Ginna (V: pasión via internet)
De como las dos amigas se involucran siguiendo las instrucciones a distancia del autor del relato.
Ginna V
(Historia real de una pasión vía internet)
Esta historia, como ya lo dijera, es absolutamente real y se escribió a medida en que los acontecimientos se desarrollan. Los nombre de los protagonistas se han cambiado por razones obvias.
Los bien cuidados pelos que rodean la entrada a la vulva le hicieron cosquillas en las narices, produciéndole una sensación divertida mientras su lengua se adentraba en el hueco de los labios vaginales de su amiga, en tanto al otro extremo de su cuerpo ella se divertía con su sexo, que besaba con fruición.
Sintió los primeros espasmos del cuerpo de Miki en respuesta a sus besos vaginales y aceleró su lengua para apurar lo inevitable.
Tres meses atrás ambas se encontraron por vez primera, cada una del brazo de su respectivo hombre, y la corriente de amistad que las unió en esa fiesta no hacía presagiar el rumbo que sus vidas tomarían al correr de los días y por instigación de un hombre al que ni siquiera conocían pero que manejaba sus vidas al punto de que ahora cada una estaba con el rostro hundido entre las piernas de la otra, besando la vulva de su compañera en cumplimiento de los deseos de ese desconocido del que se sentían sus esclavas sexuales.
El acre sabor de los primeros efluvios de la vulva de Miki le trajo el recuerdo de su primera masturbación adulta, hace tan solo un mes atrás, cuando sola frente al espejo sintió despertar en ella una mujer desconocida, dominada por el sexo y cuyo mayor placer era tener un orgasmo pensando en su desconocido amante, al que nunca había visto, del que desconocía casi todo pero que la dominaba completamente, jugando con su voluntad de la manera que el deseaba, pero siempre logrando que ella cumpliera sus peticiones de la mejor forma ya que encontraba en ello una satisfacción que no conocía hasta cuando él entró en su vida.
Cuando le escribió por vez primera a ese desconocido no imaginaba los límites que traspasaría en este tobogán sexual al que se había tirado. Ella, una mujer reprimida, había cedido a la tentación de conocer al hombre que se ocultaba tras el seudónimo de en el relato erótico que encontrara en Internet y que tanto la excitara. Y le escribió con la intención de que en sus respuestas él abriera el velo misterioso de su personalidad, que intuía atrayente para una mentalidad tan conservadora como la suya. Sentía que en él podría encontrar alguien que comprendiera su insatisfacción y estimulara su afán por encontrar un paliativo a su creciente sed de sexo sin poner en peligro su felicidad conyugal.
Sus primeras cartas eran tímidas, abordando temas que la excitaban pero que no se atrevía a describir en palabras, debido a su recato para afrontar estas materias con un desconocido. Con el tiempo él le fue dando confianza y sin ella pensarlo en poco tiempo le escribía largas cartas describiendo la evolución de sus fantasías eróticas y de la manera en que las llevaba a la realidad. Sin ella darse cuenta ese hombre la fue interesando en buscar en su propio cuerpo la satisfacción que le era esquiva en la cama con su marido. Fue así que llevada de la mano por ese hábil manipulador de mentes, Ginna fue descubriendo el sabor de las fantasías eróticas llevadas a cabo en la soledad de su dormitorio, pauteadas por ese desconocido a tres países de distancia.
Pero no le bastó con fantasear y la siguiente etapa fue vivir situaciones más atrevidas, ya fuera en el omnibús, en el baño de un bar o en el cine. Ella iba por la pendiente sin ánimos de detenerse, como en un vértigo de placer que la hacía desligarse de la realidad. Claro que nunca su desconocido amante traspasó los límites que su timidez imponía, conformándose con masturbaciones furtivas en público.
Pero esos límites fueron abatidos con estrépito cuando su amante desconocido le insinuó la fantasía de coquetear con su amiga a la que él suponía lesbiana. Y de la curiosidad primera pasaron a concebir un plan de conquista al que ella se entregó con mucho más empeño del que era dable esperar en alguien que nunca antes había vivido estas experiencias.
Y la conquistó y llevó a la cama sin ser ninguna de las dos lesbianas, siempre a insinuación de él.
