GREEN EYES (relato 13)

Cueno sobre mi desliz aventurero,con uno de mis compañeros de Facultad.-

A mediados del primer cuatrimestre en la facultad, me enteré casi como al azar, que en Francia se habían puesto de moda unas lentes de contacto de distintos colores, que causaban furor entre las parisinas, porque les permitía cambiar el color de sus ojos, para que éstos entonaran con el cabello o la vestimenta.- Ni lerda ni perezosa, me puse en campaña para hacerme de unos pares de ojos de colores distintos al pardo miel de los míos; así fue que logré que una familia amiga, que viajaba a Europa, al regreso me trajera un juego de estos lentes de contacto y de colores.-

En la caja aséptica que los contenía, había varios pares de distintos tonos y así me hice de ojos celestes, azules, verdes esmeralda y botella, grises plomo y nubosos, pardos como los míos, color miel y hasta negros azabache; un juego completo que en verdad, me costaron unos cuantos terneros, casi 2 camiones jaula, lo que es decir lo mismo que: "Una verdadera fortuna"; pero bien dicen que los gustos hay que dárselos en vida y yo que tengo una vida muy licenciosa pero austera y para nada ostentosa, me doy alguno de cuando en cuando.-

Estas lentes eran absolutamente desconocidas en el país, pero en verdad, sus tonalidades eran también muy acentuadas, con lo que, el usar alguno de ellos, causaban en quienes me miraban a los ojos reacciones por demás extrañas y antojadizas.- Los mas despistados, se asombraban por la tonalidad tan marcada; otros, por los reflejos que emitían al contraste de las luces y los mas observadores, si bien se percataban que mis ojos no eran siempre del mismo color, jamás se imaginaban el verdadero motivo del cambio de tonos y colegían mil y una fantasías equivocadas.-

Había en esos tiempos, cursando conmigo "Introducción al Derecho", un muchachito muy bien plantado, pero también muy humilde, que así como era de humilde, era ejemplo para los estudiantes que solo concurren a la facultad, por imposición paterna; ya que este chico, que no había conocido a su padre, mantenía su familia compuesta por la madre y 3 hermanitos menores, trabajando en dos lugares distintos y cursando abogacía en el turno nocturno; se esforzaba sinceramente, de sol a sol y de lunes a domingo, para alimentar a sus hermanos y a su madre y sostener sus estudios.- Yo, sentía por él, verdadera admiración y me esforzaba en tratar de ayudarlo, cosa que él orgullosamente no admitía, mas allá de compartir alguna que otra velada de estudios.-

Por su parte a él, se lo notaba embelesado conmigo, supongo que por el color verde esmeralda de "mis ojos" (era ese el tono que mejor combinaba con mi estampa, por eso los usaba casi a diario y siempre que iba a la facultad), y de tanto compartir madrugadas de estudios, previas a los exámenes parciales o finales, se enamoró de mí, lo que me confesó una de esas noches en que nos desvelábamos estudiando.- Yo, que en esas épocas ya noviaba con Samuel, no me animaba a desairarlo, por eso una noche de un principio de mes cualquiera; cuando nos dirigíamos a casa en la camioneta, que por casualidad había traído del campo esa semana, para preparar un tema que debíamos exponer; durante el trayecto, insiste sobre sus sentimientos y casi me suplica que no lo rechace.- Luego de un largo rato de arrumacos en el vehículo, en alguna calle oscura de Buenos Aires y estando yo ya, en el punto límite de mi paroxismo (léase calentura máxima), enfilo hacia un "telo" del Once y allí nos internamos con la intención de disfrutar de nuestra mutua entrega.-

Luego de desnudarnos y ducharnos, (cada uno a su turno), continuamos con los arrumacos que me habían excitado tanto antes, hasta que llegó el momento en que le pedí que "no me hiciera desearlo mas"...,"que me haga suya"..., "que me tomara"..., "que me hiciera feliz"..., "que quería sentirlo"..., "que me penetrara"..., "que me diera su miel"..., "que me remonte al paraíso"..., "que me haga acariciar el cielo"... "que sea MI HOMBRE" (y no sé cuantas otras pavadas mas...).-

