Grabando segunda cojida del par de viejos

La continuación de aquella película supero en morbo y placer la primera parte y mi marido supo en sus carnes el porqué de mis quejidos anteriores

Estaba yo necesitada de un descanso pues mis dos agujeros habían quedado tan dilatados y enrojecidos que tenía pequeñas molestias una vez pasado el efecto placentero de los orgasmos, pasa al baño mientras  ellos tres tomaban otro café y unas copas que invito Paco, a la vez que ojeaban parte del video que había grabado, pues había conectado la cámara a la televisión y estaban viendo el peliculón porno con ellos de actores.

Yo andaba en el baño refrescando con abundante agua esos orificios y les escuchaba como celebraban lo bien que había salido la película, les imagine que ya estarían en forma los tres con aquellos mástiles viendo la obra xx, y no me equivoque al salir y verlos los tres empalmados como burros en celo esperando la yegua para montar.

Raul pregunto si podía grabar asi la cámara y a la vez que se veían por la tv, paco dijo que si  y la preparo para tal evento, abrió mi marido el sofá cama del salón y puso una manta sobre el mismo, yo tomando un café los veía a los tres preparándose sobre el sofá con aquellos tres estoques duros, el de paco algo más pequeño pero como les digo con buen grosor y apetecible, Raúl  movía  su rabo con la mano para que no bajara la intensidad de su dureza y Pablo la tenía como una roca, apuntando hacia el frente con aquella cabeza rosada, y con aquellos huevos impresionantes.

Pablo se me acerco y dijo falta la actriz principal que la tenemos aquí algo descuidada, no tardo  nada con su mano en tocar mi coñito que andaba algo recuperado ya con el agua fresca, este hombre me imponía cuando se acercaba, me atraía tanto que me encendía rápidamente y sobre todo lo directo que era, miro a los dos y les dije, para calentarles les daremos un adelanto, y tomándome en brazos me llevo al sofá con ángulo de grabación de la cámara, me tumbo hacia atrás cayendo sobre Paco y Raúl y con su dedo gordo de la mano comenzó a frotar en mi coñito que ya se iba mojando, a la vez que resoplaba diciendo que comida más rica tiene  este conejito, y sin dudarlo se lanzó a comerlo mientras sus manos ya pellizcaban mis pezones.

Raúl tenía un as en la manga para Paco guardado, y ofreciéndole su rabo le dijo, anímate un poco y come de aquí que tu mujer anda ocupada ahora y no me puede atender, mi esposo que igual que es bi por la forma de lanzarse a chupar lo estaba deseando, le agarro el cipote con la mano, que ya tenía un grosor de  escándalo y comenzó  chuparle la cabeza mientras con la otra le acariciaba esos huevos que ahora colgaban bastante, yo la verdad que mirando sentía envidia de no tener aquello en mi boca, pero Pablo me estaba comiendo con una pasión que me hacía rápidamente olvidar ese deseo, miraba la pantalla y la imagen era de lujo, mi esposo con aquel mástil en mano y absorbiendo, Raúl medio echado hacia atrás con sus dos enormes bolsas apoyadas en la manta y mirando como Pablo me devoraba.

Busque en la imagen ver como estaba el rabo de Pablo y al mover este una pierna lo vi que no  había perdido dureza, al contrario parecía que la venas estaban ahora más hinchadas y marcadas,  gemí hacia dentro como deseando aquello rápidamente  pero Pablo estaba dispuesto a que explotara yo con  el solo juego de su lengua, y en unos inmejorables minutos de gozo y comida le regale mi primer orgasmos de esa segunda tanda de sexo en la tarde.

Yo ya pensaba que me montaría ahora, cuando se dirigió a la mesa y tomo la vaselina, ya me temía lo peor y era que me taladraría por atrás, donde antes Raúl había disfrutado tanto, puso un cojín debajo de mí y volteándome quedo mi culo apuntando hacia arriba, ahora unto su rabo con cantidad de vaselina y golpeando a los  lados de mi asustado agujero trasero fue jugando a meter y sacar aquel trozo de su cuerpo que yo tanto anhelaba y que ahora destacaba con el brillo de la crema que había extendido en él.

Raúl y mi marido habían cambiado la posición y tras un breve 69 que a mi excito ver, pues el morbo de esos dos hombres maduros en esa posición me atraía mucho, este le dijo a mi esposo, quiero que goces como antes tu mujer y que tengas un recuerdo cinematográfico de una buena cogida, ya verás cómo disfrutas, relate amigo y disfruta mientras  ves como folla Pablo el culo de Tere.

Estas palabras fueron el comienzo de la clavada imperial que me estaba dando Pablo con su habitual energía, aunque comenzó con delicadeza rápidamente mi ano yo acostumbrado a esos tamaños se abrió para que aquel pollon entrara y saliera no sin la dificultad que imponía el gran rabo de este, pero que yo agradecía por el placer tan grande que me estaba infringiendo al rozar por mis interiores. Como en situaciones anteriores notaba con las embestidas sus enormes huevos golpear sobre mis muslos y conejito,  ya que las penetraciones  eran totales con la fuerza que las daba, mire a mi esposo y este se había dejado poner en posición similar a la mía cuando Raúl ya lo estaba ensartando.