¿Cómo una esposa recatada como lo era ella hasta cuando leyó ese relato que la movió a escribir a Ese desconocido pudo cambiar tanto en tan poco tiempo? Se desconocía a si misma como la mujer llena de prejuicios que era hasta hace un mes, dedicada a su esposo y con una vida de labores domésticas entre las paredes de su hogar, a la que los piropos en la calle no le llegaban pues para ella no había otro hombre que su esposo, al que había jurado lealtad y obediencia. Y ahora estaba entre las piernas de su amiga pasando lengua a su vulva, gozando con la lengua de ella en la suya y pensando en su amante desconocido que sin hablarle, sin mirarla siquiera había logrado que rompiera sus tabúes y se internara por el mundo de la perversión sexual.
Entre los pelos besaba y lamía distinguió su rostro reflejado en el espejo a un costado de su cama y se vio a si misma llena de deseo por su amiga, con el rostro convulsionado por la excitación y las mejillas sonrosadas y la frente perlada de sudor mientras metía y sacaba afanosamente su lengua del interior de su compañera de juegos. No, no era ella la misma de hace un mes. No, definitivamente no.
El rostro que le devolvía el espejo era el mismo que el mismo espejo le revelara cuando se masturbó por vez primera cumpliendo los deseos de su desconocido amante, al que después relato su primera experiencia de sexo en solitario.
Ese día su excitación era tan inmensa que cuando fue al baño no pudo reprimir el deseo de gozar nuevamente con su vagina. Cuando le escribió a su amante respecto de la experiencia vivida, sintió que le producía mayor placer aún y volvía a sentir calor entre sus piernas.
Esa sinfonía de sexo en solitario fue adquiriendo dimensiones increíbles, como aquellas veces en que ella se sentaba frente al PC y con su sexo al aire se hacía masajes mientras leía su correo, siguiendo las instrucciones de su amante que se metía entre sus piernas y recorría sus muslos para rematar en su vulva, que chorreaba los jugos que gustosa le obsequiaba mientras le relataba lo que acontecía entre sus piernas.
Entre las confidencias de Ginna, la referente a su primera masturbación a manos de una
compañera de curso tendría consecuencias insospechadas mas adelante, por cuanto su amante lejano vislumbró de inmediato una cierta inclinación lesbiana en ella y usaría dicha información en el momento adecuado.
"Amor,
"Mi primera paja fue a los 15 años (si te parece que demoré demasiado, es porque en esa época yo era medio, o muy, tímida y no sabía nada de sexo).
"Una tarde estaba estudiando con una compañera, solas en su casa, y en un alto que hicimos para tomar un café, comenzamos a hablar de los novios. Ella me contaba como el suyo la apretaba y la manoseaba y que luego, cuando el estaba bien caliente, lo masturbaba para calmarlo. A veces, ella se excitaba mucho y lo dejaba que él la masturbase. Me contó que un día que él se fue sin calmarla, ella, cuando se acostó, comenzó a acariciarse la conchita y terminó haciéndose la paja.
"Te podrás imaginar cómo estaba yo, roja de vergüenza de escuchar esas cosas, y un poco también porque me fui excitando de escuchar su relato. Me dijo que en ese mismo momento, al contarlo, se había excitado y me preguntó si yo alguna vez lo había hecho. "Claro que no" fue mi respuesta instantánea. Me preguntó si me molestaba que ella se masturbase en ese momento y yo, para no quedar como una tonta mojigata, le dije que no me molestaba, que lo hiciera. Ella se subió la pollera y se corrió la bombacha y comenzó a masajearse el clítoris.
"Tengo esa imagen grabada en la memoria: ella sentada en la silla, con las piernas abiertas y la pollera levantada y acariciándose la conchita.
