Gran experiencia

Espero que lo disfruteis.

Se acerca la navidad y con ella unas semanas de vacaciones en el instituto.

Como es costumbre por aquí, un chico del colegio organiza una fiesta en su casa el último día del curso. No es que todo el instituto vaya a casa de uno, si no que cada grupo de amigos se reúne en casa de uno de ellos.

Este año mi primo, organiza la de su clase, así que yo participare en ella como convidado de piedra.

Contaros que mis padres decidieron cambiarme de colegio, y mandarme al mismo que va mi primo, por lo que me mude a su casa al comienzo del curso. Ahora en navidad, serán mis padres los que vengan a la reunión familiar, así que no tengo q moverme de aquí esta vez.

Volviendo a la fiesta, a mi este tipo de reuniones sociales no me gustan y por ello no suelo asistir a las de mi curso, aunque la verdad, como no tengo muchos amigos, tampoco tengo muchas oportunidades.

Mi primo me saca un año, así que sus amigos, tampoco son mucho mayores que yo y a casi todos los conozco de venir a casa o de verlos por el instituto.

A las siete empieza a llegar gente.

Cada uno trae un paquetito con una etiqueta, que va dejando en una bandeja que se ha colocado en una mesa.

No tenia ni idea que los amigos de mi primo tienen costumbre de hacerse un regalo en esta fiesta. Parece ser, que se hace un sorteo para ver quien regala a quien y el que recibe el regalo no sabe quien se lo ha comprado. La verdad que la idea me gusto.

Avanzada la fiesta, mi primo reclama la atención y comienza a nombrarlos uno a uno, haciéndoles entrega de su regalo.

No es que sean grandes presentes, simplemente son detallitos, un llavero, una bufanda, cosas así.

Cuando queda solo uno, este lo coge mi primo y se dispone a abrirlo.

Lo tiene abierto y lo mira extrañado, yo no distingo de que se trata, solo veo una caja con dibujos, un poco más grande que su mano. Abre la caja y saca y trozo de plástico alargado en forma de… ¡OH Dios! En forma de pene, alguien le ha regalado un pene de plástico.

Los compañeros de clase empiezan a reírse y le dicen que es una broma, que ese no es en realidad su regalo. Este año han decidido cambiar las normas, y al anfitrión le han comprado un regalo entre todos por organizar la fiesta y se les ha ocurrido que sería gracioso ver la cara que ponía cuando abriera ese otro. La verdad que la cara ha sido de foto.

La fiesta termina con normalidad y con un rotundo éxito. La gente comienza a marcharse para sus casas.

Nosotros dos ahora tenemos el trabajo más difícil. Les prometimos a mis tios que todo iba quedar bien recogido después de la fiesta, para que dejasen celebrarla.

Mientras estamos recogiendo, Ángel me pregunta por su regalo.

Yo le contesto que lo tiene encima de la mesa del comedor.

Ese no, me dice, el otro, el monstruo ese. Hay que sacarlo al cubo de basura antes de que regresen papa y mama.

Pues no se donde esta, le contesto, alguno de los chicos se lo habrá llevado.

Bueno, mejor así, responde, menos problemas.

Con todo ya recogido y después de recibir el visto bueno de mis tíos me encamino a mi habitación. Esta está un poco apartada de todas las demás. Cuando me traslade, mis tíos habilitaron la buhardilla y allí me instale encantado.

Al llegar a mí habitación, cierro la puerta para conseguir más intimidad si se puede, y de mi calcetín saco mi regalo. ¡O se van a creer estos chicos que de toda la fiesta voy a ser yo el único que se quede sin él! ¡No!, ya me he encargado de ello. Cuando no se ha dado cuenta nadie, me he metido la polla de plástico en un calcetín y la he tapado con la pernera del pantalón. La escondo en un sitio seguro y me meto a dormir.

A la mañana siguiente me despierto bien pronto.

Con ansia busco mi secreto y lo saco de su escondite. Al momento me bajo los pantalones del pijama y la pongo pegada a la mía para compararlas. Ahora esta flácida, por lo que es algo mayor la de plástico. Empiezo a masajearme para conseguir que se endurezca y después de unos cuantos movimientos, la tengo parada. Ahora si que se pueden comparar bien. Prácticamente son iguales. Quizás la artificial algo más larga, pero sin dudarlo, la cabeza de la mía es más gorda.

