Gracias Martillo (IV)
Quién pensaría que un perro podría causar tantas cosas? Mario y Damián lo saben.
POR FIN! Estoy muy contento de finalmente publicar este relato, ya no podía aguantar más, aunque sigo igual de ocupado de alguna forma he vuelto a escribir más seguido, llevo ya la mitad de sig. capitulo así que espero no retrasarme tanto.
En serio, espero que les guste tanto como me he divertido escribiendolo.
Un abrazo y un saludo, Borja.
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XIII: Recuerdos y Lujuria
Eran las 6 de la mañana, el despertador sonaba lo más alto que podía para despertar a Damián, hoy entraba a trabajar de nuevo en el Instituto T. Wisely o como él lo llamaba, "aytigui". No podía llegar tarde, tenia clase a la primera hora y tenía que presentarse, además de conocer, a sus nuevos alumnos. No eran de primer grado sino de tercero lo cual lo hacía un poco más difícil.
Se despertó, para su sorpresa, consciente al 100%, a diferencia de las clases pasadas, que se despertaba como toda una maquina del siglo pasado programada para ello, lento y aburrido.
Lo primero que hizo, en vez de apagar su alarma fue checar su móvil, no había oído nada desde la última vez que se habían visto, cuando se despidió para irse con Andrés.
Ni un mensaje por ningún lado, ni una llamada, ni nada, <> pensó mientras buscaba como reaccionar, era la primera vez que pasaba algo así entre los dos, no tenia ni una pista.
Ni para decir que Mario se había enojado con Damián por que éste no había hecho nada.
-Mierda tío, apaga esa alarma! -Gruñó Mark, Damián lo volteó a ver y sintió una culpa terrible después de lo que había pasado anoche.
Se levantó un poco confuso por ese hecho pero tenia que continuar a su trabajo. Se levantó y duchó, sentía que iba a ser un dia excelente hasta que se puso su camisa.
-Ostias tio!
-Ahora qué?!-Gritó enojado Mark desde la cama.
-Que la puta camisa es como dos tallas menos a la mia, que mira como me queda!
Damián se volvió hacia Mark enseñando la camisa apretada marcando cada centímetro de su cuerpo, lo peor es que era blanca lo que dejaba ver a través de la camisa.
-Vamos ya exagerado, que las tías te tirarán los trastos y una que otra maestra te comerá con la vista... y si tienes suerte hasta un tío.-Mark sonrió al sacar la reacción que quería de Damián mientras a éste último se lo comía la culpa rabia y decepción de sí mismo.
Damián empezó a buscar camisas pero ninguna le gustaba para un primer día, la blanca que traía era la que a mil ostias quería estrenar ese día.
-Ponte un saco y fin de problemas. -Decía un Mark con los ojos cerrados tratando de regresar al sueño.
Damián siguió su consejo y se puso uno que no se le veía nada mal, ni muy "Maestro joven que quiere parecer adulto y es aburrido" ni muy "Maestro joven que lo único que quiere es dinero y no enseñar", más bien se veía como "Profesor veinteañero que sabe comunicarse con adolescentes y es el guapo del instituto que se lleva bien con sus alumnos".
Llevaba puesto sus zapatos, su pantalón de mezclilla, la camisa blanca apretada y su saco arremangado que le quedaba perfecto, se perfumó y se fue a su trabajo.
A diferencia de muchas veces Damián no estaba nervioso, esta vez presentarse a un nuevo grupo se le hizo costumbre, poco pensaba en qué dirían ya que lo sabía de antemano.
-Damián, cariño, que largo se me han hecho las vacaciones esta vez, es un placer verte!-Dijo Olimpia con cariño mientras lo abrazaba.
Olimpia era la sub-directora del instituto, llevaba 26 años de experiencia en las escuelas y contaba con un carácter fuerte cuando lo necesitaba, más de una vez llegó a acelerar los latidos de Damián con sus regaños cuando hace 5 años recién empezaba a trabajar ahí, pero poco a poco su relación pasó más de la oficina y se hicieron amigos.
Olivia tenia un hijo, Ian, de 17 años, lo conocía bien era un chaval... un poco extrovertido, podía dar una conferencia a millones de personas sin pena alguna lo cual a veces le admiraba.
-Olimpia, que bueno verte...-Decía Damián abrazándola- Como han ido estas vacaciones? Como se ha portado el chaval?
-Oh! Si supieras... ya lo conoces, tiene sus rachas de ángel y sus rachas de demonio -Rieron los dos- pero sobretodo muy bonitas... para serte sincera Damián, y te lo comento por que vamos estás casi tan joven como él y lo entenderías mejor, estas vacaciones ha cambiado un poco, no sabría decirte en qué aspectos pero ciertamente lo ha hecho.-Le decía preocupada mientras se dirigían a su oficina.
-Pues no sé, como llevas su asunto ? Ya han pasado varios meses, y sé que nos educaron diferente así que sé lo difícil que podría ser para ti....
Damián le hablaba con voz cautelosa a Olimpia, el hecho de que fueran amigos unidos no le daba el derecho de descuidar sus palabras.
Hacía ya 5 meses que Ian se identificaba como bisexual, lo cual no fue un asunto muy digerible para la sub-directora del Instituto.
-Vamos Damián, que tendré mis años y todo pero lo acepto, es mi hijo y lo quiero como sea, a lo que me refiero es que... ha cambiado su forma de ser, cuando lo veas hoy en la mañana te darás cuenta.-
Se sentó sobre su escritorio mientras los dos tomaban su café.
-Ya, pues lo veré dentro de media hora.
-No estás nervioso?....Como se me pudo olvidar!
Dijo Olimpia con un tono cariñoso, a Damián le tomó menos de un segundo en que le entraran los nervios. «No... no preguntes por ella, no preguntes por...»
-Y Michelle? Como ha estado? Seguro que se han ido de viaje.-Olimpia le prestaba mucha atención.
