Géminis 5

Toda historia tiene su final.

Géminis 5

Noelia fue alcanzada en la espalda, perdió el conocimiento. En ese momento no me puse a pensar y reaccioné, cogí el coche de los hombres de mi padre y me dirigí al hospital que había en la ciudad.

Cuando llegue grite que necesitábamos un médico, la pusieron en una camilla y la llevaron deprisa al quirófano. Lo primero que hice es llamar a mi madre y hermana para comunicarles lo que había pasado, después llame a la policía.

Mi madre y hermanas no tardaron en llegar, estaban muy preocupadas. Las tres me abrazaron y no pude contener las lágrimas, esto ya había rebasado el vaso y no tendría piedad ni remordimientos. La policía llegó y me indicaron que tenía que ir con ellos, mi madre y hermanas se quedarían en el hospital y me avisaría con cualquier novedad.

Los lleve a donde estaban los cadáveres de los hombres que nos atacaron, fui esposado para ser interrogado, llame a Peter y este me envió a todos los abogados que teníamos en nómina. Cuando estos llegaron, demostraron que tenía una especie de inmunidad diplomática con todos los países que tenían un contrato con la isla de la reina muerte.

Eso no impidió para que les entregara todos los dosieres con la información pertinente sobre mi padre, hermano y sus hombres, algunos policías me dijeron que esperaban que mi novia se pusiera bien. Yo se lo agradecí, pero dentro de mi sabia que esa herida se había producido en muy mal sitio.

Volví al hospital donde mi madre y hermanas estaban esperando noticias, fue una operación muy larga. No podía evitar sentir que la perdería para siempre, después de horas y una infinidad de cafés un médico vino a darnos noticias. Noelia estaba fuera de peligro, pero ahí acababan las buenas noticias.

Su columna quedó muy dañada y sería muy difícil que volviera a andar, ese fue un mazazo para todos. Mis hermanas tuvieron que sentarse, las lágrimas recorrían el rostro de todos. Yo apreté tan fuerte mis puños que todos los huesos de la mano crujieron, ese hecho hizo que incluso en médico diera varios, pasaos atrás.

• ¿Doctor podemos verla?

• Si, pero primero tiene que pasar una psicóloga, la noticia será muy dura para ella.

• ¿Podría acompañarlos cuando se lo cuenten?

• ¿Está seguro?. No será nada agradable.

• Me hago cargo, pero quiero que me tenga a su lado en un momento tan duro.

El doctor dio su consentimiento y nos dirigimos a la habitación de Noelia, ya estaba despierta y sonrió cuando me vio, yo intente sonreír, pero no me salía. Los médicos intentaron decírselo con el mayor tacto posible, pero de todas formas el palo fue tremendo.

Noelia se puso histérica y nos pidió entre gritos que la dejáramos sola, yo no me moví, me insulto, maldijo el haberme conocido, yo no moví ni una pestaña. Me quedaría a su lado y soportaría todos sus insultos y reproches, si con eso podía desahogarse de la peor noticia que lo podían haber dado.

• ¡Vete Saga, no te lo volveré a repetir!

• No me iré Noelia.

• ¡Porque te vas a quedar al lado de una mujer rota!

• Porque te amo Noelia.

• ¿Lo haces por pena verdad?

• No siento pena por ti, siento un amor inmenso.

• Eso lo dices ahora, que pasara cuando quieras cogerme de la mano, o bailar, siempre tendrás que empujar mi silla y atenderme. No quiero esa vida para ti.

De sus ojos salían lágrimas, miraba a la ventana, si hubiera podido seguro que se habría lanzado al vacío. Me acerque a ella y la abrace, al principio intento rechazar el abrazo, pero al final me agarro con fuerza y lloro, apoyada en mi pecho. Sus llantos se escucharon en todo el hospital.

Mi madre y hermanas esperaron fuera, entraron cuando Noelia se había calmado un poco, las tres se acercaron a ella y la abrazaron. Al poco rato entro la psicóloga y nos pidió que saliéramos de la habitación.

• Estas muy enfadado hermano, no hagas una locura.

