Georgetta. Cap. 12

¿¿Quién manda ahora??

Parte 2: Mañana del sábado

Capítulo 12: ¿¿Quién manda ahora??

"Creo que quiero follarte sobre la cama, esclavo," le dijo mientras cruzaba la puerta y volvía al dormitorio. "Siéntate en el borde de la cama, delicada y lentamente, o esta será la última vez en este fin de semana que volverás a verme," le dijo en el tono más autoritario. Sabía que la sonrisa de su cara contrarrestaba en parte el efecto, pero realmente pareció dar resultado. ¡Llevar el mando era muy divertido!

Chris cruzó cuidadosamente la alfombra y se sentó cuidadosamente en el borde de la cama, sujetando con firmeza una nalga en cada mano y manteniéndola estrechamente apretada a él. Cuando la levantó en peso y se sentó cuidadosamente en la cama con ella en su regazo, sintió como se le tensaban los músculos del pecho y bajo la piel de los brazos. A veces olvidaba lo mucho más fuerte y grande que ella que era Chris. Sobrepasaba holgadamente los 6 pies y 2 pulgadas (como 1,85 m) y las 200 libras (unos 90 kg.), y empequeñecía su menuda talla 4.

"Reclina la espalda sobre la cama, esclavo mío, y descansa el peso en los codos," le dijo, y él hizo lo que le decía. Ella se puso de rodillas sobre el colchón, una a cada lado de sus caderas, y gateó lenta y lánguidamente por encima de su cuerpo reclinado. Deslizó las uñas por su pecho, tal vez con un poco más de crudeza de la que había planeado. Arañazos ligeramente enrojecidos relucían para ella desde la piel del pecho en la estela de sus uñas. "Oooh, parece que te he arañado, esclavo," le dijo.

"¿Ahora qué, Ama?" le preguntó desde su posición en la cama, ignorando las marcas rojas que le había hecho. Estaba encantada de que se hubiera adaptado al cambio de rol.

"Utiliza las piernas y los brazos para llevarnos un poco más dentro de la cama, y luego gírate para que puedas colocar la cabeza en la almohada. Pero hazlo con cuidado y despacito, ¡no quiero caerme de encima de ti!" le dijo.

Levantó las nalgas de la cama elevándola al aire y equilibrándola por las caderas y la zona pélvica, y se movió hacia atrás por encima del colchón. Luego, moviendo los brazos y las piernas, manteniéndola todo el rato equilibrada, se giró sobre la cama para acercar la cabeza a la almohada y los pies hacia el pie de la cama. Colocando adecuadamente los pies sobre el colchón, se levantó y deslizó la cabeza y la parte superior de la espalda hacia el cabecero de la cama.

Georgetta observó de nuevo como se tensaban y movían los músculos de la parte superior del pecho y de los brazos, mientras se ocupaba de recolocarlos a ambos sobre la cama.

Una vez situados cerca del cabecero volvió a preguntarle, "¿ahora qué, Ama?"

"Humm, me gusta esto de ser 'Ama'," pensó para sí. "Coloca las manos detrás de la cabeza, separa las piernas, no te muevas hasta que te diga que puedes hacerlo," le dijo. Siguió sus instrucciones, enlazando los dedos por detrás de la cabeza y separando las piernas.

Le puso las manos en los hombros y, lentamente, se levantó por encima de él. Notó que el montículo bajo sus calzones era un poco mayor de lo que era unos minutos antes. "Hummm, ¿qué tenemos aquí? ¿Se mueve algo por aquí?" le preguntó, mirando con expresión especuladora hacia sus calzones.

"Me haces algo de efecto, Ama," replicó.

"Bien dicho, esclavo. Levanta las caderas hacia mí, quiero esos calzones lejos de ti."

Chris levantó las caderas y ella deslizó los dedos por la cintura de los calzones, bajándoselos. Volvió a juntar las piernas y las levantó por encima de la cama y ella se los quitó de las piernas.

Se volvió a deslizar junto a él, sobre la cama, y le miró la polla evaluándola. Le acercó la mano derecha y la levantó por la cabeza. Todavía semierecta, cayó pesadamente contra el abdomen cuando la soltó.

"Un poco patético, esclavo," le dijo, intentando evitar reírse mientras lo hacía.

"El Ama no pensaba precisamente eso hace solo unos instantes," fue la réplica.

Georgetta se volvió y le abofeteó la mejilla, con más fuerza y ruido de lo que pretendía. "No presumas de creer que sabes lo que tu Ama piensa o no piensa, esclavo." Le dio tan amenazadora como podía, pero mirándole con cierta preocupación, mientras se quitaba las manos de detrás de la cabeza para tocarse la cara donde le había golpeado. Comprobó que el rostro se le estaba poniendo rojo. 'Ehh, puede que hayas ido demasiado lejos con eso, Georgetta,' pensó para sí.

"No vuelvas a presumir de creerlo," le dijo, pero no pudo contenerse y se rió.

Chris replicó, todavía restregándose la cara, "Lo siento, Ama. No volverá a ocurrir." Pero sonreía mientras lo decía.

"Mejor será que no ocurra," replicó. "Ahora me lamerás el coño," le dio, sorprendiéndose a sí misma. Ninguno de ellos era mal hablado, ni estaban acostumbrados en absoluto a un lenguaje tan explícito como el que habían estado usando en las últimas doce horas.

"Sí, Ama," dijo él.

Se movió por encima de su cuerpo y a continuación colocó las rodillas a cada lado de su cabeza, y se agachó directamente sobre su boca. Se agarró al cabecero con las dos manos y dejó que empezara a lamerle con la lengua y a mordisquearle el clítoris y el coño. Cerró los ojos y se relajó sobre él, mientras él comenzaba con su movimiento favorito de mordisqueo y lameteo. Chris era, con mucho y de lejos, el mejor hombre que había conocido nunca en el tema del sexo oral, sus labios y lengua parecían encontrar rápidamente los puntos adecuados para excitarla o mantenerla colgada en el borde de la liberación durante horas y horas. Ahora estaba practicando la aproximación más lenta, usando la lengua para chasquearle el clítoris atrás y adelante, con varias caricias, para pasar a los bordes y áreas menos sensibles de su coño. Seguiría alternando sus atenciones de unos sitios de su abertura a otros, haciendo crecer lentamente la tensión sexual en su interior.

