Ginebra y su nueva vida1
La historia de Ginebra
Mire el vaso de aguardiente esperando que me devolviese algo de paz, estos últimos días habían sido los peores de mi vida. Un terrible accidente se había llevado a mi mejor amigo, mi confidente, la única persona en la que confiaba. Dios la vida era tan injusta. Rebusqué en el bolso mi espejo y como suponía el rímel se me había corrido, por culpa del llanto.
Los dos teníamos vidas paralelas, éramos hijos primogénitos de familias multimillonarias, habíamos ido a los mismos colegios internos, al mismo instituto, de pago por supuesto, a una de las mejores universidades privadas del país y al acabar la carrera los dos habíamos entrado a trabajar en las empresas de nuestros padres.
Se acabó el quinto, ¿O era el sexto vaso del matarratas este que llamaban ambrosia?, no me importaba, para eso estaba en aquel rincón apartado del pub donde nadie me miraba porque nadie me veía. Pedí otro.
En ese momento entró su viuda y las amigas, estaba destrozada en el entierro, la pobre había perdido tanto como yo. También habría venido a ahogar las penas con alcohol. En ese momento gritó al barman
- Trae un par de tus mejores botellas de champan que por fin me he desecho del capullo de mi marido
- Lucía mira que eres bruta, ni de los muertos hablas bien._ Dijo una rubia despampanante entre risas
- No sabes las putadas que le hice para que me dejase, le puse los cuernos con decenas de hombres lo trataba como una verdadera mierda, el último medio año lo durmió en el sofá oyendo como me follaban hombres a diario mientras él se mataba a pajas.
- Lucía no seas injusta algún amante tendría por ahí seguro. Seguro que se tiraba a esa tal Ginebra._ Dijo Otra morena con un cuerpo fuera de serie.
- Que va si era un puto sumiso y la Ginebra solo le llamaba para dar por el culo contándole las penas de pija malcriada que tenía.
Podéis imaginaros que la tal Ginebra era yo, que en ese momento la sangre me empezaba a entrar en ebullición
- Además lo hice adicto a la coca, con el fin de que hiciese alguna gilipollez que anulase el puto fideicomiso y pudiese quedarme forrada tras el divorcio
- Que fuese hasta arriba de coca cuando tuvo el accidente fue culpa tuya. Eres una hija de puta y no quiero saber nada de ti._ Dijo la única del grupo que no parecía una modelo de pasarela.
- Carolina calla y siéntate, que tus reservas morales ya me cansan._ Dijo la arpía de Lucía
- Ni mucho menos, yo me largo de aquí no quiero saber nada de vosotras jamás, olvidaos de mi para siempre.- Dijo mientras se levantaba recogía sus cosas y se marchaba.
- Dejadla ir ella se pierde la orgía que tengo preparada. He llamado a los dos negros._ Dijo la puta cabrona
- ¿Esos con los pollones inmensos?._ Dijo la puta rubia
- Si, claro, que destrozaron el culo de mi difunto esposo mientras nos follaban a nosotras._ Decía Lucia con una risa exagerada
- Fue la mejor noche de mi vida, jamás olvidaré la cara del difunto al ser penetrado por esos 24 cm de verga._ Dijo la hija de puta morena.
- Ni el aguante que tenían, nos estuvieron follando a las tres toda la noche._ Dijo la rubia
- Cuando tardan aquí en servir, larguémonos a otro sitio con más clase que ahora tengo dinero para quemar._ Dijo Lucía levantándose y marchando. Las otras como corderitos la siguieron.
En ese momento yo me levante como una furia salí corriendo tras ella, con la sana intención de matarla, pero quiso la fatalidad que un degenerado perdiese el control de su coche y me arrollase.
Desperté una semana después en la cama de un hospital, me dolía todo, no había parte del cuerpo que pudiese mover sin producirme un agudo dolor. Cuando pude abrir los ojos vi que estaba cubierta de vendas y escayolas por todo el cuerpo, parecía una puñetera momia egipcia.
Proveniente del lado derecho de la cama escuché, la voz de mi madre decirme
- Mi vida despertaste, los médicos no estaban seguros de que pudieses hacerlo.
- ¿Dónde estoy?._ Le pregunté a mi madre con un graznido más que con voz humana.
