Golpe por Golpe XXVl. En Plenitud

¡No!, Alexander y yo somos "novios".

Hola, disculpen la tardanza, exactamente un mes, se que no tengo excusas, varios lectores me estuvieron preguntando que onda con el siguente capitulo, pero pasaron muchas cosas este mes, entre ellas, por supuesto, La Navidad y El año nuevo, anduve super ajetreado por estas fechas, pero la principal razon para no haber publicado antes, es que no sabia como continuar la historia, la inspiracion no llegaba a mi por mas que me relajaba... aunque bueno, tampoco es que me relajara muy bien, el caso es que pasadas estas fechas, me dedique unica y exclusivamente a pensar y escribir este capitulo y pues, espero que sea de su agrado, tengo pensadas varias cosas, quiero darle un nuevo giro a la historia.

Otra cosa, varios lectores me escribieron pidiendome que ¡por favor!, no dejara de escribir, no se de donde sacaron esa idea, no pienso dejar de hacerlo, por lo menos hasta acabar con Golpe por Golpe, ya despues, dios dira.

Eso si, los animo a que sigan escribiendo, de verdad que esta pagina esta habida de nuevas historia y de gente con algo que contar. Si no se animan a escribir, entonces, comenten o valoren las historia, no solo las mias, si no las de muchos autores talentosos que escriben para nosotros. No se si sean cosas mias, pero ultimamente han escaseado las visitas en los relatos, no solo mios si no de otros escritores, recomienden las historias, de verdad que un comentario o una valoracion, sea buena o mala, siempre anima a escribir mas y mejor, pero cuando uno escribe y hay pocas valoraciones y aun menos comentarios, la verdad es que si desanima un poco, en fin, yo por mi parte agradezco a todos los que se toman su tiempo al leerme y escribirme algun mail, siempre procuro responderles tan pronto me llega el mail, exepto una que otra vez que ando ocupado o distraido, de cualquier forma siempre les respondo, tarde pero seguro. FELIZ AÑO... y gracias

- S

Hemos corrido todo tipo de riesgo haciendo guerras. ¿No es hora de que nos arriesguemos también para conseguir la paz?

Ramsay MacDonald

Llegue a casa, ya era muy tarde y por suerte nadie noto mi presencia. Estaba totalmente agotado, me sentía muy extraño y no podía dejar de darle vueltas a las cosas, ¿Cómo es que todo había llegado tan lejos?, me asustaba la idea de pensar que Esteban estuvo a punto de... y la verdad es que tampoco sabía que pensar de Damián, a últimas fechas se había portado bastante bien conmigo y fuera premeditado o no, me había salvado esta noche.

No necesitaba esto, ya había tomado una decisión, la vida de alguna forma me estaba guiando por el mejor camino, no sé si algún día podría perdonar a Rósela y a león, seguramente nunca olvidaría esa noche; pero tampoco pensaba continuar con esta absurda venganza, después de mucho tiempo por fin me sentía en paz conmigo y quería mantenerme así, feliz y tranquilo, haciendo planes para un futuro con Ian. Lo mejor que podía hacer para mantener esa calma, era dejar de pensar. Espante todos esos fantasmas que rondaban mis pensamientos y me dispuse a dormir.

Últimamente se me estaba haciendo costumbre despertar con un mensaje de Ian en bandeja de entrada, y esta vez no fue la excepción, lo ocurrido hacia apenas unas horas atrás era cosa del pasado, el único vestigio que quedaba de eso, era un ligero dolor de cabeza, de piernas, algo de sed y una enorme satisfacción, por saber que la fiesta había sido todo un éxito.

Me encontré con Marcos en el comedor y me pregunto por la hora a la que había llegado, pensé en mentirle, decirle que había llegado antes, pero... la verdad es que mi costumbre no era mentir.

  • A la 5: 45, poco después

  • Supongo que te divertiste

  • ¡Bastante!

