Georgetta. Cap. 11

Georgetta vuelta y vuelta

Parte 2: Mañana del sábado

Capítulo 11: Georgetta vuelta y vuelta

Chris ató el cordón de zapato por detrás de las orejas de Georgetta con un gran nudo de lazo. No era realmente una parte del equipo normal de sado, debía haberse quedado en el petate desde la última vez que se le rompió el cordón de las zapatillas de gimnasia, pero hizo su función. Había mirado a su alrededor precipitadamente, después de embutirle los calzoncillos en la boca, buscando algo para mantenerlos en su sitio, pero ella había usado todo el material sado cuando se había atado a la mesa.

Realmente no pretendía dejarla mucho tiempo amordazada, solo unos pocos minutos más o menos, mientras dejaba que su picha se recuperara. Aún podía sentir las sensaciones increíbles que su boca le había provocado en el pene. Nunca le habían hecho una mamada tan increíble como la que acababa de hacerle ella. No estaba seguro de cuál había sido el mayor estímulo, sentir que toda la longitud hubiera sido engullida por su boca, o la sensación de poder que tenía por follarle la boca mientras estaba incapacitada para impedirle que hiciera lo que siempre había querido hacer con su cuerpo indefenso. (Bueno, esto no era del todo verdad, admitió para sí mismo. Si ella lo hubiera pedido se habría detenido y la hubiera soltado. LUEGO se la habría follado, pero...)

Se sirvió una taza de café y miró a su novia atada. Todavía no podía creerse lo que ella se había hecho a sí misma. Se agachó delante de ella intentando imaginarse como había conseguido que las esposas rodearan la cadena. Se levantó y dio la vuelta alrededor de la mesa para admirar sus piernas y su culo. Dejó que los dedos bajaran suavemente por su espalda, y por encima de las nalgas y luego siguieran suavemente por las bragas, bajando por la raja del culo y hacia arriba, entre sus muslos separados. Ella dejó de moverse contra el borde de la mesa y se apartó ligeramente de ella, empujando hacia atrás, hacia los dedos que la acariciaban. Él dejó que los dedos subieran y le acariciaran el coño cubierto por las bragas, se detuvo y los movió levemente, ¡no sentía el botón del vibrador! Sabía que lo tenía dentro, había oído su zumbido, y ella había saltado ostensiblemente cada vez que él había ajustado la velocidad. Tomó el mando a distancia y lo colocó en la posición media, y observó cómo se agitaba, estaba claro que lo tenía dentro. Comprendió que tenía que habérselo metido totalmente dentro mientras intentaba conseguir un poco más de estimulación.

Deslizó los dos primeros dedos por la pernera de las bragas, dios, vaya si estaba húmeda, y rebuscó con el índice dentro de ella. Rápidamente encontró la base del vibrador justo dentro de su abertura. Hurgó con el dedo, dando vueltas. Ella agitó el culo hacia él y se revolvió sobre la mesa, y de su boca salieron varios ruidos amortiguados. Movió ligeramente la mano y pudo deslizar el pulgar dentro de las bragas y luego dentro de ella, y usando el pulgar y el índice agarró el vibrador. Lenta y deliberadamente empezó a mover la base del juguete sexual en círculos, moviendo la punta en redondo en el interior profundo de ella. Con la otra mano alcanzó y desató el lazo de las bragas sobre la cadera derecha, y luego la cruzó para desatar el otro lado, y le quitó las bragas del culo y las tiró al suelo.

Ahora su parte trasera estaba totalmente expuesta, su culo y su coño enmarcados por los ligueros y medias blancos. Se agachó detrás de ella y levantó la mano libre, restregando con los dedos el exterior de su húmedo coño. Movió el pulgar hacia arriba y empezó a restregárselo contra el clítoris, mientras seguía, todo el tiempo, moviendo el vibrador, en rotación en el sentido del reloj, en su interior.

Apartando el pulgar del clítoris dejó que los dedos subieran hacia arriba cruzando su montículo y luego subieran por su ano y se metieran en la raja entre las nalgas. Repitiendo varias veces este movimiento dejó un rastro de jugo de coño subiendo hacia la apertura rosada del ano. Hundió el dedo anular en su coño, muy húmedo y jugoso, empapando los dedos en sus jugos, y luego quitó el dedo y lo apretó suavemente contra la apertura del ano. Sitió como se ponía rígida al notarlo, mientras empezaba a trabajar con el dedo atrás y adelante sobre su segunda abertura, humedeciendo y aflojando los músculos. Luego, suave y lentamente, meneó la punta del dedo dentro de ella. Un gemido ahogado, bajo y prolongado escapó del otro lado de la mesa mientras el virginal agujero de su culo dejaba vía libre al dedo explorador.

Esta era otra área que nunca habían explorado, aunque había leído al respecto y lo había visto en un vídeo para adultos que habían alquilado. No estaba seguro de tener interés en aquel momento por follarse a Georgetta 'por el culo', en la terminología del negocio de los vídeos para adultos, pero había leído que el ano era muy sensible, y había querido probar esto con Georgetta. Y ¿qué mejor momento que cuando no podía resistirse? En su estado de completa indefensión y excitación pensó que estaría más abierta a esta pequeña exploración. No estaba gritando ni chillando a través de la mordaza para detenerle, así que no le estaba diciendo exactamente que no lo hiciera, así que...

