Gracias Martillo (XI)
Quién pensaría que un perro podría causar tantas cosas? Mario y Damián lo saben.
////Mario
-Te lo voy a admitir tio, lo de anoche estuvo fantástico, que fue especial...-Le dije sonrojado a Damián mientras terminabamos nuestro desayuno. Él sonrió sonrojado igual.
Me soltó un beso con sabor a amor.
-Yo sé que... que ha salido de la nada y que no he hecho algo especial, pero el sólo estar contigo es algo especial tio.-Me decía mientras miraba nuestras manos.
-Va no digas eso, que así como ha sido fue perfecto.
Dejamos los platos en su lugar, me le quedé observando, siempre me daban estas mariposas al verlo y me sacaba una sonrisa de nervios y felicidad.
-Damián no sabes lo feliz que me haces, el solo verte me da mariposas en el estómago y eso que ya te conozco todo.
-Joder macho, tu igual me traes loco, que te quiero Mario. Siempre me sacas una sonrisa y algo más...-Me arrinconó en la cocina y me soltó unos besos fuertes.
Se alejó de mi y abrió los ojos como plato.
-Mierda, la cita de Armando! Se me olvidó. -Se fue a la sala por su celular.
-Vamos, que ya hasta parecen mejores amigos. -Le dije de broma.
-Hey, Armando, me acabo de acordar, que tu cita es hoy a las 4, en la construcción.
Va, que muchas gracias Damián, ahí estaré, supongo que no irás tú verdad..?
-Eh no, creo que saldremos, Mario y yo. Pero el dueño, mi amigo, es amigable, hasta creo que se van a llevar bien.
Bueno, gracias de nuevo, nos vemos después.
-Vamos a salir? No tengo eso en mi agenda.-Le dije cuando colgó.
-Entonces creo que saldré con Martillo, que ese si me quiere.-Me siguió. Se agachó a cargar al perro.
-Pensándolo bien, tengo vacio el día, así que...
-Y pensándolo bien, creo que tú sabes besar mejor, así que...-Se acercó a mi y me besó el cuello.
-Yaa para para, que acepto. -Reímos pero Damián estaba lejos de detenerse.
Nos acostamos en el sofá para jugar entre los dos.
Se puso sobre mi, impidiendo que me moviera, me daba besos bestiales por todo mi cuello cara y labios, trataba de besarlo en los labios pero simplemente no me dejaba, me evitaba.
-Que solo yo puedo besar.-Me dijo con actitud de rey en plan de broma.
Me reí, me quiso besar una vez más pero lo esquivé.
-Yo eligo cuando quiero que me besen, si no... a esperar. -Intentó hacerlo otras veces pero yo seguia sin dejarlo hacerlo.
Quería ver si mis palabras lo habían suavizado así que le quise soltar un beso, me dejó hacerlo sin ganas.
-No? Por que me voy...-Le mostré una sonrisa.
-Ya ya, me rindo me rindo. -Lo besé como él me hizo al principio y rió.
Me contagió la risa pero no parábamos de besarnos. Mordiamos nuestros labios y podía sentir cómo eso nos prendía.
Escuchamos como el portón se abría.
-Hey chavales, que he llegado!-Gritó Marc con un tono raro en su voz.
No le tomamos importancia y continuamos con nuestro juego.
Naturalmente Marc llegó a la puerta, la abrió.
////Damián
...y entró, lo miré con una sonrisa que iba dirigida a Mario mientras seguia encima de él...
Hasta que el mundo disminuyó su velocidad, todo fue tan rápido pero tan tan lento al mismo tiempo. Se había congelado el tiempo.
Todo estaba bien... hasta que vi su cara de horror, traté de buscar qué estaba mal y no tardé en encontrarlo. Miré el piso, a su sombra... no estaba solo. La cara de Marc era atónita, "Damián, que vine" escuché decir a la segunda sombra, era Martín, mi hermano menor.
Ahora entendía, yo estaba sobre Mario, semidesnudo con una polla morcillona y para la cereza del pastel, besándolo.