Dejó caer la mano izquierda a sus propios pechos y empezó a retorcerse y pellizcarse los pezones de ambos pechos a través de la tela de la camisola. Tenía los pechos muy sensibles a causa de las experiencias matinales, así que tuvo cuidado mientras se los masajeaba. Debajo de ella Chris seguía con el ataque oral, aumentando el ritmo y dedicando cada vez más atención a su tierno clítoris. Sintió la lengua presionar en su interior, notando su empuje y la penetración de la lengua en las entrañas del coño.

"Oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh," empezó, sintiendo que otro orgasmo empezaba a prepararse. "¡Más, esclavo! Más, ¡justo ahí! ¡oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-ohhhhhhhhhh, SSSSSSSÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!" gritó mientras la recorría el orgasmo. Sintió la lengua de Chris centrada exclusivamente en su clítoris, chasqueando atrás y adelante sobre aquel bultito, mientras ella se agitaba en el orgasmo.

Momentos más tarde tuvo que levantarse de su cara, apartando su tierno clítoris de cualquier otra atención oral posterior.

Miró hacia abajo, a su rostro, tenía los labios y la barbilla cubiertos de sus jugos y estaba sonriéndole. "Eso estuvo muy, pero que muy bien, Esclavo. El Ama está satisfecha."

"Eso es muy bueno, Ama," replicó siguiendo en su papel.

"¿Está excitado el Esclavo?" preguntó. Se relajó con cuidado y se echó ligeramente hacia atrás, colocándole el trasero en el pecho. Con una mano todavía en el cabecero para mantener el equilibrio, pasó la otra por detrás y la dejó bajar por su pecho, cruzando el vello púbico hasta encontrar su pene. Estaba de nuevo erecto, y lo sintió duro y tieso bajo los dedos. "Oh sííííí, el Esclavo está excitado, ¿verdad?"

Miró hacia abajo y vio a Chris asentir debajo de ella.

"¿Cree mi Esclavo que se ha ganado las atenciones de su Ama?" le preguntó, acariciando indolentemente su longitud con los dedos. Tenía una idea para hacerle actuar de acuerdo con su plan.

Chris asintió de nuevo. Georgetta flexionó las piernas, levantando el trasero de su pecho. Bajó lentamente por su cuerpo y, durante un instante, dejó que su erección presionara contra la abertura de su vagina. La polla se acomodó en la abertura del coño, y se deslizó tan agradablemente por los húmedos labios que le costó más que un poco de su autocontrol no limitarse a enterrarse en él en aquel preciso momento, pero consiguió recuperar el control, y siguió hacia abajo, bajando las piernas por encima de las suyas y llevando su pene más allá de los pechos. Se recogió el pelo suelto con la mano izquierda y dejó caer los labios hacia abajo rodeando la cabeza de su picha. Abriendo la boca, tomó la cabeza dentro y caracoleó con la lengua alrededor del anillo. Ajustando el cuello y la cabeza, abrió más la boca y la deslizó por toda su longitud.

Colocó las manos a cada lado sus caderas, dejando el pelo suelto, sujetándose al colchón y le absorbió el pene, empujándolo más a fondo en el interior de la boca. Ajustó el ángulo del cuello y la cabeza, recordando como lo habían hecho en la cocina, y apretó la cabeza más hacia abajo en dirección a la pelvis. El pene se deslizó más dentro de la boca, hasta el fondo de la garganta. De nuevo sintió ahogo, reajustó las posiciones y volvió a apretar. Sintió la cabeza del pene deslizarse por la garganta abajo y su nariz golpear en los músculos del bajo vientre, mientras engullía toda la longitud.

Tiró hacia arriba y dejó que el pene se deslizara fuera de la boca, y miró hacia arriba. Chris la miraba sorprendido. "¿Le gusta eso a mi esclavo?" preguntó. Asintió sin palabras. Se dobló, tomó la cabeza de la picha en la boca y empezó a bajarla de nuevo. Volvió a sentir la misma reacción, el ligero reflejo de ahogo cuando presionaba contra el fondo de la garganta y luego la necesidad de cambio refleja cuando se deslizaba por la garganta. Entre cada garganta profunda aplicada a la polla tomaba solo dos o tres pulgadas en la boca y dejaba que la mano se deslizara arriba y abajo a todo lo largo. Luego volvía a colocarse y le hacía de nuevo la garganta profunda, y luego tres o cuatro balanceos cortos sobre la polla. Arriba, y luego todo el lento descenso, otra vez arriba y luego tres o cuatro cortos movimientos de balanceo.

Cada excursión de bajada a lo largo era un poco más fácil que la primera, aunque la sensación de la enorme polla dentro de la garganta todavía resultaba bastante extraña. Estaba cubriendo minuciosamente la polla con su saliva, y brillaba cuando ella se la sacaba. Una parte de ella se sentía muy excitada por ser capaz de hacer esto por él, pero otra pequeña parte todavía pensaba en vomitar. Afortunadamente se las apañó para dominar la parte que quería vomitar, ¡hubiera arruinado el ambiente si ella de repente hubiera soltado todo sobre su cooperador esclavo!

Le hizo lentamente tres ciclos más de esta rutina y luego se paró, y a continuación levantó la cabeza por encima de él, dejando que su pene se deslizara fuera de su boca.

"¿Por qué te paras?" le preguntó.

Levantó la mano y le soltó una palmada con la mano abierta en el estómago.

"No estás en situación de hacerme preguntas, Esclavo," le dijo.

"Sí, Ama," replicó, haciendo una mueca de dolor. Observó como movía nerviosamente las manos y brazos como si fuera a bajarlas y protegerse de otra palmada, pero se dominó y dejó las manos entrelazadas detrás de la cabeza.

Gateó lentamente sobre su cuerpo, dejando que su pene le presionara el coño brevemente, y luego se sentó parcialmente encima de su estómago. Mantuvo las manos elevadas delante de ella, ante la cara de él.