Ahora solo quedan un par de detalles. Me vuelvo a colocar los pantalones y con la polla tiesa, bajo a la planta inferior, al baño de mis tíos, que todavía duermen al igual que mi primo. Ahí cojo la crema de manos de mi tía y me vuelvo a mi habitación. Vuelvo a cerrar la puerta y ahora sí, me desnudo completamente.

Hoy va a ser un gran día, pienso.

Como ya tengo costumbre, pongo un poco de crema en mi mano derecha, y empiezo a jugar con mi ano. Primero con un dedo, haciendo circulitos en la entrada, poco a poco me voy excitando más y empiezo a meterlo suavemente. La primera falange, entra, sale, la segunda, y por fin entero. Dentro de mi culo empiezo ha mover el dedo hacia un lado y hacia otro, mientras mi cuerpo se estremece en la cama. Ahora el otro. En mis anteriores exploraciones cuando he conseguido tener dos dedos dentro he explotado, por lo que nunca he pasado de ahí. Pero hoy es un día especial. Si quiero que ese pedazo de plástico entre dentro de mi culo, tengo que aplicarme y aguantar mucho.

Ya he superado la barrera de los dos y voy a por el tercero. Estoy contento a la vez que ansioso, pero se que si no quiero lastimarme, hay que tener paciencia. Seguro que merece la pena.

Parece que va bien. Enseguida consigo mover todo rítmicamente sin problemas. Por supuesto que mi polla ni la he tocado, si lo llego ha hacer de seguro que ya habría terminado y eso aguaría la fiesta.

Es la hora. Agarro el aparato, lo embadurno bien de crema y me pongo de cuclillas sobre la cama. Creo que así será más fácil. Acerco la punta a mi orificio y poco a poco voy empujando. La verdad que la sensación es bastante más completa que con los dedos y eso que no ha llegado a entrar ni toda la cabeza. La saco, le pongo más crema y vuelvo a intentarlo. Ahora ya entra la cabeza. Empiezo a moverla un poquito arriba y abajo. Parece que va bien. Desliza perfectamente, sin hacer mucho daño. Me animo y empujo un poco más. Es genial. Fuera, dentro, fuera, dentro. Hay que seguir. Con la otra mano, me agarro mi pene y empiezo a jugar con el glande. Un poco más dentro y de repente. UUUAAAAAHHHHH!!!!!!!!! No se que ha pasado. Me caigo de espaldas y empiezo a correrme frenéticamente. No puedo parar. Cada vez que empujo un poco más un chorro de semen me llega a la cara. Es bestial. Sigo empujando y recibiendo trallazos. La saco casi entera y la vuelvo a enterrar toda. Fuera, dentro, fuera, dentro. Voy a reventar de gusto. No me lo puedo creer. Es inhumano tanto placer.

Con el plástico todavía dentro y extenuado, me relajo encima de la cama y abro los ojos mirando al techo.

Para mi sorpresa no solo veo la lámpara.

-Que pasa primito, estas hecho un asco, ¿Qué es esto? A ver.

Y extendiendo uno de sus dedos lo pasa por mi pecho y mi cara llenos de semen y se lo lleva a la boca.

-Si necesitabas una buena polla ¿Por qué no me has avisado?

Diciendo esto, se sienta en mi cama y mete la mano por debajo de mi cintura, alcanzando el plástico clavado en mi culo. Me hace girarme y empieza de nuevo a moverlo. Mi culo esta irritado, pero aun así todavía acepta encantado ese movimiento. Arqueo una de las piernas para facilitar la tarea. Ángel se anima y se despelota. Tiene la herramienta apunto para la batalla. Su tamaño es bastante superior a la mía. Me hace poner en cuatro encima de la cama y sin sacar todavía el plástico, me acerca su elemento a mi boca. Me pregunta si me gustaría probarla antes de clavármela. A lo que yo no respondo con palabras, si no que abro mi boca y se me la empiezo a comer.

Finalmente tengo yo razón. Este está siendo un gran día.

Con la polla de Ángel bien rechupeteada, se dispone a sustituir al producto artificial que todavía hondea en mi trasero. Al sacarlo se produce un vació en mi culo, que enseguida se encarga el de llenar con creces.

