Golpe por Golpe XXlV. Lo Inesperado

Piénsalo Alexander, es una gran oportunidad para los dos, tu carrera subiría y tú te convertirías en una leyenda.

Si quieres que tu familia te ame y te acepte, entonces debes amarlos y aceptarlos tú a ellos.

Louise Hay

La casa estaba sola, por lo menos eso aparentaba, aunque viéndolo bien, hace tiempo que se sentía así, desierta.

Tenía un poco de sed, fui a la cocina por un vaso de agua y sentado en la mesa circular estaba Marcos, me extraño verlo aquí, pero lo entendí todo al ver el gesto serio que tenía en el rostro. No hable, simplemente lo salude con la mirada y fui por un vaso, después de todo ¿que podía decir?, ¿lo siento?, ¿para qué?, si no estaba arrepentido, ¿perdón?, el no tenía nada que perdonarme, antes a quien debía pedirle disculpas era a Don Alberto, seguramente había vivido horas de angustia sin saber donde estaba.

Me serví un buen vaso de agua de Jamaica, me supo deliciosa, y me hizo recordar la comida que hace unas horas habíamos tenido Ian y yo. Inevitablemente una sonrisa vino a mi; sonrisa que se borro cuando mi tío hablo.

  • ¿No vas a decirme nada al respecto?

Me quede con la boca abierta cuando vi la imagen que estaba en su teléfono, era yo caminando en ropa interior, luego la cambio y era yo abrazado a Ian, la última fue la que más me asombro, Ian recargado en aquella roca y yo entre sus piernas.

Quería decir algo, ¿pero qué?, tal vez explicarle las cosas y eso iba a hacer hasta que me interrumpió

  • ¿Que diablos hacías con él?, ¿te drogas?, ¡Ahorita mismo volvemos a NY!, Tus padres estarían avergonzados de ti...

Cuando escuche su primeras palabras, me asusto la mirada que tenía en sus ojos, por eso no respondí, preferí esperar a que se tranquilizara, después de decir que nos regresábamos a NY, algo se alegro dentro de mí, pensé fugazmente que quizás era el universo confabulándose para que Ian y yo estuviéramos juntos y yo dejara esta... pero, cuando lo escuche mencionar a mis padres me quede en blanco y mi respiración se corto, comencé a verlo hablar, en verdad estaba enojado, arrugaba el entrecejo y movía las manos en dirección a mí, una sensación extraña, pero paradójicamente conocida, un latigazo justo en mi columna, una corriente que se instalaba en mi cabeza.

  • ¿Y tú que sabes?

Marcos, paro, y me miro fijamente

  • ¿A qué te refieres?

  • ¿Tu que sabes de lo que sentirían mis padres?, después de todo pasaste demasiado tiempo huyendo de ellos

  • ¡Cállate!, no sabes lo que dices.

  • Oh, pero si lo sé, ¿recuerdas?

La respiración de Marcos era rápida, pero todo el estaba inmóvil

  • No tienes derecho a juzgarme, tu menos que nadie, tú que eres un aparecido en mi vida, ¿que intentas?, ocupar el lugar de mis padres, siento decírtelo pero te queda muy grande, no vengas ahorita a querer que te haga caso, cuando no me conoces en absoluto y no me conoces por qué no quisiste hacerlo, ¿quien te crees que eres?, supones que por un año de convivencia ya sabes por lo que he pasado, ¡no!. ¿Para qué quieres que regrese a NY?, ¿para hacer más evidente que no sabe cómo tratarme?, hazte un favor y no quieras ponerme limites ahora, lo siento, pero, ya es muy tarde, si lo intentas, ¡me los voy a saltar!

Mis palabras fueron parecían ser golpes contra Marcos, el poco a poco se fue retirando hasta acabar sentado en la misma posición que estaba antes, volvió a mirarme y empezó a hablar.

  • Lo lamento, yo...

Su voz apenas y era audible

  • Yo sé por lo que estas pasando, pero, las drogas no son el mejor camino, conoces mi historia, sabes que los excesos y las malas compañías me hundieron.