Vi el pie de Martin pasar sobre el borde de la puerta, estaba dentro de la casa, no sabía qué hacer, mi hermano me vería liándome con un tío.
Miré aterrado a Marc y a Mario, mientras que éste último no sabia que estaba pasando y me miraba igual.
El pie de Martin se enderazaba, podía ver como su pierna y su rodilla salían del borde de la puerta.
Con una rapidez que a la vez pareció el movimiento de una tortuga, me tiré al piso, cayendo sobre mi pecho y lastimando un poco mi palo. Un milisegundo tarde y Martín hubiera visto todo.
-Pero que.... qué ha pasado? -Me preguntó Martín una vez adentro. El tiempo volvió a su velocidad normal.
-...se ha tropezado... sí, sí, que venía corriendo y se ha resbalado. -Respondió Marc por mí nervioso, lo volteé a ver, mis circuitos aún estaban procesando la información.
-Hey tio.-Saludó a Mario y éste respondió.
-Ah, que él es Mario, del de esa vez.-Le dije a Martín- Mario, él es Martín mi hermano menor.
Marc me llevó a la cocina, casi me arrastraba, Mario y Martín estaban hablando en la sala.
-Que no me has oído?! -Me regañó- Joder, que los agarró a la mitad del asunto y solo Gokú sabrá la reacción que hubiera puesto tu hermano.-En vez de tomarme en serio sus palabras me reí.
-... en serio, Gokú? Vamos eh, que ya estamos grandecitos. Sí, para la próxima tendré cuidado.
Escuché las risas de mi hermano y de mi novio, me pareció raro pero a la vez era tan ilusionante pensar que algún día tendré mi vida en los carriles correctos, vivir plenamente.
Regresamos a la sala los dos y nos pusimos los cuatro a perder el tiempo.
//// Armando
Habían pasado ya un par de horas desde que me habló Damián.
Me preparé para ir a la cita, me bañé, alisté la ropa, junté los papeles necesarios y esperé a que diera la hora.
Estaba un poco nervioso, últimamente yo he tenido estos pensamientos que me tienen con la cabeza en el aire, pensé que tenia todo ordenado ahí adentro pero al parecer a unas tuercas les faltaba aceite... no quiero pensar de mi mal pero tendré que hablar con Mario... vamos que mejor no se los digo.
En fin, salí a la dirección del edificio todo listo, llegué y busqué las oficinas pero estaba perdido, digo, el lugar era suficientemente grande, pero no como para perderme.
Me quedé parado viendo para todos lados esperando una señal de dios pero nunca llegó, en cambio decidí buscar la solución con mis propias manos al preguntarle a un tio que no dejaba de verme fijamente en lugares donde yo no miraría a un tío.
-Disculpa, no sabes donde se encuentran las oficinas? Tengo una cita en menos de tres minutos. -Le pregunté al extraño, la forma en la que me miraba y su sonrisa, las dos llenas de lujuria me hacían sentir...
-Atrás de este edificio estan las oficinas.
-Ya, gracias. -Me fui, a los metros de distancia volteé para ver si seguía ahí.
No sólo estaba en el mismo lugar, si no que seguía mirándome fijamente.
Traté de olvidarme de aquello y entré a la oficina.
-Perdona, eres Líon? -Apellido del jefe de construcción.
Parecía tener mi edad. Eso se notaba en su sonrisa, en su cara, en su forma de vestir, y la energía que radiaba.
-Debes de ser Armando no? -Me dijo con un tono amistoso, le respondí con una sonrisa mientras asentía- Ya, que sí, toma asiento, pensé que no llegarías y me estaba alistando para salir. Bueno, ya, cual ha sido el problema?
-Verás, ha habido un problema con los papeleos del permiso de construcción y faltan en las oficinas, y si no las tenemos en el departamento habrá problemas, tales como detener la construcción o una penalización monetaria.
Se sorprendió al oir estas palabras pero no perdía su carisma.
