Gracias Martillo XVII

Quién pensaría que un perro podría causar tantas cosas? Mario y Damián lo saben.

Habían pasado días desde qe había llevado a Mario con mi familia.

No fue cómo me lo imaginaba pero era algo, y con ese algo me conformo.

Damián, tío! —Me habló Isaac emocionado cuando los alumnos se retiraban.

—Qué pasa? Tranquilo —Reí de su reacción—. No piensas ir al receso?

—Que puedo comer al rato. Y lo que pasa es Mateo! Que en estos últimos días he estado pasando el rato con él. Hemos ido al parque, hemos ido al cine con los demás, hemos jugado fucho, y aunque suene un poco cursi y tontoo, hemos hecho tarea juntos...

—... Es excelente Isaac! En serio, no podría estar más feliz por ti... Veo que vas en serio con este chico.

—Sí... Sí, por que habría de no hacerlo?-Dijo confundido.

—Vaa... Ya, es que... Mira, no te lo quiero cagar todo, pero ya te lo he dicho, no puedes engancharte de él si sabes que lo suyo son las tías...

—Ya... Pero prefiero arriesgarme al rechazo que al hecho de regañarme y arrepentirme todos los días por no haberlo intentado. Vamos debes de saber de eso, con tu edad has de haber experimentado algo así.

—Acaso me dices viejo? Vamos Isaac, que sé que soy maestro pero tan sólo te llevo 8 años. —bromeé— Sabes... Tienes razón, ve a por ello, es mejor hacerlo a arrepentirse. —El pensar en Mario me hizo sonreír involuntariamente.

—Ya ves... De hecho-

—Epa! Maestro—Entró Mateo al salón—! Isaac, tío qué haces aquí? —Le palmeó la espalda.

—Mateo como estás? Nada, solo me hablaba de ti. —Dije sin pensar, Isaac me volteó a ver repentinamente levantando sus cejas nervioso mientras Mateo lo volteaba a ver juguetón— Sí sí... Sí, de mmm, el equipo, de ustedes, sobre si los entrenaré o no.

—Síii... Ya sabes... —Me siguió el cuento Isaac.

—Y...... Nos vas a entrenar o no?

—...todavía no sé, no lo he visto con mi.... Mis horarios, no he visto como quedaré.

—Ya... Bueno Damián, nos tienes que ayudar, contigo nos ha ido bien cada que nos entrenas, además eres relajado no como el otro maestro. En fin, nos vemos. Isaac, vienes con los demás?

—Sí. Nos vemos luego, Damián. —Dijo el enamorado saliendo del salón con un leve tono a reproche.

Cada vez que las clases acababan era relajante poder escuchar la tranquilidad si eso tiene sentido.

Fijé mi vista en el mundo exterior a través de las ventanas, todas las personas caminando, una que otra pareja, grupos de amigos y amigas...

—Damián, qué haces aquí? No vas a comer algo? —Entró Jake.

—Sí, solo estaba disfrutando de la tranquilidad.

—Aaaa ya, te entiendo, nada relaja más a un  maestro que un salón vacío. —Cerró los ojos y respiró hondo abriendo muy bien sus fosas nasales, todo teatral burlándose.

—Que idiota eres tío... -Le dije mientras me descojonaba.

—Y qué, cómo van las cosas? Lo has visto?

—Si te refieres a Mario sí, vamos, que las cosas van casi como cuento, todo perfecto. Creo que no te dije pero hace unos días me

presentó a su amiga, en plaan oficial.—Respondí emocionado.

—En serio? Eso está bien tío!

—Ah, lo quieres ver? Oye, acaso ya estas ocupado?

—A qué te refieres...? Anda, enseñamelo.

—Que si tienes novia, así podría emparejarte —Le bromeé mientras buscaba la foto de Mario—. Mira, él obvio es Mario y ella es Susana, la tiene de perfil.

—Pero hasta hacen una pareja mona tío, la tal Susana no está nada mal eh... Y él, bueno... Tampoco. —Reí.

—Sí...

—Y el tal Mario tiene familia? —Preguntó curioso al devolverme el móvil.

—... Me ha hablado de sus hermanos cuando nos conocimos pero de sus padres no creo... ya sabes como es el mundo para ellos... Para nosotros, supongo...

