Gracias padrastro.

Una historia mas despues de mucho tiempo

GRACIAS PADRASTRO.

Cuando yo nací mi madre era una adolescente. Simplemente tuvo un momento de calentura y se entregó a un compañero de escuela, del cual salio embarazada y que cuando se enteró, lo primero que hizo fue cambiarse de escuela y no saber nada mas de ella. Para su suerte mis abuelos eran económicamente solventes y pudo tenerme y seguir estudiando. Y así crecí yo, viendo a mi madre más como una hermana y a mi abuela como mi madre. Reconozco que no me faltó cariño ni comodidades, pero también que cuando me entere que mi hermana Cintia no era mi hermana, si no mi madre, me afectó bastante. A partir de ahí la vi con cierto despecho a pesar de ser un niño. Si, mi madre  es hermosa y no le faltaron pretendientes, pero ella se dedicó a estudiar y termino la carrera de Economía y gracias a sus calificaciones y su buen físico de inmediato consiguió trabajo. Yo continué creciendo en esa relación madre- hermana que poco a poco se fue fortaleciendo y cuando acababa de cumplir los once años la tragedia nos alcanzo por primera vez. Mi abuela enfermó y en seis meses murió. Esto nos unió más a mi madre y a mí pues veíamos que mi abuelo se derrumbaba y entre los dos lo sostuvimos por tres años más, hasta que el también murió. En ese entonces mi madre ya había conseguido un buen puesto de ejecutiva en una transnacional, a pesar de su juventud, pues apenas superaba los treinta años y yo terminaba la secundaria y me encaminaba a la preparatoria.

-Darío (así me llamo) ahora solo somos tu y yo, estamos sin nadie en la vida y debemos estar unidos.

-si mamá, se que cuento contigo.

Nuestra vida fue monótona sin grandes sobresaltos. Mi madre evitaba a todos los galanes y yo me dedicaba al estudio y así termine la secundaria y comencé la preparatoria. De pronto apareció Tom. Un norteamericano millonario que se enamoró de mi madre. Era un hombre grande de 60 años, pero millonario. Mi madre en un principio lo rechazó pero el insistió tanto que poco a poco fue venciendo su voluntad.

-¿Cómo verías si me casara con mister Parker?

  • Ummmm…..creo que es un poco grande para ti.

-Si, pero eso aseguraría nuestra vida.

-¿estas dispuesta a eso? parecería que te vendes.

-Mira hijo, no he tenido suerte en el amor, casi todos los que se acercan a mi es buscando llevarme a la cama y los que no, son unos entupidos que creen que soy muy rica por el puesto que tengo. Si, es cierto que vivimos bien, pero este matrimonio nos haría millonarios para toda la vida.

-¿Estas dispuesta a sacrificarte así?

-por ti estoy dispuesta a todo, además Tom no es un hombre tan repugnante, si, es grande pero se mantiene en buena forma.

Ya no se habló más y seis meses después mi madre y Tom se casaban. De tener casa bonita, carro último modelo y una cuenta en el banco, pasamos a tener casa en cuatro diferentes países, avión, yate y un ejército de sirvientes. Mi madre lucia espectacular llena de joyas y ropa exclusiva de diseñador europeo. De estar en una de las mejores escuelas del país pase a estar en la mejor, pero algo extraño notaba yo, algo que no me convencía mucho en la actitud de mi madre. A veces la veía triste o irritable, algo no andaba bien. Tom conmigo era amable, me hacia costosos regalos y nunca se metía en mi educación. Como a los diez meses enfrente a mi madre.

-¿pasa algo mamá? no te veo  muy feliz con este matrimonio.

-Hijo, esto es algo muy intimo………..no se si decírtelo.

-sabes que puedes confiar en mi.

-Es que……….no se como lo tomes.

-pues si no me lo dices menos lo sabrás. Lo que si sabes es que te apoyare siempre en la decisión que tomes.

-bueno, mira hijo. Antes de casarnos Tom me hablo con la verdad. El es impotente a raíz de una herida en Vietnam. El solo quería compañía y se enamoró de mí. No me engañó en nada.

