Gema (2ª Parte)
Para un servidor, hoy en día, no hay nada más excitante y morboso que pescar en corral ajeno... por suerte, hay infinidad de preciosas mujeres en donde la monotonía entro un día en sus matrimonios por la puerta y el amor junto con el deseo salieron por la ventana.
La mayor duda se me presentaba al día siguiente… por norma, las casadas tienen remordimientos por sus infidelidades y no es raro que incluso habiendo disfrutado, intenten apartarte de su vida o simplemente evitarte.
En el caso de Gema fue muy evidente que no sentía el mas mínimo remordimiento, tanto por la radiante sonrisa que me echo nada mas llegar a la puerta de la academia como por lo que paso después durante la clase.
Apenas diez minutos después de tomar asiento, se me acerco inclinándose hacia mi ordenador como si me estaría preguntando alguna cosa del ejercicio del día.
-¿Tienes algo que hacer después de clase?- me pregunto acariciándome el paquete
-¡Pues la verdad es que si, tengo que follarme a una morbosa rubia cachonda con unas tetas xxl!- la conteste pasando una de mis manos por detrás de su cuerpo para magrearla el culo
-¿Y donde te gustaría follartela?- me pregunto con un morboso gesto dibujado en su rostro
-¡Por gustarme, aquí mismo, sobre mi mesa, saboreando sus inmensas tetas!- la conteste mirándola con evidente deseo aquel par de melones
-¡Joder que morbo, solo de pensarlo ya me pongo mala!- me contesto magreandome el paquete con mas insistencia
-¿Llevas puestas las bragas?- la pregunte viendo como sorprendida asentía
-¡Enséñamelas!- añadí, viendo como me sonreía con complicidad antes de girarse sobre la silla para separar las piernas y alzar un poco una de ellas, ofreciéndome muy sonriente una buena panorámica de su entrepierna cubierta por unas braguitas negras
-¡No veo nada, mejor quítatelas!- la dije con una amplia sonrisa de oreja a oreja
-¡Si te crees que me voy a cortar, lo llevas claro!- me contesto
Poco después se levantaba para salir de la clase, sin duda para acercarse hasta los aseos para quitárselas.
-¿Mejor así?- me pregunto nada mas regresar, sentándose en el borde de su asiento y separando las piernas para literalmente enseñarme su rasurado sexo.
-¡Ni punto de comparación!- la conteste justo antes de posar toda mi mano en su entrepierna para acariciarla la raja antes de penetrarla con uno de mis dedos.
-¡No seas cabronazo, así no puedo concentrarme en nada!- me dijo separando aun mas las piernas.
-¡Lo que me gustaría de verdad es comértelo, así, bien caldoso, tiene pinta de estar rico de verdad!- la conteste relamiéndome haciendo que soltara una carcajada y que muchas cabezas se giraran hacia atrás, cerrando de golpe sus piernas antes de colocarse correctamente sentada frente a su ordenador.
La verdad es que la rubia me puso muy cachondo con su actitud claramente provocadora, tanto metiéndome mano cada vez que se me acercaba para preguntarme algo como después, cuando la muy guarra empezó a jugar con su rotulador de subrayar hasta llegar al extremo de metérselo casi por completo en el coño antes de pasármelo para que “probara” el intenso sabor de su sexo.
El descanso apenas duraba media hora pero no dude a la hora de quedar con ella en una conocida tienda de ropa cercana, entrando justo detrás de ella a un probador para ver como la muy guarra tiraba las prendas que había cogido “para probarse” en el mismo suelo donde se arrodillo para sacarme la polla incluso antes de darme tiempo a que cerrara la puerta.
De tener mas tiempo y viendo las ganas que puso al comerme la polla, seguramente no me la habría follado, pero como el tiempo apremiaba, la hice levantarse para ver como ella misma se levantaba la minifalda hasta la cintura y se sacaba sus enormes tetas por encima del sujetador antes de inclinarse apoyando sus manos sobre el espejo que teníamos delante.
Meter mi polla en su coño fue como meterla dentro de algún liquido tan espeso como caliente, alargando mis manos hacia sus tetazas para magrearselas con rudeza mientras empezaba a follarmela, aunque no tarde nada en cambiar una de ellas de ubicación, para posarla sobre su boca y así silenciar sus placenteros gemidos.
El polvo fue tan rápido como intenso, follandola sin pausas ni descansos, de echo pase de preocuparme de que ella disfrutara pues estaba seguro de que la muy zorra, con el calentón que llevaba, se correría mucho antes que yo,
Finalmente se la saque y ella misma se giro para inclinarse y tragarse mi polla casi hasta los cojones, follandome su garganta unos segundos antes de descargar directamente en su garganta.
El resto de la clase fue bastante mas tranquila, en parte porque ambos nos habíamos quitado mutuamente el calentón y en parte porque se había enfadado por no dejarla que se apartara en el ultimo momento, obligándola así a tragarse mi corrida.
Quise darla mis razones, pero su respuesta fue la siguiente…
-¡Si quieres seguir follando conmigo, primera y ultima vez que te corres en mi boca, no te aviso mas veces!- me dijo indignada dando la discusión por terminada.
La verdad es que después del polvo en el probador, no tenia intención de volver a tirármela al salir de las clases, pero viendo su actitud, se me ocurrió la manera de hacerla entender que quizás su postura no era la mas conveniente.
