Gracias Amo
Cierra la saga. Angélica ve de otra forma el chupetón prometido.
Angélica estaba mejor, al no tener las tres pinzas malditas. Las de los pechos le molestaban, pero no le provocaban dolor. Le fastidiaba no ver. Distinguió los pasos de Amo que se acercaban, acompañado de otro, Jaime pensó. Inspiró fuerte y se preparó para la tormenta.
—Al que nombras cucaracha te hará un chupeton aquí. —Señaalo entre dos pinzas del lado izquierdo.
—No, para. Hágamelo usted.
—Yo estaré ocupado. —Le introdujo la polla de golpe.
Angélica empezó a gritar de placer. Cuando notó los dientes en el pecho. Se bloqueó, entró en pánico. Amo lo notó porque las paredes del coño se le habían cerrado.
—Lo odias, recuerda que eres mía, laica. Relájate o te haré daño, sin diversión.
Angélica se tensó, seguía notando los mordiscos. Los mordiscos pararon y Angélica escuchó una voz femenina.
—Dile.
Una sola palabra hizo que Angélica se relajara. Amo volvió a penetrarla.
—¿Por qué tengo que cumplir tus órdenes? —Amo sonrió—. Recuerda que solo mandas a las perras.
—Perdón, Amo.
Amo sigió bombeándola y cuando notó que le faltaba poco se corrió en la cara de Angélica para luego quitarle el antifaz. Lo primero que vio fue a Alpha besándola, para luego lamerle el semen de la cara.
—laica, ayer lo hiciste muy bien y hoy te premio.
Mientras Alpha besaba a Angélica está buscaba con la mirada a Jaime por la habitación. Cuando notó que le desataban los pies y luego las manos. Se notaba mojada, siempre le encantó la lengua de Alpha.
—Deja que laica se ponga a cuatro patas.
Cuando Alpha salió de encima, se giró y se colocó como Amo dijo. Notó dientes en las dos nalgas y empezó a excitarse. Para gozar mejor de la situación Amo le entrodujo dos dedos en el coño.
—Ahora irás gateando hasta el comedor. Si logras que se le ponga dura, sin tocarlo, en menos de dos minutos, hoy no lo verás más. En caso de fallar tendrá libertad, durante una hora, serás su sumisa.
Angélica gateó hasta el comedor. Jaime al verla sonrió. No quería pensar en la derrota. La última opción era morrear a Alpha. Se puso de rodillas delante de Jaime.
—Si ayer te hice daño lo siento. Me encantó cuando pasaste la lengua por mis aureolas, chupas muy bien.
»Esta mañana solo atarme la primera mano ha hecho que me mojara. Hoy ha sido la primera vez que me has pinzado el clítoris y ahora me duele.
Angélica vio que se le empezó a poner dura a Jaime.
—Me has atado, pues Amo se ha tenido que correr en el ano de Alpha y el semen que caía iba a mi boca. ¿Puedes describirme los chupetones? —Angélica le enseñó el culo a Jaime—. No me los veo. Me encantaría que me pasarás un cubito por allí.
—Eres una zorra cruel con el cornudo —dijo Amo—. ¿Has visto que erección lleva?
—Llevo meses soportándolo, suerte que tú me follaba bien. Con hielo se le bajará.
—cornudo, date prisa y marcha. En cinco minutos laica será la que te ordene.
Javier salió corriendo del comedor y se fue a vestir. Mientras Amo y Alpha se rieron de las pintas Angélica se quedó sería.