Golpe por Golpe. El Inicio VIII

Nuestros labios se estrellaron uno contra el otro, al principio era duro, salvaje, como dos bestias peleando por dominarse uno al otro, incluso el abrazo había dejado de serlo, era una ardua batalla, sus manos subían, y bajaban al mismo tiempo sobre mi cuerpo y las mías escaneaban su cuerpo.

En un beso, sabrás todo lo que he callado.

Pablo Neruda.

El aliento de León acariciando mis mejillas me sumergía en un sueño, pero, desafortunadamente debía despertar, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que salí de la biblioteca y ya era noche, mi hermano ya debía de haber llegado a casa y seguramente me estaría buscando preocupado; al parecer León leyó mis pensamientos, por que

-

¡Ya es tarde!, deberíamos salir de aquí, no sea que a esos perros se les ocurra regresar

-

Tienes razón, mis padres deben estar buscándome

-

Y Guillermo también…

Esto último lo dijo con un tomo de reproche

Sus brazos descobijaron a los míos y se levanto, una ventisca de aire que rozo mi espalda me hizo temblar y volver a la realidad donde León me odiaba a mí y a mi hermano, una realidad donde apenas hace unos días me había intentado golpear; levante mi vista y lo que vi, me dejo atónito, el estaba frente a mí, sonriendo como nunca lo había visto y con una mano estirada, después de todo era muy guapo, por eso me había fijado en él desde el primer día que lo vi; sin pensarlo tome su mano y de un jalón me levanto del piso donde yacía, pero mis piernas, como ya era costumbre, no solían hacerme caso, solo que esta vez la causa no era el miedo, realmente no era por ninguna emoción, solo que, había pasado tanto tiempo en el piso, en la misma posición, que mis piernas se habían dormido, podía sentirlas, cientos de hormiguitas subiendo sobre mis muslos, era agradable, casi doloroso; realmente apenas podía mantenerme de pie, mucho menos dar un paso, sin embargo, lo intente…

Lo siguiente que paso fue el brazo de León otra vez en mi espalda, era como si nunca me hubiera soltado, como si otra vez volviera a estar completo, (curioso, hasta ese momento nunca me había planteado la idea de que ¿algo me faltaba?); me había ayudado a no caerme por segunda vez, el ardor de mis piernas ya había desaparecido, y seguramente León se había dado cuenta, por que el peso de mi cuerpo ya no era soportado por su brazo, solo que, no era solo una de sus manos la que ¿acariciaba mi espalda?, ¡me estaba abrazando!, y se sentía tan bien estar así, sus ojos brillaban y de pronto; nuestros labios se estrellaron uno contra el otro, al principio era duro, salvaje, como dos bestias peleando por dominarse uno al otro, incluso el abrazo había dejado de serlo, era una ardua batalla, sus manos subían, y bajaban al mismo tiempo sobre mi cuerpo y las mías escaneaban su cuerpo, como quien tiene en sus manos el regalo más esperado, mueres por abrirlo, pero algo te lo impide, como si tuvieras miedo de dañarlo, pero el deseo siempre se antepone al temor; enseguida, la batalla termino, el beso que ates había sido rudo y violeto, ahora era dulce, tierno, cálido… nuestras respiraciones encontraron el equilibrio perfecto, nuestros latidos se acompasaron, y por un momento parecían ser solo uno, el sabor de su boca se estaba impregnando en mi cuello, mi aliento rozaba tranquilamente sus oídos, y paso; la imagen de mi Rósela se hizo presente en mi cabeza, inmediatamente la espante moviendo mi cabeza, pero el daño ya estaba hecho, la magia se había ido, abrí lentamente mis ojos, esperando que antes de que estuvieran abiertos por completo; algo pasara, lo que fuera que me volviera a sumergir en ese frenesí de emociones, en el que hasta hace unos segundo mi razón se hallaba dormida.

¡Nunca paso!, y León lo había sentido, por que lentamente nos fuimos separando y disolvimos lo que había sido un solo corazón. No hubo explicaciones ni disculpas, nada, después de un momento tan perfecto como el que habíamos vivido, no había espacio, para dudas, remordimientos, ni siquiera agradecimiento ni alegría, tal vez solo una ligera tristeza por haber terminado.

Recogió mi mochila del piso, tomo la suya; me cogió de la mano y entrelazo sus dedos con los míos. Caminamos lentamente sin decirnos nada, salimos del callejón y andamos hacia la parada del bus; ahí sentado uno a lado del otro, esperando el transporte, comenzó el

-

¿Y tu chofer?

-

Mi mama nos castigo

-

¡Ya veo!, seguramente fue por la pelea

-

Si, fue por eso

-

Pues no les fue tan mal, a mi me hicieron ayudar en la casa durante un mes, me rebajaron la mesada a menos de la mitad de lo que solían darme, tengo clases de regularización tres veces a la semana con un profesor que habla tan rápido y tan bajito que no entiendo nada, me prohibieron las salidas de los fines de semana durante un mes y… creo que nada mas

-

Lo siento, todo fue mi culpa

-

No te disculpes, y descuida en realidad la culpa fue mía, tu solo actuaste como… como un niño muy tramposo. Si te soy sincero, no lo vi venir.