  • ¿Tomaste mucho?

  • Sí, bueno, no tanto, es decir... me acuerdo de todo

  • Eso es bueno, no hay nada peor que una cruda moral, jajajajajajajajaja, te lo digo por experiencia

Marcos hizo una cara sumamente graciosa y me causo tanta risa, que me ahogue con el jugo.

Pasado el contratiempo, Marcos empezó a contarme que había hablado con Fabiana y que estaba muy emocionada por venir a México.

El día paso muy rápido, estuve hablando con Ian por horas, hasta que Diana nos interrumpió diciendo que alguien me buscaba, colgué con Ian y baje a ver quién era; estuve a punto de regresarme corriendo, pero me detuve cuando mi mirada se poso sobre unas rosas blancas, todas en botón, atadas con un listón gris; Esteban se levanto con el ramo en las manos y me alcanzo en la escalera, tenía el ojo ligeramente morado y el labio hinchado.

  • Lo siento

Y de verdad que se veía arrepentido, ni siquiera me veía a los ojos

  • ¿Cómo supiste donde vivía?

  • Te traje la vez pasada, ¿recuerdas?

  • ¡cierto!

Tome el ramo de sus manos y camine junto con él, nos sentamos en el sillón, sin palabras, solo nos veíamos, fue él quien acabo con la tranquilidad y comenzó

  • ¿Te hice daño?

  • No

  • Yo no sé lo que me paso, ojala que puedas perdonarme...

  • ¿Recuerdas lo que me dijiste?

  • sí, y es verdad... ¿sabes?, me gustaste desde que te vi en la entrada del antro, pensé que podríamos tener algo, siempre supe que tenias un affaire con ese tal Ian, pero pensé que ya que él estaba en NY y tu aquí

  • Nuestra historia es rara...

- Imagino que no tanto, después de todo el vino a buscarte

Tener enfrente a Esteban, encorvado y con la mirada triste; empecé a sentir una extraña sensación en la boca del estomago

  • ¿No sé qué decirte?, fue una sorpresa que él se presentara... yo no sabia

  • No te sientas culpable, fui yo solito el que se ilusiono, supongo que llegue tarde a tu vida.

Esteban lograba conmoverme, tanto, no sabía que decirle

  • Yo... creo que lo mejor es que no nos veamos muy seguido, no quiero arriesgarme a volver a hacerte daño. Pero, tampoco me gustaría que te alejaras completamente de mi, tal vez, más adelante, ¿podríamos ser buenos amigos?

  • Me encantaría, lamento que esto pasara, yo, no pensé

- No te sientas mal, las cosas no se dieron, por algo pasan las cosas, o más bien, ¡no pasan! Solo antes... ¿me dejas darte un abrazo?

Me acerque a él y sentí como su cuerpo se acerco al mío, su tacto era tibio, recargo suavemente su cabeza en mi hombro y me beso suavemente en el hombro, sus labios parecían arder, pero el aire que salía de su nariz estaba helado. Parecía no querer soltarme nunca y francamente yo estaba muy cómodo entre sus brazos, me sentía bien, así solía sentirme con Guillermo; esta vez el que suspiro fui yo, me sentí mal por él, entendí que tenía razón, había llegado demasiado tarde a mi vida, tal vez en otro momento lo nuestro pudo haber sido diferente. El rostro de Ian apareció en mi mente, sin duda era afortunado de estar con él, ojala que Esteban algún día encontrara a alguien. Nuestro abrazo empezó a perder fuerza poco a poco, hasta terminar separados.

Minutos después se fue de mi casa y el tiempo continuo.

