Golpe por Golpe XXXll. Desiciones

He leído muchas veces la misma historia, todas empiezan igual y la mayoría no tiene un final feliz, pero dime que fue lo que se hizo, se negó a reconocerlo, o te dejo por otra, tal vez... ¿te obligo?

Buenas, lamento mi tardanza, pero las heridas aun no cicatrizan, ademas de que el capitulo pasado no fue de lo mejor que he escrito, en este me he esforzado mas, espero que sea de su agrado, es otro de mis especiales.

Lamento no haber respondido sus mails como solia hacerlo, pero ya regrese de vacaciones, asi que supongo que las energias volveran a mi y les regresare el mismo empeño que acostumbraba antes de que todo esto pasara... igual creanme que sus mail y comentarios siempre me animan a contiunuar escribiendo.

De verdad gracias a ustedes es que sigo adelante,espero leer pronto sus opiniones y esta vez prometo responder como siempre.

Muchas gracias poor todo, hasta pronto.

POR CIERTO ESTE CAPITULO ES DEDICADO A UNA DE MIS AUTORAS PREFERIDAS, SU HISTORIA FUE LA QUE ME ANIMO A ESCRIBIR Y GRACIAS A ELLA TAMBIEN FUE QUE NO CAI EN DEPRESION DESPUES DE LO SUCEDIDO... aliliah112, MUCHAS GRACIAS POR TODO, PERO SOBRETODO POR PRESTARME A TUS PERSONAJES, ESPERO HABERLES HECHO JUSTICIA. KISS

La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía.

(Gandhi)

La foto ya estaba muy desgastada, y una vez más tuve que sacarla de mi cartera para mostrársela a Gaby, desde hace 5 meses que aprendió a hablar, no deja de decir Papá y cada que lo dice entiendo que es señal de que desea, le hable de él.

Agradezco estos momentos, porque gracias a eso, mantengo intacto su recuerdo en mi memoria, cada que veo los ojos de mi pequeña, es como si lo tuviera de nuevo frente a mí, tienen el mismo brillo en la mirada, ese brillo que hizo que me enamorara de él.

Por si aún no lo descubren, yo soy Casandra, o lo que queda de ella. Han pasado muchas cosas en mi vida desde que...

Ya lo saben ¿no?, bueno para que me entienda, creo que debo empezar a contarles lo que paso con mi vida desde que Guillermo salió corriendo en busca de su hermano.

Me dejo tirada en el piso y se echó a correr después de escuchar mi confesión.

Salí de esa casa con la esperanza de que algún día me perdonaría, todo el trayecto a mi casa estuve llorando e incluso cuando entre a mi habitación no deje de planear el discurso perfecto, le diría que lo amaba, que mi vida había cambiado desde que el entro, le diría que cuando pienso en el mi mundo se volvía perfecto y me olvidaba de mi cruel y dura realidad; y es que aunque aparentara que mi vida era perfecta, la realidad era que mi casa era un castillo de naipes y yo solo esperaba el momento en que se desmoronaría sobre mi cabeza.

Mis papas vivían en una pelea constante y yo no podía más que hacer oídos sordos a los gritos de mi padre y fingía no ver los moretones con los que amanecía mi madre.

Durante toda la noche, no pude conciliar el sueño, no dejaba de imaginar todo lo que habría pasado, intente llamar varias veces a Guille, pero entendí que no debía, por dentro rezaba para que los planes de Rósela se hubieran frustrado, pero en el fondo sabía que no podía haber pasado, solo esperaba que el también lograra perdonarme, nunca quise hacerle daño; es solo que Rósela era la única que conocía todo sobre mi, la que solía prestarme ropa y dejarme quedar en su casa cuando las peleas eran insoportables, acepte participar en su plan y seducir a Guillermo solo por agradecimiento y por una enfermiza lealtad. Solo que fue inevitable no enamorarme de él, era muy atractivo y además cariñoso, educado, amable, nunca me había sentido tan cómoda y tan querida, la calidez de sus manos me transportaba siempre a un paraíso donde solo existíamos él y yo.

