Golpe por Golpe XXll. Noches de Fiesta.

Lamento el haberlo borrado a unas horas de su publicacion, pero mientras lo leia, descubri que estaba incompleto. Espero que esta vez si se publique tal cual. Ojala no les moleste leerlo de nuevo y valorar. Sin mas, espero sus comentarios.

Es el peor enemigo el que aparenta no poder causar daño, porque intenta, inspirando confianza, asegurar su golpe de venganza.

Félix María Samaniego

Después de ese primer enfrentamiento, las cosas fueron mejorando por decirlo de alguna manera, el siguiente día fue un tanto más tranquilo y el siguiente mas y así pasaron varios.

De alguna forma continuaba siendo un marginado, pero esta vez, era diferente, ahora ya no había insultos, ni golpes, sin daños...

Aun cuando todos en la escuela aparentaban ignorarme, era seguro que todo el tiempo estaban pendientes de cualquier movimiento mío; podía sentir sus miradas posándose sobre mí a cada instante del día.

Los notaba nerviosos y eso me llenaba de confianza, podía haber atacado al instante, pero en el fondo sé que me había precipitado al venir a México de buenas a primeras y sin más, exponerme frente a todos.

No podía dejar cabos sueltos...

Entre muchas cosas que tenia por hacer, estaba ponerme al corriente con la escuela, ordenar mi vida en México, eso incluía, mi rutina de correr por las mañanas, encontrar un gimnasio, mandar a traer todas mis cosas de NY y un largo etc.

Sin embargo, el tiempo se me agotaba, la mirada de la directora era insistente, no le bastaba con que hasta ahora resultaba un excelente alumno, tanto que el profesor Mariano, se había olvidado de que el primer día de clases me enfrente a él.

Diario revisaba la pagina en la que habían ofrecido una recompensa por saber ¿donde estaba?, al principio, todos se volvieron locos, aparecieron alertas por todo el mundo, enviaban fotos borrosas, donde se aseguraba que estaba en rehabilitación o en las maldivas, otros insistían en que me habían secuestrado y algunos más aseguraban haberme visto en Ibiza dándome la gran vida. El problema con un rumor, es que por mucho que lo alimentes, no importa cuanto crezca, todos, tienen fecha de caducidad.

Como caído del cielo, me llego la noticia de que Rósela cumplía 18 años y estaba organizando una fiesta por todo lo grande.

Dudo que me invitara, por lo que fingí no saber nada. Mientras, comencé a planear paso a paso lo que haría.

Como primer paso, le pedí a Diana que tomara un par de fotos mías saliendo de un famoso centro comercial, me asegure de que se me viera el rostro perfectamente; Don Alberto, también tomo unas mientras salía del colegio. Más tarde, me encargue de filtrarlas en Internet. Espere con paciencia que mi plan diera frutos, pero después de dos días, nada pasaba, comenzaba a asustarme  y temí lo peor, que mi fama se hubiera desvanecido con la misma facilidad con la que llego.

No fue hasta una semana después, que saliendo de la escuela, me pareció ver como unos hombres estaban afuera del colegio y comenzaron a tomar fotos, en cuanto voltee para verlos mejor, se subieron a su auto e inmediatamente se fueron; en México la delincuencia esta a la orden del día y según la prensa, los secuestros también, aun así, me parece que es igual a otra ciudad, con su lado malo, pero también con una cara buena que la prensa amarillista ya olvido o que tal vez no vende tanto como hacer público el lado obscuro de esta ciudad...

Regresando a lo que nos compete, el trayecto a la casa estuve sumamente nervioso, intente calmarme, pero me fue imposible, cuando al llegar a casa, vi claramente como el mismo carro estaba estacionado dos casas atrás.

El miedo comenzó a hacerse presente en mi cuerpo, me estaba poniendo paranoico, incluso pensé en contarle lo que había visto a Don Alberto, pero no quería sugestionarlo, después de todo, podría ser solo imaginación mí. Mi cabeza empezó a dar vueltas, pensando en todas las posibilidades, la mayoría muy malas, pero un par de ellas me favorecían.

Precisamente por eso fue que decidí arriesgarme, en cuanto termine la tarea, me arregle como acostumbraba, en México aun no hay una cultura de la moda, por lo que seguramente vestido así llamaría la atención lo suficiente, para comprobar que mi teoría era correcta, solo basto elegir una cartera y enseguida llame un taxi.

Durante el trayecto busque en Internet, el lugar adecuado para salir, Benditos celulares, y pensar que antes solo solía usarlo para hablar con Don Alberto y mensajearme con mi... mi hermano; el caso es que elegí  de entre menos de diez lugares famosos, en NY esto no pasaba, pero ya no estaba allá, aun así, me decidí a ir a un lugar relativamente nuevo aquí en la ciudad, en Manhattan hay uno con el mismo nombre, el 1OAK (one of a kind).

El lugar no era nada nuevo, ni único en su clase como se jactaba, pero si estaba lleno, exactamente como en Manhattan, decenas de personas intentando entrar.

