Georgetta. Cap. 5
Chris entra en juego
Parte 1: Noche del viernes
Capítulo 2: Vuelve el héroe
Chris se sentó en la cama, mirando como Georgetta se revolvía en sus cadenas. Había salido del armario momentos después de que ella se hubiera enganchado las muñecas a las cadenas y hubiera completado la autoatadura. Había tenido que controlarse continuamente para no ir inmediatamente hacia ella, liberándola de la cautividad y llevándosela a la cama. Estaba tan increíblemente guapa, excitante y deseable con su conjunto de cuero negro, por no mencionar el estado de completa indefensión en que se encontraba, ¡y todo a petición suya!
Había dado vueltas tranquilamente alrededor de ella, después de salir del armario, abarcando en su totalidad el increíble aspecto de su novia. El sostén de cuero apenas podía contener sus pechos, y sabía que los pezones que había dentro tenían que estar duros y excitados, pidiéndole que los lamiera y besara a los dos. Sabía lo sensibles que eran, y sabía que bastaría con dedicarles un poco de atención para llevarla al orgasmo que tan desesperadamente intentaba alcanzar. Sus piernas y su culo resultaban increíbles. La minifalda y las botas conseguían un efecto sorprendente con sus curvas traseras. Le encantaba mirarle las piernas, y observar como caminaba, y deseaba poder observarla mientras caminaba ante él con este conjunto. "Esta misma noche, dentro de un ratito," pensó.
El libro de instrucciones del vibrador decía que estaría en marcha durante cinco minutos cuando se encendiera, antes de pasar a la fase de los ciclos de apagado-encendido, de modo que la dejó en el dormitorio y salió hacia la cocina. Recuperó el vaso de vino del fregadero, sacó la botella de vino del refrigerador y se sirvió un vaso. Sacó un vaso de agua del armario y lo llenó, consciente de que Georgetta estaría sedienta después de las actividades de las próximas horas.
De vuelta al dormitorio, se asentó en la cama y observó cómo Georgetta seguía retorciéndose en las cadenas. Un brillo de sudor le cubría el rostro, el cuello, y el pecho, y a juzgar por la forma en que se restregaba las piernas sabía que se estaba acercando. Esperaba haberlo temporizado adecuadamente. Cuando empezó a agitarse ligeramente se levantó sorprendido. "Tal vez debería haber dejado un poco más de holgura en esa cadena," pensó para sí. Ella rebotaba ligeramente, poniéndose de puntillas y luego dejándose caer. Se puso en pie y se colocó a su lado para observar. Posiblemente solo estaba levantando los tacones una media pulgada (poco más de 1 cm) del suelo, pero el bote que se producía hacía que ciertas partes de su anatomía rebotaran alegremente. Sus pechos se balanceaban ligeramente dentro del sostén, y le pareció que casi podía adivinar la forma del pezón a través del cuero. Su cabello marrón oscuro le azotaba el rostro suavemente, y luego la cola de caballo rebotaba hacia atrás, y la falda rebotaba un poco en torno a su culo y sus piernas. "Una visión de lo más asombrosa en todos los sentidos," pensó para sí.
Escuchó el ligero clic del vibrador al apagarse y observó cómo su rostro cambiaba desde una expresión de éxtasis a otra de sorpresa. Hizo una mueca de desagrado cuando ella empezó a renegar contra él y a llamarle de todo lo que no hay en los libros. Se sorprendió de lo extenso de su vocabulario, preguntándose de dónde habría sacado alguno de los términos. Apreció los movimientos que hacía mientras intentaba dar fin al orgasmo que casi había tenido, y tuvo que controlarse para evitar liberarla y terminar la tarea.
Dos minutos después de que el vibrador se hubiera apagado volvió a conectarse. Alcanzó la mesa de noche y abrió el cajón, sacando el control remoto del vibrador. Controlando el reloj, observó cómo Georgetta empezaba a agitarse de nuevo ante el orgasmo incipiente. El vibrador tenía una secuencia fija de tres minutos de actuación por dos de descanso, pero podía ignorarla con el control remoto. No estaba seguro de que ella fuera a seguir sus instrucciones de girar el mando hasta la segunda posición, si lo hubiera dejado en la primera posición habría estado activo en su posición más baja, y en este momento podría muy bien ir por el segundo o tercer orgasmo.
