Gloria Borrasca

Las instrucciones eran claras, sentarme de cara al ventanal y sin desnudarme empezar a masturbarme con ganas y sin disimulo y sin desnudarme explícitamente debía de ir liberando mi desnudez. La situación era de una excitación impresionante.

Este domingo último al llegar a casa estaba exhausta. Toda la familia incluidos

Martí

y su madre participamos como voluntarios en la limpieza de las playas después de los estragos del Gloria. Al acostarme me inundó una doble satisfacción, la de vivir el compromiso y saber que nada en mí ha cambiado en este sentido.

Mi Amo estaba al corriente y por la noche pocos mensajes suyos me esperaban no así de otros con los que soy más celosa de mi día a día. Una ducha

gratificante

me repuso energía para dejar a punto los preparativos para la semana. Ya en la cama le dediqué una merecedora

felación

a mi marido, lenta, deseada, recorriendo su miembro golosamente e invitándole a que se estuviese quieto y disfrutase del momento. Mi boca y mi lengua alternaban  los tiempos para prolongar el placer que debía de terminar con una eyaculación que yo deseaba tanto como el pero a la vez retardé tanto como supe. Si mi boca se empleaba en sus testículos la palma mi mano acariciaba la punta del glande. Si era la punta de la lengua que recorría el prepucio deseando entrar por el pequeño agujero mis manos apretaban sus huevos o recorrían el perímetro de su ano. Las

palpitaciones

fueron las señal del clímax y mi boca recibió aquella caliente eyaculación y saboreó todo su néctar, quedando abrazada a el en un sueño profundo.

Al despertar me encontré un mensaje de mi Amo, "

tot

en

ordre

per

demà

", Le respondí afirmativamente y así este martes después de trabajar por la mañana he cogido el coche hasta

Girona

. su ciudad de residencia.

En la ciudad tiene su residencia, su oficina y que yo sepa, tan solo este pequeño estudio tipo loft donde oficialmente tiene instalada su actividad cultural. Libros y discos en un espacio diáfano con vidriera que da a la calle. Una mesa de despacho funcional y un gran chezlongue blanco. A modo minimalista muy bien integrado en el ambiente, unas barras de hierro de techo a suelo, unas sirven para soportar las baldas llenas de libros y cajas de archivo y otras aparentemente sin nada, dan continuidad al estilo.

Ya en la calle le avisé y me dio indicaciones, fui hasta el lugar, la puerta del estudio estaba aparentemente cerrada pero empujándola se abrió. No creo comprometer si digo que la vidriera estaba protegida del exterior por unas persianas verticales, tipo veneciana. En este momento parcialmente cerradas con el resultado de media intimidad. En el chezlogue un sobre.

Las instrucciones eran claras, sentarme de cara al ventanal y sin desnudarme empezar a masturbarme con ganas y sin disimulo y sin desnudarme explícitamente debía de ir liberando mi desnudez. La situación era de una excitación impresionante. Mis manos empezaron a recorrer mi piel buscando los rincones más sensibles sin llegar a los puntos más íntimos que dejé para el final. Mis piernas se fueron abriendo a la vez que mi escote cada vez era mayor. Mis pechos no tardaron en dejar mis pezones al descubierto a la vez que separadas mis piernas mi sexo se ofreció a la vista si alguien se había dado cuenta desde las finas líneas que se liberaba entre tira y tira de cortina.

Así estaba ya en medio del orgasmo y sin dejar de tocarme cuando llegó el y sin más su miembro se introdujo en mi boca que lo recibió golosa y serpenteando mi lengua alrededor de su inchado glande.

Estábamos en oblicuo en relación al ventanal y con todo su miembro en mi boca y gozando impúdicamente de aquella polla su mano cruzó sonoramente mi cara. Un escalofrío recorrió toda mi piel y mi sexo se inundo de jugos. Seguí comiéndole la polla cuando otra bofetada hizo arder mi otra mejilla y próximo a correrse me cogió por la cabeza y sin miramientos empezó a follarme la boca notando su miembro en lo más profundo de mi garganta. Si hace unos años tanto intruso en contacto con mi garganta me producía arcadas ahora me convierte en una puta notar como el glande se introduce más allá de la campanilla. El se vuelve loco llegando al orgasmo follándome la garganta y a mi se me podría hacer lo que quisieran de excitada que estoy al notar la explosión dentro de mi.

Me alargó una tisana de tomillo con miel y me la dio a beber. Luego me ordenó desnudarme y aprovechando dos de las barras de hierro que daban sintonía al espacio me ató en forma de cruz bien separadas las piernas.