Y diciéndole todo esto, arrodillados sobre la cama, me fui recostando, atrayéndolo hacia mí con mi mano en su nuca y besándolo todavía...; cuando estoy completamente tendida sobre las sábanas y alzando mis piernas abiertas, para permitirle acomodar su cuerpo entre ellas, sobre el mío; siento que profesa en un grito: "¡¡¡ANAAaa...!!!...,¡¡¡tus ojosss...!!!.-

YO: "¿Que, mi amor...?, ¿que les pasa...?..., están empañados por la emoción, mi vida...".-

ÉL: "No, no están empañados..., bueno, si, ¡¡¡pero son de distinto color...!!!"

Me deshago de él, salto de la cama, corro hacia el espejo mas cercano y alarmada veo que mi ojo derecho era verde esmeralda y mi ojo izquierdo era marrón..., había perdido un ojo de vidrio, vaya a saber donde, vaya a saber cuando...-

Revolví toda la habitación..., todo el baño...; todas nuestras ropas..., toda la cama..., revolví todo, Néstor me secundaba aunque no sabía bien que tenía que encontrar, pero el ojo de vidrio verde esmeralda..., nunca apareció.- El timbre que anunciaba que el "turno" había concluido, nos sorprendió en medio de tan ardua búsqueda y nos tuvimos que ir, abandonando la habitación donde mi ojo perdido, frustró el apasionado momento.-

Ya en la camioneta, rumbo a su casa, recorrimos un buen tramo envueltos en silencio sepulcral, yo sabía que Néstor, había hecho un esfuerzo supremo en lo económico, para costear el gasto de esa noche, sin obtener lo que ansiaba..., sentía culpa, mas no era dable ofrecerle el resarcimiento que sabía que jamás aceptaría por su orgullo de hombre..., él, seguramente estaría elucubrando sobre como compensaría el gasto que había hecho, para no menguar la manutención de su familia, se lo veía serio, concentrado en sus pensamientos; no obstante, en un momento, nuestras miradas se cruzaron, las sostuvimos por unos instantes, tras los cuales rompimos al unísono, en una estruendosa carcajada.-

Acto seguido, detengo la marcha al amparo de un árbol corpulento, saco de mi ojo derecho el ojo de vidrio que aún conservaba, se lo muestro primero y lo arrojo a la calle luego, mientras Néstor me dice: "Tus ojos verdaderos son hermosos, tu mirada brillante y cristalina, hace que me enamore mas y mejor de vos" tras lo cual, sella mis labios con un beso ardiente, apasionado, que acepto y devuelvo sin remilgos; lo incito para que desnude su miembro y al hacerlo, lo tomo con mi mano y mientras me coloco sobre el cuerpo de Néstor lo voy guiando hacia mí, hacia mi sexo..., descorro el velo de encaje que lo protegía... y al sentirlo rozar mi vulva, hago que penetre en mí, lentamente, despaciosamente... y siento que por fin, estoy en el paraíso tan ansiado.-

Mientras yo gozo y Néstor delira, los vidrios de la camioneta se humedecen y se nublan..., los que pasan por la vereda, podrán imaginar, pero no ver, lo que dentro de esa habitáculo con los vidrios empañados ocurre...- Y dentro de esa cabina, yo, sintiendo al hombre que me ama dentro mío, dándome el placer tan esperado, me hamaco sobre su vientre y sobre su miembro buscando la satisfacción que por mi ojo de vidrio perdido, no tuve antes.- Al alcanzarla, no abandono mi obra, pues aún no me siento satisfecha..., me tomo ahora con mis manos del respaldar del asiento y continúo meciendo mi cuerpo sobre el de Néstor, siento su pene ir y venir dentro de mi vulva..., siento que la recorre toda, sin dejar de rozar nada en mi interior..., alzo ahora mi sueter con ambas manos, y le ofrezco a la boca del hombre mis pezones y mis senos y cuando se apropia de ellos, me derramo...-

Lo abrazo ahora por su cuello..., lo beso en los labios... y me hamaco sobre su pene con mas urgencia..., lo siento derramarse en mí y alzo mis manos, las que empujan el techo de la camioneta como pretendiendo salir a través de él, para tocar el cielo.-

