Gracias Primo
Debido a la falta de un libro para estudiar, regreso a mi ciudad natal para que mi prima me prestara el libro.
Tenía que viajar de nuevo hacia mi Ciudad Natal, pero no quería hacerlo en autobús. Así que decidí pedirle prestado el carro a mi hermano. Era un viaje de urgencia, por un libro que necesitaba para estudiar, así que iba a ser un viaje de un día.
Mi hermano accedió a prestarme el coche..Al día siguiente, estaba ya en camino. Llegué poco después del medio día, pero no me dirigí a mi casa, si no al departamento de mi prima. Aquella con la que había soñado tantas veces. Ella es morena, delgada, con unos senos perfectos, cara hermosa y un cabello lacio y color negro azabache. Por fin estaba tocando a su puerta, un poco cansado por el viaje, pero contento por que conseguiría el libro que tanto trabajo me había dado conseguir. Ella me abrió la puerta y me invitó a pasar. Después de los saludos de rigor, estuvimos platicando un rato de nuestras vidas, ya que teníamos más de un año de no vernos, Ella me platicaba que ya estaba por casarse, que se iría de la cuidad y que estaba muy a gusto con su novio. Me preguntaba qué cómo andaba de amores, yo le dije pues que mal, que por estar pendiente con lo de la escuela, había descuidado mi vida amorosa y que me sentía solo.
Le dije que me disculpara un momento y que si me prestaba el baño para darme una ducha, ya que por el viaje, andaba un poco sudado. En ese momento, no pensé que no había llevado ropa para cambiarme y solo pensaba en ducharme para relajarme un poco. Entre al baño y dejé la puerta abierta con la intención de seguir platicando con mi prima, así que mientras estaba bajo la regadera, ella me seguía preguntando qué por qué no me buscaba una novia , yo le contesté que por la falta de tiempo. Ya que acabé de ducharme, le pedí que me prestara una toalla y si tenia algo para prestarme, por lo menos una camisa larga o algo asi. Ella entró al baño, la puerta de mismo era translúcida así que yo me cubrí con la mano, pero al momento de agarrar la toalla, pues tuve que quitar las manos de mi cuerpo, mostrándole a ella mi cuerpo desnudo. Ella se quedó mirando un instante mi pene, yo hice como si no me hubiera dado cuenta y seguí platicando con ella .Le pregunté que si no había encontrado algo para prestarme y me dijo que si, que se le había olvidado traérmelo. Me sequé muy bien el cuerpo y me enrollé la toalla por la cintura. Así salí del baño, mientras ella buscaba entre sus cajones alguna camisa. De broma, sacó uno de sus calzones y me lo aventó, me dijo que me podía prestar eso, el caso era de si tenia el valor para ponérmelo. Aceptando su reto, le di la espalda y me quité la toalla dejándola caer al piso, mientras me ponía la braga, no me había fijado del espejo que tenia justo en frente de mi. Me di cuenta que mi prima me veía por el espejo, más específicamente, miraba mi pene. No se por qué, pero me dio mucha pena, así que rápidamente me subí los calzones y recogí la toalla para cubrirme. Ella me dio una camisa, que más que camisa, parecía un pequeño TOP, ya que como ella es mucho más bajita que yo, pues me quedaba super pequeña.
Como había estado inmóvil la mayor parte del tiempo, no había sentido la presión de las bragas sobre mi pene, pero cuando empecé a caminar, sentí que me era muy incomodo tenerla.. Mi prima se reía por los movimientos que hacia y los gesto que ponía. En fin, pensé, solo será por un ratito. Decidí quitarme la camisita y quedarme solo con la toalla enrollada por la cintura, estaba pensando en quitarme el calzón también, pero decidí esperar a que ella se metiera a bañar.
Con ella en el baño, me sentí un poco más seguro para quitarme el calzón que me estaba molestando, total, como seguiría con la toalla por la cintura, pues mi prima no tenia por qué enterarse que andaba desnudo de la cintura para abajo.