Caí en cuenta que ya formaba parte de aquél mundo.

—...ya va tío, y sabes como va a pasar el año?

—No sé, con eso de que nos acabamos de conocer hace poco no hemos hablado de eso.

—Pobre chico, me imagino que ha de ser difici-

—Oye, pero no sería genial si lo llevara conmigo?! —Lo interrumpí emocionado.

—Pues-

—Pero no... no es un poco temprano? No será muy raro...?

—Te respondería si me dejaras hablar tio! Me vas a dejar? —Pausó por unos segundos un pisquín molesto— Ostias, tanto te tiene loco? Mira, estaría bien.... si llevaran dos años juntos..

—Vaaamos! —Dije desmotivado.

—Pero intentarlo no estaría mal. Llevan unas semanas juntos y pareciera que se aman de años. Vente, vamos a la cafetería a agarrar algo.

Pasamos los pasillos siguiendo la charla que teníamos.

Nos sentamos en la mesa/barra y pedimos lo típico que verías a un maestro  llevar todo el tiempo, un café y un pan.

—... entonces le vas a hablar? —Preguntó después de tomarle un sorbo a su café.

—Sí... Me emociona tío no sabes-

—Maestros! Jake, Damián, que hacen aquí?! —Llegó el siempre emocionado Mateo con Isaac— Por que no vienen? Vamos a tener un partido.

—Pero acabamos de llegar... —Nos miramos a los ojos Jake y yo.

—Maestro vamos, si no nos va entrenar por lo menos vea como jugamos.

—Vaaale vale, quieres ir Jake?

—Ya no podemos ni desayunar. A este paso me van a venir apuntando con una pistola.

Pronto Mateo desapareció. En cuestión de un segundo se había teletransportado a la cancha.

—Falta que venga Isaac y nos lleve a otro sitio, o mejor aún, que suene el timbre. —Dijo Jake.

Nos reímos del comentario que había dicho mientras hacíamos nuestro paso por las gradas. Nos pusimos en la penúltima dando la espalda a la gran pared del instituto.

—No sé si entrenarlos sabes...

—No es tu primera vez que yo sepa. —Mencionó con un pedazo de pan en su boca y tomando un sorbo de café.

—Sería mi 3ra vez. Pero vamos no es eso, son buenos chicos pero-

—Déjame adivinar....  algo muy fuerte me dice, espera, veo... Acaso un tío, oh, una letra.. la letra  "M"... Ma.. Mario. -Me reí escandalosamente al ver todo su teatro.

—Sí... Es solo que si acepto hacerlo tendré menos tiempo para pasarlo con él. No he tenido tiempo para preguntarle  sobre el tema.

—Pues háblale Damián, ahora tienes tiempo. Podrían incluso venir juntos y pasar el tiempo aquí.

No tardé mucho en tomar mí móvil y hablarle. Mi mente estaba aferrada a estar con Mario y a la vez en entrenar a los chicos.

—Hey,  buenos días Dan, que ha sido eh?

—...buenos días mi mono oye,  que te quería preguntar unas cosillas..? —Me movía de un lugar a otro en las bancas con una sonrisa dibujada en mi cara.

—Sí...? Qué pasó? —Podía oír su sonrisa.

—Va,  es sólo que quería  saber qué opinabas sobre esto, me han dejado una opción para entrenar a mis chavales pero si lo hago... tendré menos tiempo para pasarlo contigo... Y eso, quería saber qué  decías . —Dije un poco apenado esperando su respuesta.

—Vamos Dami, si te digo que no lo aceptes tus alumnos me matarían, di que sí y a lo mejor pueda ir a verte jugar como un amigo...

—Va, gracias, nos vemos en un rato...—Ya iba a colgar cuando me arrepentí— Eh, oye,  te quiero.

—Te quiero igual macho. —Me dijo antes de que colgara y me diera la vuelta.

Isaac estaba ahí, a no más  de 3 metros y acercándose, Jake no sé había dado cuenta gracias a la atención que prestaba al partido.

—Que te ha dicho Mar-

—Isaac, qué haces aquí? —Interrumpí a Jake antes de que soltara algo más  y sentándome a su lado.