Olimpia le tenía mucho afecto a Michelle después de que más de mil veces Michelle había venido a ayudar en unas clases, asesorías junto con Damián, el ser maestra no era lo suyo pero sí que ayudaba a muchos a salir de sus problemas con sus maneras fáciles de explicar y entender. Los alumnos del primer grado que ahora iban en segundo la apreciaban mucho.
Damián no sabía que responder.
-Bueno, nosotros, nosotros... he cortado. -Le dijo a secas.
-Es broma me imagino, no?-Decía incrédula, sin querer creerle.
Damián le respondió con un movimiento de cabeza sutil, la subdirectora se quedó con los ojos abiertos.
-Pero por qué Damián?!-Estaba sorprendida- Que si estaban bien juntos....
-Sí..., pero han salido unos problemas, vamos, que llevábamos meses en lugares diferentes, ya no conectábamos, pero sobre todo mi corazón ya no latía por ella, que la quiero y es una gran persona pero lo nuestro ha acabado...-Dijo en un tono nostálgico.
-Demonios Damián, me tienes que decir más, de seguro es una pelea no?-Olimpia no quería creer.
-Que no Oli, que de mi parte ya no hay nada. Y tu sabes que no me gusta mentir y le fui con la verdad, que ya no la sentía en mi corazón... y... que bueno, he conocido a alguien mas.
Antes de que Olimpia le respondiera Damián siguió hablando.
-Y no, no pienses que esa segunda persona fue la razón de nuestro separamiento, lo hice por que creí que era necesario, solo fue la gota que derramó el vaso, mi relación estaba acabada desde hace meses...
-... bueno, pues a joderse con la vida no? Habrá una razón o un porqué de todo esto, me alegro que estés feliz con tú decisión cariño.-Decía la mujer, aunque en verdad apoyaba su decisión, se sentía un poco mal por Michelle, que eran una bonita pareja y sobretodo, los dos, buenas personas.
Damián se fue pensando a la oficina de maestros que estaba a un lado de la subdirección, pensando en varias cosas sin importancia, su dia seguía genial, se sentía con energías para dar clases y volver a ver sus alumnos de hace tres años.
Faltaban minutos antes de que su clase empezara cuando recibió una llamada de Mark.
-Como te ha ido?-Dijo Mark del otro lado de la línea.
-Todavía no entro, de hecho me faltan unos minutos para entrar. Y tú no piensas ir a trabajar?
-Que sí, estoy en camino.-Decía alegre.
-Y por que has llamado, no siempre lo haces.
-Pues hoy es uno de esos "no siempre", vamos tio, que no me has dicho como ha estado...
-Estado qué? Que te he dicho que me siento bien...-Damián estaba confundido, Mark se refería a algo muy físico.
-...lo de anoche bobón, que si te ha gustado...-Decía Mark con una sonrisa orgullosa en su cara.
Mark se tardó un poco en responder, cuando lo hizo quiso dejar en claro que no estaba ya de buen humor.
-Joder, eres todo un idiota, que lo que pasó anoche nunca sucedió, ok?-Estaba molesto, tanto que le colgó tan rápido como le había respondido.
Se levantó de una de las sillas que estaban alrededor de la gran mesa que estaba al centro para todos los maestros, y se fue al salón que le tocaba, se sacudió mentalmente su llamada y entró al salón de clases.
Como era de esperar todos creaban esta nube inmensa de palabras y sonidos que fácilmente lo hubieran estresado cuando apenas empezaba con el trabajo, con el tiempo aprendió a controlar sus enojos y simplemente lo ignoraba, se había vuelto algo tan natural como el respirar.
-Haber ya ya!-Decía con un tono de autoridad pero siendo amistoso y mostrando una sonrisa.
Todos los alumnos lo voltearon a ver, Ian estaba en medio del salón con sus colegas de siempre o eso parecía, no eran los mismos, eran otros.
-Que como ustedes estoy muy emocionado de estar aquí en la escuela de nuevo...-Decía esperando la reacción.
-Uuuy sí...!-Dijeron todos con risa y sarcasmo, Damián se rió con ellos.
-Ya, como sabrán, seré su maestro de álgebra este semestre, espero que nos vaya bien al entregar calificaciones, ya saben como trabajo, no soy muy exigente como los otros treinta y cuarenta añeros maestros que hay -Bromeaba-... no, no es cierto, pero sí, no soy muy exigente, eso sí, al final de curso, si no tienes una firma en las tareas no me ruegues o si entregas con retraso. mmm, dudas que tengan siempre pueden venir al final de clase o cuando acaben las clases cuando esté libre. Para los que no me conocen, levanten sus manos.
Se veían más de 4 manos levantadas.
-Bueno, me llamo Damián, soy el más guapo y joven del instituto, como pueden ver...-Se rieron todos incluyéndolo a él- como verán soy muy relax pero créanme, no me quieren provocar, algunos ya me conocen en esas facetas y les pueden preguntar como les va -Miraba a ciertos alumnos con cara de reproche fingido mientras estos le respondían con sonrisas- En fin, alguna pregunta antes de que empiece la clase. -Se sentó en el borde del escritorio esperando las preguntas mientras marcaba un cuerpo nada despreciable.
-Que ha comprado la camisa en LittleShop no?-Decía uno de los alumnos.
-Que? Oh! Sí, que me he dado cuenta hoy en la mañana y no he tenido de otra.-Se reían.
-Profe, y si nos da la clase libre hoy? Vamos, es nuestro primer día, es la primera clase y a nadie le gusta pensar en la mañana.-Dijo uno del grupo de amigos de Ian.
-Que sí, que sé lo que se siente, a joderse no?-Toda la aula estaba de buen humor y con una sonrisa.
-Se nota que ha ido al gimnasio eh?-Preguntó una alumna de las confiadas. Damián se sonrojó un poco y se tapó con el saco.
-Que sí se nota?, pensé que había sido en vano tanto gym.
-Se le agradece, jajaja!-Gritó una alumna de sus "preferidas", preferidas por el hecho de que le caían bien, hacían "poco" desastre y eran de aprender rápido.
