Gotas de sangre 16

Las palabras amor y muerte estan más unidas de lo que piensas

Alba se levantó de la cama, parecia más animada, su casa era más animada, doncellas arreglando la casa, la mansion relucia.

En España, no, en todos los sitios donde habia residido, solo usaba una habitacion y dejaba el resto de la casa deteriorarse hasta que el gobierno de turnola obligaba a reformarla por interes cultural, no cuidaba sus lugares de residencia ¿Por qué? ¿Quién querria visitar a una depredadora?

Pero Manuela, Guadalupe, la ghoul Laura el ataque del mafioso ese… ¿Cómo se llamaba? ¡bah! no vale la pena recordarlo.

Entonces supo que era lo que tenia su mansion ahora, algo que habia perdido hace tiempo.

Vida.

Recordaba las fiestas del duque Stromhouse, con sus perros ghouls guardianes y sus humanos ghouls haciendo una orquesta sinfonica, recordaba el calor de aquella joven violinista y sus ojos esmeraldas, ignoraba hasta ahora porque el duque britanico desperdiciaba tantos recursos en esas fiestas.

Entonces lo entendió, la vida en su esplendor, personas moviendose de un lado para otro dandole vida a la casa como la sangre da vida a un cuerpo.

Tal vez, deberia planear una fiesta.

Pero al proponer el dia, las sirvientas dijeron que no funcionaria, porque era el dia de los muertos, una festividad mejicana.

Alba habia olvidado el dia de los fieles difuntos, hacia mucho tiempo que no lo celebraba.

Pero ¿Por qué no celebrarlo en su mansion? Invitó a las familias de las sirvientas a celebrar el dia de los difuntos?

Cuando lo propuso, las sirvientas les pareció buena idea y empezaron a decorar la mansion.

Alba, sacó de su bodega una botella que reservaria para Manuela, una botella que la llenaba de recuerdos.

Lyons 1712

Alba miraba las viñas en aquella calurosa noche de verano, su sensible oido captaba unos cuantos jadeos.

Al seguirlos, vió a una de sus sirvientas siendo tocada por alguien, desenfundó su pistola de mecha y abriendo la puerta con fuerza gritó mientras apuntaba con su pistola.

-¡dejad de mancillar a mi sirvienta!

La reaccion de la sirvienta fue hacer de escudo humano mientras gritaba.

-mi señora, os lo suplico, no me estaba mancillando, yo la amo.

Alba vió que la amante de su sirvienta era una mujer musculosa pero bella, le sonaba de alguna taberna de las que acudia para extraer sangre de algun pobre borracho.

-¡vaya! de modo que le dais vuestra virtud a aquella mujer ¿no? – dijo Alba.

-soy consciente de que no es natural, pero Dios nos ha dado la capacidad de amar y si mi amor por ella es tan grande que no me importa su genero entonces debe ser obra de Dios – dijo la sirvienta.

Alba se fijó en la sirvienta, era una adolescente de 16, su cuerpo era inocente y sus pechos pequeños con aureolas grandes, su cintura era muy estrecha y sus largos cabellos reboltosos se repartian por sus pechos y su espalda.

-este sitio es muy sucio para vuestra pasión, acompañadme, las dos – dijo Alba.

Las tres chicas caminaron hasta el enorme deposito de uvas que se usaba para que los hombres las pisaran.

-hacedlo ahí, seguro que el vino que sale es delicioso – dijo Alba.

La sirvienta estaba cohibida, pero su amante la animó, ambas subieron  y se miraron entre si.

Sus pies sentian las uvas que reventaban por el peso de sus cuerpos, ambas se besaron y empezaron a bailar en aquel suelo compuesto de frutos.

Ambas mujeres se miraron de deseo, pero unas manos palidas dirigió sus rostros hacia ellas, vieron a Alba, desnuda y con sus cabellos sueltos, Alba primero besó a la sirvienta, luego a la amante, luego hizo que ambas se besaran mientras la marquesa se ponia de rodillas y empezaba a tocarles sus clitoris.