- En el hospital Vilafranquienza, ahora mismo llamo al médico
Por supuesto era uno de los mejores hospitales de pago del país, a los 5 minutos volvió a entrar mi madre acompañado de un hombre de mediana edad.
- Hola Ginebra ¿cómo te encuentras?.- Preguntó
- Como si me hubiese pasado un camión por encima._ Dije con un suspiro de voz
- Casi te pasó eso.- Dijo mi madre
- Tu estado de salud es delicado, tienes rotos huesos del brazo derecho de la pierna izquierda y varias costillas fracturadas. Además de la luxación del hombro izquierdo un esguince en el pie derecho y golpes y moratones por casi todo el cuerpo.- Dijo el médico
- Vamos que estoy viva de milagro.- Dije
- Si aún no he acabado. Se te fracturó el hígado, pero como es el único órgano que se reproduce sólo, no hubo mucho problema en poder curarlo.
- Dios mio. ¿Algo mas?.- Dije yo
- Pues sí, estuviste al borde de la muerte cerebral, por lo que tuvimos que operarte de urgencia para implantarte unos microchips de estimulación cerebral que aún están en periodo de prueba, de hecho eres la primera humana a la que se los ponemos, pero la presión de tu padre fue tan grande que no nos pudimos negar._ Dijo el médico
En ese momento recordé que la compañía de mi padre es una de las propietarias de ese hospital. Por lo que puedo imaginar el tipo de presión a la que pudieron verse sometidos.
- Aún no sabemos los efectos secundarios que producen en humanos. Solo puedo decirte que en ratas, ayudó a aumentar el nivel intelectual de forma rápida y duradera._ Dijo el médico
- Entonces ¿Ahora soy más lista?._ Pregunté
- Es posible pero no podremos saberlo hasta hacerte las pruebas pertinentes. Pero hasta que tu cuerpo no esté restablecido por completo no es aconsejable hacerlo._ Dijo
- Y de cuánto tiempo estamos hablando ¡Dijo mi padre que entraba en ese momento en la habitación
- Don Rodrigo, pues la verdad no sabría decirle, entre tres y cinco meses._ Contestó
- Bien quiero que sea atendida por los mejores profesionales del centro, o las consecuencias pueden ser terribles.- Dijo mi padre.
Mi padre era un hombre que impartía respeto por donde pasaba, medía más de 1,80, tenía una expresión de esas que llaman leoninas, sus ojos azules como el hielo y su pelo largo y barba entrecanos ayudaban en este propósito. Además era un auténtico armario, sus músculos eran más grandes que los de sus propios guardaespaldas.
Mi madre y yo éramos su más querida posesión, y digo bien al decir posesión, pues aunque nos quería con locura, también se consideraba con el derecho a dirigir nuestras vidas. Esa era la mayor fuente de peleas entre nosotros, pues como mi madre no paraba de repetir, éramos iguales uno y el otro.
- Padre no podre ir a Berlín a cerrar el trato, tendrá que mandar a alguien en mi lugar…
- Mi niña y su sentido del deber, hasta hecha un adefesio piensa en la compañía antes que en ella. Me llena de orgullo que seas así. No te preocupes que mandaré a Cifuentes en tu lugar.
- No padre a Cifuentes no, que no habla alemán y nos dará mala imagen si debe llevar un intérprete.- Dije
- Tienes razón, no había caído en eso. ¿En quién estás pensando tu?
- En García, que además de hablar alemán y conocer el acuerdo, es muy ambicioso y no desaprovechará una oportunidad como esta._ Dije yo perdiendo la voz paulatinamente
- Basta ya de hablar de negocios, deja a la niña descansar y mañana seguiremos.
Mi madre se quedó aún una semana más conmigo pero ante mi espectacular ritmo de curación, vio que ya no era tan necesaria y se fue a dormir a casa. Mi recuperación marchaba de forma más que sorprendente. El esguince y la luxación del hombro se me curaron en una semana, al igual que los moratones y golpes desaparecieron en pocos días. Las costillas se me curaron en tres semanas y en mes y medio tenía el brazo y la pierna curado.