-Entonces por hoy acaba la conferencia, para los y las nuevas, una libreta como quieran, no se preocupen por nada. -Se levantó del escritorio y le preguntaron algo que hubiese querido no lo hicieran.
-Maestro maestro, y Michelle??-Preguntó una alumna, todo el salón, excepto los nuevos, le miraban con una sonrisa para ver su respuesta.
Trató de disimular su cambio de humor.
-Mmm, por Alaska creo.-Respondió indirectamente, sus respuestas sin sentido eran propias de él así que no le tomaron importancia, excepto alguna de las alumnas.
Se sentó en su silla.
-Sólo por HOY, porque es el primer día, los dejo libres, sólo no salgan del salón, me quedo para vigilarlos.
En cuanto terminó de hablar la nube de voces subió hasta el techo y algunos alumnos y alumnas lo fueron ver a su escritorio.
-Como han estado eh?-Decía Damian alegre de verlos de nuevo.
-Bien profe, como han estado sus vacaciones?
-Sí, platíquenos.
-Maestro Damián, es en serio y su esposa Michelle?-Decían unos.
-Vamos, no han sido la gran cosa, me he quedado aquí gran parte de las vacaciones y ya les he dicho anda en Alaska, no me ha dicho cuando regresa -Persistía, no quería que se diesen cuenta de la verdad, y no tenían qué, al final el maestro debe mantener su vida privada en su lugar- como les ha ido a ustedes, han viajado? Los he visto a algunos en este descanso.
-Que va que va, sí apenas salimos de esta institución. -Damián se rió, eran casi adultos, no tenían ni el dinero ni el permiso.
Siguieron charlando, hubo unas cuantas llamadas de atención por que alzaban la voz pero no pasaba de eso, el celular de éste sonó, lo cogió enseguida, era Mario.
-Disculpen.-Salió del salón y contestó- Hey donde te has metido gili? No he oído de ti desde Andrés.-Mario soltó una risa.
-Joder perdón, tuve que arreglar cosas que salieron de la nada y no había tenido tiempo de llamarte hasta ahora, como te ha ido? Te oigo feliz.
-Bien bien, pero te extrañé, ahora que estamos trabajando vamos a tener menos tiempo de vernos y quería pasarlo anoche contigo.
-Por que no armamos algo hoy? Ya sé, por que no vienes a mi casa y la pasamos con Armando, dos pájaros de un tiro, nos vemos y te llevas mejor con él...-Decía emocionado.
-Suena bien pero no puedo, tengo que ir a una cena del trabajo, ya sabes.-Algunos alumnos miraban sorprendidos a Damián, era la primera vez que lo veían ver tomar el teléfono en clase.
-Ostias, si es cierto, nosotros también tendremos una...-Mario pensaba en un momento para verse- tendremos que coordinar horarios para poder vernos, que mal rollo que hayan acabado los descansos.
-Sí, pero vamos... no podemos dejar que unos trabajos no nos dejen vernos, joder, que mal rollo.-Exhalaba Damián.
-Y mañana en la noche?
-Suena bien tio! Que mañana no tengo planes, ya estás en mi agenda, eres el primero y el único. -Damián escuchó la risa de Mario a través del móvil- Y a ti como te ha ido eh?
-Bien bien, tengo unas entrevistas a las 8:30 necesitamos más personal, espero y haya buenos candidatos.
-Suerte tio...-Volteó Damián gracias al ruido de sus alumnos- joder...
-Qué ha sido?
-Mis alumnos, están hechos unos pericos, que te tengo que dejar Mario...Nos vemos luego, que te quiero. - Esto...
-Te quiero igual Damán. -... Y esto les dibujó una sonrisa en el rostros a los dos , colgaron. Damián entró a su aula calmando a los chavales y Mario se metía a la oficina grupal.
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-Que te ha dicho? No se ha enojado?-Decía Susana, amiga de Mario, con una sonrisa mientras le tomaba el móvil a éste y lo revisaba.
Mario estaba perdido con una sonrisa no dibujada, sino clavada en su rostros gracias a las palabras de su novio.
-Joder, y este chico? Ostias, que es Andrés, 6 llamadas perdidas y son las 8 de la mañana...-Dijo impresionada, la felicidad de Mario conoció el fin al escuchar ese nombre y su cara cambió- Vamos, que has hecho?
-Ni lo menciones por favor... Escucho su nombre y se me retuerce el estómago.-Lo decia por que en ese momento se le estaban moviendo.
-Pues que han hecho...?-Soltó Susana preocupada.
-En serio Su, no quiero hablar de eso.-Respondió Mario con un tono decaído al momento de sentarse en el escritorio de su cubículo- mierda es que la culpa me traga, no debí haberlo visitado esa noche.
-Qué han hecho tío? Sé y me has demostrado que quieres al tal Damián pero esto...
-Joder Susana gracias.-Se molestó un poco, Susana estaba en toda la verdad- Lo lo fui a visitar y las cosas se salieron de control...
-Que han follado?!-Exclamó Susana sorprendida sin querer hacerlo, Mario se estiró sobre su escritorio recargando su frente en este y exhalando triste- Mario, como es posible, uno no simplemente va y folla con alguien, que has hecho?
-Es que no sé, una cosa llevó a la otra hasta que desperté a su lado...!-Dijo casi desesperado- Y no sé que hacer, si le digo la cago entera y si no la cagaré igual.
-Mario, en que lío te has metido? Ya me ha pasado esto y lo sabes, así como también sabes que todo acabó mal.
Mario no respondió con vocales, si no con un sonido a derrotado a desgano a arrepentimiento.
Susana se sentó en el escritorio mientras lo consolaba.
Susana era la mejor amiga junto con Armando y otro tío más, Landa, de Mario, los tres lo conocían bien tanto como para saber que Mario jamás haría una cosa así.
Mario se levantó y se arregló su traje, trató mentalmente de olvidar lo que había pasado una noche atrás y lo logró pero su
rostro y cuerpo no, caminaba con cierta pesadez y su rostro denotaba cierta tristeza junto con desgano.
