Gisela, el reencuentro
La visita a una novia y lo que hace un tiempo sin verla.
Gisela, el reencuentro.
Entre detrás de ti en el piso, y antes de que mi dijeras nada ya te estaba abrazando y besando, no puedes comprender lo mucho que eche en falta tus besos, tu cuerpo en contacto con el mío. Nos encaminamos al dormitorio, iba acariciando tu culo y me iba desnudando, quería sentir tu piel contra la mía cuanto antes. Tú te desnudaste cuando te sentaste en la cama. Yo ya estaba desnudo cuando terminaste y volví a besarte, mientras mi mano buscaba tu sexo.
Me arrodille y tal como estabas sentada al borde de la cama empecé a lamer tu raja, quería hacerte el mejor cunnilingus del que era capaz por lo que pase la lengua por tus labios. En algunas pasadas paraba para introducir mi lengua en tu vagina o con mis labios acariciar y succionar tu clítoris. Como supuse que no sería suficiente con mi dedo corazón quise ayudarme por lo que fui introduciéndolo poco a poco y moviéndolo suavemente, pensé en buscar el punto g para lograras tener todo el placer que te mereces y que yo fuese el que lo consiguiera me haría feliz.
Mi dedo corazón hurgaba en tu interior sin pausa buscando ese posible punto que te llevase al orgasmo mientras mi lengua seguía saboreando y lamiendo tus labios y clítoris. No sé cuánto tiempo estaría así pero en un momento dado debí lograr mi propósito porque te quedaste extasiada pidiendo que parará poder recuperarte.
Fue ese momento en el que aproveche a volver a besarte y comerte tus tetas, esas areolas pequeñas pero que tanto me gusta lamer. Al rato me estabas acariciando mi polla, llevaba más de una semana sin correrme por lo que te paré. No quería acabar muy rápido, esta vez, tumbada a lo largo de la cama volví a introducir mi cabeza entre tus piernas para seguir disfrutando del sabor más íntimo que tiene una mujer. Ahora me dedique con mucha más intensidad a que mi lengua entrase en tu vagina mientras con el pulgar acariciaba tu clítoris, cuando me estaba molestando la postura en cuestión cambie. Te volví a besar y a introducir mi dedo corazón y a moverlo como si fuese un pequeño pene que te quisiera follar.
Saboreaba tus tetas y me volví a bajar para seguir trabajando con mi lengua en tu sexo hasta que lograse llevarte a otro orgasmo, como me habías comentado que normalmente el segundo te costaba en alcanzar supe que debería encontrar el punto g con el dedo. Y creo que lo debí conseguir por cómo te volviste a poner al cabo de un rato.
Ahora sí que ya deseaba hacerte el amor con mi pene y vaciar mi leche dentro de ti. Fui metiéndola despacito y me moví lentamente, quería alargar el momento lo más posible pero tú tenías otros planes. Me tumbaste boca arriba y me empezaste a cabalgar como a mi gusta, yo solo pude agarrarme a tu maravilloso culo. En eso estaba cuando por casualidad, fortuna o lo que fuese mi primera falange del dedo índice fue metiéndose en tu ano. Era mi primera vez intentando algo así y no sabía si lo haría bien, tú seguías igual e incluso por tus palabras entendí que te gusto. Con mi mano izquierda abrí uno de tus cachetes y con la mano diestra fui introduciendo mi índice hasta tener la segunda falange dentro. Al principio no moví el dedo pero al cabo de unas cuantas cabalgadas acompase tus movimientos con hacer un pequeño recorrido por tu interior, de la primera falange a la segunda.
En unos segundos ya te avise que me iba a correr con lo que tú empezaste a hacerlo más rápido para que te inundase con mi semen, yo no te había visto nunca tan guapa disfrutando del sexo conmigo, sentir mi leche caliente y todo lo que habíamos hecho hizo que tuvieras tu tercer orgasmo, nunca había logrado sacarte más de uno pero esta noche era especial.
Cuando nos duchamos seguía intentando comprender porque no veíamos más a menudo. Nos fuimos a dormir. Por la mañana como siempre que estoy contigo, mi amigo estaba más despierto que de costumbre.
Al despertarte, te acaricie y bese, quería hacerte el amor de nuevo. Me pediste que volviese a comerte el coño como por la noche, y eso hice. Te quite la parte de abajo del pijama y me puse a lamer y saborear tu sexo, con mi dedo corazón me ayudaba a darte placer y cuando ya estabas a punto, fuiste tú quien me quito el pijama y me monto como una amazona. No sé cuánto tiempo estaríamos así, esta vez ya busque a propósito tú culo con las manos para intentar meter esta vez mi dedo corazón en tu ano. Cuando no pude aguantar más me corrí dentro de ti, creo que es la vez que más leche te he dado. Como hago muchas veces te pregunte si habías tenido un orgasmo porque no siempre me doy cuenta. Me decías que sí, que habías tenido un rato antes de mi eyaculación pero lo aguantaste hasta sentir mi semen caliente dentro.
Ahí fue cuando me desperté y recordé que ya hacía un mes que no te veía y deseaba saber cuándo tendría la oportunidad de verte, acariciarte, besarte si fuese posible. Sé que tenemos vidas diferentes pero creo que pueden compatibilizarse.
Gracias a todos por sus comentarios.