Gracias Carmen

Adaptación de una historia que ha llegado a mi Gmail. Puedo hacer una versión de tu historia sexual.

Antes de nada, agradecer a todas las personas que han leído, comentado y se pusieron en contacto, vía correo electrónico, para responder algunas preguntas que surgían en el relato “Eres tú”. Muchas gracias a todas.

Este relato sigue estando dirigido a cualquier mujer, mayor de edad, tenga la edad que tenga y viva en pareja o no.

Hoy voy a poner nombre al personaje. Carmen es el nombre de una de las lectoras que se comunicó por el Gmail. Me explicó sus gustos y como los vio cumplidos, sin buscarlos. El relato es tal como me lo explicó, con alguna licencia literaria y alguna aportación propia.

Carmen

Carmen siempre había tenido el sueño de poder tener sexo en sitio público. La excitaba poder verse espiada por alguien mientras mantenía relaciones sexuales. Siempre se lo había comentado a su pareja y él siempre había sido reacio a ponerse hacer sexo delante de nadie.

Aquel sábado dispusieron hacer una salida en bicicleta por los alrededores. Eran ciclistas expertos en mountain bike y decidieron ir hasta un paraje natural, con buenos caminos y al final había una fuente con zona picnic. Tras un buen rato pedaleando y disfrutando del paisaje, llegaron a la zona de descanso. Solo había un caminante acabándose el bocadillo y entablaron conversación sobre lo típico de esas circunstancias. Que ruta hace, el tiempo y conversación sin ningún interés para ninguno de los tres.

Carmen estaba sentada mientras comía el bocadillo. Su sensación era la de estar observada por el anónimo caminante. Era cierto que estaba sentada en una postura donde lo apretado del pantalón ciclista y la sudor del viaje. Dejaba a la vista del caminante, su sexo marcado en ellos. Cosa que él no dejaba de mirar y ella se sentía cada vez más excitada, y por consiguiente sus labios vaginales más hinchados. Era un bucle que la tenía mojada y deseando quedarse a solas con su pareja para buscar un rincón donde poder tener sexo.

Cuando el caminante se estaba despidiendo de la pareja, ella se fijo en el bulto considerable del hombre. Definitivamente estaba muy excitada y no sabía si podría llegar a casa sin tener un orgasmo. No era la primera vez que yendo de paseo con la bicicleta, había usado el sillín para provocar un orgasmo.

Ya solos, Carmen fue directa a por su pareja, la condujo detrás de unos árboles y sin previo aviso, se puso en cuclillas delante de él y bajando el pantalón y bóxer a la vez, tomó el pene y se lo introdujo en la boca. Cosa que él no rehusó. Mientras lamia y chupaba aquel pene, cada vez más duro, ella frotaba su mano contra su clítoris por dentro del pantalón.

Así estaba Carmen cuando notó como al otro lado de ka zona, a unos seis metros. Algo se movió y sintió unos pasos que chafaban las hojas secas del mes de octubre. No tardo en distinguir la presencia del caminante. Su pareja estaba de espaldas al mirón y ella veía cumplida una de sus obsesiones sexuales. No dijo ni hizo nada. Tras un minuto mas, se levantó y se quitó el pantalón y las bragas. Cogió la polla dura de su pareja y apoyando su espalda contra un roble, la introdujo sin miramientos. Su coño estaba tan mojado que hasta un brazo hubiera entrado.

El mirón sabía que ella lo había visto, porque lo miraba con ojos de deseo, y dio un paso a su derecha, dejándose ver al completo. Con su polla asomando por la bragueta de sus pantalones y la mano ejecutando una señora paja. Se miraban y aceleraban sus movimientos, pero fue la pareja de Carmen el primero en correrse fuera de ella. - Cómo siempre - pensó ella. Siempre la dejaba a medias y se retiraba cansado, sin darse cuenta que ella seguía sin correrse. Tras vestirse , se sentó mirando como Carmen seguía masturbándose, con la mirada perdida y de reojo mirando al desconocido. Como un reloj, el caminante empezó a expulsar esperma y ella a correrse de una manera que hasta ese día no lo había conseguido, fue el orgasmo más largo de su vida, espasmos y temblores fueron los que casi provoca que caiga al suelo ( esto es lo que Carmen me decía que la había recordado mi relato anterior)

Una vez vestidos, cogieron sus bicicletas y comenzaron el retorno a casa. Al pasar por donde ella sabía que se ocultaba el caminante le dijo a su pareja. - “mañana vendré yo sola, este camino es fácil y quiero cronometrar cuanto puedo aguantar” - gritaba por si el caminante quería volver al día siguiente.