-Ostia tio. Joder pues no sé, he pedido permiso un año atrás y me han dado un buen de papeles. -Decía un poco nervioso buscando en su folder- Mira, tengo la copia del permiso y demás hojas que me han dado que no estoy seguro de qué son.
Me pasó los papeles y los analicé.
Me sorprendí cuando los oficios que buscaba estaban ahí, vi de reojo a Líon como jugaba como un niño con su pluma, teníamos la misma edad.
-Joder... pues sí, son estos, son exactamente estos.-Dije gratamente sorprendido.
-La tia ésta.... Miranda se ha de haber confundido... me acuerdo de su nombre por que era muy antipática. -Me decía distraído, se veía majo el tio.
-Si Sí, la han despido hace tiempo por lo mismo. -Nos reímos por mi comentario- Bue, es todo lo que necesitaba, son los papeles perdidos.
-Sí? Jo, ha sido rápido.
-Pues eso es todo Líon. -Me despedí con la mano- Me llevo estos papeles y ya no tendrás que preocuparte por problemas o algo.-Dije para finalizar nuestra conversación, me dirigía a la puerta pero me detuvo.
-Espera espera, para que salgamos juntos.-Dijo apresurado mientras tomaba sus llaves su saco y me alcanzaba. Salimos de la oficina y nos dirigimos al estacionamiento.
-Y cuando va a estar listo? Que tiene una buena pinta y su arquitectura es muy buena, moderna pero clásica de alguna forma.
-Joder, gracias tio. En estos momentos solo se están checando cosas eléctricas y poniendo paredes, en un mes estará lista, algunos puestos ya incluso tienen dueño. Pero faltará otro mes para inaugurarla como tal.
-Ya, que es emocionante, ya quiero venir a verla completa.
Antes de salir por las rejas se detuvo en seco.
-Y si vamos a por unas cañas?-Me preguntó mientras se acomodaba el boxer por fuera de su pantalón.
-No es muy temprano eh?-Miré al sol en busca de algo que no encontré- Además, nos acabamos de conocer, no es un poco raro?
-Bueno, me has caído bien y Damián me ha dicho que eres de putamadre así que tomo sus palabras. Joder, pero que se me ha olvidado, hay un partido a las 5!
-Que es cierto! Así cómo no, vamos antes de que se llenen.
-En que carro nos vamos...? En el tuyo o el mío?
Por más que quisiese subirme al carrazo blanco que traía el tio, dije que el mio.
-Seguro? -Me respondió.
-Sí, no hay problema.
Arranqué rápido y me fuimos rumbo al bar que Líon me dijo.
En el camino, contrario a como me lo imaginaba, nos fuimos conociendo, hablando un poco sobre nosotros. El tío es de esos que no conoces para nada pero enseguida te haces amigo de él.
Llegamos a nuestro lugar y nos metimos, Líon me dijo que ese Bar casi no se llenaba, tenia razón, estaba a la mitad de su capacidad lo cual era genial porque por más que me gustase y apasionase el fútbol me tocaban los cojones los bares llenos de tios sin medida alguna.
Nos sentamos en la mesa y esperamos "pacientemente" a que el partido empezase, pedimos nuestras cervezas y uno que otra cosa para acompanarlo.
-Y como conociste a Damián eh? -Me miró a los ojos.
-Ah, pues no tiene mucho que lo conocí, eh lo conocí por medio de mi amigo. Y tú?
-Ya ya, yo llevo años de conocerlo, somos grandes amigos sabes, nos conocimos en la uni y seguimos en contacto.
Estuvimos platicando más. Me sentía raro, una por que era nuestra primera vez hablando pero me sentía muy cómodo con él, y dos bueno... por algo.
El partido empezó y poco a poco el bar fue recibiendo más y más gente, lo bueno era que Líon y yo teníamos ya nuestra mesa apartada.
El partido empezó con fricción entre los dos equilos, parecía que en cualquier momento uno de los dos metería un gol y esto provocaba quejas gritos y demás típicos al ver un partido. Líon y yo nos reíamos cada vez que esto pasaba y a veces nos unimos a las voces.
