnuda, y así es como la imaginaba cada vez que tenía la suerte de verla.
En esa oportunidad, traté de avanzar un poco con ella, hablando de temas mas personales, como le iba en su vida de casada, como me iba a mí, ibamos teniendo cada vez mas confianza, yo había comenzado a hacerle bromas con doble sentido y ese tipo de cosas, ella me sonreía, pero en un momento, me miró seriamente y me dijo;
´Querés que a la salida tomemos un café juntos? ´
Yo no cabía en mí de la alegría y sorpresa que su proposición me causó, por lo que no respondí inmediatamente, tartamudeé un poco por los nervios que me dio lo precipitado de la situación y luego le dije;
´ Seguro, nos encontramos en el pub de la otra cuadra y después vemos ´
Ella me miró con cara extrañada, pero se limitó a asentir y me respondió;
´ Ok, mas o menos 6 y 10 nos vemos ahí ´
Nos separamos y volvimos cada cual a nuestro sector, yo no podía esperar para verla a solas, me parecía increíble la oportunidad que se me presentaba, por la ansiedad que tenía, lo poco que restaba de la jornada laboral, se me hizo interminable, pero finalmente, llegaron las seis de la tarde, por lo que tomé mis cosas y salí disparado hacia la puerta, una vez en la calle, me dirigí directamente al pub donde habíamos acordado encontrarnos, esperé unos segundos en la puerta del lugar y decidí entrar, me senté en una mesa algo escondida, en el momento en que estaba acomodando mi abrigo, entró Guadalupe al local, me buscó con la mirada, yo le hice una seña y al verme comenzó a acercarse con un movimiento de caderas infartante y sonriéndome, allí sentado, mi verga se puso a full, no podía dar crédito a que esa tremenda negra hermosa estuviera allí conmigo.
Apartando delicadamente su cabello de la cara y poniéndolo detrás de una oreja, me sonrió una vez mas y tomó asiento enfrente mío, llamamos a una camarera y ambos pedimos un café doble con crema y un sandwich tostado que compartimos, antes de que yo pudiera articular palabra alguna, ella me espetó;
´ Mirá compañerito, el porque de esta cita es muy simple, yo sé y me doy cuenta ( no hace falta ser muy perspicaz para notarlo ) que estás loco de caliente por mí, no te voy a negar que eso me halaga y tampoco que me gustes bastante, pero vos sabés que soy una mujer felizmente casada y no es mi intención engañar a mi marido ..´
En ese momento se me cayó el alma al piso y se ve que mi cara transmitió el desencanto que sentí, empecé a maquinarme con que solo me había citado para dejar en claro que jamás habría posibilidad de nada entre nosotros, mas que una amistad o algo parecido, pero luego de una sutil pausa ella continuó;
´ Con Jorge somos una pareja muy abierta sexualmente, pero jamás nos ocultamos nada ni nos engañamos, si a el le atrae de forma inevitable alguna otra mujer, lo evaluamos y si da la situación tenemos una relación entre los tres, lo mismo si a mi me gusta mucho un tipo, lo hemos hecho no muchas veces pero sí en varias oportunidades, y por lo que veo y siento, si estás de acuerdo, esta podría ser otra de esas oportunidades ´
Ni siquiera me lo pensé demasiado, de imaginar que había perdido toda oportunidad con ella a esa proposición, era todo un mundo de diferencia, por lo que le dije que por mí estaba todo bien y que aceptaba la propuesta mientras no hubiera ningún tipo de contacto entre su marido y yo, ya que solo me gustan las mujeres, no podía desperdiciar la chance de tener ese cuerpazo infernal a mi merced y cogerla con todo aunque no fuera para mí solo, la tendría que compartir con su marido, pero bueno, eso también tenía su lado excitante, coger a esa morena entre dos me haría explotar la cabeza seguramente, de ninguna manera podía negarme, la deseaba demasiado.
Ella me dijo que iba a proponérselo a Jorge y que luego me avisaría a ver si se ponían de acuerdo o no.