En un momento tuve miedo de que ese sueño que vivía a su lado se terminara y por eso hable con Mario le pedí perdón, era consciente de que le había hecho mucho daño aun antes de conocer a Rósela, pero esperaba no haber causado una herida profunda; cuando escuchaba a Guille hablar de su hermano una sonrisa siempre aparecía en mi rostro porque todo en el cambiaba, sus gestos, sus movimientos e incluso ese brillo en sus ojos se intensificaba. Me lleve una agradable sorpresa cuando escuche pronunciar esas palabras a Mario

  • ya no sigas, lo pasado... pasado, por mí no tienes que preocuparte, a mí, me basta con ver en los ojos de mi hermano, lo feliz que es estando a tu lado.

Al siguiente día hable con Rósela, le confesé mis sentimientos y le dije que no estaba dispuesta a seguir con eso. Me amenazo con hablar con Guillermo, con destruir mi vida social e incluso con denunciar a mi padre, pero nada me importaba, yo estaba convencida, por fin tenía algo bueno en mi vida y no pensaba echarlo a perder.

El resto de los días los llevo tatuados en mi corazón, nunca hasta ese entonces había sido tan feliz, tenía un novio al que amaba y que me amaba con igual o mayor intensidad, mi relación con Mario había dado un giro de 180° era una persona tan sensible, tal alegre, se daba a querer, lamente todo el tiempo perdido, pero agradecía que me hubiera dado esa oportunidad de conocerlo y de quererlo a él y a su familia.

Mi distanciamiento de Rósela era evidente para todos, por que deje de preocuparme por lo que dirían y empecé a dejarme ver con mi novio en público, mi novio... qué bonito sonaba decirlo, pero era aún mejor, imaginar un futuro a su lado era lo que me daba fuerzas para levantarme todos los días. Durante días nadie mi vida fue perfecta, mas no hubiera imaginado que solo era la calma antes de la tormenta.

Miraba a Rósela todos los días, varias veces intente acercarme, después de todo era mi amiga y no me gustaba verla sola, lamentablemente era muy orgullosa y siempre que me veía ir hacia donde estaba, se alejaba más.

La fiesta en casa de Damián era el evento del año, incluso Guillermo y Mario fueron invitados, prueba irrefutable de que las cosas en la escuela mejoraban, yo estaba muy emocionada, hace semanas que había elegido el vestido que me pondría, pero basto que Guille me comentara que no confiaba en que esa invitación fuera sincera, para desechar la idea de ir, empecé a planear que haríamos.

En eso estaba cuando me encontré con León en el centro comercial y a pesar de que no hablábamos desde hace mucho, me saludo bastante efusivo, a mí me alegro saber que no estaba en mi contra por andar con Guillermo, caminamos hasta la zona de comida y me invito un helado, nos sentamos a platicar, él estaba muy nervioso y después de recordar algunas anécdotas

  • Tú me quieres decir algo, ¿Qué es?

  • Cas, tu... ¿sabes lo que planea Rósela?

  • ¡No!, hace tiempo que ella y yo no hablamos

  • Ósea que, ¿es verdad que tu estas enamorada del adop... de Guillermo?

  • Si

  • ¡Ya!

  • Algo pasa Leo, porque no me lo dices, ¿a qué te refieres con lo que planea Rósela?

  • Ya... pues

León estaba muy nervioso, sus manos no dejaban de estrujar la servilleta

- Pues, veras, tu sabes lo que me pidió Rósela y después de lo que paso con el trabajo del profesor Héctor, pues, Mario me ha estado ayudando y no solo con esa materia

Hace algunos días que había notado que León había cambiado, ya no molestaba a Mario y no solo eso, si no que prestaba más atención a las clases y en algunas ocasiones alzaba la mano para contestar y aparte respondía acertadamente. Con esa confesión fue que entendí todo y entendí aún más cuando me percate que no me miraba a la cara

- Sabes, yo le debo mucho a Mario, ya me cae bien y... bueno, los dos conocemos a Rósela, está planeando vengarse de él, algo piensa hacerle en la fiesta y yo

La historia de León tenia demasiadas lagunas, pero lo entendía, sus palabras y el tono en el que se expresaba. A él le había ocurrido como a mí con Guille y la verdad no me extrañaba, Mario era un ser tan puro que terminaba ganándose a todo el que lo conocía.

  • ¿Crees poder hacer algo?

