Gracias Amadeo

Este relato trata de una atracción mutua entre dos adolescentes de un colegio.

Gracias Amadeo

(Relato verídico).

Desde siempre he sido una persona bastante extrovertida. Por todos los colegios que he pasado, y actualmente en la universidad, se me ha conocido precisamente mi educación, buenos sentimientos, amigable…etc… Soy una persona que caigo muy bien allá a donde voy. Con esto no quiero presumir de nada, sino resumir un poco mi personalidad para que el relato que a continuación voy a escribir sea más comprensible. Pero al igual que digo todo eso, también remarcar que tengo muchos defectos, muchos más que virtudes. Pero bueno, vayamos al grano:

Todo ocurrió cuando yo tenía 17 años. Ya habíamos comenzado el curso escolar, apenas llevábamos unas semanas, y yo, prácticamente ya me conocía, aunque fuera de vista, a casi todo el colegio. También tengo que decir, que era el segundo año que cursaba en ese colegio.

Yo ya me había fijado en un chico de dos cursos menos, se llamaba Amadeo y tenía 15 años. Era un chico alto, buen cuerpo, castaño de pelo y bastante guapo, pero lo que más me llamaba la atención de ese chico, eran sus ojos. Unos ojos enormes, de color verde azulado muy claros. Era algo fascinante. Para la edad que tenía, os digo, que estaba bastante bien. Podría decir que no aparentaba esa edad, pero no es cierto, realmente si que aparentaba ser un niño, o al menos, por sus rasgos nobles de un chavalín de dicha edad.

Como ya he dicho, sólo me había fijado en el, ya que la diferencia de edad y el mero hecho de ir a dos cursos menos que yo, era prácticamente imposible que pudiera ser su amigo, y mucho menos, que pudiera haber algo más que amistad. Eso último prácticamente lo descartaba.

Yo por entonces, ya tenía muy claro que me gustaban los chicos. Pero nunca imaginé lo que podía significar Amadeo para mi.

Lo veía muy a menudo por los recreos y pasillos, pero nunca me paré a hablar con él, cosa que podría haber hecho sin ningún problema inventando cualquier excusa para mantener alguna conversación con él. Pero no, ni siquiera lo intenté.

La verdad es que sólo me conformaba con verlo de vez en cuando. Luego por las noches, en mi cama, dejaba rienda suelta a la imaginación y bueno….ya sabéis.

Pasaba el tiempo, y yo seguía viéndolo por el colegio. Ahora si que nos saludábamos, pero sólo era eso, saludos de cruce que digo yo.

Seguía viéndolo, y viéndolo….y realmente la conformidad de verlo de vez en cuando por el colegio y de dejar rienda suelta mi imaginación por las noches, ya no era suficiente, necesitaba verlo todos los días y deseaba con todo mi alma que algún día pudiera haber algo entre él y yo. Pero ni siquiera sabía si le iba el rollo o no. Por la labia que tenía con las chicas, siempre rodeado de chiquillas, algún comentario que lograba escuchar….etc, ya me hacían pensar que ese chico verdaderamente no era gay, con lo que mis sueños y deseos sólo se quedaban en eso.

Yo sabía que aunque no pudiera tener nada con él, necesitaba verlo todos los días. Ya no era esa atracción física que sentía por él, sino que me había enamorado perdidamente de él, y eso que no lo conocía en nada como quien dice.

Yo tenía costumbre siempre que a la hora del recreo me iba con mis amigos a un rincón del patio apartado de la vista de los profesores, para fumarnos unos cigarrillos.

Un día, y no me preguntéis el porqué, decidí irme sólo a ese rincón. Ya me estaba encendiendo el cigarrillo, cuando de pronto veo una sombra detrás de mi. Yo estaba acojonado realmente, creía que era un profesor que me había pillado, pero luego me di cuente de que no era un profesor, ya que la colonia que se olía no era propia de ningún profesor, sino que era la colonia que Amadeo usaba. El corazón me iba muy rápido, casi creía que se me salía del pecho, me empezó a faltar el aire. Verdaderamente, no sabía si darme la vuelta, o hacer que no había visto ni sentido nada. Decidí darme la vuelta, y cual fue mi sorpresa, que no era Amadeo, sino el cabrón (y perdón por la expresión, ya que en esos momentos hubiera deseado que fuera Amadeo) de mi primo, que al parecer me había seguido para pedirme un cigarrillo. Se lo di y nos lo fumamos juntos.

Al cabo de unas semanas, volví a ir sólo a ese lugar apartado del colegio. Claro está que durante todo ese tiempo, yo seguía viendo a Amadeo por ahí, no me lo podía quitar de la cabeza. Bueno, el caso es que ya me lo estaba fumando, cuando vuelvo a oír pasos detrás de mi, la sombra y el aroma a esa colonia de Hugo Boss. En eso que me giro y sin pensarlo, suelto : "Joder nano. Basta ya de seguirme no?". Y claro, ya os podéis imaginar que no era mi primo. Esta vez si que era él. Mira, no tengo palabras para describir lo mal que me sentí al haberle soltado todo eso. Por una parte me alegraba, (aunque no me creía), que estuviera allí, pero creedme que era más la sensación de "tierra trágame" que la alegría que sentía por verle. El pobre chico me contestó: "Perdona. Pero es que ya me había fijado que solías ir por aquí, y pensé que era para fumar. Yo también fumo y quería venir aquí para echarme uno. Pero si te he molestado, lo siento". En lo que respondí: "No tranquilo, pensaba que eras mi primo que ya me sorprendió una vez aquí por detrás también. Perdona si he sido maleducado. Venga, siéntate y te invito a uno". Fue entonces cuando empezamos ha hablar, nos presentamos, me dijo a que curso iba, yo le dije el mio…etc.