-

Yo…

-

Aunque puedo apostar que fue idea del adoptado, ¿no?

Baje la cabeza, en realidad me sentía mal, mi mama tenía razón, había otros caminos, y yo había elegido el equivocado

-

Técnicamente, si. Pero yo acepte y le hice caso a mi hermano.

-

¿sabes?, yo también lo siento, si no hubiera sido por lo de obligarte a hacer el trabajo tu solo y lo de la pelea, tus padres no te hubieran castigado quitándote al chofer y nunca hubieras tenido que vivir todo aquello en el callejón

Recordar lo que me había pasado con aquellos borrachos y pensar en lo que pudieron hacerme me hizo temblar, León se quito su suéter y me lo dio

-

¡Toma!, póntelo

-

No tengo frio

-

Estas temblando

-

No es por frio, es que… recordé lo del callejón y... no sé que hubiera sido de mi si no fuera por ti

-

Tranquilo, por suerte no paso nada, te vi saliendo de la biblioteca, iba detrás de ti, dispuesto a hacerte pagar por las clases con ese profesor, cuando vi como te jalaban al callejón, estuve muy tentado a seguir mi camino, pero…

-

¡No lo hiciste!

-

Realmente no lo hubiera hecho, no podía permitir que te lastimaran

Que me dijera eso fue lo más bonito que había escuchado, no sé si era solo mi imaginación, pero sentí que me quería…

El camión llego y dentro de el sonó su teléfono

-

Es mi mama, espera… ¿diga?... Ya voy, es que se me hizo tarde, me quede en la biblioteca consultando unos libros que necesito… si ya no tardo, voy en el camión

Colgó la llamada y suspiro lentamente

-

¿Te molestaría irte solo a tu casa?, mi mama aun está enojada por la pelea, me

-

Descuida, ya hiciste mucho por mí esta noche, lo menos que puedo hacer yo es evitarte un regaño más de tu mama por mi culpa

-

De verdad que preferiría asegurarme de que llegues bien a tu casa, pero

-

No te preocupes, estaré bien

-

Ya casi se acerca mi parada, ¿te puedo pedir un favor?

-

Si, dime

Lo esperaba, sabía lo que me iba a decir

-

¡¿Podemos mantener en secreto lo que paso esta noche?!

Y efectivamente, no me equivocaba…

-

Si, no hay problema

Me sentía mal, pero de alguna forma no tanto, pues ya me lo esperaba; dos paradas después, León me dio un fuerte apretón de manos antes de bajar del bus, no pude evitarlo y me gire para verlo mientras caminaba con dirección a su casa, también me veía y su boca dibujo una media sonrisa, y siguió su camino.

Cuando llego mi turno de bajar, lo vi, ahí estaba mi hermano, bastante nervioso, al verme, me arrojo sobre mi cuerpo y me envolvió en un abrazo.

-

¿Donde rayos te metiste?, te estoy marcando al celular y no contestas, ¿Qué diablos te paso?

Me miro con desconfianza y de pronto

-

No vuelvas a hacerme esto, te lo prohíbo

Un fuerte golpe en la mejilla, mi hermano me había pegado... al parecer el golpe le dolió a él, por que comenzó a llorar

-

Lo siento, discúlpame, yo, tuve miedo, no sabes, pensé, perdón

En realidad me sentí mal de verlo asi, sus palabras apenas y eran coherentes

-

Descuida, ¡yo! Es una larga historia, ¿te importa si te platico camino a casa?

Guillermo más calmado, me tomo del hombro en un abrazo fraternal, mientras yo comencé a contarle

Cuando por fin acabe de contar lo que me había pasado, obviamente omitiendo que había sido León quien me había defendido, y el beso… en realidad no conté las cosas como en realidad habían sido; más bien le dije que me habían asaltado, que se habían llevado mi teléfono, mi dinero y la cadena, que tuve que caminar hasta que alguien se apiado de mí y me obsequio dinero para subir al bus.

Al llegar a casa mi papa se entero de lo ocurrido, pues Guillermo había ocultado mi desaparición, al parecer no quería preocupar a nuestros padres; después de una larga charla, donde tuve que repetir la misma historia, mis padres me llevaron a levantar una demanda en contra de los asaltantes, fue una noche muy larga, si por mi hubiera sido, no lo hubiera hecho, pero como les dije anteriormente, mis padres solían ser muy estrictos, eran de los que siempre se cobijaban al amparo de la ley y la justicia, supongo que, eran idealistas.

GRACIAS A TODOS LOS QUE COMENTARON SOBRE MI RELATO ANTERIOR, INTENTE HACERLO MAS LARGO, OTRA VEZ, AUNQUE NO SE BIEN QUE TAL HAYA QUEDADO; A LOS QUE ME ESCRIBIERON AL MAIL, MIS MAS SENTIDO ABRAZO POR TOMARSE LA MOLESTIA, ESPERO QUE ESTE CAPITULO LES GUSTE Y NO DEJEN DE COMENTAR, NO SE MU BIEN COMO FUNCIONA ESO DE LAS ESTRELLITAS Y DE VALORAR, PERO... HAGANLO SI GUSTAN, Y SI ALGUN BUEN SAMARITANO PUEDE EXPLICARME, ¡PUES MEJOR!

-S