Golpe por Golpe XXXVll. Punto de Inflexion.

Cualquier rastro de dudas se había disipado en cuanto ella tan enérgicamente había exigido atención.

Hola a todos, se que ha pasado algun tiempo desde que subo algo de esta serie, pero despues de mucho tiempo (años) porfin siento que las musas han regresado a mi y pude escribir algo mas que palabras sin sentido, espero que les guste, se que no es lo que muchos esperaban y les digo que aun no es el final, queda un capitulo mas que estoy emocionado por escribir.

Espero sus comentarios aqui o al mail y si pueden valorar, se los agradeceria tambien.

Se que muchos esperanban que continue la historia y les pido que si conocen a alguien que igual ha esperado por este capitulo, les avisen.

Mas que por mi, lo he escrito por ustedes, quienes a pesar de todo, siguen comentando, leyendo y pidiendo un desenlace.

Gracias Adrian, por permitirme leer tu version de mi historia, espero que no te enojes por leer esto que es tan diferente a lo que tu esperabas.

Un enorme abrazo.

- S

Vivir en corazones que dejamos atrás no es morir

Thomas Campbell

No hace falta decir lo que paso, supongo que todos lo esperábamos de una u otra forma, él la quería a su lado y ella había este mundo en paz.

Pocas horas después de habernos despedido de Cassandra y mientras la bebe dormía a lado mío, Diana subió a avisarme que tenía visitas, la deje cuidando a Gabi, mientras yo me aventuraba a ver a quien me suponía me estaba esperando.

Ian otra vez me esperaba y verlo ahí otra vez, no era justo para el tenerlo siempre en esa situación.

- Escuche lo que paso – me miraba fijamente – ¿Estas bien?

Me senté frente a él, se veía tan preocupado, tan desolado que estuve tentado a ir a su lado y consolarlo, pero sinceramente era lo que menos necesitaba, ni yo y menos él.

Respire profundamente

  • En realidad no, han pasado muchas cosas

  • lo sé – se acomodó hacia adelante - ¡cuéntame!

No es fácil, están pasando muchas cosas en este momento y…

  • ¿Estás seguro?

  • Lo estoy – baje la mirada pues las lágrimas se habían acumulado y estaban a punto de derramarse.

Ian se levantó rápidamente e hizo su camino a la salida.

  • Es por él, ¿verdad? – levante la vista en su dirección esperando encontrar su rostro – ese niño estúpido, ¿no?, es siempre el quien se interpone entre nosotros

  • No Ian, no es el, es decir, si – no sabia que decirle, mi cabeza empezaba a girar – es solo

  • He estado a tu lado en todo momento, corro tras de ti cada que huyes, he cuidado de ti, nunca había sido tan sincero en la vida con nadie y nada es suficiente, nunca es suficiente para ti ¡Te amo! Pero eso a ti no te importa.

Se volteo con rabia en la mirada

  • Eres solo un niño mimado y egoísta como todos creen

Un nudo en mi garganta y las lágrimas que tanto había luchado por mantener a raya se soltaron formando ríos por mis mejillas.

  • Lo siento

  • ¿Lo sientes? – una cruel carcajada que me dejo frio salió de su boca – no, no lo sientes, lo siento yo, por haber perdido mi tiempo ¿sabes? Yo puedo no ser la mejor persona en el mundo, pero nunca fui un maldito mentiroso hipócrita como tú, siempre he hablado con la verdad, nadie que estuvo conmigo puede decir que yo le mentí o le di falsas esperanzas…

Salió dando un portazo dejándome helado con la acusación de la que me había hecho víctima.

  • ¿Esta todo bien? – Diana se asomo por las escaleras con Gabi en brazos.

  • Escuche gritos ¿Qué paso? – El Don salía de la cocina con una toalla en las manos y un biberón en la otra.

Gabi hizo unos pequeños sonidos y se movió en los brazos de Diana para luego ponerse a llorar.

Y fue ese simple acto el que cambiaria el rumbo de mi vida para siempre.

Había alguien que dependía de mi ahora, un pequeño ser que había perdido a su padre antes de conocerlo y a quien su madre había dejado hacia unas pocas horas.

El llanto de Gabriela puso todo en su lugar con una facilidad casi dolorosa y cualquier rastro de dudas se había disipado en cuanto ella tan enérgicamente había exigido atención.

Corrí a las escaleras y note que incluso el dolor de mis pies y mis manos era menos, la tome de los brazos de Diana y el Don nos alcanzó a medio camino.

  • La pequeña tiene hambre – movió el biberón frente a ella y esos pequeños brazos aletearon tan rápidamente que por un segundo temí que comenzara a volar.

Los días siguientes a ese están todos guardados en mi memoria, cada gesto, cada pequeño detalle de Gabi, el tiempo pasa tan rápido cuando tienes que aprender todo de una persona. Había vuelto al colegio, las horas se me hacían eternas para poder regresar a casa y estar con ella.

Mi Tío y Fabiana estaban igual de vueltos locos, había momentos incluso en los que parecía que la casa iba a estallar en una pelea por quien seria el siguiente en tener a Gabriela en sus manos, incluso un acto tan sencillo como cambiar un pañal o limpiar su barbilla nos tenia dejando cualquier cosa para acudir en su ayuda; aunque los que generalmente nos ganaban eran Diana o el Don, quienes contaban con más experiencia.