Joder, los rojos metieron el primer gol del partido, todos se quejaron en el bar y podías oír uno que otro quejica demás.
La estaba pasando bien con Líon!
////Damián
Los cuatro veíamos el fútbol juntos, sabía de antemano que Mario no era muuy aficionado como lo eramos Marc Martín y yo, por lo tanto no estaba tan emocionado como nosotros lo estabamos cada segundo del juego.
Me hubiera gustado estar sentado a su lado pero no, la presencia de mi hermano menor cambiaba todo el ambiente, Mario se sentaba con él mientras yo me sentaba con Marc, solo por ese hecho no disfrutaba al 100% el partido.
Mario fue a la cocina y a los pocos segundos lo seguí para no ser tan obvio.
-Hey, te gusta? -Lo abracé frente a frente dandole un beso suavemente.
-Sí pero vamos, no es lo mio...-Me respondió suave.
-Ya... sabes que me gustaría estar a solas contigo pero no puedo correr a los dos...-Puse cara de preocupado.
De verdad quería pasar mi tiempo con él pero simplemente no podía correr a Marc y a Martin.
-Vamos Damián, no te preocupes por eso, que te entiendo tio.
-Joder tio, me encanta cuando dices mi nombre. -Le dije en voz baja besándolo agresivamente, sonrió.
Nos separamos como si nada hubiese pasado, él se fue primero y unos minutos después yo mientras comía cosas de la cocina, me gritó Martín y regresé a la sala.
Pasaba el tiempo y veía como a Mario le gustaba menos el partido, estaba aburrido. Joder.
Llegó un momento en el que Mario se cansó de los gritos de los tres y a tres cuartos del partido se levantó decidido.
-Que regreso en un rato, voy a pasear a Martillo.-Me dijo más a mi que a los otros dos.
Por fuera me veía como siempre: despreocupado viendo el partido con un par de cervezas.
Pero por dentro mis circuitos se estaban sobrecalentando por no saber qué hacer.
Un lado de mi quería irse con Mario y tomarle de la mano pero mi otro lado no se podía mover por Martín, no quería que sospechase nada.
El partido acabó con los rojos ganando 3 a 2 de los azules. Ya estaba oscuro afuera y Mario no había regresado mientras que Martin seguía en la casa.
No quise ser impaciente y decidí no preguntarle a Martín si se iba a quedar, en parte no le quería dar ideas.
Estuvimos platicando los tres en la ausencia de mi novio, pasado unos minutos Martín se fue y justo en ese momento se encontró a Mario en la entrada, oí como se despedían y entró éste a la casa.
-Joder tio, que te pasó?? -Mire de cabeza a pies a Mario preocupado. Se lamía el labio sin dejarme ver, tenía el pómulo izquierdo sonrojado y tierra en su playera azul, al igual que una raspada en su rodilla.
-Aaah, nada, ha sido Martillo que me a hecho caer. -Me dijo un poco molesto.
Me tragué su historia.... hasta que lo volví a ver de pies a cabeza, Martillo estaba limpio.... devolví su historia.
-Mierda tio, esto no te lo ha hecho Martillo...-Dije sospechando- Puta... Joder esos hijos de puta! Que te lo han hecho esos caras de mierda!
Fue entonces cuando Mario soltó su labio y lo vi roto. La rabia que pasaba por todo mi cuerpo era demasiada, Marc me agarró los brazos, traté de salir pero ninguno de los dos me dejó, Marc agarrándome y Mario enfrente mio.
-Ostia tio no salgas, no va a servir de nada.-Verle el labio con sangre me ponía como un monstruo.
-Pero mira como te han dejado esos hijos de puta tio! Por que no has hecho nada?!-Dije molesto.
-Joder que sí, que he tratado pero llevaba a Martillo y sus dos amigos me han agarrado, poco podía hacer.
-Damián ya calmate!-Dijo Marc que batallaba en agarrarme.
Me tapé los ojos tratando de contener mi enojo, respiraba agitadamente y poco pensaba con razonamiento.
