Gotas de sangre 4
Tocate, acariciate, manten tu sangre caliente para mi
-De acuerdo – dijo Manuela con decisión.
Alba miraba a Manuela, era bonita, no fumadora, no se drogaba, alguna valeriana de vez en cuando para el estrés, su sangre debe ser dulce como la miel, pero su cuerpo es dulce tambien y abiertamente homosexual, esta ultima parte la molestaba un poco, le encantaban los retos como aquel dia que tenia que modernizar su castillo.
Hace dos años.
Alba habia observado que su ganado disponia de ordenador e internet, llamó a un tecnico para que le pusieran lo mismo.
Apareció una tecnica que inspeccionó su castillo, era pelirroja con cola de caballo llegando hasta su cintura., pecosa, con gafas, pecho exageradamente grande y hacia ocho meses que esperaba a su primogenito.
-señora, tengo que decirle que vive practicamente en la edad media, el telefono es de museo, television en blanco y negro – dijo Ana, la tecnica.
-hasta ahora me ha venido bien asi – dijo Alba.
-mire, puedo ponerla al dia, pero el presupuesto le saldra caro – dijo Ana seriamente disgustada por los anticuados gustos de Alba.
-el dinero no es problema – dijo Alba extendiendole un cheque.
Alba observaba a esa inteligente criatura trabajar, su embarazo le daba una belleza singular, de vez en cuando Ana llamaba a su marido diciendole que llegaria tarde.
Cuando Ana terminó, Alba tenia puesto al dia su castillo con lo ultimo, televisores de plasma, telefonos inalambricos (Alba usaba viejos modelos de manivela), potentes ordenadores, Ana aprobechó para hacerle un favor a un especialista en baños y convenció a Alba que instalase pusiera fontaneria y un gran jacuzzi en la sala de torturas del castillo (obligandola a donar los centenarios aparatos)
A Alba le dolio eso, los recuerdos de sus enemigos gritando de agonia ahora estaban inertes en un museo, pero a cambio ganaria algo más….estimulante.
-bueno, mi trabajo ha terminado, que disfrute del siglo 21 – dijo Ana.
Pero Alba la detuvo, la miró a los ojos y le dijo.
-no creo que deba conducir, la veo cansada, deberia quedarse esta noche, no por usted, sino por el bebé.
-¡que va! No estoy….. cielos, que bajon me ha dado – dijo Ana flaqueando y agarrandose a Alba para no caer.
-avise a su marido de que no ira a casa hoy, después, podemos probar ese Jacuzzi.
-yo… no deberia…
-por la vida que va a venir – dijo Alba con dulzura.
Ana llamó a su marido y el lo entendió, Alba aprobechó para saludar al marido de Ana y tranquilizarlo.
Ambas bajaron, la iluminacion electrica hacia que Alba casi no reconociera su propio hogar, echaba de menos los dias en que guiaba a sus más odiados enemigos a la agonia mientras iluminaba la estancia con un candelabro.
Ahora la luz electrica casi la cegaba, muy potente, la luz halogena, aunque consumia poco, producia una luz potente y cegadora.
-permitame una pregunta ¿Por qué en la sala de torturas? – preguntó Alba.
-no se como soporta ver esos aparatos, además, aquí hay sitio de sobra, podria estar con sus amigas y disfrutar del jacuzzi mientras conversan intimamente, además, esta apartado, podria estar con su novio y gritar de placer sin que la oigan.
-aliens – dijo Alba invadida por los recuerdos.
-¿perdon? – dijo Ana.
-veo mucho cine, lo que me dijo me recordaba el lema de la pelicula aliens, en el espacio no pueden oir tus gritos.
Ana se puso nerviosa, no sabia por que, pero más nerviosa se puso cuando Alba la desnudó, ella… estaba demasiado cansada para resistirse, notaba como su cuerpo se descubria ante la felina mirada de Alba, cuando llegaba al vientre, ella instintivamente se lo protegió, pero Alba le apartó las manos y besó el vientre.
-¿tiene nombre?
-I-Ivan, se llamará Ivan – dijo Ana.
-mmmm Pedro en Ruso, bonito nombre, un nombre de rey – dijo Alba – permitame ayudarla a meterse.
