Gracias Martillo (V)

Quien pensaría que un perro podría causar tantas cosas? Mario y Damián lo saben.

-Hola... oye te quería pedir perdón. -Le dije a Mario al otro lado de la línea.

-Hey hola, estaba a punto de llamarte. ¿Ya estás mejor?¿Ya saliste del hospital? ¿De que tio? -No sé si fueron muchas preguntas en un solo golpe o las medicinas estaban jugando conmigo.

-...por lo que pasó, no quería que terminara de esta forma... Si, todavía me duele un poco y tengo que tomarme 2 pastillas cada hora, ya, ahora mismo estoy en mi casa. Estás bien? Te escucho un poco mal.

-No es nada, estoy bien.

-Y como fue Joel contigo? Lo noté un poco raro en el hospital. Ah! Oye, lo de la cena no se ha cancelado ni se me ha olvidado, que mañana, con tripas o no, te paso a buscar. -Hablaba completamente en serio,  con O sin tripas iría por él.

-Ostia, creí que se te había olvidado! -Lo oí y me lo imaginé con una gran sonrisa.- En serio no tienes por que hacerlo, con lo de ayer y hoy es suficiente.

-No te salvas de mi nunca, te voy a ir a buscar a las 8, así que está listo...

-Ok ok, lo estaré.

-Bueno Mario... creo que me voy, tengo que hacer unas cuantas cosillas por ahí, te veo mañana.

-Igual. -Colgué con una sonrisa en mis labios.

-Joel... no lo espantaste verdad?-Le pregunté a mi hermano, sospechaba algo pero tal vez, y de nuevo, eran las pastillas que me estaban haciendo algún efecto.

-A quien?-Dijo bajando el periódico que estaba leyendo.

-....a Mario.

-No, claro que no... me pareció... buen tio.-Dijo esta vez volviendo al periódico.

-Está bien, ehh, Joel, voy a salir un rato.-Tomé llaves de la casa y salí.

-Si!-Lo oí decir cuando salía de la casa.

A pesar de las lluvias de días anteriores el día había cambiado totalmente, era completamente lo opuesto, un sol brillante y cielo despejado. Caminaba a paso lento, quería ir al parque que estaba a unas cuadras de mi casa, no tenía prisas. Llegué y tomé una bocanada de aire fresco, que bien se sentía, oía a los pájaros cantar y la laguna reflejando los rayos del sol, me senté debajo de un árbol y me puse los audífonos y música.

Había pasado más de media hora sentado observando aquel lugar que me llenaba de paz y tranquilidad, con la gente amable, los pequeños jugando y demás cosas hasta que me llegó un mensaje.

Era Marc, mi mejor amigo, llevábamos un mes y un poco más sin hablar.

-"Ya llegué! Oye, estoy en tu casa pero no estás, ¿En donde te has metido?!" -Me alegré de ver su mensaje..

-"Milagro joder!! Ven al parque, aquí nos vemos."

-"Allá voy callejero."

Esperé hasta poder verlo para levantarme y saludarlo hasta que lo vi venir de unas de las calles que estaban enfrente de mi.

-Joder Damián!-Dijo sonriendo y abriendo los brazos para abrazarme.

-Cuando has llegado??! Por que no me habías dicho? -Dije igualmente sonriendo y abrazándolo.

-Hace unas horas. No lo creo, un mes sin vernos! Tio, han pasado un huevo de cosas, perdón por no hablarte ni responderte mensajes, estaba saliendo todos los días.

-Ya me extrañaba, vamos a la casa y me cuentas todo tio!.-Dije todo emocionado.

-Magnifico, estoy cansado hasta los cojones

En el camino nos pusimos al corriente de nuestras vidas, el me contaba de sus aventuras y yo de mis desaventuras. En cuánto llegamos a mi casa me contó un buen mas de cosas, platicamos por una hora o más lo supe cuando tuve que prender un foco debido al sol escondiéndose, en todo ese tiempo Joel se quedó un rato hasta que se fue.

Puse la consola de videojuegos, nos sentamos en el sillón y nos pusimos a jugar.

-Joder, este juego está genial... Un poco infantil pero entretiene!- Decía Marc emocionado.

-Jajajaja si, es mejor cuando lo juegas con alguien más...- Sentí una corriente de electricidad correr por mi columna.