Esa última frase me la dijo viéndome a los ojos y estos brillaba de desesperación y miedo, fue lo último que necesite para entender que León se había enamorado de Mario, me sentí muy extraña sabiendo eso, pero no temía por mi cuñado, la actitud de León me hizo ver que él lo protegería y que cuando estuvieran listos, compartirían sus sentimientos conmigo, con Guille y tal vez con el mundo.

- No te preocupes, Guille desconfía mucho y no quiere que vayamos a esa fiesta y pues, con esto que me dices, entiendo que tiene razón

  • ¿de verdad?

La expresión en el rostro de León cambio en un par de segundos, no pudo evitar una sonrisa de satisfacción

  • Si, es verdad, de hecho por eso vine aquí, pensaba comprar unas películas cuando te encontré. Puedes estar tranquilo, que los planes de Ro no van a funcionar.

  • ¡Uff!, qué bueno, pero, qué tal si cambian de opinión y deciden ir

  • Eso es algo que dudo, mi Guille no es de los que cambien de opinión, pero si eso llegara a pasar, descuida que yo me encargo de que no vayamos

La sonrisa no se borró del rostro de Guille, nos despedimos con un beso y cada quien siguió su camino

Estaba muy tranquila y jamás pensé que las cosas terminaran así, estaba segura de que...

Cuando llegue a casa de ellos... llegue emocionada, Mario y yo éramos románticos por naturaleza, fue por eso que decidí compras Moulin Rouge, Cuatro Bodas y un Funeral, Dulce Noviembre y Desayuno con Diamantes; pensé en comprar una de acción para Guillermo, pero me deshice de esa idea, después de todo por mayoría de votos veríamos alguna de las que elegí, si lo sé, eso era injusto, pero desde que Mario y yo nos llevábamos tan bien, siempre hacíamos complots contra Guille y el siempre terminaba cediendo, sabíamos que él nos quería y nos aprovechábamos de eso.

Imaginaran mi sorpresa al no descubrir a Mario en su habitación, al principio pensé que estaría en el balcón, en el jardín, en el despacho, pero poco a poco fui descartando cada uno de los lugares, hasta que me encontré con Diana y me confirmo mi más grande temor, la piel se me erizó y mi corazón comenzó a latir deprisa, corrí hasta la habitación de Guille

  • ¿Qué pasa amor?, estas pálida, ¿¡encontraste a Mario!?

  • Yo... lo busque, pero dice Diana, que... que se ha ido a la fiesta

  • ¿Qué  pasa?, porque estas así... Me estas poniendo nervioso, dime qué te pasa

  • ... Tenemos que ir por tu hermano, es posible que todavía lo encontremos camino a la fiesta

  • ¿Qué pasa?

  • Lo voy a llamar, si eso, aún estoy a tiempo...

Los nervios, el miedo, la frustración, todo me gano y no pensé solo empecé a hablar, no sabía lo que decía las palabras solo salían de mi boca y reaccione hasta que me vi en el piso

  • Discúlpame amor, yo no sabía... lo siento

La cara de Guillermo estaba descompuesta, veía mucho temor en sus ojos, intentaba controlarse, pero en eso se quedaban, en intentos; nunca lo había visto así

  • Tranquilízate, explícame de que hablas, me estas poniendo más nervioso

  • Ya da igual lo que pase, lo importante es salvar a Mario

Y de nuevo las palabras empezaron a salir de mi boca, solo que ahora si era consciente de lo que decía, y más consiente aun de las posibles consecuencias

  • Perdóname mi vida, pero yo... yo acepte participar en esto antes de conocerte y enamorarme de ti, yo, no sabía que me encariñaría tanto contigo y con tu hermano, Rósela me pidió que me convirtiera en tu novia solo para mantenerte alejado de Mario y que no estuvieras tu para evitar que león lo engatusara; yo te amo, no sabía que todo esto llegaría tan lejos

Esta vez era yo quien no podía mirar a la cara, temía encontrarme con sus ojos llenos de odio

El tono en su voz se hacía cada vez más grave y comenzaba a gritarme

  • ¿Que quiere Rósela con Mario?

