Gema (1ª Parte)

Para un servidor, hoy en día, no hay nada más excitante y morboso que pescar en corral ajeno... por suerte, hay infinidad de preciosas mujeres en donde la monotonía entro un día en sus matrimonios por la puerta y el amor junto con el deseo salieron por la ventana.

Hace unos pocos años, tras quedarme en el paro y no quedarme sin hacer nada, pensé que seria una buena idea seguir formándome, por lo que me apunte para hacer un cursillo de informática a nivel básico, pues por aquel entonces sabia muy poco de informática.

Por aquel entonces, después de apuntarte, te llamaban para hacer la selección de los pre-candidatos… no sabría decir cuantas personas estábamos allí reunidas, quizás entre 40 o 50, pero aun así, entre todas aquellas personas, solo me fije en una chica… una rubia de pelo largo y ojos azules con unas bonitas piernas y unas tetas tamaño xxl que por puro azar se había sentado justo enfrente de mi y a la que, por supuesto, no quite el ojo de encima durante toda la reunión.

No se que baremo siguen para decidir quienes hacen los cursos y quienes no, pero la cuestión es que resulte ser uno de los 20 seleccionados, recibiendo la notificación junto con la fecha, la hora y el lugar donde comenzaría el curso.

Como no era el primer curso que hacia entre a la academia casi veinte minutos antes de la hora de inicio simplemente para coger un buen sitio en la ultima fila del aula. Poco a poco se fueron llenando los espacios hasta que en el ultimo momento solo quedaron dos libres, uno de ellos, justo a mi lado.

Fue entonces cuando entro la rubia en la que me había fijado durante la preselección… en vez de mirarla como seguramente estaban haciendo todos los compañeros del curso, clave mi mirada sobre la pantalla del ordenador ignorándola, evitando una triunfal sonrisa cuando la rubia se sentó en el ordenador de al lado.

-¡Hola, me llamo Gema!- me saludo nada mas tomar asiento

-¡Encantado, yo soy Manu!- la conteste evitando mirarla sus enormes tetazas y concentrarme en su agradable rostro

Después llego una charla de la profesora que impartía el curso, seguidamente paso lista y después, uno a uno, nos fue preguntando a todos sobre nuestro nivel de informática y otros datos, siendo en aquel momento, cuando la pregunto a la rubia, cuando me entere de que tenia 28 años y de que estaba casada desde hacia casi cinco años. Tras aquella información mi interés por ella subió hasta el primer puesto, superando incluso a la profesora pese a que tenia todo un polvazo…

Yo creo que durante nuestras vidas se nos presentan muchas oportunidades en diferentes campos y que todos tenemos las opciones de aceptarlas o simplemente evitarlas, en mi caso, nunca rechazo la oportunidad de, al menos, hacer todo lo que este en mi mano para conseguir el objetivo que me propongo y mis objetivos durante aquel curso no fueron otros que intentar follarme tanto a profesora como a la rubia casada que se había sentado a mi lado, sin saberlo, para el resto del curso.

Estar cerca de la rubia y no mirarla las tetas era una misión imposible, pese a que me lo propuse desde el primer día… además, ella no “ayudaba” precisamente poniéndose aquellos escotazos que realzaban, y de que manera, aquella zona de su anatomía.

Ya el segundo día del curso, al menos me sorprendió tres o cuatro veces con la mirada perdida entre sus tetas, pero para mi sorpresa, y por sus sonrisas, no pareció que la importara mucho.

-¡Lo siento, no pretendo molestarte, pero joder, la mirada se me va sola!- la deje caer durante el primer descanso mientras echábamos un cigarro

-¡No pasa nada, ya estoy acostumbrada, a veces pienso que no tengo ni cara!- me contesto con ironía.