El tiempo pasó y seguíamos entretenidos, Marc mientras reía y divertía yo en cambio, sentía algo raro dentro de mi, algo andaba mal pero no sabia que era. Miraba la pantalla y miraba a mi amigo, y otra vez, miraba la pantalla y miraba a mi amigo así por un buen rato, el se empezó a dar cuenta y hizo lo mismo solo unas cuántas veces.-

-Que tienes?-Dijo mientras ponía el juego en pausa, no respondí, me le quedé viendo a sus ojos y a sus labios, me empecé a poner nervioso y lo peor era que no sabia el por qué de mi repentina sensación.

De un segundo a otro me lancé sobre él, sujeté su cabeza contra la mía impidiéndole hacerse para atrás, inundé sus labios con los míos y lo empecé a besar frenéticamente y sin parar, el ponía un poco de resistencia pero el momento fue corto y me separe de él no sin antes darle el último beso más fuerte y desesperado, sentía su mano tratando de separarme de el pero no hizo falta, me separé por fin de él, mis labios se quedaron a centímetro de los suyos,  me hice para atrás y no lo mire a los ojos.

-Tío, que demonios fue eso?-Dijo sin entender pero no estaba enojado.-...acaso... Acaso te has vuelto gay en ese tiempo que me fui?-Me pregunto con una sonrisita. No lo quería mirar a los ojos, era incómodo.-Joder! Apenas me voy unas semanas y te vuelves otro.-Dijo riendo.

-Claro que no tío! -Dije un poco nervioso y sin saber como actuar.- Solo... Solo quería probar nuevas cosas, tiene tiempo que no follo que no sé, solo quería ver...

-Vamos, no me vengas con cuentos, si eres gay eres gay, no hay problema alguno, soy una persona abierta, esas cosas no me molestan en lo absoluto... Además, me pudiste haber preguntado en vez de besarme así de la nada.

-Es en serio tío, solo quería saber... Me he separado de Michelle y nada más... para la otra pregunto...-Dije bromeando.

-Se han separado? Que mal.-Dijo un poco angustiado.

-No te preocupes, me engañó y decidí cortar. Llevaba mucho tiempo sin coger y que ella se haya follado a un tío... Como que no, además, ya no era lo mismo, ya no la quería tanto.

-Que mal tío... Y que curioso, estamos igual,terminé con mi novia semanas atrás, solo imagínate como fue el viaje,  e igual que tú: Llevo meses sin follar, he de tener galones de semen guardados allá bajo.... Y sí tío, si lo querías hacer me hubieras preguntado, que hubiera dicho que si, estamos en confianza, somos mejores amigos, si necesitas algo solo me dices. -Me dijo con una sonrisa real y pacífica.

-Gracias tío, en verdad lo aprecio.-Me quedé pensando en cosas sin sentido pero todo con el mismo núcleo, Mario y Marc.

La tarde pasó y en mi mente seguía está mezcla confusa de ideas, no entendía nada. Lo único que sabia era que tenía que bañarme y vestirme para cenar con Mario, me metí a la ducha puse el agua y me bañé.

-Marc, voy a salir no sé si vaya a regresar esta noche, te quedas? -Le dije una vez que estaba arreglado.

-Te importa si me quedo? A donde vas eh? -Se percató de la ropa que llevaba puesto y me miró sonriendo.- Hoy descargas?

-No, solo voy a salir a un lado. -Le dije entre risas.- Nos vemos al rato.

-Mario, ya voy por ti.-Dije contento una vez encendiendo mi auto.

-Ya casi estoy listo.-Lo oí feliz, supongo que tendría la sonrisa de oreja a oreja.

Toqué el claxon y después salí a recibirlo afuera de su casa. El sentimiento que tuve con Marc hace escasa horas seguía presente pero ahora de una manera diferente.

-Hola tío!-Me dijo dándome un abrazo y con una sonrisa.

-Joder, estás feliz eh.-Dije igual sonriendo.

-Feliz y nervioso de hecho.-Me respondió frotándose sus manos.

-Ohhh vamos, nervioso? Sí estás conmigo.-Dije en broma.- Hace frío no? Será mejor que nos metamos al carro. Me subí a mi lado y el al suyo y me dirigí hacía al restaurante.

