Gotas de sangre 8
Mi respiracion, junto a la tuya, unidas nos abrazamos
-tranquilizaos lady Guadalupe, hoy estoy harta de sangre y no deseo desperdiciar la suya, además, mi corazon se llena de gozo solo con dejaros como una bufona – dijo Alba recuperando su humanidad.
-¿Qué eres? – preguntó Lupe tocandose el cuello.
-los humanos nos han puesto muchos nombres jiang shi, strigoi, nosferatu, vampiros, aquí creo que nos llaman chupacabras ¿me equivoco?
Lupe no dijo nada, se fijaba en Carlos que continuaba enterrando a Pilar.
-ni lo intenteis, a no ser que querais morir ¿no quereis guardar fuerzas para evitar que está chupacabras se quede a solas con Manuela?
Guadalupe se le encogió el corazón, Alba sonreia al captar su atencion.
-su piel, suave como la seda, es un placer para las yemas de mis dedos recorrer su cuerpo desnudo y calido, el olor de sus feromonas son excitantes, el sonido de su voz al gemir me apasiona y que maravilloso es verle mover sus pechos.
Lupe apretaba el puño rabiosa.
-cuanto deseo tomar su sangre, calida, dulce, mientras le susurro meperteneces.
-¡NOOOOOO! – gritó Lupe atacandola.
Alba volvió a usar toda su fuerza, pero Lupe le hizo una llave de aikido que la derribó y inmovilizó el brazo, Alba, decidió dislocarse el brazo y maniobró para golpear en la traquea de Lupe, la cual, soltó a Alba al faltarle el aire.
La Vampira intentó lanzarse, pero su cara se encontró con el puño de la policia que la golpeó de lleno, haciendola retroceder.
Lupe la abrazó e intentó usar su fuerza para comprimirla como si fuera una boa constrictor, pero la fuerza de Alba era muy superior y volvió a apuntar sus colmillos en el cuello.
Lupe lo supo, Alba era muy superior a ella, por primera vez en su vida, se sentia indefensa, impotente.
-vuelva a su cama, nadie la creerá , de modo que no se esfuerce – dijo Alba antes de retirarse.
Lupe, cayo de rodillas, su corazón aterrorizado latia a mil por hora, en cuanto a Alba, cuando nadie la vió, cayó al suelo, jadeando, al borde del desmayo, miles de veces sintió esas sensaciones durante sus entrenamientos, palpitaciones, arritmias cardiacas, anciedad, temblores e hipertencion, tosió, al toser, vió sangre, su sangre, esta vez le habia dado un edema pulmonar, se abrazó a si misma concentrandose en regenerar sus pulmones y en normalizar sus latidos mientras temblaba y la cabeza le dolia como si la metieran en una picadora, puede que haya estado un total de tres minutos con el empuje vampirico, siempre acaban con un edema pulmonar los que superan sus limites.
Carlos se acercó a ella y la cogió en brazos, Alba le dijo debilmente.
-llevame a mis aposentos y traeme un A negativo mezclado con azucar.
-si mi señora – dijo Carlos.
Lupe fue a la cama, se encontró a Manuela dormida, le acarició sus cabellos mientras le decia.
-te protegere.
Manuela se despertó animada, pero se asustó al ver a Guadalupe vigilando, se pasó la noche en vela.
-cariño ¿Qué te pasa?
-nada, preciosa, buenos dias – dijo Guadalupe.
Manuela estaba intranquila, algo sucedia.
-¿Conde? – preguntó Manuela temerosa.
-no, Alba, ella… dios, es tan surrealista que… ¡joder! ¡si ni siquiera me lo creo!
-¿Qué ha pasado con Alba? – preguntó Manuela temerosa.
-nada, yo… creo que estaba demasiado cansada y vi cosas, creo que lo soñé.
En el desayuno, Carlos les indicó que Alba queria verlas en sus aposentos.
El dormitorio de Alba era muy grande, la señora estaba en una cama antigua, Manuela supuso que era del siglo de oro español, la rodeaban esqueletos vestidos con diversos trajes antiguos, un tercio español, un almirante ingles, una pirata, una guerrera ninja, una egipcia, un bersaglieri italiano y un resistente frances, a las chicas les pareció espeluznantes, pero a Alba.
Eran los restos de la gente que le robó el corazón.
Alba, parecia debil, pero estaba muy recuperada.
-saludos señoritas, espero que esten comodas en mi hogar – dijo Alba simulando estar fuerte.
-s-si, lo estamos ¿ocurre algo? – dijo Manuela.
Alba sondeó la mente de Manuela, Lupe no le contó nada, pero sentia mucha preocupacion.
-nada que no deba preocuparse, la señora Lupe y yo estuvimos practicando artes marciales y es un deporte con mucho contacto, al tocarnos mucho, acabamos besandonos – dijo Alba.
Manuela miró a Lupe sorprendida, pero recordó que ella tambien estuvo a punto de caer bajo la sensualidad de Alba, en cambio la policia se quedó sin palabras y le dijo a Manuela con los ojos que no era verdad.