Me la clava de un golpe, lo que hace que de un respingo y sienta cierto grado de dolor, que pronto desaparece. La herramienta que ahora me trabaja también es más larga que la anterior y aunque en un principio parece que hace tope y no va a entrar toda, de repente, noto como en mi interior se mueve algo que da paso al resto de tronco que quedaba por entrar.

Ahí estamos los dos yo en cuatro y mi primo detrás culeando y ensartando su ariete hasta el fondo. Mi culo empieza a resentirse de tanto trabajo y ha escocerme, por lo que le animo a Ángel a que termine. Como parece que no tiene mucha intención, aprieto un poco más mi esfínter, maniobra que hace su efecto y provoca que se corra al momento.

Caemos los dos extenuados en la cama.

Ángel, se acerca a mi miembro erecto todavía y empieza a chupármelo con cariño. Yo la verdad que no tengo muchas ganas de más trabajo, pero para mi sorpresa, no lo esta haciendo por darme placer, si no que trata de ponerlo bien duro. Cuando ya ha conseguido su propósito, agarra mi cipote y se sienta en cuclillas sobre él. Se lo clava de la misma. Ahí empieza a cabalgar con frenesí. Yo no puedo más y me voy, pero el no para y mientras mi pene aguanta duro, sigue cabalgando, consiguiendo que tenga otro orgasmo, este ya sin mucho material que expulsar.

Cuando ya se ha saciado cae de nuevo a mi lado.

Estamos un rato en silencio y mirándome a los ojos me dice que esto no hay que contárselo a nadie. No hace falta que me diga eso. Ya lo se. Yo le digo que no es su primera vez y le pregunto que con quien ha follado antes. Se hace el remolón y lo niega. Pero yo insisto, y le cuento que para meterme la polla de plástico me ha costado media hora de preparación y él se ha clavado la mía sin pestañear.

No quieras saber todo hoy, listillo, me dice, levantándose de la cama y metiéndose en la ducha de mi habitación.

El fin de semana pasa. Es lunes por la mañana y aunque el instituto ha terminado, todavía se puede ir a la biblioteca o a alguna clase voluntaria de apoyo.

A mí mis padres me obligan a acudir. Me levanto temprano. Lo primero que hago es ir al baño y en el espejo mirar mi agujero. Aunque todavía esta algo rojo, ya se ha cerrado totalmente. Pensaba que no volvería a ser el mismo de antes nunca.

Preparo mi mochila con algunos libros, el almuerzo y no me olvido de meter a mí mejor amigo.

En el instituto en estas clases no pasan lista y aunque las primeras horas de la mañana se pasan rápido, el tiempo empieza a detenerse y todo se vuelve monótono y aburrido.

Creo que ha llegado el momento de evadirse un poco. Me dirijo hacia los baños del segundo piso. Seguramente estarán desiertos. La mayor parte de las aulas ocupadas son del primer piso y el salón de actos, que es usado para las conferencias, esta en el sótano.

Efectivamente no hay nadie. Me cuelo en uno de los reservados, teniendo cuidado de que el elegido tenga cierre con el que atrancar la puerta. Abro mi mochila y saco a mi amigo y unos pañuelos. Me desnudo completamente dejando mi ropa a buen recaudo dentro de la mochila y esta la cuelgo de la percha. Con la tapa del bide cerrada me siento colocando mis piernas en la puerta, por encima de la cabeza, para que mi culo quede en pompa mirando al frente. Empiezo a trabajar mi orto con una mano, mientras con la otra sujeto a mi impaciente amigo. No es una postura muy cómoda, pero logro que en seguida mi agujero este preparado para recibir. Cuando creo que estoy listo hace su entrada gloriosa mi amiguito, que poco a poco va saciando mis ansias de polla. Es increíble lo que ha cambiado mi vida desde la fiesta del sábado. Como he podido vivir yo sin este utensilio tan útil.

Estoy en pleno éxtasis, cuando de repente me quedo petrificado. Un ruido. Alguien viene. Se oyen pasos. Dice:

-Ves, aquí no hay nadie. Que no, no seas idiota. Mira vació, vació

Intentan abrir mi puerta. Yo estoy aterrado. No muevo ni un pelo. La verdad que sería de traca si me pillan en esa postura. En pelotas, con el culo abierto y lleno de una polla de plástico. Seguro que se entera toda la ciudad. Ya veo los titulares. Pero aun así, no me muevo.