Baje del taxi y como pude me cole entre todos hasta llegar a la puerta que custodiaban dos hombres uno corpulento y el otro alto y delgado, ambos vestidos con traje negro, igual que en NY, ¿será que el alguna clase de uniforme que usan todos los cadeneros alrededor de mundo?, cuando estuve frente a ellos, inmediatamente me miraron, el más fuerte de ellos me miro fijamente y me dijo que regresara a la fila,  le sostuve la mirada y el se sorprendió cuando saque un billete de 500 pesos, y luego otro, sonrió ligeramente y me pidió mi identificación, continúe mirándolo fijamente y sin decir una sola palabra, saque un billete mas, desabroche la cadena y entre, el hombre hizo ademan de detenerme, he instantáneamente, puse los tres billetes en la bolsa de su saco y seguí mi camino, donde se encontraba el otro joven, corrió la cortina para dejarme pasar, era guapo, y a juzgar por la manera en que me veía, es obvio que yo también le había gustado, en cuanto cruce la cortina, voltee a ver al chavo, le guiñe un ojo y el sonrió de medio lado, justo antes de que el otro cadenero, el musculoso, lo tomara por el hombro y mientras caminaba dándoles la espalda, lo escuche decirle

  • ¡Vaya con el chaparrito!, te gusto ¿verdad?

  • Cierra la boca, o ¿prefieres que te la cierre con un billetito más?

No pude escuchar más, porque ya estaba muy lejos y el sonido de la música me lo impidió.

Un mesero se acerco a mí y me pregunto si quería mesa, estuve tentado a aceptar, pero ya había estado sentado mucho tiempo en la escuela, en la casa y en el taxi; me fui rumbo a la barra, estaba llena, como siempre fue un lio hacer que me atendieran, a lado mío había una chava joven, alta y delgada, nada nuevo, se me quedo viendo y me sonrió, al principio creí que se burlaba, pero después me di cuenta, que solo le hacía gracia, y después de todo, ¿a quién no?, ese pensamiento, me hizo bajar la guardia y le correspondí con la misma sonrisa. Ya me estaba aburriendo, seguramente la única forma de que me atendieran, sin tener que pasar por estos empujones y gritos, era pedir una mesa, me fui de la barra y justo cuando iba a hablar con un mesero, alguien me tomo por la espalda y me voltee para ver quién era, me sorprendió ver que era la joven que hasta hace unos minutos estaba a mi lado, se inclino ligeramente hacia mí y me dijo al oído

  • Tu eres Alexander ¿verdad?

No sabía que decir, si bien estaba acostumbrado a eso de que la gente me reconociera, hace tanto tiempo que no pasaba, que me había tomado por sorpresa.

  • Si, ¡soy yo!

  • Lo sabía, esa mirada es inolvidable. Soy Lilian. Mi madre y yo estábamos entre las invitadas a la pasarela de Fabiana, vi todo, fue un show increíble

  • Mucho gusto Lilian, es extraño encontrarse con alguien que me reconozca en esta ciudad

  • Lo sé, parecemos unos cavernícolas que no saben del mundo, pero no todos somos así, ¡yo no! Ven vamos, te presento a unos amigos, que tampoco lo son, espera, ¡no!, antes vamos a la barra. Aposte con una amiga, si logro darle un beso al Barman ella me da su bolso McQueen.

  • Un bolso McQueen a cambio de un beso, me parece un pésimo trato

  • En otras circunstancias lo seria, pero da la casualidad de que ese Barman, es hijo del dueño de lugar, trabaja en la barra solo por gusto, y es uno de los solteros más cotizados de la ciudad, no le hace caso a nadie...

  • Ok, entonces vaya que será un reto.

  • ¡Lo sé!, pero vale la pena intentarlo. ¿Vamos?

  • De acuerdo. ¡Vamos!

Lilian y yo caminamos hacia la barra, y nos situamos frente al famoso hombre, el solo se nos quedo viendo y nos pregunto ¿que queríamos?, Lilian se quedo paralizada, sin duda el hombre ese, era muy atractivo, pero se estaba desesperando de que ninguno de los dos respondía, tuve que improvisar, pues esta pobre chica estaba quedando pésimo frente a los ojos del Barman.

  • Lo siento, pero le aposte a mi amiga que tus ojos eran azules, ella insiste en que eran verdes y le volví a ganar. Lil, vámonos, ya no tenemos nada que hacer aquí.

La pobre no reaccionaba, así que me la lleve a la fuerza, pero antes... un último intento. Le pedí un billete y ella saco uno de mil pesos, no entendía para que lo iba a necesitar, de hecho intento preguntarme, pero yo ya estaba de regreso a la barra.

  • Hey ¡tu!, mi amiga te manda esto, por hacerte perder tu tiempo. Dice que el tiempo es oro y no le gustaría que tuvieras perdidas por nuestra culpa.

Deje el billete sobre la barra y regrese con Lilian que me esperaba sorprendida por lo que había hecho.