Su cara quedaba junto a la mía y con unas miradas cómplices y sumisas por parte nuestra, ante el sometimiento de esos dos viejos sementales  que andaban dando buena cuenta de nuestra integridad, aceptamos con agrado y placer ese extraño momento. Paco a veces su cara se transformada con pequeños gestos de dolor por el tamaño del rabo de Raúl, y yo estaba ya preparando mi oleada de orgasmos ante el acoso de mi macho que me follaba con una maestría que adoraba, se había dejado caer sobre mi espalda siguiendo con las penetraciones y ahora sus manos jugaban con mis pezones, sentía su poblado pecho sobre mi espalda y su agitada respiración sobre mi nuca.

Raúl comenzó a gritar y paco a gemir levemente señal que le estaba descargando los líquidos de aquellas enormes bolas dentro de él, y más con los golpes secos que le acababa de dar y que casi tumba por completo a Paco sobre el sofá, este aguantó estoicamente las ultimas embestidas y cuando  Raúl saco su mástil, pareció que su cara se relajó de alivio.

Pablo me levanto tomándome por la cintura con sus fuertes brazos y dirigiendo ahora a Paco que tenía el rabo como un toro de duro, me dijo, comételo y prepáraselo que te va a follar también. Yo entre mis gozos por cómo me follaba, empecé a chupársela, y este ahora gozaba a aliviado por mis chupetones que le eran más placenteros que la enculada de Raúl.

Y como un muñeco en sus brazos me giro súbitamente sin dejar de clavarme por atrás y tumbándose de espaldas conmigo ensartada en su falo, mostro mi coño abierto por sus manos a mi esposo diciéndole a este…. da cuenta de este conejo y móntalo que la follemos los dos.

Paco se lanzó con una rapidez endiablada y con un golpe certero me atravesó rápidamente, comenzando a culear sobre mí, moviendo sus caderas hacia los lados y arriba y abajo, con un arte que me dejo asustada, a la vez también  iba recibiendo las penetraciones anales de pablo que tenía un aguante increíble, Raúl que había regresado de lavarse su miembro ahora morcillón,  se puso abriéndose de piernas y medio flexionándolas sobre mi cabeza, para que chupara aquella polla semi dormida que colgaba con el cabezón rojo de los roces dentro de Paco. Ahora sí que estaba ensartada por los tres miembros aquellos, y aunque me ira imposible ver la televisión y  pegarle una visual a esa postura, me la imaginaba sexual a tope.

Pablo estaba ahora a punto de correrse pues sus manos se habían apoyado sobre los laterales de mis glúteos y como garfios los apretaba a la vez que comenzó a resoplar, a mi esa respiración y más con lo que estaba recibiendo me hizo llegar uno de mis mayores orgasmos jamás tenidos, pues me pareció interminable de largo y más cuando comencé a sentir la leche de pablo dentro de mí, mi esposo excitado como un tigre en celo por como andaba yo, y tras recuperar su hombría perdida momentos antes con Raúl, ahora me follaba como un macho en toda regla, con tal violencia en las embestidas que me mataba de placer, rápidamente y casi al acabar pablo de soltar su leche, este comenzó a inundarme mi abierto conejito que pedía a gritos su caliente y espesa comida.

Los gemidos de placer de los tres contagiaron a Raúl que de forma asombrosas por su edad, tenía ahora su polla venosa y dura como antes, con la cabeza de esta en mi boca comenzó con su mano a pajearla a la vez que me pido que sobara sus huevos con mi mano, Pablo y Paco se había quedado quietos esperando que aquel soltara su preciado líquido en mi dilatada boca, y que tras un minuto de intenso pajeo y chupeteo de ese coloso cabezón, este comenzó a vomitar otra vez espesa leche, aunque en menor cantidad que la depositada con seguridad en las posaderas de mi esposo, pero que yo agradecí degustándola y tragándola con inmenso placer.

Las rodillas de Raúl medio flexionadas casi le fallan por ese segundo orgasmo, siento los fuertes brazos de Pablo los que impidieron que cayera sobre nosotros, rindiéndonos durante un buen rato por la situación tan cómica, pero sobre todo por la relajación que ese éxtasis de placer total nos había inundado a los cuatro.

Como pudimos nos fuimos incorporando y Paco  paro la cámara de video, diciendo que si se había grabado bien todo, habría una película que ni los mejores estudios de cine americano tendrían semejante obra como esa. Toda la tarde ya discurrió entre risas y un desenfadado dialogo a la vez que repusimos fuerzas con una merienda, y unas correspondientes duchas.

Pero ante la sorpresa de ellos tres, pues no lo esperaban y pasado ya unas horas de charla, en las que le pegamos varias vistazos a la película, me metí en mi cuarto y Salí solo con un delantal cortito que habíamos comprado en un viaje y con motivos sexuales pintados en él, pues  lo habíamos comprado en un sex shop, y llevando un plumero a juego en la mano, me dirigí a esos tres hombres que andaban desnudos en el sofá, y diciéndoles no se piensen que todo ha acabado que les tengo que quitar el polvo por lo bien que se portaron conmigo.

Las risas fueron contagiosas entre todos, pero yo deseosas de una pequeña fiesta, comencé diciéndoles que no se movieran que se relajaran que ahora era yo la que trabajaría, y con unas soberanas mamadas y pajas manuales di cuenta de estas tres herramientas que por momentos  adquirían el tamaño que yo tanto anhelaba, soltando para mi placer y goce las tres, sus últimas gotas de lecha de aquella colosal tarde, dejándolos a los tres tan extenuados que alguno casi se me duerme después del soltar por sus gordas cabezas aquellos jugos divinos.