-entonces cual es el problema.

-Pues que soy mujer y como tal tengo necesidades. Tom me autoriza a tener un amante pero yo no quiero y no pienso hacerlo. Esa es la causa de que a veces me veas así, pero no pasa nada más.

Dejamos la cosa por la paz y yo me concentre en la preparatoria, que como toda escuela de ricos era exigente, aunque sabia que al final el pase estaba asegurado. Pasaron ocho o nueve meses más, pero de pronto noté muy rara a mi madre. Adelgazó, se veía pálida, me observaba a escondidas y cuando la cachaba se volteaba rápidamente. Decidí enfrentarla de nuevo.

-mamá…….que pasa……..porque estas así, tan desmejorada.

-hijo……..tengo miedo……pena y terror por lo que pueda decirte.

-¡tan grave es!

-No se, según como lo veamos.

-dímelo mamá, esto no puede seguir así.

Mi madre se quedó callada por unos minutos como indecisa aun, después tomando aire me dijo.

-mira Darío, Tom ha puesto la mitad de su fortuna a mi nombre. Es muy grande y con eso tendríamos para ser ricos por varias generaciones.

-bueno, ¿y donde esta lo malo?

-que esta dispuesto a poner la otra mitad a tu nombre, pero…….exige una condición.

-Y…… ¿Cuál es?

A mi madre le cambiaron los colores, su mirada se hizo huidiza, y en muy baja voz me dijo.

-Que…….que tú y yo nos convirtamos en amantes y tengamos un hijo.

Me quedé unos segundos entre sorprendido, enojado y confuso, hasta que reaccione.

-¡Que le pasa a ese entupido, esta loco o que! me va a oír el hijo de puta.

Me dirigí de inmediato a la oficina biblioteca mientras mi madre me pedía que me calmara. A mi poca edad me sentía muy gallito y salvador de la honra familiar. Al entrar encontré a Tom leyendo un libro y fumándose una pipa.

-¡A ver hijo de tu puta y gringa madre! ¡Como te atreves a proponerle esa cochinada a mi madre! ¡Acaso crees que no tiene quien la defienda, pues te equivocas!

El me dejó que me desahogara y cuando acabe con todos los adjetivos que se me ocurrieron desvió la vista de su libro, me miró a los ojos y me dijo.

-¿Ya…..ya terminaste? pues escúchame muy bien. La propuesta esta hecha, tu y tu madre deciden si la toman o la dejan. Lo que si te digo que si la toman al paso de los años me vas a bendecir y te vas a arrepentir de este momento.

Me salí indignado, mi coraje era enorme y fui a decirle a mi madre.

-¿Cuándo nos vamos de esta casa?

-Hijo…..yo no me voy.

-Pero…. ¿Vas a soportar esta ofensa?

  • ¿No has pensando que podríamos darle gusto?

-¡Mamá, eso es incesto!

-¿Tanto te asusta la palabra? Píensalo bien, no me digas nada ahora, tomate tus días y luego hablamos

-Mama, eso seria rebajarnos demasiado.

-Ya una vez te dije que por ti soy capaz de todo.

Me quede anonadado. No entendía como era posible que mi madre llegara a tales extremos por dinero. Me encerré en mi recamara y empecé a hacer planes para irme de esa casa. Cené en la cocina para no verlos y me fui a acostar. Durante un tiempo estuve dándole vueltas al cerebro y de pronto en mi mente apareció la figura de mi madre. Desnuda, lasciva, ofreciéndose a mí. Me di cuenta que jamás la había visto como mujer. No sabía si estaba buena, flaca, gorda o deforme. Para mi era mi madre y nada mas. Prácticamente yo era un adolescente sin ninguna experiencia sexual mas que las puñetas que me hacia. Al otro día en la mañana ahí estaba ella en el desayuno, como todos los días con su bata. Por primera vez en mi vida la observé como mujer y la verdad era muy hermosa y estaba buenísima, sentí como una corriente eléctrica y más cuando ella me sirvió mi desayuno con su sonrisa habitual. Me subí al carro y en camino a la escuela no escuchaba nada de lo que Jacinto, el chofer, me decía. Solo pensaba. ¿Y si me comiera yo esa torta?