"Ahora, esclavo, suéltame estos," le dijo, señalando los grilletes de cuero que le rodeaban ambas muñecas. Él soltó los dedos de detrás de la cabeza, con una expresión de sospecha en la cara, y alzó las manos hasta la muñeca izquierda. Unos cuantos movimientos hábiles y el brazalete de cuero de la muñeca quedó suelto de la muñeca izquierda, y momentos más tarde soltó el grillete de la otra muñeca.

"Ahora mantén en alto las muñecas para mí," le ordenó. Levantó las manos delante de ella, con los puños flojos. Tomó la primera esposa de los dedos de él y se la abrochó en la muñeca izquierda, y luego repitió el proceso con la segunda. Apenas se las podía abrochar, teniendo que usar el último agujero de la banda.

"Levanta las muñecas y llévalas hacia los postes de la cama, y déjalas allí. ¡¡No te muevas!!" le dijo y observó como obedecía. Estiró los brazos moviendo cada uno de ellos hacia el lateral del cabecero. Colocó las manos sobre su pecho y luego se levantó por completo y, antes de que él pudiera decir nada, saltó fuera de la cama.

"¡Quédate ahí, Esclavo!", le dijo, y corrió, cruzando con cuidado la habitación y entrando en la sala de estar. Al no haber caminado en toda la mañana se le había olvidado que llevaba unos zapatos de tacón de cuatro pulgadas (unos diez centímetros) y se tambaleó un momento en la alfombra antes de recuperar el equilibrio y caminar con rapidez por las habitaciones. Sacó varias de las cadenas sueltas y, tras un segundo vistazo, el vibrador, y volvió al dormitorio. Dejó el vibrador en el tocador y luego volvió con Chris con los otros artículos.

"Es tu turno, Esclavo," le dijo, y esperó a ver su respuesta. Estaba todavía tumbado contra el cabecero, con los brazos estirados, mirándola. No estaba completamente segura de que fuera a dejarla seguir con esto, ponerle las esposas en las muñecas era una cosa, pero que le dejara atarle era otra distinta. "La palabra de salvaguarda es 'Thunderbird'," le recordó. Verdaderamente esperaba que siguiera adelante, pero no estaba segura.

"Bien, de acuerdo," dijo finalmente, "pero solo un momentito. No soy yo el que perdió la apuesta," le recordó.

"¡¡¡Oh, que guai!!!" le dijo, con la voz más aniñada y eufórica. Incluso se meneó ligeramente en su beneficio, dándole a los pechos un bamboleo, y luego lanzó uno de sus movimientos de cabello patentados. Hacía mucho tiempo que había perfeccionado la 'rutina de muchacha del valle', y podía llamar con el tono de voz y hacer el numerito cuando le parecía. ¡Todavía le asombraba las cosas que podía aprender en el trabajo cuando los hombres con los que trabajaba asumían que su inteligencia era igual al tamaño de su busto! Un poco de coqueteo, algunos movimientos sugerentes y normalmente era capaz de conseguir que ellos hicieran cualquier cosa por ella. ¡Y funcionaba una vez más!

Se acercó a la cama con las dos cadenas. Él la observó receloso, pero dejó las manos cerca de cada uno de los postes de la cama. Rápidamente pasó una cadena alrededor del cabecero y luego, mirándole a los ojos, colocó el cierre en la muñeca derecha.

"Ummmmm, ¿Georgetta?" le dijo cuando rodeó la cama, mientras tiraba de la muñeca derecha contra la cadena que le enganchaba al cabecero.

"Sí, Esclavo, ¿quieres hacer a tu AMA una pregunta?" le replicó. Ahora estaba pasando la segunda cadena alrededor del otro lado del cabecero.

"Ummmm... bien... yo... ummmm" entonó, y bajó la mirada desde sus ojos hasta la picha. Bajó la mirada y vio que estaba totalmente erecto. Tenía el pene rojo y brillante, todavía centelleante de la saliva y incluso algo de líquido preseminal.

"Volveremos a eso en un momento, Esclavo. El Ama está solo terminando los preparativos," le dijo, y luego enganchó la cadena a su muñeca izquierda. Levantó la vista hacia las muñecas y agitó los brazos, haciendo sonar las cadenas. El cabecero era de sólida y gruesa madera de roble, y no creía que pudiera soltarse. "Pero, en vista de que te estás portando tan bien..." saltó sobre la cama y gateó por encima de él, pero mirando hacia la parte baja de su cuerpo. Se agachó y llevó la boca hasta su pene. También colocó con cuidado el trasero justo al alcance de su cabeza y sus labios.

Dio un rápido beso a la cabeza del pene, y luego flexionó las piernas y las caderas de modo que hubiera espacio entre ellas para mirar a su amante. "El Esclavo está resultando un buen 'slavey-wavey' (N. del T.: parece tratarse de un tipo de personaje de los juegos en red, pero no he conseguido una descripción, aunque también podría tratarse de un apelativo cariñoso de los que se usan con los niños pequeños)," le dijo en el tono de hablar a un bebé. Él volvió a mirarla brevemente con una sonrisa y luego volvió a intentar alcanzarle el coño con la lengua. Ella meneó el trasero de forma sugerente delante de su cara, mirando hacia atrás en plan juguetón. Luego volvió a las atenciones a su polla temblorosa.

Echó la cabeza hacia atrás dejando caer la boca sobre el pene, y apretó los labios a lo largo todo el camino hacia el abdomen. Encontró que cada vez que hacía esto resultaba un poco más fácil, ni siquiera se había ahogado (mucho) cuando se deslizó en su garganta. Volvió a subir y a bajar dos veces más, lo suficiente para tenerle de nuevo a punto. Cuando escuchó su primer gruñido supo que era hora de parar, así que volvió a salirse, esta vez dejando que los dientes le arañaran los laterales del pene, y luego dejó que su picha saliera de entre los labios con un sonoro sonido. ¡De momento ya era bastante recompensa!

