Golpe por Golpe. XXVlll Una Mirada al Pasado.

¿Has escuchado de la teoría? de que los Homófonos, lo son, porque en el fondo son gays que no se animan a salir del armario.

La mayoría de nuestras equivocaciones en la vida nacen de que cuando debemos pensar, sentimos, y cuando debemos sentir, pensamos.

John Churton Collins

Una noche más despierto y es que desde que lo conocí mi vida nunca volvió a ser la misma.

Mi nombre es Leonardo, pero ustedes deben conocerme como León, siempre me han llamado así... pero sinceramente nunca me he sentido cómodo con ese sobrenombre.

Me gustaba cuando él me llamaba Leo.

No puedo decir que los errores que he cometido son por que sea víctima de una familia disfuncional, la verdad es que mis padres son asombrosos.

Su historia es de cuento, nunca me cansare de escuchar cómo es que mis padres se conocieron desde que tenían cinco años mi papá y seis mi mamá, eran vecinos, juntos fueron a la primaria por primera vez y nunca se han separado, fueron amigos, novios y me enorgullece decir que nunca han dejado de serlo, incluso después de habernos tenido a mi hermano y a mí.

Mi hermano... ¡cielos!, hace tanto que no hablo con él.

Mi hermano se llama Luis y es dos años mayor que yo, somos polos completamente opuestos, el a pesar de ser el mayor es más bajo de estatura que yo y de piel blanca como la leche, sus labios son tan delgados que parece no tener, sus ojos son de color aceituna a diferencia de los míos que son negros. No solo nuestra apariencia nos diferencia, también nuestro carácter, el siempre ha sido el típico niño estudioso y yo, digamos que yo tengo demasiada energía; en la primaria siempre mandaban llamar a mamá por mi culpa, lo único que nunca entendí, es porque tenían que sacar a mi hermano de su salón a que viera como me castigaban, no soportaba que mi hermano estuviera y el siempre me las pagaba en la casa.

Solía perseguirlo por toda la sala y el comedor hasta que pasaban dos cosas, o lo alcanzaba y le daba un par de golpes o con los gritos de mi hermano mi mamá llegaba a detenerme y salvarlo.

A pesar de todas nuestras peleas, la mayoría de las veces era yo el que lo defendía de todos los que se querían aprovechar de él y él era el que encubría todas mis travesuras, en alguna ocasión fue capaz de sacrificar todos sus ahorros para comparar el vidrio de una casa vecina que yo había roto jugando con un balón.

Mi papá es médico y no es por presumir, pero es de los mejores, por lo mismo mi familia y yo nos mudábamos constantemente, eso aunado a mi poco interés en los estudios me hicieron repetir dos años de la primaria.

Hace cinco años mi padre empezó a perder la visión de sus ojos y decidió que por seguridad de los pacientes ya no ejercería como cirujano, fue un golpe muy duro para él, pero siempre fue un hombre muy fuerte y encontró trabajo aquí en la Ciudad de México, gracias a eso pudimos establecernos permanentemente en un lugar.

A mí me inscribieron a tercero de secundaria y a Luis segundo de preparatoria.

Fue en ese momento que mi vida dio un vuelco, la primera persona que conocí fue a la maestra Pilar, entro al salón acompañada del típico friki, no me hubiera resultado extraño en otro momento, de no ser porque ese niño aparte de verse demasiado delicado, tenía algo en la mirada, en cuanto lo vi, un destello de luz me cegó, supuse que era cuestión de sus enormes lentes, se veía bastante ridículo con ellos, cubrían la mitad de su cara; lo primero que hice fue pararme frente al pizarrón para presentarme y me sorprendió ver que una chava de cabello rubio y ojos azules se levantaba al mismo tiempo que yo y se colocaba a mi lado, como es natural me quede con la boca abierta, segundos después me entere que se llamaba Rósela.

El año podría decirse que paso tranquilo, me convertí en el líder del salón, nada fuera de lo normal.

Sin embargo fue el primer día de clases en la preparatoria que las cosas de verdad cambiaron, la primera clase fue con el profesor Héctor, al que su fama lo precedía, según los rumores era el maestro más tranquilo de todo el instituto, yo estaba sentado al lado de Rósela, había decidido que este sería mi año y que lograría que fuera mi novia.

El maestro empezó a hablarnos de su manera de evaluar, cuando un chavo entro sin tocar la puerta, el profesor lo hizo presentarse frente a nosotros y explicar cuál era el motivo de su retardo, según dijo se llamaba Guillermo no se que, era nuevo en el colegio y había tropezado con alguien en el patio. El profesor no pareció creerle. Justo cuando estaban por regañarlo, alguien toco la puerta, era el mariquita del colegio, pensé que después de como lo tratábamos el año pasado se había cambiado de escuela o algo así, pero no, ahí lo tenía, frente a mí y diciendo que él también se había tropezado con alguien.

Y era más que obvio que no lo regañarían, era el favorito de todos los maestros, me daba asco saber que si cualquiera hubiera llegado a esta hora seguramente no se hubiera salvado de una buena amonestación pública, pero claro, como se trataba de Marita el profesor lo dejo pasar. Incluso vi como le habían guiñado el ojo.

Lo deje pasar, después de todo y para variar ser el preferido esta vez había servido para ayudar al chico nuevo.

Me repugnaba ese niño bueno, su manera de hablar, ¿Cómo alguien podía ser tan nena?, siempre derechito en la silla y mirando hacia el frente; mi hermano era igual, sumamente estudioso, pero no era para nada afeminado, en cambio ese, con su pose de niño perfecto me enfermaba, algo en el me hacia hervir la sangre y es que nunca me había considerado homofóbico, pero el...

No pude aguantarme más y arranque una hoja de mi cuaderno para arrojársela a la cabeza y que ese supiera que pagaría por haber vuelto a la escuela.

Lo malo fue que después de ver como la bola de papel se estampaba contra su cabeza, él ni se inmuto, no se sobo la cabeza, ni siquiera se digno a voltear a verme; siempre hacia lo mismo, desde el año pasado que comencé a molestarlo junto con los demás del salón, empecé con insultos y una que otra broma como pintar su silla o empujarlo cuando pasaba cerca de él, pero nunca me decía nada, solo seguía su camino, me irritaba mucho que no reaccionara, siempre sintiéndose más que los demás, típico niño rico que creía que el suelo no lo merecía, por eso me ensañaba mas con el... solía pasar horas pensando en él y la siguiente broma de la que lo haría víctima, tenia fantasías en donde él me respondía y terminábamos enfrascados en una pelea puño a puño, y es que ni siquiera conocía su voz, salvo por las contadas ocasiones en las que algún maestro le hacia una pregunta y él se limitaba a contestar y ... eso es lo único que me gustaba de él, su sonrisa, no sé explicarlo, pero algo había en su manera de reír que automáticamente provocaba una sonrisa igual o más grande en todos los que lo veíamos, y no, no estoy loco, nunca hable abiertamente de esto con nadie, pero me había fijado que a todos nos pasaba lo mismo al verlo, aunque quizá era yo el único que se había percatado de ello.

Momentos después de que el proyectil de papel colisiono contra la cabeza de Marita.

-  ¡OYE!, ¡gracias!

Había sido el nuevo, estaba sentado a la derecha del marica. No pude evitar prestar atención a la conversación que esos dos mantenían.

-  ¿A qué te refieres?

-  A que gracias a ti, el maestro no me dijo nada. Discúlpame si fui grosero, lo que sucede es que no puedo darme el lujo de llegar tarde a las clases. Me gane una beca para estudiar en este colegio, y como comprenderás, tengo que esforzarme para mantenerla, de lo contario, jamás podría pagar una de las mensualidades de una escuela como esta.