Miró el reloj y decidió dejar que pasaran algunos minutos más antes de interrumpir la función. Cuando se sentó de nuevo en la cama se tocó suavemente la rabiosa erección de sus pantalones. No había manera de que ningún hombre mortal pudiera observar a alguien tan bello y excitante como Georgetta, con la ropa que llevaba, y en el obvio estado de celo sexual, y no se excitara de una forma increíble.
La observó mientras pasaba por tres ciclos adicionales de actividad/inactividad. Cuando el vibrador se activaba gemía y se retorcía, empezaba el movimiento de agitación, todo ello intentando alcanzar aquel orgasmo esquivo. Cuando se desactivaba se derrumbaba en las cadenas, colgando, a la espera del próximo ciclo. Estaba empezando a estar cansada, él lo sabía, y no duraría mucho más. Pretendía putearla y torturarla ligeramente, pero realmente no enfadarla ni hacer que se cabreara con él.
Cuando el vibrador hizo el clic de activación por cuarta vez conmutó el control remoto a la posición activa y puso el vibrador al máximo. Vio como levantaba la cabeza e intentaba mirar alrededor de la habitación. Sabía que no podía oír nada, pero si hubiera quedado algo de espacio alrededor de la venda podría verle y darse cuenta de que estaba allí.
Sintió que el vibrador volvía a actuar, pero esta vez a mayor velocidad. Las vibraciones eran más intensas, más palpitantes, ¡¡y esperó, más allá de toda esperanza, que esta vez se correría finalmente!! Realmente necesitaba la liberación del orgasmo, y se estaba empezando a poner casi excesivamente salida. Pero, ¿por qué iba ahora a mayor velocidad?
"¿Era Chris el que hacía eso? ¿Está él ahora conmigo, en esta habitación, mirando como estoy aquí intentando correrme? ¿Controla de alguna forma el vibrador, disfrutando de este jueguecito?" pensó en medio de las oleadas. Las piernas empezaban a dolerle, los pechos estaban locos porque alguien les hiciera caso, y el coño, no, todo su cuerpo, le estaba pidiendo a gritos la liberación.
"Chris, ¿eres tú?" preguntó, apenas incapaz de articular palabra mientras su cuerpo seguía agitándose. Olvidó que no podría escuchar la respuesta. "Mierda, Chris, si estás aquí te voy a matar, sácame de esta cosa. Sácame de esta cosa y ¡¡FÓLLAME AHORA!!" dijo, y luego se sorprendió de haberlo dicho. No era muy dada a maldecir, y no había querido decirlo, pero se daba cuenta de que lo que verdaderamente quería era su polla tiesa bien plantada dentro de ella y la sensación de sus labios en los suyos y sus manos en los pechos y las embestidas a fondo y... y... y... "¡¡¡uhhhhh ohhhh ohhhhhhhh mm mm mmmm diiooss mmmiiíooo!!!"
Se corrió. Desde algún lugar profundamente colocado en las puntas de los dedos de los pies la barrió aquella crepitante sensación, y se agitó presa de un placer increíble mientras la inundaba la oleada. Durante varios largos minutos se agitó bajo los efectos, sintiendo que le sobrevenía una sensación de cálida felicidad. Se derrumbó en las cadenas, agotada por la intensidad del orgasmo. "Uau," pensó para ella, esto sí que fue un orgasmo.
Mientras recuperaba lentamente el control de sus sentidos, se dio cuenta de que el vibrador seguía zumbando, exigiendo que le dedicara su atención al intruso plateado que todavía estaba en su interior. "¡Oh, no!" pensó para ella mientras volvía a crecer la presión. Agitó las cadenas y gritó, "¡Chris, ya basta! ¡Sácame de esto! Te necesito a ti, ¡no a un maldito juguete!" Pensó en usar la palabra de salvaguarda, pero no estaba segura de que Chris estuviera allí, realmente, ni de que fuera a soltarla. Luego se dio cuenta de que tampoco estaba segura de querer escapar...
