Gloryhole

No sabes a quien te follas, o quien te folla.

La idea fue de Andrés. Yo al principio ni quería, pero lo pensé mejor y lo pasaríamos en grande. Así, Andrés, yo y 3 amigos más decidimos organizar un Gloryhole particular.

Para los que no sepan que es un Gloryhole ("agujero de la gloria" en español), es la situación en la que una chica está dentro de una cabina (muchas veces son cuartos de baño) con un agujero en la pared. De ese agujero sale una polla y la chica la disfruta sin ver al susodicho portador del pene. La cabina puede contener más de un agujero, a libre elección.

Cuando llegamos a casa de Andrés, todos nos lo tomábamos con calma y entre risas. En cuanto adentramos en la habitación preparada para el acto, todos enmudecimos. Había, como si fuera, otra habitación dentro de la que estábamos. Por la puerta central se accedía a la cabina interior con los agujeros, donde todas las chicas estarían metidas. Alrededor de esa cabina principal se veían cabinas más pequeñas. Cada una entraría a una, en total 5.

La habitación era aún más curiosa, pero dejé de observar cuando Andrés dio paso a las chicas. Aparecieron 5 chicas, que parecían modelos.

A ver chicos, estas tias son amigas mías a las que les ha gustado la idea. No les pagamos nada. Eso sí, preparar la habitación sí que ha costado un ojo de la cara, o sea que tendréis que devolvérmelo invitándome a cañas o algo así. Dejaré así esta habitación para futuros proyectos o para que repitamos nosotros, jeje. – Sonrió con malicia.

La verdad es que no se que amigas tiene Andrés, porque están buenísimas. A la izquierda, una rubia, como a mí me gustan. Aunque el cuerpo no estaba muy desarrollado tenía la cara angelical. Parecía joven, pero obviamente tenía más de 18 años.

A su lado una morena. Ojos marrones brillantes. Destacaba por sus tetas, grandes pero bien puestas, nada caídas. El resto tampoco estaba mal. Tenía una cara de viciosa que no podía con ella, y se debe haber follado a más tios que las otras 4 juntas.

En tercer lugar una pelirroja, Andrés había traído diversidad. El pelo liso y sedoso. Era alta como ninguna. Me moría por descubrir si era pelirroja natural.

Seguidamente encontrábamos a otra morena. El pelo más corto que la anterior, recogido en un moño. Su culo era algo sobrenatural. No era grande, y parecía firme y duro, capaz de partir nueces. Sus esbeltas piernas reflejaban la luz con mucho glamour.

Y en último lugar y no por ello menos importante, una tercera morena. Lucía un vestido bien escotado y dejando disfrutar la espalda y las piernas. Agachándose casi se le podían ver las braguitas. Nada destacaba por encima de lo demás, lo que le hacía atractiva era el cuerpo en general. Todos deambulaban por ahí mientras esperábamos a Andrés. Aproveché para acercarme a ella. Le miré fijamente, y cuando se dio cuenta que estaba a su lado, ella también lo hizo. Con los labios a escasos centímetros de los suyos, le puse las manos en la cintura y fui dibujando su contorno hasta llegar al culo. Lo masajeé por encima con entusiasmo, sin apartar la mirada de sus ojos que transmitían picardía. Agarré fuerte sus nalgas, y me di por satisfecho.

5 minutos más tarde Andrés daba la señal de salida. Las cinco chicas entraron con ganas en la cabina principal. Yo elegí una de las de la derecha, no se por que. Entré en la cabina y cerré la puerta. Estaba totalmente limpia, se notaba que por estrenar. A la altura de la pelvis había un agujero perfecto, de un tamaño mediano, para poder meterla pero que no se viera mucho quien estaba al otro lado. Parece que tardé más de la cuenta, porque una lengua asomó por el agujero pidiendo comida. Al fijarme en éste, pude ver una boca totalmente abierta esperando ansiosa. Me bajé los pantalones y me quité los bóxers para mayor comodidad. Con mi polla aún flácida, asesté golpes suaves en la lengua intrusa. Dejé la polla quieta y ella describió círculos alrededor del glande. Saqué solo la puntita, y ella no tardo nada en metérsela en la boca.

Cuando mi polla ya estuvo totalmente eréctil, le jugué una mala pasada a la morbosa chica. No se porque lo hice, tal vez porque no sabía quien era. El caso es que, con la puntita solo fuera, el resto de la polla la metí de sopetón. A la chica le entró una pequeña arcada, y es que casi había tocado la campanilla. Lo que si había notado era el golpeteo de mis huevos contra su barbilla, signo de que se la había tragado entera, y mi miembro pequeño no es. Ella siguió como si nada hubiera pasado, supongo que sus ganas de polla estaban por encima de su cabreo. Imaginé a cada una de las chicas que anteriormente había analizado comiéndomela con énfasis, pero fuera quien fuera me ponía igual de cachondo.

