Gotas de leche en un culo virgen

Ella tuvo que sentarse para que su marido no notara que gotas de mi esperma corrían aún por sus muslos.

Mi vecina tuvo que sentarse para que su marido no notara que algunas gotas de mi leche caliente le escurrían lentamente por los muslos, pues yo acababa de cogérmela ahí, en la sala de su casa; ella sentía sobre su piel, aún ardiente, cómo mi esperma le llenaba las nalgas, mojándole la parte trasera de su vestido, ya que tan sólo hacía unos instantes yo le había acabado de romper el culo por primera vez, chorreándole toda su cuevita apretada y caliente con chorros de mi leche.

Al sentarse aún tenía en su culo la sensación de mi verga, sentía su hoyito totalmente hinchado y muy abierto, le ardía, le dolía, pero la humedad de mi esperma aún dentro de ella la tenía vuelta loca, lo único que quería es que su marido no estuviera ahí, para que yo siguiera bombeándola, rompiéndole ese hermoso y rico hoyo que tanto había yo deseado. Casi quería restregar su culo contra el sofá en el que estaba sentada quería batirse todas sus nalgas con mis mocos, quería mi fierro dentro de ella, porque estaba más que caliente, porque en ese momento era una perra en celo, una hembra deseosa de mi verga, era mi puta y quería que yo estuviera ahí y no su esposo, pero sin embargo tenía que aparentar que estaba tranquila y casi no podía lograrlo, pues también sus tetas estaban más que hinchadas, sus pezones casi estallaban, se notaban en la tela del vestido, deseosos de mi boca que momentos antes los habían puesto así de duros; ella estaba amamantando y sus tetas estaban gordas y llenas de leche, por lo que la excitación y el deseo hacían que gotas de su lechita se escurrieran en la tela de su vestido; no soportaba el contacto contra sus pezones, pues eso la estaba poniendo aún más caliente y sólo pensaba en ser cogida por mí, que sabía cómo romperle el culo y cómo ordeñarle esas tetas gordas, repletas de leche.

Para describirla, diré que ella tiene unas medidas perfectas, es una mujer hermosa con un culo grande y jugoso, de nalgas bien paradas y unas tetas que hacen que cualquiera al verla, se imagine acariciando y mamando esos pechos calientes.

Yo llegué hace poco a su vecindario, pero desde que la primera vez que la vi, su sola presencia cerca de mí me produjo una erección total y no pude sino desear lamer esas ricas nalgas y esas chichis que se mecían y se bamboleaban dentro de su brasier cada vez que ella pasaba frente a mí. Un día le hablé, me costó trabajo hacerme de su confianza, pero logré que fuéramos amigos y así me enteré que era casada, cosa que no me importo en lo más mínimo pues estaba decidido a coger con ella, a hacerla mi putita.

El día que pasó lo que yo contaba al principio, vi que su marido salía, así que decidí arriesgarme, fui a su casa y pretextando que quería venderle un celular hice que ella me invitara a pasar. Le dije que yo estaba por cambiar de cel así que quizá a ella podría interesarle la venta. Dijo que no estaba interesada pero insistí tanto en que solo lo viera que aceptó. Mi plan estaba marchando pues en el celular yo llevaba unas fotos totalmente calientes y la que apareció al ella ver el cel, era la de un hombre dándole por el culo a una hermosa mujer.

-¡Ah! –ésa fue su expresión de sorpresa al ver la foto y yo haciéndome el apenado comencé a pedirle disculpas-

-Discúlpame, pensé que lo había borrado todo, perdón, que pena contigo.

-No, no te preocupes, sólo que

-Que qué –le pregunté-.

-Bueno, nada, es que jamás había visto algo así.

-¿Jamás habías visto que alguien le da por detrás a una mujer? ¿entonces tampoco lo has hecho, claro?

Después de preguntarle eso, al ver que se moría de pena, volví con mis disculpas fingidas:

-Perdona, disculpa, no tengo por qué preguntarte eso y además no sé ni que vas a a pensar de mí.

-No, no tengo por qué pensar nada malo, no creo que sea malo tener sexo así.

-Tienes razón, no es malo y aparte de eso, es muy muy rico –aquí yo ya no iba a detenerme, quería hacer que se interesara- es una gran excitación entrar por detrás de una mujer, sentir lo apretado que es esa parte y moverte desde atrás.

-¡Huy!

Yo estaba logrando mi propósito, pues noté como de repente la expresión de su cara pasaba de sorpresa a excitación, y además vi cómo sus pezones comenzaban a notarse más y más en la tela de su vestido.

-Es tremendamente lujurioso montar a una mujer de esa manera, sobre todo sí

-¿Sobre todo si qué? –preguntó ella-.

-Sobre todo si la mujer tiene un trasero tan rico y hermoso como el tuyo. No sé por qué tu marido nunca te lo ha hecho, aunque también cabe la posibilidad de que tú no quieras.