-¿Tienes prisa?- la pregunte minutos antes de salir.
-¡Hoy no, mi marido esta de tarde y no llega hasta la noche!- me contesto dándome así a entender su disponibilidad.
-¡Se me a ocurrido que podíamos ir a alguna pensión, todavía se me hace la boca agua pensando en comerte tu precioso coñito!- la deje caer para ver como reaccionaba.
-¡Si con la lengua eres tan bueno como con la polla, te aseguro que puedes contar conmigo!- me contesto sonriendo de nuevo de oreja a oreja.
Después de clase, mientras ella se pasaba por su casa para ducharse, cambiarse y comer algo, yo alquile una habitación en una pensión y me pase por una cafetería para comerme un par de pinchos y tomarme un café antes de regresar a la pensión para ducharme y esperarla.
Como me imaginaba llego bastante antes de lo previsto y además muy arreglada, especialmente en lo referente al sexi conjunto de ropa interior, con unas diminutas braguitas completamente transparentes y una especie de corpiño que la levantaba sus enormes y desnudas tetas.
Contra todo pronostico, no me costo nada convencerla de que me dejara atarla las manos por encima de su cabeza al somier de la cama, algo completamente imprescindible si quería que mi plan funcionara perfectamente.
Mi boca no llego a las inmediaciones de su coñito, todavía cubierto por las transparente braguitas, hasta después de pasarme un buen rato amasando y devorando sus tetazas, dejándola jadeando y con los pezones duros como piedras.
Las braguitas se las deje puestas un buen rato pese a que ya cachonda perdida, cada dos por tres protestaba y me pedía que se las quitara, siendo justo después de hacerla finalmente caso cuando me ausente durante un minuto para regresar a su lado con un vaso de agua muy caliente entre mis manos.
Sirviéndome del contraste del agua caliente dentro de mi boca, apenas me llevo un par de minutos tenerla prácticamente retorciéndose de placer con el orgasmo ya rondando y las piernas exageradamente abiertas.
-¡Siii.. cabron… siii… me corrooo… me corrooo!- me grito de repente con todo su cuerpo en tensión, momento en el cual, sencillamente aparte mi rostro de su entrepierna
-¡Nooo… joooder… que coño haces… sigue… sigue…!- me grito moviendo las caderas buscando algún tipo de contacto con mi lengua
-¿Cómo que siga? ¿Mientras te corres? ¡Ni loco tía, paso de que me llenes la cara y la boca con tu flujo al correrte!- la conteste sonriendo con toda tranquilidad
-¡Pero serás cabron! ¿De verdad piensas dejarme así?- me pregunto muy sorprendida
-¡Pues si, claro, tu eres la primera que dice que no quieres que nadie se corra en tu boca… si tu no quieres, pues esta claro que yo tampoco!- la conteste cínicamente
-¡Que hijo de p…! ¿Así que es por eso? ¡Venga, desátame las manos que me marcho… desde luego que no me esperaba esto de…!- me estaba diciendo cuando enterré mi rostro entre sus piernas.
De entrada quiso rechazarme y luego resistirse, pero apenas fueron unos segundos, bastando unos pocos lametazos en su inundada raja para que volviera a abrirse de piernas, empezando también de nuevo a gemir de placer.
Durante los siguientes minutos la hice varias veces lo mismo, devorando su sexo hasta que estaba a punto de correrse para detenerme en el momento exacto dejándola a las puertas del ansiado orgasmo en varias ocasiones.
Finalmente, cuando con solo dos o tres lametones era mas que evidente que estaba a punto de correrse, fue cuando no aparte mi lengua de su sexo, lamiendo ya sin detenerme hasta que se corrió tres veces casi seguidas.
Después de soltarla las manos se giro para ponerse a cuatro patas sobre la cama para que me la follara. Tampoco en aquella ocasión me preocupe por ella pues estaba seguro que se correría enseguida pese a los orgasmos que había tenido mientras la comía el coño, de echo, se la saque después de que se corriera únicamente para comprobar si había “captado” el mensaje.
Sentado sobre el borde de la cama, la observe mientras sonriente se arrodillaba para empuñar mi polla y empezar a comérsela con verdaderas ganas mientras alzaba la mirada para mirarme morbosamente a los ojos.
A propósito retire mis manos de su nuca segundos antes de correrme, viendo con gran placer y satisfacción como la rubia se tragaba mi polla hasta los cojones para recibir mi corrida directamente en su garganta, tragándose hasta la ultima gota de lefa antes de sacársela de la boca para seguir lamiéndomela hasta que perdió todo su vigor.
Nuestra relación duro exactamente el mismo tiempo que duro el cursillo, tres meses, durante los que seguimos quedando para follar entre tres y cuatro veces por semana, pues era realmente insaciable.
Con la divorciada profesora la relación se alargo durante unos seis meses mas, el tiempo que tardo en encontrar a alguien para una relación de pareja.
En cuanto a Gema hemos coincidido dos veces, las dos de madrugada y las dos acompañada del mismo tío, no se si seria su marido o una nueva pareja, pero en ambas ocasiones me la termine tirando, una vez en unos aseos y la otra en la calle únicamente por morbo y por recordar “viejos tiempos”.