  • No hay problema, de verdad no fue nada. Te entiendo, y lo que si necesitas algo, no dudes en decirme y si puedo ayudarte, con gusto la hare

Me dio pena con el nuevo, aquí los becados solían pasarla mal, aunque por su complexión dudo que eso fuera un problema para él, lo que de seguro no le perdonarían seria ser amigo de la reinita del colegio. Lo estuve pensando durante algunas clases, no debería meterme, pero después de todo, el año pasado yo también era el nuevo del colegio y nada me costaba jalarlo a mi grupo. Cuando vi el momento me pare y fui a hablar con él.

  • ¡Hola!

Le extendí la mano y el no dudo en aceptarla

  • Guillermo, ¿verdad?

  • Si, ¿tú eres?

  • León

No sabía cómo decirle

  • Pues Bienvenido Guille, me he fijado que aun no conoces a nadie y por eso vine a presentarme y ponerme a tus ordenes, cualquier cosa que quieras yo puedo ayudarte, es que sabes, yo sé lo que se siente ser el chico nuevo.

  • ¡Gracias!, hasta ahora solo conozco al chavo que entro al salón después de mi, Mario, se ve muy callado, pero buena onda, también se ofreció a ayudarme

No me gustaba la manera en la que hablaba de él, esa sonrisa...

  • Bueno, hablando de él, no te recomiendo que sigas hablándole, ¿sabes?, el no tiene muy buena fama, ¿no te diste cuenta que es Joto?

Se me quedo viendo muy seriamente.

No me esperaba eso...

  • ¿Has escuchado de la teoría? de que los Homófonos, lo son porque en el fondo son gays que no se animan a salir del armario

Me quede mudo, no sabía que responderle, el muy imbécil solo se dio vuelta y me dejo ahí, trabado del coraje.

Aunque eso no fue lo que más me molesto, si no fue al día siguiente que los escuche hablar mientras subían las escaleras, no se dieron cuenta de que los oía porque venía atrás de ellos, en realidad no sabia que eran ellos los que hablaban hasta que escuche

  • ¿Estas seguro?, tu simpatía para conmigo, puede acarrearte muchos problemas

  • Claro que estoy seguro, a mis amigos los elijo ¡yo! y no permito que nadie interfiera con mis decisiones, así que si León y sus lacayos se van a poner en mi contra por ser tu amigo, adelante, no les tengo miedo, y se defenderme

-  Pero el podría hacer que nadie te hablara, corres el riesgo de volverte un apestado social ¡como yo!

Y efectivamente, eso hice, lo convertí en la burla del colegio, pero al él pareció no importarle, continuaba juntándose con el e incluso lo defendía, lo cuidaba y eso me molestaba; me estresaba verlos, yo esperaba que tarde o temprano Guillermo se alejara de el al ver que todos los atacábamos, pero para mi sorpresa no solo no le molestaba, si no que se unieron más, hasta el punto en que parecían ser uno solo, sus gestos, sus palabras, siempre estaban juntos, a donde iba uno, el otro lo seguía, poco a poco dejamos de molestarlo, Guillermo se había convertido en su escudo humano y no encontrábamos momentos en los que él no estuviera protegiéndolo.

Mi rabia empezó a crecer al mismo tiempo que el rumor que había lanzado Rósela de que esos dos eran novios, al principio fue solo un juego, pero con el paso de los meses parecía que era verdad, y a pesar de que todos lo sabíamos, ellos no lo confirmaban.

La gota que derramo el vaso fue ver que llegaban juntos a la escuela, y el mismo chofer se los llevaba, me esforcé por creer que esos dos eran solo buenos amigos y que pasaban por el becado en las mañanas y lo iban a dejar por la tarde.

Pero que las cosas eran diferentes, Guillermo no solo era "el becado" si no también "adoptado".

No podía entender en qué mundo unos padres deciden adoptar al novio de su hijo.

Me irritaba la manera en la que se veían, como sus miradas se conectaban y parecía que se entendían sin necesidad de palabras.

Me frustraba cuando alguien decía que se veían bien juntos, o que hacían bonita pareja.

La desesperación de verlos juntos empezó a consumirme, por lo que decidí que tenía que olvidarme de ellos y la única forma de hacerlo era con Rósela, después de todo dice el dicho, "un clavo, saca otro clavo".

Comencé por estar más tiempo a su lado, busque la forma correcta para pedirle que fuera mi novia, pero ella se me adelanto y en una ocasión me beso, yo respondí con gusto y terminamos siendo amigos con derecho, todo ese tiempo con ella solo me sirvió para  darme cuenta que algo me pasaba, a pesar de que Rósela me gustaba bastante, no podía dejar de pensar en Mario, siempre que lo veía con el adoptado, la cabeza empezaba a dolerme, pensé en formalizar con Rósela y le pedí que fuera mi novia, por un momento eso funciono, los besos con Rósela me calmaban, cuando estábamos a solas sus caricias me calentaban, pero siempre me frenaba de golpe y eso causo que volviera a fijarme en el.

En varias ocasiones me lo imaginaba y me llenaba de furia con solo pensar en que él era quien dormía todas las noches a su lado, una noche me sorprendí buscando porno gay en Internet, me encontré un video en donde salían dos hombres, uno de ellos se parecía un poco a él, salvo que el del video era de piel blanca y Mario era de piel dorada. Nunca me habían llamado la atención, vamos que no era la primera vez que veía un pene, pero en esta ocasión no pude evitar masturbarme imaginando que era yo el que disfrutaba con el cuerpo de Mario entre mis brazos.

En el salón ya nadie los molestaba, salvo Rósela que últimamente les había agarrado coraje, no entendía por qué después de varias veces que intento persuadirme de dejarlo en paz, ahora era ella quien comenzaba la ronda de indirectas, aunque esas pedradas en algunas momentos me llegaban a mi...

A finales de semestre tuve una pelea con mis padres por que revisaron mis calificaciones y vieron que estaba a punto de reprobar varias materias, les prometí que iba a hacer lo necesario para no reprobar el año, pero aun así me restringieron las salidas hasta ver que estaba dispuesto a cumplir con elevar mis calificaciones.

El destino se puso a mi favor cuando en la clase del profesor Héctor, Rósela y yo fuimos elegidos para estar en el mismo equipo que Mario, al principio me enojo, pero justo después de que dieran los equipos, vi como "el adoptado" se acercaba a su "noviecito" y me di cuenta que por fin el estaría solo a mi merced. Llegue a mi casa con una sonrisa enorme en la cara, apenas y pude dormir pensando en Mario y en que por fin iba a pasar un momento a solas con él, por fin aclararía mis sentimientos, por fin... las cosas se estaban acomodando donde debían estar; por Rósela no me preocupaba, porque sabía que estaría muy ocupada organizando la fiesta de fin de curso, podía imaginármela poniendo miles de escusas para no estar con nosotros mientras hacíamos el trabajo.

Desafortunadamente, todos mis planes se frustraron cuando Rósela me conto que había persuadido a Mario, conocía la manera de actuar de mi "novia", sé que cuando de proponía ser cruel, no le importaban las consecuencias; aun recuerdo a la pobre de Karina y las palabras que le dijo a Rósela frente a todos los que estábamos en el patio

Te sientes tan vacía que buscas llenar ese hueco burlándote de los demás, crees que eso te hace parecer superior, cuando lo único que logras es evidenciar que nadie te quiere, que estás sola y que lo único que tienes es belleza, pero "ojo", eso no te va a durar para siempre, tarde o temprano la gente va a ver a través de esa espesa capa de maquillaje y se va a dar cuenta de lo podrida que estas por dentro

Puedo jurar que ese día una lagrima cayo por la mejilla de Rósela, pero en un parpadeo desapareció. Ese mismo día en la noche Rósela nos hablo por Messenger nos dijo que a cambio de que le hiciéramos la vida imposible a Karina, ella nos iba a pagar una borrachera en el antro que nosotros quisiéramos. Fue una oferta que ninguno pudo rechazar. Convertimos la vida de Karina en un infierno, tanto que la pobre termino por irse de la escuela.