Algún tiempo después llego el día de muertos, solía ser mi fecha favorita cuando era un niño, amaba disfrazarme para salir a pedir dulces, pasaba más de la mitad del año pensando en que me pondría, aun puedo recordar la mirada tierna de mis padres cuando me escuchaban o cuando íbamos a comprar calaveras de azúcar, flores de Cempazúchitl, papel picado, todo lo necesario para poner una ofrenda como corresponde, supongo que esa emoción nunca volverá a estar presente en esas fechas, esta vez, disfrazarme o poner una ofrenda, todo me recordaba lo que he perdido.

Rechace todas la invitaciones que me habían hecho, no tenia caso ir a ningún Halloween, era obvio que no me divertiría, Lilian insistió bastante, pero al final entendió y se dio por vencida.

Don Alberto en complicidad con Marcos, decidieron a pesar de mis negativas, poner entre ellos dos un altar de muertos en el jardín junto al arbusto de "no me olvides", no sabría decirles que tan parecido o igual era a los que solía poner yo, durante el tiempo que estuvo, evite verla, me dolía pensar que esta vez no solo estarían las fotos de mis abuelos, también estarían la de mis padres y la de mi hermano.

Me encerré en mi casa e incluso apague el teléfono, no quería que nadie me molestara y sé que no sería buena compañía para nadie, extrañamente la noche del dos de noviembre, Don Alberto llamo a mi puerta, mas sigiloso de lo que acostumbraba, se le notaba demasiado misterioso, me llevo hasta la cocina, mas por la fuerza que por mi propia voluntad, y cuando lo vi ahí, sentado en una silla junto al desayunador, no pude por mucho que trague saliva, disolver el nudo que se formo en mi garganta y me eche a llorar sobre su hombro, mis sollozos apenas eran audibles, la respiración me faltaba, quería gritar de emoción y de tristeza, pero el tacto de sus manos sobre mi nuca me tranquilizo poco a poco.

Ian funcionaba como un bálsamo para mis heridas, calmaba el dolor...

Después de esa escena, me arregle y me fui a cenar con él, estuvimos horas hablando de nosotros, el tiempo cuando estábamos juntos, parecía detenerse.

  • ¿Por qué no me avisaste que venias?

  • Porque ni yo lo sabía, fue una sorpresa para mí, de pronto sentí la necesidad de estar contigo

  • ¿Necesidad?

Tomo mis mano y las sostuvo entre las suyas

  • Necesitaba sentirte, sé que me necesitabas... a mí también me duelen estas fechas

La lagrimas amenazaban con derramarse de mis ojos, pero por fortuna, el camarero nos interrumpió; después de que este nos dejo la cuenta, el tema de la muerte no volvió a tocarse, fuimos para mi casa y nos quedamos bastante rato afuera, no quería dejarlo ir, no quería dejar de verlo, de sentirlo, hoy más que nunca necesitaba tenerlo. Hice acopio de todas mis fuerzas

  • No quiero entrar, llévame a otro lugar, ansió estar contigo

Lo tome por la barbilla acerque mis labios a los suyos y él se dejo llevar, junto nuestras narices, su aliento se mesclaba con el mío y fueron nuestros labios los que se estrellaron uno sobre el otro, mi boca moría por sentir el sabor de su saliva.

