Graduándome de INFIEL y coronándote de CORNUDO

La verdad es que me dio mucha VERGA, no sé cuantos kilómetros de verga me comí ya que parecía un pistón entrando y saliendo, me clavo sin compasión, a pesar de mis gritos, de mis lágrimas, él sabía muy bien, que si le pedía que parará yo en el fondo quería lo contrario

Graduándome de INFIEL y coronándote de CORNUDO

Desde que tuve el placer de probar otras vergas, he querido contarlo aun cuando me da algo de nervios, pero me ha encantado hacer cornudo a mi pareja, así como el disfrutó ponerle los cachos.

Recién unos meses atrás era otra y saber que ahora me siento que soy muy puta. Juro que lo que cuento es real, llegué a este punto y no me arrepiento.

Lo bueno no suele durar tanto, estaba a gusto con la verga de don Tirso y le salió un nuevo empleo fuera de la ciudad. Ni modos, la despedida fue muy agitada, me lo quería comer a besos chupetones y absorberle esa tranca con mi boca y mi cuquita . Él por su parte, se dedicó a consentir mis tetas inicialmente, con mucha ternura, era algo de lo que más le gustaba de mi cuerpo, luego sus dedos y su lengua se dedicaron a sacarme un orgasmo en mi cuquita, como un gran macho, luego al saber que era nuestra despedida, se dedicó a cogerme duro, me clavó la boca como si se tratara de una cuca más, luego su intención era romperme la vagina , como queriendo marcar ese territorio que tanto le gustó y que lo hacía disfrutar.

Al saber que tenía que cambiar de ciudad, me dedicó esa noche, inventó una despedida empresarial, como excusa en su casa y yo dije que tenía que viajar a Barranquilla a una auditoría de inventarios, regresando al siguiente día en horas de la noche. Mi pareja se limitó a dejarme a la entrada del aeropuerto y yo ingresé, pero de inmediato salí a tomar el taxi que me llevaría a un motel cercano al aeropuerto, donde habíamos acordado con mi macho. Esa noche era nuestra, nos dedicamos a culiar y culiar sin límites, como si se fuera a acabar el mundo .

No sé cuántos orgasmos me sacó la hermosa tranca de mi hombre, yo a él le conté cuatro en la noche, el primero muy en la primera hora de ingresar, llenó mi boca para que pudiera saciar las ganas que tenía de su leche, fue un pedido especial, que muy cortésmente me quiso complacer; las otras tres venidas fueron bien repartidos en el tiempo y en mi cuerpo.

Desde ese día tuve que olvidarme del sexo por casi dos semanas, necesitaba reponerme, la verdad es que me dio mucha VERGA, no sé cuantos kilómetros de verga me comí ya que parecía un pistón entrando y saliendo, me clavo sin compasión, a pesar de mis gritos, de mis lágrimas, él sabía muy bien, que si le pedía que parará yo en el fondo quería lo contrario , me conocía muy bien, la verdad es que se dedicó a culiar con su puta favorita, como me decía esa noche.

Mi pareja me buscaba insistentemente en la cama, pero la verdad le decía que estaba muy dolida por el recuerdo de su traición y que no quería sentir su cuerpo con el mío. (era verdad lo de estar muy dolida, pero otra era la razón por la cual los labios vaginales los tenía hinchados y mis pezones estaban muy resentidos, con algunos moretones, así como mis nalgas, creo que tenían las huellas digitales de sus 10 dedos marcadas).

Ya superando el castigo de carne al que había estado sometida por voluntad propia y con el mayor deseo, debía continuar con mi vida y obviamente con el capítulo que más me gusta, mi vida sexual. Mis senos recobraron su firmeza, color y encanto, mis nalgas estaban rozagantes y los labios de mi vagina ya estaban desinflamados y cubriendo esa cueva horadada entre otros, por Iván y Tirso, dos maduros que me han enseñado a disfrutar del sexo, de unas buenas trancas y de sentirme una hembra deseada y putica.

MI pareja estaba cabreada en esas dos semanas de abstinencia sexual, no sabía qué hacer para complacerme y bueno, si estaba con él a pesar de sus pecados, pues algo debía darle; me invitó a una despedida de solteros de un compañero de universidad, en la que tomé demasiado y según dice estuve muy desinhibida, parece que se sintió a gusto ya que comenzó a llevarme con sus amigos a fiestas donde tomaban y a los bares que solían frecuentar cada fin que se podía. Decía que le excitaba que me miraran y yo lo tomé como sólo una inocente manía, a pesar de que me pedía que fuera muy escotada, con minifalda muy corta; a mí me daba demasiada pena a pesar de mis anteriores historias, pero eran mías, solo mías. Al principio no niego que me ofendía de él esos pedidos, pero con los meses me empezó a gustar cómo sus amigos o algún desconocido en un bar me clavaban la mirada. Así pasó el tiempo y más que nada lo hacía para complacer a mi pareja.

Eso pasó hasta que un día, tomó más de costumbre y tres de sus amigos se ofrecieron a llevarnos al apartamento. Uno de ellos, Ricardo era de los que constantemente me miraba y en alguna ocasión llegó a agarrarme fuertemente el trasero diciendo que lo tenía lindo, no puedo negar que me gustaba, pero siempre me di a respetar, además su esposa es una buena amiga mía. Nos llevaron en su carro, llegando subieron a mi pareja a la recamara y ya estaba profundo en sueño.

