Gitana (2)

Tamara pasa una mañana divertida en caso de su esclavo.

Pasé la noche dolorido, con una extraña sensación de placer que a su vez me producía tristeza, ¿ Como podía haber llegado a esto?. Hablaría con ella y le diría que se había acabado, que seguiría trabajando para mí, pero solo eso.

Me levanté temprano, tenía morados en el costado izquierdo y los brazos. Sonó el timbre, y muy nervioso abrí la puerta.

Hola, cerdo, ¿ Me has preparado el desayuno?

Tengo que hablar contigo

No digas nada y ponte a prepararme el desayuno ¡YA!, o sino...

Miró hacía sus pies mientras reía y agitaba sus dedos, y supe que había perdido, fui a la cocina y empecé a preparar el desayuno. Mientras ella se sentaba en la mesa.

Cerdo, mientras este aquí quiero que estés en pelota, entiendes?

Si, ya voy.

Vaya veo que tienes algunos morados.

Ayer me pegaste muy fuerte.

¿Fuerte?, ¡Estúpido!, tu no sabes lo que es que te peguen fuerte, como vuelvas a decir eso te vas a enterar, pringao. Y trátame con respeto, ¡coño!. Pídeme perdón.

Lo siento mucho, perdóneme.

¿Eso es todo?, quiero que te humilles, que te arrastres como un gusano, maricón!.

Sí, mi ama soy un cerdo asqueroso que no es digno ni de lamer las suelas de sus zapatos, siento mucho haber hecho ese comentario. Le suplico que me perdone, y que me castigue de la forma que crea oportuna.

Una sonrisa se dibujó en su cara mientras me tiraba a sus pies para besar sus zapatos, cuando estaba a unos centímetros cerré los ojos dispuesto a besar sus zapatos, pero lo que me encontré fue una patada en la cara que me hizo retorcerme de dolor en el suelo.

Dime, ¿ Te ha gustado ?

Mi ama, me duele mucho...

Te lo explicaré, si me haces repetir la pregunta te doy otra, y si no me gusta la respuesta te doy tres, tu eliges, ¿ Te a gustado la patada que te he dado en la cara, basura?

Si, me ha gustado, mi ama.

Si es que eres un marica, tráeme el desayuno al salón, café y unas tostadas con nocilla, y rápido que tengo hambre.

Tras desayunar se quedó en el sillón viendo la televisión mientras yo recogía los platos.

Ven marica.

Si, mi ama.

Ponte a cuatro patas, quiero que me sirvas como caballito y me lleves al cuarto de baño.

Se subió a mi de un salto y mientras me azotaba el culo gritaba "Arre caballito", cuando llegamos al cuarto de baño se bajo la falda y las bragas, se sentó en el vater y con la mano llevo mi boca a sus pies. Podía escuchar su esfuerzo y sus excrementos caer al agua mientras orinaba. Estaba aterrado pensando en lo que podría venir de camino.

Coge el papel y límpiame bien cerdo.

Lo siento, Tamara, pero eso sí que no.

Bien, te lo diré de otra forma o utilizas el papel o tu lengua, y como te atreves a negarte te aseguro que voy a convertir tu vida en algo mucho peor de lo que ya es.

Esta bien lo haré

Lo sabia, si es que eres un cerdo!...venga a que esperas.

Con la cabeza agachada fui cogiendo el papel y limpiando su culo con cuidado, por una parte estaba excitado pero por otra me daban ganas de vomitar.

¿ Esta limpio ya ?

Si, mi ama.

Bien, pues ahora y para quedarme tranquila quiero que apoyes tu cabeza sobre el vater, y que me chupes a fondo.

Como desee.

No sabía con seguridad si estaba totalmente limpia y mi estomago no paraba de dar vueltas alrededor de mi corazón. Me puse como ella quería y ella colocó su ano justo delante de mi boca. Empecé por lamer despacio, pero tras unos segundos ella me aclaro que eso, no era a fondo, que la quería dentro de ella, así que poco a poco fui haciéndolo,mientras ella extrañamente para mi gemía, eso me excito mucho así que fui profundizando cada vez más, ya todo me daba igual, el olor, el dolor de las mandíbulas...