Continuando con las atenciones a su ano con la mano derecha, volvió a mover el vibrador dentro de ella, cambiando la velocidad otra muesca más. Aplicó el dedo anular derecho dentro y fuera de su culo mientras incrementaba la velocidad del vibrador y sus palpitaciones en el interior de su coño.

Momentos más tarde los efectos de esta estimulación dual produjeron el tercer orgasmo matinal de Georgetta. Todo su cuerpo se agitó y retorció sobre la mesa. Incrementó el ritmo del pulgar sobre su clítoris, y, sacando ligeramente el vibrador, seleccionó la mayor velocidad y la embistió rápidamente dentro y fuera, arriba y abajo, dentro de ella, golpeando todas las terminaciones nerviosas y lugares sensibles de su interior que pudo. Podía escuchar los gemidos y los gritos ahogados por la mordaza. Le metió más a fondo el dedo anular en el culo, avanzando el dedo más allá del segundo nudillo, y esta combinación de movimientos hizo que todo su cuerpo se agitara y retorciera encima de la mesa, a duras penas mantenida en su sitio por las cadenas y ataduras que ella misma se había colocado en los brazos y piernas. Giró el dedo dentro del culo, apretando hacia abajo de modo que pudiera sentir la presión del vibrador dentro del coño a través de la pared de piel y músculo que separaba la vagina del ano.

Detuvo el movimiento de su dedo dentro de ella y el movimiento simultáneo del vibrador en el interior del coño y se puso en pie. Retiró el dedo de dentro de ella y le llevó la mano derecha a la cabeza y le soltó el lazo del cordón de zapatos que sujetaba la mordaza, mientras seguía moviendo el vibrador en su interior. Momentos más tarde escuchó el sonido que hacía ella al expulsar de la boca los calzoncillos, ya no sujetos por el cordón.

"Oh dios mío, oh dios mío, oh dios mío. Ohhhhhhhhh que bien, oh dios mío. Te voy a ohhhhhhhh matar ohhhhhhhh matar, ahhhhhhh mierda, no pares... me gusta tanto... te mataré por ohhhhhh esto. Oh dios mío, oh dios mío, Ohhhhh..."

Su voz y gemidos recorrían varias octavas, a veces empezaban graves y acababan graves, a veces un tono bajo que se elevaba hasta un grito agudo. Los gemidos se aplacaron y la voz volvió a su tono normal cuando hizo más lento el movimiento del vibrador con la mano. De vez en cuando chasqueaba el clítoris con el dedo anular lo que provocaba cada vez un agudo 'iik' entre los gemidos, los 'oh, dios mío' y los 'ahhhh' que dejaba escapar en una cascada sin fin.

Retiró la mano del vibrador y se puso en pie. El pene estaba empezando a ponérsele duro, pero sabía que todavía pasaría un tiempo antes de que estuviera lo suficientemente duro como para follársela. No, pensó para sí, todavía hay que putearla un poco más antes de que ocurra lo que necesita.

Se dio la vuelta y volvió rápidamente al dormitorio y al vestidor. Escuchó que le gritaba que volviera, pero con los auriculares todavía puestos no tenía idea de donde estaba o que estaba haciendo. Abrió el cajón central del vestidor y encontró el otro paquete que había escondido allí. Volvió a la sala de estar y de allí a donde estaba Georgetta atada y abrió la caja, sacando un segundo vibrador. Este era un vibrador de color púrpura más pequeño y más delgado, de cinco pulgadas (unos 7,5 cm). Había sido el primero que compró y que había intentado usar, hasta que había encontrado el modelo "el mejor vibrador martirizador". Ahora se le ocurría un uso para él.

Bajó la mano y le quitó a Georgetta el modelo martirizador, más grande, sacándolo lentamente por su húmeda abertura. Luego, activando el púrpura, a la velocidad baja, tocó con la punta su húmedo coño, moviéndolo de lado a lado y aplicándolo lentamente a su abertura.


Georgetta sintió como retiraba el vibrador y luego la punta trabajar arriba y abajo por su abertura. Sintió como lo apretaba contra los labios vaginales y luego empezaba de nuevo a trabajar en su interior. "Te quiero dentro de mí," dijo en dirección a él, volviendo ligeramente la cabeza. Un solo de guitarra de volumen particularmente elevado sonaba en sus oídos, de manera que sí él contestó ella no le oyó. Sintió que el vibrador se apretaba a fondo en su interior y que luego se retiraba. Notó que movía la punta hacia el clítoris y la dejaba allí, zumbando contra aquel punto tan sensible, y luego recorría hacia abajo la abertura y tocaba el agujero del culo. Podía notar lo muy húmeda que estaba, notar los jugos por las piernas y escurriéndose lentamente por los muslos. Luego sintió la punta del vibrador presionando en su agujero. Gimió cuando le metió el juguete como una pulgada (unos 2,5 cm) y luego lo sacó. Pasaron unos diez segundos y volvió a sentir el vibrador presionándole el coño. Lo estaba moviendo lentamente dentro de ella, y se agitó cuando siguió apretando hacia dentro, iba muy despacio y parecía como si el juguete siguiera, y siguiera, y siguiera, cada vez más profundamente en su interior.

También sintió que seguía presionando el ano. Podía notar los dedos recorriendo la abertura hasta el coño, recogiendo sus jugos y siguiendo por el culo hasta el ano, presionando suavemente la abertura anal. Todavía no estaba segura de que pensar de este nuevo truco, le sorprendía comprobar que el culo y su agujero podían ser también fuente de estimulación.