Se la sacó de la boca y jugó con su lengua y dándose cachetadas a sí misma en la mejilla. Pero un momento, ¿dos lenguas? Juro que noté dos lenguas. Cada una jugando con uno de mis testículos. Afirmé que eran dos bocas cuando cada par de labios tocó el tronco de mi pene por un lado. A la vez, subían hasta el capullo y bajaban hasta los huevos, acorralando mi trozo de carne como perras callejeras. En pocos segundos la lengua sobrante volvió a la polla que le había sido asignada.

El chupeteo paró. Estaba a punto de agacharme a averiguar qué ocurría cuando noté mi polla entrando en un coño. ¡Buf! Rico coño. No era virgen claramente, pero era estrecho. Mi polla mojada de sus jugos lo disfrutaba.

Primeramente, yo sólo tenía la polla fuera. Estaba totalmente pegado a la pared, y era ella la que se movía de delante a atrás. Mi pene entraba, salía, entraba, salía… Pero después ella pegó el culo a la pared y yo comencé las embestidas. Entraba entera en su coño. Usando las manos podría haber metido hasta los cojones ahí dentro. Era delicioso.

Seguí metiendo y sacando con fuerza hasta que en una embestida no encontré el coño. Me pareció raro. Saqué la polla todo lo que pude pero no toqué nada. De repente, un escupitajo cayó en la punta, y una mano me lo restregó por el resto. Retiré la polla con la intención de volver a sacar lo más lejos posible y sorpresa. Me encontré con que había preparado su ano, y la metí sin piedad. Esta vez sin querer. Cayó hacia delante la chica, no al suelo, y no pudo disimular un gemido. Después la retiré de nuevo y se la metí lentamente. Una vez había entrado toda, comenzaron los movimientos.

Su culo era estrecho como ningún otro. Yo diría que solo le habían dado una vez por ahí, y se ve que le gustó, porque estaba repitiendo. El ano cada vez se abría más y más. Me daban arrebatos y antojos de azotar ese culo mientras me lo beneficiaba en la postura del perrito, pero tenía que reprimir esos instintos. Me moría por saber a quien estaba porculando. Tal vez fuera a la rubia angelical, aunque con esa cara debía chuparla mejor de lo que lo había hecho antes. O quizás a la pelirroja, pero por la poca porción de carne que veía, no parecía tan pálida de piel como esta era. Igual era la morena viciosa, pero la descarté en seguida porque seguro que no le habían dado por detrás tan pocas veces. A lo mejor era la chica a la que había tocado el culo. O puede ser que fuera la morena del culo prieto. Ojalá fuera esa. Fuera quien fuera, había tenido ya dos orgasmos. Lo noté porque aumentaba considerablemente sus movimientos y los gemidos y suspiros lo hacían inequívoco.

Cuando me quise dar cuenta, dos tetas rodeaban mi polla. Dos pechos la frotaban como si buscaran sacarle brillo, y a mi pene no le quedaba mucho de vida. Ella se daría cuenta, porque se metió la punta en la boca y me pajeó el resto del tronco. La punta de mi polla estaba apoyada en su lengua, pero dentro de su boca. Me apreté con fuerza contra la pared notando como soltaba todo lo que llevaba dentro. Ella seguía a lo suyo, tragando todo lo que podía, y recogiendo con la lengua lo que se escapaba por las comisuras de sus labios. Succionaba como si de una aspiradora se tratase, rescatando cada gota de mi semen para su disfrute personal. Una vez acabó de rebosar felicidad mi polla, se la sacó y lamió cada rincón saboreándola, a la par que limpiándola. Se despidió con un beso en la punta.

Traje de nuevo a mi zona mi miembro viril, y me vestí. Salimos todos los chicos, exhaustos y viendo aún las estrellas. Luego salieron ellas. Quería saber a quien me había follado, pero parecía tarea imposible.

La morena viciosa tenía semen alrededor de su boca, que resbalaba por la barbilla y caía en forma de gotas a su escote. Yo me había corrido también en la boca, pero dentro. Esta quedaba descartada.

La pelirroja tenía la cara entera llena de corrida. No había lugar en su cara que no tuviera restos, o al menos que no hubieran pasado restos. Se quitaba grumos de leche del pelo con cierta molestia. Otra que no era.

La morena a la que tan bien le sentaba el vestido que usaba, no lo podría volver a usar. Estaba completamente manchado de semen. Principalmente la zona de sus tetas, donde predominaba el semen también entre sus senos. Ella ponía cara de fastidio y lamía con la punta de la lengua cada mancha que veía en su vestido tratando de recuperarlo, pero parecía tarea en vano. Esta tampoco.

Por descarte, me había follado a la rubia de cara angelical, o a la morena de culo perfecto. Ambas parecían haber tragado la corrida. ¿A cuál había desgarrado el ano? ¿A cuál de las dos había ahogado con mi polla? ¿Cuál de las dos manejaba con tanta virtud la lengua?

Nunca lo sabré. Ni vosotros tampoco. ; )

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UN SALUDO.