El viernes me pareció eterno esperando su respuesta, pero finalmente pasó todo el día y no tuve ninguna novedad al respecto, el sábado también se me hizo súper lento hasta que a eso de las cinco de la tarde, sonó mi celular y era ella, Guadalupe, que con una sensual voz me invitaba a cenar esa noche en su casa con ella y su marido
A las nueve y media de la noche puntualmente, estaba en la puerta de su casa, tal como habíamos acordado, toqué el timbre, esperé unos segundos, tras los cuales se abrió la puerta y apareció Jorge, que me recibió con un apretón de manos y una sonrisa, pasamos a una gran sala de estar, decorada con muy buen gusto, Guadalupe estaba sentada en un sofá leyendo una revista, espléndida como siempre, se paró y me recibió dándome un tierno beso que casi rozó la comisura de mis labios, luego nos sentamos los tres y comenzamos a charlar, aunque yo estaba algo nervioso por lo que mi conversación no era muy fluída, ellos parecían no tener problemas con la situación que se había planteado entre nosotros tres, charlaban con naturalidad, Jorge llevaba un impecable traje azul, mientras que Guadalupe tenía puesta una falda cortita color natural que dejaba casi al descubierto sus poderosos muslos, su torso estaba cubierto por una blusa color beige que hacía resaltar la turgencia de su busto.
Transcurridos unos diez minutos de conversación durante los cuales estuvimos bebiendo un riquísimo aperitivo que preparaba artesanalmente el padre de Jorge, Guadalupe nos preguntó si deseábamos comer, le dijimos que eso estaría muy bien, por lo que fue hacia la cocina y al cabo de un instante apareció con una bandeja de pasta humeante que tenía a fuego lento, nos trasladamos de los sillones a la mesa principal, que se encontraba convenientemente preparada, y dimos inicio a una suculenta cena, regada con un muy buen vino, una vez hubimos terminado de comer, Guadalupe nos ofreció un café que aceptamos gustosos, cuando estabamos bebiendo el café, Jorge comenzó lentamente a masajear una de las fabulosas piernas de su esposa, en solo un instante, estaban fundidos en un beso apasionado, el recorría toda la silueta de ella con la palma de sus manos y Guada emitía ya pequeños gemidos de excitación
Ella comenzó a tratar de zafar la corbata de su marido, tras unos segundos de leve forcejeo lo logró y comenzó a abrir uno a uno los botones de la camisa, cuando hubo abierto completamente la camisa, desprendió el cinturón de Jorge y luego desprendió el botón y bajó los pantalones, el se incorporó y se sacó todo dejándolo tirado en otro sillón, se quedó en slip y se sentó nuevamente junto a la hermosa hembra que tenía por esposa, acto seguido, ella me hizo una seña con la mano para que me acercara, ya que yo estaba observando la escena como embobado.
Cuando llegué a su lado, me quedé de pie viendo como ellos se besaban y se tocaban en el sofá, entonces ella extendió su mano, desabrochó mi pantalón y lo dejó caer, mi boxer evidenciaba la excitación que me había producido la escena, me saqué la chomba que llevaba puesta, Guada comenzó a bajar mi calzoncillo, mi verga saltó afuera bamboleandose por el tirón con que ella retiró la prenda, entonces bajó también el slip de su marido y su instrumento quedó expuesto, no estaba mal equipado, pero uno piensa que todos los negros portan armas asesinas, en este caso tenía una verga considerable, pero solo un par de centímetros más grande que la mía
En ese momento Guadalupe se puso de pie y me pidió que desabrochara la cremallera trasera de su faldita, lo hice presuroso y comencé bajársela suavemente, saboreando como esa carne firme y antes apretada por la prenda iba saliendo y mostrando todo su esplendor, finalmente la bajé toda y pude comprobar unos glúteos hermosos, evidentemente trabajados, piernas finas y musculosas, pero no exageradamente, seguían una línea sutil que estaba en total armonía con ese cuerpazo firme y tantas veces deseado y soñado por mí.
Su bombachita blanca se perdía en la inmensidad de los carnosos cachetes de ese tremendo culo parado, sus curvas eran para perderse sin pausa y sin lógica, en seguida ella se quitó la blusa y sus tetas celestiales quedaron a la vista solo cubiertas por un soutien blanco como su tanga, procedí a desprendérselo por detrás y cuando finalmente lo retiré, los pesados y negros globos cayeron apenas, estaban bastante firmes pero tenían una pequeña caída natural, debida al peso de esas hermosas mamas, sus pezones eran grandes y negros con una inmensa areola que cubría gran parte de la cara frontal de esos bellísimos senos.