  • No lo sé, solo sé que le tiene preparada una broma en la fiesta, por eso los invitaron, ella quiere vengarse de Mario por haberla hecho quedar en ridículo

Fue el último momento en el que lo vi, solo pude sentir sus pasos alejándose de mí y dejándome tirada en el piso. Hoy después de tanto tiempo, no dejo de llorar cada que vienen a mi mente las palabras del Don cuando me llamo para avisarme, palabra por palabra, llevo grabadas a fuego cada una de las letras que me dijo

  • Señorita Casandra, solo le hablo para avisarle que el joven San Román y los señores fallecieron ayer

Sentí una presión en el pecho y estúpidamente pregunte

  • Guillermo está bien

  • Señorita...

El silencio duro horas, días, meses,

  • Los señores sufrieron un accidente automovilístico, era el joven Guillermo quien viajaba con ellos

Un hueco se abrió en mi estómago y un grito escapo de mi boca, después otro y otro más, hasta que mis padres llegaron a auxiliarme, fue la primera vez en mucho tiempo y la ultima que los vi juntos, apoyándome, limpiando mis lágrimas, el funeral fue al siguiente día, mis padres me prohibieron ir, pero extrañamente los convencí de que no iba a ir al funeral, si no de que me encontraría con Rósela para ir al centro comercial, tuve que vestirme normal, tuve que ahogar mi dolor y fingir una sonrisa, pero al final me presente a darme un último adiós al primer y único amor de mi vida.

Este pudo ser el final de mi historia, sin embargo fue el comienzo de un capítulo más, unos días después del funeral empecé a sentirme mal, no estaba segura, pero si intuía lo que podía estarme pasando y una pequeña prueba practicada clandestinamente en el baño de un centro comercial, me dio la razón. Sentí una alegría tremenda, pero también una enorme desolación y ahí, frente al espejo de aquel centro comercial repase toda mi historia con Guille, me había dejado una parte de él, un motivo para seguir adelante, me seque las lágrimas y camine a mi casa, paso por paso, planee, detalle cada cosas que le diría... mi mamá y yo nos iríamos lejos, yo tenía ahorros y eso no serviría para establecernos, rentar algo pequeño, podría vender todas mis cosas y después buscar un trabajo, mamá y yo nos alejaríamos de tanto dolor e iniciaríamos una nueva vida juntas con mi bebe.

Pero ella no tuvo el valor, eligió a mi padre, lo escogió a él incluso después de que el me golpeara salvajemente, ella no hizo un solo intento por defenderme mientras él me azotaba la espalda con el cinturón que yo le había regalado el pasado día del padre, y ahí, tirada en el piso de mi cuarto, rezando por que se cansara de golpearme y cubriendo mi estómago con mis brazos, me resigne a que mi ciclo aquí había terminado, en esa casa nunca había tenido nada, así que nada me dolía dejar.

Al siguiente día, salí de mi casa tan temprano como pude, pase a despedirme de Guille y emprendí mi camino sin volverme una sola vez a mirar atrás, sabía que lo que hacía estaba bien.

Tome un camión a Querétaro, estaba segura de que el me ayudaría, hace unos meses que no hablábamos, pero Santy y yo nos teníamos un cariño especial, nos conocimos cuando pequeños, ambos tomábamos clases de Natación; hace algunos años él se fue de la Ciudad de México, ahora vivía en Querétaro, podría decirse que ha sido el único amigo sincero que he tenido, el conocía todos mis problemas, en una ocasión, mientras sosteníamos una conversación por cámara, entro mi Padre a mi cuarto y comenzó a insultarme, desde esa vez Santiago me invito a vivir a su casa, pero hasta ahora, no había tenido nunca el valor de aceptar su propuesta.

Llegue a la terminal de Querétaro y le marque desde ahí, el llego por mi dos horas después de esa llamada, me invito a cenar y nos pusimos al tanto de nuestras vidas, el sabia de Guillermo pues los únicos meses en que nuestra comunicación disminuyo fueron mientras fui su novia, Santy moría por conocer a el hombre que según sus propias palabras, podía separarme de él y tan irónica es la vida que el que termino muriendo fue Guillermin, ¡JA!

Estaba muy cansada por el viaje en camión y ni me había dado cuenta que no había comido en todo el día, pude haberme calentado algo antes de salir, pero quería iniciar libre de cualquier recuerdo de esa vida que consideraba pasada.