Después de escuchar a Rósela decir que lo había "persuadido", me asuste.

Espere al receso y en un momento que se quedo solo me acerque a él, quería preguntarle si estaba bien, saber cómo es que Rósela lo había amenazado, y decirle que yo no era parte de ese trato, que yo si pensaba hacer mi parte del trabajo. Pero justo cuando llegue a él y lo tome por los hombros las palabras que salieron de mi boca, no fueron las que tantas veces había repasado en mi cabeza.

Me sentí un imbécil... pero no podía hacer nada, solo seguí caminando hasta encontrarme con los de mi grupo; había tenido una oportunidad para hacer las cosas diferentes, sin embargo de nuevo era él quien estaba a su lado, y no yo...

A partir de ese día, todas mis esperanzas de que las cosas cambiaran con él se esfumaron. Busque enfocarme en otras cosas y empecé a concentrarme en ayudar a Rósela con los preparativos de la fiesta. Un par de días antes de entregar el trabajo habíamos quedado con Mario para que nos mostrara el diario y comprobáramos que en verdad nos había incluido, acudí a la cita en la biblioteca, por suerte Rósela llego antes que yo y fue la que se encargo de revisar que todo estuviera bajo control o por lo menos eso es lo que pensábamos.

Vi cuando Mario entrego el trabajo al profesor, estaba muy nervioso, las manos le temblaban y lo comprendía claramente  era la primera vez que hacia algo como esto, engañar a un profesor no era su estilo, eso es lo que siempre había admirado de él, Mario era de una sola pieza, siempre fiel, honesto, todo lo contrario a mí y a cualquier persona que conociera. Precisamente esas cualidades que tanto me ¿enamoraban? de él, eran las mismas que me impedían estar a su lado.

El día siguiente el profesor empezó a entregar los trabajos, yo no sabía si estar contento o triste, por un lado me alegraba no tener que irme a final en la materia del profesor Héctor, pero me inquietaba el que Mario tuviera que pasar por todo esto, se que su conciencia no le permitía estar en paz y eso es precisamente lo que no me gustaba, desde que lo amenace esa vez en el patio, me miraba como nunca lo había hecho, con miedo, siempre se le veía nervioso y eso me molestaba más de lo que me atrevería a admitir.

El profesor se acerco al pupitre de Rósela y puso el trabajo en sus manos, se le veía sonriente, pensé que era por lo que había escrito Mario de nosotros

-  ¡felicidades! Señorita Alarcón, ya tiene una estupenda guía, para que usted y su compañero el joven Miranda puedan estudiar para el examen extraordinario

Entendí todo cuando leí el informe, lo que no alcanzaba a comprender era ¿por qué esa sensación agridulce no desaparecía de mi pecho?, debería estar enojado, tanto o más que Rósela, pero de una extraña manera, me alegraba no haber sido el causante de malear a Mario.

Las clases terminaron y los noviecitos salieron juntos. Rósela estaba sumamente enfadada sus ojos brillaban de ira. Yo no le prestaba atención, tenia cosas más importantes en que centrar mi atención, como ¿Qué le diría a mis padres?, Cómo les iba a explicar que no había hecho el trabajo y que por eso tendría que prepararme no para el final, si no para un extraordinario.

En eso estaba cuando vi por el balcón que esos dos estaban parados en medio del patio, uno frente al otro, de nuevo esa sensación me recorrió la espalda, ni siquiera se daban cuenta que la gente los estaba viendo, parecía como si el mundo desapareciera cuando estaban juntos.

No soporte mas y baje inmediatamente por las escaleras, la cabeza me iba a explotar, no lo pensé ni un segundo y los separe.

Las cosas se volvieron confusas desde ese momento, ni siquiera sentía los golpes de Guillermo, solo la necesidad de destrozarlo, el tenia la culpa de todo, la culpa de que Mario no se fijara en mí, la culpa de que yo... sentí sus ojos llorosos clavarse en los míos, instantáneamente mis manos se abrieron, lo vi caer y mi respiración se detuvo cuando entendí que era mi culpa, yo lo había golpeado, lo había lastimado.

Me asuste cuando vi como luchaba por respirar, quería ver como estaba, necesitaba saber que estaría bien, nunca me perdonaría haberle hecho daño, pero ese maldito tenía la culpa, Guillermo, siempre Guillermo, el, que me había robado a Mario.

Incluso estando tirado en el piso y sin respirar, esa maldita conexión en sus ojos, en lugar de preocuparse por sí mismo, le había preguntado a él si estaba bien... y por si eso no fuera suficiente

  • ¡Yo!, lo siento. Fue mi culpa

¡Claro que no!, el culpable era yo, yo que no sabía cómo luchar por él, yo que había empezado esta estúpida pelea, yo

Me dolía darme cuenta de eso, pero también estaba seguro que las cosas podrían ser diferentes si "el adoptado" no se interpusiera entre nosotros.

Guillermo se puso frente a mí cubriendo a Mario y hablo para mí y frente a todos los que se habían acercado.

  • ¿Te queda claro que Mario no está solo?, lo mismo va para todos ustedes, si alguien, el que sea, vuelve a meterse con mi hermano, no voy a dudar en defenderlo.

Si claro, su hermano, esa es de las cosas que no me quedaban claras, debería aceptar que son novios, no sé cómo es que Mario soportaba que ese lo negara frente a todos, cuando era más que obvio; si él estuviera conmigo, que va... seguramente yo haría lo mismo, estaba claro que yo no lo merecía, pero por supuesto que Guillermo tampoco.

Siempre me pasaba lo mismo cuando de Mario se trataba, pensé en quedarme callado y no hacer más grande el problema, pero... las palabras salieron de mi boca, sin que yo pudiera impedirlo

  • ¡De acuerdo!, ya entendí, el maricon se compro un novio que lo defienda

Después de escuchar mis palabras, vi la cara que tenían todos, y lejos de arrepentirme, pensé que por fin lo había dicho, un peso se me quito un peso de encima, después de todo, no era el único que lo pensaba.

Mis ojos se clavaron en los de Mario y por un segundo pensé que el iba a reaccionar con mis palabas y que se daría cuenta que el efecto que Guillermo le demostraba no era más que interés. Sé que le dolía, sus ojos rojos y vidriosos me decían la clase de basura que yo era al lastimar a alguien tan inocente como él, pero la esperanza de que el abriera los ojos al darse cuenta de que lo negaban, era más fuerte que mis ganas de retractarme y pedirle perdón.

  • No me interesa lo que tú, o cualquiera de ustedes piense, ¿Qué?... ¿estas celoso?

Nada había resultado como lo pensé.

Escuchar las palabras de Guillermo me rompieron el corazón, intente hablar, responder, lo que fuera, pero era verdad, estaba celoso, me habían descubierto; se formo un nudo en mi garganta y mi pecho empezó a doler.

Era claro que había perdido.

No tenía nada que hacer ahí, después de todo, tal vez Guillermo si era mejor que yo, el si se lo merecía. El, que lo defendía y le daba su lugar.

Me di la vuelta y los deje en paz, después de todo, se lo habían ganado, yo no sería un obstáculo más.