Ni bien desprendí su corpiño, la di vuelta y comencé a comerme sus tetazas, repasando con mi lengua una y otra vez las espectaculares areolas y esos increíbles pezones que me enloquecían, mientras yo hacía esto, Jorge tocaba las nalgas de su mujer y se pajeaba su negro miembro, dejé de besar sus tetas y me puse a besar su boca decididamente, poniendo en ese beso todo el deseo por ella que había tenido contenido durante todo aquel tiempo, ella pareció percibirlo, porque en cuanto nos separamos, me miró como extasiada y me dijo;
´ Uy bebé, que besoooo, me gusta mucho como besás, sos pura pasión .´
Yo le respondí;
´ Te deseo desde que nos conocimos y ahora no puedo creer tenerte a mi disposición, con este cuerpo increíble que tenés, y esos labios carnosos que me enajenaron desde el primer momento, quiero que entiendas hasta que punto llega mi deseo por vos ´
´ Me lo vas a tener que demostrar todo eso que decís, ja ja, vení papito ´
Allí tomó mi verga erecta por la base, le dio dos o tres pajeadas y en seguida abrió su hermosa boca y se la metió casi entera, creí explotar, la succión de esos jugosos y prominentes labios me hacía delirar, mientras me propinaba tan tremenda mamada y me pajeaba con una mano, con la mano libre masturbaba el pene paradísimo de su marido, el le apretaba una teta con ganas, a los pocos minutos nos hizo poner uno al lado del otro parados y ella sentada en el sofá iba alternando la chupada de una pija a la otra, en un momento, dejé que siga mamando a su marido y haciéndola parar, me puse detrás de ella, comencé a besar su espalda y a masajear sus duras tetas, me agaché y poniendo mi cara entre sus nalgas, empecé a darle lengua a su mojada vulva, el clítoris de esta preciosa negra era impresionante, lo refregué con ganas con mi lengua, a lo que ella, con la verga de Jorge en su boca, respondía con unos dulces chillidos de placer, finalmente, cumpliendo con mi máximo objetivo de todos esos meses, tomé mi verga y con suavidad la fuí clavando en su jugosa concha que me iba devorando poco a poco, ella sacó la otra pija de su boca y empezó a gemir muy fuerte, su marido la besaba y le chupaba las tetas mientras yo le daba con todo lo que tenía, el deseo contenido era mucho y se notaba por el frenesí que poníamos en esa tremenda cogida.
Unos cinco minutos después de darle por atrás, me senté en el sofá y la hice subirse encima de mi verga, se la clavó con facilidad y comenzó a pegarme una cogida de novela, la potencia y sensualidad de sus caderas actuaban como un exprimidor para mi pija, era delicioso sentir ese estupendo movimiento mientras le mordía y chupaba la lengua, los carnosos labios y sus fenomenales mamas con tremendos pezones hiper erectos y duros.
Cuando ella se montó sobre mí y empezó a cogerme como loca, Jorge se situó por detrás y se puso a comerle el culo a Guada, ella estaba extasiada, entonces su marido, tras humedecerle bien el ojete, puso la cabeza de su negro choto sobre el agujero del ano y comenzó a empujar con fuerza, ella endureció notoriamente los músculos de las piernas y de los brazos, la tensión de su cuerpo era total, por lo que dejó de galoparme concentrándose en recibir por atrás el miembro de su marido, cuando Jorge terminó de penetrarla y comenzó a bombear en su culo, tuvo que dejar de moverse ella sobre mí y comencé a tratar de acompasar algunos movimientos ascendentes de mi pelvis con las embestidas de Jorge por detrás, de esta manera le arrancamos sendos orgasmos, cada vez que acababa gritaba como desesperada, como si le hubiesen hecho daño, una hembra muy pasional y sin límites para demostrar cuando gozaba.
Tras un cuarto de hora de bombeo, Jorge le llenó las tripas de semen a su mujer, sacó su verga y continuó acabando sobre su culo y espalda, algo de su semen cayó sobre mis piernas, pero en ese momento no estaba para esos detalles, no me importó gran cosa, cuando ya no salía leche de su miembro, lo tomó por la base, lo repasó un par de veces por el culo de Guada, luego le dio unos golpecitos de pija sobre el precioso culito y se tiró a descansar en el sofá al lado mío, que todavía tenía a esa hembra impresionante encima y que ahora, liberada de la estaca de carne que antes se había clavado en su ojete, retomó su delicioso galope sobre mi pija, sus caderas bailaban sobre mi, alternaba movimientos circulares con un mete y saca delirante, arriba y abajo una y otra vez, en unos instantes más, no pude seguir conteniéndome y le dije que acababa, pretendiendo llenar su concha con mi guasca, pero ella se paró de repente y me dijo;
´ Aguantá, aguantá un poco y dámela toda en la boquita que me la trago toda, dale, dale ´
Se puso en cuclillas delante mío y limpiando mi verga de sus propios fluídos vaginales me mamó espectacularmente mordiendo mi glande y pasando su lengua a lo largo de todo el erecto falo, me dió un par de chupadas más, y sintiendo ya imposible cualquier contención, le expulsé unos cuantos chorros de leche sobre la cara, las tetas y dentro de su deliciosa boca, se metió la pija en la boca y continuó chupándola luego de haber acabado, yo me relajé y mientras me mamaba me deleité sopesando sus tetas y pellizcando sus pezones que a esa altura ya eran objeto de adoración para mí.