Giró su cara y se percató  de lo que pasaba.

—Nada, vengo con ustedes. Qué hacen?

—Estábamos viendo el partido, antes de que acabe el tiempo libre. No hay muchas opciones aquí arriba.—Dijo Jale aún sentido por el acarreo.

—Has hablado con él? —Pregunté .

—Un poco pero no eh dado ningún paso, me da un poco de mal rollo.

—Qué... De qué hablan? —Preguntó  el despistado de Jake.

Isaac sonrió un poco apenado cuándo  le respondió.

—De Mateo, me gusta un... poco...

—Oh! Por eso es que los he visto más pegados? Me empezaba a preguntar. —Me vió a los ojos nervioso.

—Pero le sigo diciendo que con Mateo es un poco difícil tomando en cuenta sus gustos .

—Ya, pero como te he dicho no me quiero atormentar todos los días por no haberlo intentado- Se adelantó a decirme.

—Pues lo dudo... —Lo interrumpió Jake casi sin darse cuenta. Respondiendo a mi comentario anterior.

Los dos nos callamos esperando una explicación de parte suya pero de su concentración al partido era mayor.

—Por qué?! —Dijimos los dos al mismo tiempo.

—Eh? Bueno, como maestro no debería decir esto pero creo que al tal Mateo le pueden gustar los tios y las tías. Todos sus proyectos juegan con el tema de la sexualidad. Un ensayo en inglés sobre la bisexualidad y un tipo cómic sobre un trío amoroso.

—...entonces quieres decir que tengo una oportunidad?

—Vamos Isaac, tampoco te vayas en anchas...—Le dijo.

Isaac se quedó pensando pero no por mucho, el timbre marcó el fin de nuestra libertad.

Los tres regresamos a nuestros salones, pero antes tuve que pasar con Olímpia para decir Sí al entrenamiento.

////Mario

—Ha sido él?  Andrés? —Fue lo primero que dijo Susana cuando colgué.

—Vamos, ni me digas su nombre. Es lo último de lo que quiero oír ahora. Era mi mono. Damian.

—Mario... Que no has hablado con él desde la última vez? —Seguía con Andrés.

—Que no, que, prefiero alejarme de él por ahora —Callé unos segundos antes de seguir —....   Viendo cómo el único que sigue sintiendo cosas por el otro soy yo.

—Ya, pero olvidas que el primer amor no se olvida, nunca. —Dijo Landa.

Primer amor... no era mi primer tío, pero si podría ser mi primer amor, joder, apenas y podía olvidarle unos segundos.

—...es que lo quiero casi tanto cómo quiero a Damián, vamos, no igual pero parecido... Y no quiero meter la pata... No otra vez. Será mi primer amor pero lo sigo queriendo.

—...sólo a ti te pasan estos cosas. Que ya veo. —Decía Eric con un tono de humor.

Como siempre mi trabajo no requería de mucho, o por lo menos en días hábiles y fuera de vacaciones.

La balanza de mi vida y de mi felicidad estaban casi perfectas, solo algo la desbalanceaba, algo tan diminutivo pero que hacía una diferencia enorme, y eso era Andrés. Sólo mencionar su nombre me afectaba, me corría una electricidad de arriba hacia abajo.

—No quieren algo de comer o desayunar? —Pregunté sin muchas energías a Su y a Landa.

—Eh, nada gracias, pero si pudieras traerme solo unas galletas de avena...

—Un café Mario, de mis favoritos, gracias. —Dijo Su con una sonrisa.

— No quieres que te acompañe? —Preguntó mi amigo.

—Vale, si quieres.

Y entonces fuimos. Por flojera de los dos salimos por la puerta delantera de la tienda de ropa y no por atrás como normalmente, caminamos un largo trazo dentro de la plaza hasta llegar a donde hacían malteadas.

—Fresa y plátano, por favor. —Dije después de saludar.

—Nunca he entendido tus gustos, que ha de saber horrible....

—No te has dado la oportunidad, que sabe bien tío.

Se rió y me pegó su sonrisa en mi cara, ya había comprado el desayuno y ya regresábamos a la oficina. Pasamos por el café de Su.