Chris sacó el vibrador púrpura del coño de Georgetta y lo reemplazó rápidamente con el vibrador Martirizador, volviendo a meter a fondo en su interior el juguete de mayor tamaño. Lo dejó ir hasta el final, enterrado hasta la empuñadura en el coño de Georgetta, y luego llevó el más pequeño a su culo. Estaba cubierto de sus jugos pero bañó el dedo índice de la mano libre en la humedad que le rodeaba el coño y luego lo apretó contra el ano. Para su sorpresa sintió como ella apretaba contra él, empujando hacia su dedo. Lo apretó dentro de ella y siguió aplicándole los jugos a la abertura. Mientras la lubrificación del coño hacía efecto en la apertura los músculos siguieron relajados, y él pudo aplicar el dedo más profundamente.

Puso la velocidad del vibrador púrpura al máximo y luego colocó la punta del vibrador contra el ano, y con un pequeño empujón, la enterró a unas cuatro pulgadas (unos 10 cm) de profundidad dentro del culo.


Georgetta se puso tensa cuando sintió que la suavidad del dedo que tenía en su interior era reemplazada por la mayor dureza del vibrador. Sabía que tenía el vibrador dentro del coño, así que ¿qué era lo que tenía dentro del culo? Se dio cuenta de que también zumbaba, ¿otro vibrador? Se preguntó.

"Chris, Chris, ¿qué me estás haciendo?" dijo.

Sintió sus manos todavía en los muslos, y luego el suave tacto de una tela. Sintió que la tela le presionaba contra la espalda y luego las manos entre la parte delantera de los muslos y la mesa, mientras apretaba también la tela por la parte delantera, y luego se dio cuenta de que estaba volviéndole a colocar las bragas. Sintió la presión del tejido en el interior de sus dos aperturas, cuando la tensa tela empujó los dos vibradores más dentro de ella. Intentó pedirle que se los quitara pero se dio cuenta de que ya estaba gimiendo. Mucho. Y muy alto.

Chris se irguió y miró la parte trasera de su amante, ahora con bragas. La tela blanca estaba ahora salida hacia fuera por el extremo final del vibrador más pequeño, sobresaliendo ligeramente del culo, pero las bragas parecían sujetar los dos juguetes sexuales en su interior.

Se dirigió al dormitorio, dejando a Georgetta retorciéndose con las atenciones de los dos vibradores zumbones, y recogió sus calzones. Se los subió hasta la cintura y luego volvió a la sala de estar. La mesa oscilaba con los movimientos de ella, mientras caminaba a su encuentro y luego la rodeaba hacia la cocina. Se sirvió un vaso de agua y la bebió, observando los continuos movimientos de su novia. Había puesto el vibrador martirizador en su opción más baja, y sin seleccionar la activación/desactivación, de manera que estaba consiguiendo un cepillado continuo por parte del juguete mayor. El vibrador púrpura solo tenía las opciones apagado, bajo y alto, pero había elegido la alta para ver los efectos de esta estimulación en el culo. Gemía continuamente y se restregaba contra el borde de la mesa como lo había hecho cuando la había encontrado por primera vez, por la mañana temprano.

Notó que las bragas se le habían deslizado ligeramente de las caderas, así que se adelantó y se las reajustó, empujando de paso el vibrador del culo un poco más para adentro. Escuchó un nítido "cabrón" entre los gemidos que emitía. Dejó el vaso de agua y tomó una taza de café, sirviéndose hasta la mitad. Tomó una parte de los periódicos de la pila y se concentró en un artículo deportivo durante varios minutos.

Finalmente tiró el periódico sobre la encimera, después de leer el mismo párrafo cinco veces sin haber conseguido entender lo que el autor acababa de describir. Con un empalme total, recuperado ahora e incapaz de resistir a la tentación de su novia indefensa, dejó la taza de café y echó a andar, arrodillándose delante de la mesa donde le colgaba la cabeza. Un pequeño chorro de baba se le había escapado de la boca, de modo que se la limpió con suavidad de la comisura de los labios. Al sentir su tacto levantó la cabeza y él avanzó los labios y la besó. Tras un segundo ella le besó a su vez, y luego sintió su lengua sobre la suya mientras abrían las bocas. Las lenguas y los labios giraron y avanzaron adelante y atrás, antes de que ella rompiera el beso con un repentino chillido.

Alzó las manos hasta sus oídos y le quitó los auriculares. Los dejó sobre la mesa, cerca de ella.

"¿Quieres que te los pare?" le preguntó.

"¡¡Sí!! Dijo. "No, espera, ¡¡falta tan poco!! ¡¡No!! ¡Sí! ¡¡Aaaarrrggg, estoy tan salida que no sé lo que quiero!!" le dijo entre gemidos. Se dio cuenta de que se agitaba y estaba a punto de tener otro orgasmo. Se levantó, tomó el control remoto y llevó al vibrador martirizador a su máxima velocidad.

Dejó el mando y se colocó tras ella. Le quitó otra vez las bragas con dos rápidos movimientos, y agarró los extremos de ambos vibradores uno con cada mano. Utilizando alternativamente embestidas hacia dentro y hacia fuera movió los vibradores en cada abertura, retirando uno mientras hundía el otro en su interior. Tras menos de diez de estos movimientos alternativos se corrió, agitándose y retorciéndose bajo él.

