Gemidos en la escuela

La escuela de sumisas era un lugar perfecto para cualquier amante del buen bondage.

Os contare un poco sobre mi escuela de sumisas.La verdad, para mi era el autentico paraíso del bondage.

Era una gran nave, muy bien equipada, en el medio de la montaña, lejos de los centros urbanos, para una mayor discreción.

Las mujeres que teniamos en el centro eran adiestradas para que al finalizar el curso se comportaran como autenticas potras, y que aprendieran buenas practicas, como por ejemplo el montado, el enculado, que supieran succionar bien un sexo, etc…Cuando habian superado el curso, eran compradas por amos interesados en la adopción de una sumisa.Nuestro negocio de basaba en eso, en la venta de sumisas bien preparadas.

Los amos, de vez en cuando visitaban la escuela para seleccionar sus hembras preferidas y pedir la compra de alguna.

Los amos eran gente de un nivel socio-economico muy alto, por eso, podian mantener en la absoluta discreción la posesion absoluta de una hembra.

Las hembras dormian en las mazmorras del soterranio, en camaras de hierro forjado, por separado siempre.

Cuando llegaban potras nuevas, lo primero que debian pasar era el reconocimiento médico; se les mesuraba el peso, las medidas de cadera, cintura y pecho, y se apuntaban los datos en una tabla, con el nombre las cuales debian ser bautizadas.Los nombres se escogian al azar, de un listado concreto que el centro habia adjudicado.

Acto seguido, se les ponia su collar,de piel, bien ajustado, con varias hebillas dispuestas para ser enganchado desde varios angulos, y se les mandaba a la sala de preparación.

Ahí, las mujer era fijada a la camilla de pies, manos y cuello,y las auxiliares se encargaban de rasurar el pubis, y anillar cada pezon de la esclava con un pequeño aro de oro, y afeitarle la cabeza.

Las auxiliares era un equipo de 10 mujeres,encargadas de mantener tambien el buen estado de todas las hembras cada semana, es decir, repasado de pubis y afeitado de cabeza habitualmente.

Como atuendo, se les entregaba solamente unos zapatos de salon con tacon alto de charol negro, que se ponian, y nunca se iban a sacar.

Acto seguido, eran reservadas en sus pertinentes jaulas, unos días posteriores a su recuperacion, ya estarian listas para empezar el curso.

La alimentación era simple, pero básica, por la mañana se ponía un plato de leche con galletas en cada jaula, por el mediodía tocaba macarrones con salsa de tomate, y por la noche se les ponia un buen plato de carne cocica i picada.

Con esa alimentación, la mayoria ganaba unos 3 kilos de peso al cabo de una temporada, pero era aceptable para poder practicar bien con ellas la doma.

Tambien teníamos varias secciones, en concreto 3, la seccion de hembras en reposo, sin actividad, la seccion de hembras en actividad, las cuales eran expuestas a la tortura y su pertinente doma, y la seccion de hembras lactantes, las cuales eran encargadas de subministrar la leche que se les daba por las mañanas a toda la comunidad.

Seleccionabamos las hembras con las mamas mas desenvolupadas, aproximadamente 20, y con la ingesta diaria de varias hormonas, segregaban aproximadamente 1 litro y medio de leche al dia cada una.

Para extraerles la leche diaria, solamente era necesario una amplia colección de succionadores, los cuales se enganchaban el los dos pezones de estas, y subministraban la leche en un grande deposito, esa leche era subministrada en todos los platos de almuerzo diario de las chicas, y se la bebian con un deleite espectacular.

En cuanto a la doma, una de mis praticas favoritas era el abofeteo.Me encantaba, sobretodo porque se subministraba en grupo.

Teniamos unos grilletes de madera, con agujeros muy grandes, para poner las cinturas de las hembras, eran col.locadas 5 de ellas, y se cerraban con la otra mitad de la madera.Una vez fijadas ahí por la cintura, ellas nos mostraban sus culos y piernas derechas en una mitad, y por la otramitad, estaban sus medios cuerpos curvados , lado a lado, notando entre ellas lo que les esperaba.

El domador, con especialización en domaje, sabia perfectamente como aplicar los golpes para causar el daño controlado.Se vestia con traje de cuero, botas, y se ponia una capucha.

Luego, cogia el latigo de colas cortas y suaves para empezar.Acariciaba con su mano desnuda a cada culo, uno detrás de otro, y luego, en serie, aplicava 2 pequeños latigazos en cada culito.

Aun no se oia nungun gemido de dolor, ellas aguantaban.

Después de esa repetición 3 veces, el domador cojía un latigo de colas mas largas, y mas duras, y volvia a propinar 2 latigazos por culo, en serie.Era entonces cuando se podia perceber perfectamente los dos gemidos fuertes de cada hembra.

Entonces, el domador, cogia el latigo de cola larga de cuero, y empezaba el castigo, dando latigazos fuertes, uno en cada culo, luego acariciaba cada uno, y volvia a dar un latigazo por cada.Asi consecutivamente, hasta que los culitos quedaban rojos.Entonces, habia terminado la sesion, se les hacia fotos, y se las dejaba ahí media hora en esa posición para recuperarse, y luego se las devolvian en las jaulas.

Otra de las practicas favoritas era el montado.Teniamos un potro de madera, con un falo negro en el medio, bastante grande, largo, para penetrar bien profundo. Las hembras, se les hacia entrar una por una en la sala del montado, desnudas, con sus tacones, se les ordenaba subir en el falo, y penetrarse en el.Algunas gemian de dolor al principio, pero luego, sino cabalgaban, y a buen ritmo, era cuando empezaban a recibir latigazos de cola de cuero larga, el dolor del latigo podia mas que el del falo, y por tanto, follaban bien el falo, a cambio de no ser azotadas, se les ponia un compas para que siguieran el ritmo de los golpes, normalmente se ponia a 100 pulsaciones por minuto.

Me encantaban, la mayoria eran preciosas, follando ahí arriba, con los pechos anillados moviendose al ritmo de la cabalgada.La follada duraba 10 minutos,luego, se la hacia bajar, y se hacia subir a la siguiente, para que penetrase a ese pene de madera, mojado de los jugos de la hembra anterior.

Otro dia les cuento otras practicas