"Estuvo unos minutos haciéndolo, hasta que acabó arqueándose en la silla y levantando la cola. Luego me agradeció por dejarla hacerlo y me preguntó si no quería hacerlo yo también. Le dije que no, pero ella insistió y me dijo que si no sabía cómo hacerlo ella me enseñaba. El calor que yo sentía era tremendo, mitad vergüenza, mitad excitación. Ella insistió diciendo que no había nada malo en eso y yo no supe que decir. Creo que como me callé la boca ella pensó que estaba de acuerdo y se acercó a mi, se arrodilló junto a la silla en que yo estaba y me levantó la pollera. Yo quedé dura del susto y no supe que hacer. Ella corrió mi bombacha para un costado y comenzó a acariciarme, con mucha delicadeza, metiendo dos dedos en mi conchita con mucho cuidado y acariciando mi clítoris. Así estuvo como diez minutos, ya que al principio, por el miedo que yo tenía no sentía nada, pero después me fui excitando más y más hasta que me hizo acabar. Fue sensacional el orgasmo que tuve, pero luego me quedé avergonzada por haber disfrutado
tanto... y con una mujer!!!
Ginna"
Y en medio de esa vorágine de fantasías y masturbaciones apareció Miki sin tener idea de que un hombre al que nunca conocería le transformaría la vida convirtiéndola de mujer de vida sexual normal a una ardiente y apasionada amante de su amiga Ginna sin que se diera cuenta que en este proceso hacia un lesbianismo activo era manipulada a la distancia por ese hombre que las manejó a ambas a su real antojo.
Todo empezó a gestarse cuando Ginna le contó a su amante misterioso acerca de su amiga y él vislumbró de inmediato las posibilidades que esa relación podría tener para llevar adelante sus planes.
"Amor,
"Anoche estuvo en casa una amiga, con quien tengo una gran relación y ha sido de gran ayuda. Cuando le conté que te había conocido, fue ella la que me impulsó a seguir en contacto, porque yo estaba muy indecisa y con temor. Le contaba de lo feliz que me hacen estas maravillosas cartas (claro que no le di muchos detalles, pero le conté que eran "muy excitantes" supongo que ella se dará cuenta de lo que significa porque es una mujer con mucha experiencia, aunque tiene mi edad), y me dijo que disfrutara, que parecías una buena persona y que era perfectamente válido lo que hacemos.
Ginna"
"Amor,
"Te cuento. Es una muy buena amiga. Se llama Miki, tiene 26 años, divorciada desde hace dos. Es verdaderamente bonita (seguro que este dato te interesa, dado lo pícaro que eres) y tiene experiencia. Con ella me siento muy bien, protegida, ya que en el tiempo que la conozco siempre me ha apoyado. Ella conoce mi historia de desencantos afectivos y "de los
otros" y siempre me ha aconsejado bien.
"Le he contado algunas cosas de nosotros, pero no te asustes, sólo que tenemos un contacto por correos, que es muy lindo, que disfruto mucho, pero no le he dado detalles de cómo nos hacemos el amor (¿o debería decir "como cojemos"?, porque hacemos ambas cosas, a pesar de que sea por correo, ¿verdad?).
"Estoy segura que ella no se escandalizaría nada de nada si le contara, pero me da un poco de vergüenza decirle todo.
"Mañana voy a volver a verla y seguramente charlemos más.
"Así que no te asustes que no le dije de que te pajeas conmigo y de que yo me pajeo contigo, ni de que cómo pensamos en chuparnos, tu mi raja y yo tu pija.
"Te juro que no puedo creer aun que utilice este lenguaje por escrito. es increíble como me has cambiado. ¿Hasta dónde puede llegar esto?
Ginna"
"Amor,
"¿
Cómo se te ocurrió algo asi de Miki? Es cierto que cuando mi compañera de estudios me masturbó lo disfruté mucho, pero nunca más me sucedió algo así. Claro que en ese momento me gustó lo que me hizo y ella era bonita, pero no se me ocurrió otra cosa.
"Sobre ese tema, debo confesarte que cuando leí tu relato de las cuñadas, algunas partes me excitaron y que, una de las veces que me masturbé, en que pensaba en ti, también se cruzaban en mi mente partes de ese relato.
"Sobre Miki no creo que sea lesbiana, aunque eso nunca se puede saber con seguridad ¿verdad? Pero ella jamás me ha insinuado nada. No sé. Nunca había pensado en eso y ahora que lo mencionas, me quedo pensando en ello. Yo no creo ser lesbiana porque una vez me haya masturbado una mujer y lo haya disfrutado.