Subí al carro con Santy, me llevo a su casa en Tequisquiapan, en el trayecto me quede dormida, hasta que me despertó la señora Julia, era la abuela de Santiago, una mujer madura, elegante, su cabello castaño estaba recogido en una coleta perfectamente estirada hacia atrás, sus manos eran manos delicadas, dedos delgados con uñas pintadas de un rosa claro.

  • Pasa hija, ¡bienvenida!

Aquella señora tenía una mirada muy serena, acariciaba con la vista.

Santy bajo la maleta del carro mientras la señora me guiaba hasta un salón decorado con muebles que parecía muy antiguos, me indico donde sentarme y ella se colocó frente a mí.

Las cortinas color lavanda de esa casa hacían un contraste hermoso con los muebles, parecía una casa de sueño, la decoración de remontaba a una época pasada, donde todo era perfecto, más romántico, más feliz, más simple... daba la sensación de que las paredes susurraban una historia, un recuerdo lejano pero intenso.

  • Mucho gusto Casandra, he escuchado hablar bastante de ti en las últimas horas, mi niño guarda un recuerdo muy hermoso de ti.

Las manos me sudaban, estar frente a esa mujer me hacía sentir extraña, se encontraba frente a mí, perfectamente erguida, con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas, sus mirada me traspasaba, buscaba en mi interior y eso hacía que me sudaran las manos.

  • Las amistades que sobreviven al tiempo y a la lejanía son las más fuertes y solo los valientes se atreven a luchar por mantener los recuerdos intactos en el corazón

  • Yo, quiero mucho a Santy

  • Y el a ti pequeña, de no hacerlo nunca te habría invitado a la casa

  • ¿Puedo saber que te ha traído hasta acá?, tengo entendido que la invitación que te hizo mi nieto fue hace bastante tiempo, ¿qué fue lo que al fin hizo que te decidieras?

Un escalofrió me recorrió la espalda, no sabía que decir, ni siquiera Santiago conocía el motivo de mi visita, tenía miedo a la reacción que tuvieran

  • Ya veo, así que ese es el motivo, ¡lo imagine!, siempre es la misma historia, siempre la misma mirada

No entendía que es lo que pasaba

  • ¿Perdón?

  • Tus manos, en cuanto te hice la pregunte, cubriste tu estomago con tus manos, eso solo lo hace una madre cuando teme por la seguridad de su hijo

  • Yo, puedo explicarlo, si desea puedo retirarme ¿solo podrían indicarme donde hay un hotel modesto?

Me levante de la silla y me dirigí a la salida, la mirada de Santy era de tristeza

  • He leído muchas veces la misma historia, todas empiezan igual y la mayoría no tiene un final feliz, pero dime que fue lo que se hizo, se negó a reconocerlo, o te dejo por otra, tal vez... ¿te obligo?

  • ¡No!

Aquel grito escapo de mi boca sin que yo me arrepintiera de no haberlo detenido

  • Vaya, esto sí que es nuevo, una niña embarazada que defiende al hombre que ha roto su corazón y la ha dejado a la deriva

Yo no pensaba permitir que nadie manchara su nombre, no permitiría que tocaran su recuerdo

  • El no, él nunca me hubiera hecho daño

Las lágrimas empezaron a salir de mis ojos por que los recuerdos y la sensación de lo que pudo ser y no fue, llenaron mi corazón de una terrible presión

  • Él se murió antes de saber nada

Pensé en echarme a correr, pero antes de que eso pasara, sentí como los brazos de Santy me rodeaban. Cuando el dolor disminuyo fue que ella volvió a dirigirse a mí

  • Lo lamento, nunca fue mi intención, es solo que, los años nos vuelven duras, creemos que el tiempo nos vuelve sabias y a veces es cierto, pero también nos vuelven ciegas, pensamos que conocemos todas las respuestas. Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras

Se levantó de la silla

  • Ahora si me permiten, tengo varios asuntos pendientes

Los meses pasaron muy rápido, conseguí trabajo en aquella casa como la secretaria personal de la señora Julia, contestaba sus llamadas, llevaba su agenda, pagaba sus tarjetas; me di cuenta que los negocios que se manejaban en aquella casa, no eran muy limpios como parecieran, pero a mí me trataban bien; conforme pasaba el tiempo y mi estómago crecía, Santiago se emocionaba, decía que su sobrino se parecería a él y la señora Julia me daba consejos y me contaba sobre su embarazo y como eran las cosas entonces, ella y todas las chicas que trabajaban con ella, se mantenían al pendiente de mí.