  • ¿Sabes que no o necesita verdad?, ¿por qué hiciste eso?, ¡Dios!, estás loco, ahora sí que no tengo ninguna oportunidad con él, va a pensar que no lo conozco o que lo quise humillar.

Si bien no había tenido una relación nunca, algo me había enseñado NY y Fabiana y es que la actitud pasivo agresiva siempre funciona para hacerte notar. El resto dependía de uno. Eso es lo que intente explicarle a esta mujer.

  • Sigue caminando que ahora te explico.

Fuimos a la terraza del lugar donde podíamos hablar sin tanto ruido y ahí comencé

  • Veras, como bien dijiste, ese hombre va a creer q no lo conoces o que intentaste burlarte del, y cualquiera de las dos opciones es buena, el está acostumbrado a que todas las mujeres se arrojen a sus brazos, es un cazador nato, le gusta conocer a su presa para luego comérsela, pero se aburre con tantas mujeres que llegan y se tiran a sus pies, es por eso que se da el lujo de despreciarlas, busca algo nuevo, y ese algo nuevo mi querida Lilian, tienes que ser tu, hazte la difícil, no parezcas desesperada aunque lo estés; estoy un 80% seguro que antes de terminar la noche va a buscarte para devolverte el billete, tu solo finge desinterés y si por alguna razón tenemos buena suerte y te quiere besar...

  • ¡Ya!, ya entendí, no lo debo besar.

- ¡No!, al contrario, bésalo como si de ese beso dependiera tu vida, y después aléjate de el tranquilamente o voltéate a hablar con otra persona, lo que sea, si intenta besarte de nuevo, ahí si que lo rechazas con sutileza. El chiste es darle una probadita y dejarlo queriendo más.

Y era verdad, eso hacía yo con todos en NY, me portaba como la persona más dulce, para luego ser el más pedante y desinteresado. Siempre soportaban todo con ganas de que yo volviera a ser el niño agradable de antes, según Fabiana, que fue la que me enseño esa táctica, ese repentino cambio de humor los desconcierta y los hace sentir que ellos hicieron algo mal, y provocaron ese cambio de humor. Fingir desinterés siempre funciona, pero se debe hacer con cuidado, porque en exceso, mata la curiosidad de la otra persona.

Si eso no funcionaba, es porque seguramente el hombre era Gay o menos probable, que tenia pareja y era fiel.

Lilian y yo regresamos a la mesa, donde todas sus amigas me recibieron muy bien, de pronto, entre copa y copa, todos ya hablábamos como si nos conociéramos de años, teníamos en común a varios conocidos en NY. Ya mas entrada la noche, se acerco a nuestro lugar el famoso barman, las calme a todas y les dije que fingieran no conocerlo, afortunadamente todo esto paso antes de que el llegara a nuestra mesa. Se acerco y estas cinco mujeres parecía que iban a estallar, de la emoción, por lo que una vez más tuve que ser yo quien tomara la iniciativa.

  • No se nos ofrece nada, muchas gracias.

Al escuchar eso, todas temblaron, incluso los de la mesa de a lado comenzaron a prestarnos atención, y es que nadie se podía creer que alguien tratara así al Playboy mexicano.

Incluso el parecía sorprendido y por un instante temí que me había pasado.

  • Ehm, ¡yo!, no, es decir, mi nombre es Michelle del Olmo, y... soy el hijo de dueño, me gustaría saber ¿si están bien?, si ¿no se les ofrece nada?

Lo había logrado, estaba sorprendido

  • Oh, lo lamento, no sabía eso. Acabo de llegar a México y mis amigas quisieron darme la Bienvenida en este lugar, no sabíamos quien eras, disculpa nuestra descortesía. Te presento a Karla, Selene, Amaia, Gabriela

Se nos quedaba viendo a todos, pero en especial a Lilian, por lo que espere a presentarla al final.

  • Y ella es Lilian. Chicas, el es Michelle.

Para este momento, ellas ya no dudaban de mi plan, por lo que lo saludaron normal, guardándose para sí mismas, toda la emoción que seguramente sentían.

Después de la presentación, el ambiente estaba un poco tenso, por lo que rompí el hielo, invitándolo a sentarse.

El se sentó a lado de Lilian y ellos comenzaron a hablar, ella como una experta, alternaba la conversación con él y con nosotros. Después de un rato platicando, simplemente se levanto, me tomo de la mano y me jalo hasta el baño. Dentro del baño casi se desmaya.

  • Dios Alexander, eres un genio, ya veo por qué te volviste tan famoso en tan poco tiempo, esto es lo que hiciste para conquistar a Ian ¿no?

Su pregunta me dejo descolocado, y de pronto era yo el que casi se desmaya.

  • ¿Que dices?

  • ¡Vamos!, es un secreto a voces que tu y el anduvieron y que por eso te desapareciste de NY

  • yo... ¿de dónde sacaste eso?

  • Pues de Internet, ¿de dónde más?, todos andan vueltos locos buscándote, para saber sobre lo de ustedes.

  • Yo... te equivocas, el y yo solo somos amigos, bueno, no tanto, digamos que conocidos

  • Como sea, muchas gracias.