La rehabilitación fue algo sorprendente. Vosotros no sabéis como soy, pues hasta ahora no me he descrito. Yo soy una mujer alta, mido casi 1,80, luzco una gran melena pelirroja lisa y sedosa, unos pechos grandes y unos ojos azules preciosos. Estoy rebuena, con estos datos ¿verdad? Pues no, siempre he sido obesa, y con mi altura siempre he estado enorme.
Pero desde que empecé la rehabilitación, los quilos los perdía a diario, de hecho los perdí tan rápido que en 4 meses estaba en mi peso ideal, claro está eso trajo consigo que grandes masas de piel se me quedasen colgando, por lo que tuve que pasar por el cirujano plástico para eliminarlos.
El día después de mi operación de cirugía plástica estaba en mi cama, aburrida como una almeja, tenía prohibido moverme, para que no saltase ningún punto, en la tele no echaban nada bueno y además y mi e-book se encontraba en la mesita de la otra punta de la habitación. De pura frustración exclame
- Puto cacharro ven aquí que no quiero llamar a la enfermera para que te traiga a mis manos.
En ese momento pasó algo increíble, el e-book vino volando a mis manos, se me erizaron hasta los pelos del coño, que por cierto lo tenía para depilar. Mi corazón empezó a latir a mil por hora, pero mi curiosidad pudo más que mi miedo y empecé a mover cosas por la habitación, cosas del tamaño del e-book, como libretas bolis. Después empecé con mi ropa y cuando intenté mover la mesa me fue imposible. Estaba claro podía mover cosas, pero estas tenían que ser de pequeño tamaño o peso. Por supuesto de esto ni mu a nadie, no quería ser el conejillo de indias de los médicos del hospital.
2 días después pude levantarme e ir a dar pequeños paseos por el hospital. En uno de esos paseos vi a Jaime, era un auténtico gilipollas, típico guaperas que se llevaba a las tías de calle en la universidad, pero que a mi no me hacía ni caso. Sabía que había estudiado medicina, pero hasta ese momento no lo había visto por el hospital. Nuestras miradas se cruzaron, como era de esperar ni me reconoció, entonces pensé
- Podrías venirte esta noche a mi cuarto y pásate un par de horas comiéndome el coño por todo el mal que me hiciste
A las 10 en punto se presentó en mi cuarto me bajó el pantalón del pijama y me estuvo dos horas comiéndome el coño. lo hacía de maravilla, Tuve 7 u 8 orgasmos que me dejaron baldada. Entonces le dije.
- Mañana por la noche tráete condones que me vas a follar bien follada
- Por supuesto es mi mayor deseo.
A la mañana siguiente le dije a la enfermera
- Hazte con un par de cuchillas espuma y crema, que me vas a depilar el coño
- Sí mi ama._ Contestó
Vaya la cosa se ponía divertida. Tras depilarme y ponerme la crema suavizante, me dejó más salida que una moto.
- Niña cómeme el coño que no quiero ir empitonada por culpa de lo cachonda que estoy
Y por supuesto me hizo una soberbia comida de coño que hizo que me corriese en apenas diez minutos.
Esa noche vino el follador, me calentó comiéndome el coño como debía ser comido y se bajó el pantalón y el bóxer.
- ¡Joder si tienes una mierda de polla!._ Exclame pues apenas tendría 11 cm
- Lo siento ama
- ¿Cómo podías llevarte a las chicas de calle en la universidad con eso?.- Mientras le señalaba la polla que empalmada solo llegaba a los 13cm
- Es que me acosté con muy pocas y a todas ellas les hice soberbias comidas de coño. Por eso se corrió la voz que era muy exigente y mi fama voló como la espuma.
- Mierda puta pues yo pensaba que sería follada por una polla gorda de al menos 18cm
Y entonces pasó algo excepcional, la polla del gilipollas ese creció hasta los 18 cm y se hinchó como un globo. Fue una follada memorable me llenó por completo al entrar, tenía el tamaño perfecto para mí. Dos horas se pasó fallándome y no se corrió hasta que no acabó ese tiempo. Tras hacerlo la polla se le deshinchó y volvió al tamaño que tenía antes de empezar.
Vaya, vaya que cosas más interesantes que puedo hacer, era hora de experimentar hasta donde podía llegar. Y sabía quiénes iban a ser mis conejitos de indias