Todos a mi alrededor me hablaban, pero francamente no los escuchaba, solo quería salir corriendo y gritar, me detuve un segundo antes de salir  a la calle, ahí estaba el, feliz con su novio, nuestras miradas se cruzaron por un breve instante, lo justo para leer en su mirada la decepción que sentía; si cruzaba la puerta seguramente ya no habría marcha atrás, todo estaría perdido.

Salí de ahí, a fin de cuentas no había nada que pudiera hacer o decir. Los dejaría ser felices.

Legue a mi casa, con  el pómulo hirviendo, me había limpiado la cara, pero los golpes ya habían comenzado a hincharse, mi mamá se llevo un susto al verme así, me empezó a atosigar con un montón de preguntas, por supuesto no le conteste y fui a mi cuarto, tenia unas ganas terribles de llorar y los golpes de mi mamá en la puerta solo habían acelerado el proceso, las lagrimas y los sollozos salían acompasados, no podía quitarme la imagen de Mario en el suelo, la última mirada que me dedico; casi prefería que me odiara o que me tuviera miedo.

Me quede dormido sin darme cuenta, fue Luis quien me despertó, ya era hora de cenar y papá ya había llegado, en cuanto me vio así me pidió una explicación, le dije lo primero que se me vino a la mente, por suerte conocían a Rósela y no dudaron cuando les dije que un compañero le había faltado al respeto y yo la había defendido; el regaño fue inevitable, igual que el castigo, pero seguro hubiera sido peor si se enterasen de la verdad.

La semana siguió, durante las clases evitaba a toda costa toparme con Mario y con Guillermo.

Habían hablado de parte de la escuela a mi casa para notificarles que me había ido a un extraordinario, por lo que fui obligado por mis padres a empezar a estudiar, a ayudar en casa, me prohibieron las salidas y me dieron hora de llegada.

Unos días después me fue muy difícil escaparme de mi casa, tuve que págale a mi hermano para que dijera que estaría con el estudiando, me habían prohibido usar el carro y me había quedado muy poco dinero, por lo que tuve que irme en camión, pensé varias veces en regresarme pero ya había quedado con Rósela en ir a su casa; antes de llegar a donde debía bajarme, la alcance a ver afuera de una tienda de Licores, hablando con unos malvivientes, al principio pensé que la estaban molestando, por lo que me apresure a bajar del camión e ir en su ayuda, me lleve una sorpresa, cuando vi que estaba hablando bastante tranquila con ellos, llegue hasta donde estaba, se encontraba de espaldas a mí, por lo que no me vio venir y yo aproveche para escuchar que es lo que le decía a esos tipos que se veían tan interesados.

Escucharla me asusto, estaba ofreciéndoles dinero a cambio de darle un susto a alguien, no decían su nombre, pero con la descripción que les dio me quedo claro que se refería a Mario.

Imagine a la perfección lo que sentiría el si esos hombres se le acercaban, y esa idea me volvió piedra.

Cuando termino de hablar con esos malandros, me enfrente a ella, le reclame, pero lo único que me dijo fue

  • ¡Lo siento!, pero ya les pague y ya se fueron. Lástima, pero no sé cómo encontrarlos para decirles que el plan se cancela, ni modo, nos tocara esperar que hagan el trabajo.

Se de lo que era capaz Rósela, pero no me imagine que llegara tan lejos, yo no quería estar con alguien así, seguramente no me merecía estar con alguien tan puro como Mario, pero tampoco iba a soportar estar con una mujer como ella...

Pensé toda la noche en hablar con Mario, o con Guillermo, tal vez con algún profesor, con alguien. Pero tendría que dar demasiadas explicaciones y tampoco quería causarle algún problema a Rósela.

La idea que se me había ocurrido, era lo mejor que podía hacer, lo pensé durante las clases y en vista de que no se me ocurrió nada mejor.

En cuanto las clases terminaron, tome mis cosas y empecé a seguir a Mario, lo vi despedirse de su novio e ir rumbo a la biblioteca, entre después de él y me espere a que saliera, lo vi platicar durante mucho tiempo con Paty, la bibliotecaria, no sabía que se llevaran tan bien y maldije su amistad al ver que él no se movía, que su chofer no llegaba, que la hora límite que me habían dado mis padres se acercaba y por si fuera poco Guillermo no pensaba aparecer.

No podía quedarme más tiempo, papá me mataría si se entera que llegue después de la hora que me dijo, vi mi reloj y apenas tenía tiempo para llegar a mi casa.

Hice acopio de todas mis fuerzas y salí de la biblioteca corriendo a la parada del camión.

Llegue justo a tiempo, el camión había hecho la parada e instantáneamente subí a el, detrás de mi subió más gente que me obligo a ir hasta la parte de atrás y los vi, una pareja estaba sentada hasta el fondo, eran un par de chicos, uno moreno y el otro más blanco, los dos tenían uniforme de una secundaria, parecían amigos, pero casualmente mi mirada reboto en sus manos, estaba agarrándose el uno al otro, sus dedos entrelazados, ante todo el mundo se parecía amigos, pero la forma en que el moreno veía al otro, delataban su verdadera relación.

Toque el timbre del camión con desesperación, necesitaba bajarme e ir a ver a Mario, la cabeza me daba vueltas, la imagen se sus ojos llorosos se hizo presente en mi cabeza, daba igual lo que pasara, necesitaba asegurarme de que estuviera bien.

Corrí hasta la biblioteca y entre empujando las puertas, voltee a ver el lugar donde estaba platicando con Paty, ya no estaba... lo busque por todos lados con la esperanza de hallarlo y justo cuando iba a subir al segundo piso, me encontré con la bibliotecaria, la voz apenas y me salía de lo sofocado que estaba, le pregunte por él, pero me respondió que hacía unos cinco minutos que se había ido, el alma parecía volverme al cuerpo, hasta que termino de decir

  • Dijo que se le hacía tarde y que no sabía hasta que hora pasaba el camión

Lo sabía, tenía que haberme esperado, desde hace algunos días que me había fijado que el chofer no pasaba por él como siempre, un par de veces los vi caminar juntos hasta "la parada del camión", salí volando de ahí, me bastaba con verlo subir, si mi memoria no me fallaba, el transporte lo dejaba a una cuadra de su casa, y por ser una zona residencial, siempre estaba vigilado por seguridad privada y policías, si llegaba hasta allá, nada podría pasarle.

Lo vi caminar, iba lento, siempre distraído, el sol le daba de frente alargando su sombra, me quede perplejo contemplando esa imagen, quería grabármela, los rayos de color naranja parecían rodear su cuerpo, como si ellos también tuvieran miedo de dañarlo.

Pero esa postal fue rota, cuando vi como un tipo se le acercaba por detrás y lo arrastraba hasta un callejón, la calle estaba sola y nadie aparte de mi pareció darse cuenta.

Lo siguiente que recuerdo es ver a Mario, estaba de pie, mientras los dos hombres que había visto con Rósela lo rodeaban, estaba apretando fuertemente sus manos, mientras uno de ellos le lamia el cuello y el otro se reía...

Mi corazón se detuvo, no lo pese y me fui sobre el imbécil que sostenía a Mario por detrás, comencé a golpearlo y no hubiera parado de hacerlo, de no ser porque el otro me separo, intento golpearme, pero pude eludir su puñetazo, se notaba que estaban borrachos y probablemente drogados, lo tenía contra la pared, pero sentí un golpe en mi espalda, voltee a ver que había sido y ellos aprovecharon ese descuido para salir corriendo, estuve a punto de seguirlos, pero antes de empezar a correr para alcanzarlos... mis ojos cayeron sobre él, estaba tirado en el suelo viéndome fijamente, las lagrimas salían de sus ojos, sus mejillas que generalmente se ponían rojas como dos jitomates se veían pálidas y brillantes por las lagrimas que en ellas se acumulaban, sus labios estaban blancos, su mandíbula estaba rígida y se marcaban las venas de su cuello; mi vista fue bajando poco a poco y me alarme al ver que la playera del uniforme estaba rota dejando al descubierto su pecho con un una marca roja que lo atravesaba, su tórax se inflaba y se vaciaba demasiado rápido.

