Gran polvo de bienvenida

Follamos como dos jovenes que no tienen tiempo para mas

Llego a mi casa cansada de un ajetreado día de trabajo en la oficina, que cada día odio más, con un dolor insufrible de cabeza y cuando abro la puerta me encuentro con un hombre, mi hombre, un hombre que me trata como una reina y que me hace sentir suya cada vez que follamos, un hombre capaz de hacerme llegar al máximo placer con un simple lametón o con una gran envestida poderosa y sin miramientos de su polla.

Lo encuentro en la entra da de casa vestido para un rato de placer incalculable. Lleva puesto un tanga verde que le regale para nuestro aniversario que además en la parte de delante lleva una funda para que cuando se lo ponga meta su polla en ella e insinué sin enseñar cosa que me pone muy cachonda. Cuando lo miro de esa guisa siento una pequeña sensación de excitación ya me imagino lo que me espera y eso me encanta.

Me coge de la mano y sin decir palabra me lleva al baño, que esta calentito y con la bañera llena de agua caliente y sales de baño. Me desnuda poco a poco y con mucho cuidado como si temiese que me fuera a romper. Primero me quita la chaqueta y la blusa que llevo, para a continuación quitarme la falda. Me deja delante de él solo con un sujetador negro y una braguita a juego. Se pone detrás de mí y nos miramos al espejo. Con gran maestría me quita el sujetador y deja ver mis grandes pechos con sus pezones oscuritos y algo duros. Empieza a tocármelos parándose con cuidado en mis pezones y apretándolos un poquito mientras me besa en el cuello y con su lengua lame mi oreja.

Yo empiezo a ponerme mas excitada por momentos noto como mi vaina produce ese liquido viscoso que tanto gusta mi hombre de lamer. Deja mis pezones erectos y duros como piedras para bajar su mano hacia mi braguita. Primero empieza tocando mi monte de Venus por encima de la ropa interior mientras con la otra mano sigue con un pezón. Poco a poco aprieta mas mi braguita y baja su mano hasta que encuentra mi rajita ya mojada y que empieza a humedecer mi braguita. Con cuidado me la quita y empieza a masajear mi clítoris con cuidado y d mi boca empiezan a escaparse pequeños gemidos de placer. Para este momento yo noto un bulto en mi culo, indicativo de que mi hombre se esta poniendo contento. El sigue masajeando mi clítoris hasta que llega mi primer orgasmo, un orgasmo no muy fuerte pero placentero que da el inicio a lo que será una gran velada.

Me meto en la bañera despacio hasta que quedo totalmente cubierta con el agua, con cuidado mi hombre empieza a lavarme como si fuese una niña pequeña. Empieza a frotar mis pechos y a acariciarlos para que mis pezones no pierdan su erección, sigue bajando hasta que llega a mi vagina y empieza a frotarla suavemente y con cuidado me introduce uno de sus dedos, cosa que hace que me estremezca de placer. Me hace ponerme de pie para lavar mi culete donde tampoco duda en meterme un dedo para deleite mío.

Cuando me ha enjuagado me seca y me lleva a nuestra habitación, que como no era menos estaba preparada para mi. En la mesilla habían unas esposas que no tardo en usar para atarme las manos al cabecero de la cama, yo me dejaba hacer porque estaba muy excitada y quería hombre. Se echo encima de mí y empezó a besarme, introduciendo su lengua dentro de mi boca, sus manos expertas tocaban y apretaban mis tetas ya muy sensibles después del rato anterior al baño. Poco a poco fue bajando por mis pechos con su boca hasta que mis pezones estuvieron cerca de su boca para que los chupara, los mordisqueaba con cuidado y me hacia estremecer, yo quería cogerlo del pelo pero las esposas no me lo permitían. Mis coño cada vez estaba más mojado y notaba como mis labios y mi clítoris crecían en tamaño. El siguió bajando hasta llegar a mi ombligo donde se detuvo a chuparlo alrededor para darme mas placer si cabe.