-En poco llegan los candidatos, ponte listo, unos ya llegaron.-Le comentó Landa, amigo suyo.
-Sí, no te preocupes.-Le respondió Mario con tono diferente al normal.
-Que tienes eh? No has dormido bien me imagino.-Trató de animarlo.
-No...
-Entonces? No es normal verte así.-Interrumpió Landa.
-...sí, fue el sueño, no he dormido nada bien.-Mintió Mario al no querer dar explicaciones.
Incluso mentir le había costado una millonésima parta de su corazón, ya que ni siquiera durmiendo le había sido fiel a su Damián, que estaba más que acurrucado entre los brazos y piernas de Andres.
-Vamos ya, que falta poco para las entrevistas.
-Sí sí, en eso estoy.
Mario se fue a la oficina y empezó con las entrevistas, dejó su vida personal a un lado pero la herida que se había causado el mismo estaba abierta. Pasó uno y otro y otro y otro, cumplían con todos los requisitos excepto por uno, el estarvivo , sí, iban con su sonrisa y mostrando una buena cara pero Mario sabia que eso era lo de siempre una máscara falsa para que los contratasen, tendría que contratar a una de esas personas si no encontraba a uno con ese requisito tan importante para él.
Sus esperanzas se iban apagando cuando entró un chico que desde que entró iluminó aquel cuarto, su expresión física, su sonrisa y su cuerpo derrochando vida y felicidad. Hasta la forma en la que se sentó y le estrechó la mano a Mario lo hicieron contratarlo casi al momento de entrar.
-Eh que buenos días.-Pronunció aquel que había entrado al cuarto.
-Buenos días.
Sus requisitos laborales los pasaba con facilidad, Mario estaba leyendo atentamente su curricular con letra de molde y perfecta.
-Y dime... Matias, por que has venido España, veo que llevas unos añitos aquí.-Le preguntó Mario sonriente.
-Pues a buscar trabajo y por unas vacaciones, al final me he que quedado. Con tanta gente guapa, quién no.
-Ya ya, y vamos, cómo eres..., así, en el trabajo? -Mario le decía en un tono de amigos, fuera del técnico y profesional que debería de, pero vamos, le agradaba el tío.
-Mmm, a diferencia de muchos te diré la verdad, sonará a guión bien ensayado pero a mi me gusta trabajar, me gusta envolverme con personas nuevas y que la onda esté suave, que no haya rivalidad ni nada de eso. Soy trabajador, responsable, amistoso, comprensivo tolerante y demás.
Mario siguió entrevistando a aquel nuevo trabajador de la tienda, aunque no lo supiera. Le agradaba y cumplía con todos los requisitos habidos y por haber, bueno exagero.
~Dos noches antes~*
Mario se despidió de Damián con una sonrisa de oreja a oreja, la forma en la que se hablaban los embobaba a los dos, parecían dos zombis solo que con hambre de estar al lado del otro y las poll... ya se cargaban casi un mes entre los dos.
Se subió a su auto y fue en rumbo a Andrés, cada que lo pensaba sentía este sentimiento raro, era como si supiera que lo que hacía estaba mal, se engañaba pensando que no tenía nada de malo, eran sólo amigos al final de todo.
-Hasta que llegas wey, me dijo Andrés que venías hace como una hora.-Decía Rogelio saludandolo en unos shorts deportivos que le llegaban casi a la mitad de su muslo, ya se imaginarán lo que se podía notar a través de esa tela sintética además de sus piernas fornidas, eran casi el doble de una pierna de Mario y una playera sin mangas soportando aquellos brazos con sus músculos marcados.
Mario intentó soportarle la mirada pero su calentura le ganó. Rogelio se rió cuando los ojos de Mario bajaron hasta su short y admiraban aquella parte de la anatomía tan bien producida.
-Vamos ya, pasa, que si no te me arrodillas aquí mismo.
Aquello regresó a Mario al mundo y entró apenado por la situación. Que desde que lo conocía le prendía mucho, más nunca había sido tan obvio como en los últimos años hasta ese mismo día, miradas discretas solían ser las de antes, ahora eran miradas casi penetrantes, a Rogelio no le causaba ni un problema en cambio le daban risa y más de una vez uso ese deseo de mamar que transmitía Mario para una paja a solas, la sensación que se da cuando sabes que le aprendes a otra persona es muy muy grata.
-Y donde está él? Pensé que él me abriría. ..-Pregunto Mario sentándose en el sillón de la sala
enfrente de la televisión.
-Por qué lo dices...?-Lo miró raro Rogelio y sospechando algo.
-Pues porque él me llamó primero, era de pensar que él estaría aquí.-Respondió un poco retador.
-Cuando le vas a decir que tienes novio? Mira, me veré como todo un anti-cupido pero ambos van a salir heridos con esto.
-Joo..., de qué hablas tío?-Se reía de él.
-Tu sabes perfecto de lo que hablo. Por qué le mentirías sobre tu novio a Andrés, tan siquiera tu novio sabe de Andrés?
-Sí sabe y creo que no te deberías de meter en esto tío, que le diré hoy, joder, te parece bien? O hago algo más? -Dijo Mario un poco molesto después de tardarse en responder. Rogelio se rió sarcásticamente.
-Wey, macho , no te estoy obligando a nada si eso es lo que quieres es tu pedo, yo sólo lo digo porque me preocupas tú y Andrés.-Dijo terminando aquella conversación y empezando a jugar.
Andrés no tardó en llegar y trajo consigo unas bebidas, por primera vez no alcohólicas, y botanas, Mario tenía un poco fruncida la frente por la conversación con Roge y por su concentración en el juego.
-Si no es Mario eres tú el que llega tarde.-Le bromeó Roge al pausar el juego y acercarse por una botana. Mientras el otro se reía.
-Que si no llego tarde no traigo esto.-Dijo Andrés alegre saludando a Mario.
Hablaron poco, lo único que querían era ver unas películas y jugar videojuegos, pareciera que eso era lo único que sabían hacer.