Antes de salir, llego el joven de seguridad que había visto allá afuera, parecía apurado, pero cuando choco conmigo se tranquilizo

  • ¡Eres tú!, oye... lo siento, pero no puedes estar aquí, es el baño de mujeres.

Lo mire tranquilamente, era muy guapo, alto, delgado, ojos café, nariz afilada, pómulos marcados y barba partida, se parecía un poco a Michelle, el Barman.

  • Lo lamento, pero mi amiga se sentía un poco mal y la acompañe.

  • Oh, ¿está bien? si, gustas puedo llamar una ambulancia

  • No, gracias, creo que no fue para tanto, fue solo un ligero mareo

  • Bueno, si necesitas algo, quise decir, si necesitan algo, no dudes en pedírmelo. Mi nombre es Esteban

  • Gracias Esteban, yo soy Alexander.

  • ¡Lo sé!, he visto varias fotos tuyas.

Insisto, me había desacostumbrado a que la gente me reconociera. Por lo mismo, no pude evitar sonrojarme, lo sé, porque sentí claramente como mi cara se lleno de sangre y me empezó a dar mucho calor.

  • Gracias

  • Gracias ¿por qué?

Me estaba poniendo nervioso, por lo que decidí que ya era tiempo de irme de ahí, voltee para buscar a Lilian, pero no estaba.

  • Ya entiendo, me agradeces por haberte dejado pasar. ¿No?

  • Si, eso

  • jajajajajajajajaja, quien debería de agradecerte es el tanque, le hiciste la noche, yo simplemente te permití el paso.

Los nervios seguían presentes, pero se diluían poco a poco. Y el seguramente lo noto, porque comenzó a hablar muy apresurado

  • Al parecer tu amiga entendió, que quería estar solo contigo. ¿Te puedo acompañar a tu mesa?, me gustaría seguir platicando contigo, ¿sabes?, me gustaste mucho

Definitivamente los nervios ya se habían ido

  • De acuerdo, ¡vamos!

Regresamos a la mesa, justamente para ver como Lilian besaba a Michelle, en cuanto me vio, termino el beso sin previo aviso y corrió a verme.

  • Te tardaste en el baño, empezaba a creer que ya te habías ido sin darme tu teléfono

Saco su teléfono y le dicte mi numero, me lanzo una llamada perdida, yo guarde su número y me dispuse a presentarles a... diablos, se me había olvidado su nombre, y es que eso me pasaba muy seguido, el pareció entenderlo y se presento ante todos, esperaba no causarle ningún problema por estar con nosotros y descuidando su trabajo. Extrañamente, él y Michelle no se saludaron, mas tarde me entere que es porque eran hermanos, Michelle de 25 y Esteban de 22.

El resto de la noche fue muy tranquila, todos platicando con todos, pero ya eran las 5 de la mañana y en el lugar quedaba muy poca gente, en unas horas tenia clases y me despedí de todos.

Esteban me alcanzo antes de salir

  • Esperaba poder acompañarte hasta tu carro.

  • Lo lamento, pero creo que no se va a poder

Esteban pareció extrañado por mis palabras y se puso serio

  • Y ¿por qué no?

Sonaba enojado

  • Por qué no traje carro, de hecho no se conducir, me voy a ir en un taxi, y mira ya esta aquí. Fue un placer conocerte Esteban, espero que nos veamos pronto.

Le di la mano y el la apretó suavemente, el tacto de su mano era cálido, pero causo una marea de recuerdos, León, Ian...

En vano intente soltarme, porque él me tenia agarrado firmemente, pero debió notar mi mirada, porque en ese momento, me soltó.

Se acerco al taxi junto conmigo y me abrió la puerta, justo cuando iba a entrar

  • Espera, ¿de verdad te gustaría que nos volvamos a ver?

La pregunta me sorprendió, y es que no sabía si me gustaría volver a verlo, pero después de unos segundos de pensarlo, si, la verdad es que me caía bien, ¿por qué no volver a verlo?, después de todo, me sentía bien a su lado, quizás fue por las luces y la música tan alta, pero en todo ese tiempo no pensé en Rósela, ni el León, ni en ninguno de ellos, me concentre en Esteban y su extraña forma de tratarme.

  • Si, me gustaría volver a verte.

  • Vaya, que alivio, tardaste tanto en contestar que me había asustado

De pronto, todos los coches que estaban detrás del taxi, comenzaron a pitar y el taxista interrumpió nuestra plática, para pedirme que subiera rápido.

  • Me tengo que ir Esteban, pero te doy mi número y ¿quedamos?

  • No, yo... esperaba poder llevarte a tu casa

No estaba muy seguro de decirle que si, después de todo, lo conocía de unas pocas horas, alce mi vista y me tope con sus ojos, parecían suplicar, yo, esperaba no equivocarme, pero acepte.

  • Esta bien, ¡vamos!

Esteban cerró la puerta del taxi, abrí mi cartera para pagar al taxi su tiempo, pero él se me adelanto y le pago

  • El joven se va conmigo. ¡Muchas gracias por todo!