Giro la llave y arrancamos

Entramos a su habitación tomados de la mano, al pie de la cama los besos no se hicieron esperar, eran besos suaves cálidos, sus manos se movían sobre mi cuerpo al compas de nuestras respiraciones, tranquilamente nos despojamos de nuestras ropas, mis ojos se admiraron al ver su cuerpo firme, marcado, su piel brillaba gracias a la ligera capa de sudor que lo cubría, cariñosamente me sentó sobre la cama y poco a poco se recostó sobre mí, su mirada era dulce, rozaba mis piernas con sus dedos, yo apenas podía entender lo que pasaba, todas esas sensaciones me cortaban la respiración, el mundo parecía disolverse a mi alrededor, un enorme deseo de estar así para siempre se apodero de mi mente y sentí como su cuerpo hacia fricción intentando abrirse paso hacia mi interior, el dolor empezó a hacerse presente al mismo tiempo que sus labios reposaban sobre los míos, entre el dolor y la emoción de finalmente ser uno solo,  de un momento a otro alcance a sentir como su miembro sutilmente palpo algo dentro de mí y una ola de electricidad recorrió toda mi columna provocando un fuerte gemido acompañado de otros que salieron de mi boca sin poder reprimirlos; los movimientos de Ian se volvieron más fuertes y profundos, la imagen de Ian que mis ojos veían durante los pequeños lapsos de tiempo que podía pensar racionalmente... era un hombre perfecto, los ojos entrecerrados, la boca abierta, sus hombros tensos se contraían con cada arremetida, sin duda era todo un ejemplar, fuerte, casi agresivo, pero sus manos sujetaban delicadamente mis piernas, nuestras miradas conectaron y juntos llegamos, en realidad ¿no se a donde?, solo sé que mis pies se sintieron ligeros y pesados a la vez, de pronto el aire me falto, solo alcance a escuchar un fuerte aullido y me perdí en esa sensación pero fue el peso de Ian sobre mi cuerpo el que me devolvió a la realidad, el latido de nuestros corazones parecían haberse sincronizado para sonar como uno solo.

Era tan agradable el sentir esa paz que el cansancio me venció y el sueño nos envolvió.

La luz del sol filtrándose por la ventana fue la que me despertó, mi mente le daba vueltas una y otra vez a lo que había pasado hace unas horas, los brazos de Ian rodeaban mi cuerpo brindándome su calor, me negaba a abrir los ojos, pero pudo más la curiosidad, quería ver a Ian dormir, necesitaba admirar su rostro, no bastaba con imaginármelo... mas cuando voltee a verlo, me di cuenta que estaba despierto y me miraba fijamente, mis ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse a la luz y cuando logre enfocarlo me encontré con su enorme sonrisa, me apretó fuertemente y un suspiro escapo de mi cuerpo.

  • ¿Cuánto tiempo llevas despierto?

  • No mucho

  • ¿Por qué no me despertaste?

- Pensé en hacerlo, pero me distraje viéndote dormir. ¡Te amo!, gracias por lo de anoche...

  • ¿Gracias por qué?

  • Por que ha sido el momento más espectacular de mi vida y estoy seguro que no lo hubiera vivido sin ti, gracias por estar conmigo, gracias por dormir conmigo.

  • No agradezcas, no me gusta que me agradezcan

  • ¿por qué?

  • No lo se ha ciencia cierta, es solo que siento que cuando alguien dice gracias... me suena a despedida, como si algo se acabara, tengo miedo no quiero que lo nuestro termine.

  • No deberías de temer, lo nuestro es para siempre ¡te lo prometo!, siempre te voy a amar

Ian sello su promesa dándome un beso lento.

Pero, como nada dura para siempre, el sonido de un celular interrumpió nuestro momento, reconocí el sonido, era mi teléfono, con desgano me levante de la cama, pero me detuve después de dar dos pasos, las piernas y algo más me dolía, con bastante trabajo me apresure a buscar mi cartera, esperando que antes de que llegara a ella el celular dejara de sonar, sin embargo, eso no paso; no necesitaba ver la pantalla, sabía muy bien de quien se trataba y para que me buscaba, ya era tarde y seguramente estaría preocupado.

  • ¿Donde has estado?, ¿porque no llegaste a la casa?

  • Lo siento tío, yo...

  • Vente inmediatamente, acá hablaremos

No dijo más y colgó el teléfono

  • Tengo que irme, mi tío está bastante enojado

  • ¡Vamos!

  • En realidad preferiría que te quedaras

  • Ni hablar Ale, voy contigo y no digas más

Ian se levanto de la cama dejando expuesto su cuerpo desnudo, una sensación de calor se apodero de mis orejas e instintivamente, gire mi cabeza en dirección contraria a su cuerpo

  • ¿Sabes que por eso me enamore de ti?