La vida en la casa continuo como si no pasase nada, según yo preparándome para irme aunque me repateaba la sonrisa de mi madre. Empecé a espiarla y ella se mostró más escotada ante mí, con faldas más entalladas. Al tercer día me hice la primera puñeta a su salud, al quinto ya no aguantaba la verga. Ese mismo día en la noche mi madre entró en mi recamara vestida con una bata ligera que dejaba ver sus formas.

-Y bien Darío, ¿aun no tomas una decisión?

-mamá…..tengo miedo…..no se a donde nos puede llevar esto.

-mi amor, las cosas seguirían igual. Seguirás siendo mi hijo y yo tu madre. Eso no se puede borrar nunca. Si tenemos hijos serán Parker de apellido pues Tom así lo quiere. Cuando tu ya estés maduro y seas un hombre completo podrás tomar una decisión y casarte. Yo no me opondré a eso, la diferencia es que tendrás tu propia fortuna y yo algunos años de felicidad.

Me quede un rato callado, pensativo, hasta que levanté la vista y le dije.

-esta bien, hagámoslo.

-entonces vamos a mi recamara.

Nos dirigimos a su cuarto y al entrar busque alrededor a ver si estaba Tom, pero no lo vi. En realidad yo no sabia que el había colocado un  sistema de cámaras para ser testigo de nuestra primera noche. Mi madre si lo sabía pues era parte del pacto. Me dijo que me desvistiera y lleno de vergüenza me fui a un rincón donde me quite la ropa poco a poco, con más miedo que excitación. Ella reguló la luz de la habitación y así como estaba, de espaldas a mí, dejó caer su bata.

Yo sabía que mi madre era hermosa, pero no sabia cuanto. Al acercarme a ella vi una espalda de mármol que remataba en unas hermosas nalgas. Mi erección fue inmediata y temblando toque su piel que ardía. Lentamente se dio la vuelta y quedaron ante mi un par de tetas hermosas, blancas como la nieve en las que se veían las venas azules correr hasta sus pezones. Su pubis estaba rasurado y se alcazaba a ver su hendidura rozada y jugosa. Al levantar la vista y verle la cara me sorprendí. No era la cara de mi madre. Era la cara de una mujer lasciva, ardiente y deseosa de amor y sexo. En mi confusión alcance a escuchar su voz.

-que bien dotado estas mi vida, creo que seremos muy felices.

De pronto ella bajó su mano y tomó mi verga. Nadie nunca antes me la había tocado y la sensación fue deliciosa, me miro a los ojos y me dijo al oído.

-te la voy a mamar.

Me quede estático, casi sin respirar al ver como ella se inclinaba, se ponía de rodillas y se llevaba mi verga a la boca. La sensación era maravillosa. Nunca pensé que se pudiera sentir tal calidez, tal placer, tanta ternura y amor ante una mamada de alguien, por mucho que fuera tu propia madre. Ella recorría con su lengua lo largo de mi pene deteniéndose en el glande, se lo metía en la boca, lo acariciaba con sus manos, se lo tallaba en la cara. El placer era tanto que en muy poco tiempo sentí que me venia y alcance a expulsar algo de liquido seminal mezclado con semen en su boca. Ella se dio cuenta y se detuvo.

-espera mi vida, aun no te vengas. Tu primer semen deberá ser vertido en mis entrañas.

Entonces pasamos a la cama y ella se colocó en la posición mas antigua del mundo abriendo sus piernas y dejándome ver su hendidura color rosa. Yo quise tocarla y darle algún placer pero ella me detuvo.

-espera mi amor, aun  tienes que aprender muchas cosas, pero será poco a poco.