-¡Pues si que la tienes y muy bonita por cierto, sobre todo los ojos, si no te molesta que te lo diga!- la conteste sin cortarme

-¡No... no… para nada, es mas, se agradece, al menos hay alguien que se fija en algo mas que en mi delantera!- me dijo sonriéndome

-¡Venga ya, seguro que tu marido aprecia el tesoro que tiene al lado!- la conteste para saber en que estado estaba su relación

-¡Mejor dejamos de tema!- me contesto muy seca cambiando por completo la expresión de su rostro, señal de que su matrimonio no marchaba como ella habría deseado

Tenia muy claro que para conseguir algo de la rubia tendría que currármelo pues casi siempre resulta muy complicado llegar a “algo” con una casada, incluso con las que, como la rubia, se sienten claramente menospreciadas por sus maridos.

En cambio con la profesora, una divorciada de 36 años, la cosa fue muy rápida… la invite a cenar el tercer día del cursillo y la segunda copa ya la tomamos en su casa. Por la mañana, después de desayunar juntos en su cama, volví a tirármela mientras nos duchábamos, no seria aquella la ultima noche que pasaría en su casa.

Con Gema, la cosa fue lenta pero segura, en poco tiempo cogió mucha confianza conmigo y mas teniendo en cuenta que nos ayudábamos mutuamente durante el tiempo que pasábamos en el aula. Después, durante los descansos, también estábamos juntos, ya fuera fumando un cigarro o tomando un café, casi siempre con mas compañeros del curso.

-¡Le gustas!- me soltó un día mientras fumábamos

-¿Qué le gusto? ¿A quien?- la pregunte aun sabiendo ya la respuesta

-¡A la profesora, solo hay que ver como te mira y como te habla!- me contesto Gema sonriendo de oreja a oreja

-¡Na, no creo que sea su tipo. además, aunque fuera así, pasaría de ella!- la conteste mintiéndola descaradamente

-¡Pues no te entiendo tío, estas soltero y ella creo que divorciada, no creo que a ninguno de los dos os vendría mal echar un polvete… sobre todo a ella!- me dijo con evidente malicia

-¡Puede ser… el problemas es que cuando me gusta ya alguien, no suelo fijarme en terceras personas!- la conteste serio

-¿Qué te gusta alguien? ¿Esta haciendo el cursillo? ¡Venga, dime quien es, soy una buenísima celestina!- me dijo haciendo muecas para animarme

-¡Tu sabes perfectamente de quien te hablo!- la conteste mirándola fijamente a los ojos… por supuesto que me entendió enseguida, pues se puso algo colorada antes de bajar la vista.

Después de haber echado descaradamente el anzuelo aquella mañana durante el descanso para fumar, espere un par de días para ver si ella sola entraba al cebo o tendría que volver a mover ficha, que fue finalmente lo que ocurrió.

Mi siguiente movimiento, el mas audaz, fue a ultima hora en clase, pero antes me la trabaje un poquito durante los tres descansos, mirándola en varias ocasiones descaradamente para que me pillara a propósito además de decirla lo guapa y sexi que estaba aquel día.

Ya en el aula, espere pacientemente hasta que Gema me planteo una duda que tenia sobre el ejercicio que estábamos haciendo, algo que se repetía a diario en bastantes ocasiones… como siempre me acerque a ella, con la única diferencia de que en aquella ocasión, además de coger el ratón de su ordenador con una mano, pose la otra mano tan directa como aparentemente inocentemente sobre uno de sus muslos mientras la explicaba sobre lo que me había preguntado mirando directamente hacia la pantalla de su ordenador.

Solo tenia que hacer una cosa tan simple como cogerme de la mano y apartármela de su muslo, solo eso, pero no lo hizo. Cuando termine la explicación y gire mi cabeza para mirarla, me quedo claro que no había prestado ninguna atención a mis palabras, notando claramente en su expresión no una duda, si no una clara determinación mientras posaba una de sus manos sobre la mía, pero no para apartármela, si no para apretármela contra su piel.