Chris necesitó todo el control que pudo reunir para no ir hacia ella cuando le llamaba a gritos. Tenía un aspecto tan increíble, tan salida, tan deseable, y su empalme estaba empezando a producirle dolor, la deseaba tanto. La había visto agitarse en el orgasmo, contento por ella y deseándola aún más porque era el primer orgasmo de los muchos que le iban a ocurrir esta noche. Armándose de valor se levantó de la cama y se acercó a ella. Era hora de hacerle saber que él estaba aquí, y seguir con la diversión. Se estaba recuperando del primer orgasmo (¿o habría sido múltiple?) y era hora de pasar a la siguiente actividad.
Tomó el vaso de agua y se colocó sobre ella. Encontró el botón de pausa del discman y lo pulsó, deteniendo momentáneamente los sonidos de la sonata. Llevó una mano a su oído derecho y levantó el auricular de los cascos, dejándolo descansar justo a un lado de la oreja. Inmediatamente levantó la cabeza y miró en su dirección. Levantó el vaso hasta sus labios y dijo, "Aquí estoy, amor mío, bebe un poco". Ella abrió los labios y él levantó el vaso con cuidado y le dejó dar varios sorbos grandes. Cuando paró le retiró el vaso.
"No puedes imaginar el aspecto tan increíble que tienes, cariño," le dijo.
"Sácame de aquí y te demostraré lo increíble que me siento," le respondió, sonriendo en dirección a él.
"Oh, pero eso llevaría a que esta noche terminara demasiado pronto. Tengo unas cuantas sorpresas más para ti," le replicó.
"No sé si podré soportar ni una más como esta última. Este vibrador es una cosa diabólica," dijo ella. Ambos escucharon el clic y vio cómo se agitaba brevemente bajo la sensación.
"Cabronazo," le dijo.
"Bueno, ya basta de hablar. Perdiste la apuesta," le recordó. "Acabas de empezar a pagarla," dijo, y a continuación pulsó el botón de reproducción del discman. Volvió a poner en su sitio el auricular y dejó en el suelo el vaso de agua.
"Uuuuuuuuuummmmmmm," gimió ella.
Se colocó tras ella y llevó las manos al broche de su sostén. Desenganchó la tira de la espalda y dejó que colgara de los pechos. Pilló un cubito de hielo del vaso de agua y se lo llevó al pecho derecho, levantando el sostén de cuero y aplicando el cubito al pezón. Dio un chillido cuando el cubo tocó el pezón endurecido. Chris se lo restregó por encima del pezón y alrededor de él, y el cubo se fundió en su mano dejando el pecho húmedo. Pescó otro cubito y repitió la jugada en el otro pecho. Los dos pezones estaba tiesos y sobresalientes y él colocó sus manos sobre ellos y los estrujó y acarició con suavidad. La intensidad de los gemidos de Georgetta se incrementaba. Le alegró que no siguiera renegando contra él.
Alzó las manos y le acarició la suave piel entre el cuello y los pechos. Le levantó lentamente la cabeza y llevó sus labios a los de ella. Se encontró con él en un beso apasionado, avanzando su lengua al encuentro de la de él. Mientras se besaban le acariciaba el pelo y las orejas, moviéndose lentamente de arriba abajo por los costados del rostro y el cuello. Chris deslizó un dedo en el interior de la venda y se la alzó sobre la frente, mirando a sus maravillosos ojos castaños. Ella los abrió lentamente, parpadeando ante la luz.
Le miró con una mezcla de rabia y pasión. Estaba a la vez loca de lujuria por él y también enrabietada con él por tenerla bloqueada de aquella manera y por provocarle frustración sexual.
"Te voy a hacer daño de verdad cuando me dejes salir de esto," le dijo cuándo deshicieron el beso.
Volvió a besarla y replicó, "Tal vez sea mejor que no te suelte, entonces. ¡No puedes amenazarme!" Le sonrió y luego dejó caer las manos a sus sobacos haciéndole unas ligeras cosquillas. La cosa funcionó porque ella se deshizo en un risita espasmódica. Esto dio paso rápidamente a otro estremecimiento y gemido mientras el vibrador seguía ronroneando en su interior.