—...jo, que sabe bien el café éste...! —Dijo probando el café de Susana.

—Todo este tiempo te lo has perdido, que son casi adictivos.

Me regresó el café y esta vez le tomé un sorbo.

—Que no te entiendo, eres bisexual, te permites estar con chicos y chicas pero no a probar cosas diferentes? Jooder... —Digo chistoso.

Me empuja un poco antes de ayudar a un cliente con sus dudas, alejándose.

Esperando a que me quemara la lengua cerré los ojos en espera del contacto del liquido caliente con mi lengua.... Y entonces, choqué.

En vez de sentir el liquido entrar en mi boca se derramó una parte de éste en mi pecho y pantalón.

—Perdón! En serio, que he sido descuidado...

Me disculpé a su espalda que fue lo primero que vi mientras se doblaba hacia atrás por lo caliente.

—Eh! Perdón, que seguro me he metido en tú camino. —Dijo en tono preocupado.

Los dos nos callamos cuándo nos vimos a la cara. No me podía ir peor.

—Mario —Dijo con una sonrisa, que apagó cuando repitió mi nombre— ... Mario ,  joder lo siento, no te vi. Perdón.

—Sí, no te preocupes —Me hice a un lado para irme pero se interpuso de nuevo negándome la huida—. Andrés. —Repliqué.

—Mario, espera, por favor...

Nos quedamos viendo el uno al otro, esperando a que me dijera algo pero los segundos pasaban incómodamente y no había intenciones de hablar.

—Vale, me vas a decir algo? —Dije molesto, no lo quería ver ni en foto.

—...Mario, te puedo invitar un café? Es lo menos que puedo hacer —Esbozó una pequeña sonrisa esperando a que sonriera pero seguí igual—... Ya, lo siento, mal chiste..... Trabajas aquí? —Siguió después de mi silencio, cambiando la conversación .

—...no, sólo se lo traía a un amigo...

—Eh, Mario hombre, que lo siento, un cliente me ha hablado y le he tenido que ayudar. Anda, dame esas cosas y te traigo algo con qué secarte y de paso ya se las llevaré a Susana.

Tomó el café y el desayuno que traía y fue entonces cuando el logo de la tienda se hizo ver en mi playera. Se despidió de Andrés y se fue.

Andrés me veía a los ojos y yo miraba al piso con una mezcla de enojo y vergüenza.

—Ya, supongo que también eres super amigo del gerente y te ha contratado. Vamos, que no me tenías que mentir

Caminó por mi lado chocando contra mi  hombro.

Era vergonzoso el hecho de que me había descubierto tan pronto, y habría entendido por completo su reacción pero no pude contenerme y me cabreé por algo en su actitud y por algo del pasado.

—Y para qué era el café eh?

Le pregunté con ganas de provocarlo en tono

molesto.

—Joder, para hablar tío!

Los dos empezamos a llamar un poco la atención algunos ojos estaban puestos en nosotros atraídos por el volumen de nuestras voces.

Su mirada hacia mis ojos eran fugaces, Andrés estaba casi en su punto de ebullición, era visible gracias a su respiración profunda, su mano debajo de su cadera, y como se tallaba su barbilla.

—Me ibas a decir algo que no supiera ya? —Puse sal en la herida de los dos.

Decir aquello fue como prender la pólvora.

—Joder, que sigues con la misma mierda! Qué quieres que te diga? Dime!!—Dijo alzando los brazos enojado.

—Lo único que quiero es que me digas la verdad!

—Pero que te lo he dicho hombre, que te lo he dicho ya! Que te veo como un amigo! —Juntó los dedos de sus manos agitándolas— Pero vamos, sí quieres que te mienta está bien!

Se volteó, pensé que se iría rápido pero siguió.

—Joder, me gustas tío! No te he podido olvidar desde que corté contigo,  que he soñado todos estos días contigo...! —Se acercó esta vez hacía mí y en un segundo tenia sus manos en mis mejillas y sus labios en los míos besándome explosivamente.

Se detuvo y lentamente hizo para atrás su cara, nuestros labios se separaron lentamente y en cuanto lo hicieron quise volver a besarlos, ahora había algo más que enojo en sus facciones, por más que sus cejas estuvieran juntas  por el enojo, podía notar como tenían cierta caída mostrando tristeza.

