Gracias Martillo (IV)
Quien pensaría que un perro podría causar tantas cosas? Mario y Damián lo saben.
Nos sentamos en el sillón en el que apenas hace unas cuantas horas habíamos jugado felizmente y ahora lo tenía enfrente llorando.
-Vamos, sacalo tio...-Ya eran minutos viendo a Damián llorar, me acercaba a él poco a poco. La situación no era la propia para dar un primer beso pero eso a mi no me importaba al momento, estaba cerca cuando escuché a alguien más a hablar de la nada.
-Hey, Damián que te pasa?-Dijo una persona desconocida atrás mio, me aparté lo más rápido de Damián sin que fuera tan notorio, voltee a ver de quien se trataba, se me quedó viendo un poco raro mientras se acercaba a Damián aquel desconocido.
-Ya sabes...-Le respondió.
-Ehh, tio será mejor que me vaya. -Le dije nervioso a Damián, había comprendido el por qué de la mirada rara de aquella persona.
-Vamos, no te vayas, contigo me siento mejor. -Trató de sonreír.- Vamos a mi cuarto. -Le seguí, íbamos subiendo las escaleras cuando se detuvo.- Soy un idiota -Bajamos de nuevo, era cuestión de escalones y fuimos a la cocina.- Mario él es mi hermano Joel; Joel el es Mario, un amigo.
-Va... mucho gusto.-Dije un poco nervioso y tendiéndole la mano.
-Mucho gusto.-Dijo con una sonrisa falsa, se me quedaba viendo raro y seco, como si fuera inferior a él.
Subimos a su cuarto.
-Juguemos un rato. No quieres comer?- Con los nervios encima el hambre se me había ido.
-No, gracias.
Damián se terminó 3 rebanadas, mientras jugábamos un juego de carreras, se empezó a tallar el abdomen.
-Estas bien?-Le dije apenas mirándolo, no quería perder.
-Si...-Dijo sin mirarme también.-Solo, ah! -Gritó de dolor.- me duele el estomago.
-Quieres que sigamos?-Dije preocupado, tenía los ojos cerrados con fuerza.
-No... Aah!.-Gritó una vez más de dolor y empezó a tener arcadas, se levantó y corrió hacia el baño.
-Tio pero que tienes?!-Le dije ahora asustado.
Corrí escaleras abajo para hablar con Joel.
-Joel, tenemos que llevar a Damián al hospital, algo le sucede!
-Que tiene?-Se levantó del sillón.
-No no sé! Está vomitando y tiene un dolor en el estomago.
Me vestí mientras Joel vestía torpemente a Damián para irnos al hospital.
-Lo que tiene usted no es de preocupar, lo que usted tiene es un envenenamiento por comida.
-Un envenenamiento?! -Dijo Joel sin entender nada.- Que lo han envenenado?! -Volteó a verme en señal de echarme la culpa.
-No señor, sinceramente es algo común..., entre comillas. El envenenamiento por comida no es nada más que el haber comido algo con muchas bacterias o de plano caducada, como le decía, no es de mucho preocupar, solo tiene que tomar unas pastillas, estar en reposo y como si nada se quita.
-Y cuanto va a tardar???! -Dijo asustado Damián.
-Oh! La recuperación toma de 24 a 48 horas, nada de qué preocuparse joven.
-Está bien está bien.-Dijo molesto.
-Damián, creo que mejor me voy, tengo algunas cosas que hacer y... creo que ya no hago mucha falta aquí. -No quise mirar a Joel.
-Sí... gracias, la pasé genial, excepto por esto. -Se paso la mano por el abdomen. Me despedí de él y de su hermano.- Joel, lo puedes llevar a su casa?
-Que? No, no te preocupes, tomaré un taxi.
-No. Yo te traje, y de alguna manera te tengo que llevar de nuevo.-Dijo.-Joel, por favor.
-Va, vamos.-Me dijo Joel serio.- En un rato vengo por ti. -Le dijo con otro tono a Damián.
