GORILA Y EL SEVILLANO. Encuentro.

Gorila recibe al militar y amante de su hermano y después de una noche de confidencias, la lujuria entra en escena como un tornado de excitación sexual.

Si este fuera el primer relato de "Gorila" que leéis, he de comentaros que es el último publicado de una serie que se compone de: "Chema, llamado "El Gorila"; "El Gorila. Si con mi padre"; "El Gorila. Si con mi padre. 2"; "Gorila, también con mi tío"; y "Gorila, también con mi tío. Continuación".

GORILA Y "EL SEVILLANO"

El encuentro

Cuando se abrió la puerta no daba crédito a lo que veía. Era casi un gemelo de mi Silvio. Menos corpulento pero bastante más grande que yo, muy fuerte y velludo, con su misma sonrisa blanca de medio lado enmarcada por unos labios oscuros. Estaba parado frente a mi con su camiseta blanca de tirantes que estaba a punto de rasgarse a causa de su prominente musculatura y unos pantalones cortos con muchos bolsillos y que se adivinaba que no llevaba calzoncillos porque su manguera se intuía claramente como descendía por su ingle.

Le sonreí y le salude ofreciéndole la mano - Soy José Torres, compañero y amigo de tu hermano.

Me estrechó la mano con fuerza - Si, se quien eres. He hablado contigo por teléfono. Encantado de conocerte. Por favor pasa.

Estaba desconcertado de lo mucho que se parecían los dos y algo se removió en mi pecho que hizo que las lágrimas cubrieran mis ojos. Chema se dio cuenta y me estrechó en sus brazos. Su cara acarició la mía y sin poder contener nuestros sentimientos comenzamos a llorar sin contención, sin vergüenza, sintiendo lo mismo por la pérdida de nuestro ser más querido sin nadie que nos juzgara, sin nada que cortara nuestros sentimientos.

Le reconocí de inmediato. Sabía que iba a venir porque me había llamado por teléfono. Pero, inequívocamente, era José. Se paró en la puerta y me miró fijamente. Sabía lo que estaba pensando: que era igual que mi hermano. Ya quisiera yo.

En persona era aún más guapo que en la foto. Nos dimos la mano. El uniforme le sentaba de maravilla y la piel tostada por el sol del desierto hacía que su sonrisa blanca y el blanco de sus ojos resaltara en su perfecta cara sevillana. Me di cuenta de que se emocionaba pensando en Silvio, los ojos se le enrojecieron y su pena me llegó al alma. Nos abrazamos y no pude contener el llanto. Los dos estábamos destrozados.

Cuando nos calmamos, me ofreció algo de beber. Le acompañé a la cocina y allí mismo nos bebimos una cerveza de una tacada.

Ya sentados en el sofá, abrí el macuto.- Ya os habrán entregado las pertenencias de tu hermano, pero nosotros compartíamos una taquilla en la que guardábamos cosas más intimas, cosas de los dos, cosas que decíamos que entregaríamos a nuestras familias si algo nos pasaba - Se me quebró la voz y Chema me acarició el cuello.

-Perdona...pero me recuerdas tanto a Silvio...- Me disculpé.

  • Tranquilo...creo que deberías tener tu las cosas de Silvio. Se de vuestra relación. El me lo contó. Al fin y al cabo...aunque yo le quería, nos veíamos poco...y ahora que mi padre está en un sanatorio con depresión...creo que...creo que deberías quedártelas tu.

  • No hay mucho que dar- Le aclaré. Un reloj que creo que le regaló tu padre, alguna otra cosa y su tablet con unas fotos que me gustaría que os quedarais porque son las que nos hicimos en Afganistán y algunas vuestras, en fin, son sus recuerdos. Hay una en la que estamos los cuatro oficiales que es muy simpática.

  • Sí la conozco.

  • Pero hay otra en la que estamos solos los dos. Es un recuerdo muy importante para mi. Me he permitido hacer una copia y enmarcarla para ti. Me gustaría que la tuvieras ( estábamos los dos en bañador con los brazos sobre los hombros y sonriendo a la cámara con expresión de felicidad. Detrás se veía un río y al fondo unas montañas áridas y desérticas. Pero nuestras sonrisas y nuestros cuerpos eran una maravilla).

Comenzamos a hablar de mil cosas. Había química entre nosotros. Nos fuimos acercando poco a poco hasta que nuestros cuerpos se llegaron a rozar, una vez el brazo, otra en la mano al coger algo, otra en la rodilla o en el muslo y nos fuimos acomodando en el sofá como si nos conociéramos de toda la vida. Nos contamos intimidades y anécdotas que nos hicieron reír...y así pasamos la tarde, cerveza tras cerveza, y hablando... y hablando. Me encontraba tan bien, tan a gusto con Chema.

