Golosa

Es dulce y cremosa, a ella le encanta.

GOLOSA

Por segunda vez pasa junto a nuestra mesa una mujer que viene del buffet portando un plato lleno de dulces como postre. Es menuda de cuerpo, pero tiene una piernas rotundas y sobre todo un culo prominente, redondeado y respingón.

Viste una chaqueta torera y pantalón negro muy ajustado. Esto da realce a su trasero y logra atraer la mirada de cualquier hombre. Debe llevar una braga tipo tanga, pues a pesar de lo ajustado del pantalón, no se le nota ninguna señal y sus cachetes se mueven libremente con una alegría que me atrae.

Se sienta en una mesa cercana. La acompaña un hombre bastante mayor que ella, que fuma distraído y esperando con paciencia a que ella disfrute de esta nueva ración de dulces. Por la tarde coincidimos con la pareja en una de las excursiones organizadas por el hotel para rellenar el tiempo de ocio de este largo puente del primero de Mayo, con lo que iniciamos una pequeña amistad.

Para la cena compartimos mesa. Al llegar a los postres, Andrea nos confiesa su dependencia por los dulces... chocolate...nata...cremas...bombones...

—    Algún vicio tenia que tener— dice a modo de justificación.

—    Además... mientras no me engorden... me puedo permitir este placer ¿no? —nos dice a su marido a mi pareja y a mí.

—    Si cariño, come lo que quieras… disfruta todo lo que puedas…ya sabes que a mi no me sientan bien— dice el marido que admite con resignación que su linda esposa tiene unas necesidades que no puede complacer y que por tanto la deja que se explaye con los dulces.

Su marido la mira condescendiente sin sospechar que en su comentario Andrea esconce un velado reproche. Después de unos minutos de conversación deduzco que esta linda mujer se recompensa por las  posibles carencias en la relación con su pareja, un hombre casi veinte años mayor que ella, serio y convencional, con este inocente placer de comer los dulces que se le antojen y que puede ejercitar tan frecuentemente como desee.

Me estimula verla comer. Lo hace con tanta pasión y deleite que parece como si un sutil orgasmo estuviese a punto de recorrerle el cuerpo. La veo disfrutar a cada bocado, su carita recoge la satisfacción que le proporciona cada mordisco a los pastelitos que ha seleccionado.

También tiene en su repertorio de tentaciones las tarinas llenas de crema, nata  y flan. Se mete las cucharadas repletas en la boca, las saca después de modelar el contenido con los labios, para luego terminar de limpiar la cuchara reteniendo con los labios todo el contenido dentro de la boca.

Sin darse cuenta emite unos uhmm...uhmmm casi imperceptibles, si estuviese con la luz apagada podría pensar que le están comiendo su coñito y no puede contener su gozo. Sus sentidos “uhmmm” hacen que se me ponga el vello de punta imaginando como debe ser tenerla debajo o en la posición de la perrita dándole bien rico, mientras ella paladea las embestidas.

Tratando de no llamar la atención de su marido y de mi pareja, la observo detenidamente. Me la imagino haciéndome una felación con la misma afición que muestra por los dulces. Esto ha hecho que se me ponga dura como una piedra y si ella está disfrutando de su inocente banquete, yo me pongo ciego mirándola e imaginándome las cosas que le haría, a esa boquita, a esas tetas y sobre todo a esas nalgas tan redonditas y prietas.

Observándola, cualquiera diría que todos los placeres los tiene concentrados en satisfacer ese "vicio", tan poco peligroso, y que el follar lo tiene olvidado.

Recojo con el dedo el resto de caramelo que adornaba el plato. Se lo muestro a Andrea, ella se relame graciosamente, y aprovechando que nuestras parejas se han ausentado de la mesa para ir al buffet, me toma la mano entre las suyas, entreabre la boca y engulle mi dedo recubierto del dulce.

Siento como su lengua lo envuelve y como una fuerte succión arrastra el caramelo. Sorprendido por esta inesperada actitud me sonrojo y miro a mi alrededor para saber si alguien mas se ha dado cuenta de la situación.

De ninguna manera esperaba que fuera tan explicita y atrevida para hacer lo que ha hecho. Me ha chupado el dedo con lascivia, sorbiendo con fuerza y deslizando sus labios a lo largo de todo el dedo para sacarlo reluciente y completamente limpio.

Nuestras parejas están charlando animadamente cerca de la barra del bar y nadie parece haberse dado cuenta de la espectacular chupada a mi dedo. Después de dejarlo bien limpio, Andrea me libera. Me pongo en postura prudente y espero en silencio a que vuelvan nuestras respectivas parejas. Antes de que eso suceda le digo con toda mi intención:

—    ¡Que bien lo has chupado!...no ha quedado ni rastro—

—    Que te creías que no sabia hacerlo…que no lo haga…porque no me dejan… no quiere decir que solo coma pastelitos y chupe la cuchara—

Nos miramos a los ojos y ambos intuimos que esta chupada va a tener serias consecuencias.            Mientras estamos solos, ella me mira como una gatita traviesa relamiéndose mientras contempla a su ratoncito asustado.

Cuando ya no estamos solos parece ponerse una máscara y su actitud se hace distante disimulando perfectamente su fuego interior. Nadie diría que con una sola chupada a uno de mis dedos recubierto de caramelo me iba a causar tanto morbo como el que me ha causado.

Al día siguiente, tras la comida mi esposa se va a la piscina a tomar el sol. Yo se que el esposo de Andrea está en el salón de juegos echando unas manos de cartas con otros huéspedes del hotel. Tengo vía libre por lo que me voy directamente a su habitación.