Ya se había dado cuenta de que era tan sencillo para ella putearle y torturarle, como había sido para el putearla y torturarla a ella. No era como si pudiera usar el vibrador con él, ¡realmente no creía que fuera a cooperar si intentaba clavarle un vibrador dentro! Así que había decidido que se necesitaría un poco más de participación del "Ama" por su parte, para mantenerle justo en el borde de la frustración, ¡por no mencionar lo divertido que sería hacerlo!

Así que se levantó de la cama y salió con cuidado de la habitación, dejándolo enganchado al cabecero. Escuchó sus lamentos y gritos llamándola y pidiéndole que volviera con él, pero se desconectó de ellos, ya sabía como le callaría. Cerró la puerta del dormitorio y se dirigió al refrigerador. Necesitaba proporcionarle a él (¡y a ella misma!) unos cuantos minutos para enfriarse antes de volver a entrar para la siguiente actuación. Sacó el zumo de naranja del refrigerador y se sirvió un vaso alto. El aire frío del frigorífico le sentaba bien a su cuerpo caliente, mientras estaba delante apenas vestida, y volvió a dejar el cartón.

Cruzó la cocina y pasó al espejo del vestíbulo. Se reajustó y colocó la camisola blanca con el rótulo "Naughty Angel" y luego se miró en el espejo y enderezó la frase que le cruzaba el pecho. Descubrió las bragas en el suelo debajo de una pata de la mesa de la cocina, y se encaramó sobre la mesa y se dobló para recuperarlas. La parte delantera estaba todavía mojada de sus aventuras matinales, pero se ató cuidadosamente los lazos de los laterales y se las volvió a poner, reajustando ligeramente los lazos para centrarlas adecuadamente sobre su matojo oscuro.

Se arregló las medias y se colocó el liguero, y luego volvió a mirarse en el espejo. Tenía el pelo hecho un auténtico desastre a causa de sus correrías matinales, por lo que necesitó varios largos minutos para cepillarse los oscuros mechones. Se quitó las horquillas que le sujetaban las coletas, tratando de dejar que el pelo le colgara libremente, y se aplicó unos cuantos cepillados extra para hacerlo brillar de verdad. Se volvió a retocar los labios, usando de nuevo el color más rojo, y se echó un último vistazo en el espejo. "¡Realmente estoy para que me follen!" pensó para sí con una sonrisa traviesa. "Ahora, volvamos con mi guapo cautivo," dijo al aire.


Chris luchó una vez más con las cadenas, incluso aunque supiera que estaban tensas y que no se iban a soltar. Le sentaba mejor hacer algo mejor que sentarse simplemente allí a esperar pacientemente que Georgetta volviera con él. El pene le palpitaba dolorosamente. Casi le había llevado al límite con aquellas últimas profundas caricias sobre la picha, y ahora se agitaba nerviosamente y palpitaba, esperando liberar su carga en la boca cálida y suave de ella. Cerró los ojos y se imaginó la vista de su picha desapareciendo en la boca, y volvió a pensar en lo a gusto que se sentiría. Estaba realmente contento de haberla empujado a hacerle la garganta profunda, cuando había tenido la oportunidad en la mesa de la cocina, e incluso más de que hubiera intentado hacerla por su propia decisión en cuanto tuvo oportunidad. ¡¡¡Realmente se acordaba de lo que había aprendido!!!

Pero ahora se había ido. "¡¡Georgetta!!" gritó de nuevo hacia la puerta de la habitación cerrada. Siguió cerrada. Suspiró y cerró los ojos, y descansó la cabeza en la almohada.

Oyó que se abría la puerta y levantó la vista encontrándose con que su amante volvía a la habitación, aunque ahora llevaba un poquito más de ropa. Se había puesto el mismo atuendo blanco que llevaba cuando la había encontrado aquella mañana en la cocina, aunque se había soltado el pelo deshaciendo las coletas, y ahora le colgaba suavemente alrededor de la cara. Le encantaba el pelo de Georgetta, le encantaba notarlo, ver como se le movía alrededor de la cara, le encantaba olerlo, ¡¡y le encantaba mucho más cuando le tapaba la cara mientras le chupaba la picha!!

Sus pechos se apretaban contra la camisola blanca, distorsionando ligeramente las letras del 'Naughty Angel'. Silbó levemente y le dedicó una amplia sonrisa, realmente no había tenido ocasión de apreciar de que manera llenaba la camisola. El tejido de algodón blanco se ceñía ajustadamente a las curvas de sus pechos, realzándolos y al mismo tiempo escondiéndolos misteriosamente. La ropa llegaba hasta la cintura, dejando la descubierto el estómago plano, por encima del liguero y las bragas blancas. Podía ver claramente las marcas del bikini con el bronceado haciendo destacar la carne morena y la lencería blanca. Incluso desde el otro extremo de la habitación podía ver la mancha húmeda en la parte delantera de las bragas. Se había vestido pero estaba todavía claramente muy excitada.

Pensó que era bastante gracioso que tuviera que rodear su pene erecto para verla a ella, se había colocado delante de la cama, directamente en frente de la cabeza, con la erección pulsante colocada directamente en su línea de visión. Si no movía la cabeza ligeramente a un lado o al otro, la cara de ella resultaba escondida de la vista tras la cabeza de su picha.

"Y bien, Esclavo," le dijo. "¿Cómo ves a tu ama?"

Pensando con rapidez replicó, "¡como podría ser la visión de un ángel del cielo, Ama!". Ella sonrió momentáneamente ante el cumplido, antes de contenerse e intentar parecer intimidatoria de nuevo.

"Estoy descontenta contigo, Esclavo mío. Has fallado en agradar a tu Ama," le dijo.

Sorprendido preguntó, "¿qué he hecho yo para defraudarte, Ama?"

"Tú, mi esclavo, no has satisfecho a tu Ama," replicó, aunque la traicionó una leve risita. Caminó hacia él mientras hablaba, deteniéndose a los pies de la cama y mirándole por encima del pie. "Estoy siempre tan salida," le dijo, y levantó las manos para acariciarse los pechos. "¡Mi cuerpo implora atenciones, mis pechos besos sin fin y caricias, y mi coño un hombre que pueda mostrarme apropiadamente el respeto y la atención que merezco!" le dijo.