Hice ademán de irme pero me paró y me dijo:- Es tarde...no te vayas ahora. Quédate a dormir. Ya te irás mañana.

  • La verdad es que estoy un poco pedo.

  • No se hable más. Te quedas a dormir... El único problema es que sólo tengo una cama. Es de matrimonio...si no te importa compartir...

  • No te preocupes Chema, en peores camas he dormido, tenlo por seguro.

Me emocionó el grado de amor que José sentía por mi hermano, me emocionó con que amor me entregó la foto de los dos y me pidió que me la quedara, se les veía tan felices, tan guapos, tan viriles. La famosa sonrisa de mi hermano me cautivó pero la de José era tan perfecta que me quedé mirándola un instante pensando que me gustaría probarla. Dejé ese pensamiento, que en ese momento me pareció pecaminoso.

Charlamos y charlamos, bebimos y bebimos. Nuestros cuerpos se reconocieron y se rozaron, y su calor nos calmó.

No quería que se fuera, necesitaba de su presencia, le sugerí que se quedara a dormir advirtiéndole que sólo disponía de una cama. Accedió...gracias a Dios.

Abrí la cama, me desnudé y me tumbé en ella.

Chema se desnudó tranquilamente y pude verlo en su plenitud. Era todo un ejemplar masculino en su plenitud de juventud y de fuerza, todo el rezumaba hormonas en ebullición, la musculatura era inmensa pero yo sabía que le faltaba aún la intensidad de la madurez, el vello le cubría el cuerpo pero le faltaba todavía el espesor de la hombría plena, era como me imaginaba a su hermano cuando era joven. Era perfecto.

Me quité el uniforme pero no me desnudé del todo. Me daba pudor quedarme totalmente desnudo delante del hermano pequeño de Silvio. Me tumbé en la cama a su lado y caí en un sueño profundo.

Me levanté en plena noche para orinar y me di cuenta que estaba sudado. Me quité la camiseta, me sequé con ella el pecho y las axilas y me volví a tumbar junto a Chema. Me dormí.

Me desperté al notar que José se levantaba. Le oí en el baño y luego noté que se tumbaba junto a mi. Al cabo de unos instantes su respiración se hizo más profunda y unos leves ronquidos me avisaron de que estaba profundamente dormido. Me incorporé para mirarle. Se había quitado la camiseta. Era guapísimo, me fijé en sus espesas y oscuras pestañas, en sus labios carnosos, en su cuello musculado, en su pecho cubierto de vello negro que escondía unos pezones canela. Su calzoncillo de canalé verde militar alojaba una buena pieza que ahora dormía tranquila. Me imaginé cómo sería en plena calentura y mi culo se estremeció. Sus piernas estaban cubiertas de vello que le llegaba hasta el empeine. Me imaginé besándolos y lamiendo los dedos. Me empalmé. Me di la vuelta y traté de relajarme. Me costó dormir pero al final el sueño llegó.

Me desperté a la mañana siguiente notando un peso en mi brazo y calor en mi espalda. José estaba profundamente dormido abrazado a mi y su paquete endurecido se apretaba en mi culo. No pude resistir la tentación de apretarme en él.

Se despertó con sobresalto y se apartó de mi -Perdona...perdona...ha sido sin querer...perdona...

Me desperté abrazado a Chema y me separé como un resorte -Perdona...

  • Tranquilo...- Se acercó a mi y me acarició la cabeza. Tranquilo, estoy acostumbrado a dormir acompañado. No pasa nada- me decía mientras me acariciaba - Ya sabes que Silvio y yo nos acostábamos...y mi padre también...

Lo de Silvio si lo sabía pero lo de su padre no. Le miré extrañado.

  • ¿No te lo contó mi hermano?

  • ¿El qué?

  • Que fue mi padre el que me inició en esto

Me quedé en silencio acompañado con un gesto de incredulidad. No tenía ni idea de lo que me estaba hablando.

  • Bueno, pues fue así. Fue mi padre, aunque luego también mi hermano, pero que conste que se lo agradezco en el alma, gracias a ellos descubrí lo que soy ahora-. Y me dedicó esa sonrisa de medio lado, marca de la casa, que me desarmaba por completo. Por un instante vi a mi Silvio.