"¿No puedes hacer algo respecto a esto?" le preguntó, adelantando hacia él las caderas. La invitación reflejada en su rostro era claramente legible.
Chris dio medio paso atrás y la examinó rápidamente. "Ahora veamos. Tal vez deberíamos quitarte esta falda," le dijo. Avanzó hacia delante y pasó los dedos por la cremallera de la minifalda. Dio a sus manos amplias posibilidades para acariciarle el muslo mientras subía la cremallera y luego dejó que le cayera por las caderas. Contuvo el aliento, una vez más, ante el increíble aspecto que tenía. Se echó a un lado para evaluar a su novia atada. Las bragas se habían metido por la grieta entre las nalgas y eran casi solo un tanga. El liguero enmarcaba la parte delantera de las bragas, con la parte superior de las medias terminando a pocas pulgadas de las bragas y poniendo al descubierto un tramo de carne bronceada. Las botas y los tacones aportaban las curvas más interesantes a sus ya de por sí bien definidas y armónicas piernas, muslos y nalgas. Un ligero bulto entre sus piernas indicaba el final del vibrador que estaba casi totalmente dentro de ella. Volvió a agitarse y cerró los ojos mientras seguían las vibraciones en su interior.
Volvió junto a la cama y tomó el control remoto. Lo apuntó en dirección a ella.
"¿Qué es lo que hace eso?" le preguntó. Como había estado vendada antes, cuando él había utilizado el mando a distancia, no sabía que era lo que hacía. Aunque en cuanto apretó un botón lo averiguó. De repente las vibraciones se aceleraron un poco. "Ohhhhhhhhh," suspiró. "¿Esto es -ummmmmmm- lo que hace? Oh, dios mío, oh dios mío, oh dios mío, ¡oooh, dios míííooo!" Cerró los ojos e intentó no pensar en lo que el vibrador estaba haciendo dentro de ella. Entonces aceleró de nuevo un paso más. Abrió los ojos y le vio sonriéndola, y luego comprobó que había dejado de nuevo sobre la cama el mando a distancia.
Él se dejó caer de rodillas y se puso a buscar algo bajo la cama, sacando una bolsa de lona. Se puso en pie, tiró la bolsa en la cama y abrió la cremallera, y empezó a rebuscar en su interior. Sacó una barra negra de dos pies (unos 60 cm), con ganchos en sus extremos, y se le acercó con ella.
"¿Para qué es eso?" preguntó ella. "¿Me vas a -ummmmmfff- pegar ahora por haberte insultado?" Dijo en tono jocoso, pero un poco aprensivo mientras él cubría la corta distancia entre ellos.
"Nunca te haría eso, amor mío, ni siquiera en una fantasía como ésta," le replicó, y se colocó tras ella. Le dio una ligera palmada en el trasero haciéndola saltar levemente hacia delante.
"Tal vez unos ligeros azotes de vez en cuando, para mantenerte a tono, pero nada serio," le dijo al oído. Su respuesta, si es que hubo alguna, se perdió en otro gemido.
Chris colocó la barra en el suelo, y luego pasó por encima. Metió la mano debajo del pelo de ella y buscó el enganche del collar. Lo soltó y luego bajó el collar. La llaves se deslizaron por un extremo hasta su palma. A continuación volvió a sujetarle el collar al cuello. Se agachó y agarró uno de su pies embotados desenganchando uno de los extremos de la cadena que los unía. Al sentirse libre Georgetta intentó darle una patada, pero él rápidamente le sujetó con fuerza al bota, agarró el extremo de la barra y enganchó el cierre del extremo de la barra al anillo de la bota. Con una pierna fuera del suelo, Georgetta osciló ligeramente, intentando mantener el equilibrio sobre el otro tacón de la bota y balanceándose sobre la cadena de las muñecas.
Cambiando de postura le agarró el pie derecho por la bota y tiró de él hacia fuera, a su derecha. Movió la barra entre sus piernas y enganchó el extremo de la barra a su bota derecha. Se puso en pie, llevó de nuevo las manos al cuello de ella, encontró el collar, y devolvió las llaves a la cadena. Se echó hacia atrás medio paso y valoró su trabajo. Ahora las piernas se mantenían separadas aproximadamente dos pies (unos 60 cm). El trasero estaba tenso y ligeramente echado hacia atrás, hacia él, mientras luchaba por recuperar el equilibrio sobre los tacones ahora que tenía los pies separados. No pudo resistirlo, y dejó caer las manos sobre ella, acariciando y toqueteando sus nalgas. Ella volvió hacia él la cabeza, intentando ver que estaba haciendo.