Caminamos al estacionamiento y subimos a su auto. Durante el trayecto, fuimos platicando de todo un poco, me gustaba estar con él, su conversación me entretenía, porque siempre sacaba algún comentario gracioso, me conto que él y su hermano trabajaban en el antro, pero que también tenían trabajos en el día, el era arquitecto y su hermano abogado, la vida nocturna no le gustaba mucho, pero lo hacía porque su padre insistía en que todo eso algún día seria de ellos y tenían que saber cómo es que se manejan, para que nadie les viera la cara. Al parecer Michelle y el eran muy diferentes, pero sumamente unidos; ver como hablaba de su hermano, me conmovió, me hizo recordar que yo también tuve un hermano y que...

Llegamos a mi casa y nos despedimos, le extendí la mano otra vez y me jalo hacia él, justo cuando pensé que me besaría, una chispa de luz cruzo por sus ojos y se separo de mí

  • Lo siento

  • No te preocupes

Me lo dijo casi en un susurro y de la misma forma le respondí, nuestros labios estaban muy cerca, podía sentir su aliento chocar contra mi cara, pero... no quería arruinar las cosas, y de nuevo pensé en Ian, no quería que esto terminara así, quería alejarme de él, pero me gustaba estar así, entonces fue él quien me beso en la mejilla y ambos nos separamos tranquilamente.

Me abrí la puerta del carro

  • ¿Te doy mi numero?

  • No

Me sorprendió su respuesta, pero la sonrisa en su cara confundía, era la de un niño cuando acaba de hacer alguna travesura.

- Ya lo tengo. Espero que no te enojes, pero cuando se lo diste a tu amiga Lilian, lo memorice y después lo guarde en mi celular. No esperabas que dejara ir tan fácil una oportunidad de conquistar a la fiera de la pasarela ¿o sí?

Entre a la casa, con una extraña sensación, Don Alberto estaba esperándome en la sala, me reprocho y un poco la hora de llegada, pero aunque quisiera, nunca podía ser duro conmigo, subí a mi cuarto y pensé en dormir, pero seguramente si lo hacía no me despertaría a tiempo para ir a la escuela. Hice un gran esfuerzo por no dormirme, pero al ver que no funcionaba, preferí meterme a bañar y comenzar a arreglarme, baje a desayunar de nuevo yo solo, las imágenes en mi mente siempre aparecían cuando no había nadie a mi alrededor, no pude desayunar y mejor le pedí al Don, que me llevara a la escuela, era más temprano de lo acostumbrado.

Contrario a lo que pensé ya había varios compañeros en la escuela. Me senté en una de las jardineras, solo me quede viendo el cielo, justo ese momento en el que está saliendo el sol y la noche se confunde con el día, inevitablemente recordé aquella escena con León en ese puente y una dolorosa punzada en mi pecho me hizo bajar la vista, una lagrima cayó sobre mi mano e inmediatamente limpie mi rostro evitando que alguna mas escapara de mis ojos. Saque mi celular para distraerme, en momentos así, me arrepentía de no haber descargado algún juego para aturdirme en el. Me puse a ver las fotos del antro, en realidad tenía muy poco de todo, pocas fotos, pocos contactos, pocos mensajes... mensajes, ahí estaba ese mensaje de nuevo, tenía bastante tiempo sin ser respondido, al igual que las llamadas que le siguieron, al principio no lo respondí por miedo, no sabía qué pasaría si Ian se enteraba de que estaba aquí, después fue por capricho necesitaba saber cuántas veces era capaz de buscarme antes de perder el interés... lo cierto es que no quería contestarle, no le veía el caso ¿para qué?, después de todo, el estaba en NY, no quería responder ese mensaje, me daba pánico pensar en el, en todo lo que habíamos pasado, dos días, solo dos días con él y habíamos llegado demasiado lejos. Pero, ¿por qué no?, algo más fuerte que yo, una emoción indescriptible me llevo a responder, pero ¿Qué podía responderle?, leí una vez más el mensaje:

Hola Bonito, pase a buscarte a tu edificio, pero me dicen que saliste, espero que regreses pronto, NY no es lo mismo sin ti, no tengo a nadie con quien pelear, ni a quien entregarle este ramo de rosas blancas que compre ayer y que amenazan con marchitarse.

No sé que me hiciste, pero últimamente solo ando buscando a algún joven de ojos salvajes al que pueda demostrarle que los chicos como nosotros... si pueden enamorarse.

El impaciente, Ian, tu más ferviente admirador y futuro novio.

Tan solo descubrí que me lo sabía de memoria y ¿Cómo no?, si ya había perdido la cuenta de las veces que había leído y vuelto a leer el mensaje, imaginando su voz, siempre con la esperanza de que me enviara otro, pero no, lo único que hacía era llamar y yo solo lo dejaba sonar, por miedo a escuchar su voz. Como pude espante esos miedos y aunque no lo logre del todo, comencé a escribir una respuesta.

