Gracias a mi hija fui infiel a mi esposo
Por salvar a mi hija de un amigo de la familia terminé siendo gozada por él.
Llegaba a casa después de hacer unos trámites que me habían pedido mi marido, quien por razones de trabajo no se encontraba en la ciudad desde hacía unos días.
No me sorprendió ver en la puerta de casa estacionado el auto de nuestro amigo Carlos. Él es un hombre de unos 45 años, bien formado y es el mejor amigo y compañero de mi esposo desde la época de la escuela secundaria.
Nos conocemos desde hace años, prácticamente fue el que hizo que me casara con Alfredo, mi marido, y nos juntamos habitualmente durante muchos años. Ahora Carlos estaba separado y la verdad que su separación nos dolió mucho, porque queríamos a ambos.
Entré en la casa esperando ver a Carlos sentado en la mesa de living tomado algo y mirando televisión ya que es lo que habitualmente hace cuando llega antes que mi marido. El asunto es que no lo vi y escuche ruidos que venían del estar de la casa, me acerqué con curiosidad y lo que vi me dejo helada.
Mi hija de 17 años estaba agachada en el sofá amarrándole la verga a Carlos con las dos manos y empalmándosela. Hablaban en voz baja y se reían y ni cuenta se dieron de que yo había entrado y menos que los estaba viendo.
Entonces Clara, mi hija, empezó a chuparle la polla a Carlos, era inmensa, yo nunca había visto nada así ni siquiera en videos porno, grande, ancha, realmente un tubo de carne impresionante de cerca de 30 centímetros y lo más asombroso era ver a mi hija llevarse ese pedazo de pija a la boca, que realmente apenas si le cabía la cabeza.
Yo por supuesto ya sabía que mi hija no era virgen. Ya me lo había confesado hace algún tiempo atrás, ya que ella hacia unos meses que estaba de novia y realmente me parecía que amaba a su novio.
Carlos, mientras tanto le estaba metiendo los dedos en la chocha a Clara y ella se movía tratando de encontrar un ritmo entre los movimientos de la mano de Carlos y los movimientos de su boca. De repente ella se levanta del sofá, se acerco a Carlos y empezó a meterse tremendo pedazo en la concha. Era increíble ese espectáculo, por un lado no podía creer lo que miraba pero por otro no dejaba de admirar ese pedazo de carne impresionante.
Cuando se la estaba metiendo hasta la mitad reaccione y saliendo rápidamente del estar de la casa llegue a la puerta de calle haciendo que la abría con fuerza y la cerraba de golpe, di unos pasos y grite:
- Carlos, donde estas?
Carla, ya llegue.
Dicho lo cual me encaminé despacio de nuevo hacia el estar. Cuando entre estaban los dos sentados charlando animadamente entre ellos. Nada hacía entrever en sus comportamientos lo que yo acababa de ver a tal punto que pensé si no lo habría soñado, pero el recuerdo de su verga inmensa me dijo que no que no lo había soñado.
Saludé a Carlos y mi hija aprovecho para subir a su cuarto. Yo charle un rato con Carlos y me dirigí a la cocina a preparar la cena para mi y mi hija. Al rato sale mi hija y me anuncia que va a salir con su novio y que cenarían por allí.
Oye, que he preparado ya la cena para las dos.
Dile a Carlos que se queda así de paso hablan y no te quedas sola. Dicho lo cual salió dando un portazo. No pude dejar de pensar para mis adentros
Claro te vas a sacar la calentura echándote un polvo con tu novio.
De todas maneras viendo que Carlos acepto la invitación pensé que seria un buen momento tener una charla con el sobre el asunto de mi hija.
Cenamos tranquilamente, bebimos vino, charlamos y cuando prepare café Carlos se retiro de nuevo al estar y se sentó en el sofá. Yo llegue con las tazas y la bandeja y cuando entré en la sala el recuerdo de lo de la tarde me golpeó como si hubiera sido una bofetada, me recompuse como pude y me senté en el sofá. Luego de tomar el café, tome coraje y le dije a Carlos directamente:
Carlos, quiero que sepas que hoy vi lo que hacías tú y mi hija en este mismo sofá y que trate de evitar algo que termine arruinando nuestra relación de tantos años de amistad.
Carlos se puso rojo como un tomate, me miro y dijo:
Lo siento, de veras, lo siento. No era mi intención que pasara nada sabes. Empezamos a hablar y charla va charla viene nos encontramos hablando de sexo y ella me dijo que le gustaban las pollas grandes y que había oído que la mía era grande. Así empezamos a jugar y a tocarnos y bueno tu viste lo que pasó.
Si lo vi y dejare pasar por alto este incidente no diciéndole nada a Alfredo pero tu tienes que alejarte de Carla.
Claro, dijo Carlos, te repito que no era mi intención.
A continuación cambió la expresión de su rostro de una forma que no me gustó para nada y me dijo
Si viste todo, ya sabes como me ha dejado tu hija y tu importunada entrada.
Dicho lo cual se me tiro encima y empezó a tocarme las tetas y el cuerpo a la vez que intentaba besarme. Yo le empuje con las dos manos, alcancé a levantarme y le dije con una furia que ni yo misma conocía:
Vete de esta casa. Vete y no vuelvas más. Que te has creído, te tratamos como amigo desde hace años, has visto nacer y crecer a Carla y hoy casi te la tiras y no conforme con ello pretendes tirarte a la esposa de tu mejor amigo.