Mientras subía la escalera Ricardo miraba hacia arriba y supe que vio todo por lo corto de la minifalda. A propósito, me incliné con el pretexto de una mancha en el piso. Bajé a despedirlos y al cerrar la pueta pude escuchar cómo Ricardo dijo: «¡Esa putica está rica, como para darle una buena culeada, me encantaría hacerle a un lado esa tanguita y clavársela toda!

¿Viste cómo quiere verga?» exclamó otro; cuando lo escuché sentí una rara mezcla de rabia y excitación; toda esa noche me mantuvo caliente lo que escuché. Me llenó de morbo la idea de ir más allá, pero aun así quería estar con mi pareja.

El día siguiente era sábado y tuve que regresar temprano yo sola por el carro a la casa de Ricardo, donde quedó nuestro carro guardado. Pensé en ir muy con licras con la esperanza de encontrar a Ricardo y para mi sorpresa estaban ahí también con sus dos amigos que se quedaron a dormir en la sala la noche anterior. Su esposa no estaba ya que a ella le gusta hacer ejercicio por las mañanas. Le avisé que venía por el carro y que necesitaba abrir el garaje (claro que nunca le dije cuál era el garaje y que quería guardar allí). Antes de irme me ofrecieron un poco de aguardiente que había sobrado y tomé unos 4 vasitos que tomé rápido y me marearon un poco.

En un momento en el cual me desatendí, sentí que me acariciaron los pechos y mientras Ricardo me decía cosas se me acercaba mucho al oído y me encantaba un cosquilleo que me producía, terminé por tocarle suavemente su verga, la que se empezaba a notar.

Ya no había marcha atrás, me besó y me volteé hacia él. Otro amigo suyo aprovechó para tocarme las nalgas y no puedo describir la excitación que me produjo estar con 2 hombres a la vez. El tercero se acercó y me empezó a acariciar las tetas. No pude aguantar más y comencé a mamársela a Ricardo poniéndome hincada. Me sentí contenta por tener una verga distinta a la de mi pareja en la boca; dado que mis maduros ya no estaban, y quise darle el chance a mi pareja, pero se emborracha, uff; ¡¡sentir que dos hombres más me tocaban era !!formidable! Me quité la blusa y sostén, Ricardo dijo: ¡Que vieja tan más puta tiene mi parce, no trae tanga!. Le dije: «Sí te quedarás con ganas de hacerme la tanga a un lado como dijiste ayer».

Que rico fue estársela chupando mientras uno de sus amigos me la metía muy rico. Después cambiaron de lugar y me encantó más el ritmo tan rico con la que me cogía Ricardo. Yo gemía pues gozaba con algo novedoso, ya que nunca había estado entre 2 machos que me hacían gozar más intensamente que mi cornuda pareja.

En ese éxtasis, recordé que había otro amigo que permanecía viendo y me acariciaba en ratos. Le dije que se animara pues sobraban condones y huecos, ya que podía ver el paquete que se cargaba. Al quitarse el pantalón, vi una verga impresionante que sacó en mí, la puta insaciable y hambrienta de verga en la que me había convertido, tal vez no lo sabía, pero ya no había marcha atrás. Se la chupé mientras sentía que casi le rogaba que me la metiera. Pidió permiso a Ricardo que en ese momento me culeaba por detrás y me puso boca arriba en una mesa, me abrió cariñosamente las piernas me las puso en sus hombros y que riiiico sufrimiento con la primera envestida de un macho vergón. No es que la tuviera exageradamente enorme, pero era la verga más grande que había probado. Mientras me la metía por segunda vez tuve que meterme la verga de Ricardo a la boca para no gritar. Empecé a sentir ese indescriptiblemente y rico movimiento que no puedo olvidar cómo me la clavaba suavecito y de repente me daba unas envestidas muy rápidas haciendo chocar sus huevas en mis nalgas.

Gocé y grité como nunca mientras le decía que mi puta pareja cornudo nunca me hacía sentir así. Ellos me decían que una mujer así de puta necesitaba más machos que la satisficieran como se debe. Que desde el día anterior se dieron cuenta que era lo que necesitaba. ¡Hoy que recordar todo eso que dije y me dijeron me hierve la sangre de excitación! Me vine muchas veces esa mañana. Me hicieron cuanto quisieron conmigo.

El Verdugo me puso de perrito y por vez primera sentí deseos sinceros de que me la metiera por el culo, pues mi pareja lo pidé a menudo, pero no me suele gustar mucho porque me duele. Claro que ahora era distinto, con una cosa tan riiica, que me dolió tanto que me la metiera por ahí, grité tan fuerte que no dudo que los vecinos escucharan, pero era tanta la calentura que la gocé como buena hembra que recién empezaba a gozar como tal.

Ese día tuve por primera vez un sándwich por adelante y por atrás al mismo tiempo y nunca lo olvidaré. Terminé muy cansada y adolorida. Me arreglé para salir de la casa mientras me despedían agarrándome el culo sobre las licras y regresé a la casa con mi pareja que ya se había levantado, sin saber que era Coronado como Cornudo y tenía una pareja, Graduada como INFIEL.

Si te gustan mis exposiciones reales de i vid y quieres contactarme para contar o para intercambiar estas experiencias, mi mail: mariogaji@yhoo.com.co