—Eso quieres que te diga?...eh?... en todo caso ya no tiene sentido, no? No ahora que estás con Damián. —Respondió con un tono bajo y decaído, dándole punto final a la conversación.

Con esa frase me calló, me paralizó. Por más que con todas mis fuerzas quería que Andrés me dijera la verdad... O por lo menos lo que yo quería oír... No tenía sentido. Damián estaba presente en mi vida y no lo podía tirar solamente así, Andrés tenía que desaparecer. Él mismo me había despertado.

Me quedé paralizado viendo como se alejaba con un paso rápido y pesado. No tardé más de 1 minuto ahí parado cuando decidí voltearme y regresar a la guarida de la que jamás debí haber salido.

Veía como algunas personas posaban sus ojos en mí después de aquella escena enfrente de media plaza.

Apenas entré a mi oficina mis ojos empezaron a llorar, no me podía detener.

—Pero qué pasa hombre? —Me preguntó el primero en verme, Landa saliendo de una oficina con una toalla en sus manos.

—Es Andrés, que nos hemos peleado y-

—Heeeeey.... pero qué te ha pasado Mario?

—Se ha peleado con Andrés —Le dijo a Su que estaba entrando—... Fue mi culpa, por eso se me hizo conocido...  Ostia Mario, no lo quise hacer, de haber sabido lo hubiera sacado de la tienda.—Me dijo preocupado.

—Ya no te preocupes... Al final la culpa la tuve yo... Joder, es que esto ya raya lo absurdo y vergonzoso, para este punto ya lo debería de haber superado... Soy un idiota.

—Cómo que te has peleado con Andrés? Pero verbal o físicamente? Y por favor, no te llames así. Lo de ustedes fue difícil y no creo que alguien lo pudiera superar fácilmente.

—Verbal Su, como siempre... Simplemente es absurdo, es completamente estúpido, mierda, que salgo con Damián porque lo quiero y aún así se me revuelve el estómago cuando veo a Andrés. Estoy hecho todo una bola de líos, parezco un puto niño inmaduro de kinder...

////Armando

—Armando tío! —Me recibió Lion abriendo la puerta de su oficina.

—Qué tal eh? Dos días sin vernos. —Me senté.

—Joder, lo sé, con esto de los papeleos y la construcción con unos problemas no he tenido tiempo. Apenas y tendré tiempo hoy, por eso quería que nos viéramos. —Dibujó una sonrisita en sus labios.

—Ya, supongo que estamos iguales. Igual me he tomado una hora libre para venir a verte... Hay algo que de verdad necesito hablar... contigo ...

—Y de qué trata? —Dijo curioso.

—Pareceré perico, pero es que quería hablar de esto, de... nosotros. —Dije con dificultades, era difícil mantenerme en mi tren de ideas viendo sus músculos apretados debajo de su camisa, su barba y la sensación de mi polla contra mi pantalón.

—Podemos hablar de eso después? Vamos, no me malinterpretes tío, que sí quiero hablar de esto pero tengo todo encima como para agregar algo más, podemos hablar de eso luego? Estoy hasta el tope. —Terminó tallándose el cuello apretando aún más aquellas masas musculares.

—Anda hombre, no te agobies... —Me paré y me puse atrás de él, poniendo mis manos extendidas en sus hombros y apretando dándole un masaje.

—Ooowh! Joder tío...! —Dejó caer su cabeza para volverla subir tallándose su cuello.

Empecé  a pasar mis manos por su pecho, apretando sus pectorales y subí de regreso a sus hombros fuertes. Líon tenia la cabeza para atrás recargada sobre el respaldo de su silla, bajé mis labios hasta los suyos y empecé a besarlos bajando por su barba rasposa.

Deslicé mis manos hasta su bulto y para poca sorpresas mía ya estaba completamente duro.  En el momento que mi mano tomó su polla empezó a besarme muy pasional mi cuello, subiendo hasta lo que más podía hasta mi barbilla.

Por encima de la tela empecé a jalar su polla de un lado a otro, mi otra mano estaba ocupada en sus bíceps, asfixiándolos con cada segundo que pasaba.