"¡¡Suéltame, Ama, y te demostraré que soy ese hombre!!" le gritó. Ahora ella estaba justamente junto al fondo de la cama, y mientras le miraba, parecía que su picha estuviera colocada directamente delante del escote, entre sus pechos. Deseaba tanto estar precisamente ahora entre sus pechos, con su calor rodeándole la picha mientras se follaba sus hermosos pechos.

"No lo creo así, Esclavo. He descubierto que tu regalo me satisface mucho más que tus lamentables intentos," le replicó, y se alejó de la cama en dirección al tocador.

"¿Ama?" le preguntó, confundido. "¿Mi regalo?"

Avanzó hacia el tocador y levantó el vibrador martirizador. "Este regalo, Esclavo. Tu ama encuentra este regalo muy, muy satisfactorio," le dijo. Vio como lo ponía en marcha y mantenía el juguete, ahora zumbando, contra la mejilla. Total y completamente sorprendido, observó ahora como movía lentamente el juguete sexual de uno al otro lado de la cara, se lo pasaba por el cuello y luego por la otra mejilla, sintiendo sus vibraciones contra la suave piel de su rostro.

Lenta y sensualmente caminó hacia él, deteniéndose al lado de la cama donde le pudiera ver con claridad la mayor parte del cuerpo. "Mmmmmm," murmuró mientras se restregaba el juguete por el cuello y lo dejaba bajar hasta el escote, entre los pechos que sobresalían por la prieta camisola. De repente se lo metió en el valle, y luego se rodeó los pechos con los brazos, juntando los globos y atrapando entre ellos el juguete plateado.

"¿Es aquí donde te gustaría tener ahora mismo ese lamentable pene, Esclavo? ¿Te consideras a ti mismo merecedor de que yo agarre tu minúsculo pene entre mis gloriosos senos?" le preguntó. Seguía intentando mantenerse firme en esto, pero vio que sonreía por un instante.

'¿A dónde quiere ir a parar con esto?' pensó para sí mismo. 'Debe ser por las noveluchas que siempre está leyendo.' ¡Luego se dio cuenta de que él había estado pensando en hacer eso exactamente hacía solo unos momentos! '¿Me lee el pensamiento?' pensó.

"Mmmmm, sí, cariño, justo ahí, cariño," dijo hablando para sus pechos. "Sííííí," dijo, estrujándose los pechos y agitándolos ligeramente en su beneficio. Levantó la mano derecha y se sacó el vibrador de entre los pechos. Él notó que ambos pezones se marcaban crudamente contra la tela blanca. Al mirar hacia abajo vio también que la mancha húmeda de las bragas blancas era notablemene más oscura y grande.

Se retiró el vibrador de entre los pechos y se lo restregó lentamente arriba y abajo sobre los pezones, alternando entre el izquierdo y el derecho. Su mano izquierda libre estrujaba y acariciaba el pecho izquierdo cuando el vibrador estaba restregando el derecho. Mientras la observaba, absorto, la mano izquierda abandonó el pecho y vagó por el estómago y el ombligo y se detuvo sobre la mancha húmeda de las bragas.

"¡Mírame, Esclavo! Mírame a los ojos,! le dijo, y él volvió a enfocar la visión en su rostro. Aunque ahora ella sonreía y disfrutaba indudablemente.

'Bien, puedo jugar con esto unos cuantos minutos más,' pensó él para sí, 'pero voy a necesitar hacer algo con esta erección.'

Luego ella se volvió lentamente a la izquierda, dándole la espalda y girando la cabeza para ver si estaba mirándola. "¿Me estás mirando, Esclavo?" le preguntó por encima del hombro.

"¡Sí Ama!" replicó. Dejó caer rápidamente los ojos para ver que se pasaba el vibrador rodeando la cadera y empezaba a moverse hacia arriba y hacia abajo sobre el culo cubierto por las bragas, justo dentro del marco blanco formado por el liguero blanco y los enganches de las medias. Lo movió de atrás adelante sobre cada una de los cachete, cambiando de vez en cuando de mano para acariciarse mejor las curvas laterales de las nalgas. Cuando una de las manos acariciaba el trasero con el vibrador, la otra acariciaba y pasaba por encima de la otra nalga. Mientras él seguía observándola, se pasó el juguete sobre la cadera derecha y luego reapareció sobre la bronceada parte de abajo del muslo derecho, justo encima de la parte alta de la media. Luego se movió hacia arriba y conectó con la franja de tela blanca que le cubría el montículo del pubis, y esta vez ella dejó escapar un gemido sonoro cuando la punta del juguete zumbón la tocó.

"Oh sí, Esclavo, ¡esto es mucho mejor que tú!" le dijo. Miró hacia arriba con expresión de culpa para encontrarse los ojos fijos en él, sus ojos castaños brillando alegremente a la luz de las lámparas de la mesilla, y luego bajó los ojos para ver su mano y el vibrador entre sus piernas. Esta vez no le dijo que no mirara, por lo que siguió mirando con avidez. Vio como empezaba a restregarse con la punta del juguete de arriba abajo por encima del tejido blanco, bajando hasta la parte interna de los muslos a cada caricia impar más o menos. Aumentaron los gemidos y gorjeos suaves, y supo que esto no era del todo actuación, realmente se estaba metiendo en ello. Cambió el ángulo de sus caricias, y ahora era todo el costado del vibrador lo que restregaba contra su montículo y no solo la pequeña punta.

Su mano izquierda descansaba en la rodilla izquierda, y la otra mano empezaba a trabajar cada vez más aprisa entre sus piernas. Ahora estaba doblada hacia delante, empinando las nalgas hacia él.

"Creo que necesito deshacerme de estas," dijo, y subió la mano izquierda al lazo de la cadera izquierda. Pegó un tirón y se soltó. Las blancas tiras de tela cayeron, dejando todo su trasero expuesto para él. La mano derecha se movió y dio otro tirón y las bragas de tela blanca se desprendieron por completo de ella, revoloteando hasta el suelo.