-Que no hay nadie, estará atascado y lo han cerrado, ves, no se ve nada por debajo de la puerta.

Saltan a la siguiente.

-Vació y vació. ¿A quien se le va ha ocurrir subir aquí arriba teniendo un montón de baños por ahí.

Solo se oye una voz que medio susurrando, intenta convencer a alguien de que aquel era el mejor sitio.

Yo sin moverme solo podía esperar y así lo hago. Alguien entra en el reservado contiguo al mío y cierra la puerta con pestillo. Se empieza a oír el sonido de alguien que se desnuda y risitas. Estoy intrigado. Seguramente se va a producir una sesión de sexo en directo al lado de donde yo estoy. No me lo puedo perder. Empiezo a pensar en quien puede ser. Que pareja del instituto se podía atrever a tener sexo allí mismo. Espero a que quien este es el baño contiguo coja confianza y se olvide de donde están. Cuando pienso que es el momento, me incorporo y me subo a la taza, para poder observar por encima del separador. Veo a un chico moreno, con el pelo lacio sentado en la taza y como alguien con melena rubia, que esta arrodillado delante de el, le esta trabajando los bajos.

Ambos están desnudos. La melena rubia devora con frenesí el miembro que tiene en la boca, mientras su culo en pompa da golpecitos contra la puerta, como si buscara algo.

Me fijo bien en ese culo y me entra la duda. Ese no es el culo de una chica. Pero no estoy seguro. El chico que esta sentado en la taza, con los ojos cerrados por el placer, levanta la cabeza y mira al techo. ¡OH, Dios mío! Es Ángel, mi primo. Me tiemblan las piernas, pero no reacciono. Si hago ruido, quizás llame su atención y me descubra. Mi mente se centra en descubrir quien es el amante de mi primo, ya que este sigue disfrutando de la mamada con los ojos cerrados. Si no es una chica, como sospecho, y con esa melena rubia, solo puede ser… Pablo, el chico más guapo del instituto y que sale con Mónica y aun así todavía se enrolla con todas las tías que puede. Es Increíble.

Pablo le esta comiendo la polla a mi hermano. Que envidia, las pajas que me he hecho pensando en ese chico que ahora ha bajado más abajo de las pelotas de Ángel y le esta trabajando el culo.

Me he distraído flipando con la comida de culo. Cuando reacciono y vuelvo a la cara de placer de Ángel, este me esta mirando y sonriendo. Me ha pillado, pero en lugar de descubrirme a su amante, sigue disfrutando de su trabajo. Pablo se incorpora y colocando las rodillas de mi primo sobre sus hombros, comienza a bombear con impaciencia y fuerza. Ya sabía yo que ese culo estaba trabajado.

Ángel aguanta el estoque de Pablo como puede, mientras este acelera cada vez más el ritmo, hasta terminar en un gran suspiro, que interpreto como su orgasmo.

Me bajo de la taza, entre excitado y contrariado por la actitud que ha tomado mi primo, no diciendo nada al verme allí observando.

Les oigo que han terminado. Se están vistiendo. Se abre la puerta contigua a la mía. Cuando por fin oigo la voz de Ángel:

-Pablo, donde vas tan rápido. Tengo una sorpresa para ti. ¿No buscabas una polla pequeña para que te desvirgara ese culo? Pues creo que la hemos encontrado.

-¿De que hablas? ¿Te ha sentado mal algo?

-Anda enano, abre la puerta de una vez, que va a empezar la fiesta.

Allí estaba yo. Desnudo dentro del baño, indeciso entre abrir o no.

-Iker, abre la puerta o la tiramos abajo.

Ángel es muy capaz de cumplir su amenaza. Así que decido abrir.

En esas estamos. Yo avergonzado e irritado. ¿Polla pequeña? ¿Quién tiene la polla pequeña? Eso si, le tenia bien dura. Ángel y Pablo, observándome, empiezan a hablar entre ellos, como si yo no existiera.

-¿Tú crees que me ira bien?

-Hazme caso y pruébala.

Dicho y hecho. Pablo se abalanza al escusado y cierra la puerta. Se desabrocha el pantalón y agarra mi polla, comenzando a masajearla.