—Qué coño tienes allá abajo? —La excitación me llevó a hablarle como si yo fuera su jefe.

No dejé que me respondiera, invadí su boca con la mía. Me puse enfrente de él, para ese punto ya tenia toda la camisa abierta mostrando todo su abdomen, todos su músculos y los vellos que estaban sobre éstos.

—Joder...  Nada me prende más que una escena de folle en la oficina, tipo trabajador y jefe... —Dijo.

Empecé a deslizarme por su abdomen, bajando el cierre de su pantalón e inmediatamente solté su pollón de los bóxers.

Apoyé mis rodillas sobre el piso, dejando descansar mis pies, y empecé a chuparlo  sin preámbulos, metí toda la cabeza de una en mi boca y como si fuera una paleta empecé a chuparlo.

Sus dos huevos estaban apretados contra el tronco de lo excitado que estaba, bajé toda mi cabeza hasta que mi barbilla topara con sus dos pelotas, enterrando su verga hasta lo más hondo de mi garganta, sobra decir que me dieron arcadas.

—No sabes dónde me tienes tío! Ostias, me tienes en la cima, tu boca, nuestros uniformes, la saliva en mi abdomen y la que te escurre por tu boca.... que me podría venir en cualquier momento.

Me levanté en cuanto dijo aquello y saqué mi polla y se la arrimé en su boca.

Me llevó de sobremanera la forma con la que bajó mi prepucio con sus labios. Mamaba con una velocidad creciente, su mano izquierda tenía  dos de sus dedos en la base de mi polla y la otra mano en mi  culo empujándome hacia él.

—Ponte en el escritorio. —Le dije como todo una autoridad.

Se bajó los pantalones en un segundo y se puso boca arriba en su escritorio. Me bajé hasta su culo y lo empecé a preparar, aunque no era necesario, o eso me indicó la facilidad con la que mis dos dedos entraban en éste.

Escupí en mi polla y la clavé en medio de sus nalgas. La metí toda hasta acercarme a él y lo empecé a besar con rudeza mientras que el vaivén comenzaba.

Lo penetraba sin importar lo alto de sus gemidos ni las veces que me imploraba que parase sumando su actuación a la escena. Le tapé la boca por unos segundos metiendo mis dedos en su boca para después meterselos en su culo ya taladrado por mi verga.

En mi caso dejar de gemir y decirle cosas que rayan lo más obsceno que he dicho no era posible.

Entonces de la nada, me llegaron las preguntas que le quería hacer y que no pude decirle antes.

—Mierda Lion... que todo esto está para una porno pero.... Tienes que decirme lo que somos... —Dije casi sin aire apuñalándolo cada mili-segundo.

No me respondió y seguí.

—Somos una pareja o sólo somos unos follamigos?

Esta vez reaccionó y con los gemidos mezclados con su voz me dijo.

—Ostias, no sé.... Joder, mi novia llega hoy de su viaje...... tendré que pensarlo antes.... —Le era casi imposible decir una frase sin interrupciones.

Por un momento me prendió saber que me estaba cogiendo al tío de una mujer, romperle su cupo en mil pedazos en el día mientras en la noche Lion seguramente se follaba a su mujer.

Después me llegó la información a la cabeza.

Estaba a punto de correrme y las metidas se hacían más fuertes.

—Lion mierda! —Me debilité por la excitación.

Solté chorros de semen dentro en sus entrañas, aún prendido saqué mi polla de su culo decepcionado. Incluso cuando saqué mi polla me masturbé un poco y me corrí en sus huevos, la esperma espesa como un gel y blancuzca como la leche, se deslizó hasta entrar entre sus nalgas.

—Vamos, pensé que estabas libre, no quiero ser otra vez el " otro ", joder, que hasta pensé que teníamos algo cocinando entre nosotros dos.—Solté molesto mientras me ponía los pantalones rápidamente y me abotonaba la camisa, y ya hecho, salí rápido de ahí sin dejarlo que me contestara.

Se me quedó viendo sin creerme con la boca medio abierta y los ojos atentos en mí.

—Mierda, Arma, espera. —Lo oí decir antes de cerrar la puerta de su oficina, como también oí como se caía por la posición de sus pantalones— mierda...

