Gracias al futbol
En un hotelito del Camino de Santiago una chica muy cachonda pone los cuernos a su marido con el recepcionista
La noche en el hotel ha sido tranquila, a excepción de una señora de unos 34 años, que regreso al hotel después de que su marido celebrara el triunfo del Barcelona.
Sería la 1 de la madrugada de ayer, yo me encontraba plácidamente en el sofá de la salita viendo la televisión, junto a recepción, sin saber muy bien si quedaban clientes por llegar o no.
Llamarón al timbre y la pareja de la habitación 103, apareció tras la puerta. Una pareja de cincuentones, ella la típica mujer de clase media, delgada, vestida de negro y él, el típico ejecutivo mediocre, a juzgar por el traje que llevaba. Nada más abrir, me di cuenta que el señor llevaba unas copas de más, al verme me dijo: “Ha ganado el barsa, chaval.” A mí que el futbol me importa un huevo me pareció simplemente una vulgaridad.
En ella se apreciaba cierta ofuscación, me dijo buenas noches y subió con su marido a la habitación.
Apague las luces del hall y volví de nuevo al sofá. A los 5 minutos apareció de nuevo la mujer.
o “ Perdone, podría prepararme una manzanilla para mi marido”
o Si, ahora mismo.
Le prepare la infusión y regreso a la habitación. No pasarían más de cinco minutos y la mujer apareció de nuevo en la recepción del hotel.
o Me puede preparar una copa, un whisky cortito, sin hielo.
o Sí, por supuesto.
o No puedo dormir, cuando he subido la manzanilla, mi marido estaba roncando como un cerdo.
o No se preocupe, son cosas que pasan.
Me empezó contar que tenía un hijo de mi edad, unos 30 años, que vivía con ellos y que acababa de conocer a su primera novia. Poso el vaso en una mesa de cristal, busco en su pequeño bolso una cartera y saco una fotografía de su hijo.
En ese momento su mano se poso sobre mi pierna, muy cerca de la cintura, y me pregunto :¿Es guapo? A lo que le respondí: A tenido a quien salir.
Nos fundimos en un beso profundo, pude apreciar un perfume realmente fresco. Con mi mano derecha baje por debajo de su cintura para subirle el vestido y comprobé que llevaba una tangita de quinceañera. La empecé a acariciar el chochito, masturbándola en circulo. Notaba como se iba calentando por momentos.
Ella ni corta ni perezosa, se puso de rodillas en la alfombra, me abrió la bragueta y al ver mi rabo empalmado, exclamo: “Que maravilla, es enorme mucho mas grande que el de mi hijo, hacía tiempo que no veía una polla así” Comenzó a lamerme el glande, cogí la cabeza con las dos manos y se la clave hasta notar su garganta. La di varias envestidas rápidas y mi rabo se puso como una verdadera lanza de hormigón. Saque el instrumento y le atice varios golpes en la nariz mientras ella intentaba cazar mi rabo con su lengua.
Cogí los dos hombros y la gire, la levante el culito, escupí varias veces en la parte más baja de la rajita y con una mano hidrate su chochito ya bastante mojado. La eleve el culito y de un golpe seco se la clave muy hasta el fondo. La folle como a una verdadera perra.
Gemía más que una colegiala en su primera follada. Se movía a un ritmo endiablado, la di la vuelta y se monto sobre mí. Tenía un movimiento giratoria que batía mi polla sin compasión, en un momento dado me susurro al oído que me corriera dentro y así fue.
Una vez le llene el coñito de mi leche, se ajusto el vestido y se fue a la habitación.
A la mañana siguiente bajaron a desayunar, ella me guiño el ojo, se levanto y fue al servicio del comedor.
En ese momento, su marido me indico, tienes un hotel genial, llevaba seis meses sin follarme a mi mujer y esta mañana lo he hecho como nunca.
Al irse, recogí las servilletas y en una de ellas ponía: “Lo he hecho pensando en ti” .
Ya les digo. Una verdadera puta