Mis piernas temblaban, me dolía ver a mi tío así

  • No sabes nada, no sabes ni siquiera por que regrese a México, si me conocieras un poco, sabrías que a pesar de todo, yo no miento. Bastaba con preguntarme las cosas, pero en vez de eso, preferiste gritar y enfrentarme como si fuera un criminal.

La cabeza de Marcos parecía pesar, por momentos la agachaba y con esfuerzo la volvía a levantar.

Una gota cayó en mi mano y me distrajo lo suficiente para darme cuenta que yo estaba llorando.

  • Cuando quieras hacerme una prueba de sangre, estoy a tu disposición, no tengo nada que ocultarte. Discúlpame, me siento muy cansado, continuamos con esta conversación en otro momento. ¡Por favor!

Empuje la puerta de la cocina y detrás de ella me encontré con Diana que me miraba tranquilamente, yo solo le sonreí y subí por las escaleras, no tuve la fuerza suficiente para continuar y me desplome casi en los últimos escalones, el pecho me dolía, me dolía mucho, tenía la garganta cerrada, ya no quería continuar, no podía, estaba harto de sentirme solo, no sabía lidiar con este vacío que había dentro de mí. Mis lagrimas no paraban de salir, Marcos era la única familia que me quedaba y que pensara así de mí, me lastimaba, había intentado entender su lejanía cuando estábamos en NY, pero lo cierto es que no, no podía comprender, pensé que juntos podríamos sobreponernos la muerte de nuestros seres queridos, imagine que el seria un apoyo.

Ese olor me regreso a la realidad, Don Alberto estaba sentado a mi lado, acariciando mi espalda y lo escuche decir

  • Lo siento Joven

  • ¿por qué?

  • Fui yo quien le hablo a su tío, no sabía qué hacer, después de que usted me hablara, ¡estaba asustado!

  • No te disculpes, yo lamento haberte hecho pasar por eso. Además, tarde o temprano se iba a enterar

  • ¿como?

  • Internet, hay varias fotos mías

Me ayudo a levantarme de las escaleras y me acompaño hasta mi cuarto.

Mi sueño volvió a ser el de siempre, me desperté varia veces en la noche, y como es costumbre, preferí levantarme y arreglarme a seguir soñando con esas imágenes que de nuevo se habían instalado en mi mente.

Con desgano baje a desayunar, me apure, no quería toparme con Marcos.

Salimos al colegio y llegamos antes de que abrieran la puerta, me espere con Don Alberto, me conto lo mucho que les había gustado la ropa a sus nieto y que ahora andaban por ahí, presumiendo su ropa de marca.

Cuando la escuela abrió, me baje de la camioneta y entre, mi celular sonó en ese momento, me distraje y choque con Damián, el parecía mas sorprendido que yo, nos quedamos viendo y él me sonrió, se me hizo extraño, pero le devolví la sonrisa y seguí mi camino, fui a la cafetería no había nadie, tuve que ir donde la maquina y tomar un café, me senté en una de las mesas y leí el mensaje, algo me decía que era él, la intuición no me había fallado

Al parecer ya no te molesta que te diga ALEX, lastima tendré que buscarme otra manera para hacerte enojar y ver como se marcan eso hoyuelos que tanto me gustan.

Lamento lo de las fotos, ¡si!, ya las vi, y si tu no, te mando el Link, aunque hay que agradecerles a esos paparazis, inmortalizaron a la fiera de la pasarela siendo domada; lo sé, lo sé golpe bajo, lamento no estar frente a ti para ver tu cara, aunque tal vez podrías tomarte una foto y mandármela.

Ian

Y efectivamente, había logrado su cometido, me había hecho enojar, pensaba responderle, e incluso le tome una foto a mi mano derecha con el dedo medio levantado, pero antes de poder enviarla, sonó el timbre y tome mis cosas para ir al salón.

