Gisela y sus hijos.

Nota del autor: mi relato anterior fue un relato pésimo del cual me avergüenzo, las críticas fueron bien merecidas. Espero que este relato les guste.

Gisela y sus hijos.

Nota del autor: mi relato anterior fue un relato pésimo del cual me avergüenzo, las críticas fueron bien merecidas. Espero que este relato les guste.

Gisela era una mujer impresionante. A sus 36 años era alta, blanca de pelo muy negro y con unas maravillosas piernas que lucían esplendidas cuando usaba mini faldas entalladas. Se sirvió un café y se sentó en la cocina de su casa a fumarse un cigarro cuando eran casi las 12 de la noche. Ese día habían cambiado muchas cosas y parte de su mundo se había desmoronado. Sus valores no le daban para comprender la situación que a partir de ahora viviría en su familia. Todo había comenzado con la boda de su hija Irene de 18 años que ese día se había dado. La ceremonia y la fiesta habían estado muy bien hasta que su hijo Ismael de 20 años se había pasado de copas. Como ya los novios se habían ido y empezaba a anochecer decidió retirarse con su hijo a pesar de las protestas de algunos invitados

-ya estoy un poco cansada, estos días ha sido de mucho ajetreo, además Ismael se ha excedido un poco con el alcohol.

Lo llamó y lo sacó del salón pasando a recoger su vehículo con el valet parking, se subieron y arrancó rumbo a su casa. Como la noche estaba fresca no puso el clima por lo que Ismael bajó un poco el vidrio con consecuencias inmediatas. El aire hizo que se mareara y le dieron ganas de vomitar. Gisela se acercó a la orilla e Ismael vomitó. Gisela reanudó la marcha diciéndole a su hijo.

-creo que abusaste del trago, mañana no vas a aguantar la cabeza.

-que me importa el mañana si ella se fue.

-¿Ella? ¿Quién?

-Irene.

  • no es para tanto, algún día tenía que casarse, como tú lo harás también.

  • es que tu no comprendes.

-¿Qué no comprendo?

Tal vez por los efectos del alcohol o su desesperación, Ismael lo soltó.

-Irene y yo desde hace cuatro años somos amantes.

Gisela no supo que contestar, pensó que Ismael bromeaba y volteo a verlo, pero su expresión era seria y compungida, le vino a la mente el dicho de que los niños y  los borrachos dicen la verdad.

-¿estás loco o qué?

-sí, loco de amor, de desesperación.

Llegaron a la casa e Ismael corrió a su recamara, Gisela se fue a la cocina y se quedó sola con sus pensamientos. Recordó que siempre había estado alejada de ellos desde que se divorció hacia 10 años, que ellos eran muy unidos, lo que la hacía feliz, que a veces dormían juntos, que los últimos tres años de habían ido juntos de vacaciones porque ella no podía por el trabajo, que muchas veces, cuando llegaba a casa después de trabajar, los encontraba recién bañados y le decían que habían salido a hacer ejercicio. Si, sus hijos eran amantes y ahora se daba cuenta. Duró casi una hora con sus pensamientos y decidió que al otro día hablaría con su hijo, apagó su ultimo cigarro y se dirigió a su recamara, pero antes decidió entrar en la de su hijo, no fuera hacer alguna tontería. Abrió la puerta y lo que vio la impresionó. Su hijo estaba desnudo sobre la cama rodeada por varias fotografías, con el pene en erección, como si hubiera estado masturbándose y se quedara dormido. Se acercó a él y la impresión fue mayor. Eran fotografías de él y su hermana haciendo el amor. Tomó varias y se las llevó a su recamara, no sin antes tapar a su hijo con una frazada. Entró en su cuarto, se desnudó y antes de dormir vio las fotos. Había de todo. En una hacían el 69, en otra la enculaba y así sucesivamente, solo pensó ¡Dios mío que hice mal!

Al otro día los dos se levantaron tarde y ella dejó pasar algunas horas antes de enfrentarlo.

-bueno-dijo poniendo las fotos sobre la mesa- ¿Me puedes explicar esto?

-ya te lo dije anoche y creo que no hay más que hablar.

-como que no, ¿Cuándo y porque comenzó esto?

-bueno, cuando yo tenía 16 años y ella 14, fue la vez que te fuiste una semana a Estados Unidos a aquella junta de la empresa.

-pe….pero como, ¿Por qué?

-estábamos solos, sin amigos y los dos lo deseábamos. No hay culpables, simplemente sucedió. Cuando nos dimos cuenta el tiempo pasó y nuestra pasión creció.

-entonces ¿Por qué se casó Irene si tan bien estaban?

-esa es otra historia que no te va a gustar si te la digo.