  • Muy bien, ya creo que esta limpio, pero ahora me apetece utilizar esa lengua en otro lugar...

Me llevo a la salita se sentó apoyando sus piernas sobre los brazos del sillón y señalo a su coño. Así que empecé otra vez con los trabajos orales mientras ella se agitaba en el sillón, gimiendo como una loca, cuando ya estaba casi terminando abrazó con sus piernas mi cuello mientras con las manos apretaba mi cabeza contra su clítoris.

Lo has hecho muy bien, bésame los pies mientras descanso anda.

Al rato me mando que le trajera su ropa y que le diera 300 euros, que iba a salir a comprar, se fue y me quedé solo. Ya no pensaba que eso fuera una locura, me estaba enamorando de mi ama.

Sobre las dos de la tarde apareció por la puerta, llevaba una minifalda nueva un top y unas sandalias de tacón.

Arrodíllate, he estado pensando que hasta ahora he hecho contigo todo lo que he querido, y que voy a seguir haciéndolo , a que sí?

Si, mi ama.

Bien hasta ahora, me has servido como lamedor de pies y zapatos, de mi culo, mi coño, como transporte (jajaa..!), pero quiero cosas nuevas, así que voy a hacer una prueba contigo y utilizarte como todo.

¿ No la entiendo?

Ya lo sé, si es que eres tonto, te lo voy a explicar, levanta la cara y dime lo que ves.

Pues los sillones, la mesa, la alfombra, el televisor, los vasos, los ceniceros...

Bueno pues multiplica eso por todas las habitaciones y eso es lo que vas a ser, por ejemplo, ahora me apetece un cigarro, así que tras encenderlo voy a utilizar tu boca como cenicero, Y además, quiero que tu me propongas nuevas ideas, es más, como se te ocurra no decirme algo te aseguro que utilizare tu lengua como papel higiénico. ¿ Lo entiendes cerdito?, es fácil.

Lo entiendo, mi ama.

Vale, pues a que esperas, enciende el cigarro y coloca tu boca como un cenicero, venga esclavo, venga...

Tenía las piernas cruzadas, y sus ojos fijos en los míos, sonreía levemente mientras agitaba lentamente el cigarro sobre mi cara, poco a poco lo acerco a mi cuello acariciándolo con su punta ardiente, de vez en cuando me hacía estirar la lengua para recoger las cenizas impidiéndome tragarlas.

Bien esclavo, ahora llega la hora de apagarlo, quiero que te tumbes boca arriba, voy a ponerlo sobre tu pecho para apagarlo lentamente con mi zapato, dime Suelo, ¿ Te gustara?

Supongo que me dolerá mucho, pero lo haré.

No esclavo, seré yo quien lo haga, tu lo únicos que tienes que hacer cuando te pregunte es responder ¡Si me gustara, muchas gracias!, YA!!!.

Si, me gustara, muchas gracias mi ama.

Me tumbe como me había dicho, se puso junto a mi y lentamente dejó el cigarro sobre mi pecho. El dolor era demasiado, la sangre se me subió a la cabeza, intentaba moverme para hacerlo caer y lo único que conseguía es más dolor al rodar por mi cuerpo. En un instante vi el zapato de Tamara levantarse y colocarse sobre el cigarro, pero sin apretarlo, lo hizo rodar sobre mi cuerpo unos instantes hasta que lentamente lo apago. Después me hizo levantar y con sus dedos fue acariciando los surcos que había dejado.

Esclavo, la colilla esta en el suelo,¿ Qué clase de cenicero eres?, trágatela!.

Si, mi ama, gracias

Esto me esta gustando, quiero que traigas una bandeja y con un plato de patatas y una coca cola.

Si, mi ama.

Estaba bastante mareado, el dolor era muy intenso y a ella ni le importaba. Hice lo que me había dicho y volví a la salita, una vez allí me hizo quitar la mesita y ponerme a cuatro patas, me puso la bandeja encima y tras amenazarme con lo que ocurriría si se caía encendió la televisión y empezó a comer. Pasó aproximadamente una hora hasta que se dirigió a mí.