Al salir del baño, ella seguía insistiendo en que me debería buscar una novia. Me preguntaba que si no era homosexual, ya que hacia años que no tenia novia. Yo le dije que claro que no lo era, que me gustaban las mujeres y mucho. Ella había salido del baño con un pequeño bóxer; de esos que son bien cortitos y que solo tapan media nalga y, con una blusa pegadita, que hacia resaltar aun más sus senos. Yo me empecé a sentir un poco nervioso por tenerla así y tan cerquita de mi; será mi prima pero antes que eso es una mujer, y una muy bella y atractiva, y yo un hombre en edad de la calentura.
Ella notó que me había puesto nervioso, así que prefirió cambiar de tema., menos mal que no notó la erección que tenía en esos momentos. Le seguí el juego un rato más, ya había caído la noche, tenía la intención de salir a cenar, pero por falta de ropa, esa posibilidad quedaba descartada. Así que pedimos algo para cenar. Después de la cena, ella volvió a retomar la plática de la novia, la verdad ya me tenía harto, pero por cortesía, le seguía la plática. Me hizo una pregunta muy concreta. Qué cómo me gustaban las mujeres? Tanto su físico como su personalidad. Le dije que me gustaba que fueran divertidas, inteligentes, sinceras y cariñosas, creo que lo normal, como a la mayoría de los hombres nos gusta. Y en su físico, pues no sabia cómo decirle que cómo ella. Así que le estuve dando muchas vueltas al asunto hasta que le dije que más o menos así como ella. Ella se sorprendió muchísimo, me pregunto que si ella me gustaba, le dije que me parecía muy linda, que cualquier hombre se fijaría fácilmente en ella y que su novio tenía mucha suerte de tener a una mujer tan bella como ella.
Me dijo que nos acostáramos a dormir, ya que era tarde. Yo no tenía sueño y se lo dije, le pregunté que si ella ya tenía sueño, me dijo que no, pero que imaginaba que yo estaría cansado por el viaje. Le dije que por qué mejor no veíamos una película en su cuarto, me dijo que si, que estaba de acuerdo. Fuimos hasta su habitación y ella puso la película de Un Papá Genial. Todo iba normal, hasta que a ella le empezó a ganar el sueño, y eso que me dijo que no tenía sueño. Yo seguí viendo la película por que me parecía entretenida. De pronto, siento su mano sobre mi pierna. Me quedé inmóvil esperando que la quitara, pero no lo hizo, no le di mayor importancia y continué mirando la película. Hasta que un ratito después, sentí que su mano subía por mi pierna. Me empezaba a gustar la caricia, empezaba a sentir la excitación del momento. Ya empezaba a dudar de que ella estuviera dormida. Yo continuaba inmóvil, mientras sentía que su mano me empezaba a acariciar, suavemente. Ya no miraba la película, ahora la miraba a ella. Podía ver que estaba excitada, ya que sus pezones se marcaban en su ropa. Y eso me ponía más cachondo, me sentía muy excitado en ese momento. Mi pene ya había reaccionado por completo, poniéndose completamente duro. Me empezaba a doler un poco por lo mismo. Su mano se metió bajo la toalla, sin llegar más allá. Simplemente acariciaba y se movía, como acomodándose para estar en una posición más cómoda para su caricia. Al hacer eso, facilitó que admirara su hermoso cuerpo, cubierto solo por sus pequeñas prendas, cosa que me gustaba mucho y seguía excitándome cada vez más.