-señorita Manuela, quiero que sepa que entre la orangután y yo no tenemos deseos, ha sido un, desagradable accidente zoofilico.
-¡tu si que eres un simio! ¡chingana! – dijo Lupe.
-pobre ignorante ¿acaso ignora que el ser humano pertenece a la rama de los simios? Primates que no tienen cola o que la tienen muy corta, pero ¿Qué sabrá usted? Si se quedó atrás en la evolucion.
Lupe apretó los puños, Manuela se extrañó que esta vez se contuviera ¿sentiria algo por Alba? Pero su atencion se desvió en el esqueleto vestido de egipcia, llevaba una pulsera de Kali, la misma que llevaba Alba, pero el esqueleto la tenia en su tobillo.
-esa pulsera…
-¡que nadie toque a Sekhmet! ¡fuera de mis aposentos! – dijo Alba furiosa.
Ambas chicas se fueron y cerraron la puerta, Alba se levantó y con andares torpes y debiles se arrodilló ante la egipcia.
-Sekhmet ¿Por qué?
Su mente retrocedió a sus dias con Kali, apareció una viajante, vampira como ellos, pero ella tenia facciones egipcias.
Alba, se quedó fascinada por ella, Kali era fuerte pero sabia, pero esa nomada, era pura pasión.
Una noche, ella le propuso pasear, no por un pueblo, sino por una ciudad llena de gente.
Eso iba en contra de lo que decia Kali, pero fue para allá.
Se presentó como Sekhmet, ella era fuerte poderosa, hermosa.
Alba era una recien llegada, solo hacia una decada que llegó al templo de Kali.
Al llegar a la ciudad, la egipcia le dijo a Alba que aspirase el aire.
Alba hizo una larga inspiracion, olia tantas cosas la cena para quince personas, una pareja haciendo el amor, alcohol, especies…sangre.
Los pezones se le erizaron de debajo de la tunica Sekhmet los vió, se relamió de deseo, nunca yació con una mujer, ella es tan inocente, ignorante de tantas cosas, le agarró los pechos desde atrás.
-¡ey! ¡eso es…!
-¿pecado? Mi niña, eso te lo cuentan los ignorantes y los hipocritas, hazte esta pregunta ¿no es el amor puro el que rompe las barreras del genero? – dijo la egipcia.
-si… pero… dijo Alba con dudas.
Sekhmet no la dejó decidir, le arrancó la tunica y la besó con ganas mientras la derribaba, Alba se resistió, pero Sekmet era muy fuerte.
La resistencia de Alba menguaba lentamente, sus piernas, antes peleando por deshacerse de la egipcia, se relajaban.
Alba sintió placer al notar como los labios de la egipcia abandonaban los suyos para mordizquear sus pechos, al mismo tiempo, sentia una gran culpa, su cuerpo estaba hecho para que un hombre la fecunde y de descendencia, pero estaba siendo mancillada por una mujer.
-n…no, no está bien – dijo Alba.
-tienes razon, no está bien que sigas siendo virgen – dijo Sekmet sonriendo diabolicamente.
-vaya vaya vaya, mirad que hemos encontrado – dijeron unas voces masculinas.
Alba reconocia a aquellos humanos, eran importantes miembros de la casta de los Vaishias.
-bien, shudrás, abriros las piernas, ya que tantas ganas de jugar teneis.
Sekhmet se levantó y los miró desafiantes, eran cinco, uno de ellos la cogió por la barbilla, pero Sekhmet, hundió su mano en el pecho del humano y le sacó el corazon.
Los ojos de Alba miraron con horror y pasion como Sekhmet mataba en segundos a aquellos cinco humanos a la velocidad del rayo, dejando el ultimo, el jefe, obligandole a colocarse encima de la desnuda Alba.
Entonces Sekhmet le cortó al humano la arteria aorta y la sangre roja como rubí mojó el cuerpo de Alba, la sangre… excitante, los pezones de Alba se pusieron de punta, la europea jadeaba de deseo mientras relamia los dedos llenos de sangre.
Sekhmet se puso encima de ella y lamió el cuerpo de Alba, saboreando la sangre mezclada con el sudor de la europea.
Alba acariciaba los largos cabellos de la egipcia, conteniendo el placer, llenandose de culpa mientras los dedos de su amante la penetraban, rompiendo su himen.
Cuando alba llegó al orgasmo, Sekhmet se desnudó y se bañó en la sangre de los muertos, la invitó a comer.
Alba la miraba hipnotizada, gateando sensualmente, se acercó a Sekhmet y empezó a lamer su cuerpo mientras la eguipcia cantaba una cancion de su patria.
El sabor, que dulce, que calido, hundió su cabeza entre las piernas de la egipcia, hundiendo su lengua dentro de su concha.
-si, preciosa mia, sigue – decia Sekhmet.
