Golpe por Golpe XXl. En los ojos del enemigo.

Me daba envidia verlos juntos...

¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los demonios.

Gilbert Keith Chesterton

En realidad no me importa nada de lo que ustedes o cualquiera piense de mi, pero por alguna extraña razón, completamente ajena a mis deseos les voy a contar mi historia.

Soy Rósela y mi vida... mi vida era perfecta.

Viví muchos años en Chicago, los mejores de mi vida, si bien no es una ciudad con un clima muy agradable, era feliz, en todos los sentidos, todos me adoraban.

Era algo así como la Queen Bee  del instituto, y no podía ser de otra forma, pues en realidad soy muy hermosa, imagínense ustedes, tengo piernas largas, cintura pequeña y busto mediano, mis ojos son azules, mi cabello es rubio y ondulado, no me parece exagerar cuando digo que estoy muy cerca de ser perfecta.

Perfecta hasta el día en que saliendo de la escuela fui a la oficina de mi papa, su secretaria no estaba, debí esperar a ser anunciada, pero la verdad, esperar no es lo mío así que abrí la puerta...

Vi a mi padre liándose con su jefe.

No soy ninguna espantada, hace tiempo que intuía que mi padre tenía una amante, lo supe, cuando empezó a llegar tarde a casa y las discusiones con mi madre aumentaron, siendo sinceros, no me importaba, mientras eso no me afectara a mí, el podía hacer lo que quisiera, y después de todo, es normal; claro, normal que se acostara con una mujer, como mi madre que se acostaba con un hombre, bueno en realidad con varios, pero... verlo con el torso desnudo, los pantalones desabrochados y con su jefe de rodillas frente a él mamando la, bueno, ¡ya saben que!.

¿Saben?, el era mi héroe, siempre quise ser como él, con su fuerza para con todos y esa dulzura que salía a flote solo conmigo.

Lo odie con todas mis fuerzas, el se quedo mudo, su jefe apenas y pudo ponerse de pie cuando me le fui encima a los dos, Oscar salió huyendo y mi padre, apuesto a que el hubiera deseado salir corriendo detrás del, y estuvo a punto de hacerlo, si no es porque lo seguía golpeando, lamentablemente el resulto más fuerte que yo y logro contenerme; grite, llore y lance patadas al aire hasta que me calme.

Algo se rompió dentro de mí, no quise saber nada, lo avente con todas mis fuerzas y salí  del edificio.

El no salió detrás de mí y entonces lo odie con más fuerzas.

Camine durante mucho tiempo, los pies me dolían terriblemente, fue la única vez que lamente usar zapatos con tacón alto, estaba muy lejos de casa y cuando quise volver, me di cuenta que había dejado la bolsa en la oficina de mi... de él, o tal vez en el camino, no estaba muy segura, fue una larga noche de camino a casa hasta que Andrew, mi novio me encontró, mi padre le había pedido que lo ayudara a buscarme, en vez de llevarme a casa, fuimos a una cafetería donde él me esperaba, sin duda estaba más tranquila, pero no pude evitar sentirme decepcionada de Andrew; antes de llegar a la cafetería, le había pedido que me llevara lejos, solo él y yo, lamentablemente me respondió con una negativa y me llevo hasta ese lugar, me rompió aun más el corazón, baje del carro y no quise saber nunca de él, seguí mi camino desilusionada de los dos hombre de mi vida.

Desde entonces, no le doy la oportunidad a nadie de romper mis ilusiones, antes yo soy la que rompe las suyas.

La conversación con mi padre fue fría como nunca, entre más me explicaba, menos lo escuchaba. ¿Qué me podía decir que hiciera que mi corazón dejara de doler?, ¡nada!

Después de mucho hablar, llegamos a un acuerdo, o algo por el estilo, nos iríamos de Chicago a intentar comenzar de nuevo, mi madre por supuesto no se entero, después de todo, lo que menos necesitaba era a un drama familiar y a ella fingiéndose una mujer casta y abnegada.

Legamos a México, mi padre fue ascendido en una de las filiales de este país, mi madre llego enojada por el cambio y yo, yo solo llegue... acompañada por dos extraños a los que me unía la sangre y el interés.

