Gloria la vecina

-¿A caso quieres follarte a la vecina? – Pregunte excitado.

Era sábado por la mañana en el mes de junio, nos había despertado la lluvia, un chaparrón de verano caluroso y húmedo. Por fin sábado, sin tener que levantarse para ir a trabajar, los dos a gusto en la cama, haciéndonos los remolones, viendo llover, relajados y bien descansaditos.

Mi esposa, Virginia, así se llama ella, vestía camiseta de tirantes y unos shorts muy sexys sobre sus braguitas. Cuando mas nos pegábamos el uno al otro, el relax del descanso se iba tornando excitación, sus manos acariciaban mi pecho, rodeaban mis pezones y los pellizcaba.

-Quiero hacer una cosilla, me susurró al oído a la vez que me rozaba el pene con la mano, comprobando que se endurecía, y yendo directa al grado dijo:

Ayer estuve hablando con la vecina, estuvimos hablando de sexo, de nuestras aficiones en la cama. Me dijo que tu la miras mucho cuando yo no estoy. Me dijo que el otro día se te puso dura cuando subíais en el ascensor.

-No lo pude evitar, su escote......

No te preocupes, ayer también tenia un buen escote, y yo tampoco pude evitar ponerme cachonda.

Le conte que nos gustaba compartir la cama con otras parejas, y note como se excitaba. Escuchó muy atenta como le contaba nuestras aficiones sexuales, sus pezones estaban mas que duros cuando acabe la historia.

Yo solo he follado con tios y de uno en uno me dijo.

Yo juraría que estaría dispuesta follar con nosotros, creo que se fue muy cachonda.

Me comento que Juan tenia turno de trabajo esta mañana, bueno...

Lo que quería pedirte es que ... -las dudas la asaltaban-

porque no vas a buscarla...

-¿A caso quieres follarte a la vecina? – Pregunté excitado.

Sí,

Así queso hice, me levante y me dirigí a su puerta que esta junto al lado de la mia, con la excusa pedir un bote de leche para el desayuno, que se nos había acabado. Pero no contestó, así que me volví a casa. Entre en el dormitorio a contárselo a mi esposa, cuando llamaron a la puerta.

Virginia se levantó y dijo, seguro que es Gloria.

-Me ha despertado el sonido del timbre, y no me dio tiempo a abrirte. ¿Me habéis llamado? Preguntó-

Me quede en blanco al verla frente a mi. En camisón, sus pezones se marcaban no podía evitar mirárselos, al darse cuenta ella se puso roja al ver que me excitaba.

Pasa dijo Virginia mientras se acercaba a la puerta... menos mal no sabia que decirle

La hice pasar y cerre la puerta.

Mi mujer se acerco a mi y me besó y mirando a la vecina a los ojos comenzó a acariciarme el pene sobre el pantalón. Se me iba poniendo dura, ella continuaban sus caricias mientras la vecina observaba atónita.

¿Que te parece?- dijo mi esposa- te apetece

Le cogió una mano y la puso sobre mi polla, la estuvo acariciando sin decir nada,

Vamos a la habitación dijo Virginia.

Al llegar allí, mi mujer le quito el camisón y le dijo mordiéndole el lóbulo de la orejas vas a probar lo que es un trío.

Me indico que le comiera el coño a la vecina, y eso hice

Me dispuse ha hacer lo que me pedía, comprobé la humedad de su coño tocándole por encima de las braguitas, su raja se marcaba completamente, le baje las bragas, le acaricie entre las piernas. Sus labios se abrieron mostrándome todo su agujero húmedo, acerque mi lengua y se la pase desde el ano hasta el clítoris, deteniéndome ahí, introduje un dedo en su vagina y comencé a masturbarla. Dos de mis dedos estaban en su coño, mi lengua batía su clítoris cuando ella empezó a gemir un poco. Sus gemidos iban a mas conforme introducía otro dedo en su coño caliente.

Como te gusta gemir, ¿no? Decía mi mujer mientras le mordía los pezones

Saque mi lengua de su coño y le puse la polla en la boca, mientras ahora era Virginia la que le comía el clítoris, como me la mamaba, su lengua repetía una y otra vez pasadas por la punta de mi pene, acariciaba mis testículos y provoco que me corriera. No dejó que se escapara ni una sola gota de semen, todo entro en su boca.

Cuando me corrí allí estaban las dos, mi mujer comiéndole el coño a mi vecina, ella seguía gimiendo, los dedos de Virginia se introducían en su coño una y otra vez. Tres dedos tenia dentro cuando nuestra querida vecina explotó de placer...

No pares, sigue, mete la lengua¡¡¡ -gemía ella.-

Mi pene se endurecía poco a poco al ver a las dos, empecé a acariciar el ano de mi mujer,

-¡No a mi no¡, méteselo a ella, yo necesito que me masturbe

Cogí un poco de lubricante y masajeé el culo de mi vecinita, le introduje un par de dedos antes de ponerla a cuatro patas y meterle el pene por el ano. En esta posición Gloria podía comerle el coño a Virginia, que tumbada sobre la cama, con las piernas abiertas sujetaba la cabeza de nuestra pequeña zorra entre sus piernas obligándola a comerle el coño.

A mi mujer también gime exageradamente, sobre todo cuando le comen el coño.

Gloria masturbaba a mi esposa, le introducía los dedos, le lamía el clítoris y mientras yo la penetraba, primero por el culo, luego en la misma postura me coloque un preservativo y se la metí por el coño.

Me corri dentro de ella, ellas continuaron comiéndose el coño la una a la otra mientras yo las veía, observaba como se masturbaban con la lengua.

Primero fue mi esposa la que tembló de placer al llegar al orgasmo, y continuo dándole a Gloria con la lengua en el clítoris hasta que esta ya no aguantó mas y se corrió en la boca de mi mujer.

Si os parece me gustaría repetirlo dijo Gloria, no se como voy a convencer a Juan de que quiero follar con los vecinos. ¿Me ayudarías a convercerlo Virginia?

-Por supuesto- contesto ella, no será difícil. No estaría mal que nos penetraran dos pollas a la vez. Cuando tu quieras lo "engañamos"