"Ayyyy, cariñor. No sé que pensar... ¿Tu que crees?
Ginna"
En este punto su amante misterioso se empleó a fondo y le planteó derechamente la posibilidad de una relación lesbiana, seguro de que Ginna se dejaría llevar por esta senda a la que ya había tenido un acercamiento años atrás.
Su manera de relatarle su primera experiencia lesbiana le había indicado a él lo que ella no se había planteado nunca: que le había excitado que otra mujer hubiera tocado su sexo y la hiciera acabar.
De igual manera, su manera de expresarse de Miki le había mostrado a él que en el fondo de ella se anidaba el bichito del deseo y que solo faltaba que alguien la impulsara para que fuera a dar a los brazos de su amiga.
"Amor,
"Es difícil decir lo que pienso. ¿es acaso una de las pruebas que yo te pedi tan insistentemente? ¿Es por eso que me pides que diga que siento con Miki? ¿Si me gustaría tener sexo con ella? No lo sé. Tengo la cabeza que es un tremendo enredo. No se lo que quiero ni como empezó esto de Miki. Desde que me masturbó aquella compañera, hace más de diez años, nunca me había sucedido algo así. En tres oportunidades vi películas porno, dos con un novio que tuve antes y una con mi marido.
"Las tres veces terminamos haciendo el amor, yo me excité al ver a las mujeres chupar y coger con los hombres y las tres veces hubo escenas de dos mujeres haciéndose de todo y eso también me excitó, pero pensaba que era normal ya que era puro sexo.
"Ahora tu me dices si veo a Miki con deseo sexual y no lo sé exactamente. Claro, con todo lo que me dices, me excita la idea. Me parece que es una muy buena amiga y buena persona. Me siento cómoda y segura con ella. Le puedo hablar de mis cosas sin temor y cuando le cuento lo que hago me excito, pero ¿me excita el contar las cosas que hago contigo o me excita contarle "a ella" las cosas que hago contigo?
"Además, está el tema de ella misma. Tu piensas que ella puede ser lesbiana, pero estuvo casada y me ha contado de algunos hombres con los que salió. Incluso a uno lo conocí en una fiesta. ¿Como podría ser que le gusten las mujeres? Y no se lo puedo preguntar directamente.
"Tu me haces preguntas muy directas y muy difíciles de contestar, pero si te he abierto mi corazón y mi cuerpo hasta ahora, no debo temer, así que trataré de responderte con la mayor sinceridad. ¿Luego tu responderás las preguntas que te hice acerca de ella?
" Pregunta: ¿Has pensado en estar con ella ambas desnudas, abrazándose?
"Desde que tu me planteaste la posibilidad, e incluso ahora mismo, pienso que cómo sería eso.
" Pregunta: ¿Te has imaginado ser acariciada por ella?
"Igual que antes, si pienso en que me agrada ser acariciada y pienso en ella, ambas imágenes se juntan.
" Pregunta: ¿Te la imaginas besándote los senos, los labios, tu sexo?
"Si, al igual que antes, esa es la forma natural de amarse dos mujeres y la imagen viene sola a mi cabeza.
"Pregunta: ¿Y tú, te has imaginado besándola, acariciándola, tocando sus partes íntimas?
"También. Una vez que pienso en todo lo anterior, esta imagen viene irremediablemente
" Pregunta: Alguna de las situaciones anteriores ¿te excita?
"(Amor, deben haber pasado al menos cinco minutos antes de que mis dedos se atrevieran a digitar estas dos letras. Por favor, te ruego no me falles como amigo y amante enamorado, ya que me pongo definitivamente en tus manos) Si, me excita
"Si como te dije antes, es una prueba que me pones, yo dije que cumpliría con lo que quieres, así que dime qué debo hacer.
"¿A ti te gustaría saber si es lesbiana? ¿Cómo podría averiguarlo?
"Dime cómo y lo haré. Te amo y te deseo.
Ginna"
Así estaban dadas las cosas. Ahora solo restaba proceder a la "investigación" respecto de si Miki podría secundarla en una relación lesbiana.
Más que "investigación", lo que venía ahora era todo un plan de conquista al que Ginna dedicaría todo su empeño, guiada a la distancia por su amante cibernético.