En fin, el sol llevaba ya más de unas horas que había cruzado el horizonte, era la noche, las cosas se habían relajado... un poco. Llevaban dos películas y ahora los tres jugaban un juego de acción.
A pesar de que las cosas se habían calmado un poco, era poco lo que hablaban, se sentía cierta sensación flotando en la habitación.
-Regreso enseguida, voy a orinar...-Dijo Rogelio pausando el juego y corriendo al baño.
Mario y Andrés se quedaron solos sin saber bien qué hacer, Mario con las palabras de Rogelio clavadas en su cabeza y Andrés... Andrés llevado por la sensación de la sala.
-Mario, te puedo preguntar algo?-Dijo con un tono decaído.
-Sí...-Respondió con una sonrisa amistosa.
-Por qué no luchaste por mi?
Se le borró la sonrisa a Mario y miró nerviosamente el control de la consola para sonreír sarcásticamente.
-"¿Por qué no luché por ti...?"-Arremedó.
-Sí.
-Sabes, después de lo que pasó... Lo intenté varias veces, crees que estar a tu lado después de lo que me dijiste fue fácil? Después de seguir en pie con los proyectos que teníamos de la escuela, las veces que te pedí que lo hiciéramos juntos, que me ayudaras. Las noches que me quedé hasta las altas de la mañana mientras tu estabas de pedo en pedo; saber que te enrollabas con tía; verte la cara esperando a que regresaras a mi lado... La última vez que te quise recuperarte fue aquella noche que te llamé, esa llamada a las 3 de la mañana mientras estabas de fiesta, aquellas palabras que me jodieron más que tus mensajes ¿Recuerdas cuales eran? -Andrés se quedó callado, sí recordaba cuales eran- "Deja de joder maricón de mierda, que das pena, lo nuestro nunca existió"... -Mario se calló, sabia que si continuaba empezaría a llorar, Andrés solo lo miraba a los ojos arrepentido- ¿Te puedo preguntar algo? ¿Por qué lo hiciste?-Terminó Mario con los ojos lubricados.
-...entré en miedo, tenía a las personas mirándome, mi familia me preguntaba. Entré en un modo de estupidez, no sabía lo que hacía, solo lo hacia y ya. Cuando sentía algo por ti me pulsaba el corazón, esa llamada la recuerdo, joder, más que todo. Después de que te colgué no pude conmigo mismo, me vine abajo en el bar, mis ojos no hacían mas que vomitar, sentía todo desfasado, me sentía solo, cuando te colgué todo llegó a su fin, no sabía quien era, en donde estaba ni el por qué... Había matado nuestra relación.... me había matado a mi mismo.
Lagrimas resbalaban por las mejillas de los dos, Andrés viendo perdido su control de la consola evitando los ojos de su ex y Mario a éste con los ojos a punto de desbordarse. Los dos se callaron.
-Por que coño hablamos de esto? Tú tienes novia y yo tengo a mi... Novio.-Dijo Mario tratando de disfrazar todo con una actitud alegre.
-Vamos ya, pónganlo.-Dijo Rogelio al regresar.
Mario se paró al mismo tiempo en el que llegaba Rogelio y se fue al baño.
-Esta todo bien? Te noto raro.
-Sí sí, estaba pensando en unas cosas.-Respondió Andrés.
-... Seguro, lo noté raro a él también. No habrás intentado algo?
-Va, que va ser... él tiene a su... a su chico.-Decía Andrés un poco triste.
Mario entró al baño perdido, se sentía dividido entre dos partes que se peleaban por tomar control de sus dos cosas vitales, el cerebro... Y algo más, su corazón. Una vez más veía el fin de su mundo, había llegado hasta el horizonte que jamás creyó alcanzar y no había mas piso en el que avanzar después de aquella línea.
Sus dos partes estaban enamoradas y enojadas con él, consigo mismo, con el que alojaba a esos órganos.
Por una parte era Andrés y por otra parte Damián, no era que uno tuviese algo más que el otro que pudiera hacer escogerlo, los dos eran importantes para Mario, más no podía quedarse con los dos. Estaba completamente confundido.
-Vas, por allá, por allá!-Decía Rogelio metido en el juego.
Mario regreso un poco opaco pero siguió como si nada.
Los tres siguieron jugando hasta que el cansancio tiró primero a Mario. Su cabeza se balanceaba al mismo tiempo que sus ojos se cerraban, Rogelio y Andrés se reían tanto que lo despertaban los ruidos para que Mario se durmiese otra vez.
-Wey, ya ve a dormir, ve a mi cuarto si quieres. -Dijo Rogelio, Andrés quería decir algo pero su escena anterior le dejó una sensación extraña.
-No no...-Dijo para quedarse dormido en el sillón.
Cuando oyó las quejas de Rogelio por haber perdido contra un jugador en linea se despertó, Rogelio se calló enseguida.
-Joder, cuánto he dormido?-Preguntó un Mario con los ojos semiabiertos.
-Fueron unos minutos.-Le respondió Roge al adormilado de Mario.
-...Mario, por que no mejor te duermes en mi cama -Después de pensar sus palabras y de analizar el doble sentido que Mario podría haber captado continuó-... yo me puedo dormir con Rogelio.-Dijo Andrés un poco cohibido.
-Ya... estaría bien tío, gracias.-Le respondió Mario sin mirarlo mucho.
Mario se levantó torpemente al creer que Andrés se levantaría para llevarlo. Lo mismo pensó Andrés, quería llevarlo a su cuarto como todo un caballero pero creía que Mario se sentiría incómodo después de aquel intercambio de palabras.
Rogelio pudo sentir la atmósfera y no mencionó nada hasta minutos después de haber oído la puerta cerrar del cuarto cuando Mario se metió.
-Oookk tío, eso, eso fue incómodo.-Soltó Roge sorprendiendo a Andrés- Que ha pasado? Vamos, así no estaban cuando he entrado al baño.