Seguía acariciándome el pelo mientras me hablaba. Me lo contó todo. Su narración hizo que me fuera calentando, le miraba los ojos negros, los labios oscuros, los blancos dientes y la lengua de un rosa pálido y húmeda. Me daba corte que se fijara en que mi paquete que iba tomando cuerpo. Cuando terminó de contar, se levantó y se fue a mear. El también estaba emburrado. La narración también le había excitado. Oí como su meada sonaba en el interior del retrete y me excitó más aún. Volvió a la habitación con naturalidad, con su cipote cimbreando y se tumbó a mi lado. Me pasó el brazo por el cuello y me estrujó en su cuerpo. Me besó en la frente y me soltó - ¿Más tranquilo?.

Me extrañó que mi hermano no le hubiera contado nada de nuestra relación familiar, por lo que decidí contarle la historia. Mientras la contaba noté como se iba calentando y me contagió la calentura. Cuando terminé de hablar me levanté para orinar. Volví a la cama, le abracé y le pregunté si estaba más tranquilo.

- Lo que estoy es alucinado.

- Alucinado y como una moto, porque esta se te ha puesto dura- le dije apretándole la polla que aún se mantenía tiesa. - ¿Mi hermano nunca te habló de eso?

- Una vez me dijo que tenía el culo tan hambriento como el tuyo...eso me dijo.

- ¿A ti también te pide carne?

- Ya te digo. Hay veces que es muy impertinente.

Me reí por el comentario. - Si, hay veces que se pasa - Nos reímos los dos...-¿Como lo tienes ahora?- le dije entre risas y cosquillas.

- No jodas Chema...no me lo provoques...

Nos desborregamos y en esas me sobó en la mitad del culo - No seas cabrón...no me lo despiertes que luego no puedo controlarlo.

Me levanté de la cama y fui al baño a mear. Cuando estaba sacudiéndola, Chema entró, se puso a mi lado y se la meneó con la única intención de provocarme. Se la miré, era descomunal, no llegaba a ser la de Silvio pero era un gran ejemplar, el pollón de piel oscura salía de una selva negra, lo curioso era que sus huevos no tenían vello y tenían una apariencia de suavidad que invitaba a tocarlos, eran como los de un perro o un gran felino, pequeños y lisos, pero su polla era hermosa, grande gorda, venosa y con una generosa cantidad de piel que le cubría toda la extensión. Le miraba extasiado mientras meaba y mi culo respondió con una contracción, lo que hizo que mi polla volviera a empinarse. Chema me miró, se sonrió de medio lado, cosa que me puso más aún - ¿Lo has notado?- .

-Si - Me respondió. - Me parece que están hambrientos.

  • Me parece que si, pero me da corte contigo...ahora...

Me cogió la mano y se la llevó a su tranca, se volvió hacia mi y metió la suya por mi calzoncillo hasta llegar a la mía lo bajó,las juntó, sentir el tacto de su polla en la mía y su calor, hizo que nos estremeciéramos. Los dos supimos lo que nos pasaba y ya no había marcha atrás. Nuestros culos mandaban, acercó su cuerpo y me abrazó. El contacto de nuestros cuerpos dándonos calor, sintiendo cómo el vello del pecho y vientre se enredaban, cómo las pollas se abrazaban, cómo nuestros culos vibraban con el simple roce de nuestros dedos hizo que nos perdiéramos en la más lujuriosa experiencia.

Mirarle la polla mientras meaba y que me la mirara me puso a cien. No pude resistir la tentación de que me la tocara y le acerqué su mano para que probara la suavidad de mi prepucio. Noté como se excitaba y decidí que la suerte estaba echada, le bajé los calzoncillos para acariciarle su tranca y los cuerpos se acercaron para abrazarse, el culo me vibró de manera histérica no pude contener la tentación de morder aquellos maravillosos labios carnosos y probar su lengua. Nos desatamos en una holeada de excitación. Nos mordíamos, nos sobábamos los cuerpos, nos dábamos placer acariciando nuestras pollas y, por supuesto, excitando nuestros anos con los dedos para que se abríeran y cerraran como bocas hambrientas.

Quise darle placer con una mamada desenfrenada antes de atacar su fruto y me encontré con un regalo precioso que supuraba fluidos y que fueron directamente a mi lengua para que lo saboreara, le lamí, le chupé, me la metí hasta el fondo, le sobé los cojones cubiertos de vello moreno. Estaba desatado. Luego le di la vuelta para comenzar la gran lamida anal, le abrí el culo y comencé a excitar su entrada que se abría y cerraba mientras José gemía y se retorcía de placer. Creí que se iba a correr de placer y paré para que jugara conmigo.