Pero lo mejor llego cuando sentí su lengua en el interior de mis muslos, esa lengua húmeda recorría el interior de mis piernas sin llegar a mi coño pero quedándose muy cerca. Mi hombre olía con gran excitación mi coño que emanaba el olor de una mujer excitada y con ganas de sexo. Su lengua fue a parar a mis labios mayores que estaba muy sensibles en ese momento y los chupó de abajo arriba muy despacio. Para entonces mis labios menores estaban tan grandes como los mayores y mi hombre no dudo en pasar la lengua por ellos que además estaban muy mojados con mis jugos. Se metía mis labios en su boca y los chupaba con ansia, yo me estremecía de placer y me retorcía en la cama impotente por no poder hacer nada, ya que estaba atada a la cama. Seguía con sus chupetones cuando paro y sentí un placer inmenso, ya que había cogido mi clítoris entre sus labios y lo succionaba con gran ansia mientras lo estimulaba con su lengua dándole grandes lamentotes con la punta de la misma. Mis gemidos iban en aumento al igual que mi excitación que estaba llegando a límites antes no alcanzados. Seguía y seguía con mi clítoris cuando un gran orgasmo me invadió y un grito ahogado de placer salio de mi boca, a la vez que mis jugos mojaron toda su cara.

Despacio dejo su tarea para subir hasta mis labios y obligarme a lamer toda su cara y beberme todos mis jugos, que gran placer sentir mi excitación en mi propia boca y mi sabor salado, es una sensación indescriptible.

Yo ya había tenido un par de orgasmos en cambio el aun seguía con su tanga puesto. Me hizo sentarme en la cama poniéndose el de pie delante mío y se quito el tanga, su pene estaba duro y su cabeza hinchada, las venas se marcaban en toda su extensión y en la puntita asomaba una gota de liquido viscoso que me indicaba, si aun no me había dado cuenta, su excitación. En cuanto estuvo su pene fuera me tire como una loca para meterlo en mi boca, sentí su sabor, el sabor de la excitación y su dureza en mi boca. Mi cabeza iba de adelante hacia atrás chupando toda la extensión de su pene. Su cabeza tocaba en el fondo de mi garganta y me provocaba pequeñas arcadas pero mi excitación era tal que no les preste atención. En un momento el agarro mi cabeza y me introdujo en la boca todo su pene y parte de sus pelotas, casi me ahogo pero cuando la sacó me invadió una excitación tremenda. Lo repitió en un par o tres de ocasiones hasta que me cogió bruscamente de las piernas y me volvió a acostar en la cama.

Me abrió las piernas y sin más me introdujo su polla dura en mi coño mojado de una estocada, mi grito fue audible seguro para los vecinos ya que el placer unido al poco de dolor que me hizo m hicieron gritar considerablemente. Sus embestidas eran fuerte y constantes lo que me provoco un orgasmo mucho mejor que los otros dos juntos. El seguía con sus embestidas y me provocaba un placer cada vez mas grande, de repente se paró, me soltó las manos y me hizo ponerme a cuatro patas y me volvió a atar a la cama. Saco el bote de lubricante de la mesilla y me aplico un poco en mi culo que estaba un poco dilatado por la excitación. Con cuidado me introdujo toda su polla en mi culo y empezó con sus embestidas suavemente al principio para después aumentar su velocidad y su intensidad. Mis gemidos y gritos eran ya un sonido habitual en aquel momento, cuando empezó a gemir mi hombre considerablemente indicativo de que su corrida estaba ya próxima. Con un movimiento rápido saco su polla de mi culo y me la llevo hasta la cara donde descargo tal cantidad de leche que me mancho parte del pelo y me chorreo por la mejilla hasta mi barbilla cayendo el resto a la almohada de la cama. Sin previo aviso me metió su polla aun goteante en mi boca para que la limpiara de leche y sentí mi sabor mezclado con el suyo. Además me hizo limpiar la almohada de leche con la boca y toda la leche de la cara me la limpio con la mano y también me hizo tragármela. Cuando por fin me soltó, sentía una palpitación en mi culo después de ser penetrado y su sabor se mezclaba con el mío en mi boca, reconozco que fue un gran polvo que necesitaba tanto como una buena ducha.