Néstor ahora, me muerde los pezones, en su apasionamiento, me lastima, pero yo gozo de ese sufrimiento y sigo balanceándome sobre el pene del hombre, que pronto vuelve a su rigidez inicial y continúa transmitiéndome el placer que ahora con mis ayes, anuncio que recibo.- Seguimos cojiendo, seguimos sintiendo, seguimos gozándonos..., sigo sintiendo que los dientes del hombre muerden mis pezones, sigo sintiendo dolor por ello, paro me place, me place mucho, tanto, que comienzo a gemir, cada vez con mas ganas, cada vez con mas fuerza, hasta que arribando a mi nuevo orgasmo, siento otra vez al hombre derramarse dentro mío... y en ese momento, tensionando todo mi cuerpo..., DELIRO Y GRITO, anunciándole al mundo que otra vez, el hombre me hizo conocer al Paraíso.-

Como es mi estilo, desprendida del falo, acudo urgente a limpiarlo con mis labios y mientras lo hago, siento la mano de Néstor, jugar con mi concha, lo obligo a introducir en ella sus dedos y a explorar el interior... y cuando lo hace, me derramo nuevamente y con urgencia absorbo su pene con la intención de arrancarle el alma por el uréter, llenándome así con ella y con su esperma la boca, los que poco a poco voy degustando e ingiriendo; mientras, sigo con mis labios prendida de ese pene limpiándolo, en tanto los dedos del hombre se enriendan en mi cabello, obligándome a seguir sorbiendo hasta que otra vez, sus jugos me llenan la boca y escapan un poco por mis comisuras...; mientras ingiero nuevamente el semen, ayudada con mi mano, recorro mi cara toda con el falo, depositando sobre mi rostro los pocos jugos que aún asomaban...; entonces Néstor, toma mi rostro con sus manos, me besa primero y luego lo recorre con su lengua, limpiando los vestigios de sus jugos que sobre mi cara encuentra, para luego fundirnos en un beso y horadarnos mas tarde, las bocas con las lenguas..., para luego volver a empezar.-

Y volvimos a empezar...-

Néstor seguía sentado con su vientre desnudo, yo arrodillada sobre el asiento, descansaba mi cola sobre sus piernas..., nos besábamos con pasión, nos comíamos los labios..., las lenguas, no estábamos unidos, pero nuestros sexos se rozaban... y se enardecían.-

De pronto, sentimos que la camioneta se balancea y que dos manos y una cara se apoyan sobre el vidrio empañado, mientras escuchamos que en la calle, varias voces proferían gritos como para llamar la atención de alguien, mientras que otra voz dice, también a los gritos: "¡¡¡ LARGUEN QUE LOS VIEROOOONNN...!!!".- Era un grupo de muchachones que "andaban de ronda", teniendo por diversión molestar a los demás.-

Sinceramente nos asustamos, al menos yo sí... y rápidamente, me ubico frente al volante sin recomponer mis ropas, enciendo el motor y arranco con toda la premura que puedo, dado el momento que vivía.-

Al rato, me detengo frente a la puerta de mi departamento y le digo a Néstor: "Vení, en casa nadie nos va a molestar".-

Mientras el ascensor nos elevaba hasta el sexto piso, nos besábamos y Néstor, busca con sus manos mi cola y mientras me aprieta desde allí contra él, baja mi braga de encaje desnudándome el trasero y me lo apretuja con sus manos.- Caminar por el pasillo, con mi bombacha caída a media pierna, no fue fácil, pero el momento fue disimulado, ya que en el trayecto, nos abrazábamos y besábamos mutuamente, a veces de frente, yo retrocediendo, a veces a la par deteniéndonos a cada paso..., así caminamos los escasos 6 metros que separan las puertas del ascensor y la de mi departamento.-