Mi embarazo ocurrió sin contratiempo, fue una hermosa niña y le puse Gabriela, en cuanto la pusieron en mis brazos, mi mundo se llenó de luz, sus ojos brillaban, eran los mismos ojos que tenía su padre y me miraban con la misma ternura que Guillermo lo hacía, incluso una sonrisa se dibujó en su rostro de recién nacida, sonrisa que llevo grabada en mis poros, la misma sonrisa que hoy me hace reunir todas mis fuerzas para contarles lo que paso después.

Después de mi cuarentena regrese a trabajar, Santy  empezó a estar raro y después de mucho interrogatorio, me entere que él se iría a estudiar a Villahermosa, no quería dejarme y tenía miedo porque era un internado militar, sin embargo no tenia de otra, la señora Julia la mayor parte del tiempo era dulce y educada, pero cuando se lo proponía, lograba ser una mujer dura que no se retractaba nunca en las decisiones que tomaba y Santiago no tuvo otra opción que irse de Tequisquiapan... prometió que estaríamos en contacto, pero las reglas del internado eran claras y no pudimos hablar en mucho tiempo

Sin él, las cosas se me complicaron.

En una ocasión llego un tal Robín, su acento era extraño, su mirada parecía vacía, era muy guapo, pero su belleza era fría como una estatua de mármol, aunque su creador se esfuerce por transmitir un sentimiento, el material es duro, ese hombre siempre hablaba con ironía, excepto cuando se sentaba a la alberca, en esas ocasiones y solo durante solo unos instantes, su mirada de gato irradiaba mucha melancolía, a veces dolor y otras decepción.

En una ocasión me descubrió mirándolo, se dio cuenta de que lo había descubierto y camino lleno de rabia hasta a mí, yo me quede paralizada, era la misma mirada que tenía mi padre cuando golpeaba a mi mamá, estaba segura que me golpearía, por eso me sorprendí tanto cuando unió sus labios con los míos, su lengua se abrió paso para tocar la mía y justo en el momento en que se rozaron, lo empuje tan fuerte como pude, pero el regreso a mí con más fuerza que antes, me jalo por el cabello y empezó a besar mi cuello, mis gritos de desesperación eran fuertes, pero nadie en la casa siquiera intento ayudarme, el me jalo hasta una de las habitaciones, me empujo sobre la cama

  • Nunca me habían mirado así

El llanto solo escapaba de mi boca, me levante de la cama y corrí hasta la puerta, pero él fue más rápido que yo y con una mano me regreso a la posición en la que estaba antes, mientras que con la otra mano desabrochaba sus jeans, supe que no tenis escapatoria, cuando se lanzó sobre mí y como una fiera salvaje rasgo con sus manos mi blusa, forcejeamos en mi intento por defenderme de ese felino rabioso, pero solo logre darle la oportunidad para romper mi falda y obligarme a dar la vuelta, sus manos recorrían todo mi cuerpo no podía ver su cara, pero sentí como saltaron los botones y su aliento chocaba contra mi nuca provocándome un escalofrió, mordía mi espalda y sus manos apretaban mi piel con fuerza. Arranco mi ropa interior y en cuestión de segundos se coló dentro de mí, cubrió mi mano con su boca y empezó a moverse con furia, adentro afuera, adentro afuera, mis lágrimas se hacían cada vez menos al mismo tiempo que sus arremetidas se intensificaban, lo sentí acabar dentro de mí y pensé para mis adentros que el tormento había terminado, que se saldría del cuarto y me dejaría a solas con mis recuerdos con mis dolores, con mi suciedad y mi tristeza.