"Ah - ah -ah- ah -ah- ah -ah- ah -ah- ah -ah-aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh, ¡¡mierda, me estoy corriendo otra vez!!" gritó, elevando el nivel a cada grito. Embistió su interior con ambos vibradores y los mantuvo allí, dejando que los dedos de su mano izquierda le acariciaran las partes externas del coño mientras ella llegaba al clímax.

Mantuvo los juguetes allí durante un largo minuto, zumbando en su interior, mientras volvía a serenar la respiración y se relajaba. Ahora él estaba duro como una roca, y simplemente deseaba enterrarse dentro de ella, pero recordó que la había tomado por detrás la noche anterior. Miró sus aberturas gemelas, cada una rellena con un vibrador, y pensó de nuevo en su abertura anal. Estuvo tentado durante un momento, pero realmente no estaba seguro de lo que cada uno de ellos dos deseaba. No, él quería follársela, con fuerza y a fondo. Bueno, tendría que decidirse por tomarla por detrás una segunda vez. La vida es a veces una mala zorra, pensó para sí mismo.

Le sacó el vibrador de la vagina y lo apagó, tirándolo descuidadamente en el suelo. Chris usó su mano ahora libre para bajarse los calzones y deslizarlos por las piernas, quitándoselos del todo. Manteniendo todavía el vibrador en el culo se echó hacia delante y llevó la cabeza del pene contra la entrada del coño, restregándosela por la húmeda raja de arriba abajo. Aplicó todo el control que pudo reunir para no empujar en su interior y tomarla en aquel mismo momento. Cuando ella le sintió restregarse contra los labios del coño arqueó la espalda y tensó los músculos de las piernas, y casi tuvo éxito en empujarse por encima de su pene. Él movió las caderas ligeramente hacia atrás, y luego restregó solo la cabeza de su picha contra su humedad y a continuación se echó para atrás. Relajó los músculos, como si hubiera entendido que no iba a follársela en aquel momento, y se dejó caer de nuevo contra el borde de la mesa.

Inclinándose hacia delante de nuevo hozó en su abertura con la punta de la picha, metiéndose esta vez dentro de ella como una pulgada (unos 2,5 cm). Se agarró al borde de la mesa, junto al costado izquierdo de ella, con la mano libre, conteniéndose a la vez y también combatiendo la casi abrumadora necesidad de avanzar hacia adentro. Levantó la vista y comprobó que ella había levantado la cabeza y estaba mirando hacia él. Echando mano de toda su fuerza de voluntad se apartó de la mesa y se retiró de sus maravillosas profundidades.

Se echó ligeramente a un lado, pero dejó que la picha endurecida descansara contra el exterior de su pierna. Chris se echó por encima de Georgetta y le levantó la venda sobre la cabeza, desenredándola de los largos mechones de pelo oscuro. Volvió a mirarle, parpadeando ante las repentinas luces brillantes de la cocina. Le sonrió y dijo "Ahora, ¿quieres follarme, por favor?"

"¿Cómo podría resistirme si me lo pides tan dulcemente?" le replicó Chris colocándose detrás de ella. Alineó la picha con su entrada, se agarró a la mesa con la mano izquierda y llevó el pene hasta la entrada. "¿Lista, esclava?"


Georgetta todavía no podía creerse que estuviera siguiendo con todo esto. Había tomado la decisión de atarse a la mesa cuando todavía estaba salida debido a la sesión matinal masturbatoria en el baño. Ahora había tenido cuatro orgasmos más, y su cuerpo pedía a gritos más aún. Estaba más excitada que nunca, según lo que podía recordar, y estaba disfrutando de veras con todo esto. Por otra parte él había estado realmente cerca de joder el asunto con su forma de tratarla en los últimos minutos. Había superado el envite con el comentario sobre la "esclava". Había estado a punto de mandarlo a tomar por el culo cuando la llamó de esa manera.

Pero su cuerpo no le estaba dejando ser racional. En algún sitio, en la última hora, había perdido la batalla entre la sensualidad y el orgullo, y precisamente ahora realmente, realmente, REALMENTE, deseaba que se la follaran, y con FUERZA. Parecía que cada una de las células de placer de su cuerpo estuviera en pie y gritando y suplicando más sexo, y abrumando cualquier intento de razonamiento, cordura, o incluso indignación, que las otras células más inteligentes estaban reclamando. También estaba al acecho en el fondo de su mente la idea extremadamente placentera de lo que le haría a él cuando se volvieran las tornas. Archivó el comentario "Esclava" para usarlo más adelante, su aceptación de la utilización del uso de la palabra por parte de él suponía una cantidad seria de puntos que sabía que tendría que devolverle en cualquier otro momento.

De nuevo se dio cuenta de que realmente le gustaba el tema este del sado. Chris estaba haciendo todo el trabajo, y ella se estaba limitando a tener un orgasmo tras otro y tras otro. Sí, realmente ella había trabajado duro en la mamada que le había hecho antes, pero había aprendido hacía mucho que una buena mamada era un arma poderosa en la batalla de los sexos. Hoy Chris tenía el control, pero ella haría algo más que ganar este pequeño juego amoroso.

"¿Es esto lo que quieres, Esclava?" le preguntó. Sintió la punta de su picha hozando contra ella, y supo que ahora se la iba a follar. Un vibrador zumbando dentro del coño o del culo era una cosa pero... aquí viene... se preparó para su embestida y las sensaciones increíbles que provocaría su picha al meterse a fondo en el coño y al empujar y avanzar y...