Una vez dentro, no titubeé en operar con mis piernas para que la braga cayera a mis pies y me liberara de su atadura, mientras Néstor se libera de su campera.- Enseguida, sin dejar de besarlo, le quité como pude el pullover y le arranqué mas que desprendí su camisa, mientras él, buscaba por debajo de mi minifalda asirse a mis nalgas con sus manos, para llevarme retrocediendo hasta el dormitorio y depositarme sobre la cama y una vez allí, como puede y con urgencia, desprenderse de su pantalón, y abalanzarse sobre mi cuerpo...-

Seguimos besándonos..., comiéndonos las lenguas…; el cuerpo de Néstor presionando el mío contra las sábanas... y con nuestros sexos rozándose.- Él, moviendo sus caderas, hace que su miembro recorra los labios de mi vulva y cuando yo sin palabras le digo al separar mis piernas, que ya estoy dispuesta a recibirlo, con una suave finta de cintura, se alza y me penetra.-

Me conmovió... y lo expresé en un suspiro que terminando en un “AAAhhh...” prolongado, me lleva a retorcerme bajo su cuerpo y a empujar mi vientre contra el suyo, para sentirme así, mas profundamente entregada, al hombre que esa noche era mi dueño.-

Y mi dueño, con delicadeza, me hace sentir su pene incursionando sin impedimentos en el interior de mi cuerpo, enardeciéndome el sexo, trastornándome los sentidos y arrancándome sin pedir permisos el primer orgasmo, al que festeja, inundando mi concha con su semen.-

Pasado ese momento, estamos ahora recostados uno al lado del otro; él de espaldas y yo boca abajo, sostenida mi cabeza sobre la mano que se eleva desde el codo apoyado sobre la almohada.- Charlamos de cosas triviales y de todo lo ocurrido esa noche en otros ámbitos..., volvimos a reírnos por mis ojos bicolores y en un momento, deposito sobre sus labios un beso y le digo: "Vení, te estoy esperando"; en tanto que acuesto mi cuerpo todo sobre las sábanas...-

Mientras él comienza a moverse para ubicarse sobre mí, yo voy separando mis piernas y elevando mis caderas, levantando mi vientre del plano de la cama apenas 5 ó 6 centímetros y en esa posición lo espero...; con mi cabeza volteada hacia un lado veo que sus brazos sostienen su cuerpo elevado sobre el mío y que sus rodillas, que están entre mis piernas, flexionan su cuerpo para acercar su sexo al mío.-

Volteando mis brazos hacia atrás desde mis codos, me tomo de los suyos que están casi rozando mis senos y con un leve movimiento de caderas hago confluir su sexo con el mío, el que al sentirse rozado por los labios de mi vulva, los orada alojando su capullo en mi vagina..., le pido mas y es ahora el tronco de su miembro quien me invade..., vuelvo a pedir y siento que sigue invadiéndome hasta que su vientre tropieza con mis nalgas...-

El sexo de ese hombre es todo mío y es la suavidad de sus movimientos, la ternura con que me está sometiendo, lo que me enardece y me obliga a exigirle movimientos...- No importa si lo que me dá, es mucho o poco, porque sé que lo que me dá, es todo mío y es todo lo que tiene... y en la ternura de sus suaves movimientos, siento que ese todo, recorre mi interior y me conmueve.-

El miembro del hombre no se llega hasta mi útero, pero con su estilo suave al recorrer mi sexo, me enardece y hace ahora que mis manos tensionadas se aferren a las sábanas y que desde lo mas profundo de mi garganta comience a aflorar un “AAAAHHHHhhhhh” continuo..., prolongado..., hasta que la emoción del momento, abre el grifo que permite el derrame de los jugos de mi orgasmo.-

Sigo estando sometida por el hombre, mis piernas cansadas, dejaron que mi cuerpo se apoyara sobre el plano de la cama, siento que su pene sigue recorriendo mi sexo enardecido, lo siento rozar mis paredes interiores y me acoplo al ritmo suave de ese pene, trabajándolo suave con los músculos de mi sexo, oprimiéndolo y soltándolo... y en cada movimiento, gozándolo...; me está llevando con su estilo a alcanzar un nuevo orgasmo y al presentir él que ya me derramaba, se posesiona ahora de mí con mas urgencia y al cabo de tres suaves bombazos, con uno brusco y mas profundo, se derrama y me derrama, haciendo que vuelva a brotar de mi garganta ese grito agudo y prolongado que anuncia que el hombre que es mi dueño, el placer me ha regalado.-