Ian se acerco a mí y acaricio mis mejillas

  • No sé de que hablas

  • Hablo de que cada vez que te pones nervioso tus mejillas se ponen rojas, ¡como ahora!

Yo solo esboce una sonrisa y él me dio un pequeño beso.

Después de un buen baño que por supuesto nos dimos juntos, fuimos directo a mi casa, el celular no había parado de vibrar desde la primera llamada de Marcos; en cuanto estuvimos afuera de mi casa, las rejas se abrieron, no me quedaba duda de que mi tío me estaba esperando y aunque estar con Ian me hacía sentirme bastante seguro, no dejaba de darle vueltas a la reacción que mi tío tuviera, no quería problemas, deseaba con todas mis fuerzas que nada manchara el hermoso recuerdo y de esa noche.

En cuanto salimos del carro, salieron a nuestro encuentro Marcos acompañado de Don Alberto, mi tío se veía muy serio, pero extrañamente, Don Alberto sonreía tranquilamente.

  • Entra...

Marcos me tomo de la mano y me dio el valor para caminar.

Entramos a la casa y seguimos a Marcos hasta el despacho de papá, en cuanto estuvimos adentro nos sentamos en los sillones.

  • Tío, te presento a Marcos, Marcos el...

Mi tío me interrumpió

  • Se quien es, solo que no habíamos sido presentados formalmente

Claramente Marcos estaba a la defensiva, agradecí enormemente estar de pie, de lo contrario, me queda claro que me hubiera caído al suelo irremediablemente.

Marcos apretó mi mano y volteo para verme

  • Así es, hemos coincidido en varias ocasiones, además de que tenemos amistades en común

El gesto de Marcos seguía inalterable e Ian y el parecían sostener un duelo de miradas. El ambiente se sentía bastante tenso y no me quedo más remedio que hablar, para acabar con esa batalla, que de continuar, seguramente acabaría mal.

  • Tío... yo, ¡lo siento!

Y funciono, por que los dos fijaron su vista en mi después de escuchar mis palabras. Me empezó a doler el estomago de los nervios, pero ya era demasiado tarde para echarse hacia atrás

  • No me gusta que faltes a casa, me da miedo que algo pueda pasarte. Date cuenta que ya no estamos en Manhattan, México es peligroso.

  • Se que no debí faltar a la casa tío, pero no nos dimos cuenta, el tiempo se nos paso muy rápido

Mis palabras y actitud, dulcificaron bastante el semblante de Marcos

  • Debo entender entonces que ustedes dos son... ¿solo amigos?

Los segundos se me hicieron eternos, no sabía que contestar, no me gustaba mentir, pero tal vez esta vez era necesario hacerlo para no predisponer a mi tío en contra de Ian, ni hacer más grande el problema

  • No, Alexander y yo somos "novios"

Mi respiración se detuvo

  • Su sobrino y yo hace algunos meses que estamos juntos.

No me atreví a levantar la vista, no quería ver la cara que tenia Marcos en ese momento

  • En realidad estoy aquí, para dar la cara frente a usted, decirle que estoy dispuesto a afrontar todas las consecuencias que pueda traerme el andar con él, pero...

No supe si me había quedado sordo, la pausa se me hizo demasiado larga

  • Lo amo. He pensado bastante y no quiero perderlo. No me importa enfrentar lo que tenga que enfrentar, pero estoy decidido a estar con Alex.

De nuevo ese silencio ensordecedor

  • ¿No piensas hablar?

Era la voz de Marcos la que acabo con mi desesperación, no sonaba enojado, pero tampoco se escuchaba condescendiente, su voz se escuchaba demasiado neutra y eso aumento mi miedo. La presión de la mano de Ian me devolvió la serenidad. Levante la cabeza lentamente

  • ¿no sé qué decirte tío?, ¡lo amo!