Me jaló hacia ella y con su mano guió mi pene a su hendidura, cuando sintió que estaba emboquillada empujó hacia mi dejando que mi verga penetrara en ella hasta el fondo. Me volví loco, quise demostrarle que podía ser un buen amante y empecé a moverme torpemente, pero ella me aprisionó con sus piernas y sus brazos y me llevo a un ritmo sensual y delicioso. Nuestros labios se unieron trasegando saliva, nuestros sudores se mezclaron en uno mismo, nuestros quejidos fueron al unísono. Los dos disfrutábamos enormemente al descubrir el incesto y de pronto estallamos. Yo tuve el primer orgasmo de mi vida y ella el más grandioso hasta ese momento, sentí sus uñas clavadas en mi espalda y sus dientes mordiendo mis labios, subimos a los cielos y tardamos un buen tiempo para volver a la tierra. El hecho estaba consumado.

Tardamos un buen rato en reponernos y en mi existía una rara sensación. Me sentía culpable de algo muy malo, degenerado, atroz, pero a la vez me sentía feliz. Mi mirada era huidiza pero ella estaba serena, sonriente y contenta. Se levantó, se puso una bata y salio de la recamara regresando al poco tiempo con unos bocadillos y una botella de vino con dos vasos, la destapó y me sirvió un poco.

-toma esto, te hará bien.

A pesar de nunca haber bebido alcohol me tome dos vasos que me dieron una sensación de calor. Ella se acercó a mi acariciando mi pelo y mi cara y al verla descubrí de nuevo a mi madre, tierna, sonriente, simpática. Como si nada hubiera ocurrido entre los dos.

-¿estas contento mi vida?

-si…….si lo estoy madre, ¿y tu?

-yo estoy feliz, nunca había sido tan feliz en mi vida.

-mamá…….tengo miedo……..que pasara con el tiempo.

-pues nunca debes de temer, nos esperan muchos placeres juntos.

Mientras platicábamos ella me acariciaba la entre pierna y así después de algunos minutos y tal vez ayudado por el vino mi pene retomó su dureza, ella lo estuvo acariciando por unos minutos, como haciéndome una puñeta y cuando lo sintió bien duro me dijo.

-bueno, vamos a tomar la segunda lección.

Se acostó en la cama y me pidió que le acariciara todo lo que quisiera, que la tocara toda. Yo era muy joven pero no un tonto, a mi edad ya había visto películas porno y bastante sabia del sexo aunque sin practica. Le bese las tetas, se las chupé, le lamí la piel de su cuello, brazos, tetas y estomago. Su piel era tan suave y tersa que me excitaba. De pronto ella, entre las sensaciones que sentía y la hacían revolcarse un poco, se puso boca abajo. ¡Ufff! el espectáculo fue enorme. El culo más hermoso del mundo estaba ante mis ojos. Las nalgas eran maravillosas, blancas como el mármol, suaves como el terciopelo. La bese en la espalda con mucho respeto, casi como si no quisiera, baje poco a poco a su cintura y no se si la cercanía de su culo o los olores de esta zona del cuerpo emanaban me liberaron de toda vergüenza. Con mis manos le abrí las nalgas y vi la entrada de su ano. Rosado, con la arrugas en cruz, no pude evitarlo, lo bese esperando la reacción de mi madre, pensé que se safaria y tal vez me lo recriminara, pero me sorprendí. Ella llevo sus manos a los globos de sus nalgas y sola los hizo a un lado dejándome la plaza libre. Me hundí en el besándolo, lengüeteándolo, lamiéndolo y llegué a introducir unos centímetros de mi lengua dentro de el. Mi madre temblaba, gemía, sollozaba y alcance a oír unas palabras.

-vas a ser el primero que entre por ahí.

Yo ya no entendía nada, nada me importaba si era el primero o el milésimo, yo solo sabia que tenia que entrar en ese culo y disfrutarlo, que tenia que ser mío. Apunte la verga a la entrada de su ano y empuje, me di cuenta lo brusco que había sido al detenerme ella con su mano y moderar mis embestidas, pero entendí el mensaje y poco a poco penetré por completo en su culo sintiendo una sensación inigualable, cuando estuve todo adentro empezamos a movernos lentamente y poco a poco apuramos el ritmo hasta que, en un momento dado, los dos nos volvimos locos. Solo escuchaba sus balbuceos.