Le dio unos ligeros cachetes en el trasero, azotando ambas nalgas. "Eso," dijo, remarcando sus palabras con ligeros azotes, "fue por intentar darme una patada. Esperemos no tener que volver a hacerlo." Mantuvo la mano sobre el culo y la miró. Ella movió la cabeza asintiendo. Chris se echó atrás para echar un vistazo al aspecto de su nueva atadura.
La fina franja de tejido en que se habían convertido las bragas estaba ahora aún más enterrada entre las nalgas de su hermoso culo, y podía ver con claridad el extremo del vibrador presionando contra el tejido. Y aún mejor, estaba casi perfectamente situada para lo que él tenía pensado, con las botas de tacón alto su parte posterior estaba casi a la altura adecuada.
Georgetta había vuelto a cerrar los ojos, aparentemente centrada en las sensaciones que le recorrían el cuerpo. Él sabía que, como resultado de sus actos, al separarle las piernas, había desplazado el vibrador a una nueva posición en su interior y que eso había dado lugar a una nueva tanda de sensaciones para su cuerpo ya excepcionalmente excitado.
"Podríamos divertirnos mucho más si pudiera tocarte," le dijo, sacándole de la admiración de su trasero. Había abierto los ojos y estaba intentando mirar hacia atrás por encima del hombro, hacia Chris. Aunque estaba claro que estaba pasándoselo bien, estaba cansada de estar en pie sobre los tacones, con las manos tensas enganchadas por encima de la cabeza. Realmente deseaba que se la follaran, sentirle con sus propias manos y apretar su cuerpo contra el de ella, y él no parecía darse mucha prisa en el sentido de satisfacer aquella necesidad.
Tenía un aspecto increíble. Cuando había podido echarle un vistazo había comprobado que también había 'venido en moto'. Vaqueros ceñidos a las piernas y el trasero, y un par de grandes botas negras de motero. Llevaba una camiseta de Harley Davidson sin mangas, con el gran símbolo de Harley del águila y las serpientes en la parte delantera. Le había arrancado las mangas y los músculos de su brazo se destacaban cuando se movía por la sala para ajustarle las ataduras. Solamente el pelo corto no encajaba en la imagen que intentaba proyectar. Resultaba todavía del tipo limpio y afeitado, sin que importara lo que llevara puesto. Pero casi podía dar el pego.
Ella había intentado darle una patada cuando le había soltado la bota, más para mantener la marcha de la fantasía que en un intento de hacerle daño. No quería lastimarle, solo le deseaba. Estaba tan increíblemente excitada, y podía sentir que se estaba preparando el siguiente orgasmo mientras le ajustaba la barra entre los pies. Cuando le pasó las manos alrededor pudo sentir lo tiesa que la tenía a través de los vaqueros, mientras se apretaba contra su trasero. Imaginó que podía sentir la silueta de su pene a través del pantalón cuando se apretó contra su culo. Cuando le había enganchado las botas a la barra, ahora entre las piernas, el movimiento y los nuevos ángulos habían provocado una serie de vibraciones en su interior. Sentía el vibrador como si estuviera varias pulgadas más dentro de ella, y estaba provocando una tormenta allí abajo. Podía sentir como aumentaba de nuevo la presión, y solo el concentrarse en lo que estaba haciendo Chris hacía que pudiera soportarlo.
La nueva posición también había consumido la holgura que quedaba en las cadenas que la suspendían de la viga de roble. Casi se balanceaba sobre los tacones y se mantenía vertical gracias a las cadenas que le rodeaban las muñecas. Encontró que tenía muy poca libertad de movimientos, ni siquiera parecía poder hacer movimientos de sacudida, la tensión en las cadenas y la incapacidad para usar los dedos de los pies para levantar el cuerpo frustraban totalmente sus intentos.