No lo pensé y me arroje a su lado

  • ¿Estas bien?, ¿Te hicieron daño?... ¡Háblame!, dime algo

No me respondía, solo me veía con miedo, me estaba empezando a exasperar el no ver ninguna reacción en él, no sabía qué hacer, vi su pantalón desabrochado, no quería pensarlo, inmediatamente retire mi vista y me dije a mi mismo que no habían tenido tiempo, que eso no podía haber pasado.

Su cuerpo parecía hielo, frio e inmóvil, lo abrace recostando su cabeza sobre mi pecho intentando consolarlo y transmitirle un poco de calor, necesitaba devolverlo a la realidad, pero... quizá, quizá era de mi de quien tenía miedo, toda clase de pensamientos empezaron a invadir mi cabeza, el podía pensar que era yo el que le quería hace daño.

Todas esas ideas se esfumaron en cuanto escuche

  • Gracias. Tú, ¿estas bien?

Sus palabras. Se preocupaba por mí, era consciente de que yo...

  • Lo estoy, algo magullado, pero bien, ¿tu?

Su voz empezó a temblar, pero se escuchaba más claramente

- Si, ¡Estoy bien!, si no fuera por ti... yo

  • Tranquilo, ¡ya paso!, por suerte iba pasando por aquí cuando vi lo que te hacían

No podía decirle lo que de verdad había pasado, no quería asustarlo más de lo que estaba, por ahora lo principal es que estaba bien

Perdí la cuenta de todo el tiempo que había pasado, se sentía tan bien, tenerlo entre mis brazos, oliendo su cabello, sentir como poco a poco su cuerpo iba recobrando su tibieza, saber que era por mí. Deseaba quedarme así para siempre, sintiendo esa paz que hasta hace poco solo imaginaba. Un movimiento de su cuerpo me regreso a la realidad, estábamos tirados en el piso, en un callejón, era peligroso, nos arriesgábamos a que esos dos regresaran, no habría problema si eran solo ellos, si se atrevían a querer hacernos algo no dudaría en defenderme y proteger a Mario, pero ¿y si habían ido por ayuda?, no quería exponernos y contra todos mis deseos

  • ¡Ya es tarde!, deberíamos salir de aquí, no sea que a esos perros se les ocurra regresar

Mario suspiro profundamente, era seguro que tampoco quería que este momento se terminara

  • ¡Tienes razón!, mis padres deben estar buscándome

Cuando lo escuche mencionar a sus padres, la imagen de Guillermo apareció en mi mente, si él lo quería una mínima parte de lo que yo, seguramente estaría preocupado, no quería decirlo, cerré los ojos y apreté los labios, pero el comentario se escapo de mi boca

  • Y Guillermo también...

Aunque me pesara, el era su novio y se lo había ganado a la buena

La decisión ya estaba tomada, me había prometido no interferir en su relación. Esa idea me provoco una punzada en el pecho, pero sabía que Mario no podía estar en mejores manos y al fin y al cabo, yo había logrado más de lo que jamás había esperado, este momento que lo había tenido entre mis brazos, momento en el que había sido sol mío... todo valía la pena con tal de saberlo feliz.

Me levante, le extendí la mano para ayudarlo, la tomo y se levanto, en cuanto estuvo de pie, lo vi sonreír forzadamente, como si algo le doliera, dio un paso y empezó a tambalearse. Estuvo a punto de caer, pero lo detuve pasando una mano por su espalda y recargándolo en mi, una sensación de alivio recorrió mi cuerpo, mi piel reacciono a su cercanía y se erizo, me perdí en esa calidez, necesitaba sentirlo, una imperiosa necesidad de abrazarlo se apodero de mí y yo me deje llevar, sus labios me llamaban y no me negué a acudir a ellos, mi piel ardía con el contacto de sus dedos, el sabor de su boca era indescriptible, lo pegaba a mí como si de su cercanía dependiera mi vida, quería fundirme en uno con su alma, mis manos se movían por su cuerpo como queriendo grabarme cada centímetro, extrañamente no lo sentía ajeno, era como si fuera mío de toda la vida, pero lo hubiera olvidado, era como si lo estuviera reconociendo. La fuerza desapareció y nuestros cuerpos se ensamblaron a la perfección un equilibrio total, era dulce, suave, sutil, preciso.

Algo paso con Mario que rompió el trance.

Su mirada era de duda... no quería asustarlo, ni echar a perder el recuerdo de lo que habíamos sentido, por lo que me trague mis preguntas y esta vez lo logre, me quede callado.

Pose mis labios sobre los suyos y me separe de él para recoger nuestras mochilas, la mía estaba casi en la entrada del callejón, no sabía si lo que quería hacer estaba bien o mal, necesitaba una señal de él, algo que me dijera que no se arrepentía; tome su mano y entrelace mis dedos con los de él, justo como los chavos que había visto en el camión.

Mario apretó su mano a la mía.

No necesitaba más, con esto me bastaba.

Caminamos hasta la parada del autobús, el silencio nos rodeaba, no era incomodo, pero quería escuchar su voz

  • ¿Y tu chofer?

  • Mi mamá nos castigo

Ya me lo imaginaba, pero lejos de sentirme mal, no pude más que esbozar una pequeña sonrisa por aquella pelea, de no haber sido por eso y gracias a su mamá que lo había castigado. Sé que hacia mal en alegrarme de lo que había pasado, pero no podía evitarlo, me sentía feliz porque gracias a eso, todo esto había sido posible.

  • Ya veo, seguramente fue por la pelea

  • Si, fue por eso

  • Pues no les fue tan mal, a mi me hicieron ayudar en la casa durante un mes, me rebajaron la mesada a menos de la mitad de lo que solían darme, tengo clases de regularización tres veces a la semana con un profesor que habla tan rápido y tan bajito que no entiendo nada, me prohibieron las salidas de los fines de semana durante un mes y... creo que nada mas

Mario bajo la cabeza.

Era como si pudiera leer su mente, le daba pena todo lo que había pasado, seguramente se sentía culpable.

  • Lo siento, todo fue mi culpa

  • No te disculpes, y descuida en realidad fue culpa mía, tu solo actuaste como... como un niño muy tramposo. Si te soy sincero, no lo vi venir

No quería que se sintiera mal y pensé en ponerle un poco de humor al asunto, para que viera que no estaba molesto

  • Yo

Seguía viendo hacia el piso

  • Aunque puedo apostar que fue idea del adoptado, ¿no?

La reacción que tuvo cuando mencione a Guillermo, me dolió y entendí que él era su novio y que yo no tenía derecho a nada, las esperanzas que tenia de que algo pudiera darse entre él y yo se disolvieron con su actitud.

Me quedaba claro que el sentía algo por mí, pero de ninguna forma iba a permitir que el traicionara sus valores, su novio era Guillermo y si yo continuaba con esto seguramente todos saldríamos lastimados y no es que me importara "el ex becado", pero jamás dejaría que algo le pasara a él, precisamente lo que más me gustaba de Mario era su inocencia, la pureza de su alma, su candidez... no sería yo el que destruyera todo eso...

  • Técnicamente, si. Pero yo acepte y le hice caso a mi hermano

  • ¿Sabes?, yo también lo siento, si no hubiera sido por lo de obligarte a hacer el trabajo tu solo y lo de la pelea, tus padres no te hubieran castigado quitándote al  chofer y no hubieras tenido que vivir todo aquello en el callejón.