No podía creer que aun se seguía haciendo la dormida. Pero decidí que si ella quería jugar, pues que ella hiciera todo. La película ya estaba por terminar, su mano ya estaba al borde de lo prohibido, sentía el calor que tenia entre mis piernas y la dureza de mi pene, su pecho se veía hinchado, sus pezones, parecían que querían romper la tela que los aprisionaba .Al sentir que ya no tenía el calzón que me había dado, levantó la cara mirándome a los ojos con una mueca de asombro. Por fin se había descardo de una vez por todas. La miré y le sonreí maliciosamente. Ella ya se incorporó por completo sentándose a mi lado y empezó a besarme el pecho, mientras su mano ya tenia prisionero a mi pene dándole un suave masaje, mientras su lengua jugaba por mi cuello ya.. Siguió hasta encontrar mis labios, que ya deseaban besarla, que necesitaban ese beso .Mis manos no se quedaron quietas, ya estaban sintiendo la firmeza de sus senos, lo duro de sus pezones, la suavidad de su piel. El beso que nos dimos, duró mucho tiempo, creo que fue como cinco minutos, a mi me pareció eterno. Ella ya se había puesto bastante cachonda, aumentaba la velocidad de su mano sobre mi pene y yo me apresuré a quitarle su blusa, para poder admirar sus senos, para ver si eran así cómo me los imaginaba.
El resultado de la vista de sus senos, no pudo ser mejor del que yo esperaba. Parecían esculpidos por un artista. Sus areolas no eran ni muy grandes, ni muy pequeñas y sus pezones ..eran espléndidos, morenitos y bien duritos por su estado de excitación. Ya para ese momento, todo el pudor y dudas que tenia, se habían disipado. Me quité la toalla que cubría mi parcial desnudez y me mostré ante ella. Ella se levantó sobre la cama y se paró justo en frente de mí, con sus piernas a mis costados. No hacían falta palabras para saber lo que ella quería. Le puse mis manos sobre sus piernas y lentamente fui subiendo, hasta llegar a su pequeño bóxer. Lo tome de la parte superior y lo fui bajando poco a poco. Ahora, era ella la que se mostraba ante mí. Un vientre completamente plano, terso y suave. Baje un poco más y llegué hasta su monte de venus, el cual lo tenia recortado, dejando únicamente, un hilillo de vellos que mostraba el camino hacia la gloria. El aroma que despedía era embriagador, ese aroma a sexo, deseoso. Eso terminó por ponerme más cachondo y me apresuré a bajar por completo su bóxer.
Ella por fin habló, me dijo que la noche aun era joven, que teníamos toda la noche para disfrutar. Gracias a esas palabras, logré calmarme un poco. Ya desnuda ante mi, la acosté en la cama. Empecé a besarla en la cara, besando cada parte de ella, sus párpados, mejillas, nariz, pómulos y dejando sus labios para lo mejor. Bajé hasta sus pechos. Sabían riquísimos, sus pezones se pusieron aun más duros. Empecé a morderlos suavemente, a lamerlos; como ella me había dicho, no había por que apresurarnos; bajé hasta su vientre, la miraba a los ojos. , veía que ella lo estaba disfrutando al igual que yo. Seguí bajando, lentamente lamiendo y besando todo el camino hacia abajo. Hasta llegar a su entrepierna. Le separé las piernas y empecé a besar el interior de sus muslos, sentía el calor que emanaba de ella, el dulce aroma de su sexo, que me invitaba a probarlo, pero me contenía, quería hacer que me desee con todas sus fuerzas. Pase hacia el otro muslo, así estuve un segundo más, cuando noté que ella echó la cabeza hacia atrás, aproveché para rozarle el clítoris con la lengua, siempre mirándola a la cara, al momento que ella alzaba la cabeza para mirarme, yo empezaba a besarle de nuevo el muslo. Así lo hice varias veces más hasta que decidí que era el momento de disfrutar sus labios, pero a mi manera, siendo ahora yo el que la bese.
Le dije que cerrara los ojos y que confiara en mi. Lentamente, empecé a lamer sus labios, cada que ella abría la boca, yo me retiraba y le decía que permaneciera quieta y con los ojos cerrados. Regresé a mi faena del beso, de morder suavemente sus labios y después con fuerza. Me decidí por disfrutar ya de su boca. y la besé., sorbiendo su aliento a cada beso, queriéndome comer su alma. Ya que la dejé si aliento, le dije: ahora, solo disfruta .