Cuando Sekhmet alcanzó el orgasmo, Alba la miró, enamorada.
Cuando llegaron al templo de Kali, esta la recibió dandoles una cachetada y con una fuerte regañina, iba a costar justificar la desaparicion de aquellas personas tan influyentes.
Durante cincuenta años la recluyó en el templo como una monja de clausura, pero Alba, recibia las furtivas visitas de Sekhmet que tambien recibia las enseñanzas de Kali, en un intento de “civilizarla”, pero un dia… no volvió mas, eso la destrozó.
La ultima vez que la vió, fue en la guerra de los 100 años en la batalla de castillon, Alba recolectaba dinero como mercenaria, sus condiciones eran que siempre tenia que pelear de noche.
Habia oido de los desastres de Crecy, Calais, Poitiers y Agincourt.
Pero Alba, junto a Juana de Arco consiguieron cambiar las cosas en Patay.
Estaban en el castillo mientras los ingleses atacaban con rabia, uno de ellos consiguió colocar su bandera en el castillo, pero lo abatieron enseguida.
Pero en ese momento, bajo una armadura samurai, portaba un nodachi, un arma que acababa con caballeros y jinetes.
Alba fue a por ella, pero su caballo fue abatido, por el nodachi del samurai, Alba cayó al suelo y notó el pie del samurai sobre su pecho.
-como yo las recuerdo, virgencita.
-¿Sekhmet? – preguntó Alba.
-si, quedaos en el suelo, quiero que seais mi botin de guerra.
-vos habeis participado en los chevauchèes ¿Por qué? – preguntó Alba.
-para que sepan que no sabeis defenderles – dijo la samurai.
-¡no eran soldados! ¡eran campesinos! ¡ha sido una cobardia! – protestó Alba.
-una cobardia muy util y suculenta, debiste verles llorar por sus vidas, espera a que termine la batalla, será un momento.
Alba golpeó el pié de Sekhmet y se levantó para combatir.
-¡no tenemos por que hacer esto! ¡podemos irnos! ¡lejos de esta locura que dura ya un siglo!
-me gusta esta locura – dijo Sekhmet antes de descargar el golpe.
Ambos aceros chocaron, una, dos, tres veces.
-¡es imposible que te guste! ¡esta muriendo demasiada gente porque dos reyes no sabian entenderse! – dijo Alba desesperada.
Sekhmet lanzó un rapido corte que partió limpiamente el escudo de Alba ante los atonitos ojos de esta.
-me llaman la fuerza contra la que ninguna otra sirve, rendios y sed mi esclava sexual, te garantizo que cada dia os tomare con ganas, no como esos galos estupidos.
-solo dos tienen mi corazon, Kali y vos, desde que salí del templo, me mantuve celibe por si te encontraba.
Sekhmet paró un momento para estallar de risa.
-¡estupida! ¿crees acaso en el amor? ¿crees que te esperaba? Me gustaba tu inocencia, pero cuando te dejé me acosté con otros.
-¡no! ¡no es cierto! – gritó Alba incredula.
-si, no eres más que otro trozo de carne que calienta mi lecho, recuerdo cinco que daban más placer que tu ¿te digo quienes son y como lo hicieron?
El corazón de Alba se rompió en mil pedazos, se alejó de la samurai y se desprendió de su escudo partido, luego de su yelmo y su armadura.
-bien hecho, tumbaros desnuda aquí, me gusta hacerlo con cadaveres mirando.
-no me estoy rindiendo Sekhmet, se que tu armadura es dura y ligera, la mia es dura y pesada, necesito liberarme de esa carga para mataros.
-echare de menos vuestros pechos
-calla y terminemos con estó – dijo Alba.
Ambas notaron como la adrenalina les recorria el cuerpo, el empuje vampirico las invadia.
Combates como estos entran en leyendas, guerreros rapidos como la luz, choques de espadas que generan truenos y ondas espansivas, saltos y maniobras imposibles.
Los segundos pasaban como horas, el mundo se habia paralizado, estaban solas, no como deseaban, en una cama y amandose.
Sino intentando matarse.
Al final, la nodachi de Sekhmet cortó la espada de Alba, dejandola con su empuñadura, Sekhmet iba a darle el golpe de gracia.
Pero habia alcanzado su limite 62 segundos.
Alba aprobechó la situacion y agarró la nodachi de Sekhmet y de un tajo, la decapitó.
Alba habia llegado a su limité, pero sacó fuerzas de donde no tenia y agarró la cabeza de Sekhmet, llorando, la besó de la forma más apasionada posible mientras Sekhmet estaba consciente.
Pudo captar sus ultimos pensamientos antes de que las celulas de Sekhmet se desintegrasen po combustion espontanea.
“me alegro de que fueses la vencedora, vive con alegria”
Alba, llorando, apretó el craneo de Sekhmet contra sus pechos ante la mirada atonita de todos.
De vuelta al presente, Alba continuaba llorando ante su primer amor, aún preguntandole por que.