• De momento no tengo intención de hacer nada hasta que Noelia se encuentre mejor.

• ¿Y después?

• Lo siento mama, pero vas a perder a tu marido y tu hijo, si decides no hablarme más lo entenderé.

Mi madre no dijo nada, sabía que tenía motivos suficientes para hacer lo que iba a hacer, pero aunque su marido le daba igual, Philippo era su hijo y le dolía lo que iba a pasar. La psicóloga estuvo mucho rato hablando con Noelia, al entrar otra vez en su habitación parecía más calmada.

La psicóloga nos dijo que convendría pasar las noches con ella, para que no se sintiera sola. La primera la pasaría yo, después de hablarlo con mi madre y hermanas hicimos un calendario de turnos para que Noelia no pasara las noches sola.

Noelia me pidió el móvil para hablar con sus padres, hablar con ellos le vino bien. Vivan en un pueblo, yo me comprometí a traerlos y si querían se podían quedar en casa el tiempo que fuera necesario.

Cuando llegue a la dirección que Noelia me había dado, los dos me esperaban en el portal. Su mirada era muy fría hacia mí, seguro que pensaban que era mi hermano.

• ¡Estarás orgulloso, ya has conseguido destruir a mi hija!- decía el padre.

• Se está confundiendo.

• ¡No lo hago!, le desfiguraste la cara y ahora la has dejado postrada en una silla de ruedas para siempre.

• Me confunde con mi hermano Philippo, mi nombre es Saga.

Saque mi DNI para que vieran que decía la verdad, los padres de Noelia bajaron la vista avergonzada. Yo le quité hierro al asunto y les dije que no se preocuparan, en su lugar hubiera hecho lo mismo.

Llegamos al hospital, los padres de Noelia se encontraban hechos un flan. Cuando llegamos a la habitación.

• ¿Saga como esta nuestra hija?

• A sido un golpe duro, necesitara la ayuda de todos y la vuestra sobre todo.

• Gracias por cuidar de ella.

• Más bien ella ha cuidado de mí.

Les puse las manos sobre sus hombros para darles ánimos y entraron en la habitación, el rostro triste y falto de esperanza de Noelia se iluminó cuando vio a sus padres allí. Les dejamos a los tres solos, tenían mucho de que hablar.

Como tendríamos que pasar mucho tiempo en el hospital, alquile un piso cerca de él. De esa forma podríamos descansar, ahora venía lo duro, Noelia tenía que curarse física y mentalmente y estaría a si lado en cada paso que diera. Aunque eso deteriorara mi salud.

Noelia estaba muy deprimida y al principio se negaba a la rehabilitación, alegaba que para que esforzarse si no iba a valer para nada. Conseguí convencerla, solía ir con ella, la rehabilitación fue dolorosa. Con los ánimos que le dábamos todos y el apoyo incondicional de sus padres, empezó a esforzarse cada día más.

La sentaba en una silla de ruedas y me los solía llevar a la calle los días que hacia bueno, un día le lleve a un mirador donde se podía ver el mar. A Noelia se le saltaron las lágrimas y me miro.

• Gracias por no abandonarme.

• Por eso no tienes que darme las gracias, ¿eres mi faro recuerdas?

• ¡Soy un faro estropeado!

• Eres el faro más hermoso de este planeta.

• No puedo encadenarte a mi Saga, ¡tienes que vivir!

• Y lo are, a tu lado, ¡remaremos juntos como un puto equipo de remo!

Esa última frase le hizo gracia a Noelia que miraba al mar con una sonrisa en el rostro, hacia fresco y le eche mi chaqueta por los hombros. Noelia puso su mano sobre la mía y me dijo.

• Te quiero mucho Saga.

• Yo también te quiero mucho Noelia.

Cuando volvimos al hospital, esa noche la pasarían sus padres con ella, estar juntos le vino muy bien a esta familia, mi hermano y padre les hicieron mucho daño. Como cada noche que no me tocaba pasarla en el hospital, me iba a una pista de hielo para aprender a patinar. Sara y Helen venían conmigo para enseñarme a hacerlo.