El camino fue por completo incomodo, todo en silencio y sin intención alguna de parte de los 2 para hablar.
-Gracias...-Dije inseguro, no lo quise ver. Pensé que en cuanto bajara del auto el desaparecería, pero no, justo cuando iba a abrir mi casa dijo algo.
-Vi lo que intentabas hacer... y no quiero que intentes nada con él. Si llego... si llego a saber algo más de ti no te extrañes si Damián deja de hablarte.- Dijo sin expresión alguna.
No le presté atención y mucho menos le respondí, solo me metí a mi casa y me quedé pensando ¿La había cagado?
-Puedo pasar a verte? Estás en tu casa?-Me dijo Armando por el teléfono.
-Si, vente, necesito hablar con alguien.-Le dije sin pensarlo bien.
-Estas bien? Ya voy en camino entonces.
-Que? Oh, si si, estoy bien solo no sé, tiene tiempo que no hablo contigo.
-Ok.
Me quedé sentado pensando en varias cosas, sin saber la razón exacta el "accidente" con Joel me había hecho recapacitar varias cosas, sentimientos hacia Mario se lucieron y el contraste con el momento incomodo con Leo no fue muy agradable, sentía nauseas. El timbre de mi casa me sacó de mi trance.
-Hey, como andas?
-Bien.-Le dije alegre.
-Estas bien? Se te ve algo raro...-Dijo entrando.
-Oh si, no te preocupes, es que me quede pensando algunas cosas y el tiempo se me ha ido.
Entramos a la casa y nos sentamos en unos puff. Al verlo recordé, y aunque lo último que pienso de una persona es su preferencia sexual, recordé que Armando, mi mejor amigo, era un hetero formado, todo se me hizo extraño y se me notaba en la cara, aún así sonreía extrañado.
-Que pasa? Por que tienes esa cara?-Dijo riéndose.
-Es que justo ahora acabo de recordar que tu eres heterosexual, no sé, nunca te fiché en tus preferencias sexuales pero eso, acabo de recordarlo y se me hace un poco raro.-No pude evitar reírme también.
-Que querías decirme?-Dijo tratando de sofocar las risas.
Nos calmamos y poco a poco le empecé a contar todo lo que había pasado, desde que nos conocimos los 3 en el accidente, me sentí un poco triste.
-Es que... es que yo te he dicho que no lo hagas, enamorarte de un heterosexual no es para nada bueno.-Decía intentando ocultar su decepción y enojo, exhaló.- Las 2 veces anteriores no te sirvieron?
-No sé!-Dije confundido y molesto conmigo mismo.- Es que es inevitable, joder, entonces el beso que significa? Una parte de mi sabe que estoy muy mal por seguir esto pero la otra me dice que lo quiero y mucho... siento que me voy a volver loco... es imposible para mi.-En cuanto dije lo ultimo fue como un golpe, recordar todo lo que viví con aquellas 2 personas más en el pasado... y ahora esta 3ra, Damián.
-No te quiero ver llorar otra vez, siempre te pones mal y no te hace bien.-Dijo preocupado.
-Si... tengo que arreglarmelas solas. Y como te ha ido a ti en estos dias?
-Pues casi lo contrario a ti, me enrollé con una tia y terminó con su esposo, y pues ando de fiesta en fiesta o con Raúl y los demás.
-Y no te sientes mal?
-Por que?-Dijo riendo sin entender mi pregunta aunque era clara.
-Que por tu culpa una pareja se ha separado, no puedes ser tan lujurioso.
-Vamos, no me puedes echar la culpa. Mira, si ella lo hubiera querido tanto no crees que me hubiera dicho que no o de paso simplemente ignorarme?
-Pues con el cuerpo que te cargas lo dudo.
-Ahí está, tu mismo, es culpa de ella, fuera mi cuerpo o no, que te agradezco por tu comentario, no me hubiera seguido el juego si en verdad lo amaba.-Decía con su sonrisa de que se salía con la suya.