Podría decirse que mi sueño, o al menos parte de él, se había cumplido. Ya no sólo quedábamos en los recreos para fumarnos un cigarrillo, sino que me dio su Messenger, móvil, quedábamos para tomar algo fuera del colegio…etc. Nos hicimos, dentro de lo que cabe, amigos. Aunque yo aún seguía sintiendo cosas tremendas con él. Ahora me resultaba más fácil dejar rienda suelta a mi imaginación por las noches xd.

Como ya he dicho, quedábamos muy a menudo, tanto dentro, como fuera del colegio.

Pero un día, de esos rutinarios en el rincón aquél del colegio (ya sabéis, con lo del cigarrillo yo todo eso), hablando de cosas, coge y sin mediar palabra, se acerca a mi y me da un beso en la mejilla. Yo claro, estaba totalmente a cuadros, pero no se lo icé notar. Entonces le digo: "Y eso?". En lo que el responde: "No se, me apetecía". Yo le digo sonriendo y en tono de broma: "Bueno, pues te lo devuelvo". Y le di otro beso en la mejilla. Yo estaba muy nervioso, demasiado, pero actuaba cómo si no lo estuviera.

En eso que, en medio de bromas y besitos , me lancé. Me quedé mirándolo y posteriormente le besé en la boca. Sabía que probablemente me lo rechazaría o me diría que coño estoy haciendo, pero no, siguió mi beso con toda la naturalidad del mundo. Yo en esos momentos estaba muy excitado, y vamos, el también, ya que me cogió la mano y me la puso…bueno…ya sabéis dónde, encima de su paquete. De ahí a que yo también supiera que estaba a tope. Empezamos con tocamientos, besos…los dos estábamos muy calientes. Yo necesitaba algo más que todo eso, necesitaba sentirlo de una forma bestial, en pocas palabras, necesitaba "follármelo".

En eso que entre los juegos y besos le dije que conocía un cobertizo que nadie frecuentaba. Era del jardinero, pero a esas oras el no estaba allí. Le dije que si le hacía ir allí, el asintió con la cabeza.

Fuimos a ese cobertizo, cerramos la puerta y pusimos una silla por si alguien intentaba entrar y nos pillaba "in fraganti". Sin parar de besarlo y hacerle caricias, le dije que si estaba seguro de lo que hacía , cosa que me dijo que si. Y al tema fuimos. Lo tumbé en un sofá todo cutre que había por allí, pero en esos momentos me daba igual el estado y/o el diseño del sofá. Yo necesitaba descargar toda mi excitación con él. Nos besábamos de una forma alocada, vamos que por poco me arranca los labios, nos tocábamos, nos acariciamos…..buff aquello era estar en la gloria. Amadeo empezó a quitarme la ropa: primero me quitó la camiseta, yo también se la quité, luego me quitó los pantalones, cosa que yo repetí con ganas. Seguíamos besándonos. Toda su lengua recorría mi cuerpo: cuello, pecho…el iba bajando…yo me iba muriendo de placer….el seguía bajando hasta que llegó a mis bóxers, que sin durarlo me los quitó. Me la cogió y empezó a masturbarme, yo estaba que no podía más. Se la metió en su boca y empezó a comérmela. Era algo fascinante. Me la estaba comiendo alguien el cual había estado deseando casi durante 6 meses que lo hiciera. Cada vez lo hacía más rápido , yo estaba a punto de correrme, pero no quería que fuera así, con lo que paré, y comencé a hacerle todo lo que él me estaba haciendo: empecé a besarle como un poseído por todo el cuerpo, cuello, barriga. Le quité los bóxers y empecé a comérsela a más no poder. Sus gemidos era algo que me excitaban mazo…estaba verdaderamente cumpliendo un sueño fantástico. De repente, me levantó la cabeza con sus manos y me dijo: "Sácalo de la cartera y házmelo" (se refería al preservativo. Amadeo sabía que siempre llevaba unos por si las moscas). Yo le ice caso, lo saqué, me lo puse y empecé a penetrarle. Mi sorpresa fue cuando vi que le entraba sin ningún problema y al parecer no le dolía. Empecé a bombearle, mientras que sus gemidos aumentaban y eso era como la gasolina para que yo fuera más y más rápido. Al tiempo que se la metía y sacaba, le iba besando por el cuello y masturbándole. Eso me gustaba mazo. Yo estaba a punto de correrme, pero otra sorpresa mía fue cuando el me dijo que le pajeara más rápido que también se iba a correr. Y así lo hicimos, en medio de un coro de gemidos y desgaste de engría por mi parte, logramos corrernos prácticamente a la vez. Quedamos totalmente exhaustos . nos sentamos en el sofá, nos encendimos un cigarro, nos abrazamos y me dijo: "Gracias Álvaro. TE QUIERO".

Pasó el tiempo, y nos veíamos con mucha frecuencia y claro está que lo hacíamos a menudo, pero ya no sólo en ese cobertizo, sino en su casa o en la mía. Donde nos pillara mejor.

Ahora mismo podría inventar cualquier cosa como: al cabo del tiempo tuvo un accidente y no lo volví a ver, o me tuve que ir de ciudad y no lo volví a ver más….pero no chicos, la verdad es que aún seguimos en contacto. Actualmente tengo pareja estable, pero conservo muy buena amistad con quien fue mi amigo con derecho a roce durante mucho tiempo.

Un saludo a todos.

Atentamente, Álvaro.

Moraleja: No hay nada imposible para quien sabe esperar. De pronto la vida te brinda una oportunidad.