-a ver, pongámonos claros. Las cosas pasaron y no me di cuenta, OK, pero ahora quiero saberlo todo, sin importar si me gustará o no.

-¿Y qué vas a hacer?

-sabes que no puedo hacer nada. No los voy a denunciar jamás, aunque continúen con eso. Son mis hijos a pesar de todo y los amo.

-está bien, creo que ahí le paramos.

-¡Noooo!¡Quiero la verdad sea la que sea!

Ismael se quedó callado unos momentos como sopesando si hablar o no y al fin se decidió.

-Bien, tú lo quieres saber, entonces lo sabrás. Irene se casó por dos motivos. Se enamoró de una mujer y la deseaba con todo su ser, además, está embarazada y el hijo es mío.

Gisela no supo que contestar en un principio, se esperaba todo menos eso. Se quedó callada un buen rato hasta que reaccionó.

-entonces ¿es lesbiana?

-nunca ha tenido relaciones con una mujer,  pero con esta las deseaba inmensamente, al grado de no soportar no hacerlo.

-¿Quién es, la conozco acaso?

-mejor ahí lo dejamos mamá, ya dije demasiado.

En el cerebro de Gisela nacía una idea que le parecía monstruosa, aberrante.

-Te……te pido, no, te exijo que me digas quien es.

-¿No lo sospechas?

Si, si lo sospechaba. Era ella el objeto de la pasión de su hija, por eso se había ido, para no decírselo. Se sintió mal, al grado que se sentó en una silla para no caer.

-Y tú, ¿Qué pensabas?

-¿yo? Solo quiero verla feliz, y si me ha dado tanto amor no pensé nunca en negarle nada, aparte su deseo era más amplio.

-¿Qué……que deseaba?

-que cerráramos el circulo entre los tres.

Gisela ya no soportó más, se llevó las manos a la cara y lloró por un buen rato, de pronto se rehízo y le dijo a su hijo.

-déjame sola por favor.

Ismael se fue a su recamara donde se encerró a pensar en su hermana viendo videos que habían grabado haciendo el amor. Gisela durante un buen tiempo no tuvo en orden sus pensamientos pensando que se volvería loca, hasta que poco a poco llegó  la calma. Decidió no pensar en ello hasta que se serenara completamente y se fue a su cuarto a descansar, quedándose dormida sin darse cuenta. Así transcurrió el día en el que no hubo comida ni cena, los dos encerrados en sus respectivos cuartos. En la noche se sintió mejor y decidió empezar a buscar una solución aunque sabía que era casi imposible. Tomó las fotografías y las vio de nuevo y de pronto sintió una sensación extraña, las aventó sobre la cama pues se dio cuenta de que ¡ SE HABIA EXITADO! al ver las escenas sexuales entre sus hijos. Salió de su recamara y fue a la cocina donde se sirvió algo de comer tratando de no pensar en nada, pero cuando terminó sus pasos la llevaron a su cuarto aun contra su voluntad y tomó de nuevo las fotos, y ante su propio asombro llevo su mano a su entrepierna. ¡Se estaba masturbando viendo a sus hijos hacer el amor? Continuo hasta tener un orgasmo quedando jadeante sobre la cama y de pronto se dijo ella misma “Bueno, ya lo hicieron y ya no hay remedio, ya después veremos qué pasa”. Se quedó dormida sin saber más, sin importarle nada más.

El lunes reanudaron sus actividades, Ismael en la universidad donde cursaba el quinto semestre de arquitectura y Gisela en la empresa donde trabajaba, llegó la noche y siguieron sin hablar y así por varios días, al tercer día Gisela entró en la recamara der su hijo cuando no estaba y buscó denodadamente hasta que encontró un disco de video, lo puso en su computadora y vio que eran videos de los dos haciendo el amor, le sacó copia y lo regresó a donde lo encontró.  Esa misma noche vio las dos horas de grabación y no pudo evitar masturbarse. Su mente había dado un giro, de condenar a sus hijos ahora los deseaba, pues no podía negar que también deseaba a su hija. Nunca había tenido una relación lésbica, pero veía la suavidad del cuerpo de su hija, su tersura, sus formas y se despertaba en ella el deseo.

Pasó casi un mes en el prácticamente no se hablaron. Se veían en las comidas y cada quien se encerraba en su cuarto sin decir nada, hasta que ella decidió dar un paso adelante. Ese día después de cenar le dijo a su hijo.

-¿Puedo hablar contigo?

-sí, dime lo que quieras.

-bueno, esto no puede seguir así, debemos normalizar la situación.

-por mí no hay problema mamá, a pesar de todo sabes que te quiero.

-¿nada más me quieres?