Mario empezó a temblar, seguramente mi comentario lo había hecho recordar todo lo que acababa de pasar, estuve tentado a abrazarlo, pero si lo hacía, no estaba seguro de poder parar, así que me quite el suéter y lo puse sobre su espalda.

  • ¡Toma!, póntelo

  • No tengo frio

- Estas temblando

  • No es por frio, es que... recordé lo del callejón y... no sé que hubiera sido de mi si no fuera por ti

Esta vez el que bajo la cabeza fui yo, me avergonzaba haberme alegrado, no era consciente del daño que había hecho, el no se merecía lo que le había pasado por mí, por Rósela

  • Tranquilo, por suerte no paso nada, te vi saliendo de la biblioteca, iba detrás de ti, dispuesto a hacerte pagar por las clases con ese profesor, cuando vi que te arrastraban a ese callejón, estuve muy tentado a seguir mi camino, pero...

La verdad seria un peso muy grande, no podía decirle que estaba enamorado de él, que me daba rabia verlo con Guillermo y que Rósela lo odiaba tanto que había planeado este atentado en su contra.

  • ¡No lo hiciste!

- Realmente no lo hubiera hecho, no podía permitir que te lastimaran

Al parecer se estaba volviendo costumbre que mis pensamientos se escaparan de mi boca, pero esta vez no me arrepentía, era verdad, nunca permitiría que algo le pasara.

El camión llego y yo subí con él, en el trayecto no hablamos, solo se recargo en mi hombro y yo sobre su cabeza, otro instante perfecto que fue roto cuando empezó a sonar mi teléfono, no necesitaba ver la pantalla para saber de quién se trataba

  • ¿Diga?... ya voy, es que se me hizo tarde, me quede en la biblioteca consultando unos libros que necesito... si ya no tardo, voy en el camión

No quería más problemas y siendo sinceros era la escusa perfecta para alejarme de Mario, para despertar del sueño en el que me encontraba. Colgué.

  • ¿Te molestaría irte solo a tu casa?, mi mamá aun está enojada por la pelea, me

  • No te preocupes, estaré bien

Sé que estaría bien, pero sentía mucho el tener que dejarlo ir, tal vez después de esta noche las cosas volvería a ser iguales y eso lastimaba

  • Descuida, ya hiciste mucho por mí, lo menos que puedo hacer yo es evitarte un regaño más de tu mamá por mi culpa

Que fácil se despedía de mí, deseaba que me pidiera que me quedara, juro que si hubiera escuchado esas palabras, no me importaría nada

  • De verdad que preferiría asegurarme de que llegues bien a tu casa, pero

  • No te preocupes, estaré bien

- Ya casi se acerca mi parada, ¿te puedo pedir un favor?

  • Si, dime

Quería un beso, un último beso

Otra vez esa mirada, la misma mirada que me dedico después de la pelea.

  • ¡¿podemos mantener en secreto lo que paso esta noche?!

No es lo que quería decir, al contrario, pero ya lo había dicho y no quise echarme para atrás, sería lo mejor para todos, que el olvidara y continuara su vida con Guillermo, "su novio"

  • Si, no hay problema

No supe que mas decir, me baje del camión un minuto después, sin despedidas, sin un hasta pronto.

En cuanto llegue a casa me chute el regaño de mi papá, pero por suerte no fue tan duro como hubiera pensado, todo gracias a que pensaban que había estado en la biblioteca, cenamos juntos y en cuanto estuve en mi cuarto me tumbe a llorar, todo era tan confuso, había ido del cielo al infierno en un solo día. El cansancio me venció y no desperté hasta la mañana, no tenía ganas de ir a la escuela, pero no tenia de otra.

En cuanto estuve ahí fui hasta donde estaba Rósela y me enfrente a ella, le advertí que esta vez me había quedado callado y no le había dicho a nadie que ella era la culpable del atentado en contra de Mario, pero que si se atrevía a intentarlo otra vez, no correría con la misma suerte, pensé que se asustaría, pero solo me miro fijamente y se sonrió.

Vi a Mario entrar junto con él, Guillermo lo abrazo y ambos subieron hasta el salón. ¡Estaban juntos!

Los días no se hicieron esperar, y mi tortura se hacía más insoportable. No aguante mas y empecé a seguir a esos dos, quería saber donde vivía, en ese momento no sabía para que, hasta ese día que no pude mas y en cuanto salió el chofer, toque el timbre...

La espera se me hizo muy grande, no sabía que decir en cuanto me abrieran, para una casa tan grande, lo más seguro era que me abriera algún trabajador, en lo que abrían empecé a repasar lo que le diría en cuanto estuviera frente a mí, lo besaría, me echaría a sus pies a implorarle una explicación, una oportunidad, una caricia

Me quede en blanco cuando fue él quien abrió la puerta

  • ¡Hola!

  • ¡Hola!, ¿Qué haces aquí?

Claramente estaba sorprendido, es obvio que no me esperaba, yo... ya no sabía que decirle

  • ¿Quieres que me vaya?

Se quedo callado, vi para atrás, temía su respuesta y su silencio me estaba estresando

  • ... ¡No!, claro que no, es solo que...

  • ¿Te molesta que haya venido?

Otra vez se había quedado callado, creí que lo mejor que podía hacer era irme, di media vuelta, pero antes de dar dos pasos lo escuche y no pude evitar una sonrisa de a oreja a oreja

- Espera por favor, no te vayas

  • Lo siento, yo... en realidad, ¿no se qué hago aquí?

  • ¿Cómo supiste donde vivía?

  • La verdad, me fue muy difícil averiguarlo, tuve que seguir a tu chofer

Me guarde la parte donde le decía que desde hace varios días

  • Yo... quiero hablar contigo

  • pasa por favor

  • ¡No!, yo, preferiría que fuéramos a otro lugar, ¿puedes?

  • Claro que sí, solo déjame avisar, voy por un suéter y me lavo las manos

Me quede afuera esperando a que saliera y pensando a donde lo llevaría, es que todo había salido tan de improviso, nada se me ocurría

  • ¿Me tarde?

  • Para nada

  • ¿Nos vamos?

  • Claro que si, ¡vamos!

Me sentía tan bien estando a su lado, estaba un poco nervioso porque no sabía a dónde lo llevaría, nada se me ocurría, pero el silencio era tan cómodo, estando junto a él todo era perfecto

  • ¿A dónde quieres ir?

Tenía la esperanza de que Mario eligiera un lugar y me sacara de ese predicamento

  • ¿No se?, a donde tú  quieras, no suelo salir mucho de mi casa, así que no conozco muchos lugares

Sus palabras me hicieron recordar la primera vez que vine a la ciudad, mi mamá ya había venido varias veces cuando era  adolecente, por eso en cuanto llegamos, nos llevo a conocer la ciudad, pero lo que más me había maravillado, fue esa enorme cafetería y su historia, así que sin duda, a ese lugar lo lleve

  • ¡Ya se!, tengo el sitio perfecto a donde llevarte, es aquí cerca, estoy seguro de que te va a gustar...

Podría apostar lo que fuera a que el mas que nadie apreciaría ese lugar

  • La primera vez que fui a esa cafetería, fue con mi mamá, en lugar fue el primer lugar que conocí cuando llegue a la ciudad; si te soy sincero no había vuelto desde aquella vez, el lugar me gusto mucho, pero... ¿no se?, supongo que a ninguno de mis amigos les agradaría, no acostumbran frecuentar lugares así

Me dio sentimiento, hace tanto tiempo que no me sentía tan cómodo en mi propia piel y es que junto Mario podía ser yo, un yo que a veces me era desconocido, por que pocas veces lo dejaba salir a la luz

  • Sin embargo algo me dice que a ti si te va a gustar y lo vas a valorar tanto como yo

Cuando llegamos al lugar, sus ojos se abrieron

  • Y bien, ¿te gusta?