Néstor esa noche era "mi dueño", era él quien esa noche me colmaba, era él quien me tomaba, era él con quien en mi cama disfrutaba, era él quien enamorado me elevaba al limbo, al gozar supremo que copulándome con tal ternura me regalaba.- Sabía que con mi entrega alimentaba el fuego de su amor, pero por mi parte, yo no lo amaba, solo lo admiraba por lo que con su ejemplo y esfuerzo demostraba.- No lo amaba, pero esa noche lo deseaba y al sentirme tomada así, con amor, con ternura, como esa noche él me tomaba, decidí que mi entrega debería ser completa, para honrar el amor que ese hombre me expresaba.-

Por eso, después del último acto de nuestro acoplamiento, no admití que de mí se desprendiera, sino que le pedí que siguiera dentro mío, me gustaba sentirme introducida por el hombre que me amaba y quería que el hombre por siempre recordara que esa noche, la hembra que él amaba, le había concretado, con su entrega, sus propias fantasías mas deseadas.-

Néstor obediente, sigue con su pene adormecido, alojado en mi vagina.- Con una mano se sostiene y con la otra me acaricia, recorre el contorno de mi cara, mi cuello, mi espalda..., ve que me adormezco y se llega con su mano hasta mis nalgas.- Me acaricia ahora la cola..., con su dedo mayor se acerca al extremo de mi vulva y roza mis carnes, allí donde su miembro está alojado, me revuelvo bajo él y lo retira, pero yo lo busco con mi mano y lo guío para que su dedo recorra el camino hasta mi ano y cuando llega, con un leve movimiento de mis nalgas, lo incito para que ese dedo lo perturbe.-

Néstor, esta vez con timidez, mientras que su pene comienza a despertarse, muy suavemente con su dedo oprime mi ano, yo con un refunfuño placentero, le demuestro que estoy dispuesta a entregarlo; entonces me pregunta: "¿Sí?" a lo que respondo: " Si mi amor..., te lo has ganado...", entonces retira el pene ya excitado de mi vulva y agachándose, me besa el ano con pasión de enamorado.- Entonces, torciendo yo mis pies bien hacia adentro y elevando nuevamente mi vientre sobre el plano, lo dilato para que de una vez por todas, lo tome ese hombre enamorado...-

Y así luego de besarlo, Néstor se dispone a penetrarlo.- Apoya su pene a las puertas de mi ano y lo presiona, yo me oprimo cerrándolo y le indico con mi mano que busque en la mesa de luz que tenemos a un lado.-

Néstor busca en el cajón y extrae un pote, moja su dedo en la crema y unta el orificio de mi ano, luego hace lo mismo con el miembro que yo estoy esperando y al cabo de un instante vuelve en mi cola a apoyarlo.-

Siento que el calor me invade, pues Néstor ha tomado el pote equivocado.- Siento su pene enardecerse y siento que su calor me quema el ano.-

Elevo mi vientre sobre el plano de la cama y abriendo mis nalgas con mis manos, le digo: "Vení mi amor, que el calor de la crema me está matando".... "Cojeme por favor, rompelo si querés, pero no me hagas ya desearlo...".--

Entonces Néstor, con su pene exacervado, lo apoya con mas fuerza a las puertas de mi ano, mas, presiona con temor de lastimarlo, entonces le suplico: "Néstor, por favor..., por favor..., lo estoy deseando..., cojeme por favor..., eres mi amo...-“

Entonces poco a poco, lo siento penetrando, no me es necesario pellizcarlo para que se afloje, pues por su tamaño, sé que puedo soportarlo... y lo siento entrar en mí y siento que su ardor me está colmando... y así al sentir que está alojado, muevo mis caderas para incitarlo, entonces Néstor empieza su vaivén enamorado; se menea lento y suave, recorre mi esfínter con su pene y yo siento que mi vientre se contrae como queriendo expulsarlo; le pido: "Esperá mi amor, quedate quieto, es un minuto nomás, necesito acostumbrarme a soportarlo.-"