Nos sentamos en nuestra mesa, nos dieron la carta, la vimos, platicamos un buen rato hasta que finalmente ordenamos. Tardó un poco hasta que llegó nuestra cena, solo nos mirábamos a los ojos y reíamos, tanto que las venas de nuestras frentes se abultaban y se nos ponía roja la cara.

La cena transcurría y con ello las platicas también, le conté que mi mejor amigo había regresado de un viaje un poco largo y el en cambio me decía de sus historias con Armando.

-Nos vamos?-Le  pregunté como pude con las risas a Mario.

-Me parece bien.-Dijo tratando de no seguir riendo.

-La pasé excelente tio.-Me dijo con una gran sonrisa y muy alegre. Después de esto nos quedamos callados mirando el uno al otro.

-Si, la he pasado igual... Y ahora a donde vamos? -Rompí el trance y exhalé- Es tarde y dudo mucho que halla un centro comercial abierto...-Insinué sin saber cómo ni el por qué.

-Si, tienes razón.-Dijo alargando las silabas- Podemos, no sé, ir a mi casa y ver unas pelis... que dices?

-Está genial tio!-Le dije muy animado.

//////

En el camino las cosas fueron un poco raras pero eso no impedía las risas. En un momento del trayecto él puso su mano en mi pierna mientras seguía manejando, la subía y bajaba de forma no sugerente sino de forma amigable pero que aún así te dejaba algo que pensar.

-No te incómoda?-Volteó a verme en un semáforo que pronto dio luz verde. Mi bulto entre las piernas ya había crecido entre tanto toqueteo amistoso, solo esperaba que no lo viera.

-Mmm no tio...-Le respondí nervioso.

-La puedo quitar si quieres...-Dijo en un tono... raro.

-No! -Respondí nervioso de la nada- Como quieras...-Le sonreí apenado, vi que volteo a ver la ventana de su lado con una sonrisita en sus labios.

La platica seguía, hablaba de sus hermanos, de las cosas que hacía de pequeño y de más cosas triviales. Llegamos a mi casa y nos quedamos en el coche un tiempo más, no me había percatado hasta ese momento que llevaba una hora lloviendo y que seguiría lloviendo.

-Está lloviendo.-Decía Damián que al igual que yo apenas se había dado cuenta de la lluvia.-No me había dado cuenta.

-Si, estoy igual, no me había dado cuenta hasta hace unos segundos.-Dije mirándole mientras él veía a través del parabrisas. Una vez que realmente reaccionamos a que estaba lloviendo agarró una sombrilla que tenía en los asientos traseros.

Abrió la puerta y el paraguas al mismo tiempo así evitando mojarse con aquellas gotas que caían, vi como pasaba corriendo hasta mi puerta y me abrió.

-Ten cuidado.-Me dijo mientras salía del coche.

Una vez protegidos con el techo de mi garaje nos pusimos frente a frente, nos quedamos así por un buen tiempo hasta que él rompió el silencio.

-...la verdad no vine por las "pelis".-Dijo con una sonrisa y acercándose a mi.

-No...? -Dije muy inocente sin saber realmente a qué había venido entonces.

-No.-Dijo está vez sin la sonrisa y mirándome seriamente desde mis ojos hasta mis labios, observando cada milímetro de mi cara.

-Entonces para que viniste?-Mi subconsciente sabia a qué había venido pero mi conciencia no.

-A algo mucho más importante para mi.-Entonces mientras decía esto ponía sus manos en mi cintura y me jalaba hacia el. Acercó su cara a la mía, cerré mis ojos y lo siguiente que sentí fueron mis labios besando otros, los de Damián.-tú...-Continuó mientras me besaba.

Continuó los besos por un pequeño tiempo hasta que me separé de el.

-No sigas.-Le dije con la cabeza baja.- lo siento.- Se me quebró la voz.

-Por qué? Pensé, pensé que esto era lo que querías... Al menos es lo que yo quiero...-Decía sin entender mi reacción, mirándome de arriba a abajo preocupado.

-Y lo quiero, de verdad... Pero sé que esto va a acabar mal.-Dije mientras mis ojos sé ponían llorosos.

Me agarró de los brazos y me pegó hacia la pared, me arrinconó con sus brazos, pude oler su perfume, acercó su cara a la mía y vi como el también tenía sus ojos llorosos.