Pero no lo hizo. La cabeza se limitó a quedarse allí, tocándole los labios del coño y hozándola suavemente, pero no avanzó más adentro. La estaba martirizando aún más, y le odió y le adoró, a la vez, por ello. Pero le deseaba y le necesitaba dentro de ella. Podía sentir que se estaba preparando otro orgasmo, si era posible, y sabía que sentirle dentro de ella sería precisamente lo que la haría ir más allá del borde de nuevo. Enseguida se le ocurrió la idea.

"Por favor, Amo. Fóllame. Por favor fóllate a tu esclava ahora. ¡Lo necesito tanto!" le gritó. Cada una de sus células feministas y sus genes y sus tendencias le gritaron indignadas, pero sus voces combinadas se vieron empequeñecidas por las restantes células de su cuerpo que estaban pidiendo a gritos su picha. Ignoró los pensamientos políticamente correctos y le suplicó con la voz más incitante y sumisa. "¡Fóllame amo, fóllame con fuerza!" 'Esto bastará,' pensó para sí.

Y bastó. Chris enterró la picha dentro de ella con una embestida fuerte y profunda, y sintió que la cabeza del pene le tocaba la cérvix.

"Eres una buena esclava," le dijo mientras terminaba la embestida.

Era maravilloso, pensó ella, tan increíblemente sorprendida y maravillada de que todo pudiera sentirse de una forma tan increíble. Le sintió salirse de ella y luego embestir de nuevo a fondo, y luego otra vez, y otra, cayendo en un ritmo constante y vigoroso. Sintió los huevos azotarle con fuerza la parte interna de los muslos, sintió su picha dura deslizarse dentro y fuera de ella, la sensación de sus muslos encontrándose con los de él mientras se la follaba. Cada envite hacia dentro también significaba que su bajo vientre empujaba el vibrador del culo dentro de la abertura anal, y descubrió que si flexionaba los músculos de las nalgas podía empujarlo hacia fuera justo antes de que su próxima embestida hacia dentro volviera a meterlo en su interior.

El vibrador del culo la había sorprendido al principio, pero ahora todo lo que podía pensar al respecto era lo bien que se sentía de tener algo llenándole sus dos aberturas. Su gran picha entraba y salía del coño y la sentía aún mejor de lo que había sentido al vibrador "martirizador". No vibraba, pero se la sentía maravillosamente en otros muchos sentidos.

Sintió que él subía las manos y tiraba bruscamente de la parte de abajo de la camisola, bajo el estómago. Flexionó ligeramente la espalda, levantando el estómago de la mesa. Él enrolló el tejido blanco hacia arriba, sobre sus pechos. Gritó cuando dejó que los dedos le rozaran los pezones, retorciéndolos y pellizcándolos mediante el enganche de las pinzas.

Gritó, como herida de muerte, cuando le soltó repentinamente las pinzas de los dos pechos a la vez, y la sangre retornó de los pechos a los pezones. "¡¡¡Oh dios mío, oh dios mío, oh DIOS mío puñetero, eso sienta como una putada DIIIIIOOOOOSSS!!! Le chilló. Se estaba corriendo de nuevo. "¡¡¡Me estoy corriendo como una maldita alma que lleva el diablo, como una locomotora desbocada, quita esa mierda de en medio porque me está reventando, cariño!!!" Sintió que la mano le tapaba la boca, y se dio cuenta de que estaba chillando a todo lo que daban sus pulmones, y que los vecinos vendrían y echarían abajo la puerta y se la encontrarían atada en la parte de arriba de la mesa, follando y corriéndose y corriéndose y empapando la mesa de la cocina con sus jugos y encantándole, y sin ningún puto cuidado e intentando gritar a través de su mano y "Oh dios mío, oh dios mío, ¡¡ohhhhhhhhhhhhhh!!"

Luego él se salió de dentro de ella y se colocó delante. Su mano le apretaba la boca pero se había salido del todo de ella y ni siquiera la tocaba en ningún sitio. Intentó decirle que volviera a ponérsela, pero no salió nada más que "pponl ootrr" más allá de su mano.

"No grites," le dijo al oído, "¡o no habrá polvo!" siguió. Realmente deseaba gritar. Le quitó la mano de la boca.

"¡Cabrón, tú eres el que me hace chillar!" le dijo, aunque con mucha más suavidad que con la que había estado chillando. Su cuerpo todavía tenía espasmos y deseaba su polla de vuelta dentro de ella.

Se estaba arrodillando justamente delante de ella, desnudo. Miró entre sus rodillas y vio la picha, dura, y firme, y con aspecto de ser muy, MUY grande. Podía ver la luz reflejarse en los jugos que la cubrían, los de ambos combinados, lo sabía. Si había pensado que alcanzaba las 7 pulgadas (unos 17,5 cm) cuando estaba excitado, entonces en este punto tenía que estar en un puto éxtasis completo, nunca había visto su picha tan grande y gorda como ahora. Durante un momento temió que pudiera rasgarle su coño sensible, pero luego se dio cuenta de que había estado dentro de ella antes de que sus gritos desinhibidos le hubieran hecho salirse. ¡Y quería aquel monstruoso paquete de vuelta a su interior ahora"

"Seré buena," le dijo, pestañeando para él e intentando ofrecerle una sonrisa sugerente. "Por favor, vuelve a ponérmela dentro, cariño," le pidió en tono suplicante. "Por favor," elevó el tono, pestañeando con suavidad otra vez en su honor...

