Ginecología

Mi marido se empeño en actuar de ginecólogo.

He recibido un correo con una historia de lo mas singular de una remitente anónima que voy a tratar de relatarles en primera persona con los datos que ella me ha enviado y que pese a que he intentado ponerme en contacto en varias ocasiones nunca he recibido ninguna contestación.

Nací en pequeño pueblo del norte de España, en el seno de una familia muy conservadora y mi educación ha sido muy estricta. He aceptado sin protestar la autoridad de mis padres y ello, creo yo, ha formado mi carácter, tímido y reservado. Casi no tengo amigas y desde luego ninguna intima.

Con 18 años era un bicho raro. Nada de discotecas, nada de salidas nocturnas, nada de minifaldas, nada de escotes pronunciados, nada de nada y yo nunca tuve ni la osadía, ni la necesidad  de protestar lo acepté como algo lógico y natural, por eso aún no me explico como conseguí tener novio, quizás porque se parecía bastante a mi en cuanto a carácter, porque sus padres eran íntimos de los míos y porque era un buen partido.

Cuatro años de noviazgo y a los 22 me casé. El sexo fue un descubrimiento que no altero mucho mi vida. Mi marido, Alex, estaba tan verde como yo en este tema, nuestras relaciones eran  a demás de muy esporádicas, muy mecánicas y muy rápidas. Al principio Alex eyaculaba en un abrir y cerrar de ojos. Recuerdo que las primeras veces no llegaba a introducirme el pene y su semen se derramaba entre mis piernas.

Llevábamos siete meses casados, cuando mi madre se empeño en que tenía que ir al ginecólogo porque no me quedaba embarazada y ahí empezó todo.

Que tal en el ginecólogo?

Bien.

Pero que te dijo?

Nada, que me iba a decir.

Alex guardo silencio pero yo tuve la sensación de que pasaba algo raro.

Te pasa algo?

Me miró fijamente

Te gusto que te tocara ahí abajo?

Alex, estas loco!

Te gusto que te tocara ahí abajo? – repitió y añadió – te metió los dedos?

Yo no me podía creer lo que estaba oyendo, jamás hubiera creído que Alex pudiera hacerme aquellas preguntas.

Yo…..yo. Alex porque me haces esas preguntas?

Solo quiero saber.

Pues puedo decirte que es muy desagradable. Tienes que estar con las piernas abiertas …en fin muy desagradable.

Alex no pareció muy conforme con mis palabras y volvió a la carga.

Pero que te hizo? Te metió los dedos?

Alex, no lo se! Yo no ví nada , te ponen una sabana y no ves lo que hace.

Podía ser que estuviera celoso? El caso es que lo notaba raro, había cerrado los ojos y tenía fruncido el entrecejo, de pronto se incorporó en el sillón, me miró y soltó.

Sabes una cosa? Que un tío al que no conoces de nada te ha estado mirando el coño, te lo ha tocado y te ha metido los dedos y yo que soy tu marido nunca lo he visto.

Por Dios! Que barbaridades estas diciendo! Si que me has visto.

Jamás!

Vas a decir que no me has visto desnuda nunca!

No me refiero a verte desnuda, digo que nunca te he visto el coño.

No seas grosero. No uses esa palabra.

Prefieres vagina?

Pues si, lo prefiero.

Y ahí quedo la cosa, durante dos días Alex casi no me dirigió la palabra. Yo no entendía que era lo que le pasaba.

Alex puede saberse que te pasa conmigo?, no me diriges la palabra hace dos días.

Pregúntale a tu ginecólogo, a lo mejor el lo sabe.

La contestación me dejó boquiabierta.

Quieres explicarme a que viene eso?

Viene a que un señor que no tiene nada que ver contigo, sabe más de ti que yo que soy tu marido y que ha visto cosas que yo no he visto.

No te entiendo….no te entiendo.

Pues es bien fácil. Yo también quiero verte el coño y no me digas que es una grosería.

No volvimos a dirigirnos la palabra en todo el día yo no sabía que pensar, nunca había visto a mi marido de aquella manera. No quería que aquello se convirtiera en un problema, era nuestra primera discusión en los siete meses de casados, me parecía que era un capricho casi infantil ver

“aquello” pero también pensaba que era mi marido y que tenía derecho a pedírmelo.