Se colocó detrás de ella y sintió de nuevo sus manos en la parte trasera. Movía las manos lentamente sobre ella, acariciándola y toqueteándola. Sintió sus labios en los riñones y luego sus besos mientras le recorría la espalda y el culo. Sus manos encontraron el interior de los muslos, seguidas pronto por los labios y la lengua. Sintió como atacaba el cierre de las bragas en la cadera derecha, soltándolo, y empujando luego las bragas por la otra pierna. Sus manos y dedos se movieron en su interior, agarrando el vibrador y sacándolo lentamente.
"Ooooohhhhhhhhhhhhh," dejó escapar cuando se deslizó fuera.
"Ummmmmmmmmmmmm, oh dios mío, oh dios mío, ¡oh dios mío!" dijo cuándo lo reemplazó por sus dedos y su lengua. Estaba a punto de gritarle que se lo volviera a poner porque estaba ya taaaann cerca, pero luego sintió los labios y la lengua entre las piernas, sintió la lengua en el clítoris. Podía sentir que aún mantenía el vibrador contra ella, pero también sentía sus labios y su lengua. Perdió la noción del tiempo mientras ella misma se perdía en las increíbles sensaciones que venían de su entrepierna.
Podía sentir una mano en su nalga, mientras la otra sujetaba la punta del vibrador contra su clítoris. Lo había puesto al máximo y zumbaba a toda velocidad sobre su bultito, extremadamente sensible. Su lengua y sus labios hacían su trabajo justo debajo de él, embistiendo dentro y fuera, y besándole el coño de arriba abajo. Cada veinte o treinta segundos, más o menos, se retiraba y deslizaba el vibrador dentro de ella, y luego lo movía alrededor, atacando cada terminación nerviosa de su interior, antes de sacarlo y reemplazarlo de nuevo por su lengua. Le palpitaban los pechos, la cabeza y cualquier otra parte de ella palpitaban a causa de todas las atenciones. Su primer orgasmo iba a palidecer en comparación con el que sentía que se acercaba.
Sintió que de nuevo se retiraba y estaba esperando a sentir la embestida del vibrador, pero antes escuchó el ruido de la cremallera de sus pantalones y el rumor del tejido, y luego sintió otra cosa en su lugar. ¡La estaba acariciando con la cabeza de la polla! Volvió el rostro y vio que se había dejado caer los pantalones y había liberado la polla de los calzoncillos, y ahora estaba moviendo lentamente su cabeza de arriba abajo, casi pero sin llegar a meterla dentro. Intentó apretarse contra él, para conseguir que entrara, pero seguía sin poder conseguir un apoyo para moverse lo más mínimo. "¡¡¡¡¡Chris!!!!!" le gritó, "¡¡¡¡ahora, por favor!!!! ¡¡¡Méteme dentro esa gran polla!!!" Se sorprendió ante el uso que ella misma hacía de un lenguaje tan explícito, ¡pero en ese preciso instante eso no importaba un carajo! Quería que se la follaran, y su polla estaba taaaannn cerca de ella...
Y luego él empujó dentro, y sintió que el orgasmo se adueñaba de ella. Mientras la llenaba sintió que se venía abajo y se dejaba caer completamente, dejando que las muñecas y las cadenas soportaran el peso. Sintió que las muñecas de él la agarraban por las caderas, dejándola que se agitara y corriera mientras la sostenía, soportándola con las manos y la polla metida a presión en su interior. Cuando dejó de agitarse y las sensaciones se apagaron, sintió que empezaba a retirarse y luego volvía a meterse dentro de ella. Empezó lentamente y luego incrementó el ritmo, embistiendo en su interior.
Sus manos mantuvieron las caderas colocadas, y él entró y salió de ella durante varios minutos y luego se detuvo. Se quedó muy dentro, y luego lentamente, tan lentamente, tan malditamente lentamente que se le escapó la sensación. Le pareció que apenas se movía, pero luego sintió que la punta de su polla se salía de ella. Sintió que Chris la acariciaba con la cabeza, restregándosela de arriba abajo. Luego se metió solo ligeramente dentro de ella, moviéndose solo un poco hacia arriba y hacia abajo, puteándola. Ella intentaba apretarse hacia atrás sobre él, pero de nuevo se veía frustrada por las ataduras. Sabía que estaba gimiendo continuamente, pero no le importaba.