La calida agua del jacuzzi reactivaba la circulacion de Ana y cuando las burbujas salieron, sentia como si despertase, Alba le pareció sorprendentemente estimulantes las burbujas, como su miles de amantes la tocaran, ¿Cuánto hacia que no hacia el amor? ¿100? ¿120? ¿140 años? Aquella mujer embarazada era muy atractiva, sobretodo con esos cabellos sueltos.
-n-no me mire asi, soy casada – dijo Ana.
-lo lamento, pero sois muy hermosa y este castillo no ha tenido invitados en este siglo, ni fiestas, ni reuniones, nada y hace tanto tiempo que no tengo compañía – dijo Alba.
-vaya, deberia ir a internet, conozco varias paginas de contactos, es usted joven, hermosa y con dinero, seguro que todos quieren saber cosas de usted – decia Ana.
-¿usted cree? – dijo Alba.
-si, bueno… su piel y pelo albinos son… exoticos – dijo Ana.
-no se, si tuviera un pecho tan grande como el suyo – dijo Alba aparentando inseguridad.
-no se lo recomiendo, mi espalda me duele horrores y todo por este enorme peso que he de llevar – dijo Ana protestando.
-¿todavia le duele? – preguntó Alba.
-más, ahora que llevo el bebé – dijo Ana sonriendo mientras acariciaba su vientre abultado de vida.
-se hacer masajes, permitame – dijo Alba.
-no no no no, no hace falta – dijo Ana.
Pero la fuerza superior de Alba la puso de espaldas a ella, Alba acariciaba la espalda y los hombros de Ana.
-mmmm tiene mucha tension ¿trabaja mucho? – dijo Alba.
-si, en esta epoca hay que coger todos los clientes que se puedan y más – dijo Ana.
-trabaja demasiado, ¿Cuánto hace que usted y su…?
-¡no es asunto suyo! – dijo Ana indignada.
-por supuesto, no es asunto mio que usted y su marido no lo hayan hecho desde la concepcion de su hijo.
Eso paralizó a Ana ¿Cómo sabia eso?
Pero Alba le dio placer con sus dedos, recolocando huesos y musculos con sus manos haciendo que se cruja el cuerpo de Ana.
-ah, aaaaaahhh, cielos, es usted una fisioterapeuta excelente – dijo Ana relajandose.
-no deberia trabajar tanto y menos con una carga tan importante en su vientre –dijo Alba recolocandole las vertebras.
-señorita ¿es usted hetero o homo? – dijo vergonzosa Ana.
-un poco de todo, pero hace tanto que no lo hago que me estoy volviendo asexual ¿a que viene la pregunta? – preguntó Alba.
Eso bloqueó a Ana, no sabia que responer.
-¿acaso? ¿nunca lo ha hecho con una chica y quiere experimentar? – preguntó Alba.
-¿yoooooooooo? ¡noooooooooooooooooo! Bueno, he de confesar que a veces, siento curiosidad, pero… soy casada – dijo Ana dudando.
-esta habitacion, en esta habitacion se oian los gritos más horribles que han sido concebidos, gritos que no fueron oidos fuera de esta habitacion, aunque su marido estuviera en el castillo, no podria oirnos gritar, usted es libre de experimentar con cualquiera – dijo Alba.
-¿incluso con usted? – preguntó Ana temerosa de que Alba piense mal.
-Alba se puso al otro lado del Jacuzzi, se abrió de piernas y extendió los brazos, como si se ofreciera.
-digame me perteneces y seré suya toda la noche – dijo Alba.
Ana no dijo nada, dubitativa, se acercó a Alba y le dio un piquito en los labios, un piquito timido.
Alba, usó su mente para darle valor.
En ese momento Ana acarició las mejillas de Alba y acercó lentamente sus labios a los de la vampira, unos labios que se juntaron, las lenguas de ambas feminas se movieron como si intentasen atarse para mantenerse unidas.
Los pechos de Ana envolvian a los de Alba, la cual, excitada por el beso, acarició los largos cabellos de Ana, luego su trasero respingon, acarició sus dos nalgas con pasión.
Ana acarició la concha de Alba, un dedo se introdujo en su interior, acariciando su suave interior.
Alba apretó las nalgas de Ana en señal de aprobacion.
Otro dedo invadia el interior de Alba, la cual, se mordió el labio inferior, no era una actuacion, aquella madre, aquella mortal, sabia donde y cuando tocarla.