-Creo que si, Iker, esta medida me va a venir al pelo para iniciarme. Ya tenia ganas de pillar una así.

Me sienta en la taza, y se saca del todo su ropa. Estoy hipnotizado observando su mata rubia sobre esa preciosa herramienta. Adelanta sus pies rozando su verga contra mi pecho, a la vez que con una mano sujeta la mía y va acercándola a su culo. Poco a poco juguetea con su hoyo y mi glande. Intenta metérsela, pero da un respingo y la saca. Lo intenta de nuevo, pero no puede. Le duele.

-No entiendo como esto le gusta tanto a tú primo.

-Así no lo vas a conseguir –me atrevo a decir.

-¿A no? A ver listo. ¿Y como lo harías tú?

Le empujo hacia atrás y le doy la vuelta. Según estoy sentado, le separo las nalgas dejando a la luz su rosado esfínter. Acerco mi boca y le doy un lametón. El se contrae. Empiezo a trabajar con mi lengua su agujero y comienza a gemir. Aprovecho su calentura para empezar a usar mis manos en el trabajo. Primero un dedo. Luego dos. Finalmente un tercero de la otra mano.

-Estas listo. Prueba ahora y veras como si entra.

Vuelve a su postura inicial. Y acerca mi rabo a su dilatado agujero, donde la cabeza entra con facilidad. La saca y vuelve a meterla. Así dos o tres veces.

-¿Qué? ¿Te duele?

-Que va, ¡es fantástico!

-Pues si la hincas del todo, te vas ha enterar.

De la misma se deja caer y se la clava entera, soltando un gemido de dolor, a la vez que placer. Cuando ya se ha acostumbrado, empieza a moverse, primero hacia los lados. Luego hacia arriba y abajo. Finalmente comienza una frenética cabalgada, que provoca que me venga rápidamente.

-Te has corrido, capullo, lo he notado. Espero que no se te desinfle, por que a mi todavía me queda un rato.

Efectivamente allí sigue cabalgando. Mi miembro empieza a perder fuerza y el lo nota.

-Esto se afloja. Que podemos hacer –dice entre gemido y gemido.

-Espera, levántate un momento

Abro la puerta y me asomo. Allí esta Ángel esperando. Le hago una seña y entra con nosotros.

-Desnúdate, que ahora si le cabe "tú gran polla" –le digo irónicamente.

Estamos un poco apretados, pero enseguida cada uno encuentra su sitio. Ángel sentado en el bidet. Pablo sobre el miembro de Ángel empieza a disfrutar. Yo me arrodillo y me trago la herramienta de Pablo.

Así seguimos un rato. Pero no me conformo con que solo perfore mi trasero una pieza artificial, así que me levanto y aprovechando una de las embestidas de Pablo y me clavo su miembro en mi dilatado esfínter.

Es increíble. Más de lo que jamás hubiese soñado.

Pablo también lo estaba disfrutando de forma increíble. En agradecimiento a mi trabajo, me come la oreja, produciendo en mí un placer inigualable.

-¡Quiero probarlo! –dice Ángel.

Nos obliga a cambiar las posiciones. Ahora estoy yo abajo. Ángel se sienta sobre mí y es Pablo el que recibe de mi hermano.

Así las cosas y tras nuevos cambios de orden, que por supuesto no alteran el resultado final, acabamos fundidos en un gran abrazo, de sensaciones, placer y agotamiento. Jamás hubiese podido imaginar los acontecimientos tan intensos que estoy viviendo desde la pasada fiesta.

Como podemos nos arreglamos un poco, y volvemos a las aulas. Los chicos se van por su lado y me dejan solo con los de mi edad.

No me puedo concentrar, así que decido ir al patio a que me de el aire. No hay nadie, así que de tumbo en un banco, quedando durante unos minutos transpuesto, bien por el esfuerzo realizado, bien por el calorcillo que en mi cara produce el débil pero agradecido sol de invierno.

-Te vas a quedar frió ahí tumbado.

Una voz suave me despierta de mi dulce letargo. Es Carlos, uno de mis compañeros de aula.

-Perdona, no te he oído llegar.

-Tranquilo, te he visto tan a gusto, que me ha dado pena despertarte, pero no creo que haga buena temperatura para quedarse ahí dormido. ¿No entras en clase?

-No aguanto más. ¿Y tú? Que haces aquí.