• ¿Para qué quieres aprender a patinar hermano?

• Noelia me dijo que jamás podría volver a bailar con nadie, yo le demostraré que eso no es así.

A Noelia le dieron el alta, todas las mañanas tenía que ir a rehabilitación. Yo le acompañaba y por las noches aprendía a patinar. Sabía cuanto le gustaba bailar a Noelia, muchas mañanas le pillaba bailando creyendo que me encontraba en la ducha.

Los hombres de mi padre le habían robado eso, mi idea era bailar sobre el hielo. Había visto en las olimpiadas a patinadores/as hacer virguerías, allí podríamos bailar todo lo que ella quisiera.

La rehabilitación fue muy dura, Noelia empezó con toda la moral del mundo, pero según pasaban los días fue perdiendo esa moral y la frustración creció más y más dentro de ella.

Tenía que recorrer una distancia agarrándose a dos barandillas de madera que se situaban a cada costado.

Al principio no conseguía ni ponerse de pies, siempre trato a los fisioterapeutas con mucho respeto y cariño. Ellos le ayudaban en todo lo que podían, pero yo veía mucha tristeza y dolor en sus ojos.

Mañana tras mañana, Noelia hacia esfuerzos sobre humanos y esos esfuerzos empezaron a dar sus frutos, una de las mañanas consiguió dar cuatro pasos seguidos. No parece mucho, pero para ella sí que lo fue. La fisioterapeuta le dijo que cada día tenía que dar un paso más.

Al final de la rehabilitación tenía que caminar todo el recorrido, la evolución de Noelia era positivo, no puedo expresar con palabras lo orgulloso que estaba de ella. Terminaba las sesiones agotadas, una de las veces cuando salimos de la rehabilitación me dijo.

• No sé si lo conseguiré Saga.

• ¿Por qué piensas eso Noelia?, progresas muy bien.

• ¡Estoy muerta de cintura para abajo!

• ¿Qué es lo que te aterra tanto Noelia?

• Que te canses de mí, soy un muñeco roto Saga y todos sabemos donde acaban los muñecos rotos.

• ¡Eso piensas de mi Noelia!, si piensas que te voy a dejar tirada, ¡estás muy equivocadas!

Me agaché para que pudiera ver lo seguro que estaba de mis palabras mirándome a los ojos, amaba con todo mi ser a esa mujer, ella era lo mejor que me había pasado en la vida. Acerque mis labios a los suyos y los bese, roce sus pechos con el brazo y me di cuenta lo excitada que estaba.

En dos días tenía consulta con la doctora, Noelia quería hacerle una pregunta que le daba mucha vergüenza. Apreté su mano para darle ánimos y fuerza, Noelia me miro trago saliva y se dispuso a preguntar.

• ¿Doctora podré volver a practicar sexo alguna vez?

• Claro que si Noelia, podrás practicar sexo y ser madre si lo deseas, lo único que las posturas serán más limitadas y tendréis que tener más cuidado.

Noelia empezó a llorar de alegría, su deseo siempre había sido tener un hijo cuando encontrara la persona adecuada. Esa noche le dije que se pusiera guapa, que la invitaba a cenar y después tenía una sorpresa para ella.

Noelia estuvo nerviosa todo el día, eligió un vestido que le quedaba realmente bien tenía un escotazo, su color era negro y realzaba su color de piel. Cuando estuvo preparada salimos da casa, mi madre mis hermanas y sus padres nos despidieron.

La llevé a un buen restaurante, estaba equipado para que se pudiera entrar y transitar con una silla de ruedas sin ningún problema. Al Principio Noelia lo paso muy mal, todos la miraban como si fuera un bicho raro. Me canse de la falta de educación de la gente, me levante y le di un beso en la boca delante de todos.

Cada uno se preocupó de lo suyo y nosotros pudimos cenar tranquilos, la sonrisa volvió al rostro de Noelia. Cuando terminamos de cenar la notaba triste, le pregunte que es lo que la ponía tan triste.

• No quiero que esta noche se acabe, ¿pero en este estado a donde vamos a ir?

• A bailar, ¿o creías que la noche había acabado?