El primer día, en el instituto nuevo, fue igual a todos, presentaciones, falsas sonrisas, fingido interés, halagos, asombro, y demostraciones de poder.

Poco a poco una nueva historia comenzó a tomar forma, en mi familia las cosas continuaron, mi madre consiguió nuevos amantes, mi padre se canso de pedirme perdón y yo obtuve una nueva vida.

Yo era la reina y Leonardo era el rey.

Empezamos como amigos, nos llevábamos muy bien, teníamos los mismos gustos, y los mismos intereses.

Sin darme cuenta algo nació en mi, deje de verlo como amigo y empecé a pensar en el cómo un hombre, era muy guapo y pese a que con todos era el macho alfa, cuando estábamos solos, era muy cariñoso, me hacía sentir tranquila y segura de mi misma; me gustaba estar con él.

Un día sin más, lo bese y él me respondió, entre nosotros, las cosas avanzaron rápidamente y después de un mes de ser amigos con derechos, me pidió andar con él.

Más adelante, comenzaron los problemas, cuando llegamos de las vacaciones de diciembre, lo comencé a notar muy disperso, huía de mi y se volvió frio, en otro momento tal vez no me importaría, de hecho al principio no le tome importancia, pero una vez lo descubrí viendo al marica del colegio, no quise pensar mal, después de todo, era normal pues todos la traían contra él, pero en especial Leo, siempre lo molestaba, en alguna ocasión hasta a mi me parecía demasiado cruel e intentaba en vano persuadirlo.

Desde esa vez, también yo comencé a observarlo.

Nunca había hablado con Mario, el nunca se metía con nadie.

Me recordaba a mi amigo Joe, el también era gay, solo que no era tan delicado, ni tan afeminado como Mario, el se había quedado en Chicago, era mi mejo amigo allá, pero aquí en México, su lugar había sido ocupado por Cassandra.

Regresando a Mario, quise defenderlo varias veces, pero algo en mí, me impedía hacerlo, afortunadamente para él, se hizo amigo de un chico muy guapo.

Guillermo, era muy atractivo, incluso más que Leo, pero echo a la basura su vida social cuando comenzó a ser incondicional de Mario.

Todos decían que ellos andaban, pero... si me preguntan a mí, nunca lo creí, menos cuando nos enteremos que había sido adoptado por los papas de Mario; esos dos me producían ternura, siempre se les veía juntos, me llamaba mucho la atención la manera en que se miraban, Guillermo en sí, tenía una mirada llena de luz, pero cuando estaba con Mario, ese brillo en sus ojos se hacía más grande, siempre se abrazaban, de verdad que si parecían novios, pero si te fijabas bien, notabas la sutil diferencia entre el amor de una pareja y el de dos hermanos, ellos no se veían con deseo, sino mas bien con cariño con admiración, cuando Guillermo abrazaba a Mario, no lo hacía con el entusiasmo de ir mas allá de un abrazo, si no con seguridad, se abrazaban como si quisieran protegerse el uno al otro.

Y así era, Guillermo siempre defendía a Mario.

Si, lo que notaron es verdad, yo también solía verlos mucho, me daba envidia verlos juntos, me recordaba a la relación que alguna vez había tenido con mi padre, anhelaba una relación como la de ellos, siempre fui egoísta y muy materialista, nunca quise tener hermanos pues no me gustaba compartir; pero... después de ver esa escena en aquella oficina, después de andar sin rumbo fijo sin tener a quien recurrir, desee con todas mis fuerzas tener a alguien, tener un hermano.

Antes de todo esto, el marica ese, me resultaba indiferente, sin embargo a fuerza de tanta observación, me empezó a caer mal, yo también comencé a burlarme de él.

Casi a finales de año, el profesor Héctor, no junto en un equipo a León, a mí y a Mario, como ya saben, lo obligue a hacernos el trabajo, tenia cosas más importantes que hacer, la fiesta de fin de curso se acercaba y había muchas cosas que planear, además que el hiciera el trabajo, significaba una materia menos de que preocuparse, era seguro que obtendría una excelente calificación pues él era un matado de primera; Lastima que el tiro me salió por la culata, el joto ese se había armado de valor en el momento menos esperado y León y yo fuimos mandados directo a extraordinarios.