-Lo mismo. Si no hay exámenes, no se para que vamos a clase.

-Bueno, se puede subir nota.

-Eso me recuerda para que he venido. No tendrás los apuntes de la primera hora, me he dormido y no he llegado y esa si que me interesa para subir.

-Si, claro, en la mochila están, alcánzamela.

Carlos abre mi mochila y busca mi capeta. La extrae de ella con tan mala suerte, que salta del interior la polla de plástico que llevo envuelta en clinex. Sin que me de tiempo a reaccionar, él ya la a recogido del suelo y la esta estudiando.

-¿Que es de algún experimento de laboratorio? –dice entre risas.

Estamos solos en el patio, así que intento quitársela de la mano, pero es de nuevo más rápido, se levanta y se separa de mí.

-Pues si que parece que alguien ha experimentado –añade mientras la huele.

Estoy entre avergonzado y enfurecido. Me abalanzo sobre él, lo tiro al suelo, le quito de la mano mi herramienta. Le tengo debajo, inmovilizado. Mi cara muy pegada a la suya. Permanecemos así unos segundos, sin que ninguno de los dos haga nada. Me incorporo y guardo mi herramienta de placer con cuidado.

-Perdóname, no quería ofenderte. Por favor no te enfades conmigo. Solo era una broma.

-Tranquilo, que no me enfado.

La verdad que no sabía que hacer. Estas situaciones se le escapan a cualquiera, pero Carlos me da la solución.

-¿Qué tal es?

-¿El que?

-Cuando experimentas con eso.

-Es mejor una de verdad.

No se como he podido decir eso, aunque la verdad, que ya esta todo perdido.

-¿Me enseñas?

Me vuelve a sorprender. Me quedo mirándole a los ojos. El aguanta mi mirada. La verdad que tengo el culo bien trabajado, pero mi pene todavía tiene cuerda. Si este chiquillo de verdad quiere guerra, ¿porque no?

-Bien, pero vamos a otro sitio, hay mucho fisgón aquí.

-¿Te parece bien mi casa? No hay nadie ahora.

Sigo perplejo. Carlos parece muy seguro de lo que quiere.

Vamos a hacia su casa. La verdad que el va canturreando como si no pasara nada. Con su mochila a la espalda, su pelo corto engominado y en punta. Sus pantalones cortos ceñidos al culo y anchos en la pernera, que le remarca la separación de sus glúteos. Nunca me había fijado, pero me estaba apeteciendo cada vez más tocarle y experimentar con él.

Al llegar a su casa, suelta la mochila en la entrada y la recorre corriendo.

-¿Ves? No hay nadie. Ven que te enseño mi habitación.

Entramos en su cuarto. Lo tiene muy recogido todo. En la pared hay varios postes de diferentes deportes, surf, fútbol, baloncesto. Aquel cuarto, no se porque me da tranquilidad.

Carlos se mete debajo de la cama y saca una caja. La abre y tras quitar unos papeles, saca una revista. La abre y me la pasa.

-¿Qué te parece?

-Bueno, esta bien.

-Mira, ¿ves lo que le hace a esta tía? A que mola.

Salen varias fotos de un chico teniendo sexo con una chica, en una se ve como ella le come la chorra, en otra era él el que se interna en lo oscuro de la entrepierna de ella, luego se ve como le come el culo y como le mete su herramienta por detrás.

Ni que decir tiene que a mi, estas son las fotos que me llaman la atención.

Allí estamos los dos sentados en la cama ojeando la revista, como si fuera la primera vez.

Yo no quiero dar el primer paso hacia lo inevitable. Él me ha llevado allí, así que espero pacientemente.

-¿Te gusta el surf? –Le pregunto para ver su reacción.

El mira el póster, me mira.

-La verdad que lo que me gusta es todo lo relacionado con el surf. La forma de vestir, el sol, los chicos. Me gusta más el fútbol y adoro el baloncesto. –Me dice señalando los otros pósters- Ese esta ahí por lo guapo que es el chico –Y se queda mirándome.

Bueno, creo que ha llegado el momento.

-Que te apetece que hagamos –le digo.

-Bueno, lo que tú quieras. No se que es lo que hay que hacer –responde entre risas vergonzosas.

-Algo te gustara. En algo estarías pensando mientras veníamos hacia aquí.