• ¿A bailar?, no creo que nos dejen entrar en ningún local.

• Tú de eso no te preocupes, yo proveeré.

La volví a coger en brazos y la senté en le asiento del copiloto, arranque y nos dirigimos al polideportivo, había alquilado la pista de hielo durante unas horas. Cuando llegamos mis hermanas tenían todo listo, ellas serian nuestras DJs. Mama y mis suegros estaban al lado de mis hermanas, muy emocionados.

Me puse las botas de patinar y cogiendo la silla de ruedas nos metimos en la pista de hielo, la música empezó a sonar, Noelia puso sus manos sobre el reposabrazos de la silla. Yo empecé a patinar de espaldas, cogiendo las manos de Noelia empezamos a movernos al son de la música.

Ver la alegría en el rostro de Noelia hizo que todos los golpes recibidos para aprender a patinar hubieran valido la pena, lágrimas de felicidad empezaron a brotar por nuestros ojos. Me agaché para besarla, tropecé y me di una ostia del copón. Noelia se empezó a reír a mandíbula partida, yo en el suelo despatarrado también empecé a reírme.

Volví a levantarme, todavía nos quedaba un rato, bailamos hasta que termine con ampollas en los pies. Nunca unas heridas habían sido tan placenteras, cuando el tiempo se acabó mire a Noelia.

• ¿Te lo has pasado bien Noelia?

• Muchas gracias por esto Saga – con lágrimas en los ojos.

• Daría mi vida por ti mi pelirroja.

• Me has hecho muy feliz, ¿crees que podríamos repetirlo otro día?

• Las veces que quieras cariño.

La noche no acabo allí, al llegar a casa la llevé a nuestro dormitorio. La ayudé a desvestirse, tenía el cuerpo más hermoso que hubiera visto en toda mi vida. Me empecé a desnudar, Noelia estaba muy excitada. Me senté en la cama y la cogí para sentarla sobre mis piernas.

Fui introduciendo mi polla en su encharcado coñito, ver la expresión de placer que ponía Noelia me hizo muy feliz. Esa era su noche y todo el placer seria para ella, mientras la penetraba con suaves penetraciones, lamía sus erectos pezones. Sus gemidos de placer se mezclaban con sus lágrimas de felicidad.

La abrazaba fuertemente contra mí, poso su cabeza en mi hombro, entre gemido y gemido me decía lo mucho que me amaba, al final alcanzamos el orgasmo a la vez. La cogí en brazos y nos metimos en la ducha, Noelia me cogía del cuello mientras yo la sujetaba de la cintura.

Nos duchamos entre besos cargados de amor y nos fuimos a dormir, en dos días tenía la última sesión de rehabilitación, tenía que estar fresca como una lechuga. Nos levantamos pronto, estaba muy nerviosa. Cuando llegamos y vio las dos barras se puso a temblar. Coloco su silla a un costado y haciendo fuerza se consiguió poner de pies, todo su cuerpo temblaba.

No conseguía dar ni un paso, mire a la chica de rehabilitación y me moví hasta colocarme al final de las dos barras.

• Sabes Noelia tengo algo para ti, pero tendrás que venir hasta aquí para que pueda dártelo.

Noelia dejó de temblar, apretó los dientes y se puso a dar un paso y después otro. Mis hermanas, mi madre y mis suegros la animaban. Yo lloré de la emoción, estaba ante una de las mujeres más fuertes que hubiera visto en mi vida y tenía la gran suerte de que era mi pareja.

Llego vaya si llego, lo primero que hizo fue abrazarse a mí, estaba agotada del esfuerzo realizado, se le veía muy satisfecha. Entonces me pregunto cuál era el premio, la bese con toda la pasión de todo mi cuerpo. Volvimos a casa y comimos la comida que mi madre y mi suegra habían preparado con todo el amor del mundo.

Cuando terminamos de comer mientras fregaba, me llego un mensaje al móvil.

“Saga te esperamos en estas coordenadas, ven solo”

Era un mensaje de mi padre, era una trampa por supuesto. Llame a Peter y le dije lo del mensaje y si podían tenerlo todo listo antes de que yo llegara.