Me chupó un poco más y luego acariciándonos a Jorge y a mi, se echó entre nosotros a descansar, ya que había sido cogida con todo y por todos sus agujeros, aún con parte de mi leche en su boca, besó a Jorge, el, como si nada, la besó con pasión, a mi me dio un poco de asco, ya que yo ni loco la hubiera besado con leche de otro en la boca.
Luego de un poco de descanso, comencé a acariciar su enrojecida concha, repasando lentamente los labios con mis dedos, con el pulgar le masajeaba el duro y bien visible clítoris, por lo que ella se comenzó a excitar nuevamente, mi verga y la de Jorge también dieron muestras de sus renovadas ganas ya que se pusieron duras como palos, ella se hincó sobre nosotros y empezó una nueva y deliciosa mamada tan buena o mejor que las anteriores, cuando me chupaba, sus enormes labios brillaban sobre mi pija por su propia saliva, me excitaba sobremanera esa imagen en particular, verla con mi poronga en la boca era una alucinación para mí, ella continuó durante un largo rato su impecable trabajo sobre las dos barras de carne que tenía a su disposición, una vez más, luego de unos momentos, la dejé chupando el garrote de su marido y aprovechando la guasca con que Jorge la había llenado a manera de lubricante, le introduje la pija en el ano y empecé a bombearla con ganas y deseo, ya que hasta ese momento no había penetrado su retaguardia, me empeñé en cogerla con todas mis energías y con velocidad, ella gritaba y seguía mamando la pija de Jorge, tras unos minutos de intenso bombeo, le acabé adentro del orto y retirando mi pija de allí, se la puse en la cara obligándola a chupar la mezcla de mi leche con la de su esposo, apreté mi verga dentro de su boca, arrancándome las últimas gotitas de esperma que quedaban dentro de mí, limpió bien mi vara dejándola reluciente y allí se dedicó a seguir mamando la pija de Jorge que tras unos pocos minutos mas, lleno la boca de su mujer con su leche caliente, fue notoria su acabada, considerando que era su segundo polvo, la cantidad de leche que expulsó en esa boca fue impresionante .
Nos tiramos nuevamente los tres en el sofá, Guada intentó besarme pero la rechacé gentilmente ya que la leche de su marido todavía asomaba en la comisura de sus labios, después de descansar un poco, empezamos lentamente a vestirnos, hablamos un poco sobre como nos había resultado la experiencia, los tres coincidimos en calificarla de magnífica, quedamos en que trataríamos de repetirlo todos los sábados en que nos fuera posible, nos despedimos y me fui a casa contento y con el placer de haber cumplido un sueño que parecía imposible.
Durante la semana, creo que fue un martes, al cruzarme con Guada en una de las máquinas de café de la empresa, nos besamos apasionadamente sin mediar palabra, aprovechando la momentánea intimidad de ese lugar, nuestro beso se extendió en forma casi interminable, mordí sus carnosos labios y recorrí toda su boca con mi lengua, ella también movía su lengua con maestría dentro de mi boca haciéndome poner como loco, ella, notando mi erección, comenzó a manosear mi bulto sobre el pantalón, hasta que tuvimos que serenarnos porque en cualquier momento podía aparecer alguien allí.
Este tipo de situaciones se producían durante toda la semana sin llegar nunca a nada mas que unos besos y toqueteos, simplemente era una forma de prepararnos para nuestros encuentros semanales, era increíble poder besarla y tocarla toda en el trabajo como tantas veces lo había deseado, para luego llegar al viernes o sábado y compartirla con su marido cogiéndola, clavando y llenando sus agujeros con nuestras vergas de todas las maneras posibles.
Nuestro particular trío duró casi un año, durante el que, sin faltar un sólo fin de semana, sacié con creces todas las ganas y deseos que tenía para con el cuerpazo de esa negra monumental que había resultado una puta bárbara, una reina en la cama, realmente una hembra bárbara con todas las letras, que hacía y se dejaba hacer de todo, la única deuda personal que me quedó, a pesar de todo ese tiempo de cogidas de a tres y lujuria desbordante, fue poder cogérmela a solas, se lo propuse miles de veces mientras nos besábamos en la cocinita del trabajo, pero ella jamás acepto, solo me dejaba disfrutarla en compañía de su esposo, aunque todas y cada una de esas sesiones de sexo, fueron inolvidables y no tuvieron un solo segundo de desperdicio