-Vamos por favor, yo yo sé que los dos nos hemos muerto por hacer lo que estamos haciendo ahorita.-Decía difícilmente y ya con lágrimas escurriendo en sus mejillas.-No me hagas esto.-Está vez nos volvimos a besar, sentí sus lágrimas en nuestras mejillas. Trataba de separarme pero siempre que lo trataba de hacer me besaba con más fuerzas.

-Lo siento... Yo yo he pasado por esto y y y nunca nunca termina bien.-Tartamudeé

-Pero yo soy otro, yo te quiero para mi yo-Me interrumpió.

-Joder, todos son iguales. He querido 2 veces y una tercera vez me destruiría el corazón, no podría recuperarme otra vez... No contigo -Dije dándole un beso suave- te quiero pero no puedo.

-Por favor -Me suplicaba- Yo puedo estar contigo hasta que te hartes de mi...-Decía con los ojos rojos y sus mejillas mojadas, está vez me dio un beso más fuerte que me rendí a continuarlo, sentía su desesperación en la fuerza de sus labios, su amor ahora estaba impregnado en mi saliva.

-Lo siento tío, en verdad... -Le dije. Me dio un último beso de sorpresa.

-Está bien... Lo entiendo.-Dijo en un intento de darse por rendido. Me apretó contra sí y me dio un beso fuerte en mi frente, se separó, lo vi alejarse, pero no pude.

-...Pero soy tan idiota que me dejaría romper el corazón por ti!-Dije inmediatamente cuando vi que se alejaba un metro de mi, agarré su mano y lo hice voltear, volteó y me

besó

y arrinconó con más fuerza.

Nuestros labios se unieron aún más, después de minutos dándonos besos que subían de tono poco a poco. Sus manos y mis manos invadían el cuerpo del otro. Nuestras lágrimas sé habían esfumado y ahora nos reíamos de la situación en la que estábamos. Mis manos exploraron más su abdomen, el y yo como poseídos desabrochamos la camisa del otro. Fui rápidamente desabotonando su camisa viendo su cuerpo por primera vez siendo tocado por mi, me fui a su cuello y empecé a comerlo.

-Tioo, por más que me guste esto, no podemos hacerlo enfrente de todos.-Dijo entre risas y besos, me reí igual. Me fui hacía la puerta mientras el iba a atrás de mi, pegó nuestros cuerpos mientras yo trataba de abrir la puerta, me estaba comiendo el cuello y pasaba sus manos por toda mi cintura y abdomen.

Entramos torpemente y como pudimos a la casa en cuánto logré abrir la puerta. Una vez más nos recargamos en una pared, me revolvía el cabello mientras nuestros labios danzaban. Empecé a besar su cuello, soltó un pequeño gemido que me dio cuerda para seguir. Bajé hasta su manzana de adán y me quedé unos segundos hasta que después me fui a por sus pezones y gimió una vez más. Regresé a sus labios que me recibieron muy alegres. Me besó desde mi cuello hasta el ombligo, sentía como el calor transitaba por debajo de nuestra pieles.

Caminamos hasta el sillón de la sala, caímos como rocas, yo encima de él, empecé a bajar por su pecho, mordí sus pezones, los lamia y succionaba todo su cuerpo, bajé hasta su cinturón, Damián se acomodó en el sillón y me ayudó con el cinturón, se lo quitó y desabotono también el pantalón. Como loco bajé sus pantalones hasta las rodillas, succionaba su piel haciendo que soltara pequeños gemidos.

/////

Veía su cabeza bajar poco a poco oyendo los sonidos de su boca alejándose de mi piel, el sonido de succión, jamás algo me había prendido tanto, puse mi mano sobre su hombro incitándolo a que siguiera a el próximo paso. Sentí y vi su mano como agarraban mi polla, sabía que pronto estaría en los cielos.

Mario tomó mi polla con la mano completa y aún así le sobraba un buen tramo para mamar. Se metió mi gran mástil a la boca empezando por mi glande, lo lamió y siguió por metersela lo más que pudo en su boca hasta que tuvo arcadas.

Sus movimientos eran muy lentos pero agresivos al mismo tiempo, esta vez puse mi mano sobre su cabeza, aunque llevara poco tiempo, mi grado de excitación sobrepasaba la atmósfera terrestre.