Marcos sonrió ligeramente, solo una pequeña curva en la comisura de sus labios, casi imperceptible, tanto que nunca supe si era verdad o solo una ilusión de mi mente

  • ¿Están consientes de la diferencia de edades que hay entre ustedes?

Yo si lo estaba, varias veces desde la vez que estuvimos en la playa, pensé en lo difícil que seria, pero sin duda cualquier sacrificio bien valía la pena con tal de estar a su lado.

  • Se que va a ser difícil, pero también sé que lo que siento por su sobrino es lo bastante fuerte, para soportar cualquier cosa

Escuchar a Ian decir eso, me lleno de una alegría enorme y me animo a hablar con confianza

  • Además son solo cinco años

Se volteo para hablar con Ian

  • ¿y qué hay con la distancia?, o es que ¿piensas venir a vivir a México?

  • Por ahora es solo una posibilidad un poco lejana, lamentablemente la mayoría de los negocios de mi familia están en Estados Unidos. Sin embargo tengo planeado venir durante los fines de semana y durante las fiestas.

  • ¿Crees que eso será suficiente?, has pensado, que tal vez la distancia diluya poco a poco el amor que dicen tenerse, ¿conocen el riesgo que corren?

  • Conozco todas las probabilidades, pero como dije antes, amo a Alexander y no me importa arriesgarme.

Marcos esta vez se dirigió a mí

  • ¿Estas de acuerdo con él?

  • Si tío, se que las cosas van a ser difíciles, pero pienso que vale la pena

Marcos se acomodo en el sillón y suspiro; un suspiro largo y profundo.

  • No me emociona para nada saber que ustedes son... "pareja", sin embargo, al parecer la decisión ya la tomaron ustedes, así que no me queda nada más que mantenerme al margen, en lo que pueda los apoyare; cabe aclarar que van a haber reglas para los dos, entre ellas, tendrán que cumplir con un horario cada vez que se vean.

Y después de escuchar las palabras de Marcos pude respirar tranquilamente, esta vez fui yo el que apretó la mano de Ian en señal de satisfacción y él me respondió con otro apretón.

Los dos seguíamos mirando y escuchando atentamente  Marcos

  • Eres mi sobrino y aunque me cueste un poco entenderte, te voy a apoyar en todas las decisiones que tomes y si deseas estar con él, no me queda más que desearte toda la suerte del mundo y prometerte que voy a estar a tu lado en cada paso que des. En cuanto a ti...

Se levanto del sillón y camino hasta ponerse detrás de Ian, lo tomo por los hombros

  • A riesgo de escucharme amenazador, que sepas que Alex no está solo, me tiene a mí y si te atreves a hacerle daño, por mínimo que este sea, te la vas a ver conmigo.

Ian se puso tenso y mi tío se coloco entre nosotros dos

  • Pues dicho esto, échenle ganas, porque es obvio que no va a ser fácil.

Marcos salió del despacho y nos dejo solos

  • Vaya, nunca pensé que fuera tan protector, me lo imaginaba mas alivianado, pero... bueno, al parecer es prueba superada, quiero creer que ese último apretón de hombro significa "Bienvenido a la Familia", ¿o no?

  • No lo sé, en realidad tampoco lo conozco mucho...

A partir de ese día, Ian empezó a venir casi todos los fines de semana, por mas que intentamos ocultar nuestra relación, los periodistas se enteraron y nosotros dejamos de salir porque lugar al que íbamos estaba atestado de periodistas y si por casualidad cuando llegábamos no había, no pasaba media hora y llegaban paparazzis; optamos por quedarnos en mi casa o en su hotel, algunas veces nos fuimos a visitar lugares cercanos a la ciudad, como Cuernavaca, donde pasamos un fin de semana entero o a las pirámides de Teotihuacán.