Pero lo que paso fue que él se quedó arriba de mí, callado, respirando suavemente; unas gotas de agua empezaron a resbalar por mi cuello y descubrí que lloraba, reprimía sus sollozos, pero no podía evitar que las lagrimas brotaran de sus ojos, lo odiaba por lo que me había hecho, pero recordé aquella mirada que tenía en la alberca y aunque no lo perdone entendía que llevaba una pena muy honda en el alma, suspire profundamente y lo deje ahí sobre mí que desahogara sus penas, no era quien para juzgarlo, yo también había hecho mucho daño y cada que lo recordaba, me dolía, me daba miedo pensar que mis malas acciones las pudiera pagar Gaby, mi pequeña Gabriela, no supe en que momento empezó, pero me sorprendí apretando con suavidad la mano de Robín.

Después de varios minutos el sueño me empezó a vencer, sentí como Robín se levantaba de encima mío, quitado suavemente su mano de debajo de la mía, pensó que estaba dormida y sentí como me cubrió con una sábana, comenzó a arreglarse la ropa y se detuvo frente al tocador, después de un rato se salió de la habitación y tan pronto escuche cerró la puerta, yo abrí los ojos; me acomode como pude la ropa y fui corriendo a ver a mi niña, estaba tan tranquila, me pareció que soñaba, por que tenía tremenda sonrisa en el rostro, me vino una idea fugaz de que estaría soñando con su padre y en silencio, le pedí a Guillermo que desde el cielo velara por nosotras.

Al día siguiente me desperté tenía varios moretones y rasguños en el cuerpo, pero tenía que trabajar, me cubrí con mangas largas, y bastante maquillaje, y mientras me maquillaba, no pude evitar pensar en mi madre, en lo que estaría pasando y en que al final terminamos iguales, ocultando nuestro dolor debajo de una capa de maquillaje por miedo a perder, ella a su hombre y yo mi trabajo, sin embargo, algo nos diferenciaba, yo jamás permitiría que alguien tocara a mi hija.

Baje a revisar la casa, las chicas aun no despertaban, me tope de frente con Robín que iba rumbo a la alberca, no supe lo que pensaba, ni me interesaba, seguí mi camino al despacho, donde debía confirmar varias citas y sobre la mesa me encontré una tarjeta sobre un fajo de dólares, revise la tarjeta y leí con cuidado, solo unos garabatos, Gracias por tu lastima...

Tome el dinero y empecé a hacer mis llamadas, Robín duro dos días más y antes de irse, me busco, se quedó viendo a mis ojos, perdido dentro de ellos, yo le sostuve la mirada, y me sorprendió lo que vi dentro de ellos, una soledad infinitiva, tan profunda que me dolió verla, pero enseguida apareció el cinismo para cubrirla y no pude menos que reírme y seguir de nuevo mi camino.

El dinero lo ocupe para viajar a la ciudad, quería que mi hija supiera quien fue su padre, desde entonces procuro volver seguido a poner flores en su tumba y a limpiar la de sus padres, me he hecho amiga del señor que vigila el lugar y cada que lo veo me pongo a platicar un rato con él, me recuerda a el chofer de Guillermo.

En una de tantas platicas me dijo que nadie aparte de mi visitaba las tumbas, el señor supone que soy hija y hermana de quienes están ahí, a veces me parece que le hace ilusión pensar eso, así que nunca me he tomado la molestia de sacarlo de su error, siempre se concentra en mí y parece que no se da cuenta de que mi hija está conmigo, al final de nuestras conversaciones, solo se me queda viendo, sonríe y me extiende la mano.

- Vuelva pronto señorita, y descuide, que yo los cuido

Siempre regreso, bueno, llevo algún tiempo sin ir...

Hace tiempo que pienso en Mario, no sé qué ha pasado con él, salí huyendo de la ciudad y no he tenido contacto con nadie, eso me ayuda a callar mi consciencia, me gusta pensar que el está bien, aunque en el fondo estoy seguro que debe estar destruido, nunca supe por que no fue al funeral, pienso que me odia y... bueno, no lo culpo, yo también me odio a veces, es solo que él era tan importante para Guillermo, que me duele pensar en que mi hija no lo conozca.

Un par de veces me pareció verlo en la televisión, pero me saque esa idea de la cabeza cuando vi que la persona de la que hablaban las revistas, era un famoso modelo llamado Alexander, lo apodaban la fiera de la pasarela y hablaban mil cosas sobre él, casi nada bueno, solo escándalos y excesos.