Se sacó aquella vara de su boca y me empezó a comer los huevos mientras con su mano no dejaba de estimular mi verga, la masturbaba cuando no se hipnotizaba mamando aquellas 2 pelotas.

-Ostia tio, me vuelves loco.-Dije difícilmente.-Ahhh! Encontraste mi punto débil... aaaah!-Dije entre gemidos rasposos cuando empezó a succionarme entre los huevos y mi polla.

Subió nuevamente hasta mi abdomen y después a mis brazos mientras admiraba mis músculos. Después regresó a mis pezones, no pude aguantar y con mi mano hice que llegara hasta mis labios que lo esperaban con muchísima ansia. Paró en seco de hacer todo lo que estaba haciendo, se separó de mi unos centímetros y me observó por unos segundos.

-No puedo creer que estamos haciendo esto.

-Yo tampoco.-Terminé mi frase y me levante dándole un pico, le quité los pantalones y después su boxer, se dejó caer en el sillón, ahora yo estaba sobre él, bajé hasta su cuello y lo empecé a besar, seguí los pasos que el había hecho conmigo, me fui a su manzana de adán, y después a sus pezones.

Todo esto era nuevo para mi, también como extraño y excitante. Bajé hasta su ombligo donde me paralicé y no seguí, el entendió y me puso su mano sobre mi hombro empujándome un poco hacía bajo. Agarré su polla y lo masturbé. Las ganas me ganaron y bajé a lamer aquél pedazo de verga, jamás había tenido uno en mi boca, así que lo probé, y lo hice bien por la reacción de Mario que gemía como nunca había oído a alguien gemir. Mi velocidad aumentó y lamía con mucha desesperación aquél falo. Sentí un sabor raro, entre salado y dulce, me volvió loco, masturbaba y mamaba a Mario al mismo tiempo, sus gemidos ahora eran más frecuentes y prolongados. Se estaba por correr, me volvía estúpido el hecho de que iría a probar por primera vez el semen pero no quería que termináramos tan pronto.

Me levanté, Mario entendió y me besó con mucha pasión, lo cargué de las piernas mientras el me seguía dando cariños en el cuello. Como lo cargaba podía sentir mi verga rozando sus nalgas.

-No sigas, que si continuas voy a perder fuerza en las piernas...-Dije mirándole mientras le esbozaba una sonrisa, me respondió con una también y no le importó, siguió lamiendo mi cuello.

Llegué a su cuarto, lo deposité suavemente en su cama, me puse encima de él, me lamía el torso, los pezones, los brazos...

Me mordía el cuello... no podía! Aquel chico me volvía loco, me ponía a mil, me mataba por dentro sintiendo todo este calor y excitación. Se escupió en la mano y pronto sentí que me estaba masturbando, agaché mi cabeza acercándome a la suya, le di un beso en forma de pago. Seguí su juego y empecé por succionar su cuello, él soltó un gemido. Me recargué en una mano hundiéndola en el colchón mientras con la otra jugaba con la polla de Mario, pronto le mordí su oreja de forma cariñosa, su reacción fue fabulosa, jalaba mi polla con más fuerza mientras me lamía de una forma muy protestante mi cuello, reclamando ser suyo. Le seguí mordiendo su oreja y lamía con mucha lujuria toda esa parte del cuello y cabeza.

Me levanté y no tuve que decir palabras, se puso en 4, tan solo verlo en esa posición hizo que mi verga saltara de emoción, me escupí en la mano y empecé a jalarme mi verga.

"Joder, mi pantalón." Me dije, ahí tenía los condones de reserva.

Me puse sobre él, le besé la espalda, mi verga se acomodó sola en aquella puerta trasera, los dos gemimos al unisono.

-Tio... traes condón?-Preguntó sosegado por la excitación.

-Están abajo...-Dije igual.-Regreso rápido...-Me quité de aquella posición y bajé rápido las escaleras, tomé mi pantalón y subí, agarré la cartera de éste y busqué los dos condones que siempre tenía de reservas. Agarré uno, lo abrí, y me lo puse... se rompió. "joder!" Solté, Mario se volteó.

-Que pasa?-Preguntó.