• Claro Saga, la duda ofende, ¿sabes que es una trampa no?

• Sí.

• ¡No es muy arriesgado?

• No amigo, los mejores francotiradores del mundo guardan mis espaldas!

Me despedí de Peter y fui a hablar con mi familia, todos me miraban muy preocupados, sobre todo Noelia.

• Ha llegado la hora.

• ¿A dónde vas Saga? – pregunto Noelia.

• A acabar con esto, si no lo hago no seremos libres nunca.

• Ten mucho cuidado – mis hermanas Sara y Helen.

• Lo siento mama.

• No lo sientas hijo, tu padre es un demonio y ha envenenado a tu hermano hasta un punto sin retorno, aunque me va a doler muchísimo es mi hijo.

Mire a mi madre y en mi mirada le decía que si algún día tenía la necesidad de vengarse, no se lo impediría. Me despedí de todos, pero sobre todo de Noelia. Peter me esperaba a fuera, nos dirigimos a uno de nuestros barcos. Además del que iba yo salieron tres barcos más. Cuando llegamos a las coordenadas, Peter coloco los cuatro barcos de tal forma que yo estaría cubierto por los francotiradores en cada momento.

Llego la hora, me monté en una lancha y me dirigí al barco de mi padre. Al llegar me cachearon para cerciorarse de que no llevaba armas, uno de los gorilas me llevo ante mi padre y hermano. Estaba comiendo marisco, como si esto no fuera con ellos. Mi padre me dijo que me sentara, mi contestación fue que si me sentaba con ellos terminaría vomitando.

Eso no le gusto a mi hermano, este se levantó y empezó a insultarme y amenazarme con un cuchillo. Acabo con mi paciencia y de un rápido movimiento le quite el cuchillo y se lo clave en la mano que tenía apoyada sobre la mesa, después agarre su cabeza con fuerza y la estampe contra la mesa. Llenándola de la sangre, mi hermano no hacia más que gemir de dolor.

• Hijo suelta a tu hermano, estás solo y yo tengo hombres armados.

• ¿Crees en serio que he venido solo?

• Es un farol, lo sabemos los dos.

• Dile a uno de tus hombres que levante un brazo.

• ¿Para qué?

• ¡Tú hazlo!

Mi padre ordenó a uno de sus hombres que lo hiciera, de repente la mitad de su brazo estallo en mil pedazos. Los gritos de ese hombre se escuchaban en todas las direcciones, yo miré a mi padre y le dije.

• Los mejores francotiradores del mundo cubren mis espaldas.

Por primera vez vi dudas en mi padre, un sudor frió empezó a descender por su espalda, se dio cuenta de que ante nosotros su dinero y poder no le protegerían. Lleno de pánico ordeno que me atacaran, cogí el cuchillo que le había clavado en la mano a mi hermano y otro que estaba encima de la mesa.

Los hombres de mi padre que tenían armas de fuego fueron abatidos por mis francotiradores, los que no las tenían tuvieron la oportunidad de sobrevivir luchando contra mí, eran buenos tengo que admitirlo, me atacaron uno a uno, no les quedo más remedio. Fui a una zona del barco muy angosta, de esa forma solo podían hacerlo de uno en uno y de frente. Me dediqué a hacer cortes en sus cuerpos que los inutilizaban para luchar.

Por suerte solo fueron cuatro, no sé si hubiera podido con más. El primero me ataco con un arpón, me agache y lo clavo en la pared del barco, yo le corte los tendones de Aquiles y la muñeca. El segundo me ataco con un hacha, se lo detuve y utilizando su fuerza contra él se lo clavé en el estómago. El tercero no queriendo acercarse me lanzo un cuchillo, pero con poca convicción y fuerza, yo si se lo lance con fuerza clavándoselo en el cuello.

El cuarto decidió que su vida valía más que lo que le pagaban y decidió tirarse por la borda, volví al lado de mi hermano y padre. Mi hermano suplicaba piedad arrodillada en el suelo y llorando, mi padre le miraba lleno de vergüenza y de asco. Uno de los francotiradores le lanzo un dardo tranquilizante y lo dejo fuera de combate.