Si antes ya lo aborrecía, ahora más, y se lo hice saber, quería verlo temblando por miedo a las represalias que tomaría. ¿La verdad?, solo lo hice por eso, si, estaba terriblemente enojada, pero tenía cosas más importantes en mente, como por ejemplo estudiar para ese maldito extraordinario.

Ojala y todo hubiera quedado en eso...

Cuando terminaron las clases de ese día, vi como Guillermo y Mario se iban, pero se detuvieron en el patio de la escuela para hablar, de nuevo esa escena que se repetía tan frecuente, uno infundiéndole valor al otro, si antes no entendía de donde había salido esa osadía, lo comprendí al verlos juntos.

León que estaba a mi lado viéndolos, salió disparado contra ellos y empujo a Mario, tan pronto este cayó al piso, Guillermo y Leo comenzaron a pelear, a pelear por él.

Toda la escuela estaba viendo eso, mi cabeza empezó a hervir de furia, mas cuando la pelea paro por que uno de los golpes de Leo estampo contra el cuerpo del maricon, León debía de haber continuado, haberlo acabado, pero en vez de eso, una mirada de miedo apareció en su cara. Era de esperarse que su hermanito se preocuparía por él, pero exponerse a tanto amenazando a todo el colegio, Dios, que tenía ese imbécil que hasta Leo se veía extraño y nadie se atrevió a decir nada, solamente se puso rojo, tomo sus cosas y se fue, claramente a todos les faltaba valor, así que fui yo la que hablo

  • Sabes que esto es solo el comienzo ¿¡verdad!?, te metiste conmigo y lo vas a pagar

Me quede ahí, viéndolo en el piso y cuando estuve a punto de irme

  • No me interesa lo que puedas hacer, y yo en tu lugar, no estaría aquí amenazando a alguien que como has dejado claro, consideras inferior a ti y a los tuyos, si me aceptas una sugerencia, ve a ver a tu novio, es lo mínimo que puedes hacer por él, considerando que se peleo por ti, o debería decir ¿por tus calificaciones?

Nadie se había atrevido a hablarme así, estuve a punto de responderle, pero ese brillo en su mirada, me dejo inmóvil, me había dejado en ridículo frente a todos y eso no se lo perdonaría, me fui donde León y antes de irnos, percibí una mirada en León, me helo la sangre ver que no era dirigida a mi si no a él.

Cuando llegue a casa, ate cabos, y lo odie con todas mis fuerzas, que diablos tenía el que todos lo consideraban, no era más que... ¿mas que yo?

Por primera vez en mi vida comencé a cuestionarme si de verdad era yo la que lo tenía todo, si la belleza que poseía era lo más importante, y me llene de rabia, de rencor, de dolor y tristeza al ver lo vacía que era mi existencia.

El sí que lo tenía todo, el que no se lo merecía, el que no valía, el, él, el... tan puro, tan inocente, tan bueno

Fue en ese momento que comencé a planear todo lo que le haría. Lo haría sentirse como la basura que era.

No fue difícil encontrar un par de hombres que estuvieran dispuestos a darle un escarmiento, después de todo, México era muy parecido a Chicago en cualquier esquina podías encontrarte con alguien al que le bastaba con un poco de dinero y una botella de tequila para darse valor; con lo que no contaba era con que León se enterara de lo que pensaba hacer y echara a perder mis planes defendiendo al marica.

A raíz de esa noche mis planes incluyeron a Leonardo, después de todo, hace tiempo que había cambiado conmigo, paso de ser el muchacho dulce, a ser distante, me di cuenta que su lealtad no era para conmigo, y el que no está conmigo, está en mi contra.

Ni siquiera fue difícil hacerlo parte de mi venganza, basto con insinuar que era igual de puto que Mario y recordarle lo que pasaría en el colegio si a él se le ocurría salir del closet, el lo negó todo, y precisamente ese ímpetu, fue el que me confirmo que León sentía algo por Mario, pero que no era lo suficientemente fuerte para luchar por él; que cobarde resulto después de todo, sin embargo, logre doblegar su voluntad, cuando le dije que a cambio de ayudarme, me entregaría a el por primera vez.