Habían pasado tantas cosas durante este fin de semana, que no recordaba lo que había hecho en la fiesta de Rósela, sin embargo mis amables compañeros se encargaron de recordármelo, cuando me vieron subiendo las escaleras y se acercaron a mí para felicitarme por mi nueva carrera, y otros para decir que había sido una pasada lo de Rósela, que nunca van a olvidar su cara, que ya era tiempo que alguien la pusiera en su lugar.

Llegue al salón escoltado por casi 20 alumnos, cuando entre la vi, estaba sentada en la parte de atrás, generalmente se sentaba en medio, no había nadie a su lado, ni siquiera León, el estaba enfrente a lado de donde yo solía ponerme, no tenía miedo de estar a su lado, bueno tal vez un poco, pero fue por que recordé la mirada que me dio cuando se llevo a Rósela por la fuerza, de cualquier forma, me senté justo en medio del salón, y los demás fueron colocándose a mi lado.

Las clases fueron tranquilas, quizás demasiado, nadie hablaba, a la hora del receso, tome mi cartera como de costumbre y cuando salí del salón tres hombres y cuanto mujeres estaban afuera esperándome, no los conocía, bueno si, los había visto en algún momento, eran de las facultades, pero no conocía su nombre, hasta que uno de ellos se acerco a mí y presento al resto.

  • Hola, me llamo Raúl, y ellos son Javier y Enrique, ellas son Ilitia, Brenda, Dana y Mónica.

Se me quedaron viendo, no sabía que buscaban conmigo

  • Mucho gusto, pues yo soy...

  • Tu eres Alexander, eso lo sabemos, lo saben todos

  • Ok, y, no quiero sonar pedante, pero en que puedo ayudarlos

  • Descuida, veras, planeamos organizar una fiesta, bueno yo la estoy organizando, es una larga historia que después puedo contarte, el caso es que el viernes estábamos en 1OAK y vimos como se lleno, de hecho casi no pasamos con todo que el cadenero es tío de Dana

  • Aja...

  • Bueno voy al grano, el caso es que queremos que sea todo un éxito, de verdad necesitamos ese dinero y pues, después de que te fuiste el lugar se vació en menos de diez minutos

El chico hablaba muy rápido y muy fuerte, realmente era difícil seguirle el ritmo, hasta que una de las chicas lo freno

  • Raúl, cálmate, no te está entendiendo nada, mejor yo le explico

Se me quedo viendo con una sonrisa y alzo una ceja en señal de desaprobación, lo cual me hizo gracia.

  • Bueno, el caso es nos gustaría saber si podías presentarte a nuestra fiesta, y ya sabes, invitar a algún amigo rico y famoso que conozcas, que nos hagas publicidad, obviamente te pagaríamos y los que vayan contigo no tendrían que pagar nada...

No sabía que decir, hasta ahora no tenia plan, y dudo que a Lilian le molestara ir conmigo e invitar a algunos amigos, pero lo que más me convenció, fue la mirada de uno de los chicos, no me veía directamente a mí, si no sus amigos que estaban frente a él, se veía algo suplicante, como rezando, ilusionado.

  • De acuerdo, ¡acepto!, pero tendrán que decirme ¿por que están haciendo esto?

Ellos empezaron a saltar y a abrazar a aquel chico que me vio a mí y empezó a hablar.

  • Yo puedo explicarte lo del dinero, veras, yo soy Enrique Bautista, mis padres tenían una importadora de telas, pero hace unos meses cayeron en bancarrota, pensaron que podían mantenerme en esta escuela con lo que nos quedo, pero las demandas de sus trabajadores nos han quitado más de lo que pensaron, ya no pueden pagarme los semestres en esta universidad y pues yo pensé en irme a una publica, pero me duele dejar a mis amigos, los conozco desde la primaria y nos la hemos arreglado, para que a pesar de que estamos en carreras diferentes, comemos todos los días juntos y salimos, nos ayudamos en lo que podemos.

Para este punto a él se le cortaba la voz y a dos de sus amigos le salían algunas lagrimas

  • Por eso a Ilitia se le ocurrió la idea de organizar esta fiesta y ayudarme a pagar con lo que saquemos.