Tras una pequeña sorpresa inicial me invita a pasar dentro. El corazón me late a cien por hora, es la primera vez que tengo una aventura así y no sé cómo saldrá. Vengo preparado dispuesto a triunfar, conociendo su debilidad he confeccionado mi plan.

Saco un tubo de leche condensada y me echo un chorro en la boca ante su atenta mirada. Lo saboreo, comiéndome los labios y sacando la punta de la lengua. Esta muy dulce, es viscosa, no me la trago, dejo que se mezcle con mi saliva, y hago marranadas sacando la lengua toda llena de leche, dejando que se me caiga por los labios, para luego recogerla de nuevo.

Es un poco infantil lo que hago, a ella le gusta ver como lo hago. Sabe que esto es un provocación y así lo disfruta. Andrea me sigue el juego y también se relame con ganas de probar. Vuelvo a empinar el bote y hago que otro chorro generoso caiga dentro de la boca.

Antes de que pueda empezar a tragar siento como me besa y su lengua entra afanosa dentro de mi boca. Intercambiamos saliva y la dulce leche se desparrama por nuestros labios. Los dos nos lanzamos a lamer la boca del otro para conseguir el máximo de botín. Cuando ya hemos tragado la mayoría del dulce, le pongo un buen chorro a modo de bigote.

Para conseguir comerlo debe restregarlo primero con mis labios y luego comer desde ellos. Con los labios totalmente limpios pero mojados por los lametazos que nos damos, entreabrimos nuestras bocas jadeantes por la excitación. ¡Esto si que es un beso dulce!

Me bajo los pantalones y me saco la polla. Retiro el pellejo dejando el capullo a la vista. Le echo un chorrito de leche condensada y miro hacia Andrea ofreciéndoselo.

—    ¿Te gusta mi pastelito?, le digo mientras le enseño mi verga completamente erecta, con un capullo rojo intenso que parece una cereza confitada.

Ella se arrodilla delante y de una rápida chupada lo deja limpio y reluciente.

—    Ponme más... me encanta la leche condensada­— me pide con una cara de perrita que me llena de deseo.

Así lo hago poniendo un generoso chorro a todo lo largo. A continuación empieza la mejor mamada de mi vida. Con una impresionante cara de gula, Andrea va recorriendo cada milímetro cara rincón hasta recoger el más mínimo rastro de la leche anteriormente repartida.

Unas veces succionando, otras aplastando o golpeando el capullo con su lengua, y otras chupando de arriba abajo. Siento ganas de estallar dentro de su boca y apenas me puedo contener.

Antes de correrme en su boca, la levanto del suelo, la volteo haciéndole apoyar sobre sus antebrazos sobre la mesa y le levanto las faldas. Un hermoso culo aparece ante mis ojos exaltados. Los cachetes son redondeados y prominentes, pongo las manos sobre los cachete para sentir su tibia piel.

De un manotazo echo las bragas a un lado y busco sitio por donde poner mi pene en su conchita. La tengo super dura y contrasta con su vagina que esta blanda y dilatada por la excitación. Andrea separa las piernas para recibirme en su húmedo coñito. Tras restregar la punta por sus piernas y entre sus glúteos, de una fuerte embestida la clavo hasta el fondo, mientras ella empieza a gemir y jadear.

—    Mas...mas...dámela toda ...bien fuerte... mas fuerte... dámela todaaaaaa! —

Me grita mientras culea cada vez con más fuerza. Le doy con tadas mis ganas, adelante y atrás, tan fuerte que casi perdemos el equilibrio.

—    Te gusta mi bollito… lo tengo lleno de lechecita, dulce y buena para ti— le digo al tiempo que le doy duro.

—    Si mi amor… estoy deseando llenarme la boca con tu semen— dice con un tono un tanto cursi, pues sin duda lo que quiere decir es que quiere que le llene la boca con toda mi lechota.

Yo me veo venir, me separo de ella manteniendo la polla bien tiesa, recubierta con su flujo, esta brillante, tiesa…estoy orgulloso. Enseguida se da la vuelta y viene a por ella, es una golosa y quiere recoger todas las gotas de leche, esta vez la mía.

Se pone de lado y me la chupa desde la base hasta la punta. Alli se detiene para juguetear con sus labios, pasar la lengua por el frenillo y por todo el borde del capullo. La sabe chupar como una campeona, con delicadeza… yo diría que con amor…despacio recreándose en cada milímetro, sabe que en cualquier momento mi leche va a salir en un chorro y no se la quiere perder.

—    Uhmmm, uhmmmm …uhmmm— dice mientras degusta su manjar con avaricia y gula.

—    Ya estoy a punto…me va a salir— le advierto para que se prepare para recibir mi chorretón de leche sobre su boca.

Andrea cambia de postura, se pone justo enfrente, abre la boca y la engulle totalmente. Me hace una garganta profunda tremenda, se la mete toda en la boca y la mantiene así unos instantes, moviendo un poco la cabeza para hacer frotar la punta con la garganta.

Luego retira la cabeza hacia atrás para volverla a acercar hasta engullirla por completo. Lo repite, una vez, otra vez, muchas veces…cada vez más deprisa… hasta que le viene una arcada que le hace sacar rápidamente la polla de la boca. Mientras me llena la punta de babas… mis huevos ya no pueden soportar por mas tiempo la presión, se aprietan, se contaren y lanzan mi leche hacia el vacío.

No cae en cualquier sitio, Andrea está ahí para recogerla y disfrutarla como si fuera el postre preferido de los dioses.

Deverano.