Grata sorpresa (5)
Llegó el momento, me coloqué boca arriba sobre el colchón, las almohadas debajo de mi cadera elevando mi culito...
Mientras desayunaba pronto en la cafetería del hotel y mi prima Covi seguía durmiendo en la misma cama donde esa misma noche le había follado la boca, el coño y el culito pensaba que aunque siempre había deseado follarla nunca se me había ocurrido que tal cosa llegaría a suceder. Cuándo regresé a la habitación ya se estaba duchando pero preferí dejarla tranquila ya que ella se tenía que ir y yo necesitaba "descansar" ya que esperaba otra noche "dura".
" Escucha Nacho", me dijo cuando salió del baño, "lo que ha pasado esta noche debería de quedar entre nosotros, no sé si me entiendes? Creo que ambos lo deseábamos hace tiempo pero nunca nos decidimos. Por mi parte lo he pasado muy bien y te agradezco que hallas hecho realidad 2 de mis fantasías, follar con chicas transexuales y probar tu polla"
"Mi polla está encantada de follar en familia Covi y espero que quizás alguna vez podamos repetir" - se acercó me dió un beso en la mejilla y me dijo al oído "follas muy bien, así que seguro que repetiremos"
Se vistió, recogió sus cosas, nos despedimos y emprendió viaje de regreso hacia Asturias. Yo me quedé en la cama medio dormido medio pendiente del móvil ya que todavía me quedaba otra noche en Madrid y había otra grata sorpresa pendiente aún.
Bip, bip, bip... mensaje en el móvil: -en cinco minutos te espero en la recepción de tu hotel si es que puedes levantarte y acompañarme a comer... -
Me levanté como un resorte y me vestí en tiempo récord. El mensaje de Karla (hasta ahora nadie se había dado cuenta de que no había desvelado el nombre de la diosa rubia???) activó todo mi cuerpo y en menos de tres minutos ya estaba abajo observando como caminaba por la calle hacia mí esa mujer que escondía tantas gratas sorpresas.
Comimos cerca del hotel conversando acerca de lo sucedido esa noche, haciendo que la temperatura entre nosotros fuese subiendo, sobre todo a mi que casi no podía dejar de mirar sus redondas y deliciosas tetas.
Terminada la comida comenzamos a caminar por la calle aparentemente sin rumbo hasta que pocos minutos después Karla me cogió de la mano por sorpresa y tiró de mi hacia el interior de un local comercial. Hasta que no estuve dentro no sabía dónde entraba... Un sexshop. De inmediato me sentí excitado a la vez que un poco cohibido. En cambio Karla parecía estar como en su casa. Recorrimos todos los pasillos observando los miles de artículos y sin parar de comentar los usos de todos ellos. Yo ya tenía la polla como una piedra entre tanto comentario y los continuos roces con Karla, con sus tetas y con su culito, y ella lo sabía y continuaba provocándome. Casi al final del recorrido estaba la sección de consoladores, pollas de plástico y otros artículos, incluidos los dilatadores anales. Karla empezó a coger uno, luego otro, luego otro... parecía que eran los artículos que más le interesaban de toda la tienda y por eso le pregunté "realmente necesitas uno de esos?" A lo que me contestó con una voz mezcla de suave y dulce a la vez "no mi amor, tu ya sabes que mi culito es muy tragón, pero hoy yo quiero que también lo sea el tuyo" dijo mientras me agarraba un cachete de mi culito con mucha fuerza.
Cierto es que alguna vez, mientras follaba con una mujer, está me había introducido un dedo por el ano y la verdad es que me había gustado y excitado. También había tenido sexo con parejas HM donde mientras me follaba el culito del hombre la mujer también jugaba con mi agujerito o había mamado la polla de él mismo entras ella me la chupaba a mi, pero nunca me había planteado dentro de mi bisexualidad ser pasivo y recibir una polla en mi culito... hasta ese mismo momento donde ya no sabía cómo ponerme para que no se notara lo durísima que tenía la polla y la mancha de humedad correspondiente en el pantalón.
Así fue como casi no fui consciente del tiempo que pasó entre pagar el artículo escogido por Karla y estar con el culito en pompa y la cabeza sobre una almohada en la cama de mi habitación mientras Karla ponía lubricante en el agujerito y comenzaba un sabio movimiento con los dedos para comenzar el "juego".
"Tienes que estar relajado. Con el dilatador te voy a preparar para el momento de más placer en tu vida"
Mientras me hablaba, por el espejo de las puertas del armario contemplaba a esa diosa rubia, con unas tetas perfectas y una grata sorpresa entre las piernas que de nuevo volvía a sorprenderme y hacía que mi polla ya llevase dura más de dos horas y sin parar de gotear.
Poco a poco un dedo dejó paso a dos y después al dilatador. Me dejé hacer, sin oponer resistencia y poco a poco las molestias se fueron convirtiendo en calambres de placer que recorrían todo mi cuerpo. Cuando lo apretaba lo sentía empujar en todas direcciones, pero cuando salía al instante lo echaba de menos.
Tras un tiempo con este juego, el dilatador entró por completo y quedó encajado. Karla me rodeó, se puso de rodillas frente a mí y me dijo "comete mi polla campeón, ponla dura y buen lubricada para que pueda desvirgarte el culito" y mientras obedecía y chupaba cada vez estaba más seguro de que este día iba a ser un antes y un después en mi sexualidad.
Llegó el momento, me coloqué boca arriba sobre el colchón, las almohadas debajo de mi cadera elevando mi culito y Karla, con sus hermosas tetas y su polla entre mis piernas, sacó lentamente el dilatador y muy lentamente ocupó su lugar con la polla. Sentí algo de dolor, no voy a negarlo, pero también muchísimo placer que lo compensaba con creces. La primera vez en mi vida que tenía una polla en el culito y antes de que comenzara a moverse ya me había corrido soltando dos chorros de leche que me llegaron hasta el cuello. Karla empezó a moverse poco a poco, aumentando el ritmo lentamente y yo seguía con ganas de correrme otra vez aunque mi polla ya no estuviera dura. Verla moverse, verla poseerme, verla mirarme con deseo y sentir tanto calor en mi interior y tanto placer estaban derrumbando los pocos límites que hasta ese día me quedaban en lo relacionado con el sexo.
Una vez que ya estaba seguro de querer más, me puse a 4 patas de frente al espejo para, a parte de sentirla, ver a la diosa rubia moverse mientras me estaba follando, poder ver cómo se le movían las tetas cada vez que su cadera chocaba con mi culito y la hacía retroceder para volver a empujar. Las penetraciones ya eran todo lo profundas que la polla de Karla podía y sin querer, ya me había vuelto a correr soltando la leche sobre las sábanas. Aún hoy, no sé cuánto tiempo estuvimos así, pero aunque hubiesen sido 10 horas a mí me siguen pareciendo a día de hoy 10 minutos pero de un placer realmente intenso, muy difícil de explicar.
Fui notando como el ritmo y la respiración de Karla se iban acelerando a la vez que el grosor de su polla aumentaba, hasta que la sentí salir rápido y comenzó a llover calientes gotas de semen por toda mi espalda y mi culito a la vez que con apenas tocarme mi polla, dura de nuevo, solté otro chorro más de semen sobre las sábanas.
Esa imagen que yo vi reflejada en el espejo, de una mujer rubia con buenas tetas salpicándome de leche caliente no creo que la olvide jamás como tampoco olvidaré lo que me dolió todo el cuerpo, incluido el culito durante el viaje de vuelta en avión al día siguiente.
Ya sólo queda por contar la última grata sorpresa, pronto...