Se inclinó del todo, separando bien las piernas y poniéndose de puntillas, ofreciéndole una clara perspectiva del culo y el coño. Estaba claramente excitada, porque tenía los labios del coño ligeramente hinchados, y podía ver huellas de líquidos a lo largo de toda la abertura. La observó mientras llevaba lentamente el vibrador hacia arriba con la mano derecha, pasándola por la pierna y el muslo embutidos en la media, y llevándolo al punto justo encima de su abertura. Sin detenerse cambió de mano, apretando la nariz hacia el interior y luego empujó. El juguete desapareció dentro de ella, hasta el botón de control, sujeto apenas entre el pulgar y el índice.

"Ohhhhhhhhh sííííííííííííííí, que bien, diooooooooosssss," exclamó, volviendo a mirarle por entre las piernas. Notó que estaba conteniendo la respiración y que emitía un sonoro suspiro. Vio como retiraba lentamente el juguete de su interior y luego volvía al ataque.

"¡¡¡Síííííííííííí!!!" gritó mientras apretaba los dedos contra los labios del coño, con todo el juguete metido por completo dentro de ella. La volvió a mirar directamente a la cara y vio que le estaba mirando de nuevo, y luego volvió a dirigir la mirada a su entrepierna. Lentamente se retiró y volvió a insertarse el vibrador, y luego otra vez y otra vez, cada vez más deprisa hasta que la mano resultó casi borrosa entre las piernas. Sus gemidos de "Sííí" y "Ohhh" se hicieron más sonoros y más frecuentes mientras él veía como su novia se follaba a sí misma justo delante de él, a no más de dos pies (unos 60 cm).

De repente se detuvo y se sacó el vibrador. Se echó hacia atrás con cuidado, uno o dos pasos, dirigiéndose casi directamente junto a la parte superior de su pecho y la axila del brazo izquierdo. Levantó el pie derecho y colocó el tacón blanco en el lado de la cama próximo a la cadera izquierda, doblando la pierna por la rodilla. Esto colocó su culo y su coño a unas pulgadas de su cuerpo, a no más de siete u ocho pulgadas (unos 17,5 cm a 20 cm). Luego tomó de nuevo el vibrador, se lo apretó contra ella y se lo volvió a meter. Podía oler ahora su olor, una bocanada con una mezcla de sudor y jugos a través del aire hasta el fondo de sus narices.

Volvió al movimiento de folleteo, solo que ahora estaba solo a unas pocas pulgadas. Movió el culo y las caderas hacia atrás, hacia su rostro. Él se inclinó hacia delante, intentando tocarla o saborearla con la lengua, pero ella se mantuvo juguetona fuera de su alcance. Se quitó el vibrador momentáneamente de su interior y le tocó la lengua con la punta del juguete, y luego se lo volvió a meter dentro. Tragó con ansia el sabor de sus jugos, pero no pudo alcanzar nada más.

Se estaba acercando a otro orgasmo. Notó que se le habían cerrado los ojos y la mano libre alternaba entre asegurarse junto al lado de la cama y masajearse los pechos. La mano derecha seguía moviéndose rápidamente entre las piernas. Notó que el volumen y la frecuencia de sus gemidos se incrementaba, y supo que estaba a punto de llegar.

Y luego rompió el orgasmo, y dejó caer la pierna derecha sobre la cama, arrodillándose sobre la rodilla derecha y sujetándose a la cama con la mano libre, mientras reducía el ritmo de las manipulaciones con el vibrador y el orgasmo le recorría el cuerpo. Chris volvió a agitar las cadenas, incluso oyó crujir un poco al cabecero mientras tiraba de ellas, pero, por supuesto, no pudo alcanzarla. Miró hacia abajo y vio su pene casi púrpura, estaba hinchado a reventar.

"Georgetta," gritó, lastimeramente. Sabía que más parecía una súplica, pero no importaba. Ella tenía que hacer algo respecto al nivel de frustración sexual que le había provocado.

Georgetta alzó la cabeza y volvió a mirarle. Le pareció que le llevaría algunos minutos enfocar la vista, teniendo en cuenta la manera en que le miró durante unos segundos. "¿Decías algo, Esclavo?" le preguntó, más una frase para salir del paso que algo coherente. Los ojos casi le ardían, y tenía el rostro sonrojado. Se echó hacia atrás y se volvió a mirarle. Los pechos estaban tensos y levantaban la camisola blanca, con los pezones endurecidos y en punta contra la leve tela, la respiración convertida en una serie de profundos jadeos desiguales.

"Geor..." empezó a decir, y se contuvo. "¿Se lo ha pasado bien el Ama?" siguió. Claramente ella tenía el mando allí, de modo que sería mejor que jugara a su juego. Esperaba que estuviera tan excitada que se lo follara inmediatamente. Comprobó que la vuelta de las tornas no era necesariamente juego limpio.

Georgetta respiró a fondo unas cuantas veces más y reunió sus pensamientos antes de volver a hablar. "Sí, el Ama se lo ha pasado bien. Te dije, Esclavo, que el regalo era mucho más satisfactorio." Miró a su pene, púrpura y palpitante. "Vamos a comparar los dos, ¿vale?" Sacó el vibrador, todavía zumbando, de entre las piernas y colocó la parte inferior sobre el bajo vientre de él, y luego mantuvo el juguete alineado a lo largo. El juguete era una pulgada o dos (entre 2,5 y 5 cm) más corto que la longitud total del pene, y no era tan grueso.

"Hummm, ¡tal vez te subestimé, esclavo!" dijo, mirándole con una sonrisa maliciosa.

"Tal vez el Ama quiera probar de nuevo con su esclavo." Dijo Chris en plan sugerente. Sabía que había un poco más de súplica de la apropiada en el ofrecimiento, ¡pero se estaba poniendo tan desesperado!

Georgetta levantó el juguete y lo apagó. Lo dejó sobre la cama. Estaba intentando mantenerse calmada y fría y que pareciera que mantenía el control, pero todavía se estaba agitando por dentro a consecuencia del último orgasmo, y no podía hacer otra cosa que mirar al pene palpitante de Chris, justo delante de ella. Era probablemente el estado de más longitud e hinchazón en el que lo hubiera visto nunca, de un color rojo púrpura oscuro, y podía ver el pulso de la sangre cuando pasaba por las venas del dardo.