-Se ha roto el maldito...-Mario buscó el sobre del condón y lo revisó.

-Mierda tio, está expirado por 2 meses.-Dijo chistoso y riendo.-Espera, tengo aquí.-Buscó en el pupitre.-Joooder! No hay nada.

-....Ostia tio! Debí comprar!-Dijo decepcionado.

-Creo que hay en el baño, detrás del espejo.

Como loco fui al baño y busqué atrás del espejo, me alegré, había una caja de condones, la tomé y para mi sorpresa y desagrado estaba vacía. Regresé con las manos vacías.

Me puse encima de Mario y seguí besándolo, las ganas habían bajado un poco.

-No hay?-Dijo como pudo sin dejarlo hablar con los besos.

No le presté atención y entendió el mensaje. De alguna forma el calor volvió a su mismo nivel, los dos teníamos la polla a reventar. Me mordió el cuello y no pude contenerme, me eché a su lado, su puso sobre mi y como un animal con hambre empezó a lamerme el cuello y bajó rápido por mi abdomen hasta mi polla, le puse mi mano sobre su cabeza y se metió toda la polla en su boca de una bocanada y con arcadas.

Empecé a respirar entrecortado, salvajemente empecé a gemir. Sentí su fuerza de succión en su boca afanado por el manjar que pronto saldría. Todo mi cuerpo estaba tensado, esperando a que me corriera, estiraba las piernas y apretaba los pies, me estimulaba el pezón y mi cabello a turnos. Puse más fuerza empujando a Mario a que se atragantara mi verga. Gemí a lo alto cuando sentía como metía mi polla hasta lo más hondo de su boca y me apretaba las caderas, soltó mi verga dejando un hilo de saliva entre sus labios y la punta y tronco de mi verga. No podía. Eran muchos estimulantes sexuales que quería correrme como un campeón. Nos besamos como animales, su saliva en mi boca y la mia en la suya, era todo desmedidamente excitante! Me mordía el cuello, los pezones, los brazos, mis abdominales, mi todo. Lo agarré con fuerza de su cabello, lo obligué a que bajara de una puta vez a mi verga, me desobedeció aún así con jalarle los cabellos de una forma no agresiva pero si dominante. Bajó hasta mis huevos, me escupió, me vio a los ojos de una forma rebelde y con una sonrisita me comió las pelotas. Perdí mis estribos ante esa situación. Gemí como nunca, gemía a los cuatro vientos, me valía una misera mierda que la gente oyera, es más quería que oyeran, quería que Mario se comiera toda mi verga y mis huevos. No podía moverme, sentía cosquillas por todo el cuerpo, cuando quiso, Mario se tragó completa de una vez mi verga, me dejó sin aíre, lo hacía de una forma inhumana, le agarré el cabello una vez más, y lo forcé a que no se moviera, se dejó. Lo solté y empezó como todo un poseído a mamar sin parar. Gemí incluso con más fuerza que la anterior, Mario succionaba mi cabeza, de la nada y sin ordenar a mi mano, empecé a masturbarme de una forma frenética.

Gemí y casi parecían gritos. Me corrí a litros en su cara y en su boca, no paraba de correrme, 3 trallazos, 5 6 9 trallazos logré contar, Mario se los comía todos y me lubricaba la polla con mi semen para comerme más.

Con un poco semen en su cara subió hasta donde mi cabeza y me empezó a comer el cuello, no lo dejé, hice que me besara o por lo menos ese era mi plan, Mario me vio con sorpresa cuando mejor decidí comerle toda mi lefa regada en su pecho cara y manos, el se empezó a masturbar, pero pronto llegó al climax de su situación, le dije que se corriera en mi boca y eso hizo, se puso de rodillas enfrente de mi, cerré los ojos y probé su semen, me volvía loco su sabor y su textura, le comí la polla. Una vez que lamí su semen y el mio de su cara nos dimos un beso que duró un buen rato, sentía el sabor de nuestro semen y verga en nuestras lenguas. Mi polla quería soltar más leche pero mi cuerpo estaba exhausto.

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Gracias Zoele, Keegan, RocKeitOrsh por comentar, que en serio ayudan un montón, y a Matias por su correo, de nuevo, muchas gracias y espero que me dejen más comentarios y les gusten los relatos por venir. Saludos.