A Cassandra me resulto fácil convencerla, nunca tuvo personalidad, al igual que el resto de la escuela, ellos hacían lo que yo mandaba, y les mande tratar bien a Guillermo y al Maricon. Aun cuando mi plan marchaba bien y los hermanitos creían que yo estaba perdiendo poder, mi guerra contra Mario tuvo una baja que de verdad me dolió, Cassandra se enamoro del adoptado y se puso en mi contra. Tal vez debí haber dejado todo en ese momento, pero al contrario, me hizo enojarme más, ese maldito me quitaba todo lo que yo quería y no se iba a salir con la suya.

Damián siempre quiso conmigo y acepto jugar un pequeño papel, invitar a los hermanos a la fiesta.

Pero la fiesta transcurría y ellos no llegaban.

Cuando llego Mario, el corazón me empezó a latir más fuerte, venia solo, lo cual me hacía más fácil el trabajo, estuve a punto de echarme para atrás, pero de pronto comencé a recordar a mi padre y esa horrible escena vino a mi mente; durante todo este tiempo en México había querido negar lo que pasaba, pero en ese instante, con la mirada de Mario clavada en mi, mi realidad era que mi padre estaba enamorado de su jefe, es por eso que no había corrido detrás de mi...

Y lo golpee, como había golpeado a Oscar y a mi padre, sus lagrimas corrían por sus mejillas, y me dio rabia, donde estaba ese brillo en su mirada, ¿por qué no me respondía?, si lo hubiera hecho las cosas no hubieran llegado tan lejos, yo hubiera parado, pero esa estúpida fragilidad, esa calidez que a todos conquistaba, esa inocencia, el mundo no estaba hecho para los débiles, a los débiles, los traicionan, los decepcionan los acorralan; algún día me agradecería esto.

  • Te equivocaste de enemigo mariconsita, ¿qué creíste?, de verdad pensaste que de buenas a primeras, ibas a dejar de ser invisible, lo siento, pero eso solo pasa en los cuentos de hadas y aun cuando pasara en la vida real, jamás le pasaría a un ser tan inferior como tú, resulta nenita que tú no eres una princesa, eres... eres basura, la escoria de la vida, despierta, la vida no se hizo para monstruos como tu

Y era cierto, la gente como él, no tenía derecho a finales felices.

Nunca pensé que las cosas llegaran tan lejos, esa noche me acosté con León, pero no fue como pensé, fue doloroso, mecánico, vacio.

Poco después nos enteramos de lo que le había pasado, pero ya era muy tarde para disculpas, se que había hecho mal, y de verdad lo sentía, aun así, fui al hospital a verlo, estaba dormido... sé que le había hecho mucho daño sin el merecerlo, de nada serviría mi arrepentimiento.

Me fui del hospital desesperada, pero segura de que todas las deudas estaban saldadas.

El año termino y uno nuevo tomo su lugar, León y yo volvimos a ser un pareja estable, poco a poco el volvió a ser el mismo chico dulce y dejamos atrás nuestros errores, Cassandra desapareció del Instituto, cambio su número y cancelo su cuenta de Facebook, alguna vez intente buscarla, pero no tuve suerte, y creo que era lo mejor, si ella se hubiera quedado todo el tiempo me recordaría lo que paso con Mario y es algo que intentaba olvidar.

Un nuevo año, el ultimo antes de la universidad, después de esto, el camino de todos se separaría y cada quien seguiría su rumbo, por lo menos hasta que lo vi llegar, un joven muy guapo, tanto que no pude apartar mi mirada de él, traía el uniforme, pero nunca lo había visto, supuse que era su primer día y lo corrobore cuando en vez de subir a los salones, fue rumbo a la dirección.

Después de un rato, entro al salón, me sorprendió, pues cuando lo vi en el patio de la escuela, parecía ser más chico.

Me gusto el carácter del nuevo, enfrentarse a Mariano, no era cosa sencilla, era el más duro de todos los profesores. El nuevo me recordaba a mi amigo a mi amigo Joe, sin duda el nuevo chico era Gay, lo note por su forma de caminar, de sentarse, que lastima, aunque eso no me importaba mucho, si no podía volverlo hombrecito, seria ser mi mejor amigo, después de todo, ya había pasado más de un año y no encontraba a nadie que sustituyera a Cassandra.