¡Buenos días! Lamento la tardanza del mensaje, bueno, en realidad no, estaba probando tu aclamada impaciencia, y al parecer, supiste esperar. ¿No sé qué decirte?, no creo volver a NY en algún tiempo, vine a México para arreglar algunos asuntos y no sé cuánto tiempo me lleve, solo sé que no me iré de aquí, hasta haber terminado.

Siento decirte que cada vez confirmo más que el amor no se hizo para personas como nosotros, aunque tal vez debería dejar de decir nosotros. Acéptame un consejo y deja de buscar...

Alexander, una fiera indomable.

Pensé en no enviarlo, pero el timbre de la escuela sonó y el susto hizo que apretara la pantalla. El mensaje se había ido y nada podía hacer, tome mis cosas y subí al salón, con una extraña sonrisa en los labios. Ian siempre provocaba sentimientos contradictorios en mí.

Cuando llegue al salón, todos estaban felices, entendí porque, en el momento que vi a Rósela, se me había olvidado que hoy sería el festejo de su cumpleaños, ¡diablos!, al parecer mis planes serian un total fracaso, aunque mantenía la esperanza de que no fuera así, tome mis cosas y salí del corriendo del salón, tropecé con Damián en el pasillo, mi mochila cayó al suelo, suspire, no quería pelear, pero era Damián y sabia que no dejaría pasar esta oportunidad. Me le quede viendo y el a mí, estuvimos así por unos segundos que se me hicieron eternos, hasta que fue él, quien rompió la conexión de nuestras miradas, se inclino y tomo mi mochila.

  • Fue mi culpa, ¿estas bien?

El tono de su voz era diferente y eso me erizo la piel

  • Si gracias.

Agarre mi mochila de sus manos y seguí mi camino, fui a la biblioteca y me senté en una de las maquinas, busque en la página de los chismes. Y lo vi, pude respirar tranquilo, cuando leí la última publicación. Eran apenas unas líneas

MANSO CORDERO VUELVE AL HOGAR

Hace apenas unas horas, me llego una alerta con pruebas irrefutables.

Nuestro aclamado Alexander ¡apareció!

No saquen conclusiones, sepan que lleva algún tiempo en México y que se lanzo

a la casa de uno de los solteros más cotizados de ese país, no podemos culparlo,

después de todo, cualquiera es mejor que Ian, el Playboy redimido. Estaremos

a la expectativa de que pasara con la aclamada fiera de la pasarela.

En hora buena Alexander y mucha suerte con Esteban del Olmo. La necesitaras.

Después de esto, no sabía si estar feliz o...

Regrese a clases, justo a tiempo, para entregar mi tarea, las palabras de ese bloguero, no dejaban de darme vueltas, aunque, por lo menos, había logrado mi cometido, todos sabían que estaba en México, no pensé que Esteban fuera tan famoso, ni tampoco que se supiera que algo había pasado entre Ian y yo, el temor continuaba, contaba con mi fama para, para lo que fuese que la necesitara.

Las horas pasaron rápido, y mi cabeza no dejaba de darme vueltas, cuando salimos al receso una joven se me acerco, se presento y me pidió una foto, accedí a tomármela y antes de irse, me dio las gracias y me dijo

  • Eres más guapo en persona.

Y se fue caminando tranquilamente, para luego reunirse con sus amigas. Las clases continuaron, nadie prestaba mucha atención, estaban más emocionados por la fiesta de Rósela, alcance a escuchar varios comentarios, sobre la ropa que usarían, a qué hora llegarían y el lugar del aclamado evento.

Las clases terminaron y la maestra me llamo para aclarar unas cosas con respecto a mi exposición de la clase pasada.

Cuando salí del salón, decidí pasar antes al baño y ahí sonó mi celular, me lave las manos y lo saque de mi bolsillo, era un mensaje de Lilian

Muero por qué me cuentes lo que paso entre ustedes, es que... ¿somos cuñados? jajajaajajajajajaja. Tengo una fiesta hoy, mándame tu dirección y paso por ti. Por cierto... ¡nah!, olvídalo, eso mejor te lo pregunto cuándo nos veamos.

No sé que quisiera preguntarme, pero le mande mi dirección y le dije que nos veíamos a las 10, me vi en el espejo y una sonrisa maliciosa, apareció en mi cara, me arregle el cabello y salí con dirección a la salida, traía el celular en la mano y me asuste cuando vibro, haciendo que se me callera de las manos. Lo levante y era otro mensaje, pensé que era Lilian que me confirmaba, pero me lleve una sorpresa al ver que era Ian, me puse muy nervioso y más cuando comencé a leerlo.

Me gustas mucho ALEX. Por ahora es lo único que te voy a decir, a menos que contestes mis llamadas. Aunque sea solo para reclamarme llamarte ¡ALEX!

Pensé en reclamarle, pero no le iba a dar el gusto.