Y luego empezó de nueva a invadirla. Lentamente, otra vez tan lentamente, pulgada a pulgada hacia dentro. Le parecía que estaba metiéndose cada vez más hondo, en una embestida sin fin. Chris estaba muy bien dotado, pensó, al menos si se basaba en su limitada experiencia con hombres y en lo que le contaban sus compañeras en la fiestas y en las sesiones de charla de chicas de toda una noche, pero a ella le parecía que estaba metiendo cada vez más de sí mismo dentro de ella. Empezaba a pensar que sabía a qué se referían los relatos cuando decían "empujó tan hondo que ella casi podía notar su sabor". Finalmente, cuando estaba a punto de gritar, sintió que sus caderas chocaban con el culo. Se mantuvo allí, haciéndola balancearse, y luego empezó un leve movimiento de follar. Se salía una pulgada o así y luego volvía, repitiendo esto como una docena de veces, lentamente, dentro y fuera, y empezó a incrementar la velocidad. Podía oír como su respiración se aceleraba mientras seguía follándosela. Su mano derecha la rodeó y encontró su pecho derecho y su pezón, todavía parcialmente cubierto por el sostén de cuero.
De nuevo la embistió y de nuevo volvió a detenerse. Sintió que sus manos abandonaban las caderas y se deslizaban por la parte delantera del pecho, agarrando sus pechos, uno en cada mano. Luego levantó las manos, pasándolas bajo el pelo a la parte trasera del cuello, y sintió los dedos en el cierre de la banda del sostén que pasaba por el cuello. La soltó y lo tiró al suelo delante de ella. Luego los dedos alcanzaron los auriculares y se los quitaron de donde los tenía sujetos a la cabeza, y tanto ellos como el walkman acompañaron al sostén en el suelo.
Allí estaba ella, casi suspendida de su pene, tambaleándose ligeramente en sus botas de tacón alto. Miró hacia abajo a sus pechos y sus duros pezones, y vio cómo le bajaba las manos para agarrar bruscamente y retorcer sus sensibles pechos. Sentía gritar a cada uno de los nervios de su cuerpo, y luego Chris empezó a moverse de nuevo tras ella.
Georgetta no podía creer lo excitada que estaba. Podía sentir cada movimiento y embestida de Chris dentro de ella. Podía sentir sus manos acariciarle suavemente los pechos, y luego retorcerle y pellizcarle los pezones. Deseaba volverse y recorrerle con sus manos, pero al mismo tiempo se sentía tan increíblemente excitante e irresponsable, Chris estaba haciendo todo el trabajo, asumiendo todo el esfuerzo de satisfacerla. Y estando esencialmente indefensa en las ligaduras, no tenía culpa en absoluto por dejarse disfrutar de las atenciones. Era, de alguna extraña manera, lo último en lujo, la estaban mimando y consintiendo. Ya había tenido dos orgasmos (¿o habían sido tres?), y se la estaban follando realmente bien. La estaban mimando, ¡si se ignoraba el hecho de que estuviera atada y colgando, abierta en cruz, del techo de su dormitorio!
Volvió a gemir, esta vez con más fuerza, mientras Chris seguía acariciándole los pechos.
"Dios," le encantaba que jugaran con sus pechos, eran tan sensibles.
"Ummmmpppfff," exclamó, mientras la penetraba. Sus manos bajaron a las caderas y la dejaron preparada, y empezó a golpear saliendo y entrando de ella. Profundas embestidas en su interior en las que podía escuchar el sonido de las pieles al encontrarse y sentir sus huevos golpearle en los muslos, seguidas por una rápida salida y luego otra profunda penetración, y otra y otra más, y de repente sintió que se corría en su interior. Tiró de ella hacia él, chocando una y otra vez mientras el orgasmo transcurría en su interior. No pudo soportarlo y explotó ella misma de nuevo en un tercer (¿cuarto?) orgasmo, agitándose y chillando.
Continúa en el capítulo 6: ¿Qué hacer con una muchacha desmayada?