-Aah! No es nada.-Dijo seco molesto y somnoliento.
Rogelio se hacia la historia en la cabeza, y no es que fuera un metido en la vida de otros, de hecho eso era la último que hacia, solo que este caso era especial. Sabía por el pasado y por el presente que Andrés y Mario se llevaban algo, y ese algo no era bueno para ninguno de los dos, se preocupaba.
Pronto los dos se cansaron de jugar y guardaron todo.
Andrés ya se había bañado y Roge apenas se iba a meter.
-Voy por un poco de ropa tío, ahora regreso.-Le dijo Andrés al Mexicano.
Andrés se fue a su cuarto con la idea de que Mario estaría todo dormido, pero fue lo contrario. Abrió la puerta y la entrecerró al verlo en la cama... leyendo?
-...puedo pasar?-Preguntó.
-...sí sí...-Dijo Mario sin prestar mucha atención ocupado viendo aquel libro asombrado.
Andrés se acercó a su armario y sacó una camisa blanca delgada que se puso silenciosamente.
-Andrés no puedo creer que sigas teniendo el álbum de fotos que hicimos en nuestro último mes... Pensé que lo habías tirado-Dijo y veía Mario asombrado aquel álbum, repasando con sus dedos las letras que habían escrito y las fotos que se habían tomado y pegado como niños de kinder.
-Sí... Yo no lo he querido hacer, no podía...-Se acercó a ver las fotos con él, se sentó a su lado- pensé que nunca te volvería a ver y me estaba pudriendo lentamente por dentro... por eso lo he guardado, para tener un recuerdo físico.
-No lo puedo creer tío... Me trae muchos recuerdos.-Mario se volteó a verlo.
Los dos se miraban, Mario con calidez y Andrés con nerviosismo.
-Aunque cambié en esos tiempos... nunca lo quise tirar, significa mucho y al final de todo eres un gran amigo...
-...es asombroso tío.-Dijo casi ignorando sus palabras.
Mario llegó hasta una foto que le trajo millones de sentimientos y recuerdos. En otros ojos la foto sería de lo más común pero en los ojos de Mario significaba demasiado.
En la foto estaba Mario con una gran sonrisa que cerraban sus ojos recargando su espalda en los brazos de Andrés, éste último con una sonrisa de oreja a oreja recargando su barbilla en los hombros de Mario, mientras que Rogelio y Marlon salían sonriendo con caras chistosas en el fondo.
Una vez más, para otros seria una foto cualquiera,pero para ellos dos significaba muchas cosas. Solo ellos sabían de que se trataba de esa foto, juntos aún cuando no todos lo verían normal, era el amor entre ellos dos entre sus amigos que no sabían nada.
-Joder Andrés, que buenos tiempos...-Mario lo volteó a ver lentamente con una mirada sin expresión más que la de nostalgia.
Andrés lo miró desesperado, no sabía que decir y lo que sabía sólo cagaría todo.
Sin saber que hacer, decidió por lanzarse a por sus sentimientos, quería besarlo y eso hizo, no pensó que Mario lo aceptaría pero lo hizo.
Andrés lo besó de la nada, puso su mano sobre su mejilla, Mario sorprendido no lo negó, en el fondo el quería lo mismo. Lo besaba desesperadamente, con una bola de sentimientos y emociones recorriendo todo su cerebro y cuerpo, las manos de Mario lo hicieron para atrás. Andrés se rindió tan rápido como se propuso la meta de ganar algo, se levantó y se dirigió a la puerta, Mario se levantó y se le acercó bruscamente cerrando la puerta con la espalda de Andrés bruscamente.
-...joder Andrés, y tu novia?-Se besaron. Y Andrés lo ignoró.
Pasaba sus manos por todo su rostro, le encantaba el picor de la barba de Andrés, era poca pero picaba, después recorrieron sus brazos, y su abdomen. No quería llegar a aquella zona en donde todo crecía a cualquier estímulo, no podía pero lo tendría que hacer.
Andrés se dejaba hacer, pero sus manos volvían a descubrir su cuerpo después de varios años, se quitó la playera que hacia minutos se había puesto sin imaginar lo que pasaría, le quitó la playera a Mario, éste pasaba las yemas de sus dedos por su torso desnudo y apretaba aquellos brazos en los que años atrás habían sido su hermosa cárcel por las noches.
Los dos se cansaron y bajaron su intensidad, se vieron a los ojos y aprovecharon el momento. Andrés lo llevó a la cama, Mario se sentó para que Andrés lo siguirta con los labios y después ponerse encima suyo.
Mario se puso encima de él y poco a poco, muy lentamente empezó a bajar, los dos se sentían nerviosos como la primera vez, pensaba cada uno. Mario bajaba entre besos plantados, su víctima empezaba a respirar diferente, la placa de músculos en su torso subían y bajaban constantemente, sus manos le tomaron suavemente de la nuca y lo acompañaban en su descenso. Mario apreciaba sus músculos tan no marcados, su hilera de vellos que contrastaban con la mayoría de su cuerpo que era casi lampiño, nervioso desveló su polla de los boxers de Andrés, estaba muy nervioso, perdió tiempo distrayéndose en sus músculos y en sus piernas hasta que se sintió lo seguro para tomarlo.
Lo agarró de la base y jugó con él, alistándolo para comerlo, empezó por su cabeza bajando lentamente hasta donde pudo, sus movimientos eran lentos y delicados, lo mismo se aplicaba a la respiración de Andrés, tenía sus ojos cerrados disfrutando de la boca de Mario que lo complacían. No pasó mucho hasta que soltó gemidos leves.
Mario mientras tanto, se comía todo eso, sus manos acariciaban las piernas de su pareja, se levantó y varios hilos de saliva conectaban su boca con el pollón de Andrés que enseguida lo llevó hasta su boca.
Se detuvieron nuevamente, se quedaron ahí unos segundos, con los ojos cerrados sintiendo sus respiraciones, Andrés empezó el paso nuevo, besándolo suavemente, continuaron con su juego, frotaban sus pollas con ganas que no faltaban, los dos gemían.