-si mi amor….así…….dame mas…….me estoy viniendo…….esto es la gloria…….te amo bebé.

Yo no decía nada pues estaba sojuzgado por las sensaciones. los espasmos de su culo se reflejaban en mi verga, su sudor y el mío se mezclaban en uno solo, los olores de mi semen vertido en su vagina y de sus jugos me llegaba mezclados-porque no decirlo- con los olores de las heces fecales embarradas en mi verga, pero en lugar de darme asco me excitaba. Eran la Apocalipsis y la gloria al mismo tiempo. Y de pronto ocurrió. Se abrió el grifo de mi semen y tuve la primera mejor venida de mi vida. Quedamos agotados pero felices y después de besarnos un rato mas nos quedamos dormidos totalmente desnudos, hasta que al otro día en la mañana Tom nos despertó para que nos separáramos y la servidumbre no se diera cuenta.

En el desayuno mi madre estaba feliz, Tom sonriente y yo con la cara agachada y la vista en el piso. La vergüenza me derribaba pero la felicidad me levantaba, Tom no me dijo nada pero dio órdenes a la servidumbre para que después de las 17:00 horas ya no hubiera nadie en la casa y que antes de las 10 de la mañana nadie podía subir al segundo piso. Nos facilitó todo para que mi madre y yo pudiéramos disfrutar nuestra pasión. A partir de entonces dormimos juntos y terminando mi ciclo escolar, un mes después, nos mando a Europa de luna de miel y al regresar casi dos meses después mi madre ya venia con la regla retrasada. Nada mas desempacar fue al medico y tuvimos buenas noticias. Mi madre estaba embarazada. Ocho meses después nació MIA Parker que de inmediato fue reconocida por Tom como hija suya. el habló con mi madre y conmigo y nos dijo que ya habíamos cumplido, que lo que siguiera era decisión nuestra y así nosotros decidimos que eso no terminaba ahí, que al contrario, apenas comenzaba y así dos años después nació Kevin Parker. Nuestra felicidad era completa y más cuando después de cuatro años de haber iniciado nuestro amor mi madre quedó embarazada por tercera vez. Apenas iba en el cuarto mes cuando la tragedia nos alcanzó. Tom murió de un infarto. El golpe fue muy duro pues ya lo consideraba como un padre, después de las exequias fuimos a la lectura del testamento y si, todo nos lo dejaba a mi madre y a mi a partes iguales, recomendándonos que no separáramos nuestras fortunas. Al final el notario nos entregó una llave de una caja de seguridad en un banco. Fuimos a abrirla y encontramos joyas, documentos y una carta para los dos. Esa misma noche después de dormir a los niños nos sentamos mi madre y yo a leerla y decía así.

“Cintia, Darío, cuando esta carta llegue a ustedes yo ya estaré muerto, espero, por lo que veo, que no me odiareis y seguirán felices por toda la vida. Quisiera justificar mis actos de lo que les pedí y tratare de hacerlo. Cuando yo era muy jovencito me enamore de mi madre y para mi sorpresa ella me correspondió. Fueron los años más maravillosos de mi existencia hasta que se atravesó la maldita guerra. A consecuencia de mis heridas yo ya no pude responderle como hombre, pero ella se mantuvo a mi lado toda su vida. Se conformaba con las caricias de mis manos y lengua y así fuimos felices hasta que ella murió. Entonces me sentí el ser más desgraciado del mundo y así pase muchos años hasta que te conocí, Cintia, y al saber que tenías un hijo adolescente me decidí a ser el artífice de tu felicidad. Creo que lo logré y ahora solo me resta bendecidlos desde donde esté. Les auguro una vida de dicha y felicidad mientras estén juntos. Adiós”

Después de leer la carta mi madre y yo quedamos más agradecidos por Tom, pues nos había dado mucho. Ocho meses después bautizábamos al nuevo Tom Parker, nuestro tercer y último hijo que llamamos así en honor a el, era una manera de recordarlo siempre y pensar “gracias padrastro”.

pacosuarez.