Echó la mano e intentó agarrar su vástago. Los dedos se cerraron rodeando apenas la circunferencia. Levantó la mano y luego la bajó por el dardo, todavía cubierta de sus propios jugos. La picha brillaba levemente bajo la luz.

Arrastró la mano hasta sus huevos, y luego la subió hasta el vello púbico, tirando ligeramente de él. Dejó que la mano le subiera por el estómago y luego hasta el pecho. Se subió a la cama y llevó también la otra mano a su pecho. Le masajeó el pecho y los músculos pectorales, pellizcándole los pezones. Siguió subiendo por el pecho, y le pasó la pierna derecha por encima del estómago, sentándose sobre el bajo vientre. Podía notar la picha presionando contra su trasero, anidada entre los cachetes del culo. Levantó la mano hasta los laterales del cuello y las orejas, y luego le acercó la cara, labios con labios.

Luchando para mantener el autocontrol, le restregó los labios con los suyos, alejándose de él cuando se levantó hacia ella. Cuando volvió a dejar caer la cabeza en la almohada, le volvió a dar un rápido beso, esta vez deslizándole levemente la lengua por los labios. Repitió esto otras dos veces antes de que le cazara la lengua entre los labios y le sorbiera los labios con los suyos. Se dejó ir y le besó a su vez, sintiendo que su lengua le presionaba hacia el interior de la boca y entonces la empujó a su vez descaradamente con la lengua dentro de él.

Levantó lentamente la espalda y el trasero y luego volvió a bajarlos dejando que su vástago se deslizara por el culo, anidando ligeramente entre los cachetes. Mientras seguía besándole continuaba levantando y bajando la espalda, sintiendo la presión de la polla entre sus nalgas. Podía sentir como se tensaba y se movía, intentando situar la cabeza de la polla a la entrada del coño, pero siguió moviéndose lo suficientemente alejada de él para evitar que le penetrara. Él la había puteado sin medida e intentaba hacerle sentir a cambio hasta el último atisbo de aquella frustración sexual.

Volvió a bajar las manos a su pecho y hombros y luego, abruptamente, se volvió a sentar, rompiendo el beso. Levantó la vista hacia ella, con una expresión apasionada pero enfadada en su rostro. Sabía que le tenía. Dejó caer las manos sobre los dos pezones, y luego arqueó los dedos, clavándole las uñas en la piel. Movió hacia abajo las manos, dejando marcas rojas de arañazos en la piel de ambos pechos. Gritó un "¡Auuuu!" mientras lo hacía, e incluso corcoveó bajo ella.

"Eso," le dijo con la expresión más mezquina y maligna, "por el maldito ciclo de activado del vibrador." Le agarró el pezón izquierdo con los dedos y lo retorció, provocando otro alarido. "¡Y eso por prepararte una cafetera esta mañana mientras estaba atada a la mesa!"

Bajó las manos por el pecho hasta los músculos de las costillas flotantes, apretando justo donde terminan las costillas y empieza el estómago. Se recolocó las piernas y los pies y luego estiró las piernas, mientras apretaba contra el pecho. Levantó el pie izquierdo y le tocó el pene con la punta del zapato, usando luego el afilado tacón para trazar el camino desde el costado de la cadera hasta el muslo. Luego volvió a plantar el pie junto a su cadera.

"¡Y finalmente esto!" Inclinó levemente las rodillas para hacer pensar que iba a dejarse caer de rodillas sobre el pene, que todavía apuntaba directamente hacia ella.

Vio el miedo en sus ojos y le vio hacer una mueca de dolor e intentar cambiar de posición cuando empezó a agacharse hacia él, con las dos rodillas apuntando todavía hacia el pene. Cerró los ojos y mientras lo hacía ella bajó la mano derecha de las costillas para agarrarle la picha, separó las rodillas y guió el pene tieso directamente al coño. Se agachó totalmente encima de él y sintió como empujaba hacia arriba dentro de ella. Notó que apretaba a fondo y completamente en su interior mientras rebotaba sobre él.

Abrió los ojos sorprendido y los levantó hacia ella. Se tomó unos instantes para terminar la frase, tan increíble era la sensación que le producía la forma en que la llenaba. "Esto," repitió, "¡¡¡es por tenerme salida y excitada todo este fin de semana!!!", terminó con un grito, y se inclinó hacia abajo y le besó. Otra vez juntaron los labios, y las lenguas reanudaron su baile entrelazado.

Manteniendo los labios enganchados, utilizó los músculos de las piernas para levantarse por encima de él y luego volver a desplomarse, y luego una y otra vez, moviéndose con un movimiento constante de folleteo. ¡¡Le sentía tan increíblemente enorme en su interior!! "Esclavo, ¡¡hay que ver que grande la tienes!!" Le dijo. Vio las marcas rojas de su pecho donde le había arañado, una o dos estaban todavía rojas, con una pizca de sangre, lo que la hizo sentirse un poco culpable.

Levantó la vista hacia ella, alegremente. "Te quiero," le dijo.

"Yo también te quiero, Esclavo," le respondió, traviesa. Volvió a rastrillarle el pecho con las uñas, pero esta vez más levemente. Aún luchó débilmente bajo ella. Se volvió a poner derecha y meneó las caderas, con él enterrado en su interior. Lo notaba tan imposiblemente enorme,            una gran cuña presionando y moviéndose dentro de ella, solo placer, nada de dolor.

"Creo que me gusta la idea de tener tu gran polla en mi cama, disponible para mi uso en cualquier momento," dijo, levantándose y volviendo a bajarse encima de él.

"Solo tienes que pedirlo, ¡yo siempre estoy dispuesto!" confesó, y arqueó la espalda para empujarse hacia arriba en su interior. Ella gimió mientras avanzaba hacia dentro.

Flexionó los músculos de las piernas y se elevó saliéndose casi totalmente de él, dejando solo la punta del pene dentro de la entrada del coño, y luego, todo lo lentamente que pudo, volvió a hundirse sobre él. Sentía como si cada vez se metiera más a fondo dentro de ella. Bajó la vista y se sorprendió al ver que solo estaba metido a medias, de modo que lo hizo aún más lento, moviéndose centímetro a centímetro hacia abajo. Luchó para mantener el control y no bajarse precipitadamente, y, mirándole a la cara, vio que él también luchaba por mantener el control.

