Granja de perversión 6

Sonia está rara. El placer de ser exclavizada está haciendo mella en ella y el desprecio hacia su marido nace. Las aberraciones cada vez son más notables.

Después del desafortunado día en la macro orgia, Sonia me sorprendió. Me quedé perplejo al verla disfrutar, participar y animar a hacer cosas que a mi jamás me había dejado.

Volvimos a casa de Emilio y no nos hablamos. Al día siguiente cuando Emilio entró dijo:

_ Buenos días parejita. Ayer tu mujer se portó como lo puta que es. Pues hoy tenemos una nueva sorpresita.

_ Lo que tú quieras mi amo, dijo Sonia.

Me quedé impresionado, estupefacto.

Emilio nos desató y nos llevó al salón. Por la ventana pude ver como un coche de lujo estaba aparcado en la puerta.

Se abrió la puerta del salón y entró un hombre de noventa y muchos años. Bajito, delgado, arrugado, calvo. Junto a él entraron dos hombres enormes vestidos de traje. Debían ser sus guardaespaldas y una mujer de unos cuarenta años, muy atractiva que debía ser su secretaria.

La secretaria desnudó al viejo y le sentó. Estaba arrugado, decrépito.

_ Sonia haz disfrutar a este señor, dijo Emilio.

Sonia que estaba desnuda se acercó al viejo mientras decía: Lo que tu quieras mi amo.

Se puso delante del viejo a escasos centímetros, acercó su pecho a la boca del viejo. Este abrió su boca y se metió el pezón dentro. Succionaba desesperado.

_ Así mi amo, chúpame, lámeme, decía Sonia.

_ Pero cariño… dije.

_ Tu calla, mierda. Pajéate si quieres y déjame disfrutar.

El viejo dejo de lamer los pezones de Sonia. Estaban baboseados. Cogió el trasero y comenzó a magrearlo.

_ ¿Te gusta mi amo?

_ Delicioso putita. Déjame comerte el coño y la boca y tus pies.

Sonia se agachó y sacó la lengua que entró directa en la boca de aquel viejo arrugado mientras le metía los dedos por el coño.

Se oía la saliva y el chupchup de las dos bocas juntas.  El hombre sacó los dedos de dentro del coño y se los enseñó a su secretaria que se los lamió diciendo:

_ Está mojadisima, señor

Sonia acercó su pie a la boca del viejo sentado y este se lo lamió con desesperación. Luego acercó su coño a la boca y se lo chupó.

El viejo tenía la polla flácida. Sonia se agachó y pasó su lengua por el pecho arrugado del hombre y descendió hasta sus huevos. Se los metió en la boca y succionó. Luego subió y se metió en la boca su pene. Se puso duro aunque no tieso en su boca.

Después de un rato, mi mujer se sentó encima mientras se colocaba el pene en su vagina.

_ Agggg que gusto, decía mientras se la metía.

El viejo tenía una cara de placer enorme y abrió la boca. Sonia se lanzó a por su lenga con la suya y se besó. Mientras lo cabalgaba el viejo tenía espasmos, las manos se le movían solas.

Yo pensé que le daba algo. De pronto el hombre se aceleró y se corrió dentro de ella. Mientras perdía dureza la polla del viejo, Sonia continuaba follándoselo.

_ Mmmm qué rico. Mi amo.

Sonia se separó mientras se tocaba con su mano el coño.

_ Pero Sonia… dije. Estaba alucinado

_ Cállate de una puta vez y déjame. O quieres follarme?

_ No Sonia, dijo Emilio. Vamos a dar la propina a estos chicos dijo mientras señalaba a los guardaespaldas. Uno era moreno de metro ochenta y fuerte y el otro era un negro calvo de dos metros de altura por casi dos de ancho.