"Eso está mejor," dijo, y volvió a la parte trasera de la mesa. Ella alzó la cabeza por encima de la mesa y le vio colocarse entre sus piernas, y luego le vio y sintió embestirla de nuevo. "Uuummmmffff," gimió, con mucha más suavidad, mientras avanzaba dentro de ella pulgada a pulgada. Se lo estaba haciendo lentamente, sujetándola por las caderas con las dos manos y empujando dentro de ella pulgada a pulgada de lenta agonía.

"Mucho... ummmmff... mejor ummff... oh, sí, cariño, más... Ummmmfff... eso es," consiguió decirle. Intentó mirarle mientras volvía a follársela pero las sensaciones eran demasiado y dejó de esforzarse y dejó colgar la cabeza, y cerró los ojos. Sintió que sus caderas se encontraban con las de él, y luego la presión adicional en el culo, cuando le presionó con el vibrador en el ano, y luego sintió que tocaba fondo dentro de ella, y luego se retiró y volvió al movimiento de bombeo. Sabía que ahora estaba emitiendo pequeños gemidos y sonidos tipo "ummmff", pero intentó mantener el volumen bajo.

Le encantaba cuando Chris se la follaba así, incluso aunque nunca se la habían follado estando atada. Al menos una vez a la semana ella y Chris hacían el amor al estilo perro, y le encantaba como su pene la llenaba y la hacía darse de sí cuando entraba de esa forma. Era consciente de que estando de pie era también ligeramente diferente, porque parecía estar tocando en puntos sensibles distintos de su interior. "Ummmff" volvió a gemir. Y la nueva sensación del vibrador zumbando dentro del culo suponía un elemento extra, ¡por si necesitara algo más!

Oyó que él empezaba a gemir, y abrió los ojos y giró la cabeza todo lo que pudo para ver que había cerrado los ojos y ahora estaba concentrándose en embestir y sacar la picha de su coño. Sintió que el ritmo se incrementaba, que las embestidas se hacían más bruscas. Su rostro empezaba a tener aquella bonita expresión de cuando se acercaba al clímax, y luego, con varios empellones rápidos y bruscos sintió que se corría en su interior. Pensó o imaginó que podía notar los chorros pulsantes de semen cuando salían de su pene hacia sus profundidades. Él siguió bombeando en su interior, embestida tras embestida, reduciendo el ritmo de los rápidos ataques hasta un lento y mantenido metesaca antes de pararse, todavía en su interior.

Sintió como se inclinaba hacia delante sobre su espalda, y luego le besaba la parte superior de la cabeza. Bajó por la cabeza besándola levemente hasta la oreja izquierda, y luego hasta los hombros y la mitad de la espalda, susurrando "uau" a través de sus guedejas.

"Umm-mmm, adorable," estuvo de acuerdo. "Fue increíble," le dijo. Intentó volver la cabeza para encontrarse sus labios, pero no pudo hacer lo bastante para encontrarle. En lugar de ello él la besó en las orejas y las mejillas. Ella le dio un apretón en la polla con los músculos de la vagina, mientras se reía.

"¡Eh, alto!" le dijo al oído. "¡Me vas a echar fuera y vamos a organizar un desastre tremendo!"

"Odio decírtelo, Romeo, pero ya he tenido todo tipo de porquerías goteándome por le piernas," le dijo, riéndose aún más. Sintió que se enderezaba y se movía tras ella, probablemente tratando de verle las piernas a un lado y al otro de su conexión pene-coño.

"Supongo que tienes razón," su voz vino de algún lugar detrás de ella, "¡pero vive dios que valió la pena!" Sintió que le colocaba momentáneamente las manos en el trasero y luego le notó salirse de ella. Segundos más tarde notó un suave pañuelo de papel apretado contra ella, aplicado ligeramente alrededor de los labios de su coño. Notó que agarraba el vibrador de su culo y lo sacaba lentamente. Sintió que salía fácilmente de su ano, y luego sintió su mano apretando el pañuelo también allí. Le limpió lentamente toda la espalda y las partes altas de los muslos, bajando hasta la parte superior de las medias.

"¡Mi héroe!" le dijo con una carcajada.

"Silencio, esclava," le replicó, y sintió una palmada en el trasero.

"Eh, basta ya con lo de 'esclava'," le dijo.

"¿Tendré que recordarte que todavía estás atada a esta mesa, y completamente en mi poder?" replicó Chris. Notó que sus dedos le apretaban el coño y el culo luego se metían dentro para recalcar sus palabras.

Georgetta pensó en ello durante un minuto. Decidió que la compensación por esto iba a ser tremendamente divertida, una vez que consiguiera invertir la situación. Mientras tanto, seguía atada a la mesa y realmente necesitaba librarse de las ataduras. Ahora que Chris había dejado de follársela y que el vibrador, perdón, los vibradores, ya no zumbaban en su interior, empezaba a sentir cierto dolor en los músculos por estar en la misma posición durante tanto tiempo. También los pechos estaban levemente doloridos a causa de las pinzas de los pezones.

"Muy bien, Amo. Pero la espalda de tu esclava empieza a dolerle y solicita que la sueltes de esta posición," le dijo. Vamos a dejar que piense que ella es una sumisa, por ahora, pensó. La próxima vez que se duerma, ¡uau! ¡Ya veremos entonces quien va a estar atado e indefenso!