Levantó ambas manos y se agarró a la parte de arriba del cabecero, igual que había hecho la noche anterior. Movió los tacones hasta colocarlos a cada lado de sus caderas, y luego dejó caer todo el peso para empujarse hacia abajo sobre su dardo.

Sin sus manos para ayudarle a moverse arriba y abajo sobre su picha, tenía que hacer ella todo el trabajo, y la cama crujía, mientras alternaba los tirones sobre el cabecero para elevarse y luego la liberación para deslizarse rápidamente hacia abajo por el dardo. Él se retorcía y gemía bajo ella, y supo por la expresión de su cara que estaba a punto de correrse, por lo que en la siguiente subida se deslizó y salió completamente de él.

'Una última ración de tortura,' pensó para sí. Enderezó las piernas y se puso totalmente en pie sobre la cama, soltándose del cabecero. Subió la mano derecha para acariciarse los pechos mientras la otra bajaba por el cuerpo hasta meterse entre las piernas. Dejó que el dedo índice vagara por su oscuro vello púbico y luego insertó el dedo lentamente entre los labios del coño, mientras él la miraba fijamente.

"Creo que he terminado, Esclavo. Gracias," le dijo, manipulándose lentamente los pezones con una mano metiéndose el dedo con la otra.

"Pero... pero... pero..." tartamudeó Chris bajo ella. "¿Georgetta?" le suplicó.

"¿Qué es lo que vale esto para ti, Esclavo?" le preguntó, y se metió el dedo todo lo a fondo que pudo.

"¡Cualquier cosa, Ama!" contestó rápidamente.

"Muy bien. Entonces Esclavo..." le contestó, "tendrás que cumplir una fantasía para mí, cuando lo mande," le dijo.

"De acuerdo," dijo enseguida. 'Pero tengo las fotos,' pensó Chris para sí...

'Los hombres son tan fáciles de controlar,' pensó ella para sí. Se mantuvo en pie otros tres o cuatro segundos, insertándose un dedo indolentemente en su interior y mirándole mientras la miraba indefenso. Vio como observaba cada movimiento de sus manos y dedos, mientras los metía y sacaba del coño.

"Bien, muy bien, esclavo, pero créeme, ¡me lo cobraré!" Volvió a bajar las manos al cabecero y se agachó otra vez sobre él. Tuvo que usar la mano derecha para dirigirlo a su interior de nuevo, pero se deslizó perfectamente hacia dentro. Volvió a bajar, subió de nuevo, abajo una vez más y entonces se corrió, con espasmos en su interior. Siguió deslizándose arriba y abajo, arriba y abajo, y arriba y abajo, mientras él gemía y chapoteaba bajo ella. Respiraba con dificultad, con jadeos sonoros cuando el aire se le escapaba de los pulmones, mientras ella hacía más lentos los movimientos de sus caderas encima de él. Sintió las pulsaciones dentro de ella mientras se corría, sintió la picha presionando dentro y alrededor, y los jugos rodeando la picha mientras entraba y salía de ella. Le encantaba la sensación que le producía cuando se corría dentro de ella, le encantaba la sensación que le producía ver su expresión de felicidad mientras obtenía placer en su placer mutuo.

Volvió a recolocar las piernas y dejó de moverse encima de él, sentándose sobre el estómago y bajo vientre mientras sus respiraciones conjuntas se hacían más pausadas y les permitían volver a hablar. Podía notar sus jugos combinados goteándole, alrededor de la cuña que su picha formaba dentro de ella.

Flexionó los músculos vaginales alrededor, sujetándole bien dentro, y luego se inclinó con cuidado hacia la mesilla de noche. Tomó las llaves de las cadenas y las usó para soltarle las muñecas del cabecero. Tiró al suelo las llaves cuando sintió que sus brazos la rodeaban. Se inclinó hacia delante mientras la abrazaba, y luego volvieron a besarse. Sus brazos la rodeaban, manteniéndola junto a él, y luego notó las suaves caricias de sus manos en la espalda y las nalgas, los besos tiernos y mordisqueos, mientras le besaba las mejillas y el cuello y las orejas, disfrutando de la sensación de estar cada uno cerca del otro.

Segundos más tarde sonó el teléfono. Los dos se irguieron un momento antes de que ella volviera a besarle y dijera "deja que salte el contestador." A la cuarta llamada el contestador descolgó y ambos escucharon su voz en la grabación.

"Hola, has llamado a Georgetta. O estoy en la otra línea o bien sigo atada y no puedo descolgar, así que deja un mensaje y te llamaré," BIIIIIIIIIIIP.

Chris la miró sorprendido y luego empezó a reírse. Ella le sonrió y luego se unió a él. Ni siquiera pudieron oír quien estaba dejando el mensaje.


FIN de LA APUESTA, pero no de la historia de nuestra alegre pareja. Busca "La semana siguiente" que llegará al grupo ASSM (N. del T.: se refiere al foro Usenet alt.sex.stories.moderated) del servidor más cercano a ti en una o dos semanas. (Y por favor comprende que, efectivamente, necesito salir con un título mejor para la historia antes de publicarla).

NOTA DEL TRADUCTOR: Pese a lo que el autor dice al final del relato, no he conseguido encontrar la otra parte a la que se refiere. Hasta donde he podido saber, esta historia se publicó por primera vez entre los meses de marzo y abril de 1998 en los foros de Usenet alt.sex.stories y alt.sex.stories.moderated con los primeros 6 capítulos (los que forman la primera parte). La segunda parte (capítulos 7 a 12) se publicó en los mismos grupos entre julio y agosto de 2000. Yo la saqué completa de www.bdsmlibrary.com en 2005. Con posterioridad a esas fechas no he encontrado nada nuevo de este autor (dolphin31p@hotmail.com) en ningún foro. Tampoco me ha contestado cuando le he escrito al correo. Si algún lector encuentra algo y quiere que lo traduzca puede dejar un comentario