¿ Sabes que tienes un buen culo?

No, mi ama.

Eso esta bien, porque ya no lo tienes, es mío, y ¿ qué es esa cosa que cuelga?, ¡joder si estas empalmado!, nunca había visto una mesa empalmada. Se me ha ocurrido una idea, túmbate boca abajo en el sofá y mete la polla entre los cojines.

Si, mi ama.

Se sentó sobre mi espalda y encendió un cigarro mientras me tocaba el culo, era como si lo estuviera amasando. Rápidamente me excite y empecé a mover el culo, estaba apunto de explotar.

¡ Para!, ¿ Qué te crees, eh?, como te atrevas a correrte en mi sofá te doy una paliza que te enteras. ¿ No te habrás corrido ya, verdad?

No, mi ama.

Cerdo, ahora voy a dar a tu culo lo que se merece.

Clavó sus tacones en cada nalga y empezó a apretar, después se puso en cuclillas sobre ellos y apagó rápidamente el cigarro contra mi espalda, empezó a dar saltitos clavando y clavando sus tacones. Al final sucedió lo predecible, tuve el mayor orgasmo de mi vida, deje de sentir sus tacones y me quede rendido en el sofá.

¿No te habrás...?

Lo siento mi ama

¿ Que lo sientes?, ahora te vas a enterar de lo que es bueno, cerdo.

Me tiró al suelo y cayeron sobre mi culo una lluvia de patadas, se subía sobre mí y me pateaba. Estaba como loca. Después cogió mi cinturón y me azoto de forma bestial. Yo trataba de protegerme pero cada vez que conseguía esquivar uno de sus azotes los demás caían con más furia. Y como un niño las lagrimas fueron cayendo por mis mejillas,

¡Ponte boca arriba!

Se lo suplico ama

¡ Que te pongas boca arriba, hijo puta!

Si, mi ama.

Me importa una mierda que llores o supliques, voy a hacer contigo lo que me salga del coño, y como vuelvas a desobedecerme haré que te arrepientas de haber nacido, te enteras, pringao!!.

Si, mi ama.

Ahora me voy a quedar sobre tu pecho hasta que dejes de llorar, maricón.

Se puso otra vez en cuclillas sobre mi pecho, me escupía de vez en cuando, tarde unos minutos en calmarme, y aunque dolía todo el cuerpo, lo peor era la humillación por la que estaba pasando, con sus ojos clavados en los míos, escupiéndome a la cara, y con su peso sobre mi pecho.

Cerdo, ahora te voy a poner mi coño sobre tu cara y quiero que cuando lo haga me lo mames y no pares de hacerlo.

Si, mi ama.

Subió en mi cara y empezó a cabalgar de forma furiosa, era casi imposible de hacer nada, lo único que podía hacer es sacar la lengua y esperar que ella la utilizara. Tras unos minutos, se calmo y comencé a lamer su clítoris de lado a lado, ella iba alternando la postura dependiendo de lo que quería. Me montó de todas las formas posibles, lamí hasta la extenuación, y disfrute de su fluido hasta saciarme. Cuando ya estaba calmada, se dio la vuelta, y me ordenó que hiciera lo propio con su culo, pese al dolor y el cansancio me puse lengua al trabajo, era maravilloso... pero iba a mejorar, puso sus manos en mi polla y suavemente al principio y salvaje al final fue agitando hasta quedar los dos rendidos en el suelo, ella sobre mí.

Cerdito, creo que aquí vivo mejor que en mi casa, así que me quedaré aquí.

Como quieras ama.

¿ Sabes que haré lo que quiera, no?

Si, mi ama.

No me llames así, llámame Tamara, vale?

Vale, Tamara.

Ya veras lo bien que lo vamos a pasar, voy a llamar a unas amigas y esta tarde haremos una fiesta, les diré que vengan todas con los pies bien sucios. Lo pasaremos muy bien.