Baje de nuevo hacia su sexo, que ya estaba más que listo. Empecé por besar sus labios, para seguir hacia su clítoris, apresándolo en mis labios. Lamiéndolo suavemente y después rápido. Tenia un sabor exquisito, a gloria. Seguí lamiendo hasta casi hacer que se viniera. Me detuve en seco, ella me tomó por el cabello y me obligó a seguir con mi trabajo, pero yo le quité las manos de mi cabello. Seguí con mi labor de lamer, ahora sus labios, hasta la entrada de su vagina, del lugar de donde manaban esos líquidos que tanto me habían gustado. Regresé de nuevo a su clítoris dispuesto a regalarle su primer orgasmo de la noche.
Lamí como ella quería, sin parar, si respirar, hasta que la hice acabar, dando jadeos tanto ella como yo, los dos buscando aire, oxígeno. Ella gritaba como loca, gritos de placer, gemidos de gusto. Me incorporé y la bese suavemente en la boca. Tenis una cara de placer enorme. Me dijo: Gracias primo, ahora, déjame devolverte el favor .Le dije que no tenia por que hacerlo, que eso yo lo había echo por gusto, no pensando en que ella me devolviera el "favor". Mientras decíamos eso mi mano jugaba nuevamente con su clítoris, para ponerla a punto. Hasta hacer que ella me pidiera penetrarle. Que me suplicara por sentirme dentro de ella. Así lo hizo, me pidió que la penetrara ya, que no aguantaba más esa situación. Le pregunté que si tenia condones y me dijo que no, que quería sentirme así al natural. Me acomodé entre sus piernas y lentamente guié mi pene hacia su vagina.
Al acercarme, sentía el calor que de ahí se desprendía. La penetré suavemente, despacio, admirando su cara al hacerlo. Una cara de placer puro, de éxtasis. Hasta que quedamos unidos, pelvis con pelvis, piel con piel. Me abrazó fuertemente y me dijo: Gracias Primito. Empecé a moverme, cada vez más rápido y después lento, me gustaba ese cambio de velocidad, sentir que llevaba el ritmo, la guía de la cópula. Así estuve por unos diez o quince minutos hasta que ella me pidió que parara. Así lo hice. Me salí de ella y eso lo aprovecho para que cambiáramos de posición. Ahora, era ella la que me cabalgaba. Me dijo: Así que te gusta ese jueguito de la velocidad Eh!, pues ahora sabrás lo que es la velocidad. Te voy a coger a mi manera Primo .
Empezó a subir y bajar a una velocidad tremenda, que cada vez que ella bajaba, me hacia daño, tanto en los testículos como en el abdomen. Cuando sentía que yo ya me iba a venir, ella se detenía y se quedaba así, quieta, sin hacer ningún movimiento, mirándome con una cara de venganza .diciéndome: Verdad que se siente bien feo cabrón .y lo que te falta por sentir ..
Así prosiguió por varios minutos más y cada vez que iba a acabar, se detenía, pero ahora, se había echado sobre de mi, para que cada ve que se detuviera, me besará. Y en una de esas veces, cuando creyó que ya me había relajado, se empezó a mover lentamente, para aumentar la velocidad de sus caderas. Hasta quedar sentada sobre mi y subiendo y bajando. Esta vez, sabía que sería hasta el final. Su velocidad había aumentado aun más que al principio, ya nada nos detendría mas que nuestro orgasmo. Que alcanzamos juntos, ella, en una canción de gemidos y gritos y yo, en un poema de jadeos y de respiración acelerada. Todo había sido perfecto. Quedé casi inconsciente, perdí la visión por unos instantes y mi cuerpo se tensó y se entumió por completo, mientras ella, caía sobre mi pecho, respirando con dificultad. Me dijo: Gracias Primo