Escuchar eso, me hizo un nudo en la garganta y empecé a parpadear más de la cuenta pues era inevitable recordar a Guillermo, mi mejor amigo y mi hermano, no sé si ellos se dieron cuenta de que me habían conmovido tanto, pero por esta vez no me importaba.

  • Pues bueno chicos, ya quedamos, solo denme la dirección y enséñenme como llegar. Les doy mi palabra de que esta fiesta será un éxito.

El chico que hablaba rápido estiro su mano hacia mí y yo se la estreche.

Ellos se fueron y yo baje a la cafetería, me senté en la mesa que acostumbraba con mi hermano, me había conmovido la unión que esos chavos tenían, siempre había querido a alguien así, y lo tuve, la vida me dio a mi hermano, pero también me lo quito, me quede así, solo recordando, a Guillermo.

Llegaron varios compañeros del salón, se sentaron a mi lado y empezaron a hacerme preguntas, a contarme de sus cosas; no me encantaba estar con ellos, pero hice mi mayor esfuerzo por parecer interesado, en cuanto vi a Rósela en una mesa, mirándome fijamente y acompañada solamente por Estela.

León estaba en otra mesa con Damián y sus amigos. León alternaba su mirada entre Rósela y yo. Damián estaba perdido mirando su celular.

El receso acabo y todos volvimos al salón. De nuevo el silencio y después el timbre anunciando la salida.

Cuando iba hacia afuera, me hablo la directora y fui con ella, se notaba alegre y me agradeció por lo de los fotógrafos y reporteros

  • No sabes Alexander, me han llamado de muchas revistas para darle permiso de entrar a tomarte fotos o para que les dé una entrevista contándoles sobre ti, incluso hay unos padres que ya se anotaron en la lista para que sus hijos tengan un lugar para el próximo año. No me creas, pero me contaron que el consejo de la escuela está pensando en subir las cuotas del próximo año. Tu plan ha sido todo un éxito y en tan solo unos días, no imagino como será al final del año.

Me alegro por la directora y por el consejo, pero eso francamente no era algo que me interesara.

Entramos a su despacho y donde nos esperaban dos hombres, me senté y esperaba que se presentaran, pero no lo hicieron, simplemente empezaron a hablar

  • Veras Alex

  • Alexander, por favor

  • Veras Alexander, hace tiempo que esta idea nos viene rondando la cabeza, queremos llegar al público Latino, pero no encontrábamos la forma, somos una empresa de perfumes, aun no hemos lanzado ninguna fragancia en territorio americano, pero en Europa y Asia, somos conocidos desde hace veinte años

  • ¿Y yo que tengo que ver con eso?

  • Tu fama te precede Alexander, en menos de un año, has logrado lo que muchos no logran ni en diez, eres Trending Topic, en todas la redes sociales, tus fotografías en ropa interior están causando furor en el mundo, incluso ya varios que están haciendo memes con tu foto; en resumen queremos que seas la imagen de nuestro primer lanzamiento, una esencia echa para las pieles latinas

  • ¿Por qué yo?

  • Porque queremos lanzarla por lo grande y tú eres la imagen ideal de un Latino, una imagen exótica, salvaje, sensual, representas lo que queremos que sea nuestra marca, única, que cause sensación en el mercado.

  • Me gusta la idea, pero tengo un representante, hablen con ella.

  • Lo hicimos, pero, no nos toman las llamadas, es por eso que antes de que alguien se no adelante, hicimos averiguaciones y decidimos tratar el asunto contigo en persona. Piénsalo Alexander, es una gran oportunidad para los dos, tu carrera subiría y tú te convertirías en una leyenda, la verdad es que estamos poniendo nuestra esperanza en ti, hace tiempo que queremos lanzar esta fragancia, pero estábamos buscando a la imagen perfecta.

La idea me encantaba, pero, el problema era… Marcos, dudo que estuviera de acuerdo, de hecho me imaginaba que la razón por la que Fabiana no les respondía el teléfono, era él.

La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible.

Arthur Clarke