-Y como se llamaba?-Quería cambiar el tema, no me quería pelear con él.
-Quieres que me acuerde? Ya pasaron días y varias cervezas, es imposible.-Decía chulo.
-Ni te me pongas acá todo chulo por que te corro, vamos, recuerda, que serás todo un fiestero pero tienes corazón y muy buena persona.
-Esta bien -Decía un poco molesto pero con la sonrisa aún en su cara.- Creo que se llamaba Michael... no, ese es nombre de hombre, no, se llamaba... Mina... Martha... Mi... Mi... Cuales son las revistas de moda?
-Eso que tiene que ver?
-Tu solo dime!
-Mmmm, Vogue, Cosmopolitan y no sé... ELLE creo.-Le dije sin saber que estaba pensando.
-Eso! Se llamaba Michelle, me acuerdo porque le hice un chiste idiota sobre la revista y su nombre.
-Va, no me juegues. ¿Tenía el cabello ondulado y café claro con ojos iguales al color de su cabello?
-Mmmm si, creo que si.-Dijo inocente.
Mi cara cambió, no lo podía creer, el mundo era pequeño. Mi mejor amigo se había acostado con la esposa del hombre que me gustaba, Damián.
-Tio, es la esposa de Damián!-Le dije sin creerlo.
-En serio? Que mundo tan más pequeño, en serio.-Decía riendo, pero pronto paró y se dio en verdad cuenta de lo sucedido. Dolía más cuando conocías al marido.- Mario... me he acostado con la esposa de Damián, con el que chocaste...
-Si! Joder, esto es una tormenta, que hacemos?
-Por más que me duela un poco ahora, lo pasado se queda en el pasado. Tu no sabes nada y yo... y yo tampoco.
-Que incomodo tio, no sé... es muy raro... Es que no puedo asimilarlo! -Me encendí, me enoje, me calenté o como quieras decirlo.-Tio, me siento culpable! Joder, es que acaso estabas tan mierda caliente?! Me siento mal, me siento decepcionado tio! En los años que te conozco jamás te había visto hacer semejante estupidez!-Decía sin controlarme, el sentimiento de culpa, decepción, enojo se mezclaban dentro de mi.
-No te enojes, yooo no sabía que era ella, no puedes culpar por no saber, en todo caso es culpa de ella...-Decía en retrospectiva.
-Ostia tio, es que el sentimiento de culpa me está matando!
-Solo olvidalo, y si le llegaras a decir... no me conoce y sabría que yo nunca supe que Michelle era su esposa... ESPOSA? MIERDA, ERA SU ESPOSA?!-Se había dado cuenta del peso de la palabra "esposa".
-Si tio, esposa.
Fui a la cocina a servirme un poco de tomar, lo que fuera, se me había secado la garganta con el descubrimiento, simplemente era imposible para mi de tragarme aquello, mi mejor amigo se había acostado con la novia de el que me gusta además de ocasionar su separamiento, era de película
Me tomé toda el agua que había en el vaso y me quedé pensando, eran muchas cosas y lo peor era que mi cabeza hacía todo más grande, primero Leo y todo lo demás y ahora Michelle, que más me podía faltar?.
Vi que Armando entró a la cocina pero no le presté atención, me quedé sumido en pensamientos, pronto sentí algo rodeándome, eran los brazos de Armando que me abrazaban por detrás, el contacto físico de este tipo no era raro entre nosotros, ni siquiera para nuestro circulo de amigos, me solía abrazar cuando algo me pasaba, iban desde abrazos cortos a largos por minutos, en sus brazos me sentía bien y a salvo, era extraño, era como si en verdad fuésemos hermanos.