Chris quitó los dedos de su interior y rodeó la mesa hasta ponerse ante ella. Se arrodilló delante de ella y le colocó una mano bajo la barbilla, levantándole la cara hasta la suya. Se besaron, enredándose lenguas y labios durante varios largos minutos hasta que ella deshizo el beso y agitó las muñecas delante de él, haciendo resonar las cadenas de las esposas.

"Las llaves están en la cadena que me rodea la cintura," le dijo.

Chris se irguió delante de ella y se dirigió al lateral de la mesa. Ella se dio cuenta de que se había vuelto a poner los calzones. Luego sintió sus manos en la piel cercana a la cintura, deslizando la cadena alrededor de ella para encontrar el cierre. A continuación contrajo los músculos del estómago y sintió el tirón de la cadena contra la piel cuando tiró de ella rodeando la cintura, buscando las llaves. Luego rodeó la mesa, deteniéndose para dejar la cadena dorada sobre la encimera de la cocina. Se inclinó y utilizó la llave maestra de los candados de la cadena para soltar el enganche de la cadena sujeta al collar del cuello con la cadena de abajo, entre las patas de la mesa.

Inclinándose hacia abajo hasta su oído susurró "Voy a soltarte de esta postura, pero quiero que cooperes completamente mientras lo hago. Si no es así puede que tenga que ir precisamente a la tintorería y a algunos otros recados antes de que pueda soltarte... y ciertamente volveré a colocar unas cuantas cosas antes de salir." Se miraron a los ojos y los dos sabían exactamente a que 'cosas' se estaba refiriendo.

Aunque sonreía mientras decía esto, y Georgetta le sonreía a su vez, asintiendo, y le dio un rápido beso en la mejilla antes de que se agachara.

Chris giró las llaves y soltó la esposa que sujetaba los grilletes de las muñecas a la cadena que unía las patas de la mesa, pero le dejó los brazos colgando sobre el borde de la mesa todavía unidos por las muñecas. Rodeando a grandes zancadas la mesa se agachó y desenganchó las cadenas desde los tobillos a las patas de la mesa, dejándole las piernas todavía sujetas a la barra separadora.

Se colocó tras ella, presionando cuidadosamente el bulto de sus calzones contra su culo, y movió con cuidado los dedos y las manos por debajo de sus brazos. Agarrándola con cuidado por debajo de los brazos, la levantó hacia atrás y hacia arriba, poniéndola derecha y tirando de su espalda hacia él. Dejó caer las manos, rodeándole la cintura y la estabilizó mientras se tambaleaba inestable sobre los zapatos de tacón alto y luchaba para recuperar el equilibrio. Se dio cuenta de que tenía las manos todavía enganchadas juntas, unidas por las muñecas por una de las esposas cerrada.

Sintió que los brazos de Chris la rodeaban, sujetándola, y luego la sensación de sus besos en el lateral del cuello y en los hombros. Su mano izquierda estaba en mitad de su espalda, dándole masaje en la piel y los músculos que empezaban a protestar por su situación forzada durante la última hora. Sintió que la otra mano se aplicaba lentamente desde la espalda hasta el estómago, y luego subía para acariciarle suavemente la parte de abajo de los pechos.

Sintió la ternura de sus pechos, e hizo una mueca de dolor cuando sus dedos le acariciaron suavemente el pezón izquierdo. Pasaría un tiempo antes de que pudiera volver a ponerse aquellas pinzas para pezones en los pechos y que se atara boca abajo sobre una mesa, de eso estaba segura. Luego la asaltó la hilaridad de semejante pensamiento y empezó a reírse. Se dio cuenta de que estaba volviendo a considerar la idea de atarse de nuevo.

"¿Qué es lo que te hace tanta gracia, amor?" le preguntó Chris.

"¿Te das cuenta de que todo es culpa tuya?" le dijo. "¿Qué es lo que me has hecho?" le preguntó volviendo a levantar la vista hacia él.

"¿Qué te he hecho? ¿Yo?" le preguntó, mezclando confusión y negativa. Dio la vuelta para colocarse junto a ella y luego se inclinó contra la mesa, delante de ella. Mantuvo las manos en su cintura para estabilizarla.

"Bien, ¿te das cuenta de que me he atado yo misma para ti, esta mañana, verdad  querido?"

"Sí, lo había notado," replicó.

"¿Te sorprendí?"

"Sinceramente, me quedé completamente alucinado con lo que habías hecho," le dijo.

"Y te gustó, ¿verdad? Sé que te excitó, lo noté," dijo, riéndose de la última frase.

"Sí, me excité muchísimo con lo que hiciste esta mañana."

"Bien, para total sorpresa mía, eso hice," dijo. "Si me hubieras dicho la última noche que antes de que terminara el fin de semana me pondría pinzas para pezones en los pechos, me masturbaría con un vibrador, y te haría la 'garganta profunda' después de atarme a mí misma encima de la mesa de la cocina, te hubiera dejado plantado. Habría estado completamente convencida de que eras uno de esos lunáticos del sexo zumbados por lo que leen en los periódicos. Y resulta que precisamente ahora mismo ¡estoy pensando en hacerlo OTRA VEZ!"

"Bien, um... esto... bien, espera, ¿acabas de decir 'otra vez'?" Tragó saliva como si estuviera digiriendo sus palabras.

Georgetta se apretó contra su pecho y levantó la vista hacia él. "Amor mío, no tienes ni idea de lo excitada y salida que estoy en este preciso momento. En todo lo que puedo pensar es en tomarte bien a fondo en mi boca y garganta."