Andrés se puso encima suyo en cuatro, lo besaba en sus puntos débiles, su cuello y su hombro. Los dos desnudos, Mario levantó para seguir disfrutando sus labios pero ni él aguantaba las ganas de aquello. Se dio la vuelta, se puso en cuatro, Andrés se apoyó en sus hombros, dejó sus labios pegados en la espalda de él y cerró los ojos con fuerza.
Puso su polla en lugar y empezó a introducirla, Mario soltó un gemido de dolor, la polla de su ex no era tan fácil de "digerir".
Andrés lo soltó cuando su polla estaba adentro, poco a poco fue retrocediendo, Mario cerraba los ojos. Lo volvió a introducir. La forma en la que Andrés y Damián follaban era muy diferente, mientras que el ex de Mario follaba un poco más suave y delicado, besando aquí y allá, Damian lo hacía más pasional, con fuerza pero delicado, follaba como un "hetero con experiencia", y los dos se cargaban herramientas grandes.
Andrés lo follaba aferrado a su cuerpo, salía y entraba, Mario gemía en cada movida, al igual que Andrés que contraía sus pectorales. Poco a poco fue subiendo su intensidad, el golpe entre los dos cuerpos se escuchaba cada vez más fuerte, los gemidos bailaban en el aire, Mario disfrutaba de las manos de su acompañante aferradas a su piel, apretaba con fuerza en cada penetración, Andrés paseaba su boca y labios por todo el cuerpo de Mario, desde su nuca hasta su cuello para regresar a su espalda. Sus cuerpos se emocionaban al estar juntos, sudaban.
Andrés empezaba a gemir y agarrarlo aún más fuerte, sus músculos estaban despiertos y bailando, se contraían cada segundo, cambiaron de posición, ahora se veían cara a cara, Andrés apenas lo podía ver, lo follaba con más intensidad, los dos gemían al unísono, se besaron cuando Andrés se vino, se vino en cantidades grandes antes de sacar su polla que vomitaba y la juntó con la de su amado, el semen de él lúbrico las dos pollas, lo cual lo hacía más difícil, Mario puso su mano masturbando a los dos, que estaban en un éxtasis, Mario se vino en su abdomen, Andrés estaba en los cielos cuando volvió a correrse un poco más.
Los dos respiraban agitados, se dejó caer encima de Mario, se besaron apasionadamente.
Andrés le dijo en una voz triste y apenas perceptible "te quiero", mientras soltaba una lágrima que se confundía con el sudor del acto anterior " te extraño", dijo para llorar en silencio, hundiendo su cara en la almohada de Mario.
~UnaNocheAntes~*
«JoderDamián,relajate,eselprimerdía,noquerrásaburriratodosconuntema,yaanda,ydejadepresionarte...» Se decía Damián a él mismo mientras buscaba la manera de hacer el tema fácil y entendible, no como los jeroglíficos que venían en su libro. Él no era de esos que dejaban las tareas a lo último, pero con lo de Michelle, el estrellar su auto y conocer a Mario estaba entre el infierno mismo y el cielo divino. Poco se había preocupado y gastado tiempo en resolver sus tareas. Era un poco fácil, ya que esos temas de Álgebra se los sabia y solo era de repasarlos.
-Ostias, trabajando todavía eh? -Dijo Mark entrando a su cuarto, veía un programa de televisión en su cama.
-Sí tío...-No lo miró.
-Macho y el programa está bueno, tienen unas tiaas...! -Dijo emocionado cuando se acordó.
Damián lo volteó con cara de extrañado, Mark lo miró y se rió.
-Que se me ha olvidado coño.-Decía entre risas, Damián se soltó unas también.
Mark estaba acostado cómodamente en la cama de Damián, éste último sentado atrás de él dándole la espalda a la puerta de su cuarto. Había una puerta del armario con un espejo grande que reflejaba la cama y sus dos osos.
Damián estaba en lo suyo, metido en su libro y en su libreta, por el reojo veía como su amigo se tallaba el bulto sin discreción, no en forma erótica, si no como forma habitual de todos los hombres, a veces metía la mano debajo de su bóxer y solo veía los nudillos haciéndole carpa a la tela. Trató de ignorarlo pero poco podía hacer con tal semental peludo a su lado. Se acariciaba todo el cuerpo, los pectorales y su abdomen, pasando sus dedos entre sus vellos, para entrar a la cueva que eran sus bóxers negros. Poco a poco su mente fue olvidando las matemáticas y se fue centrando en la anatomía, en lo largo y ancho que eran ciertas cosas y cómo podían cambiar a voluntad de la persona, Damián se enfocaba en aquel bultazo que dejaba claro que la polla de Mark estaba recostada en el muslo izquierdo.
Repentinamente cerebro le advirtió que algo andaba mal, algo había cambiado... la mano de Mark se había detenido en medio de su pecho de forma repentina, poco a poco Damián subió su mirada hasta el reflejo de los ojos de Mark en el espejo, lo estaban viendo. Mark lo había visto en medio de aquel trance hacia su polla, Mark lejos de sacarse de onda lo observó con una cara y sonrisa chula, Damián enseguida arrastró nerviosamente sus ojos hasta su libro.
-Acaso... acaso estabas viendo mi polla?
-Que va Mark, no tio.-Dijo nervioso sin quitar los ojos del libro.
-Vamos ya, no soy ciego... Que puedes mirar cuando quieras.
-Que no tío, que no vi nada.
Mark lo ignoró y siguió viendo su programa aunque frotándose más lentamente. Damián veía por el rabillo del ojo como su amigo se tocaba desprendiendo lujuria. Mark se apretaba el bulto, sus pectorales y sus brazos.
Damián volvió a caer y fijó su mirada en aquella silueta negra que marcaba todo aquel trozo de carne. Mark lo volteó a ver y a Damián no le importó, siguió comiéndoselo con la mirada, su amigo le tomó la mano y la puso sobre su pecho. Los dedos de Damián se posaban sobre los vellos de Mark, empezó a mover su mano sobre aquella superficie dura de músculo, pellizcó sus pezones, se acercó hacia este y lo empezó a lamer.