Fabiana llego a vivir con nosotros a principios de Diciembre, traía ropa por montones, me trajo muchísimas cosas, zapatos, ropa y varios accesorios. El carácter de la mujer de mi tío junto con todo lo bueno que me estaba pasando, hizo que la casa se llenara de  alegría.

Unos días después de su llegada y cuando estuvo instalada en la habitación de Marcos y después de haber desplazado casi la mitad de la ropa de mi tío, decidimos ir a comprar un árbol de navidad, a petición mía compramos muchas esferas de color morado, listones dorados y durante todo el día nos dedicamos a decorarlo, por la noche llego Ian y nos ayudo a poner el nacimiento, según Marcos, era el mismo que sus padres, mis abuelos ponían año con año.

  • Nunca me imagine que Alessandra lo conservara, es tal como lo recuerdo...

Los ojos de mi tío se cristalizaron y opto por irse a la cocina y dejarnos solo

Durante los siguientes días, Fabiana, Diana y yo, nos encargamos de ir de tienda en tienda para comprar regalos y lo necesario para la cena del veinticuatro. Fabiana estaba bastante emocionada, porque es la primera vez después de varios años que celebraba Navidad y no Acción de gracias, el sentimiento era mutuo, a mí también me alegraba el poder compartir estas fechas con Ian, pues me había prometido venir...

En cuanto a Marcos el por lo único que estaba emocionado, era por cocinar, se la pasaba sacando recetas de Internet.

Fabiana se reencontró con algunos amigos y los invito a cenar con nosotros, como imaginaran, desde el veintidós empezamos a cocinar, mi tío se las arreglo para hacernos ayudarlo a limpiar los romeritos, desmenuzar el bacalao, inyectar y rellenar el pavo, picar y picar infinidades de ingredientes. La verdad es que no conocía esa faceta de Marcos, parecía muy feliz, aunque la mayor parte el tiempo vivía estresado por qué no hacíamos las cosas como él quería, en varias ocasiones le deje las cosas botadas porque me desesperaba que todo el tiempo estuviera supervisando.

El veinticuatro llego en medio de mucha comida y varios meseros que habían sido contratados, Fabiana daba vueltas por toda la casa revisando que todos los adornos estuvieran en su lugar, Ian no salió de la cocina desde la mañana hasta pasadas las ocho de la noche, en mi caso, yo estuve horas viendo que iba a ponerme, quería verme muy guapo. Me probé varios conjuntos y después de asaltar el armario de Marcos en busca de la ropa que Fabiana diseñaba para él, pero que el solo almacenaba porque eran demasiado coloridos, opte por ponerme un pantalón morado de gabardina, una playera polo azul cielo, Fabiana me había traído unos mocasines amarillos y opte por ponérmelos, dude en usar cinturón, pero me encontré uno del mismo tono de amarillo que mis zapatos y listo, la combinación era bastante agresiva, pero hacia lucir bastante el color de mis ojos.

Justo cuando termine de peinarme, escuche como tocaban la puerta de mi cuarto, era Fabiana para avisarme que los invitados empezaban a llegar y que Ian estaba solo recibiéndolos. Di los últimos toques de spray y baje en dirección a la puerta, pero me detuvo Fabiana, tenía una caja color negro en sus manos

  • Toma, pensaba dártelo antes, pero no tuve tiempo

Lo abrí y me encontré con un brazalete de oro

  • Se que es un poco ostentoso, pero fue el primer regalo de Ian, quería que tu lo tuvieras, espero que cada que lo uses te acuerdes de nosotros

Le di un enorme abrazo a mi tía

  • Gracias, es precioso y me combina perfecto

Me lo puse y después de darle un beso a Fabiana, salí disparado hacia la puerta para encontrarme con Ian

Cuando vi  a Ian, estaba sentado en las escaleras viendo en dirección a la puerta y hablando con Diana, al parecer sintió mi mirada, porque volteo rápidamente, esa imagen nunca la voy a olvidar, el brillo de su mirada al verme y su enorme sonrisa, quien no supiera, de seguro hubiera pensado que llevábamos largo tiempo sin estar juntos

  • Te vez encantador

Me beso suavemente en los labios.