Hizo una pausa de unos segundos y recolectó el resto de sus pensamientos. "No tienes ni idea de lo increíble que fue tenerte tan a fondo dentro de mi boca y luego en mi coño. ¡¡Incluso en mi culo!! DIOS son tantas las sensaciones que puedo sentir vívidamente ahora mismo."

Levantó las manos al pecho de él, apretando con fuerza los dedos contra la piel y el vello de su pecho, con la mitad de las esposas suelta, colgando de sus manos. Tomó los laterales de su barbilla y rostro con las manos y tiró hacia ella, encontrando sus labios en un beso feroz.

Deshizo el beso y le miró directamente a los ojos. "Acaba de desatarme para que podamos volver a la cama y ¡follar un poco más!" le dijo. Prácticamente saltó para recoger las llaves de la mesa. Se hizo cargo de lo veraces que debían ser sus palabras, mientras se agachaba para soltarle de los tobillos la barra separadora. Ella había llevado voluntariamente su relación sexual mucho más allá del punto en el que había estado en todo el tiempo de sus dos años de relación. ¡Y todavía buscaba más!

Soltó los enganches de la barra separadora pero dejó los grilletes sujetos a los tobillos, de alguna forma no pensaba que hubieran terminado con ellos todavía. Se levantó y agarró la esposa que le mantenía juntas las muñecas y la soltó. Dejó los grilletes en las muñecas.

Estaba tan increíblemente hermosa allí de pie, esperándole. Todavía tenía la camisola blanca enrollada por encima de los pechos, aunque mientras la observaba levantó las manos y la desenrolló cubriéndose los pechos, bajándola hasta justo encima del ombligo. "Naughty Angel (Ángel travieso)" estaba escrito en letras rojas estiradas, cruzándole los pechos, no había podido leerlo desde atrás cuando se la había levantado para quitarle las pinzas de los pechos.

Las piernas estaban todavía enfundadas en las medias blancas, aunque uno de los ligueros del cinturón blanco que le rodeaba la cintura se había soltado. Se arrodilló y se lo volvió a enganchar, y luego dio un paso atrás y se levantó. Alrededor del cuello, las muñecas y los tobillos todavía había bandas de cuero, y se erguía sobre los zapatos blancos de tacón de cuatro pulgadas (10 cm), viendo como la miraba. Su pelo oscuro estaba ligeramente desordenado, y las coletas ya no estaban rectas, pero eso solo hacía que resultara más atractiva. Hizo para él una rápida pirueta, encantada con la atención con que le miraba. Sabía lo hermosa que era, sabía que él pensaba que era hermosa, y le encantaba especialmente exhibirse para él.

Bajó las manos y la levantó por encima de la mesa, colocándola justo en el borde. Se colocó entre sus piernas y le restregó cada uno de los brazos de arriba abajo varias veces. Tenía la sensación de ligeras punzadas como de agujas y alfileres en los dos brazos, y sintió que la sensación de entumecimiento desaparecía lentamente mientras él la restregaba. Le pasó los brazos alrededor del estómago y las caderas y le atrajo hacia sí en un abrazo. Él le pasó las manos por debajo de la barbilla y le levantó la cara, dejando caer los labios sobre los suyos en un beso largo, exquisito y maravilloso. Ella dejó caer las manos a su trasero y le estrujo las nalgas. Él se rió entre dientes en medio del beso.

Chris deslizó lentamente los dedos por la parte exterior de los muslos hacia arriba, por encima de las caderas, y por los costados del estómago hasta los laterales de los pechos. Le sintió aplicar los dedos por debajo de los lados de la camisola, levantando la tela por encima del borde de los pechos. Levantó los brazos para permitirle levantarla y quitársela. Se inclinó para besar suavemente y mordisquear el pezón derecho, y ella se agitó levemente ante la sensación de la boca en su pecho.

Se inclinó ligeramente hacia atrás y le dejó lamerle y besarle los pezones, pero cuando utilizó las manos para juntarle los pechos y tomar ambos pezones en la boca tuvo que empujarle hacia atrás porque sus torturados pezones no podían soportar la atención. "Ahora mismo es demasiado, ¡están tan sensibles!" dijo ante su expresión molesta.

"¿Por qué no volvemos a la cama?" le preguntó ella. Levantó las manos y le agarró por los hombros y le atrajo hacia ella. Se acercó de buena gana. Le rodeó con los brazos por los hombros y sus piernas le rodearon las caderas. Sintió la presión de su pene inactivo contra su montículo a través del tejido del calzón.

"Colócame las manos debajo del culo, levántame, y llévame al dormitorio," le dijo. Luego se le ocurrió otra idea. "Esclavo," añadió rápidamente. "Al dormitorio, Esclavo," le dijo en lo que pensó que era un tono conminatorio. Enganchó las piernas alrededor de sus caderas y le empujó el pecho hacia el suyo.

Le contestó con una sonrisa, y supo que había aceptado el cambio de mando en este fin de semana. "Sí Ama," le dijo. Sintió como bajaba las manos y se las deslizaba por debajo de las piernas, sintió que sus manos le agarraban con delicadeza el culo y luego la levantó. A continuación la llevó a la cocina y la introdujo en el dormitorio.


Continúa en el Capítulo 12: ¿¿Quién manda ahora??, que se publicará en algún momento en los próximos días.

(Lo mejor de esto es la lentitud en la elaboración, ¡¡no puedo daros el final inmediatamente!!)