Mario cerró la puerta, me miraba preocupado. Lo primero que hice al "calmarme" fue levantarle toda la camisa.
-Que haces?!-Decía sorprendido.
-Quiero ver si no te han pegado en otro lugar tio.-La verdad es que seguía enojado pero me calmé al ver que no tenía más golpes.
-Seguro que estás bien Mario? -Preguntó Marc preocupado- Voy a traer una bolsa con hielos.
Mientras iba a la cocina me lanzé a la puerta pero Mario se interpuso y solo lo empujé sin querer a esta.
-Tio ya, por favor...-Me dijo Mario con cara de dolor.
Otra vez traté de calmarme, y esta vez sí funcionó.
Regresó Marc con la bolsa y se la puso en la boca mientras el otro ponía cara de dolor.
-Coño, que ya no estamos en los viejos tiempos para que sigan haciendo estas estupideces. -Decía un Marc enojado.
Me fui al cuarto con Mario a tratarle sus heridas, no quiso que le ayudara pero no lo dejé que se saliera con la suya, lo senté en la cama mientras buscaba las curitas para su rodilla y un poco de alcohol.
Mientras se las ponía no pude aguantarme una lágrima que salió cayendo a la rodilla de Mario.
-Por que lloras tio? -Me dijo preocupado, no le veía la cara ni se la quería ver.
-Joder Mario, si esto es solo el principio de nuestra relación... que pasará después? Que no quiero que te lastimen tio.-Le dije molesto.
////Armando
Líon y yo estábamos hasta el tope, el partido había acabado, los dos estabamos felices por la puntuación del equipo rojo. Todo la gente en el Bar brincaba y gritaba de emoción.
Nos quedamos un rato en lo que la gente se fue hasta que el Bar se quedó casi vacio, fue entonces cuando salimos de aquel lugar, estuvimos hablando un rato caminando por aquel lugar.
Nos quedamos parados, me recargué en la pared y exhalé agotado.
-Ostia Armando, ya es tarde... y estamos borrachos como locos.-Se estiró, su camisa y su saco color café suave estaban fuera de lugar, dejando ver parte de su abdomen.
Se me quedó viendo fijamente. Estábamos ebrios pero no tanto como para perder nuestros sentidos.
-Sabes Armando yo... no sé, que me caes bien macho.-Veia distraido al piso, se le oía un poco triste?
Muy lento nervioso e inseguro acercó su cuerpo hacia el mio, seguía sin verme a los ojos. Acerco su boca a la mia, sentía su respiración en mis labios y su calor también. Me acariciaba mi nariz con la suya, tenia los ojos cerrados, puso su mano temblorosa en mi hombro para lentamente subirla hasta mi cuello.
Podía sentir su nerviosismo en sus actos.
Hacía demasiado frio por lo que cada vez que alguno de los dos exhalábamos salía vapor por nuestras bocas y nariz. Traté de ayudarlo y coloqué mi mano sobre su cintura.
La situación debía ser extraña para mi y debía respirar entre cortadamente o en su defecto empujar a Líon y largarme de ahí pero no, todo en mi sistema estaba normal, la respiración, no había ningún rastro de enojo en mí... en cambio, había nerviosismo y emoción en niveles sutiles.
Acercó más su boca a mis labios, el tio dudaba de hacerlo, por lo cual se tardó. De sorpresa, sentí sus labios sobre los míos, le temblaban y actuaba con total inseguridad. Me dió un pico pero no le bastó, me empezó a besar suavemente, seguía respirando difícilmente, me besó y paró con suavidad. Una vez que se detuvo respiró entrecortadamente, soltó aire como si tuviera una torbina adentro de él.
Siguió sin mirarme y repitió.
Con más seguridad puso su mano en mi mejilla, lo jalé más hacía mi y nos metí al callejón que teníamos a lado. Me besaba con más seguridad pero aún así seguía temblando un poco.