Ya en la cama mientras el parecía enfrascado en su lectura, me acerqué a el.

Alex…de verdad que estas enfadado por lo del ginecólogo.

Si.

De verdad quieres verlo.

Me miró directamente a los ojos antes contestar.

Si.

Alex, me va a dar mucha vergüenza, pero si es lo que quieres…….

Dejé la frase sin terminar y me quité la braga dispuesta a pasar un mal rato.

No tienes porque pasar vergüenza pondremos una sabana como en la consulta del ginecólogo.

Parecía muy animado, me dio las instrucciones de cómo debía colocarme.

Así…. Baja un poco mas….eso es …así ……espera.

Estaba con los pies apoyados en el suelo, me puso la sabana cubriéndome desde la cintura hasta los pies.

Ponlos en la cama.

Apoye los pies en el borde de la cama, quedando con las rodillas dobladas. Entonces el se metió

bajo la sabana.

Abre las piernas.

Sentí ganas de llorar, me parecía estar viviendo algo surrealista.

Vamos!...separa las piernas!

El corazón me latía a mil por hora, tenía la boca seca. Empecé a separar los muslos despacio, el termino de abrirlos con sus manos, la sombra de su cabeza estaba entre mis rodillas.

Alex…. Susurre, pero el no debió oírme, parecía que había pasado una eternidad, sus dedos bajaron por mis muslos despacio y di un respingo.

Tranquila……tranquila.

Una de sus manos acarició mi pubis y sus dedos se metieron entre mis pelos, sentí un roce muy suave en el capuchón del clítoris y di otro respingo. Todo parecía ir como a cámara lenta. Empecé a sudar. Me acarició las ingles y el borde de los labios y sus dedos empezaron a separarlos, por un momento que me pareció eterno mantuvo los labios abiertos y entonces gemí notaba unas sensaciones desconocidas, los pezones se me habían puesto duros y mi vagina se estaba humedeciendo. Uno de sus dedos recorrió mi vulva de arriba abajo muy despacio.

Sentía ganas de gritar, la caricia era lenta y delicada. Otra vez aquel dedo de arriba abajo, muy despacio….muy despacio….y se quedo allí en la entrada de mi vagina y ahora no era humedad, era un rìo de jugos y aquel dedo entraba despacio dentro de mi y se movía.

De pronto calma absoluta,. Había dejado de tocarme, noté su aliento muy cerca de mi vulva. Di un grito. Aquello era …..aquello era su LENGUA, me estaba lamiendo el capuchón del clítoris, la sentí moverse por toda mi vulva y sus labios me chupaban.

Alex que haces!.....que me estas haciendo!

Aparté la sabana y ví su cabeza entre mis muslos, me miro sin dejar de lamerme.

Oh! Dios mío!.....

Alex seguía jugando con su lengua a lo largo de mi vulva, se movía, empujando en mi vagina y subía luego lentamente, pasó sobre mi clítoris

Ahí Alex…..ahí

Puse mi mano sobre su cabeza y empujé mi vientre contra su boca. El placer me estaba mareando, me pellizqué un pezón hasta hacerme daño.

Sigue Alex………sigue Oh!.......Oh!

Gemí y me retorcí desesperada, mi vagina latía…..mi coño latía.

Alex mi coño …..te gusta mi coño?.,…..sigue….sigue ….así …..me estas chupando …ahí…..asi..asi.

Me contraje, empecé a temblar, noté como una explosión dentro mi, una riada de jugos inundo mi coño ¡mi primer orgasmo! …….¡mi segundo orgasmo! ….mi………..¡que maravilla! Y Alex seguía chupando y lamiendo y yo parecía volar de un orgasmo a otro.

Como en sueños sentí a Alex ponerse encima de mi, su pene me penetro, rodee su cintura con mis piernas y me apreté contra el, mi clítoris ardía, me rocé contra si vientre, dio un grito y jadeo y yo volví a tener otro orgasmo largo e intenso.

Y ahora no me parece una grosería cuando me dice “Sandra voy a comerte el coño”