Al día siguiente, Carmen se levantó temprano, nerviosa y muy excitada, por saber si volvería a encontrar al desconocido caminante.

Su pareja se extrañó que ella se levantara tan temprano y quisiera salir tan pronto con la bicicleta. Al ser un domingo de octubre solo apetecía quedarse en la cama hasta que el cuerpo aguante. Ella no tuvo dudas, bien abrigada, solo le faltaba el tanga, cogió su bicicleta y se dirigió a la fuente donde ayer cumplió su mejor fantasía. A su llegada, 30 minutos después, nadie estaba allí. Fue una jarra de agua fría para su ego. Tal vez se había dado demasiada importancia y no era para tanto. Tal vez no estaba tan buena como ella se creía o simplemente el desconocido tenía otras cosas que hacer. Decidió esperar un tiempo prudencial por si aparecía, la esperanza es lo último que se pierde.

El sol penetraba entre las copas de los arboles y la espera estaba siendo muy agradable, el frio ya no era tan intenso y el calor del sol era reconfortante Carmen se quitó el cortavientos y se sentó en un rincón resguardada del aire fresco de la mañana. Vio pasar, sin ser vista, a otros ciclistas que seguían su camino y alguno paraba a rellenar la botella. Los observaba, miraba sus cuerpos atléticos y se imaginaba follando con ellos delante de sus acompañantes. Vio llegar un ciclista, iba solo, dejó la bicicleta a un lado de la fuente y se sentó en unas piedras. Miraba para todas partes como si buscara o esperara algo o alguien. Cuando se quitó el casco y la chaqueta, Carmen lo reconoció, era el caminante desconocido, esta vez en bicicleta. Desde esa posición dominante del espacio, ella era en ese momento quien espiaba. La hizo excitarse al momento, como si esperara que el hombre le hiciera un espectáculo para ella.

Fue cuando Carmen vio como el desconocido empezaba a ponerse de nuevo la chaqueta, cuando tuvo que tomar la decisión de dejarse ver. Empezó andar dirección al hombre, con una mallas muy ajustadas que marcaban su sexo y una camiseta, sin el sujetador que previamente se había quitado mientras esperaba, que no ocultaba  unos pezones marcados en la camiseta. Cuando la vio aparecer, se puso de pie y se acercó a ella. A veinte centímetros  de ella se paró, puso la mano en su pecho y apretó levemente un pezón. El suspiro de Carmen era el permiso que él esperaba. Acercó su boca al cuello de Carmen y allí se le terminaron todas las defensas, no sabía como había adivinado su punto débil. Ese cuello era el botón rojo desde donde se activaba su excitación, perdió todos los miedos que tenía antes de notar la boca en su cuello. Carmen buscó la boca y metió su lengua, jugando con la del desconocido. Las manos ya no pararon, recorriendo todos los rincones, por encima de la ropa.

-         espera, busquemos un sitio mas privado.