Pero...

Cuando lo escuche presentarse, no lo podía creer, nadie podía cambiar tanto en tampoco tiempo.

De pronto se me quedo viendo, a todos y no me quedo duda, era el maricon ese, ese brillo en su mirada era inconfundible.

Tan pronto termino la clase, fuimos detrás del a petición de Damián que seguramente quería jugar un poquito con María, como en los viejos tiempos, a todos nos sorprendió su cambio de imagen y fuimos detrás de Damián, simple curiosidad.

Pobre Damián, verlo indefenso y de rodillas, estuve a punto de reír, y lo hubiera hecho de no ser porque el que lo tenia así era el joto ese, todos estaban inmóviles y para variar fui yo la única que reacciono y le dije a los estúpidos de Iván y Ángel que lo ayudaran, Arturo se unió a ellos, pero antes de dar dos pasos, esa mirada que tanto odiaba apareció en su cara

  • No se muevan, si lo hacen, le rompo el brazo a su amigo.

Quería saber hasta donde era capaz, es por eso que lo rete

  • Ya suéltalo maricon, o te va a pesar

Creí que se echaría a llorar, peo en vez de eso se atrevió a responder con una advertencia

  • No le hago daño a nadie... y no quiero que me lo hagan, no me busquen porque me van a encontrar.

Pero el imbécil no me veía, no se dirigió a mí como debía, era yo la que había hablado y el había pasado de mi, como si no existiera ¿quien demonios se creía?, si no fuera por León que me jalo, le hubiera dicho lo que se merecía.

Al final del día, no paraba de darme vueltas, ¿a que había venido?, era claro que buscaba venganza, ¿o no?, antes era fácil saber lo que pensaba, aprendí a descifrar sus pensamientos por su mirada, desde que comencé a vigilarlo cuando estaba con Guillermo me di cuenta que ellos tenía una conexión muy especial, se entendían con solo verse a los ojos, y viendo sus ojos fue como descubrí que estaba enamorado de León.

Con estos pensamientos se me fue el tiempo, si quería conocer sus planes debía enfrentarlo, su mirada hablaría por él.

Lo seguí hasta la puerta del colegio, su chofer lo estaba esperando como siempre, fui hasta él, pero me detuve cuando vi que León se había acercado a él, ese estúpido, para que lo buscaba, si en algo conocía a Mario o a ¡Alexander!, como nos aclaro que lo llamáramos, sabía que no lo perdonaría, por lo menos no esperaba que lo hiciera tan pronto, yo en su lugar no lo haría, yo no lo hice, inevitablemente Andrew vino a mi memoria, pero espante esos recuerdos cuando vi que ese se alejaba de León.

Fue entonces que lo alcance

  • ¿A qué volviste?

Lo que vi me sorprendió, su mirada era fría, inescrutable, no podían ser la misma persona

  • ¿No lo imaginas?

Incluso su voz era otra, sus gestos, sentí una una punzada en mi pecho, un dolor extraño

  • En realidad no, por eso te lo pregunto

Me sentía extraña estando frente a el

  • Descuida, si piensas que vine a hacer algo para vengarme, puedes estar tranquila, no me interesa en absoluto tomar represalias, solo no te metas conmigo; ¡como habrás visto ya!, las cosas cambiaron, no me pienso dejar de nadie, ten por seguro que si me atacan voy a regresar golpe por golpe.

Después de eso, se dio media vuelta y se fue, dejándome ahí, sola, con una extraña sensación, y una sonrisa se dibujo en mi cara, pero no supe porque, era raro sentirse así, ¿orgullosa?, ¿triste?...

Ya no lo veía, la camioneta se había ido, pero yo seguía ahí parada sin saber qué hacer y por segunda vez en este día, pensé en Andrew, y en lo diferente que seria todo si él hubiera aceptado mi proposición.

E incluso si tu enemigo sufriera como deseas, ¿Cómo te beneficiaría a ti?

Si me respondes:

"Por lo menos, me sentiría satisfecho"

¿Existe, acaso, mente más infame que esta?

Shantideva