Me enseño una bandeja en la que había varios palillos chinos y un cuenco con gomas elásticas. delante mio y yo sin perderme detalle puso dos en paralelo y con una goma sujeto un cabo. Se acercó a mi y puso un pezón entre medio de los dos palillos y con otra goma sujetó el otro cabo, haciendo así los palillos la función de pinza y que el con la forma de 8 que había sujetado las puntas podía controlar la presión. Mi excitación iba en aumento ya que cada vez me excita más que me pellizquen o muerdan los pechos. Reconozco también que el dolor es de los fuertes. Acto seguido hizo lo mismo con el otro pezón.

Con los pezones pinzados por los palillos chinos cogió el gato y a modo de ventilador lo empezó a voltear de forma que las lenguas golpeaban mi sexo y algunas rozaban mi clítoris. El clímax como sumisa iba en aumento, húmeda a rebosar. Excitada y orgullosamente deseosa de mi Amo. No llegué a alcanzar el orgasmo propiamente dicho porque cuando mi Amo se percató de su proximidad se detuvo.

Se acercó a mi con otra tisana de tomillo que me ofreció y más que beber, tragué. De una pequeña caja sacó un cuchillo de cocina tipo puntilla y como si quisiera afeitarme o tal vez para demostrarme lo afilado que estaba lo pasó por mis labios vaginales. Volvió a la caja y sacó una raíz de jengibre. Primero con la mano separó el mayor y más recto de los dedos y luego con toda la parsimonia imaginable con el cuchillo empezó a pelarlo y a pulirlo esculpiendo lo más parecido a un dedo o a un pene. Aquellos aromas excitantes embriagaban el entorno y el iba puliendo y comprobando con las yemas de sus dedos si estaba quedando suficientemente fino.

Satisfecho con su obra, lo dejó sobre la caja a caballo entre dos laterales para, como me dijo, no perder los jugos que estaba desprendiendo y me dio a beber una tercera tisana y seguidamente cogió dos palillos chinos y con ellos, ordenándome que sacase la lengua, me la entablilló y pellizcó como había hecho con los pezones.

La tarde prometía ser de una extrema doma. Cogió el dedo de jengibre y empezó a pasármelos por los labios de la boca. Empecé a rabiar, pero solamente quienes de la sumisión trascendemos el placer aprendemos a llevar el dolor a la metamofosís de la mayor excitación.

Después de rozar mis labios con la puntilla volvió a pulir durante un rato aquel dedo y mis ojos casi que saltaron cuando se acercó a mi y acercando el dedo de jengibre a mi sexo empezó a rozarlo, pasando del sexo al clítoris, del clítoris al sexo para llegar a mi ano y así hacer que mi cuerpo rabiese ahora con una intensidad exponencial. El climax lo reservó para cuando aquel dedo se introdujo en mi sexo y de forma circular lo hizo rotar por sus paredes. Yo no podia contener los gritos a la vez que toda yo era un orgasmo permanente.

Asegurándose de que se mantenia fino cogió el dedo y para culminar aquella experiencia lo acercó a mi ano y empujando con decisión lo introdujo tanto como pudo. Mi cuerpo rabiaba, mi boca al estar mi lengua prisionera de aquellos palillos no podía aliviarse, mis pezones estaban en constante sintonia entre el dolor y el placer, mis caderas dando tumbos intentando aliviar la excitación que aquel tremendo escozor,  calor, gusto, frío me producía. Yo chillaba más de placer que de dolor, o no tanto de dolor como de placer.

Así estaba cuando note la descarga en mi espalda del primer azote con el gato y a este le iban siguiendo otros y llegó el momento que mi Amo había estado preparando "no puc aguantar" le dije. "em pixo, em pixo, em pixo". Al oír esto, dejó de azotarme y cogiendome por la cintura empezó a sodomizarme como si no hubiese un mañana. Ya sabeis lo difícil que es orinar si estás en un proceso orgásmico y el mientras me sodomizaba como un salvaje me gritaba "pixa, pixa, pixa". Me liberé y grité de nuevo, mientras salia todo el líquido toda yo era un orgasmo

Satisfechos los dos mi Amo empezó a desprenderme los palillos y a desatarme pero no todo estaba hecho. La relajación me provocaba ganas de tumbarme y así me arrodillé y el me introdujo todo su miembro en mi boca más para limpiársela que por ganas de llegar a otro orgasmo.

Adecentamos un poco el estropicio, fuí al baño donde me las ingenié para lavarme y volví. El me esperaba, ahora desnudo sentado en el chezlongue. Allí hicimos el amor llenando de su semen todo mi sexo.

Hacia rato que en la estancia se había encendido la luz. Quien sabe si en aquella especie de pirateo de Canal+ a que podían parecerse las pequeñas aberturas de las cortinas sirvieron para deleite de algún vecino. Como le gusta exhibirme, cuando ya estaba medio vestida el corrió las cortinas y me acerqué a la vidriera para ponerme el abrigo y salir no sin antes abrazarnos y besarnos con deseo y pasión. Me marché y caminé por aquellas calles en busca de mi coche con mucha confianza en mi misma. Si alguien me había identificado por mis ropas no lo demostró.