-La verdad es que no, súper contento de venir a casa contigo. Solo eso. Bueno y en el chisme ese que llevas en la mochila.

-¿De verdad que quieres probarlo?

Se levanta de la cama y me acerca la mochila. Busco dentro y saco el chisme. Se lo ofrezco.

-No –me dice como apesadumbrado- Hazlo tú por favor, yo no sabría como.

-Bien, pero tendrás que desnudarte.

El con una sonrisa se saca la camiseta y desabrocha sus pantaloncitos. Como le veo inseguro, sujeto sus shorts y cuando por fin los suelta, los bajo hasta que los libera de sus pies. Se queda en slip. Me retiro.

-Esto también – le comento señalándole con la polla artificial.

-Es que...

Comienza a decir. Entiendo que seguramente es la primera vez que se desnuda delante de otro chico. Pero debe hacerlo él mismo. Se lo hago saber y mirando al suelo, acerca sus manos al slip y poco a poco se lo quita. No entiendo su vergüenza. Su cola no es muy grande, pero parecida a la mía. Tiendo mi mano y al contactar con la suya levanta la vista. Le invito a que se acerque a la cama

Se que debo darle confianza, así que me empiezo a desnudar.

-No por favor- me dice cuando me he quitado la camiseta.

Allí estamos los dos sentados en la cama.

-¿No te apetece? Me dice mirando al suelo de nuevo.

-Claro. Túmbate.

No se si empezar como empecé yo, o más bien hacer lo que le vi a Pablo.

Veo que Carlos sigue nervioso, así que primero le voy a dar confianza. En mi mano sigue la polla de plástico. Empiezo a pasar el glande artificial por toda la superficie del aparato de mi amigo. Por sus bolas, por su flácido pene. Subo un poco hasta su ombligo y vuelvo a bajar.

El sigue atento con su mirada mis movimientos. Expectante. Sigo jugueteando, pero ahora con las yemas de la otra mano acaricio las partes libres. Se deja hacer.

Me apetece metérsela ya mismo, pero se que tengo que ser paciente. Debo prepararle bien y que sea inolvidable, para que podamos repetir. Aunque debo centrarme en lo que esta pasando ahora y disfrutar también.

Me acerco a oler su miembro y acerco suavemente mis labios. Es suave, así que saco mi lengua y lo lamo. Hace unos momentos que ha empezado a crecer, y parece que no tiene fin. Cuando mi lengua recorre un par de veces todo su mástil, este alcanza los dieciocho centímetros más o menos. Espero que no crezca mucho más o tendré que olvidarme de probarlo por hoy. Mi culo no aguantaría otra herramienta descomunal.

Ahora esta relajado

Ya no mira, tiene los ojos cerrados o mira al techo. Así que abandono por unos instantes su miembro y me sumerjo en la zona oscura de su pelvis.

Le he sorprendido. Ha dado un respingo. Me retiro, un segundo para acomodar la postura, pues boca arriba no alcanzo del todo mi objetivo.

Al darse la vuelta me deja ver sus fantásticos glúteos. La verdad que visto así, desnudo tumbado en la cama, es precioso. Se gira, como preguntándome a que espero. Le abro las piernas y sumerjo mi cara en sus nalgas respingonas. En una mano mantengo el plástico y con la otra empiezo el conocido juego de dedos. Suave pero sin piedad. Paciente, pero incansable. Cuando ya esta preparado, le miro de nuevo de arriba abajo y acerco el plástico al orificio.

-Es la hora. ¿Estas seguro?

El me contesta con una sonrisa. Suficiente para iniciar la penetración. Depues del trabajo realizado debe ser fácil, pero aligero un poco la carga cuando veo que clava la cabeza en la almohada.

-No pares – me dice entre sollozos.

Con cuidado sigo el juego, y cuado veo que se vuelve a relajar, termino de meterle toda la herramienta. De rodillas a su lado observo como se mueve dentro de su culo el artilugio. Lo dejo solo, y veo como Carlos contrayendo su esfínter lo sigue moviendo. Cuando veo que tiende a salir, vuelvo a meterlo. Es genial.

  • Sujétalo y no dejes que se salga –le ordeno.

El obediente lo sujeta con una mano.

-Incorpórate, ponte de cuclillas- Vuelve a obedecer entre sorprendido y divertido, pero sin dejar que se salga el que ahora es nuestro amigo.