-Yo sí quiero, ah, es decir

-Pues si yo fuera tu hombre, sabes qué haría justo ahora, comenzaría a acariciarte el culo, a lamértelo –la expresión de su rostro era ahora de excitación, de deseo- le pasaría la lengua despacio, más o menos así:

Al decir eso la puse de espaldas a mí y la agaché rápidamente, para que no tuviera tiempo de protestar o decir algo, sus manos quedaron recargadas en el sofá y su culo se me ofrecía, levanté su falda y tuve frente a mí esos dos globos hermosos, me agaché y comencé a lamer sus nalgas mientras las apretaba.

-No, qué te pasa, mi marido sólo salió aquí muy cerca y no tarda en regresar.

Sus quejas se fueron apagando mientras yo le bajaba la diminuta tanga que apenas cubría su triángulo que ya comenzaba a chorrearse con sus jugos. Su tanga queda a la altura de sus rodillas, mientras yo le paseaba la lengua por las nalgas, mojándola, sobándole el culo, mis dientes se clavaban en su carne, sin importarme para nada que fueran a quedar marcas que pudiera descubrir su esposo, mis mordidas eran cada ves más fuertes mientras le separaba las nalgas, para darle paso a mi lengua que iba lentamente desde la parte baja de su culo, paseándose por entre el canalito de su culo, para después comenzar a meterse en su hoyo, yo la penetraba con mi lengua mientras escuchaba sus jadeos y sentía cómo movía su culo, deseosa porque mi lengua era la primera en estar ahí, en ese lugar tan delicioso y tan caliente.

-Hay papi, qué me haces, me estás volviendo loca. Así cabrón así, chúpame el culo, acábatelo aahh, es tuyo, nadie me lo había comido nunca.

-¿Te gusta cómo te lo mojo con mi saliva puta? ¿te gusta cómo se siente mi lengua en tu hoyito?

-Sí, me tienes muy caliente, ay, soy tu puta, chúpalo así, mámalo, cómetelo.

Yo había comenzado a morder lo más adentro que podía, lo hacía muy fuerte y la escuchaba gemir, mientras con mi mano derecha le sobaba con fuerza su panocha, mojándome la mano con sus jugos que escurrían en mis dedos. Por delante la penetraba con mis dedos y por detrás mi lengua se movía en su ano, para después comenzar a desearla por el culo, pues quería abrirla para mi verga que estaba que estallaba.

-Dame tu verga papi, hazme saber que se siente que te rompan el culo, ya me pusiste muy caliente, cógeme, ábreme el hoyo, anda, cógete a esta zorra deseosa de verga.

Me saqué la verga y comencé a pasearla por sus nalgas y por su pepa, la mojé con sus jugos y la puse en la entrada de su hoyo pero no la ensarté, antes que eso quería algo más, así que la puse frente a mí y le saqué una de sus tetas, yo sabía que las tenía llenas de leche, así que comencé a aspirar, el líquido caliente me llenaba la boca, los labios, la estaba ordeñando mientras le mordía con mucha violencia los pezones, su teta estaba quedando marcada con mis dientes, la mordisqueaba mientras le apretaba su otro pecho, que igual comenzaba a escurrir gotas de leche en el brasier.

-Ah, sí, mámalos, déjame seca, anda, ordéñame, tómate tu lechita, sí.

Los dos estábamos más que calientes, entonces la volví a voltear y poniéndola en cuatro, puse mi verga en la entrada de su culo para dejárselo ir.

-Ay, noo, me va a doler, no ahh.

Y empujé con todas mis fuerzas, mi verga se incrusto en su culo sin ningún miramiento, ella dio un grito de dolor.

-Ay papi, ay,

-Querías que te rompiera el culo, verdad que se siente rico, ah, tu culo está apretado, tienes unas nalgas riquísimas, eres lo más caliente que he sentido, eres toda una zorra.

-Si, ay, cógete a tu zorra dame tu palo, así, húndelo en mi culo, mételo ah

Yo comencé a meterlo más fuerte, toda mi verga en ese recién estrenado hoyo; mi fierro entraba y salía, ahora su ano estaba abierto, mi verga se deslizaba con mucha fuerza, yo la estaba penetrando con mucha violencia y la muy puta no hacía sino gozar igual que yo.

Fue en eso que escuchamos el carro de su marido. Ella intentó zafarse, pero la sujeté más fuerte y me dejé ir con todo, di una última arremetida y entonces mi verga estalló en su culo, mi leche inundó su hoyo y parte de mi esperma caliente fue a caer en sus nalgas, me salí justo cuando su esposo bajaba de su carro. Ella subió sus bragas y casi todos mis mocos quedaron en su culo. Me dijo que saliera por una puerta lateral y que esperara para marcharme y así lo hice. Mi verga seguía dura y mi mente seguía a mil, pensando en su culo tan rico, en sus enormes tetas y en cómo mi leche escurría por sus muslos, mientras ella estaba ahí, con el culo totalmente abierto, sentada frente a su marido.