Pero Carlos, lejos de arrepentirse se me tiro encima de nuevo. Con sus manos poderosas me agarró los brazos tirándomelos hacia atrás y empezó a besarme por toda la cara. Yo corría mi cara para que no me tocara, pero él insistía. Luego usó una sola de sus manos para sujetar mis brazos y con la mano libre empezó a tocar todo mi cuerpo, Me magreaba las tetas, el culo, la concha. Metiendo las manos por debajo de mi vestido introdujo dos dedos a través de mi bombacha y me los enterró en la vagina. Yo seguía esforzándome por liberarme pero no podía hacer nada., Era mucho mas fuerte que yo.
Entonces, me tiro al sofá, siempre con mis manos atrapadas, me abrió las piernas y de un tirón me saco los calzones. En ese instante hundió su lengua en mi vagina, chupando y mordiéndola, yo me sacudía y trataba de recoger las piernas para no facilitarle la tarea, pero era imposible, más me movía yo más me enterraba la lengua. A esta altura debo reconocer que a pesar de mi resistencia lo que hacía no lo hacía para nada mal. Fue en ese momento que volvió a mi mente el recuerdo de mi hija sobando ese pedazo de carne, ese bulto increíblemente grande y viendo cuando intentaba enterrárselo y sentí que de me estaba excitando, que me estaba gustando lo que me estaba haciendo Carlos. Deje de moverme, me quedé quieta, esperando primero tranquilizarme para después empezar a gozar con la tremenda chupada que me estaba pegando. Ahí tuve mi primer orgasmo, que hizo que me arqueara completamente.
No lo podía creer, me estaba forzando el mejor amigo de mi esposo y yo estaba gozando. Carlos se debe haber percatado de esto, porque de golpe sentí que mis manos no estaban sujetas y mis tetas estaban siendo manoseadas de una manera tremendamente erótica, me las magreaba a través del vestido. De golpe se levantó, se bajó los pantalones y aprovechó para sacarme el vestido y el corpiño. De nuevo empezó a chuparme la concha y al cabo de unos instantes sentí mi segundo orgasmo. Ni con mi marido estaba gozando así, nunca había sentido todo esto. Cerré los ojos y cuando los abro de nuevo no podía creer lo que veía. Mi mano se había dirigido a su verga y la estaba magreando, me quedé admirada viendo como mi mano abarcaba cada vez menos de ese pedazo de carne a medida que se iba poniendo dura,. Más tiesa se ponía mas recorrido hacia mi mano. No aguanté más me levanté y me la llevé a la boca.
Empecé a chuparla como nunca chupé nada en mi vida. La quería entera en mi boca, creo que chupándola tuve otro orgasmo y la verga seguía creciendo en mi boca. Chupé toda la polla hasta que el tamaño hizo que tuviera que sacar un pedazo de mi boca. Le recorrí los huevos, la boca, le chupé el culo y por último me volví a meter la pija en la boca. Sentí que se ponía más dura y me di cuenta que estaba por acabar, así que abrí la boca todo lo que pude y recibí la descarga. Fue impresionante, me llenó la boca de leche, tragué todo lo que pude pero seguía saliendo de mi boca y se desparramaba por mis cara y mis tetas. Que vergazo no terminaba nunca de acabar.
Pensé que se había terminado todo, pero me equivoqué. Acto seguido me puso a cuatro patas en el sofá y me ensartó por atrás,. Por dios, cuando la sentí adentro de mi concha empecé a acabar casi de manera constante, con cada embestida me sacaba 20 centímetros de verga y me los enterraba de golpe. Sentía los huevos golpeándome las ancas y me apretaba contra si para hundirme ese pedazo hasta el fondo, Yo me reía y lloraba y le decía
Así, no pares, seguí así, hijo de puta, que verga tenés, me haces acabar, dame dame no te pares, sigue hijo de puta, ay como me gusta dame dame más, por favor, soy tu puta, tu yegua, cojéme hasta los huevos, por favor.
No podía creer lo que salía de mi boca pero estaba totalmente perdida, lo único que quería era que me cogiera como loco que me rompiera la concha, por dios.
Cuando terminó salió un segundo chorro de leche que me inundó la concha totalmente dilatada, fue otro chorro impresionante de leche que me hizo aullar y obtener otro orgasmo más, ya había perdido la cuenta de las gozadas que me había dado.
Cuando la sacó me di vuelta y lo besé pasándole la lengua hasta el fondo de la garganta y le decía
_ Mi amor, mi amor, como me gusta que me cojas, cojéme más por favor.
Se la empecé a limpiar con mi boca y conseguí que se le pusiera dura de nuevo y me volviera a encular.
Después nos fuimos al cuarto y seguimos toda la noche cogiendo. Me la dio de nuevo por todas lados, incluso aunque creía que iba a ser imposible me la dio por el culo, me lo destrozó pero yo gocé como nunca en mi vida.
Desde ese día y durante algún tiempo fui su esclava, hice todo lo que me pedía, incluso algunos favores con sus amigos. Hasta llegamos a estar con mi hija juntas, ya que ella tampoco se pudo olvidar de su verga.
Pero esa historia será para la próxima.