Y Néstor obediente espera, mientras el calor de la crema maldita, me excita nuevamente el ano y ahora que las ganas de defecar me abandonaron, vuelvo a mover mis caderas incitando...; lo siento ir y venir..., me está gustando, entonces retuerzo las sábanas con mis manos y en el goce extremo que me regala el hombre con su pene, me aferro con mis dientes de la almohada y con una exclamación ahogada..., acabo.-

Siento todavía el calor de la crema en todo mi ano, siento el pene del hombre recorrer mi esfínter y siento que aún mis ansias no han calmado, por eso le pido: "Dame mas Néstor, dámelo todo, cojeme con furia, con pasión..., rompelo mi amor..., hazme gozar como a una perra.- Soy tu puta mi amor..., la mas puta de todas tus hembras...- Cojeme mi vida, hazme sentir tu pija, haceme gozar, haceme sufrir, haceme morir en esta cama, matame de amor..., que soy tu hembra.-" Entonces el hombre se derrama y al sentirlo llegar, yo doy un grito y me dejo arrastrar en otro orgasmo.-

No saciada mi hambre de mas pija, le pido: "Dejala, por favor, no me la saques, dejá que vuelva a levantarse y cojeme mas mi amor, que sigo aún teniendo ganas.-"

Néstor obediente, sigue penetrando mi ano, se mueve al compás de mis urgencias, me toma del cabello y mientras coge, lo tironea como si fueran las riendas con las que guía a la yegua que ha montado; lo dejo hacer, porque de pasión el alma me ha exultado, siento el dolor del cabello tironeado y porque duele, retuerzo las sábanas con mis manos, muerdo la almohada con mis dientes y mientras el hombre con su semen llena mi ano, acabo...; acabo como acaba la puta que he sido, entregada al hombre que con tanta pasión me ha cogido.-


Con el correr de los días, Néstor seguía insistiendo con sus sentimientos yo no lo rechazaba, pero tampoco lo aceptaba, no obstante, seguíamos teniendo sexo del muy bueno; porque a una mujer, en verdad no le interesa el tamaño del pene del hombre al que se entrega, solo le interesa la buena forma en que el hombre usa lo que tiene y Néstor lo suyo, sabía usarlo muy bien.-

Demás está decir, que nunca mas volvió a equivocarse de frasco, aunque algunas veces lo usábamos exprofeso y eran esos días, cuando teníamos encamadas delirantes; a mí me gustaba mucho la forma en que Néstor me cogía, me encantaba su suavidad, me enternecía el cariño que demostraba tenerme cada vez que me tomaba, siempre le di la cola, era él, el segundo hombre al que se la entregaba y en verdad sus formas de tomarla, eran distintas a las formas en que lo hacía mi otro amante; yo por mi parte, disfrutaba por igual, comparativamente, de la suavidad Néstor, respecto del salvajismo y la urgencia del otro.- Mi otro amante, llegaba con su pene casi hasta mi yeyuno, mientras que a Néstor, no lo sentí nunca ni siquiera llenarme el esfínter, pero con los dos disfrutaba por igual, cada vez que les entregaba la cola.-

Por eso afirmo, para romper con los mitos equivocados: A las mujeres (al menos a la mayoría de nosotras), no nos gustan los penes inmensos, nos gusta sí, que el hombre, lo mucho o poco que tenga, sepa usarlo adecuadamente.- Mas allá de eso, a veces podemos sentirnos tentadas a dejarnos tomar por un hombre "exageradamente armado", pero mas allá de esa tentación pasajera, en general, les escapamos y ello es así porque la mujer se entrega para disfrutar, para gozar, para sentir placer, no para sufrir con la copulación.-

En mi caso, algunas veces me deje tentar por un pene grande, pero siempre que pude, cuando no existían imponderables que me arrastraran a esa tentación, siempre huí de los "pijudos".- Así que hombres de penes pequeños: A RECUPERAR LA CONFIANZA EN VOSOTROS MISMOS, QUE SOIS LOS PREFERIDOS DE NOSOTRAS, LAS MUJERES LIBERADAS.-