Pasaron varios días hasta el cumpleaños de Franky, un matón a sueldo que gozaba del apoyo de los políticos y empresarios más importantes del país, había solicitado ciento cincuenta chicas.

La señora Julia tenía una cita muy importante por lo que me dejo a cargo a mí de la situación, montamos a las chicas en grupos de veinticinco, cambiarían los turnos en cada dos horas.

Yo esperaba en la carretera e iba a recogerlas cada dos horas para asegurarme de que estuvieran todas en perfectas condiciones; según me dijo la señora Julia, estas fiestas tan grandes solían salirse de control muy seguido, es por eso que yo debía tener cuidado y me mandaron un dispositivo de protección además de haberme dado varios consejos, entre ellos, no acercarme demasiado a la fiesta y no alejarme de lo guardaespaldas.

Pasadas las 3 de la mañana llego una camioneta, no alcance a ver quién venia dentro, pero reconocí al chofer de Paulo, el hijo menor de un conocido capo, su hermano mayor era un asiduo cliente de la casa hasta hace unos meses, al parecer lo habían mandado al extranjero; el país era enorme, pero el circulo en el que me manejaba era bastante reducido

Me hubiera imaginado todo, menos eso, cuando fui por el quinto grupo los vi juntos, al principio pensé que era solo ideas mías, pero era ella, era Rósela y estaba acompañada de él; las chicas llegaron un par de ellas estaban golpeadas, nada serio por suerte y en cuanto entraron a los carros, deje a las ultimas, cada una llevaba un frasco diminuto, a esta hora ellas eran las que corrían más peligro, las drogas y el alcohol se había vuelto incontenibles en los cuerpos de esos patanes, y el noventa por ciento de ellos eran violentos y con acceso a armas, estas últimas mujeres eran las más caras y no solo por ser las más hermosas, si no por que habían sido instruidas por doña Julia en persona, sabían cómo reaccionar en cualquier tipo de emergencia, sabían defenderse y no se dejaban paralizar por el miedo.

Alrededor de las ocho de la mañana la fiesta había acabado, mis últimas veinticinco chicas había regresado sanas y salvas, y juntas volvíamos a casa casi como habíamos salido de ella, quizás con más dinero y bastante más cansadas. Y yo... yo regresaba con una terrible incertidumbre y con la culpa brotando de nueva cuenta en mi interior

Google es una excelente herramienta y gracias a su buen uso es que descubrí que esa terrible fiera, tan salvaje y arrogante, era el, el hermano de esta pequeña que tenía frente a mí succionando con fuerza la leche.

Unos días después descubrí que Mario el chico dulce e inocente que recordaba hace tiempo que había desaparecido, me dolió pensar que había muerto junto con el resto de su familia, pero esa era la verdad, el murió y apareció ese extraño ser que tenía enfrente, era la fiesta de bienvenida de Paulo el mismo me había invitado a mí y a las otras chicas, no deseaba ir, pero la señora Julia me convenció de ir, había pasado por muchas cosas en esos últimos días y necesitaba escapar un poco de tanta presión, igual en esta fiesta no correríamos peligro pues era solo de jóvenes y algunos adolecentes, la fiesta duro todo un fin de semana era mucha gente y fue ahí que los vi, bailando los tres juntos Paulo, Rósela y ese ente que se movía al compás de su propio ritmo, fui hasta el, lo mire a los ojos, pareció reconocerme e incluso un brillo en su mirada me dio la esperanza de que Mario aún vivía dentro de ese cuerpo estilizado, pensé que el odio en su mirada me fulminaría, pero solo vi un terrible vació, acto seguido Paulo apareció detrás de él y se lo llevo lentamente...

No supe exactamente qué fue lo que sentí en ese momento, pero ahora, mientras escribo esto y espero a que mi vuelo llegue, entiendo, se la razón por la que todo esto ha pasado, tengo miedo, pero estoy segura de que por algo pasan las cosas y que Guillermo estaría de acuerdo con mi elección.

La vida es un eterno no saber, cambiar, aprovechar y sacar lo mejor de cada momento, sin saber que pasará a continuación.

(Gilda Radner)