-Jooder... tu lengua tío!-Dijo Mark excitado.
Damián empezó a lamer chupar y succionar aquel pecho poblado por vellos gruesos de pelos negros. Se levantó de su lugar y se puso encima de Mark mientras éste se acomodaba en la cama.
Damián desesperado subió hasta su cuello para que aquella barba gruesa le picara en su frente. Subió hasta el oído de Mark solo para regresar y embarrar su barbilla en la barba de él desesperado.
Bajó hasta su manzana de Adán, justo como le gustaba que Mario le hiciera. Chupó su barbilla y siguió en desfile hasta llegar a su ombligo.
Mark gimió y lo agarró bruscamente de la frente pegándole y alejándole de esa parte de su cuerpo.
-Nunca te debí haber dicho mi punto débil tío.-Dijo chistoso.
Damián volvió a su ombligo y recibió el mismo trato de parte de las manos de Mark, pero resistió, Mark respiraba hondo mientras sentía la lengua de su mejor amigo tocar su piel.
Bajó lentamente jalando la hilera de vellos que llegaban hasta su tercera pierna, deslizó el bóxer negro hacía abajo y cogió con su boca aquella verga morcillona. Se comía su cabeza hasta llegar a la mitad y luego bajar hasta el tronco.
Mark le despeinaba el pelo al empujarlo hacia abajo y soltaba gemidos. Damián trataba de tragarse eso pero le era difícil, hasta que no logró. Con los ojos rojos y llorosos aguantó la opresión de Mark y sus gemidos.
Liberó aquello de su boca y regreso a sus inicios, la barbilla, Mark se levantó, volteó a Damián y lo jaló hasta la horilla de la cama, solo sus rodillas tocaban el piso. La cama era lo mas o menos alta como para dejar aquel culo perfecto a la altura de aquella polla perfecta.
Mark bajó hasta aquellos melones y se comió su culo. A Damián le encantaba esa sensación de lengua en esas partes. Mark lamía y comia entre aquellas dos semiesferas, metió dos dedos sin avisar, el culo de Damián ya estaba un poco lubricado, fue fácil pero no para lo siguiente, la polla de Mark.
Sólo la metió sin advertir, Damián gimió como todo un chaval amateur, no era más aquel alfa que era, ahora y en ese momento, sólo un culo al cual partir.
-Ostia Mark, no ta...!-Su amigo lo ignoró, dio una embestida que dejó toda su polla adentro de Damián- Aaah!!
-Qué dices??
Damián hizo lo correcto y no respondió. Mark lo agarró firme de su cadera y hombro para darle más embestidas que creaban un gemido en la boca del novio de Mario. Después de dilatar el culo de su amigo bajó su ritmo, a uno normal, en donde extrañamente Damián emitía más sonidos, lo más seguro era que tenia la posibilidad de sentir por mas tiempo aquel fierro dentro de sí mismo.
Los dos ya sudaban a montón.
-Así es como follaba con ella...-Dijo de la nada.
-Aah! Macho, hazlo de las dos maneras!-Dijo después de unos minutos embobado con la excitación.
Como soldado Mark siguió aquella regla dada. Embestía duro y la sacaba lento.
-Aagh! Aah! Aaah! Aaagh! Aah!-Decía en cada embestida.
Damián se libró de la polla y dio vuelta para comerse los brazos de Mark y su sudor. Los levantó y como la primera vez pasó su lengua por aquellas cuevas peludas llenas de sudor, bajó a sus pezones, al segundó Mark puso su mano en la barbilla de éste con miedo de que fuera a su punto débil.
Los dos follaban de nuevo cara a cara, con las piernas de Damián sobre los hombros de Mark. Nunca quitando los ojos del otro. Damián con caras de placer y dolor y Mark de excitado, ambos con una sonrisa.
Las embestidas de Mark eran como el vino, entre más pasaba tiempo mejor se ponía la cosa.
Damián le encantaba mirarlo directo a los ojos, para disfrutar de sus gestos, sus gotas de sudor, sus dientes mordiendo su labio inferior. Se dirigió hasta su cuello y lo empezó a chupar, apretaba aquellos músculos a reventar de lo tenso que estaban, calientes por el ejercicio.
-Ostia tío... Más duro! - Se quejó el pasivo.
Mark trató pero la estimulación le había adelantado. A sabiendas de que pronto vendría a correrse, se lo folló más duro por pocas embestidas. Apretó los dientes y cerró los ojos cuando sintió ese cosquilleo en todo su cuerpo, se vino violentamente en el culo de Damián con gemidos fuertes y graves. Sacó su polla de ahí y levantó con fuerzas a Damián para meterla en toda su boca, éste se quejaba pero le gustaba.
De venganza subió con besos suaves por la hilera de pelos hasta su ombligo donde naturalmente sintió que visitaba el cielo. Su verga y testículos hicieron un esfuerzo para soltar más esperma que llegó a terminar en la garganta de Damián.
El tío se la tragó toda, limpiando aquel palo reverendo de toda leche desperdiciada, en busca de más en lugares cercanos como los huevos y muslos.
Mark se dejó caer en la cama por la perdido temporal de la conexión entre sus piernas y su cerebro, Damián se puso encima suyo comiéndose aún el pollón que poco a poco se desinflaba.
-Eres un campeón Damián...-Decía fuera de sí.
Naturalmente la culpa le llegó a Damián mientras se pasaba el jabón por su abdomen y su cuello. Tanto que no podía resistir más sus pensamientos. Lo bueno de ser heterosexual convertido a homosexual eran esas agallas que la permitían guardar todo en su memoria y actuar como si nada hubiese pasado... por más que lo intentase la culpa seguida presente.
Se acostó a lado de su follador con preocupaciones, el "aytigui" siendo de los últimos. Se durmió con la conciencia manchada para despertar al otro día de trabajo.