No podía para de ver, movía su cabeza para todos lados y mantenía la boca abierta. Se veía tan hermoso, sus ojos brillaban a través de los anteojos.

  • Que... ¿Qué es este lugar?

Le conté la historia de cómo había sido esta la primera biblioteca y de como para evitar que lo derrumbaran algunas familias se unieron para declararla patrimonio de la nación y se convirtió en una cafetería que se mantiene sola. Lo mejor lo guarde para el final, sabía que le emocionaría enterarse de que la gente dona libros para que la biblioteca se haga más grande.

  • Vaya que historia... y tú, ¿has donado algún libro?, ¿no sabía que te gustara leer?

  • Hay muchas cosas que nadie sabe de mí, como te digo, eres la primera persona a la que traigo aquí

Su mirada conecto con la mía y cada segundo que se mantenían unidas, sus mejillas se empezaron a teñir de rojo. Nunca me imagine que eso le pasara y otra vez, las palabras salieron de mi boca sin que pudiera detenerlas

  • Mira nada más, no sabía que aún había gente que se sonrojara, jajajajajaja vaya que eres especial io

En cuanto escuche la última palabra que dije, era el sobrenombre que solía usar cuando me imaginaba que él y yo podríamos tener algo, por fin había tenido ocasión de decírselo.

  • Yo... yo... no contestaste a mi otra pregunta

  • Pues no, es la segunda vez que piso este lugar, pero cuando mi mamá me conto la historia de que la gente aporta sus libros para que la biblioteca este cada vez más completa, me hice el propósito de que algún día traería un libro a este lugar

  • A mi me gustaría traer alguno, quizás pueda pedirle a mi papá que me regale uno de su biblioteca

Le explique sobre que no debía de regalar cualquier libro si no uno que formara parte de su corazón.

Se veía bastante conmovido

Hablamos de todo mientras bebíamos café, la sinceridad brotaba de mi y le confesé que me había enamorado desde que entro por al salón en tercero y era verdad, desde aquel beso que nos dimos, había pasado horas y horas pensando en ¿como es que todo había empezado? y caí en cuenta que fue desde esa primera vez que vi el reflejo de sus lentes.

Ya que estábamos hablando así, se me ocurrió preguntarle sobre su relación con Guillermo, me conto como fue que se vieron la primera vez y me aclaro que "no eran novios", en cuanto logre procesar sus palabras supe que no me mentía, el no era de esos, y... pensándolo bien, nunca los había visto besarse ni nada de eso, seguramente me resultaba extraña la relación que llevaban, porque yo no acostumbraba ser tan cariñoso con mi hermano, mi corazón saltaba de alegría y no quise preguntar mas, me bastaba con su palabra, saber que no eran más que hermanos me hizo que mi mundo adquiriera brillo.

Lo malo de todo esto es que ya era tarde, pague y nos regresamos, mientras caminábamos rumbo a su casa, se me ocurrió una idea que fui madurando poco a poco, nunca me había percatado de mi lado romántico, pero me gustaba, amaba esa sensación en mi estomago, sentir sus manos suaves entre las mías me hacia estar pleno, esa electricidad que recorría mi espina cada que lo besaba...

  • ¡¿oye?! Te parece si hacemos una promesa

Claro que jamás le pediría nada malo y en cuanto eso quedo claro el acepto, de pronto, todas esas películas románticas que había visto con mis anteriores novias, con mi mamá, todas adquirieron sentido

  • La promesa principal consiste en que ese lugar va a ser nuestro lugar secreto, siempre que queramos encontrarnos, será ahí, nuestro lugar especial, la otra parte de la promesa es que los dos donaremos un libro que sea parte de nuestra alma, no nos diremos ni el titulo ni el autor, solo el estante en el que esta, y así, leeremos uno a uno todos los libros hasta dar con el que creemos que es el libro que el otro dono, para entonces, nos conoceremos tanto, que es seguro que sabremos cual es, y así compartiremos un pedazo de nuestra alma solo entre nosotros dos. ¿Qué dices?

Selle mi promesa poniéndole una pulsera que traía, se que todo esto era demasiado improvisado, pero en ese momento me parecía estar caminando en la nubes, ahora que lo veo de lejos, quizás pudo haber sido mejor, más romántico, pero no quería esperar, quería darle algo que siempre le recordara cuanto lo ¿amaba?, si, ¡lo amaba!

El me dio un reloj que traía puesto, en realidad nunca usaba relojes, siempre terminaba perdiéndolos, por eso hace tiempo que no gastaba en ellos y cuando necesitaba saber la hora, simplemente la revisaba en mi celular, en cuanto la coloco en mi muñeca, supe que jamás me lo quitaría, seria parte de mi, para siempre...

Lo difícil del momento vino a una cuadra de su casa, no quería decírselo, sé que no debía, me sentía un maldito cobarde, pero me convencí, de que por ahora era lo mejor, en lo que preparaba el terreno, por ahora habían sido demasiadas sorpresas en muy poco tiempo, temía la reacción de io, me arme de valor y se lo dije, comencé por pedirle que me ayudara a pasar mis materias, si mis padres veían que era buena influencia para mi, seguramente se lo tomarían mejor, no me esperaba su reacción, siempre lograba sorprenderme, esa forma de responder, su personalidad, tan sencillo, tan puro, tan perfecto

  • somos ¿NOVIOS?

  • Claro que pensabas, que voy por la vida besando a todos los hombres que me encuentro ¿o qué?

  • No, es solo que

  • Lo sé, nunca te lo pedí, pero pensé que lo había entendido desde que salimos del callejón

  • Yo en realidad no lo había pensado, pero, tu...

Y es que poniendo las cosas en claro y sabiendo que él no andaba con Guillermo, eso significaba que desde ese beso que nos dimos las cosas habían empezado y... era "mi novio".

Esa pausa tan abrupta, supe lo que me diría

  • ¡Andas con Rósela!

Y, técnicamente tenía razón, no había terminado con ella, pero tampoco pensaba continuar con esa absurda relación y no solo porque por fin mi deseo se había vuelto realidad, si no porque la idea de estar con alguien capaz de lo que ella había hecho contra io, no podía

  • Lo sé, pero... dame tiempo, ahorita tengo muchas cosa en la cabeza, en cuanto todo se acomode, te prometo que la terminare y tu yo vamos a andar libremente, ¡sin secretos! Lo prometo

Mi otra prueba a superar era ganarme a Guillermo, se que io lo amaba como a un hermano y que si quería tener algo serio con él, tenía que tener su aprobación, cosa que sería difícil, dado la manera en la que he comportado.

Quede con él en que por ahora seria nuestro secreto y que las tutorías, como en las llamaba, serian cuando Guillermo estuviera en el club.

Llegue a casa literalmente saltando de la emoción, cene con mi familia y estuve de lo mas conversador, todos se dieron cuenta de que algo me pasaba, pero supongo que al verme tan feliz no quisieron arruinar el momento y por eso no preguntaron, agradecí eso enormemente, estaba tan eufórico que seguramente le hubiera contado todo con lujo de detalle; lamento no haberlo hecho...