Creí que iba a estallar cuando se apartó, me abrazó, me comió la boca y poco a poco me fue bajando hacia su gran minarete que miraba al cielo con impertinencia. Le fui bajando la piel con las dos manos, como si de una ofrenda se tratara hasta dejar al aire su brillante cúpula y lamer con deleite toda su extensión, luego me la metí en la boca, pero al igual que con su hermano no pude pasar más allá del capullo, pero con las manos intentaba darle el mayor placer posible en el tronco y en los huevos. Se dio la vuelta se apoyó en la pared del baño y abrió las piernas para dejar vía libre al acceso de su fruto, que se insinuaba rodeado de vello. Un oscuro ojal dispuesto a abrirse.

Separé bien las duras y peludas nalgas y me amorré a su entrada que se abría para dejar que mi lengua entrara sin dificultad. ¡Diós, que gozada!. Le lamí y le olí, le acaricié con mi barbilla, le introduje la lengua en aquel agujero que no dejaba de boquear, le acaricié con los dedos el contorno y me mojé con saliva los dedos para darle el placer que deseaba. Chema casi chillaba de excitación, se tensaba hasta doblar su espalda, empujaba el culo para que tuviera más acceso a aquel hueco hambriento. Me levanté acalorado de excitación y le dije al oído que le iba a follar. No dijo nada, bajó la cabeza, me indicó con la mano donde estaba la crema y los condones y sin más le follé.

Entré sin problema hasta el fondo y el chico suspiró y gimió.

Aquel hombre sabía darme placer. La mamada de culo había sido espectacular, ni mi hermano lo habría hecho mejor. Era un auténtico maestro. Me dejé llevar por la excitación de la dilatación hasta que mi polla se hinchó hasta dolerme, hasta notar los latidos en el capullo como si fuera a estallar. Cuando me dijo que me iba a follar no pude hablar sólo quería una penetración y que mi culo se calmara, que le dieran comida y se saciara de polla.

Me la metió de un tiro y lo agradecí, suspiré de placer, y cuando comenzó la follada, tal era mi necesidad que gemí hasta que casi sollocé de placer. Su pecho sobre mi espalda, sus brazos en mi pecho y mi vientre... y su polla en mi culo dándome placer...placer...placer

Me la sacó dejando una sensación de vació que me incomodó.

- Antes de que te corras, te toca a ti.

Me di la vuelta para que me follara, mi culo pedía comida y no podía dejarle hambriento.

  • Fóllame

Me cogió por las caderas, me abrió el culo, me enchufó un chorro de gel y me la metió de una tacada. ¡Joder!, pensé, pero no dije nada, aquella tranca era la hostia. No dejaba de entrar y eso que estaba acostumbrado a la bestia de su hermano, pero no se porque, la rozadura que me daba en los labios anales parecían no tener fin y mi culo la lamía con ansia y quería más y más... yo aullaba de placer y quería que mi espalda tocara aquel pecho velludo y levantaba mi cuello para dejar que aquellos dientes me mordieran la yugular.

-Me voy...Chema... me voy...

Arreció el ritmo hasta que me corrí como un burro comiéndole la polla como una piraña. Trallazos de lefa saltaron hasta los azulejos y el espejo del baño mientras los suyos invadían mis entrañas hasta llegar...no se hasta donde.

La intensidad de mis contracciones fueron bestiales pero sus descargas en mi culo fueron dignas de un semental en estado puro.

No se que me daba aquel hombre que me volvía loco. Nunca había tenido una atracción sexual con nadie como con el...CON NADIE. Era como lanzarse al vacío y que hiciera conmigo lo que quisiera. La sensación que tuve al penetrarlo fue algo especial. Me absorvía, me comía, se adueñaba de mi. No me dejaba salir, ni yo lo quería, solo quería sentir el placer de cómo me comía la polla de cómo aullaba de placer, de cómo quería sentir mi cuerpo en el suyo, de cómo quería que le mordiera como un vampiro. Sentía que quería ser mio...mio...y no pude sentir más excitación, lujuria, posesión... y cuando eyaculó y su culo me devoró el miembro, me derramé en el con un grito de placer que me provocó un espasmo general en el cuerpo mientras descargaba en su interior.

Placer

Placer

Sosiego

Sosiego

Relax

Relax

Cama

Cama

Sueño

Sueño

Abrazo

Abrazo