Mi padre no se iba a rendir sin luchar, se levantó y se dispuso a darme un puñetazo, le pare el golpe y empecé a estrujarle el brazo, le solté un puñetazo que lo dejo fuera de combate. Le clave una jeringuilla igual que a mi hermano y espere a que Peter y sus hombres llegaran al barco.

Los montamos en nuestro barco y pusimos rumbo a una fosa bastante profunda, a mi padre y hermano les pusimos unos trajes de buceo, capaces de aguantar la presión que ejerce el agua a mil metros de profundidad, les atamos las manos y pies y después atamos sus cuerpos a dos anclas.

Mi padre y hermano despertaron, viéndose metidos en esos trajes empezaron a gritar que les sacáramos.

• Bien, a mil metros bajo el agua la presión será de mil kilos por centímetro cuadrado, estos trajes están diseñados para aguantar esa presión durante un tiempo. Después empezaran a degradarse, la presión empezara a aplastarlo y con ello vuestros huesos.

• Será una muerte rápida – dijo mi padre.

• No, los modificamos para que se fueran degradando paulatinamente, para cuando muráis, primero se os habrán pulverizado todos los huesos del cuerpo.

• No puedes hacerme esto, soy tu padre.

• ¡Sonia también tenía una madre y Noelia padres y eso os importo muy poco!

• ¡Eso fue cosa de tu hermano!

• Ya, pero tú lo permitiste.

Di por zanjada la conversación y de una orden soltaron las anclas, arrastrastrando sus cuerpos hasta el fondo del mar, los trajes tenían unos tubos que les suministraría oxígeno de forma constante. Además que les inyectamos adrenalina para que no perdieran la consciencia.

No pusimos cámaras, pero si micrófonos, entonces una lancha llego y de ella subió una mujer al barco, era Maite la madre de Sonia.

• ¿Seguro que quieres presenciar esto Maite?, no va a ser nada agradable.

• ¡Perder a mi hija abrasada viva tampoco!

Le pasé un brazo por la espalda y la apreté contra mí, desde la muerte de Sonia esa mujer estaba destrozada y era una muerte viviente. Solo tenía la esperanza que ver sufrir a los hombres que hicieron eso a su hija la aliviara aunque solo fuera un poquito.

Mi padre y hermano tardaron horas en morir entre terribles sufrimientos, mientras cada hueso de su cuerpo se iba rompiendo.

No subimos sus cuerpos, se quedarían allí y serian pasto de los peces y las bacterias, nosotros volvimos a puerto y yo después de despedirme de Maite y que me diera las gracias por cumplir la promesa que le hice, volví al lado de mi familia.

EPILOGO

La noche que baile con Noelia e hicimos el amor, se quedó embarazada, a los nueve meses nació una preciosa niña como su madre. Cuando la tuve en mis brazos por primera vez, no podía dejar de sonreír como un bobalicón. El parto fue bien, Noelia era la mujer más feliz del mundo con su niña en brazos, le pusimos el nombre de Alba. El día que dio sus primeros pasos, Noelia nos sorprendiendo a todos levantándose de la silla y caminando durante un pequeño trecho de la mano de su hija.

Mi madre lo pasó mal, aunque sabía lo envenenado que estaba su hijo, no dejaba de serlo. Se fue de casa hasta que lo supero y podía volver a mi lado sin odiarme, coger en brazos a su nieta ayudo mucho.

Sara y Helen empezaron a trabajar en el hospital de la ciudad, sé que tienen sus novios y son felices, quieren mucho a su sobrina y me la malcrían que no veas.

A los padres de Noelia les compramos una casa cerca de la nuestra para qué estuvieran cerca de su hija y nieta, abrieron una tienda de comestibles y les va muy bien.

Y en cuanto a mí, monte una empresa de alarmas con mi amigo Peter y nos va muy bien, montamos buenas alarmas a gente que no puede permitírselas, me case con Noelia y soy muy feliz a su lado y al lado de nuestra hija.

FIN.