Naturalmente que no deje pasar aquella oportunidad pues podía ser solo un momento de debilidad pasajero. De estar solos, la habría comido la boca y la habría metido mano, pero rodeados de los compañeros y con la profesora que ya me estaba follando desde hacia unos días por allí rondando, hice lo único que podía hacer, mirarla fijamente a los ojos antes de desviar la mirada a sus tetazas al tiempo que deslizaba mi mano en sentido ascendente por su muslo, viendo como llenaba sus pulmones de aire al tiempo que separaba las piernas.

La maniobra, pese a las apariencias, no resultaba nada sencilla, de echo, para llegar hasta donde los muslos pierden su nombre tendría que contar con su colaboración, pues no bastaba con que se abriera un poco de piernas, si realmente deseaba que llegara hasta el fondo tendría que moverse y sentarse prácticamente en el borde de su asiento, cosa que hizo por iniciativa propia reteniendo mi mano contra la cara interior de su muslo.

Sin ninguna oposición por su parte y tras adoptar la postura adecuada, que mi mano llegara hasta el lugar deseado solo fue una cuestión de tiempo. Podía haberla metido mano inmediatamente después, pero sencillamente no quise darla aquel placer, haciéndoselo desear cada vez mas moviendo mi mano muy lentamente para ver como su respiración se aceleraba claramente cuando mis dedos rozaron el elástico de sus bragas, viendo como separaba las piernas al máximo que la tela de su minifalda la permitía.

Para cuando mis dedos se posaron sobre su entrepierna, la tela de sus bragas estaba ya completamente húmeda, viendo como nada mas empezar a acariciarla la raja por encima de la fina tela de sus bragas, todo su cuerpo se tensaba y sus ojos se cerraban completamente incapaz de mantenerlos abiertos al tiempo que apretaba los labios con fuerza para que ningún sonido brotase de su garganta y evitar así alertar al resto de compañeros.

No me habría costado nada hacer que se corriera allí mismo, pero mis intenciones iban mucho mas allá de hacerla un dedo a una zorra casada en un aula llena de personas.

-¡No pares ahora!- me susurro extrañada cuando deje de acariciarla sin retirar mi mano

-¡Quiero que te corras con mi polla, no con mis dedos!- la conteste mientras volvía a deslizar mis dedos por su húmeda rajita

Durante el resto de la clase, unos 45 minutos mas o menos, no retire mi mano de su entrepierna en ningún momento, acariciándola de vez en cuando y cada vez menos a menudo a fin de que no se corriera y de mantenerla cachonda hasta el final de la clase.

-¡Espera hasta el final y sal la ultima, te esperare al lado de la puerta de los aseos!- la susurre dos minutos antes de que terminara la clase, viendo como simplemente asentía con la cabeza

Incluso sin llegar a correrse y con el calentón que llevaba, la note claramente dudar si entrar o no en el largo pasillo que llevaba hasta la zona de los aseos donde la esperaba.

-¡No se… no esta bien… mi marido…!- me empezó a decir nada mas llegar a mi altura

Desde luego que no la deje que se lo pensara mas. Tras empujarla con firmeza contra una pared, mi lengua se deslizo dentro de su boca con la misma rapidez que una de mis manos bajo su minifalda, ladeándola las bragas para acariciarla directamente el coño durante unos pocos segundos antes de hacerla entrar en uno de los reservados.

Dentro del reservado, inclinada sobre la tapa del wc, con la mini levantada y las bragas por los tobillos, no se volvió a acordar de su marido mientras separaba las piernas y menos aun después de metérsela hasta los cojones con un único y violento golpe de caderas, bastándome dos pollazos para que la muy guarra se corriera intentando sin mucho éxito que ningún placentero gemido brotase de su garganta.

Mientras dejaba que se recuperara, la desabroche el sujetador para prácticamente empezar a amasar sus enormes tetazas antes de cerrar mis manos en torno a ellas para seguir follandomela hasta conseguir que se volviera a correr minutos mas tarde. Tras sacársela, se giro para sentarse sobre la tapa del wc antes de tragarse mi polla y comérmela hasta justo el instante de correrme, sacándola de su boca para que me corriera sobre sus enormes tetazas.