-L-lady Ana, la-lamento ser descortés ¿Cuántas mujeres tomasteis en vuestro lecho?
-sois la primera ¿por? – preguntó Ana.
-hacia siglos que nadie me tocaba asi de bien, su marido debe ser feliz a vuestro lado – dijo Alba abrazando fuerte a Ana.
Ana no dijo nada, sonrió y besó los pechos de Alba, la cual, reaccionó ante esos deliciosos lametones mientras sentia un tercer dedo dentro de ella.
Alba queria resistir, pero el placer era demasiado intenso, gritó un potente orgasmo que casi la deja sin sentido.
-sois preciosa Lady Alba y una de las mejores amantes que he tenido, dejadme compensaros – dijo Alba recuperando el aliento.
Alba acarició los pechos de Ana mientras la besaba, su mano recorrió el vientre y jugueteó con el clitoris de su amante.
-cielos, ni siquiera mi marido me hace…. ¡aaaaahhhh! ¡ya viene! ¡ya viene!
-¿tan prontó? Mi lady.
-¡no! ¡el bebé! ¡viene el bebé! – dijo Ana desesperada.
Alba no tenia previsto esto, Ana suplicaba una ambulancia y la epidural, pero Alba tenia experiencia en partos.
-tranquila, respira y empuja, respira y empuja.
-¡VETE A LA MIERDA! ¡LLAMA A LA PUTA AMBULANCIA Y QUE ME PONGAN LA JODIDA EPIDURAL! – gritaba Ana presa del dolor.
Alba sabia que era el dolor el que hablaba, no ella, le agarró la cabeza y la miró a los ojos.
-estas en un manantial caliente, notas como flores acarician tu interior, en este momento el dolor no sobrevive, cada empuje que das escuchas el Alleluyah, empuja vida mia, empuja por Pedro.
Ana, sorprendentemente se sentia bien, no habia dolor, sentia como petalos de flores saliendo por su útero, Alba la animaba y Ana empujaba una y otra vez.
El ultimo empujon dejó al bebé bajo el agua, Alba lo recogió, en el momento que el bebé dejó las calidas aguas del Jacuzzi empezó a llorar, era un bebé sano y fuerte.
Alba, con sus uñas cortó el cordon e hizo los cuidados adecuados, Ana estaba agotada y se quedó dormida, mientras Alba sostenia al bebé con una mano, bebió la sangre del cordon umbilical, deliciosa, hacia tanto tiempo que no tomaba ese tipo de sangre, entonces notó algo.
Vio a Iván succionar sus pechos.
Eso entristeció a Alba, acarició al bebé y luego con la mano libre cogió a la madre como un saco de patatas y la puso en su hombro, una vez colocados en una cama, llamó al hospital y se llevaron a la madre y al hijo, al nacer pronto pensó que necesitaria una incubadora.
-¿me oye? – preguntó Manuela sacandola de sus recuerdos.
-mil disculpas mi lady, estaba recordando – se escusó Alba – ahora le enseño su habitacion.
En la comisaria.
Guadalupe era una corpulenta detective de narcoticos, de pelo cortó y rubio y ojos azules cielo, tenia muchos enemigos y muchos contactos, pero la llamaron para interrogar a una persona.
-¿conoce a Ramón “el preñador”? – preguntó el comisario mientras la guiaba por las celdas.
Lupe sabia quien era, un violador que trabajaba para los Conde, uno de los carteles más grandes de sudamerica, un gran transportista de drogas , pero le encantaba violar mujeres una y otra vez, se quedaba con sus DNI y cada dia las visitaba para violarlas hasta dejarlas encinta, presumia de tener 59 hijos.
-¿necesita que le de un interrogatorio fuerte? – preguntó Lupe.
-no, no creo que esté para responder preguntas, lo encontramos tirado en las vias del tren esperando que le pase el de medianoche, por su aspecto parece que lo masticaron y luego lo cagaron.
Llegaron a la celda, Lupe vió a Ramon, asustado en una esquina, con los ojos abiertos de par en par, temblando como una hoja.
-¿Qué le ha pasado? – preguntó Lupe curiosa.
-ni idea, solo dijo algo de la pelona está aquí y le maldijo, el tipico teatro vudú.
Lupe miraba a lo que era el resto de los despojos de un hombre.
No pudo evitar sonreir.