Me gustaba verle sus manos inseguras descubriendo mi cuerpo cubierto por telas y pasarlas por mis brazos, sus ojos cerrados con fuerza mientras apretaba sus labios contra los mios, su respiración que a cada minuto bajaba a la normalidad.
Cerré mis ojos y atendí sus labios por primera vez. Empecé a mover mis labios de forma lenta pero decididos a acariciar los de aquel tio.
No era mi primera vez besando a un tio, tomando en cuenta que el primero fue de coña con un amigo hace años. Así que la forma en la que Lían me besaba era... joder, especial? Me gustaba su suavidad y en cierta forma su nerviosismo, lo hacían ver tierno.
Alejó sus labios de los mios y se quedó con los ojos cerrados unos segundos antes de abrirlos. Nos miramos fijamente sin decir nada, se volvió a acercar a mi con una ronda nueva, esta vez sin tapujos.
Puso sus dos manos en mis mejillas, yo puse las mías en su cadera y lo apreté hacia mi cuerpo, nuestros bultos se tallaban y nuestros abdomenes hacían fricción, nos besamos más bestialmente, pero eran solo eso, besos, sus manos se encargaron de llevar el asunto al otro nivel.
Su mano volvió a dudar de sus acciones y empezó a temblar mientras bajaba lentamente por mi cuerpo, apretaba mis pectorales hasta que encontró mis pezones, jugó con ellos por un segundo para seguir bajando, frotaba la palma de su mano en mis cuadros, bajó hasta el borde de mi cinturón y con su mano temblorosa empezó el reconocimiento de mi bulto, cuando me agarró con su mano llevé mi cabeza hacia atrás, solté un gemido ahogado y él también rompiendo nuestro beso. Besó mi cuello con su saliva mientras magreaba mi bultazo. Mi polla empezó a reaccionar y se ponía dura a cada roce.
Regresé a sus labios y le regresé su favor, ahora los dos tocábamos nuestros bultos, los dos teníamos las frentes fruncidas por la excitación, bajó mi cierre y metió su mano, cada vez se acercaba a mi polla, solo un boxer color verde musgo lo separaba. Con sus dos manos me quitó el cinturón y me desabotonó el pantalón, yo en cambio me desabotoné la camisa, me miró sorprendido cuando vió mi abdomen para sonreír.
Bajo por mi cuello hasta llegar al borde de mi pectoral, levanté el brazo y me lamió desde el borde de mi axila hasta mi bicep, me mordía despacio. Luego bajó hasta mis pezones, me lamía y succionaba, regresó a su hogar, mis labios y nos entretuvimos mezclando nuestras salidas.
Bajó hasta mi abdomen y succionaba cada relieve, bajo hasta mi obligo para bajar por mi hilera de vellos poblados hasta llegar a mi pubis y seguir bajando, con su mano tomó mi polla dura y lo siguiente.... lo siguiente.... joder, lo siguiente fue como el éxtasis culminante de la vida: Líon se comió la mitad de mi polla de una zancada y ya estaba teniendo arcadas.
Mi primera mamada en meses y echa por un dios, por un tio con un don fuera de este mundo y mi primera mamada por un tio, joder, ya ni Mario me la había mamado nunca.
Solté aire cuando sentí la lengua y la campanilla de Líon en mi verga, la sensación en mi mástil y la temperatura hacían de aquello un hecho histórico. La boca de Líon derrochaba saliva, mi verga estaba más que lubricada mientras que se le escurria saliva por las comisuras de los labios, verle comerse mi pollón con dificultad mientras sus ojos soltaban lágrimas de esfuerzo me hacían sentir todo tipo de estímulos.
Lo único que podía hacer era gemir.
-Aaaaaah! JODER LÍON!! Aah! -Solté cuando se comió mi polla hasta la base.
Moví su cabeza hacia atras, sus ojos lloraban y su boca expedía saliva, no quería que se dañase la garganta, sumándole el hecho de que por tenerle comiéndome eso mis piernas no reaccionaban por tanta estimulación. Le agarré la barbilla y lo arrastré hasta mis labios.