Había muchas personas afuera del colegio, y todos corrieron hacia mí en cuanto me vieron. La lente de una de las cámaras reflejo el sol, me cegó y en segundos, todos estaban alrededor mío, hacían muchas preguntas y no podía entender ninguna, intentaba enfocarme, pero me quede en blanco, inmóvil; hasta que escuche a esa mujer ¿Qué nos puede decir de su relación con Ian Pusset?, una corriente eléctrica recorrió mi espina hasta mi nuca, sentí como mis ojos se habrían más de lo normal

  • Lo siento señores, no tengo nada que comentar, en cuanto tenga algo que contarles, yo los buscare. Ahora, si me permiten, tengo que ir a mi casa a arreglarme, porque tengo un compromiso.

La preguntas siguieron, pero yo me abrí paso entre todos ellos, la directora apareció y junto con ¿Damián? me ayudaron a llegar a la camioneta donde me esperaba Don Alberto con la puerta abierta, tan pronto estuve dentro, Don Alberto subió al carro e irnos directo a la casa. No entendía que hacían tantos reporteros afuera de la escuela y... otros tantos, afuera de mi casa.

En el trayecto a casa ate cabos, estaba en lo correcto, esos hombres que había visto, no eran secuestradores, sino mas bien paparazis que estaban investigando sobre mi rutina.

Entramos como pudimos, y tan pronto estuvimos libres de reporteros, llame a Fabiana, al parecer ya estaba al tanto de todo, y me explico que eran la prensa del corazón que siempre estaba detrás de un buen chisme sobre algún famoso.

Después de escucharla, pedirle que no le dijera nada a Marcos y escuchar varios consejos. Me recosté en mi cama y quede dormido profundamente. Me desperté muy tarde, no quería levantarme, pero al revisar mi celular, vi varias llamadas perdidas, todas de Lilian, le regrese la llamada y confirmamos nuestra cita.

Le quería contar el plan que se me había ocurrido, pero contarle que era un plan, ¡no!, tendría que contarle muchas más cosas y, ash, ya basta de cosas, tenía poco tiempo para arreglarme, fui al vestidor y saque del porta trajes un saco, elegí un pantalón, un chaleco, no quería corbata, pero elegí una, después, unos zapatos, ¿una cartera?.... me metí a bañar y enseguida me comencé a vestir.

Lilian llego antes, se veía muy bien, con un vestido azul eléctrico y unas zapatillas amarillas a juego con su bolsa. En lo que terminaba de arreglarme, estuvimos platicando, me conto que Michelle lo había estado buscando, pero que como habíamos quedado, ella no le había contestado. Según ella, se había portado como todo un caballero. Después, yo le conté lo que había pasado con Esteban y ella se puso histérica, comenzó a dar saltos y me comenzó a decir cuñado, jajajajajajajajajaja estar con Lilian siempre hacia que se me olvidara todo, y así era otra vez, hasta que se le ocurrió preguntarme

  • Oye, ¿ya viste a Ian?

  • ¿A Ian?

  • Si, que ¿no sabes?

  • ¿Saber qué?

  • Yo... bueno, mejor te lo muestro

  • ¿Mostrarme qué?

Estaba muy nervioso, eso me pasaba cada que alguien me hablaba de Ian, y más, por que Lilian estaba muy misteriosa

Se puso a buscar en su teléfono y cuando lo encontró, me mostro una imagen de su twitter, Ian ¿estaba en México?

Inmediatamente le entregue su teléfono, y continúe arreglándome, Lilian no hizo más.

  • Listo Lil... ¿nos vamos?

Las manos me sudaban, y no podía sacarme la imagen de Ian de la cabeza, ¿Qué hacía en México?, pero, tenia cosas más importantes que hacer

  • ¿donde tienes planeado que vayamos?

  • En realidad pensé que podíamos ir de nuevo a 1OAK

  • De acuerdo, ¡vamos!

En cuanto llegamos al antro, varios flashes se estamparon contra nosotros, todos haciéndome preguntas; Esteban corrió hasta nosotros y junto con varios hombres de seguridad nos metieron al lugar.

Esteban fue el que comenzó a hablar

  • Yo, de verdad lo lamento, no pensé que esto pusiera pasar, llegaron desde temprano... perdóname Alexander

  • ¿Perdonarte por qué?

  • Por haberte metido en este aprieto, yo no quería que empezaran a molestarte, subí las fotos sin mala intención.

  • Así que fue por eso que se enteraron que tú y yo, nos conocemos

  • Si, ¡discúlpame!

  • No te apures, digamos que ya estoy algo acostumbrado

Estuvimos un rato dentro, pero tanto Lil como yo no aburrimos pronto, Michelle estaba en la barra y Esteban se ocupaba de que los fotógrafos no molestaran a los clientes que llegaban, al parecer el rumor de que había fotógrafos afuera, corrió rapidísimo, por que comenzaron a llegar varios artistas e hijos de políticos, todos con el único fin de ser fotografiados.

El lugar estaba atascado, incluso la zona VIP en donde estábamos nosotros.

Tenía que continuar con mi plan ahora que todo estaba saliendo mejor de lo que esperaba. Salimos a donde estaban los fotógrafos y después de posar un poco.

  • Señores, silencio por favor, si esperan que responda alguna de sus preguntas, síganos por favor.