-¿a qué te refieres?

-¿No me deseas como tu hermana?

Ismael se calló por unos instantes como sopesando lo que diría y después continuo.

-Mira mamá, lo de Irene y yo se dio naturalmente, nadie presionó a nadie y creció con el amor de hermanos que nos teníamos. Es muy fácil pasar del amor filial natural al deseo sexual. Me preguntas si te deseo y si, te deseo porque eres una mujer hermosa que a cualquier hombre haría feliz en la cama, pero de eso a pedírtelo, jamás lo haría, pues te respeto como tu hijo que soy. Si quieres saber más o seguir adelante, es cuestión tuya. Solamente tú decides lo que harás.

Gisela se esperó un momento y después contestó.

-vas a pensar que estoy loca, la situación me ha transformado, llevo un mes deseando estar contigo y hacerte el amor, también deseo a Irene a pesar que jamás he tenido sexo lésbico. Es algo más fuerte que yo y me lleva hacia el abismo pero no puedo evitarlo.

-¿no te das cuenta que esto cambiaria nuestras vidas? Si tú te unes a nosotros Irene no tendría que alejarse, viviríamos los tres juntos y felices.

Y entonces Gisela lo hizo. Se acercó a él y le ofreció los labios en busca de un beso. Ismael vio su oportunidad y decidió no desaprovecharla. Correspondió al beso con toda su pasión, con todo el amor que sentía por su madre. El abismo se abrió ante ambos y los dos se hundieron en él. Ismael de los labios pasó al cuello desabrochando lentamente la blusa que ella vestía dejando el sostén a la vista, hábilmente pasó la mano por la espalda de ella y desabrocho el gancho del mismo dejando libres las hermosas tetas de su madre. Ismael nunca había visto unas así. Grandes, firmes, suaves, jugosas como fruta prohibida. Llevó su lengua a los pezones y la respuesta de Gisela fue instantánea. Su cuerpo se arqueo y  de su boca salieron sonidos guturales, su respiración se aceleró lo mismo que su pulso. Ismael continuaba activo y desabrochaba la falda empezando a bajársela. Gisela ya estaba muy excitada y cual naufrago ahogándose en el mar lanzo su mano en busca de que asirse y el salvavidas que encontró fue el pene de su hijo en toda su magnificencia. Su primera impresión fue de asombro ante el tamaño de la verga de su hijo, en ese momento se miraron a los ojos como si dudaran en el paso que estaban dando pero Gisela recompuso la situación diciendo.

-vamos a mi recamara que ahí estaremos más cómodos.

Los dos a medio vestir y abrazados se dirigieron al cuarto de Gisela y ya en él se desnudaron. Ambos se descubrieron en su desnudes. Ismael vio una mujer hermosa en la plenitud de la vida, su piel blanca, su cabello negro, sus pezones, cuando ella se volteó a quitar la colcha de la cama se maravilló al ver el hermoso culo de su madre, se acercó por detrás, la abrazó besándole la nuca. Ella reaccionó, se  echaron sobre la cama abrazados entre besos y caricias. Todo se dio con naturalidad, los besos, las caricias, la penetración. Gisela no era una mujer ardiente pero ahora un nuevo fuego la quemaba, la consumía por dentro y el deseo la sobrepasaba. Ismael la penetró y empezó el mete y saca rítmico que poco a poco la llevaron al éxtasis, de pronto subió por su cuerpo la sensación del orgasmo y abrió sus grifos de placer vaciándose en el pene de su hijo, el aguantó su orgasmo y la dejó reposar para que se repusiera. Entre besos y caricias ella le preguntó.

-¿no piensas venirte?

-si mamá, solo aguanté un poco para darte más placer.

-¿tal vez quieras otra cosa?

-yo solo querré lo que tú quieras, ni más ni menos.

Entonces Gisela se acomodó sobre el vientre de su hijo y se metió su verga en la boca, no era una experta pero  ponía lo mejor de sí, para Ismael era el colmo del placer que su madre le mamara la verga por lo que unos minutos después vació su semen en ella. Después de saborearlo Gisela le dijo.

-¿Y ahora qué hacemos?

-para mí lo mejor sería llamar a Irene, que tramite su divorcio y entre los tres crear una familia.

-¿pero cómo?

-ella puede crear una situación donde ya sea ella o el pidan el divorcio, creo que le llevaría de 4 a 6 meses, el hijo que lleva dentro tendrá un padre oficial y ya separada podemos seguir teniendo más, entre tanto tu y yo podríamos………..

-¿Quieres preñarme?

  • me gustaría mucho, pero es decisión tuya.

Gisela solo contestó.

-¿Por qué no?

Pacosuarez.