Ambas jadeaban mientras sus pechos se frotaban entre si, seguian bailando mientras se besaban y mordizqueaban mientras Alba las seguia tocando hasta que ambas soltaron un orgasmo.

Ambas mujeres cayeron extenuadas y empapadas de sudor, Alba iba a preparar el vino, pero la amante de la taberna la detuvo agarrandola del pie y derribandola, haciendola caer en las uvas, soltando gran cantidad de zumo.

Las fuertes manos de la amante tabernera la inmovilizaron y la sirvienta, con timidez, tocaba a Alba, la cual no le gustaba la inocencia en esas ocaciones, de modo que manipuló la mente de la sirvienta para que fuese más pasional, más suelta.

La sirvienta le besó los labios a la marquesa, esos labios recorrieron el cuello de la albina hasta llegar a los pechos, los cuales, presionaba con sus labios sus pezones y los tiraba con suavidad mientras que su mano acariciaba el abdomen de la señora de las tierras y bajaba por la puerta prohibida que abrió con suavidad.

La amante se le ocurrió una idea y dijo a la sirvienta que abriera de piernas a Alba, cogió unas uvas y las metió una tras otra dentro del utero de Alba, la cual, se maldecia por no haberselo ocurrido antes.

Cuando tuvo varias uvas en su interior, la amante le dijo a Alba que las exprimiera con sus musculos internos.

Y asi hizo.

Alba se puso de pie y apretó sus musculos, el zumo salia de su puerta de tentaciones cayendo sobre el resto de uvas.

Restos de uva eran expulsados de su interior, del interior de la sonrojada Alba, la cual, la abrazó su sirvienta, mientras la marquesa y la sirvienta se miraban con dulzura, sintieron como la amante les introducian a las dos uvas.

Ambas damas bailaban mientras sus interiores presionaban con fuerza, cuando el fluido salia recorriendo las piernas de ambas feminas, la amante lamia ese fluido recorriendo las piernas hasta el clitoris, momento que les introducia nuevas uvas, entonces ambas feminas volvian a bailar con sus senos pegados y sus uteros haciendo fuerza.

Durante dos horas estuvieron exprimiendo las uvas de esa manera, entonces Alba cogió a la amante y la arrojó en las uvas.

Totalmente empapada de zumo de uva, vió como Alba y la sirvienta se le echaron encima, lamiendo el zumo que tenia pegado en su cuerpo, mordizqueandola, chupando, tocando, invadiendo con los dedos, hasta sacar un tremendo orgasmo.

Alba dejó a ambas mujeres dormir en el deposito mientras sacó jugo de uva para diez botellas.

Alba  regresó a la realidad y acarició la botella con dulzura.

Durante la fiesta habia mucha alegria, tambien poemas, aunque Guadalupe casi le hace perder el control debido a una de sus calaveritas.

“lloremos todos por la dueña de esta casa”

“que viva parece, pero muerta se halla”

“miradle su piel blanca, mirad su tez blancona”

“seguro que se la coge la pelona”

“nunca sale de dia, ¡que escandalo! ¡que osadia!”

“ya que los vivos a todos asustaria”

“coge y coge macho y hembra”

“pero un cementerio tiene por entrepierna”

Alba mantuvo el tipo, pero apretó los dientes y clavó las uñas en su propias manos.

Pero lo que le atormentaba en el fondo, era encontrarse con algunas sirvientas que eran cogidas por sus maridos, algunas con sus vestidos de sirvientas.

-Juana, voy a llenarte…

-si amor mio, preñame, preñame en este dia de muertos.

El marido eyaculó dentro diciendo.

-bien pelona, en tu dia es donde nace vida.

La envidia surgia de su corazon, la razon se fue de sitio.

Se dirigió a Manuela y decidió hablar con ella.

-señorita Manuela ¿puedo hablar con vos un segundo?

La mejicana accedió y fueron a un lugar apartado.

-¿Qué quereis?

-he decidido daros la pulsera, mi precio es

Manuela no se lo podia creer, por fin consiguió lo que buscaba.

-el hijo que tengais en vuestro vientre – terminó Alba.