Leonardo me había rehuido todos los días en el salón o algo parecido, no me hablaba, pero siempre estaba pendiente de mí, incluso después de que mis heridas hubieran sanado completamente, el seguía caminando a mi lado, si veía que mi mochila pesaba mucho, el la tomaba, me regalaba algún dulce todos los días.

Pero no fue hasta el ultimo día de clases que se atrevió a hablarme, la ultima clase estaba por comenzar y justo cuando iba a entrar al salón, el me tomo la mano y jalo suavemente hacia el hasta que llegamos a la cafetería y nos sentamos en una pequeña mesa. Estábamos perdiendo la clase y aunque no era muy importante se sentía raro estar así, no pude evitar que viajar a aquella época en que le daba clases, sentados en esa biblioteca y buscando cualquier excusa para tocarnos, había pasado tanto tiempo que sentí que había sido en otra vida.

Tomo mis manos entre las suyas y acaricio mis palmas con sus pulgares.

  • Me voy a ir a Estados Unidos a Estudiar

Un punzante dolor que apareció y desapareció dejando la duda de si había sido real.

Forcé una sonrisa - ¿porque te decidiste? – lo miré a los ojos.

  • Medicina

Mi sonrisa se volvió real, pero fue pequeña y aunque la sentía, también sentía pena por su partida, dolor por lo que no había podido ser.

  • ¡Genial! Estoy seguro de que serás un gran medico

  • Aun no lo sé, pero lo voy a intentar

Apretó mis manos y las jalo más cerca de él, recargo su cabeza entre ellas y respiro profundamente.

  • Dime que me quede y lo hago – levanto la vista hacia mi

Esta vez el del suspiro fui yo

  • No puedo Leo, aunque quisiera, no es justo para ninguno

  • Dilo otra vez ¡por favor!

  • Mi vida es diferente ahora, lo sabes, no se si estoy listo, no se mucho de mi en estos momentos, ni he pensado lo que voy a hacer después de mañana

  • Eso no, di mi nombre otra vez, como antes

Mi sonrisa apareció otra vez junto con el dolor en mi pecho y la sensación de que mis ojos se comenzarían a llenar

  • Leo

Volvió a descansar su cabeza sobre nuestras manos unidas

  • Se siente tan bien – un suspiro grande y prolongado

Se mantuvo así durante algún tiempo mientras yo alternaba mi mirada entre él y el cielo

  • Eres el amor de mi vida Mario – dijo entre dientes y levanto la cabeza lentamente – siempre lo fuiste y creo que siempre lo serás.

Supongo que el también siempre sería el mío, solo que no había espacio en nuestras vidas para el otro; quise decírselo, pero no me atreví a dejar que las palabras salieran más allá de mis labios.

  • Se de ese Ian

  • Todos saben de Ian

  • Parece bueno

  • Lo es

  • También es afortunado

  • No creo que tanto, se fue

  • Que tonto entonces

Mi risa salió ligera

  • Creo que es inteligente

  • Yo soy inteligente

Lo mire con con una sonrisa y la ceja levantada

  • ¡Nha! Sabes que no, si lo fuera

El silencio se estrelló contra nosotros – palabras no pronunciadas pero entendidas.

  • ¿Cómo es ella?

Mi pecho se hincho con orgullo

  • ¡Hermosa! Tiene los ojos de mi hermano

La diversión en los ojos de Leo se esfumo y fui yo quien apretó sus manos esta vez

  • El estaría orgulloso de ti Mario

El cielo era azul y el sol iluminaba con fuerza

  • Eso espero

  • Ese Ian ¿te dejo?

El cambio de tema tranquilizo a mi mente de volver a épocas que, aunque hermosas, no dejaban de pesar por su ausencia.

  • Si

  • Va a volver

  • No se si sea bueno para él, no puedo darle lo que quiere

El sonido de la campana interrumpió nuestro momento y los dos suspiramos al mismo tiempo.

Miro su reloj y aunque lo reconocí, también dude

  • Nunca me lo quito – al parecer había leído mi mente – siempre esta conmigo, siempre has estado conmigo.

Estoy seguro de que estuve a punto de decir algo justo cuando sus labios tomaron los míos.

El beso fue suave en todo momento, dos viejos conocidos que se encontraban después de años y tomaban su tiempo para reconocerse el uno a otro.

Nos separamos lentamente, las manos de Leo en mis mejillas, la punta de nuestras narices rozándose suavemente.

  • Voy a volver – un susurro contra mis labios.

Mi única respuesta fue un suspiro.

Nos alejamos lentamente y regresamos por nuestras cosas al salón, el tomo mi mochila y me acompaño hasta la camioneta, abrió mi puerta y nuestras manos se rozaron cuando me devolvió la mochila, nos sonreímos y la puerta se cerró.

Cuando llegué a casa Gabi estaba sentada sobre una manta en el jardín con Marcos, me uní a ellos tan rápido como pude, feliz por ver sus ojos otra vez.

Si uno siente la necesidad de algo grande, de algo infinito, algo que le haga sentirse consciente de Dios, no necesita ir lejos para encontrarlo. Creo que veo algo más profundo, más infinito, más eterno que el océano en la expresión de los ojos de un bebé recién nacido cuando se levanta por la mañana y sonríe en su cuna porque el sol brilla.

Vicent Van Gogh