El hecho de que estaba casi desnudo y con esperma suya y mía en todo su cuerpo me dio tiempo para salir de la construcción y meterme en mi carro.

No estaba llorando pero sentía algo vacío, algo faltante en mi pecho. Las gotas de agua y el cielo gris no me ayudaban mucho.

//// Mario

Estábamos en mi cama, yo acurrucado con los ojos cerrados a su lado con mi cabeza en sus músculos de su brazo izquierdo, y él sobre las almohadas viendo su celular.

Estaba convenciéndome de que quería a Damián con todas mis fuerzas, aunque sabía que no era necesario. Trataba vagamente olvidar a Andrés.

—Como te ha ido con los chavales eh? —Le pregunté.

—Uff, no me acordaba lo exhausto que puede ser. Correr de un lado a otro.

—Dan, siempre he tenido esta curiosidad... Tú te bañas en los mismos baños que los demás chicos o es que tienen uno separado ustedes?

—Pues realmente no hay una regla, aunque lo normal es que lo usemos después de ellos.

Una de mis manos jugando con sus dedos libres.

—Pero vamos, que ayudarles me alegra... Y a ti? Cómo te fue?  Te siento un poco mal.

—Eh... No ha sido nada, sólo... Trabajo. Y cuándo es el partido de tus alumnos?

—Cuéntame anda, algo te afecta. De seguro tiene que tiene que ver con esa gran mancha roja que tienes en el pecho.  —Dejó su celular un rato y me empezó a ver detenidamente.

—Es...  Hubo...  Él...  Un accidente... Me encontré a Andrés en el trabajo.

—Ya y por verlo te has puesto mal? —Dijo exhalando.

—Damián no te molestes, en pocas palabras nos peleamos enfrente de la gente, por unos asuntos... Y vamos me ha plantado un beso para probar un punto.

Respiró hondo antes de seguir.

—Joder... Y que punto era ese? Vamos, y por qué te pone así? Creí... que ya no sentías nada por él...

—Y lo estoy, te quiero tío, un mogollón —Le dije viéndolo a los ojos— Joder, no sé, sigo teniendo estas cosas raras. Jamás terminamos bien y es solo que me trae un buen de recuerdos, y me tiene confundido.

Quitó sus ojos de mi y los puso en otra parte de la habitación, sabía que estaba pensando en algo, exhalé, porque sé que es difícil oír a tu pareja decir que siente cosas que no entiende por su ex.

Exhalé y subí hasta sus labios despacio, temiendo que no me recibieran y lo empecé a besar lento.

Me puse sobre su abdomen y lo besé demostrándole que en verdad lo quería, acariciándole sus hombros, su barbilla y mejillas.

—...lo del partido cuándo es? —Le dije después de varios minutos sin que nadie hablase.

—Es en 3 meses, el 16 ¿por qué?... Lo que me recuerda, mañana es 16...—Dijo después de una pausa rara.

—Nada, curiosidad solamente... ¿Qué tiene... que mañana sea 16? —Dije con los ojos cerrados y nuestras frentes pegadas.

—Joooder tío! Que mañana cumplimos un mes apenas! —Dijo emocionado con una amplia sonrisa.

—Ostias, se me ha ido como una mosca! Es cierto Damián! Mierda, y no tengo nada hecho. —Lo miré a los ojos tristes.

—Vale Mario,  no te muelas tanto la cabeza, con que estemos juntos mañana lo es todo para mí.

—...es nuestro primer mes, y no quería que fuera solo otro día mas.

—Baaah no tienes que hacerlo Maro.

Se calló por unos segundos y empezó a reírse nerviosamente.

—Perdón.

—Qué pasa tío? —Le pregunté divertido.

—...es sólo... que... Joder, no sé. Perdón por ser tan así....cursi.. Es solo que estoy hecho a la vieja escuela...

—Damián, que no me afecta, me gusta que seas así,  así te quiero, de aquí a Marte.

Lo vi sonreír de oreja a oreja y me dio un pequeño beso que duró.

Eran las tantas de la noche y nos tuvimos que dar una ducha,  nos bañamos por separado y nos acostamos tan juntitos como sardinas en lata y nos dormimos.