Empujaron las bicicletas hasta un lugar cubierto de vegetación y volvieron a fundirse en un beso apasionado. La mano de X (lo llamaremos así, Carmen no me dijo el nombre) encontró como meterse por dentro de la camiseta y apoderarse del pezón de ella. Carmen se dejaba hacer, estaba en un estado de excitación que no sabía como iba a terminar todo aquello. Ella también buscó como tener acceso al pene de X, metió su mano por las mallas y tirando hacia abajo, dejó al descubierto unos 14 cm de carne, dura, muy venosa. Carmen se agachó hasta tener aquella polla tocando su lengua. La observaba mientras recorría el glande. Su mano se apoderó de ella, casi no le daba su mano para asirla entera. Los testículos también eran grandes para su otra mano, los acariciaba mientras su boca se hacía dueña de media polla. La chupaba y notaba como se hacía mas grande y mas dura. Tuvo miedo que también fuera como su pareja y de corriera en su boca sin apenas haber disfrutado de ella. Aquella polla no descargó tras un buen rato dentro de la boca de Carmen y a ella le satisfacía el aguante de X. Fue cuando éste la levantó y apoyándola contra un árbol, le bajó las mallas y abriéndole las piernas, puso sus dedos entre sus labios vaginales. Besaba el cuello mientras dos dedos jugaban con el clítoris, agarrándolo entre los dos dedos y haciendo que Carmen diera dos gemidos que seguramente si había alguien en la fuente los tenía que haber escuchado. Los dedos fueron entrando con mucha facilidad en el coño, uno buscó el famoso  punto G, cosa que logró ya que notó como Carmen se encogía gimiendo, tapando el grito en la boca de X.

-         Me voy a correr como sigas así

-         Hazlo, tengo sed – por primera vez Carmen sentía la voz de X, una voz grave y varonil

Sacó sus dedos y poniéndose de rodillas, acercó su boca al coño de ella, lo lamió y chupó hasta que notó como ella le agarraba la cabeza y la presionaba contra un coño ya muy mojado. No tardó en sentir su boca llena del flujo de ella, notaba como le movía la cabeza y como hasta su nariz la usaba para frotar su clítoris. Cuando notó que ella aflojaba la presión y su respiración ya no era tan acelerada, X se pus de pie, cogió su polla y la acercó a ella.

-         Espera, necesito respirar.

No le dio tiempo a mas. X dio un empujón a su pelvis e introdujo toda su polla dentro de Carmen. Esta dio un grito, nunca haba sentido una polla tan gorda en su coño y había sentido como se le había abierto de golpe. Tras un segundo de espera, X empezó a moverse dentro de ella. Primero suavemente y paulatinamente incrementando el ritmo. Carmen estaba extasiada, se dejaba hacer, fue sentirse llena y empezar a correrse de nuevo, no sabe si fueron dos,  tres o uno intenso, incluso no sabe cuanto tiempo estuvo sintiendo placer.

-         Me voy a correr – dijo X

-         Hazlo dentro por favor

Mientras ella seguía sintiendo placer notó como su coño se inundaba de esperma de X, caliente y en mucha cantidad. Aquellos testículos debían almacenar mucho. Al salirse de ella, Carmen se volvió arrodillar delante de él y lamió todas las gotas de semen que le salían del glande. En esa posición también notaba como de su coño salían chorros de esperma que bajaban por sus muslos.

Mientras seguía chupando, vio como se movían unas sombras detrás de unos matorrales a unos 10 metros de ellos. Otra vez, sin buscarlos iba a cumplir su fantasía. No se inmutó y siguió lamiendo.

-         para o tendré que follarte de nuevo

Tengo sed

Siguió chupando y lamiendo, amasando los testículos y moviendo la polla con la mano. Aquel trozo de carne se estaba volviendo a tensar. Ella miraba las sombras y seguían moviéndose, eso la excitaba mas que tener una polla en la boca. Cuando sintió como le empezó a llenar la boca, tragaba tanto como podía, sin dejar de ver las sombras. Con la boca llena de carne y semen. Su mano hizo un gesto al aire con el pulgar levantado.

Se quedó helada cuando el mirón de domingo también dio un paso lateral y la dejó ver una polla tiesa escupiendo semen, no era otro que su pareja que la haría seguido después de salir de casa. Que su pareja no la hubiera parado significaba que no tenía inconveniente en que hubiera follado con X y ver como se corría mientras miraba significaba que le gustaba verla follar con otro.

El resto creo que algún día Carmen nos dirá como acabó el tema. La verdad es que pinta bien.

Muchas gracias, Carmen y estamos en contacto si quieres.

Mi consejo es que disfrutéis todo lo que podáis, tengáis la edad que tengáis, os llaméis Carmen o Josefa. Es algo que nos llevaremos con nosotros.

No olvides contactar conmigo si quieres explicar tu fantasía