Yo me levanto de la cama y me coloco a su lado.

Parece que ha entendido, por que desabrocha el cierre de mis pantalones, y los baja, junto a mis calzoncillos, dejando al aire mi polla erecta.

¿Me la chupas?- le pregunto – ¿te apetece?

Sin quitar la mano de sus cuartos traseros se agacha y besa mi húmedo glande.

-Sabe raro, pero me gusta – dice tragándosela a continuación.

No lo hace muy bien, pero suficiente para disfrutar un rato. Mientras chupa veo que con la mano que tiene atrás sigue moviendo el dildo. Eso me calienta más. Sigue masajeando con su inexperta lengua mi glande, mientras acerco mis manos a su culo y agarro el juguete, para iniciar un mete saca más agresivo. En una de las envestidas, casi me muerde, por lo que decido cambiar de postura, le saco la polla de la boca. Se relame expectante, y le doy la vuelta. Le saco el juguete y el temiéndose lo que se le viene, se apoya en la pared del lateral de la cama.

Al sacar el juguete ha quedado un hueco en su culo, seguro que eso es lo que producía el vació que notaba yo cuando Pablo saco su polla. Me decido a llenárselo. Pero se que debo ser prudente, así que lo hago despacio. Mi pene desliza fácilmente y entra hasta el fondo. Cuando esta dentro del todo, le agarro de las manos, y le llevo a tumbarse en la cama, pegado a su culo. Ahí, comienzo a meterla y sacarla una y otra vez. Carlitos gime. Para ahogar esos gemidos, apoya su cara en la almohada, pero aun así los noto. Pronto su culo me aprieta más la verga, lo que hace que me corra y vació mis huevos de nuevo.

Me he quedado muy a gusto, pero se que todavía tengo que cumplir con Carlos, así que me retiro de encima de él y me pongo a su lado dispuesto a satisfacerle. Sigue con la cabeza clavada en la almohada. Le beso en el hombro y en la mejilla. Cuando levanta la cabeza, veo con asombro que esta llorando como un colegial.

-¿Te ha dolido mucho?

-No. Ha sido maravilloso. Me ha encantado.

-¿Entonces por que lloras?

-No se como se lo voy a explicar a mi madre.

-¡No le tienes que decir nada!

Haciéndose a un lado, me señala su crimen, cuando apretó el esfínter fue por que se había corrido, manchando así toda la sobrecama con su leche.

-Vaya –le dije- me quede sin probar tu herramienta.

-¿De verdad querías? –Pregunta- Que desastre, encima como vamos a limpiar esto.

-No te preocupes, mañana repetimos y me coges tú. Esto, con un poco jabón, ni se nota.

Se levanta raudo de la cama en busca de algo para limpiar.

Mientras, le observo divertido, como se mueve desnudo por el cuarto, preocupado por limpiar sus restos.

Cuando ya se ha calmado se sienta de nuevo a mi lado. Le acaricio su desnuda espalda.

-¿Y ahora que hacemos?- dice.

-No se, ¿que te apetece?

-Tumbarme a tu lado de nuevo y que me acaricies. Aquí los dos desnudos, durante horas.

  • Eso sería peligroso, nos descubrirían.

  • ¿Acaso te importa? –y me beso.

Al rato se levanta y se va al baño. Creo que es el momento de salir a dar una vuelta por ahí. Mientras espero, me voy vistiendo. Busco mis calzoncillos, mis calcetines, mis pantaloncillos.

Al tenerlos en la mano se me ocurre una maldad.

Carlos vuelve a la habitación y me encuentra vestido. Se queda mirando divertido y me sonríe.

Sin decir palabra, se pone su camiseta. Recoge sus slips del suelo y los deja en una silla, de donde agarra mis pantalones y se los pone.

-No sabia que te gustase mi ropa –me dice.

-Me gusta, pero además me hace sentirme parte de ti, ¿te importa?

  • Es perfecto, ¿vamos a dar una vuelta?

  • Si.

Y así salimos los dos exultantes al mundo, cambiados y felices.

Ikeradan@hotmail.com

(Este relato es completamente ficticio, aunque me he permitido la licencia de utilizar mi nombre y a petición suya, el de un buen amigo. Espero vuestras criticas.)