Todos los momentos que pase a su lado los llevo grabado en mi alma, sobre todo la vez que lo lleve a aquel puente y es que unos días antes de llevarlo, había ido con mi familia, me separe de mis padres y mi hermano vino conmigo, mi relación con el estaba mejor que nunca, tanto que fue él quien me dio la idea de traer aquí a la persona que me había hecho cambiar tanto

- No entiendo porque no has querido decirnos de quien se trata, pero se quien se le estoy muy agradecido porque tienes esa sonrisa que hace años que no veía, desde que éramos niños, respeto tu privacidad y no quiero presionarte sé que cuando consideres que es el momento, nos vas a presentar

No supe que decir, nunca había hablado así con mi hermano, solo pude abrazarlo fuertemente y agradecer a la vida que puso a io en mi camino

Cuando estuvimos juntos en el puente, me sentí la persona más estúpida del mundo.

Durante todo el día me la había pasado memorizando el discurso que le diría, ¡diablos!, sus ojos no eran azules, eran de un gris profundo, plateados, brillantes, hermosos, únicos; por si fuera poco, tuvimos que llamar a su chofer para que pasara por nosotros y así, lo que había planeado como el día mas fantástico de nuestras vidas, termino reducido a nada.

Estaba tan enojado conmigo que me encerré en mi cuarto, mamá me pidió que cerrara la puerta de su balcón y justo antes de cerrarla vi una luna llena, no pude evitar pensar en el, corrí a mi recamara, tome mi celular, pensé en llamarle, pero decidí que un mensaje era lo más correcto, seguramente a esta hora ya estarían cenando igual que yo:

Amor, espero que hayas llegado con bien,

Te amo, no aguanto las ganas de que sea mañana

Para poder verte de nuevo. IO eres lo mejor que me ha pasado

en mucho tiempo. Asómate por la ventana y mira la luna. Ahora si se a que

me recuerdan tus ojos. Son tan brillantes como ella.

De ahora en adelante, cada que vea

esa luna llena, siempre, voy a pensar en que quisiera tenerte

todas las noches durmiendo a mi lado

Mi sueño se convirtió en pesadilla al siguiente día, cuando Rósela llego de improviso a mi casa, mi mamá la recibió muy feliz, seguro porque pensaba que ella era la causante de mi cambio, la dejo subir hasta mi habitación. Cuando la vi, el recuerdo de "mi novio" vino a mí y pensé que ese sería el momento adecuado para terminar con ella, sería también un paso más que dar para finalmente estar con io.

Pero no fue así, cedí a sus amenaza, toda la seguridad que tenia desapareció en cuanto me hizo ver que si se enteraba que estaba enamorado de un hombre, mi vida como la conocía se derrumbaría sin poder evitarlo. Me prometió que se acostaría conmigo a cambio de que yo aceptara seguir su plan, no supe cómo reaccionar y para que ella creyera que estaba equivocada en pensar que era "gay" le dije que si, a cambio de ser el primero en su vida.

Cuando salió de mi casa, me puse a pensar en mil formas de terminar con los planes de Rósela...

Nada funciono

Hable con Casandra y ella me confesó que estaba enamorada de Guillermo, yo temía confesarle lo mío, por lo que solo le conté que Mario era el que me había estado ayudando a estudiar y que me caía bien y no quería que le pasara nada, la mirada que me dedico me aclaraba que no me había creído, pero que no pensaba preguntar mas, eso me sorprendió y es que ella que parecía ser un clon de Rósela, de pronto mostraba una madurez que nunca me hubiera imaginado. Quedamos en que ella no iría a la fiesta y que evitaría que Guillermo y Mario fueran, sin más me dio un beso en la mejilla, apretó mi hombro y se fue, no volví a verla más...

El día de la fiesta llego, Rósela me hizo mandarle un mensaje y en cuanto el respondió que no, por fin pude respirar tranquilo, Casandra lo había logrado, respondí a su mensaje: Que lastima amor, me hubiera encantado estar contigo esta noche, pero no te preocupes, van a haber más ocasiones para estar junto a ti, espero que sueñes conmigo, porque yo toda la noche estaré pensando en ti. Te amo io.

Y apague mi celular.

Imaginaran mi sorpresa al verlo hablando con Damián, lo jale, tenía que sacarlo de ahí, pero fue demasiado tarde, el reflector nos ilumino, el solo sonrió de la manera más tierna que pudo, yo me asuste... por primera vez en mi vida, no pensé, no hable, no me moví

Rósela empezó a insultar de la peor forma a... solo veía sus lagrimas correr por sus mejillas, estaba más asustado que aquella vez en el callejón, me pidió ayuda... pero esta vez no pude acudir a salvarlo, presencie como la luz de sus ojos era cubierta por todo lo que le lanzaban... sentí como me jalaron hasta las escaleras y me arrojaron sobre la cama. Rósela abrió mis pantalones, sabía lo que estaba haciendo, pero no podía sentir nada, sus palabras rebotaban en mi cabeza, ¿Que pasa?, ayúdame.

La empuje tan fuerte como pude y salió corriendo a buscarlo, a rogar su perdón. Choque con mi hermano, estaba tan serio como nunca lo había visto; pase a su lado, necesitaba encontrarlo, pero Luis me jalo del brazo y me estampo contra un carro

  • Déjalo en paz, ya has hecho suficiente

Tan pronto reaccione quise preguntarle a que se refería, pero recordé que también había sido invitado y debía haber visto todo

  • Me avergüenzo de llevar la misma sangre que tu. No te conozco, ¿como fuiste capaz? Nadie se merece algo así

Se quedo esperando mi respuesta, pero al no escucharla, simplemente se fue.

El está ahora en la universidad de Monterrey, muchas veces he intentado hablar sobre lo que paso aquella noche, pero el siempre me evade, desde esa vez nuestras conversaciones se resumen a un hola y adiós.

Cuando me entere de todo lo que paso. Pensé en visitarlo, en su casa, en el hospital, pero no tenía cara para hacerlo, temía ver odio en sus ojos.

Me pareció verlo en el centro comercial, pero en un parpadeo lo perdí de vista, yo estaba con Rósela, no habíamos vuelto a hablar desde que la deje en el cuarto y baje corriendo detrás de...

Esa vez quedamos para hablar, ella también se sentía mal por lo lejos que habían llegado las cosas; quedamos como amigos, hablábamos poco de esa noche.

Con el paso del tiempo la culpa nos unió y volvimos a reanudar nuestra relación, nunca volví a ver a ningún otro hombre, me hice a la idea de que nunca lo había amado y que mi historia con él había sido solo un espejismo.

Todas las noches tardaba en dormir, esa mirada me seguía, el dolor en mi pecho cada que pensaba en él  se había vuelto soportable y así paso un año más.

Justo una semana después de que empezaran las clases lo vi desde el balcón, iba caminando hacia la dirección, me llamo la atención su forma de moverse... cuando entro al salón me quede con la boca abierta, era muy guapo, sus ojos eran idénticos a los de él, pero sin lentes; me obligue a no verlo y voltee la cabeza, pero en cuanto escuche sus palabras, el tono de su voz, sonaba más grave, no podía ser, el nunca se atrevería a enfrentarse así a nadie, seguramente era solo mi imaginación, el color de su piel, sus manos, ¿podría ser?, solo una persona apretaba las manos de esa forma encerrando su pulgar entre los demás dedos.

  • Soy Mario San Román, espero que no se hayan olvidado de mí, porque yo siempre me acordaba de ustedes

Se me quedo viendo, era él, pero no era no era él, había cambiado y no solo por fuera.

Trae el pasado sólo si vas a construir.

Doménico Cieri Estrada

Chicos, como podran imaginar, la historia esta llegando a su fin, no se cuantos capitulos escriba aun, pero es obvio que ya estamos en la recta final, espero sus comentario y sus sorreos que tanto me emocionan y enriquecen.

Espero que les haya gustado, hace tiempo que vengo planeando este capitulo, me parece que ha sido el mas largo que he escrito hasta ahora... y tambien el mas dificil, espero saber de ustedes, Un beso y un enorme abrazo

- S