Estuvimos platicando ahí sentados, hasta que Don Alberto entro bastante apurado

  • Joven, ¿sabe en donde está su tío?

  • Si Don, está en su la cocina dando los últimos toques a la cena, ¿pero qué pasa?

Don Alberto no me prestó atención y fue hasta la cocina, su actitud me desconcertaba y supuse que algo pasaba afuera, Ian me ayudo a levantarme y juntos salimos al jardín para ver qué es lo que mortificaba a Don Alberto

La sorpresa no fue para nada grata, detrás de las rejas estaban muchos reporteros y en cuanto nos vieron salir, los flashes empezaron a salir disparados de las cámaras, eran más de veinte y no dejaban pasar a los invitados. Ian fue a intentar poner orden y ayudar a entrar a los invitados,  yo lo seguí, no debí hacerlo, por que cuando estuvimos cerca de la reja, las preguntas no se hicieron esperar... entre todo ese tumulto, Ian abrió la reja para que los carros pasaran, pero estos se abalanzaron sobre mi y rodearon, los flashes me cegaban y no sabía qué hacer, estaba desorientado entre tantas voces, Ian empezó empujar a todos para abrirse paso hasta mi, pero no fue hasta que salió mi tío que los flashes y las preguntas cesaron, Fabiana nos ordeno entrar a la casa y al ver la mirada que mis tíos tenían, no tuvimos valor para replicar.

Cuando estuvimos en la casa, Diana se dio cuenta que yo traía varias marcas y rasguños en los brazos, todos incluyendo los invitados que habían logrado refugiarse en la casa se alarmaron bastante, yo intente tranquilizarlos, después de todo eran solo unos ligeros arañazos, nada de cuidado, Ian y el Don fueron por el botiquín, mientras Diana y yo empezamos a ofrecer bebidas a los visitantes.

A los pocos minutos Fabiana y Marcos entraron a la casa, nos tranquilizaron a todos, y por mi parte, después de haber sido curado con un poco de alcohol, subí a mi habitación para ponerme un suéter.

La cena transcurrió de lo más tranquila y nos divertimos bastante a la hora de dar los regalos, yo bebí más de la cuenta por lo que estaba bastante alegre, la cena se acabo a eso de las tres de la mañana y justo cuando Ian estaba despidiéndose de Fabiana, fue marcos el que se lo impidió

  • En realidad preferiría que te quedaras, no me gustaría que se presentara un episodio como el de hace una horas, además ya es bastante tarde y la ciudad es peligrosa

Ian solo se le quedo viendo y asintió con la cabeza

Subimos a mi cuarto y los dos estábamos bastante cansados, por lo que nos desvestimos y después de una larga sesión de besos y arrumacos, dormimos abrazados.

Sin embargo, mi mundo termino cuando unas horas después desperté con una presión en el pecho, una sensación de vacío y desesperación que busque calmar tocando a Ian, el Ian que había dormido a mi lado y que esperaba amaneciera conmigo, en vano estire mis brazos para sentirlo porque nunca lo encontré. Abrí los ojos con miedo, buscando encontrarlo con la mirada, esa sensación en mi pecho empezaba a doler y mi corazón empezó a latir mas y mas fuerte, me levante corriendo de la cama, lo busque en el baño y en todas las habitaciones, lo busque en la cocina y en el despacho de mi papá... mi respiración ya estaba muy agitada y empezaba a sudar... después de unos momentos, acepte lo que supe desde que desperté, Ian no estaba, se había ido.

Le llame al celular mientras buscaba su carro en el jardín.

Se había ido, sin decirme adiós.

Siempre hay un tiempo para marchar aunque no haya sitio a donde ir.

Tennessee Williams