Toda su saliva y el sabor de mi verga estaban ahora en mi boca, lo besaba con pasión, él había dejado sus inseguridades atrás al igual que sus nervios, el tío Sí que sabía besar, los dos siendo... besabamos marcando nuestro territorio, nos comíamos los morros como si no hubiera mañana.
Lo bajé para que continuara con su tarea, siguió por varios minutos.
-Líon, no podemos acabar aquí. Vamos a mi casa.-Le dije entre un morreo.
-Mierda, sí... -No lo dejé terminar, me comí sus morros con una sonrisa.
Me fui directo a sus labios para luego disfrutar su cuello, sus gemidos me daban luz verde a todo, bajé hasta sus pectorales trabajados y me los comí todos, mi boca de verdad producía saliva en montones, bajé hasta su pubis y disfrutaba cada segundo el lamer su piel, su sabor me excitaba.
Se sacó su polla y lo empecé a masturbar, el tenía prepucio a diferencia de mi. Pasaba mi lengua por debajo de su piel y Líon se retorcía.
Llegamos a mi casa como un rayo, nos tiramos a la cama después de mucho morreo, nadie se quería poner de cuatro, al final gané yo a lo cual el me tiró una sonrisa con un beso.
Le comía el cuello por detrás, el tío estaba relajado del culo al igual que yo después de tanta confianza derrochada, le mordía dejando mi rastro por su piel, los dos gemiamos a cada toque de nuestra piel. Me puse come toro y lo penetré de una sola vez, su saliva en mi verga era lubricante más que suficiente.
Le daba embestidas que solo un macho sabría aceptarlas pero no lo hizo, soltó un grito pero quería que siguiese, se adaptó embestidas después, solo gemiamos como loquitos, lo abrazaba con fuerza empujandolo hacia mi verga, su rostro, nuestro sudor, nuestros gemidos, sus dedos aferrados a mi piel me hicieron venir rápido.
Me lo cogía poseído, le enterré toda mi verga en su culo y lo expresó haciendo una cara de dolor pero unimos nuestros gemidos, me corri en su culo, saqué mi polla y seguí soltando leche, mis musculos se contraían.
Líon ni tonto ni perezoso se levantó me cogió de las piernas y me penetró de una, el dolor fue inexplicable pero su recompensa lo valió, mi culo ardía pero excitaba al mismo tiempo. Líon me cogía bestialmente frente a frente, me besaba me escupió y lo hice igual, nos besamos y me enterró su polla de un golpe, sentí su esperma caliente invadir todos mis canales, sacó su verga se vino una vez más en mi abdomen y nos rendimos.
Se acostó sobre mi y parecíamos peces fuera del agua. Respirabamos agitadamente en busca de oxigeno, se acomodó a mi lado, nos pusimos frente a frente nos abrazados y caímos en el limbo....
Pensé que esa sería la última vez que vería la oscuridad y despertaría en el día, pero no.
Escuché un ruido en la habitación, moví mi brazo al lugar donde estaría él pero solo él faltaba.
Abrí los ojos y estos se adaptaron rápidamente a la falta de luz, Líon estaba en la puerta del cuarto.
-...adonde vas macho, regresa a la cama...-Dije con todo el sueño del mundo.
Lo oí exhalar.
-...no no... me tengo que ir...-Me dijo con el mismo nivel de sueño, arrastrabamos las palabras.
-... de qué hablas tio... mira la hora que es, no vas a encontrar nada... vamos, vente o voy por ti...-Traté de sonreir pero tenía muchos sueño.
Lo vi esbozar una sonrisa con la comisura de sus labios, se acostó a mi lado, me abrazó, me dio el mejor beso en mi vida, suave y con cariño; lo abracé más fuerte, puse mi frente en su frente juntas y, finalmente, dormimos.
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A los que me han enviado mensajes y me han comentado muchisimas gracias, siempre les digo lo mismo pero ya no sé que decir, que me animan a seguir escribiendo.
Ojalá les haya gustado el relato:)
Saludos.