_ Siiiiii quiero pollassss

El negro se desabrochó los pantalones y se bajó los calzoncillos. Tenía una polla gigante y gruesa. Estaba durísima. Se acercó a Sonia, la puso encima de una mesa sentada y le atrapó el coño entre su mano. Le metió dos dedos enormes y gruesos. Tenía la mano colocada a modo de ganzúa para arriba para darle placer en el punto que tienen las mujeres en la pared superior y mientras la palma rozaba el clítoris. En un movimiento duro y constante comenzó a masturbar a Sonia que gemía como loca.

_ Mássss así, mi amo, fóllame con todo y que el mierda de mi marido mire. Gritó Sonia.

EL ruido de los fluidos de Sonia se podía oír a distancia. Mientras se agitaba porque le venía un orgasmo comenzó a salir líquido despedido de entre las manos del negro.

Este acercó su boca y beso con su lengua dentro a Sonia que le atrapaba con las piernas por detrás.

Emilio que estaba muy excitado desenfundó su pene y se acercó a mí. Me puso de rodillas y sin nada de lubricante me la metió hasta el fondo. Me notaba completamente lleno, no me podía mover. La secretaria se acercó a mi y me puso su pie desnudo cerca de mi cara.

_ Límpiame el pie cabrón. Hoy hace calor y me ha sudado mucho.

Saqué la lengua y mientras Emilio me follaba comencé a limpiar con mi lengua el pie de la mujer. Olía un poco a sudor pero no era muy fuerte. Mientras Emilio me sujetaba de la cintura.

Me ardía el ano pero sentía placer y se me empalmó la polla.

El otro guardaespaldas se desnudó. Se masturbaba viendo como su compañero masturbaba a Sonia. Con la mano empapada y víctima del morbo, cerró el puño y le metió dentro del coño su puño enorme. Sonia se agarró fuerte a su cuello mientras gritaba. Entró el puño hasta la muñeca. A mi mujer se le nubló la vista y comenzó a agitarse y tener espasmos. Temblaba de placer. Apretó sus dedos contra el cuello del negro enorme y gritó.

_ Agggggggggg asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii ohhhhhhhhhhhh

Después de unos segundos, le sacó la mano y Sonia quedó tendida en la mesa.

Yo había limpiado los pies de la secretaria.

Emilio me giró y me tumbó en el suelo boca arriba. Sacó su polla de mi culo y se masturbó. Comenzó a correrse en mis genitales que se llenaron de esperma. Al segundo, la secretaria se puso encima a escasos centímetros de mis genitales y comenzó a orinarse.

Yo notaba ardiendo su orín, el calor era inmenso en mi polla y testículos. Podía oler el pis de esa mujer.

Después puso su pie encima de mi pene erecto y comenzó a masturbarme con ellos. Sus pies resbalaban con el esperma y orín. La piel de mi polla subía y bajaba y la excitación era muy fuerte.

El negro acercó su polla gigante al culo de Sonia que estaba empapado de lubricante natural y se la metió. Sonia lanzó un gemido pero ahogado ya que el otro le metió su polla en la boca.

_ Agfffjsjkj, ahddrrns decía Sonia que no se le entendía porque tenía la boca llena de polla y los gemidos se ahogaban.

EL negro que estaba superexcitado no tardó en descargar toda su leche dentro del ano y se separó dándole un cachete en el culo.

Mientras le comía la polla el otro le sobaba los pechos y el coño con avidez.

De pronto sacó su polla y la agitó y comenzó a correrse en su cara, ojos, pelo.

Sonia continuó tendida masturbándose sola porque continuaba excitada.

La mujer que me estaba masturbando con sus pies aceleró los movimientos y me corrí en sus pies mezclándose mi esperma con el orín y esperma.

La secretaria se acercó a Sonia y la puso en el suelo. A modo de tijera las piernas juntaron sus coños, labios contra labios y comenzó a moverse.

Gemían las dos como locas. Sonia con la cara llena de leche me miraba y reía.

Se agitaron y se corrieron.

Qué le estaba pasando a Sonia….