El carro ya nos esperaba y Lil comenzó a conducir rumbo a otra fiesta, seguidos de varios reporteros que seguramente no se perderían la ocasión de llevar un buen chisme a sus revistas y periódicos. Fabiana tenía razón cuando me dijo que si una de las mejores formas de obtener algo de alguien era despertando su curiosidad.

Por fin llegamos al salón y el valet parking se sorprendió de que llegáramos con tantos reporteros y fotógrafos, por eso mismo no se atrevieron a pedirnos invitación. Lil no sabía de quien era la fiesta, ni le preocupaba, estaba demasiado ocupada viéndose perfecta para los fotógrafos.

Entramos al salón y uno por uno comenzaron a vernos, no podían creer que fuera yo y que me presentara así. Camine hasta el centro de la pista donde estaba Rósela, debo admitir que se veía muy bien vestida de blanco, su vestido en corte sirena le favorecía, se veía mas delgada, aunque en mi caso, el blanco hacia resaltar mis ojos y mi piel ligeramente morena. Mientras caminaba hacia ella, no pude impedir una risa, de algo servía escuchar rumores, sabía que Rósela se vestiría de blanco y que había prohibido que nadie más usara ese color. Y de verdad que lo sentí por ella... aun no se podía creer que me presentara sin invitación a su fiesta y que aparte estuviera vestido de blanco.

Llegue hasta su lado y la salude, ella estaba inmóvil, seguramente moría por golpearme, pero antes de que se atreviera, tome su mano y le susurre al oído

  • No querrás arruinar tu fiesta ¿verdad?, después de todo, son periodistas internacionales, deberías agradecérmelo.

Apenas pudo sonreír

Los reporteros comenzaron a hacerme preguntas sobre Ian, sobre Esteban, incluso sobre Lilian, todas las conteste con paciencia y cuando me preguntaron por esta fiesta.

También les conteste

  • Señores, desde un principio, el trato con mi tío era ser modelo solo durante las vacaciones, en cuanto estas terminaron como ya les explique, tuve que cumplir con mi parte del trato, pensé en no hacerlo, pero entonces me acorde de mis amigos de México, en especial de la festejada, se las presento, su nombre e Rósela Alarcón y vine para agradecerle todo lo que hizo por mí en años pasados, después de todo, no quería dejar la deuda sin saldar.

Rósela seguía de piedra, pero por su mirada supe que entendió, que estaba aquí para cobrarme todas.

Las fotografías continuaron.

Me separe de Rósela y nos dedicamos a divertirnos, mientras yo platicaba con algunos reporteros que ya conocía ella coqueteaba con algunos compañeros. Sentía la mirada insistente de León, pero ya me había acostumbrado a que lo único que hacía era verme, no tenía el valor para acercarse; aunque esta vez, me asegure que supiera que yo también lo veía y lo salude a distancia, el solo bajo la cabeza y se perdió entre la fiesta.

El resto de la clase, y de los invitados, se acercaron a mí una y otra vez para saludarme o para tomarse fotos conmigo, otros para darme la bienvenida o para felicitarme por todos mis logros.

Las horas pasaron y el alcohol estaba haciendo efecto en mi y en todos, me levante de la mesa y fui al baño, me moje un poco la cara e inmediatamente salí, camine hacia donde estaba Lilian y en medio de la pista me encontré con Rósela, estaba evidentemente alcoholizada y con una copa en la mano, se acerco a mí y me la vacio encima, conocía ese color, me había vaciado vino tinto.

- No sabes con quien te metiste, modelito de porquería.

La fiesta empezó a darme vueltas, tal como aquella vez, pero no le daría el gusto, no se los daría ¡no!, de pronto, todos estaban a mi alrededor, me dieron nauseas y la vista se me hizo borrosa, sin embargo, mis ojos quedaron fijos sobre él, ¿sobre ellos?, Ian estaba ahí, viéndome, sus ojos reflejaban alegría y tenía esa sonrisa sínica que tanto me... pero, también estaba León, a su lado, si percatarse el uno del otro, su mirada, no entendía la mirada de León, pero la recordaba, era la misma de siempre, la de esa noche en el callejón, la de el puente, la misma con la que me veía durante las clases que le daba, la misma de aquella noche, esa irada me enojo terriblemente, me quede viendo a Rósela y su sonrisa me hizo hervir la sangre.

Me acerque a ella, y de la misma forma, en un susurro se lo dije

  • Te equivocas, la que no sabe con quién se metió. Eres tú.

Y le di un beso en la mejilla

Me quite la corbata, el saco, , me deshice de los zapatos y los calcetines, desabroche mi pantalón y me abrí el chaleco al igual que la camisa; y me lo quite todo, lo flashes comenzaron a dispararse ante la mirada atónita de Rósela, de León, de todos; me quede en ropa interior, di unos pasos, pero me regrese, me agache por mi cartera, le sonreí a Rósela y seguí mi camino hacia Ian, que me miraba tranquilamente y con esa sonrisa.

Estar preparado es importante,saber esperar lo es aún más,pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida.

Arthur Schnitzler