-Perdón, tu sabes que no haría esto si lo hubiera sabido antes, no quiero que te sientas así por mi culpa...-Decía con la boca empapada de culpa y arrepentimiento. Sentía su respiración en mi hombro y pude ver de reojo que tenía los ojos cerrados con fuerza.-Yo sé que te gusta pero... no quiero que vuelvan a jugar contigo ni que vuelvas a sufrir.
Me di la vuelta y lo abracé, posé mi cabeza sobre su hombro y como si de una llave abierta se tratara mi mente soltó recuerdos de aquellos con los que me había enamorado, del último que me había echo ponerme triste por un buen tiempo y que sin duda alguna solo jugó conmigo. Nos quedamos en esa posición por un tiempo hasta que el sonido de mi celular rompió el silencio de aquella escena.
-Hola... oye te quería pedir perdón.
-Hey hola, estaba a punto de llamarte. ¿Ya estás mejor?¿Ya saliste del hospital? ¿De que tio?-Todavía estaba abrumado por los sentimientos que tenía.
-...por lo que pasó, no quería que terminara de esta forma... Si, todavía me duele un poco y tengo que tomarme 2 pastillas cada hora, ya, ahora mismo estoy en mi casa. Estás bien? Te escucho un poco mal.
-No es nada, estoy bien.-Le dije mientras Armando y yo nos separábamos.
-Y como fue Joel contigo? Lo noté un poco raro en el hospital. Ah! Oye, lo de la cena no se ha cancelado ni se me ha olvidado, que mañana, con tripas o no, te paso a buscar.
-Ostia, creí que se te había olvidado!-Dije bromeando.-En serio no tienes por que hacerlo, con lo de ayer y hoy es suficiente.-Dije sonriendo.
-No te salvas de mi nunca, te voy a ir a buscar a las 8, así que está listo...
-Ok ok, lo estaré.
-Bueno Mario... creo que me voy, tengo que hacer unas cuantas cosillas por ahí, te veo mañana.-
-Igual.-Seguía con mi sonrisa.
Cuando colgó me volteé para ver donde estaba Armando, como siempre, agarró unas cuantas botanas que tenía guardadas por si se daba un inesperado caso.
-Ostía tio, tu me vas a reponer toda la cocina, que pareces termita.-Me acosté en el sillón con él y agarré de lo que había agarrado como botanas.
-Que te ha dicho?-Dijo un poco molesto.
-Que...? -No entendí su actitud por un segundo- Seguro que te vas a enojar? Por una llamada? -Le dije como advertencia al entender el por qué de su actitud.
-Créelo o no, sí estoy molesto...-Me dijo molesto dándome la cara. Se levantó y me siguió gritando enojado.- Es que joder tio, ¡¿No ves?! No te va a hacer nada bueno! Trato de protegerte! Trato de que no te vuelvan a romper el corazón, que no te pongas triste, que no vuelvas a deprimirte por un...! Por un imbécil como lo será Damián!
-Si eso es lo que crees... tio solo...-Era imposible que aquellas palabras no me afectasen cuando realmente tenían sentido, y aunque sabía que era verdad no podía detener mi lado enamorado.
-"Si eso es lo que crees."-Me arremedó.- No es lo que creo Mario! Es la maldita verdad...!-La casa se quedó por minutos en silencio, él enojado parado y viéndome y yo sentado observándolo.- Sabes? -Tomó su abrigo tumbado en uno de los sofás, abrió la puerta, se quedó parado en la puerta dándome la espalda.-No tiene sentido decirte esto, haz lo que creas te beneficie, espero tu llamada llorando.
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Espero que les guste el relato, como siempre (y más últimamente) les pido perdón por tardarme tanto, voy a empezar a anotar más mis ideas para que no se me vayan. Ahora ando ideando un 2do relato que saldrá a la par con esta historia, la 2da va de vampiros y lobos, llevo ya un meses y un poco más anotando y hasta ahora llevo una base construida.
Ojalá les haya gustado esta parte, dejen sus comentarios que son bien recibidos y si quieren enviarme mensajes ya saben el correo.
Saludos.